La fotografía como afición y otras artes visuales

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Recomendaciones semanales - del 11 al 19 de marzo de 2017

Aunque formalmente no estamos en primavera todavía, no hemos llegado al equinoccio astronómico que será mañana día 20 de marzo a las 10 horas y 29 minutos de la mañana, el tiempo ya es primaveral en Zaragoza. Por ello, cuando este sábado por la mañana decidí dar un paseo relajante que me llevó por el Parque de Grande de Zaragoza, opté por coger un equipo para macrofotografía. Para empezar a acercarme fotográficamente a las pequeñas plantas y flores que aparecen ya en estas fechas.

Además del habitual Pentax SMC-A Macro 100/4 que suelo llevar con la Pentax X-S1, y que me ha dado ya varias satisfacciones, llevé otro objeto y objetivo. Hace unos días hice reordenación de equipos fotográficos, especialmente del más antiguo y del dedicado a la película tradicional, como ya os mostré. Y me apareció por ahí un anillo inversor para montura Pentax K. Esto es, un anillo que por una cara tiene la montura de bayoneta de Pentax y por el otro una rosca de filtro, en este caso de 49 mm. Esto sirve para montar un objetivo del diámetro de filtro adecuado de forma invertida, y de ese modo alcanzar notables ratios de aumento en fotografía macro. Para usarlo me llevé el Pentax SMC-A 35/2,8. No tenía muy claro cómo me saldrían las fotografías con este último montaje, y además la cámara me hacía cosas raras a la hora de medir la luz. Pero creo que al final me hice con ella. Os iré poniendo fotos mientras os hablo de las recomendaciones de hoy.

Porque os hagáis una idea de la ampliación, el sensor APS-C de las Pentax digitales tiene unas dimensiones de 23,5 x 15,7 mm. Pues bien, en eso 23,5 mm podemos encajar un objeto de unos 19 mm. Es decir, la escala de reproducción es aproximadamente de x 1,24. Con el 100/4 macro y la lente de aproximación de Cosina que uso con el mismo llego a x 1. Eso sí, el 35 mm con el anillo inversor tiene una distancia mínima de enfoque minúscula. Estás a unos cuantos centímetros del objeto. Mucho más favorable la del 100/4.

Vamos ya con las recomendaciones. En Iconic Photos nos han mostrado algunas de las fotografías de la llamada masacre de Pančevo en la antigua Yugoslavia, tomadas por Gerhard Gronefeld (traducción en Google Translate de la página de la Wikipedia en alemán sobre el fotógrafo), que tomaba fotografías para un periódico del ejército alemán, y que ocultó durante más de 20 años. Los alemanes siempre han defendido que los criminales fueron los nazis y no todo el pueblo alemán. Y que el ejército alemán, la Wehrmacht, no cometía crímenes de guerra, que eso era cosa de las SS. Pero estas fotografías mostraron al mundo que eso no fue así. Aun hoy en día, estas fotografías levantan ampollas entre los veteranos del ejército alemán, sus familias, y los actuales militares alemanes. Pero ahí está el documento. 18 hombres, civiles, fusilados, y otros 17 hombres y una mujer ahorcados. Fue una represalia contra la población civil por la muerte el día anterior de un soldado alemán en combate contra los partisanos.

Más amable es la noticia de L'Oeil de la Photographie que nos permite conocer la colección de Marcel Thomas. Este fue un fotógrafo aficionado, cuyo principal interés era ir a la caza de famosos. Y se hizo con una notable colección de retratos de gentes del mundo del cine sobre todo, que luego ampliaba en las modestas copias de 6 x 9 cm en blanco y negro. Las delicias de los fotógrafos aficionados y a veces desconocidos.

Hace ya unos años compré un libro del holandes Ed van der Elsken, Love on the Left Bank, sobre la bohemia de la orilla izquierda del Sena a su paso por París. Pero lo tenía relativamente olvidado. Hace unos días, en Lomography Magazine publicaron un artículo que recordaba su obra, y quedé especialmente prendado de la fotografía de la muchacha en el metro de Tokio. Ya la conocía, pero últimamente no se me va de la cabeza.

Organizada la actividad por la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) de la que soy formalmente socio desde hace un mes, aunque mantenía relación con algunos de sus integrantes desde hacía un tiempo, asistimos unos cuantos a la exposición en la galería Spectrum Sotos del fotógrafo Eduard Olivella, bajo el título Imatges Cosides (Imágenes cosidas). Grandes transparencias realizadas con imágenes apareadas, los retales de los carretes de diapositivas que quedan en los extremos cuando se revelan, y que se montan para que el espectador imagine una historia a partir de las mismas. Guiada y comentada por Julio Álvarez, dueño de la galería. Un placer.

Hace unos días os hablaba del documental Refugee que había podido ver unos días antes en Netflix. Uno de los fotógrafos participantes en la iniciativa es el senegalés Omar Victor Diop. Pues bien, casualmente esta semana hemos tenido oportunidad de ver en L'Oeil de la Photographie algunas de sus fotografía de su Project Diaspora. En ella critica los tópicos con los que se ve en occidente a las personas originarias de África, a través de unos retratos coloridos, vestidos con indumentarias imposibles.

A principios de enero, comentando una serie de libros, mencionaba de pasada que un tiempo atrás adquirí un pequeño librito de una editorial independiente y muy modesta. Se trataba de Føroyar del belga Kevin Faingnaert, un fotógrafo que ha aparecido ya varias veces por estas páginas sin ser muy conocido. Pues bien, este trabajo en el que Faingnaert nos mostraba el paisaje y las condiciones de vida en las remotas islas Faroe ha merecido el premio de fotografía Zeiss 2017. Lo cual me parece muy bien, porque la verdad es que me parece un trabajo que me gusta mucho. Con una forma de entender el paisaje, el retrato y el reportaje documental que se aleja de las modas actuales que se difunden por internet, pero con virtudes estéticas y éticas notables.

En un tono de fotografía también contemporánea, me han interesado los retratos de Alexandra Polina en nos han mostrado en Creative Boom, y que también intentan luchar contras los prejuicios existentes en una sociedad occidental como la de Alemania sobre la imagen y las forma de ser de las minorías, de las personas que se han instalado en el país procedente de otras culturas. Retratos conceptuales, muy dignos, en un elegante formato cuadrado.

También muy curiosas e interesantes las fotografías de la taiwanesa Cielo Yu (es su página en Flickr, donde también hay mucho relleno sin interés, como en su Instagram; también podéis seguirla en Facebook). Nos las han mostrado en Artnau, y son retratos nada convencionales en lugares por otro lado sumamente convencionales. Modelos siempre o casi siempre femeninos, siempre parcialmente ocultos.

No me acordé, o no me dio tiempo, ya no me acuerdo, de comentar la semana pasada el número 96 de marzo de 2017 de Fraction Magazine. Pues vamos hoy, destacando tres de los cuatro porfolios habituales.

El trabajo Hamara Ghar (Our Home) del nortemericano de origen indio musulman Saleem Ahmed, reflexionando sobre el concepto de hogar, el desarraigo y la aculturación.

Con un estilo distinto, pero con reflexiones no muy distantes está el trabajo A Form of View de Yoav Friedlander, que se define como israelí americanizado.

Y por último el trabajo An Aesthetic del japonés Junya Suzuki, que reflexiona sobre el sentido estético conocido como wabi-sabi, en el que se prefiere en general las cosas mundanas e imperfectas frente a lo espectacular, el silencio frente a la elocuencia y el gritería, y la quietud frente al movimiento. Él lo considera como un sentido estético más profundo que el entorno eternamente cambiante en el que vivimos.

Terminaré con algo que no es fotografía,... aunque maneja un concepto relacionado. No recuerdo la fuente, pero llegué hace unos días a un cortometraje de animación en Vimeo que se titula Astigmatismo. El astigmatismo es una de las aberraciones ópticas primarias, monocromática, que afecta a los sistemas ópticos, entre ellos nuestro ojo y los objetivos de nuestras cámaras fotográficas. Supone una pérdida de la nitidez en el objeto enfocado, por una deformación de los puntos que se enfocan, que se reproducen como pequeños segmentos lineales. En este corto de animación juegan con la idea de un niño con astigmatismo que pierde sus gafas y tiene que explorar un mundo borroso que se le hace desconocido y poblado de caracteres extraños. Os lo dejo puesto.

Refugee - Documental sobre cinco fotógrafos trabajando con refugiados

El problema de los refugiados, personas desplazadas de sus hogares por motivos bélicos o políticos, también por causa de la pobreza o el hambre, ha sido una de las costantes de la historia del siglo XX y en estos principios del XXI, probablemente en escalas mucho más importantes que en otros tiempos de la historia, aunque los desplazamientos más o menos masivos de poblaciones se han registrado a lo largo de toda la historia.

Han sido muchos los fotógrafos que han trabajado y documentado el tema, creando imágenes que en muchas ocasiones se han considerado un icono de una época, un conflicto o una situación. La actual situación de conflictos en el mundo, especialmente, aunque no sólo, en el mundo islámico, sumado al reforzamiento de las derechas populistas, generalmente racistas o xenófobas, la crisis financiera de 2007/2008 cuyas consecuencias todavía se arrastran y otros factores han hecho que en los últimos años las noticias sobre los problemas de los refugiados encabecen con frecencia los programas de noticias de los medios de comunicación.

Para ilustrar la entrada de hoy, algunos lugares de la Europa actual, que hoy se muestran reticentes a la solidaridad con los refugiados y cuyas poblaciones lo fueron en su momento. Potsdamer Platz en Berlín.

Recientemente se estrenó en la cadena de vídeo bajo demanda Netflix un corto documental, Refugee, de 23 minutos de duración, que se realizó con motivo de una exposición colectiva en The Annenberg Space for Photography en la ciudad de Los Ángeles, que se celebró entre el 23 de abril y el 21 de agosto de 2016.

Traduzco a continuación libremente la nota de prensa que se publicó con motivo de la misma, y que servirá para comentar el contenido del documental. El cortometraje sigue las andanzas de cinco fotógrafos de fama internacional que fueron encargados por la Fundación Annenberg para realizar fotografías de personas desplazadas en los cinco continentes de cara a la exposición que hemos mencionado.

Trincheras de la guerra civil española en la sierra de Alcubierre.

Lynsey Addario, de quien os hablé hace unos días a propósito de su libro autobiográfico, cubre los problemas de los musulmanes rohinyá, minoría religiosa desplazada de sus hogares en Birmania, país de mayoría budista. ¿No habíamos quedado que los budistas eran buena gente y muy pacíficos y tolerantes? ¿No es eso lo que nos vende el dalai lama?

Omar Victor Diop, fotógrafo de moda senegalés, ha fotografiado retratos de mujeres de la República Centroafricana que han huido con sus bebés al vecino Camerún.

La mejicana Graciela Iturbide, una de las más destacadas continuadoras de la excelente tradición de fotógrafos documentalistas de ese país, con obra en muchos de los museos de arte moderno más conocidos en el continente americano, ha documentado las familias de desplaciados internos de colompia, que huyen de la violencia de los conflictos con las guerrillas y con los cárteles de la droga.

Cementerio de judío de Praga.

Martin Schoeller, conocido por sus intensos retratos en primer plano de destacados líderes políticos y otras figuras destacadas del mundo de la cultura y de las artes, retrata a los refugiados reasentados recientemente en los Estados Unidos.

Y el británico Tom Stoddart sigue los pasos de los refugiados de Oriente Medio que a través de Turquía llegan a Europa a través de las islas griegas del Egeo, pasan por el infierno de los Balcanes, donde quedan frecuentamente en tierra de nadie, para finalmente llegar a Berlín.

Estación de ferrocarril de Budapest Keleti.

Como narradora actúa la actriz australiana Cate Blanchett, que entre otras actividades filantrópicas, desde 2016 es embajadora de buena volunta de ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados.

El documental, como ya he dicho antes, tiene una duración de sólo 23 minutos, en los cuales poco se puede profundizar en el tema. Y evidentemente tiene un tono complementario a unas fotografías de las cuales aparecen algunos ejemplos, pero que como conjunto expositivo suponemos más ricas. Pero nos da una idea, aunque sea somera, de la forma de trabajar de estos fotógrafos. Es además dinámico, y con imágenes que no dejan indiferente, aunque la imaginería del problema de los refugiados y poblaciones desplazadas en general haya empezado a saturar las sensibilidad, por otra parte lábiles, de la población privilegiada del mundo occidental. Que tampoco hace tantas décadas que sufrieron en sus propias carnes las sensaciones de ser refugiados. Por lo tanto, es un documental recomendable, tanto para el aficionado a la fotografía como al que no. Que nunca sobran este tipo de producciones.

Esta fotografía no es actual, es de la ciudad de Zagreb en 1993, en plena guerra de los Balcanes, donde las mujeres rezan en las capillas por sus hijos, hermanos o maridos en el frente o desaparecidos.