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Agfa Synchro Box - ¿Por qué usar hoy en día un cámara de cajón?

En 1888, George Eastman registró la marca Kodak y diseñó y lanzó al mercado una sencilla cámara, como un cajón, con un rollo de película incorporado en el que se podían hacer 100 fotografías circulares, con un sencillo menisco como objetivo, con el lema "usted apriete el botón, nosotros hacemos el resto". Se trataba de extender el uso de la fotografía, reservado hasta ese momento a equipos aparatosos y profesionales o aficionados con posibles, a todo el mundo. O por lo menos a una parte más amplia de la sociedad.

En 1900, Eastman Kodak lanza al mercado la primera de muchas cámaras que llevarán el nombre de Kodak Brownie. La ventaja con respecto a las anteriores era su bajo costo, y la posibilidad de cambiar el rollo de película sin necesidad de entregar todo el aparato para su recambio en fábrica o en un taller especializados. El propio aficionado podía cambiar el rollo con facilidad. Distintos formatos de película fueron usados a lo largo del tiempo:117, 127, 120, 620... incluso el diminuto 110 tuvo su Brownie.

En 1902, por ejemplo, se lanzó al mercado la Kodak Brownie Nº 2, que estuvo en el mercado hasta 1935, y que en lugar de las fotografías cuadradas de su antecesora proporcionaba las más grandes alargadas del formato popularmente conocido como 6 x 9. Durante muchos años, en una campaña con un componente indudablemente sexista, se popularizó el concepto de las Kodak Girls, puesto que estas cámaras eran tan sencillas que hasta una mujer joven, una chica, las podía usar. Y fue una campaña con éxito. Os dejo a continuación un ejemplo de cómo una de estas "chicas Kodak" que viajaba a borde del Carpatia fotografió las consecuencias del hundimiento del Titanic con una Brownie Nº 2 pocas horas después de la catástrofe.

No tenía hasta el momento ninguna cámara de estas en mi pequeña colección de cámaras para película tradicional. Me refiero al concepto, la cámara sencilla de cajón, y la forma. No a una marca en particular. Es fácil encontrar Brownies de los años 50 y 60 en los mercadillos y rastros, pero con el inconveniente de que Kodak optó en su momento por el formato 620 de película, muy similar al 120, pero que sólo ellos comercializaron. Así que hoy en día no funcionan si no es con adaptaciones molestas de los ejes de avance de la película.

El caso es que hace unas semanas me encontré con una oferta interesante. Una Agfa Synchro Box de los años 50, en estado impecable, con bolsa e instrucciones originales por poco más de 20 euros. Os la presento.

Con una bonita decoración art decó, tenemos una caja de metal, con un objetivo que es un simple menisco que equivale aproximadamente a una focal de 105 mm. La cámara carga película de formato 120, para 8 negativos de aproximadamente 56 x 88 mm. Grandes y poderosos. Hay dos visores, una para el formato vertical y otro horizontal, que dan un aspecto de "ojos" al frontal de la cámara, que producen una imagen invertida y que convierte el acto de encuadrar la fotografía en un arte relativamente impreciso.

Tiene un sistema deslizante de tres aperturas. Un amplia que puede estar entre f/8 y f/11, otra reducida que sería entre f/11 y f/16, creo que el manual dice que es f/16, y otra similar a la primera pero con un filtro amarillo, útil como veremos para aumentar el contraste en fotografías en blanco y negro.

Dispone de un obturador con una única velocidad de obturación, que hay quien sitúa en 1/50 segundos, pero dada la facilidad con la que se producen las fotografías trepidadas si no tienes cuidados, es muy probable que esté más bien en los 1/30 segundos. Por lo tanto, el disparo es una operación delicada. Tiene también posición B, para exposiciones prolongadas, rosca para cable disparador, que yo recomiendo usar porque hace que haya menos probabilidad de trepidación, y un par de roscas para montar el trípode.

El objetivo, que como he dicho es un menisco, muy sencillo, tiene todo tipo de aberraciones, y por lo tanto la nitidez es baja. Probablemente sufre dosis apreciables de aberración cromática, esférica y astigmatismo. La calidad en las esquinas es terriblemente mala. Y las esquinas empiezan mucho más cerca del centro de lo que estamos acostumbrados con el material moderno.

El foco es fijo, se supone que está pensado para un enfoque en la hiperfocal, con nitidez entre 3 metros e infinito, siempre que contemos con ampliaciones pequñas de las fotografías. Con casi 6 x 9 cm de negativo, muchas de estas fotos se positivaban por contacto, y por lo tanto la nitidez resultaba aceptable para una foto que se podía llevar en la cartera.

El contraste es limitado, y la resistencia al contraluz floja, pero superior a lo que yo pensaba.

El primer carrete con el que la he usado fue un Ilford XP2 Super de 400 ISO que tenía suelto por casa, y que para no perder tiempo revelé con un procesado típico de blanco y negro en Kodak HC-110 a pesar de estar pensado para el procesado C-41 similar a la película cromógena de negativos en color. En un día de sol radiante, el resultado fueron negativos extraordinariamente densos, pero que se escanearon sin problemas en el Epson Perfection Photo V600. Aguantan lo que les eches estas películas, especialmente si te "equivocas" del lado de la sobrexposición.

Otra cuestión a tener en cuenta es que hay que acordarse de pasar la película, porque si no el riesgo de dobles exposiciones es muy alto. Me ha pasado en dos ocasiones. Si luego, por azar, los resultados quedan simpáticos o no, es otro cantar.

Como el socarrón de los negativos con 400 ISO fue excesivo, hice otra prueba con película Ilford FP4+ de sensibilidad nominal 125 ISO. Hay que tener en cuenta que en la época en que se fabricó esta cámara, los años 50 del siglo XX, la sensibilidad habitual de las películas estaba en torno a los 50 ISO. Por lo tanto, con un diafragma f/16 y obturación de 1/30-1/50 segundos, es lo adecuado para exponer a pleno sol. Con la posición en filtro amarillo, la pérdida de luz por el filtro se compensaba con el mayor diámetro de la apertura. Y con la máxima apertura sin filtro amarillo era una posición idónea para fotografiar con nubes. En interiores, se podía usar flash, tiene un contacto para sincronizar, es la especificidad de este modelo, el más avanzado en cámaras de cajón, o la posición B del obturador.

En la prueba con la FP4+ realicé la misma foto, en un día de sol radiante, en dos posiciones. Con la apertura cerrada al máximo, o con la apertura con filtro amarillo. Según las instrucciones de la cámara, se debería esperar una mayor nitidez de las fotografías con la apertura cerrada al máximo. Por el aumento de la profundidad de campo. Pero lo cierto es que no he notado mucha diferencia, salvo quizá en algún objeto situado en primer plano, y el mayor contraste que produce el filtro amarillo hace que haya preferido sistemática esta versión de las fotos, que son las que os pongo aquí de preferencia. Sólo la del muñeco de las letras corresponde a la versión de apertura mínima.

La nitidez es muy baja. Las fotografías son aprovechables sólo con ampliaciones muy limitadas de las fotografías. Ni pensar que por el hecho de tener un negativo de 6 x 9 vamos a poder ampliar a lo grandes. Se pondrían muy de manifiesto todas las aberraciones del sencillo menisco que tiene como objetivo. Además, encuadrar correctamente es difícil, por lo que para que las fotos aparezcan correctamente equilibradas hay que recortar y enderezar una vez digitalizadas.

¿Qué sentido tiene por lo tanto usar una de estas cámaras? Pues el de despojarse de todo lo superfluo para fotografiar con lo esencial, como un ejercicio de creatividad en el que tienes que pensar cómo conseguir una imagen que pueda tener su interés dadas las limitaciones inherentes de la cámara. Estamos demasiado acostumbrados a cámaras que hacen tan sencillo hacer la foto que eso hace que el número de fotografías absolutamente banales que realizamos es enorme. Con una cámara así, con sólo ocho disparos por carrete y teniendo que trabajar en contra de los limitaciones del aparato, estamos obligados a pensar. Y a crear. Ted Forbes lo explica mucho mejor que yo en el vídeo que os dejo para terminar. Eso sí. Sólo lo tengo en inglés. Y que traducido se titula "El reto de las cámaras baratas".