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Desempolvando el teleobjetivo para fotografiar aves - Canon EF 200/2,8L USM con duplicador

Hace ya casi dos semanas de esta experiencia. En algunos grupos de fotografía de los que funcionan en Zaragoza se lanzó la invitación para pasar la mañana de un domingo recorriendo las riberas del río Ebro en la zona de lo que fue la Exposición Internacional 2008 y el Parque del Agua, con el fin de observar las evoluciones de las aves que abundan por allí. De antemano, quiero disculparme por no esforzarme en identificar las aves fotografiadas, puesto que es un tema en el que tengo grandes lagunas, y prefiero no etiquetarlas como especie antes que meter la pata.

Las aves son animales pequeños, muy móviles y, además, escurridizos, con carácter general. Aunque estemos hablando de algunas que por tener su hábitat en un entorno semiurbano, puedan estar más acostumbradas a la presencia del ser humano, que otras. O a lo peor, por eso son más escurridizas. En cualquier caso, si nunca me he lanzado a este tipo de fotografía, que tan bellos resultados puede proporcionar, es porque siempre he reconocido que es necesario tener un conocimiento previo de las especies y sus comportamiento para no depender demasiado del azar a la hora de conseguir una buena fotografía.

El equipo que me llevé fue el de la Canon EOS 5D Mark II con dos objetivos. Uno para tomas generales, no relacionadas con las aves en principio, un polivalente 35 mm. Además, uno con solera; el Asahi Pentax S.M.C. Takumar 35 mm f/2, con un adaptador M42-EF para poder usarlo con una cámara de la serie EOS de Canon. El otro, el que realmente cogí para fotografiar las aves si la cosa se daba bien, el Canon EF 200/2,8L USM II, con el duplicador Canon EF Extender x2, con el fin de conseguir una focal efectiva de 400 mm y una apertura máxima f/5,6.

Yo no soy fotógrafo de teleobjetivos habitualmente. Para lo que hago habitualmente, las focales cortas son más eficaces y proporcionan puntos de vista más interesantes. Como digo siempre, cuando voy de viaje y llevo un teleobjetivo, la mayor parte de las veces desecho las fotografías tomadas con focales superiores a los 100 mm (en equivalente al formato 24 x 36 mm),... por aburridas.

Por lo tanto, nunca me he preocupado por disponer de teleobjetivos muy potentes. El 200 mm de Canon me pareció oportuno en su momento por su elevada calidad y por lo barato que me costó de segunda mano. El duplicador también lo compré de segunda mano, y por ser la primera versión que hizo Canon para la montura EF de enfoque automático estaba también a un precio muy inferior a los más modernos y los de primera mano. Aunque se supone que no es tan bueno o nítido como los actuales, la verdad es que cuando lo he utilizado nunca he tenido queja de la calidad de las imágenes, que ha dependido más de mi habilidad para conseguir un enfoque adecuado y evitar la trepidación que de otra cosa.

La duda es si estos 400 mm serían suficientes para hacer fotografías interesantes. Hay que decir que íbamos de paseo. Que no nos íbamos a apostar en ningún lugar escondidos a que se acercasen las aves a poca distancia. Implanteable.

Lo cierto es que la focal de 400 mm, es estas condiciones que he descrito, se queda corta. Para fotografiar, utilicé la máxima apertura que me permitía la combinación de teleobjetivo más duplicador, f/5,6, y ajusté sensibilidades relativamente altas. Bueno... no mucho. Que con la cantidad de luz que había, con ISO 400 se podían conseguir velocidades de obturación de 1/1600 segundos para la apertura máxima de f/5,6.

De hecho, casi tendría que haberme animado a cerrar un paso el diafragma, porque aunque la nitidez es buena con esta combinación de ópticas, el viñeteo es un poco acusado. Aunque se puede corregir sin muchos problemas en el procesado posterior.

También hubo algún momento para apuntar a algún bicho volador bastante más pequeño.

Bueno. El caso es que para conseguir ver con cierta presencia en el encuadre el "bicho" que tocase en cada momento, ha sido recortar el fotograma en prácticamente todos los casos. Por lo que los 21 megapíxeles de la 5D Mark II se han quedado reducidos notablemente. De hecho, igual hubiera sido mejor haber desempolvado la EOS 40D, que aunque sólo tiene 10 megapíxeles, el factor de recorte de su sensor APS-C, hubiese compensado. No sé. Quizá sí, quizá no.

La mañana estuvo muy bien. Fue muy agradable. Conocí a gente nueva. Y el ambiente fue estupendo. Pero obviamente la fotografía de aves implica una dedicación y una planificación mucho más exigente. Una pregunta que me hice es si merecería conseguir un buen teleobjetivo para mi reciente Panasonic Lumix G9. Teóricamente, podría montarle algunos de los que tengo con un adaptador. Pero olvidándonos por completo del enfoque automático. Que bien muy bien, utilizado con talento, y en modo de enfoque continuo. Es mucho dinero para un uso esporádico. Es cierto que hay objetivos como el nuevo Panasonic Leica DG Vario-Elmarit 50-200 mm f/2,8-4 Asph. Power O.I.S. (¿no podrían tener nombres más cortos?) que no pueden dejar de llamarme la atención. Pero aun así son muy caros, se puede acercar a los 2000 euros; y aun necesitarían de un multiplicador de focal para conseguir un mayor acercamiento. Hay un 100-400 mm que también tiene cierto predicamento, pero así como el anterior podría verle otros usos más habituales, especialmente en paisaje... este me parece excesivo. Nada polivalente. Y también vale 1500 euros. En fin... de momento nos quedaremos como estamos.

Os dejo con los últimos "pájaros" del día... Si es que los que más me interesan a mí en muchas ocasiones se cazan con un 35 mm...