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Multiplicador de focal 2x Canon - Usándolo para macrofotografía

Os contaba hace unos días sobre el curso de macrofotografía que realicé con ASAFONA (Asociación Aragonessa de Fotógrafos de Naturaleza). Una de las cosas buenas que tuvo el curso es que fue fuente de ideas y de posibles recursos. Yo, hasta ahora he realizado macrofotografía de forma circunstancial, por lo que grandes inversiones en objetivos especializados es algo que no he hecho. Desde luego, gastar más de 1500 euros en un EF 180mm 1:3,5 Macro de Canon, que para el profesor parecía la solución idónea, no entra ni de lejos en mis cálculos.

Pero él mismo hizo varias propuestas sobre el uso de teleconvertidores en macrofotografía. Estuve investigando un poco el tema, y decidí que un multiplicador de focal o teleconvertidor de segunda mano podría dar solución a mis usos esporádicos. Tengo un teleobjetivo EF 200mm 1:2,8 USM II, que me costó muy económico de segunda mano. Tampoco quise gastar mucho en su momento porque es un focal que uso poco. El caso es que tiene una calidad bastante apreciable.

Un multiplicador de focal es un dispositivo óptico que permite multiplicar un factor determinado la longitud focal de un objetivo, manteniendo su distancia de enfoque mínima. Un 1,4x sobre un 200/2,8 con una distancia de enfoque mínima de 1,5 metros nos da un el equivalente a un 280/4 con la misma distancia de enfoque mínima. Si la relación de reproducción del objetivo era 0,16, pasa a ser 0,22. 1:5 aproximadamente. Un objeto de 5 cm de tamaño en la realidad se reproduce con un tamaño de 1 cm en la superficie sensible, sea un película tradicional o un sensor digital. No es macrofotografía, pero nos introducimos en el terreno de la fotografía de aproximación. Si usamos un 2x, obtenemos un 400/5,6, con una relación de reproducción de 0,32, es decir aproximadamente 1:3; 3 cm en la realidad se proyectan en 1 cm sobre la superficie sensible. Empezamos a tener unas situaciones interesantes.

En estos momentos, un multiplicador de focal Canon actual puede situarse en los 400 euros de precio. Pero uno de segunda mano de primera generación, que no están mal y son más compatibles con todo tipo de objetivos se puede conseguir por 100 euros. Y un 2x en estas condiciones se me puso a tiro. Además, puesto a intervenir en una asociación de fotógrafos de naturaleza, puede servirme para iniciarme en la fotografía de animales. Ya hemos visto que su principal problema es que disminuye la luminosidad del objetivo de forma proporcional. Y algo se degrada la imagen. Pero si partes de buenos objetivos, la cosa puede ser razonable y llevadera.

Con el 200/2,8 y el teleconvertidor 2x empecé a hacer alguna fotografía desde el balcón de casa. No he tenido todavía ocasión de probarlo calmadamente en el campo.

El caso es que mi intención era tener un sistema para macrofotografía con resultados dignos, con una inversión moderada y polivalente. A los objetivos de los que dispongo, en principio el 200/2,8, y al teleconvertidor, tengo que añadir el juego de tubos de extensión de Kenko, con longitudes de 12, 20 y 36 mm. Se pueden usar juntos con una longitud de hasta 68 mm, pero para evitar desequilibros, prefiero usarlos de uno en uno. Si hago las matemáticas adecuadas en la página de Cambridge in colour, obtengo lo siguiente.

El 200/2,8 con el tubo de 36 mm permite una escala de reproducción de 1:3 a 105 cm de distancia de enfoque mínima. No está mal.

Si ha esta combinación le añades el teleconvertidor 2x, mantienes los 105 cm de distancia, pero con una escala de reproducción de 2:3. Ya estamos sin lugar a duda en territorio macro, con una distancia de enfoque muy cómoda para trabajar en el campo.

Veamos el montaje que probé en casa.

Como vemos, la distancia de trabajo entre la cámara y el objeto sobre la mesa, un pequeño tomate raf, es muy cómoda. Veamos ahora la imagen. En primer lugar despejado el tomate de todo tipo de cosas, y luego con una regla para comprobar la escala de reproducción de forma empírica.

Los resultados en la práctica se acercan bastante a las matemáticas teóricas calculadas anteriormente a partir de las especificaciones técnicas de los distintos componentes. Hice varias pruebas con distintos diafragmas, para jugar un poco con la profundidad de campo que es muy limitada a estas escalas de reproducción. Para apreciar un poco mejor la nitidez del resultado, cogí una de mis viejas cámaras clásicas para comprobar cómo iba. No va mal. La calidad es bastante más que razonable.

Los multiplicadores de focal de Canon no se pueden acoplar a cualquier objetivo. Los elementos delanteros de su fórmula óptica protuyen sobre la montura y necesitan un objetivo con un hueco suficiente para que no rocen con los elementos traseros del mismo. Por ejemplo, no se puede montar con el EF 85 mm 1:1,8 USM ni con el EF 24-105 mm 1:4 IS USM. Pero, ¿qué pasa si ponemos un tubo de extensión entre el 85 mm y el multiplicador de focal 2x? Hagamos las matemáticas.

El 85/1,8 con el tubo de extensión de 36 mm permite una escala de reproducción de alrededor de 1:2 a 37 cm de distancia de enfoque mínima. Una distancia de enfoque mínima menos favorable que en el caso anterior, pero con un mayor efecto sobre la escala de reproducción. Estoy redondeando. Ignorando decimales para una mayor claridad de exposición. En realidad la escala de reproducción es algo mejor todavía.

Con el tubo de extensión de 36 mm instalado, ya tenemos espacio para instalar el multiplicador 2x, que funciona sin problemas. En este caso, obtenemos una escala de reproducción de 1,1:1 para esos 37 cm de distancia de enfoque.

Por encima del tamaño de la vida real. Y con un coste de 100 euros sobre mi capacidad instalada actual, en lugar de gastar los 650 euros del EF 100/2,8 USM o los 900 euros del EF 100/2,8 L IS USM. Ambos llegan a 1:1 con una distancia de enfoque parecida. No pierden luminosidad al enfocar en aproximación, pero su longitud focal sí que se reduce a unos 75 mm efectivos. Seguramente tendrán mejor resolución óptica, pero para un uso esporádico, parece que tenemos un sistema competitivo.

Comprobémoslo en la práctica.

La prueba la hacemos con el objetivo de la Zeiss Ikon Ikonta B, primero despejado de todo obstáculo, después colocando la regla que sale un poquito movida, pero nos hacemos a la idea.

Acabamos, por 100 euros, de dotar de notable versatilidad al equipo previamente disponible, con pérdidas de calidad y de comodidad de trabajo perfectamente asumibles. Recuerdo de nuevo que, partiendo de buenas piezas ópticas de base, la pérdida de calidad existen pero son razonables, y que hay una pérdida de luminosidad, pero que en el caso del 85 mm la máxima apertura es f/1,8 por lo que nunca nos ponemos en situaciones difíciles de manejar. Estamos enfocando de forma manual y con la ayuda de la pantalla trasera.

Por supuesto, todo esto trabajando con la Canon EOS 5D Mark II, cámara con un sensor de 24 x 36 mm. Si esta última combinación la utilizamos con una cámara de sensor tipo APS-C, añadimos el factor de recorte 1,6x. Por ejemplo, con mi veterana Canon EOS 40D. El 1,1:1 de escala de reproducción se mantiene, pero por el recorte simula ser un 1,76:1... a 37 cm de distancia. Veámoslo con algunas chinchetas de colores.

Insisto. No tiene la misma comodidad y pierde algo de calidad con respecto a trabajar con un magnífico EF 180 mm 1:3,5 L USM. Pero es que una inversión en un objetivo de esas características son palabras mayores salvo que le vayas a sacar un rendimiento de alguna forma. La combinación de tubo de extensión más multiplicador 2x, siempre con el multiplicador montado sobre la cámara el tubo de extensión en el objetivo, y el 200/2,8 permite una cómoda distancia de trabajo. Con el 85/1,8 una  escala de reproducción alta. El coste del multiplicador entre 100 y 150 euros. Los otros dos objetivos los compré de segunda mano en los últimos 16 años, con costes que en ningún caso superaron los 350 o 300 euros cada uno de ellos, teniendo además otras aplicaciones. Ambos son excelentes retrateros.

No sé todavía cuánto lo voy a utilizar. Pero si no hago macro de ahora en adelante, será porque no quiera, no porque no pueda.