Un nuevo carrete de Kodak Pro Image 100 con Canon EOS 650 en las zonas verdes de Zaragoza
Hace aproximadamente un mes os comentaba los resultados que había obtenido con el primer carrete de película Kodak Pro Image 100 que había utilizado en mi vida. Incluso unos días más tarde, de alguna forma lo comparaba con la Kodak Gold 200, llegando a la conclusión de que con los precios actuales, merecía la pena más esta última, que además nos da una ligera reserva de sensibilidad extra que puede venir bien en alguna ocasión.
Cuando hace pocas semanas estuve probando el teleobjetivo 100-300 mm de Panasonic que me prestaron, me llevé también en el macuto de nuevo la Canon EOS 650, calzada con el EF 40/2,8 STM para mayor ligereza, y con un nuevo carrete de Kodak Pro Image 100 de los varios que adquirí en su momento. Y lo cierto es que tras recibir los resultados... ya no tengo tan claras las conclusiones de mis artículos anteriores.
Fundamentalmente estoy hablando de fotografía de paisaje en entorno semiurbano, o en zonas verdes dentro de la ciudad. Y también en distintas horas del día.
La primer tanda de fotografías del carrete se corresponde con un amanecer. Un amanecer en el que la atmósfera no estaba todo lo limpia que podría estar, lo cual es propio del verano en Zaragoza, y con ausencia de nubes en el cielo. Eso nos da unos tonos rojizos en los primeros minutos de sol del día, que progresivamente van virando al amarillo, hasta que el cielo se instala lo suficientemente alto en el firmamento como para ofrecer la dura luz del verano en estas latitudes.
Ese mismo día, fuimos luego caminando, con el sol ya alto durante la mañana, por la desembocadura del río Gállego hasta el puente sobre este río en el barrio de Santa Isabel. Condiciones de luz muy distintas.
En cualquier caso, ambas seres de fotografías resultaron en buena tonalidad de color. Quizá el digitalizado ofrecido por Malvarrosa Film Lab peca de un cierto sesgo hacia los tonos cálidos en las horas en que el sol está alto. En ese momento, la luz que ofrece el astro rey, sumado al azul de la bóveda celeste hace que la luz general sea considerablemente más fría que en las primeras horas de la mañana tras la salida del sol. Pero unos ligeros toques del deslizador de temperatura de color en Lightroom lleva la fotografía a sus tonos realistas. Sobre si eso hace que la fotografía quede mejor que con unos tonos más cálidos, pero menos comprometidos con la realidad, es cuestión de gustos. A mí no me acaba de gustar que el azul del cielo se mezcle con tonos cálidos cuando no debe. Puestos a alterar algo la imagen, habrá que reservar y modificar por zonas; no realizar un desplazamiento global de los tonos.
Unos días más tarde, habiendo quedado para ver una película en el cine a las ocho y media de la tarde, salí con tiempo con el fin de caminar un rato por el Parque Grande de Zaragoza y la orilla del río Huerva antes de acudir a las salas de cine. Y así, terminar de exponer el carrete de Kodak Pro Image 100. Las condiciones de luz estuvieron entre nublado, cerrado pero no muy intenso, y la puesta del sol en el que las nubes se abrieron algo y los rayos de sol volvieron a iluminar el paisaje urbano y suburbano. En general, el rendimiento tonal de la película también resultó bastante adecuado.
El resumen de esta segunda experiencia con este tipo de película es que definitivamente la forma en que nos devuelve los tonos y los colores me gusta. No alcanza los niveles de películas de más postín como la Kodak Portra 160 o 400, o la Fujicolor Pro 400H de la que os hablé recientemente, pero están muy bien. Y debe ser que mi forma de exponer la película en este carrete ha sido más detallista y atinada, por lo que el grano resultante aparece más fino. Aunque en principio la cámara es la misma, con el mismo fotómetro incorporado y la misma técnica de evaluación de la exposición. Todavía me quedan unos cuantos carretes de esta película. Ya os iré contando.