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Digitalización casera de diapositivas

No hace mucho, un par de semanas o poco más, transponía a estas páginas una forma de digitalizar negativos usando una cámara fotográfica armada con un objetivo macro y usando una tableta, un iPad en este caso, como fuente de luz.

Básicamente, se colocan los negativos en un dispositivo que los sostenga, por ejemplo el portanegativos de un escáner plano en mi caso, y se colocan a cierta distancia de la tableta, en la que se ejecuta una aplicación cuyo único objetivo es dejar la pantalla totalmente en blanco, suministrando un luz uniforme que incide en toda la superficie del negativo. Lo de colocarlo a cierta distancia del negativo es para evitar que se aprecien los píxeles individuales de la pantalla. Dado que estamos fotografiando a escalas de reproducción grandes, en torno a 1:2 (un centímetro lineal en el sensor recoge la información de dos centímetros lineales del negativo), la profundidad de campo está muy reducida, y los puntos de luz de cada píxel se confunden con los de alrededor y se produce una luz uniforme, como decía.

Por supuesto, será necesario un buen trípode, porque a una apertura de trabajo adecuada para evitar viñeteos y asegurar que cualquier combado del negativo no se aprecie y todo él quede enfocado, el tiempo de obturación oscilará entre 1 y 4 segundos. En mi caso es así, trabajando a f/4 o f/5,6 con una cámara micro cuatro tercios.

Cuando lo probé originalmente lo hice con negativos como conté. Y lo que obtienes es un archivo en formato raw en negativo. Por lo tanto es necesario invertirlo en un programa de tratamiento de imágenes. Con los negativos en blanco y negro no es problema, pero sí lo es con los negativos en color, por la máscara naranja que llevan que hace que sea difícil corregir adecuadamente el color.

Curiosamente, no se me ocurrió en ese momento probarlo con diapositivas. Situación en la que directamente obtienes la imagen correcta. Así que he montado el dispositivo para este medio; diapositivas montadas en sus marquitos.

Como el portadiapositivas del escáner no tiene ningún medio de sujeción de los marquitos, he adherido al mismo por debajo una cartulina blanca en la que he recortado un ventana para que pase la luz hacia la transparencia. En general, todo el proceso resulta incluso más sencillo que con los negativos.

En la primera prueba, no forcé mucho la aproximación, y me conformé con resoluciones bajas, de entorno a los 8 o 10 megapíxeles aprovechables. Pero en esta ocasión he afinado más. Como el formato del sensor de la cámara es 4:3 y el de la diapositiva 3:2, he tenido que aceptar compromisos y lo he hecho de tal forma que pueda llegar a obtener un archivo de 15 megapixeles en formato 7:5. Que no está nada mal. Si hay que enderezar horizontes y esas cosas, se puede perder algo. Pero sigo conservando como mínimo, en el peor de los casos, 12,5 megapíxeles.

Lo he probado con una diapositivas tomadas en Peñíscola y Alcocéber en 1998. 

No recuerdo la marca de la diapositiva. Para averiguarlo tendría que desmontar algún marquito, cosa que no quiero hacer por el riesgo de dañar la película. Pero por aquella época solía usar habitualmente Fujichrome Provia 100.

Uno de los problemas a la hora de digitalizar diapositivas por cualquier medio, es que la imagen proyectada de un positivo está más contrastada que la de un negativo. Bien sea el velo de base de la película negativa en blanco y negro, bien sea la máscara naranja de la película negativa en color, producen que el contraste entre las zonas más transparentes y las más opacas de los negativos sea menor que el que hay en las diapositivas. Por ello, muchos escáneres de película de precios modestos, con rangos dinámicos moderados, tienen problemas para obtener todo el detalle tanto de las luces como de las sombras con las diapositivas. Con la cámara también es más problemático, pero el amplio rango dinámico de los modernos sensores hace que se pueda salir airoso del trance. Además, el archivo raw se puede ajustar con posterioridad en el programa de tratamiento de imágenes.

Seguramente no da la misma calidad que los mejores y carísimos escáneres profesionales. Hay que tener mucho cuidado y una técnica depurada enfocando perfectamente la imagen del negativo para evitar pérdidas de nitidez, así como cuidar evitar trepidaciones que también degraden la calidad por ligeras que sean. Ya he dicho que el trípode es obligatorio. Así como un disparador a distancia, o usar el temporizador, mejor a 12 segundos que a 2 segundos para que se absorba cualquier vibración al pulsar el disparador de la cámara. Nunca usar el diafragma máximo del objetivo para garantizar la mejor calidad. Si se usa una cámara réflex y tiene elevación del espejo previa, utilizadla. Y siempre recordad que nunca podréis obtener una imagen de buena calidad si la diapositiva de origen tiene defectos en la toma o se ha degradado por algún motivo.

Espero que os resulte útil para quienes sean aficionados a la fotografía de antaño y quieran digitalizar su archivo de diapositivas tradicionales.