En tanto en cuanto voy preparando futuros artículos sobre fotografía, voy realizando distintas actividades fotográficas que tendrán su reflejo en estas páginas, os traigo una nueva serie de fotografías del último carrete de fotografías que hice con la pequeña y sencilla Olympus Pen EE3. Y es que me llevé esta cámara a Madrid para el día que pasé en la capital el 4 de noviembre de este 2016.
Quiero recordar someramente las características de la cámara. Especialmente para que entendáis que pudo no ser mi mejor opción para llevarme justamente ese día a Madrid. La Olympus Pen EE3 es una cámara de los años 60 del llamado medio formato (no confundir con el formato medio), es decir, proporciona fotogramas de 24 x 18 mm a partir de película sensible de 35 mm de ancho con doble perforación. La clásica película en carrete de toda la vida, vamos. Por su menor tamaño, la mitad que los fotogramas habituales. En un carrete de 36+ exposiciones obtenermos 72+ exposiciones. El objetivo es un 28 mm f/3,5 de enfoque fijo. Equivale, aproximadamente, a un 40 mm, un estandar corto, en el formato más popular de fotograma de 36 x 24 mm.
La exposición es automática. La cámara lleva un fotómetro de selenio que genera al recibir la luz la suficiente corriente eléctrica para poner en marcha un programa que elige entre las dos velocidad de obturación disponibles, 1/40 y 1/200 s, y un diafragma entre f/3,5 y f/22. Suficiente habitualmente para disparar al aire libre con una película de 100 ISO, las más habituales con una calidad razonable en la época en que salió al mercado. Pero también permite disparar a plena luz de día con una película de 400 ISO. Siguiendo la regla "soleado f/16", a plena luz del día con sol, la exposición correcta sería 1/400 s y f/16 a 400 ISO. O 1/200 s y f/22, ajuste que permite la cámara. En la actualidad, con mejores emulsiones, una película de 400 ISO daría más flexibilidad. De todos modos, lo que llevaba cargado en esos momentos en la cámara era una Fujfilm Neopan 100 Acros, película excelente de grano fino, que las prefiero para estos negativos tan pequeños, pero que justamente en el lluvioso y gris día que ese 4 de noviembre amaneció en Madrid, iba muy muy muy justa de sensibilidad. Especialmente en calles estrechas o cuando la tarde empezó a avanzar.
De todas formas, aun así pude traerme algunos fotogramas representativos del día que hizo. Bien es cierto que para las fotografías en interiores, en las exposiciones que visitamos, usé una cámara digital con capacidad para salir airosa del brete de fotografíar con luz más escasa. Con la pequeña Olympus Pen EE3, en algún caso me salté el automatismo con el fin de obligarle a hacer la fotografía. La cámara, si detecta que no hay luz suficiente, te saca un disco rojo en el visor, y no deja hacer la foto. Pero hay un modo pensado para fotografiar en flash, en el que usa la velocidad de 1/40 s, y puedes seleccionar manualmente el diafragama de acuerdo a la distancia al sujeto principal y la potencia del flash. Esto me permite sacar fotos cuando en automático no me deja. Aunque con un riesgo grave de subexposición.
Otro problema es el enfoque. La distancia de enfoque es fija. Así que tienes que decidir, dónde está enfocada la cámara, porque es algo que no he encontrado con claridad en ningún documento. El caso es que mi experiencia me dice que, cuando hay poca luz, no pongas objetos importantes a distancias más cortas de 3 metros ni más largas de 5 o 6 metros. Con abundante luz, y la cámara seleccionando diafragmas cerrados, es fácil que trabajemos dentro de la hiperfocal.
Probablemente, las velocidades de obturación anunciadas, dada la edad de la cámara de casi 50 años, ya no son realistas, por lo que hay quien propone considerar como más reales 1/125 y 1/30 s. En ese caso, hay que tener cuidado al disparar con poca luz por el riesgo de trepidación. Obsérvese la fotografía anterior. En cualquier caso, es una cámara divertida de usar, y cada vez me apetece más llevarla encima conmigo.
Para aquellos a quienes no convenza el tema del medio formato y prefieran trabajar con el fotograma tradicional de 36 x 24 mm, Olympus sacó un modelo similar, la Olympus Trip 35, que sólo tenía una diferencia sustancial en su manejo, dejando de lado el tamaño del fotograma. Debido a este último, era más difícil conseguir fotografías enfocadas a diafragmas abiertos en situaciones con poca luz con un objetivo de foco fijo. Así que pusieron un mecanismo de enfoque por zonas, asistido por un sistema de pictogramas, para ayudar al fotógrafo en la toma de decisiones. Ya se sabe... un señor = retrato próximo, un señor y un niño = retrato de cuerpo entero, varios señores = foto de grupo y unas montañitas = paisaje. También gusta mucho esta cámara. Y en ambos casos se disfruta de las excelentes ópticas Zuiko de Olympus.
En el último mes y medio he llevado conmigo a cuestas buena parte de los días la pequeña Olympus Pen EE3 que compré por poco dinero a principios de verano en "La Placica Vintage" de la calle de las Armas, mercadillo que se viene celebrando el primer domingo de cada mes. En su tremenda sencillez, es divertida de usar. Y con sus negativos de medio formato (que no es lo mismo que formato medio), que nos permite obtener más de 72 fotogramas en un carrete de 36. En concreto me han salido 79, que no está mal.
Dado el pequeño tamaño del negativo, las limitaciones propias de mi escáner plano de sobremesa hacen que cuando digitalizo los fotogramas no obtenga imágenes de más allá de 2 o 3 megapixeles. Así que lo propio en este caso es montar el dispositivo para digitalizar los negativos con una cámara digital y un objetivo macro. En esta ocasión, he usado la pequeña Panasonic Lumix GM5 con el objetivo Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f/2,8 ASPH OIS, objetivo macro que alcanza una ampliación de 1:1, aunque no es necesario llegar a tanto. Teniendo en cuenta que siempre dejas un poco de margen en torno al negativo, obtengo archivos digitales de 14 o 15 megapixeles. No está mal la diferencia, ¿verdad?
Con un negativo tan pequeño, y como yo no soy especialmente partidario de los granos de plata excesivamente marcados, suelo usar película negativa de 100 ISO. En concreto, he usado en esta última ocasión un carrete de Fujifilm Neopan 100 Acros, que es una de mis películas de grano fino favoritas. Como acabé hace unos meses mi revelador de grano fino, un Ultrafin Plus de Tetenal, he usado el Kodak HC-110, dilución B (1:32) durante 5,5 minutos. El resultado también es muy bueno. Una película de grano fino, con una gradación de grises fenomenal que se digitaliza muy bien y que encima se revela sin problemas con cualquier revelador común.
De momento, aquí os dejo algunas fotografías de algún paseo dominical por el casco viejo de Zaragoza. Pero también tengo fotografías de la excursión a Monreal del Campo para fotografiar la flor del azafrán, del día que pasé viendo exposiciones en Madrid, y de algún otro paseo más. Ya irán apareciendo por aquí. Poco a poco.
Desde que comencé a recuperar y volver a utilizar mis veteranas cámaras para película fotográfica tradicional, además de adquirir algún otro aparato que ha despertado mi curiosidad, empecé a darle vueltas a la idea de llevármelas también de viaje. A ver... la tecnología digital ha hecho que la fotografía de viajes tenga posibilidades mucho más amplias que antes, con sólo un engorro fundamental. La necesidad de acarrear con los cargadores de las baterías. Pero... fueron muchos años y muchos viajes con cámaras cargadas con diapositivas o negativos en blanco y negro.
De la Olympus mju II ya os he hablado largo y tendido en alguna ocasión. Pero resumiendo, se trata de una cámara compacta, de un tamaño no muy lejos del de un paquete de tabaco, con una óptica fija de 35 mm y una apertura máxima 1:2,8, de enfoque automático, exposición automática, bellas formas en su diseño y, algo muy importante, con protección contra la intemperie. Es decir, soporta un ambiente polvoriento o la salpicaduras de la lluvia. No es sumergible, ni nada de eso,... pero en su momento se convirtió en mi cámara favorita para llevármela a esquiar, o cuando íbamos a visitar mares y playas. En muchos viajes, de la década de los años 90, acompañaba a la cámara réflex Canon EOS 100. Esta iba cargada con diapositivas en color, mientras que la pequeña Olympus portaba negativos en blanco y negro, que en aquel momento revelaba y ampliaba yo mismo en mi casa. O los viernes por la tarde en los laboratorios de la Galería Spectrum a cuyo club pertenecía por haber sido alumno de sus cursos.
Por cierto, que su filosofía básica es la misma que la de la Olympus Pen EE3 que os presentaba hace pocos días, pero con varios plus de calidad. En su construcción, en la calidad de su objetivo, buenísimo, en la precisión de su sistema de exposición que te permitía utilizar película diapositiva sin mucho miedo, en su protección contra la intemperie y en el tamaño del negativo, el doble, que permite más detalle y ampliaciones más grandes. Y encima es más pequeña. El argumento de las Pen de Olympus era su tamaño y portabilidad, pero perdieron la batalla cuando empezaron a aparecer cámaras para formato 24 x 26 mm igual o más compactas que las Pen u otras de medio formato (18 x 24 mm).
Cuando planifiqué el viaje a Islandia, país bello donde los haya, pero con una meteorología muy inestable y mucha pluviosidad, lo lógico era tirar de cámaras protegidas contra la intemperie. De hecho, la cámara digital que me llevé para usar con preferencia fue la Olympus OM-D E-M5 con el M.ZUIKO DIGITAL ED 12‑40mm 1:2.8 PRO, un conjunto que permite fotografía sin problemas bajo la lluvia o en el entorno de fuerte salto de agua, repleto del aerosol de agua que se forma. Y claro, pensé, por qué no la pequeña Olympus mju II. Con su pequeño tamaño, ha viajado el 95 % del tiempo en el bolsillo del chubasquero, y cuatro carretes de la polivalente Kodak Tri-X 400, película negativa en blanco y negro, era un sinsentido no llevársela.
Con la sensación de que el resultado final de esta decisión podía ser muy interesante, estos carretes no los he revelado y digitalizado yo como suelo hacer con las película en blanco y negro. Decidí estirarme y mandarlos a Carmencita Film Lab para su revelado y digitalizado en un tamaño respetable. Cada una de las copias digitales que he recibido tiene casi 20 megapíxeles con muy buena resolución de los detalles. Es algo que yo no puedo conseguir en casa con facilidad. Y efectivamente a merecido la pena.
Como es propio de la Tri-X, las fotografías tienen una buena gama de tonos, buena nitidez y una estructura de grano visible pero agradable. Dado que las condiciones de luz en alguna ocasión eran difíciles, algún negativo, no muchos, han quedado algo subexpuesto, y eso produce algo más de grano. Pero sin que supongo un problema real. De alguna forma se agradece sentir la materialidad de la película en la imagen.
Otra cuestión importante es las enseñanzas que ofrece utilizar una cámara con restricciones, frente a las cámaras de sistema con objetivos intercambiables. No hay focal variable. Tienes que morir al palo de la focal de 35 mm. Ese angular moderado que se acomoda bien a la visión humana, y al que te acostumbras hasta el punto de no sentir la necesidad de más. Incluso tienes la sensación de que las fotografías tienen más personalidad, y resultan menos "postales". Islandia está siendo en estos momentos un país muy visitado. Está de moda. En la última semana, entre las fotografías que visto en los lugares que uso para inspirarme he descubierto un monto de fotografías realizadas allí incluso si no lo dicen. Ahora reconozco los lugares. Por lo tanto, el riesgo de caer en el cliché es enorme. Cuando vas limitado de equipo, tienes que pensar más para sacarle jugo, y tienes más posibilidades de salirte de los caminos trillados.
Yo he vuelto contento, y sin duda repetiré la experiencia. De hecho, además del libro de fotografías en color que ya he anunciado en estas páginas, haré otro más sencillo con fotografías en blanco y negro. Y como de costumbre espero que os gusten.
El medio formato... no es el formato medio. Confusión a la que nos lleva nuestro idioma. En inglés, queda más claro... "half format" no es lo mismo que "medium format".
"Medio formato" es la denominación que se dio al formato de negativo que resultó de fabricar cámaras que, usando carretes normalizados de película perforada de 35 mm, formato 135 del catálogo de Kodak, producían negativos de 24 x 18 mm en lugar de los 24 x 36 mm que quedaron establecidos con la adopción de Leica de este tipo de película. Y 24 x 18 mm es exactamente la mitad que 24 x 36 mm. Por lo tanto, para un carrete de 36 exposiciones con estas cámaras podíamos obtener 72. Incluso alguno más, de la misma forma que es posible obtener con un poco de habilidad 37 o 38 exposiciones en las cámaras de formato estándar.
En cualquier caso, paseando a principio de mes por el mercadillo de las Armas en su versión "La Placica Vintage", en la que se venden chisme antiguos, me encontré con que en uno de los puestos tenían a la venta dos Olympus Pen de la gama más baja, la EE. Realizada una consulta rápida en internet de los precios razonables para estos chismes, me llevé uno de ellos, el más barato, una Olympus Pen EE3 que, tras una revisión en el lugar, parecía funcionar adecuadamente.
Esta es una cámara muy compacta y ligera. Y muy sencilla de manejar. No utiliza pilas, pero es casi totalmente automática. Alrededor del objetivo de 28 mm f/3,5 encontramos un fotómetro de selenio. Ajustas en el aro que rodea el objetivo la sensibilidad de la película (entre 25 y 400 ASA en tercios de paso), y en función de la luz que recoja el fotómetro, ajusta ella sola una combinación de diafragma (entre f/3,5 y f/22) y velocidad de obturación. En la mayor parte de los sitios consultados dicen que son posibles las velocidades de obturación de 1/200 o 1/40 s, pero en alguno hablan de 1/125 y 1/30 s. El objetivo de 28 mm equivale a un 40 mm en el formato "completo" de 24 x 36 mm, por lo que con una velocidad de obturación de 1/40 s no hay riesgo de trepidación si no eres muy zoquete. Así que es posible que por ahí vayan los tiros. Por otro lado, este conjunto de combinaciones permite su utilización en una relativamente amplia gama de situaciones al aire libre o en interiores muy bien iluminados. Si no encuentra una combinación adecuada, aparece un indicador rojo en el visor, y no permite el disparo.
No obstante, el aparato tiene en el aro de selección alrededor del objetivo otras dos escalas. Una de ellas es para el uso de flash en interiores, no la he usado, y la otra es una escala de diafragmas, con la que siempre podrás provocar el accionamiento del obturador. Y que es necesaria para cargar la película en interiores si hay poca luz. Para poder avanzar la película hasta su primer fotograma aprovechable. Si pulsas el botón de disparo hasta la mitad de su recorrido y lo mantienes así, podrás medir y reencuadrar, para evitar errores de exposición ante sujetos excesivamente claros u oscuros. No hay otro mecanismo de tomar decisiones al respecto, salvo engañar a la cámara modificando la sensibilidad ASA. Recordamos que los valores ASA son similares a los ISO.
Por lo que he podido averiguar, la escala de diafragmas está pensada para usar con flash, y en ese caso la velocidad de obturación es de 1/40 s. Variarías el diafragma en función de la distancia del sujeto a iluminar con el flash, calculando con el número guía del mismo. Pero evidentemente, también podríamos utilizarlo para tener un mínimo de control de la estética de la fotografía al seleccionar la apertura por tí mismo. Con una película de 100 ISO, un ajuste del diafragma a f/11 a pleno sol te daría una exposición razonablemente correcta... Pero tampoco merece la pena complicarse mucho la vida, porque el objetivo es de foco fijo. Según parece, está enfocado de modo permanente a una distancia no especificada de entre 3 y 5 metros. Teniendo en cuenta que no aconsejan situar el objetio principal a menos de 2,5 metros salvo que esté muy abundantemente iluminado, podemos asumir una distancia fija de enfoque de 3,5, lo cual daría a f/3,5 una profundidad de campo entre 2,5 y 6 metros aproximadamente. Con luz suficiente, ajustando un diafragma de f/11, estaríamos en horquillas entre 1,5 metros e infinto.
La cámara dispone de un contador de exposiciones, con marcas cada dos, por lo que la última marca correspondería al 74, aunque esté marcada en rojo y con un número el 72. Tiene una zapata de flas y un zócalo para cable flash. Por supuesto el mecanismo de avance y rebobinado de película, y un visor que en su posición normal es vertical. Por lo que hay tendencia a usarla en este formato, frente a las cámaras de 24 x 36 mm de negativo en las que la tendencia es a usarlas en horizontal.
Pero, ¿una cámara que tendrá entre 33 y 43 años de antigüedad y que depende para su correcto funcionamiento de un fotómetro de células de selenio, que con el tiempo se agotan, funcionará correctamente hoy en día? Pues salí a probarla. Cargué un carrete de Ilford FP4 Plus de 36 exposiciones, 72 en este caso, que luego he revelado con Ultrafin Plus a 1+4 durante 6,5 minutos y ajustando el fotómetro de la cámara a 80 ASA, por si había una pérdida de eficacia del fotómetro de selenio. Y a jugar. Que lo único que hay que hacer una vez ajustada la sensibilidad de la película es encuadrar y disparar. No hay más.
En mi circuito habitual de pruebas, es decir, paseando por el Canal Imperial de Aragón y el Parque Grande de Zaragoza, a la caída de la tarde con buena luz, el comportamiento de la cámara ha sido impecable. Los negativos estaban algo más densos de lo esperado, por lo que supongo que ajustando el fotómetro de la cámara a la sensibilidad nominal de la película, 125 ISO, hubiera dado buenos resultados. De todos modos, las luces tampoco han quedado empastadas, y al escanear con el Epson Perfection V600 Photo, se ha podido recuperar casi toda la gama de tonos del negativo. Y eso que para ir rápido la exposición del escáner la puse en automático. Con un ajuste fino y dedicado se podrían haber obtenido mejores resultados.
Algo que hice fue buscar contraluces y situaciones en las que el sol podría estar incluido en el fotograma, para ver el comportamiento del pequeño Zuiko de 4 elementos en 3 grupos. Supongo que un diseño de tipo Tessar o similar.
Como se podrá observar, se produce una pérdida de contraste si la presencia del sol es muy importante y alguna luz parásita, pero nada realmente catastrófico. De hecho el pequeño Zuiko tiene un comportamiento mucho más digno de lo que pensaba, lo que habla de los buenos ópticos que ha tenido tradicionalmente Olympus, márca con oficio y prestigio en el mundo de la óptica.
Con un negativo de sólo 24 x 18 mm, la ampliación que se puede alcanzar es menor que con otros sistemas. Con mi escáner, que limita bastante, no es realista pensar en ficheros digitales de más de 4 megapíxeles. Pero la información que hay en el negativo es superior. Con un sistema de digitalización mejor se podrían alcanzar resoluciones mayores, y con una ampliación tradicional en cuarto oscuro se podría aspirar a tamaños de copia más que decentes. Aunque sea una cámara pensada para un uso familiar y copias de tamaño postal o poco más.
En el momento actual, es idónea para quien quiera utilizar un aparato para película tradicional de un modo desenfadado, informal, aunque sin renunciar a obtener resultados estética o conceptualmente dignos. Representando lo mejor de las propuestas "lomográficas", pero sin la cutredad de sus chismes de plástico y con un precio mucho más asequible. Yo me lo pasé bien con el carrete de prueba.
Ayer recibí, de una forma un poco accidentada, los últimos carretes que mandé a revelar a Carmencita Film Lab. Son una miscelánea... así que haré un breve comentario de cada uno y os pondré unas fotografías.
Olympus mju-II + Kodak Portra 400 en el Encuentro Analógico
Al encuentro analógico que celebramos hace algo más de un mes ya, además de las cámaras con carretes en blanco y negro llevé también un cámara con un carrete en color, un Kodak Portra 400. La cámara es la Olympus Mju-II, una pequeña joya de los años 90, con un objetivo excelente 35mm f/2,8, muy compacta y con protección contra el polvo y las salpicaduras. Era mi cámara de ir a esquiar. Pero te la podías llevar a cualquier parte. Desde el advenimiento de la tecnología digital la uso poco, pero debería usarla más.
Me la llevé a Nueva York,... y le estoy dando vueltas a llevármela dentro de poco menos de un mes a mis próximas vacaciones.
Os dejo algunos ejemplos
Lo cierto es que la Portra 400 se deja usar en las "malas condiciones" de luz diurna excesivamente contrastada. El único problema, que podéis ver en algún fotograma, es que la lente más externa del objetivo queda muy expuesta y sin posibilidad de poner un parasol, por lo que alguna vez se cuela alguna luz parásita si no está perfectamente limpia.
Un Ilford HP5 Plus que compré en Lucerna
Pues sí. El año pasado, en agosto, me escapé a Suiza, a Lucerna concretamente, unos días. Me llevé la Leica M2 para hacer algo de blanco y negro. Pero tuve la impresión de que iba a hacer corto con los Kodak Tri-X que me llevé de casa, y compre en Lucerna un par de carretes de Ilford HP5 Plus. No tenían Tri-X. Expuse uno. Y el otro se quedó en la nevera a la vuelta, olvidado.
Reordenando la nevera hace unas semanas me lo encontré. Así que calce la Pentax MX con el Industar-22 50/3,5 con el adaptador correspondiente, y me fui a hacer fotos el día del 1º de Mayo. Me di un paseo por el domesticado soto de La Almozara.
A falta de unas nubecillas que hiceran menos soso el cielo de un día totalmente despejado con sol y viento, la HP5 Plus agradeció que usase un filtro naranja que impidió que esos sosos cielos quedaran totalmente blanquecinos.
Lo terminé al día siguiente entre las escaleras del IAACC Pablo Serrano.
La primitiva fórmula óptica del Industar-22, una copia de un Tessar primitivo con una apertura máxima de sólo f/3,5, puso en apuros a la HP5 Plus en interiores. Pero salimos con vida del apuro.
Kodak ColorPlus 200 - la opción barata de Kodak
Salvo que busques alguna aplicación o un rendimiento muy específicos, en estos momentos la reina de las película negativas en color es la Kodak Portra 400. Podemos decir que la Portra 160 y la Ektar de Kodak pueden ofrecer mejores resultados en retrato y paisaje respectivamente. Y que la gama de Fuji también merece la pena un vistazo. Pero la versatilidad de la Portra 400, que se puede exponer sin mayores problemas con unos índices de exposición entre 50 y 800, e incluso hay quien la fuerza a 1600 alterando el tiempo de revelado, no tiene parangón. Entre 50 y 400 ofrece una calidad excelente, y usarla por defecto a IE 200 es una garantía. Pero tiene un problema. Se está poniendo muy, muy cara. E incluso está habiendo rupturas de stock que hacen que su disponibilidad sea baja. En estos momentos se encuentra a precios entre 8 y 10 euros el carrete con 36 exposiciones.
Hice un encargo a Foto-R3 hace unas semanas de químicos para revelado en blanco y negro, y cotilleé su oferta de películas en color. Y encontré la Kodak ColorPlus 200 por 2,68 euros el carrete con 36 exposiciones. La tercera parte del premio de su prima más lista. Probablemente es muy similar, si no es la misma, que la que en otras ocasiones se vende o vendía como Kodak Gold 200.
Decidí coger unos cuantos carretes, y probé el primero con la Pentax MX calzada con el "pancake" de la marca, el SMC-M 40 mm 1:2,8. Un objetivo este que uso poco, porque está claramente por debajo de cualquiera de los dos 50 mm de la marca que tengo, el SMC-A 50/2 o el SMC-M 50/1,7, o del SMC-A 35/2,8. Este objetivo se encuentra en medio de estas posibilidades... pero como estos otros objetivos son claramente mejores y más cómodos de usar... De hecho, mi opción para ir ligero suele ser el 50/2, que aunque sobresale más que el 40 mm es poco menos ligero.
Pero cuando un objetivo de su época se usa a sus aperturas óptimas, f/8 - f/11, tampoco supone mayor problema. Y me apetecía llevar poco bulto en la bolsa que uso entre semana.
Resultados...
En primer lugar, decir que más bien está expuesto a un IE de 125 que a su sensibilidad nominal de 200 ISO. Aproximadamente. Cuando los pasos de diafragma se ajustan por medios pasos, y las velocidades de obturación por pasos enteros, lo cierto es que tiene poco sentido decir si hay diferencias entre un IE 125 o 160,... o un IE 160 o 200. El error que cometemos al exponer puede comerse esa diferencia en sensibilidad. Pues nada. Aproximadamente, casi un paso de sobreexposición para este primer carrete.
No me disgusta el color que ha quedado, y eso que he la situación era de luz de sol en horas centrales del día, con algún que otro contraluz. Sin embargo, esta película tiene más grano que la Kodak Portra 400 expuesta a IE 200. Y quien sabe si también a su sensibilidad nominal de 400 ISO. Pero diablos,... cuesta la tercera parte.
Bueno. Seguiremos buscando un compromiso entre calidad y precio.