La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / manfrotto

Una mochila para patearse el mundo - Manfrotto Advanced Travel Backpack

Lo reconozco. Frente al glamur que desprenden ciertas cámaras o ciertos objetivos, hablar de las bolsas y las mochilas para transportar el equipo fotográfico suena un poco aburrido. Sin embargo, conforme pasa el tiempo te das cuenta de que una buena bolsa o mochila es importante por varios motivos:

Es necesario transportar el equipo de forma segura, y al mismo tiempo accesible.

Tiene que minimizar la fatiga cuando te pegas un día entero recorriendo el mundo con el equipo a cuestas.

Tiene que ser capaz de llevar lo que necesites, no sólo de equipo fotográfico, sino otros complementos personales necesarios cuando vas por el mundo.

Tiene que animarte a echartela a cuestas y salir al mundo a fotografiar. Tiene que ser un antídoto contra la pereza.

Por ligero que quieras viajar, cuando realizas viajes con cierta ambición, tienes que prever una serie de necesidades, y un buen transporte de tus herramientas y utensilios. A finales de septiembre vuelvo a Asia, y he de pensar cómo me lo monto. A ser posible, mejor que en ocasiones anteriores.

Yo nunca he estado especialmente acertado con las bolsas y mochilas fotográficas. Es cierto que cuando viajo nunca llevo mucho equipo. Especialmente, cuando estamos en tiempo fresco y uno lleva puesto un chaquetón, las necesidades de bolsa no son grandes, puesto que los bolsillos amplios del chaquetón resuelven. Pero hay ocasiones en que es necesario prever situaciones diversas. Y luego está la excursión en el día, en la que debes prever una serie de necesidades. Desde que volví de vacaciones por Francia y Suiza, tuve el convencimiento de que necesitaba una mochila en condiciones, algo mejor que lo que estaba usando hasta ahora.

Por otro lado, las excursiones en el día tienen unas exigencias especiales. A veces superiores a las de los viajes, en mi experiencia. También hay que prever distintas situaciones. ¿Como hacerlo sin arruinarse comprando bolsas o mochilas para cada ocasión?

Dos tipos de mochilas se presentaron ante mí a la hora de elegir. Mochilas, sí. No bolsas de hombro. Estas hacen más accesible el equipo, pero al cabo del día producen muchas más molestias en la espalda y en los hombros, aumentando el cansancio. Y llegar cansado al final del día es fatal para el fotógrafo. Es llegar al ocaso y el crepúsculo, momento de luz interesante, sin ganas de hacer fotos ni de ninguna otra cosa. Ahora hay muchas mochilas de acceso lateral al equipo, que se pueden considerar. Pero conviene que sean mochilas para un buen reparto de los pesos.

A partir de ahí, dos posibilidades se me presentaban. Las diseñadas con una clara orientación al viaje y al descubrimiento urbano y las diseñadas para el senderismo y la actividad en la naturaleza acompañada de fotografía. Aun con capacidades similares, los diseños son distintos. Las orientadas a naturaleza son generalmente más cómodas y cantan menos como contenedoras de material fotográfico, de cara a los amigos de lo ajeno. Pero a pesar de todos tienen algunos inconvenientes. Algunos de los cuales los vi venir en lo que se refiere a transportar algunos accesorios importantes.

Incluso un viaje corto a fotografiar un paisaje determinado puede exigir unas determinadas condiciones de transporte del material.

Yo me he puesto en mi situación más habitual. A lo largo del año hago más jornadas viajeras que senderistas o de naturaleza, aunque algunas de las jornadas viajeras puedan tener un componente mixto. Mi necesidad de capacidad para el equipo fotográfico no es enorme, ya que uso un equipo micro cuatro tercios en viaje, que ocupa mucho menos espacio que los equipos tradicionales basados en cámaras réflex, de formato completo o APS-C. Especialmente en lo que se refiere al tamaño de los objetivos. Pero cada vez aprecio más la conveniencia de tener algún trípode a mano, a pesar del incremento en la calidad de las fotografías a alta sensibilidad, o de la capacidad de las cámaras más modernas estabilizadas para disparar a mano alzada con tiempos de obturación largos.

En cualquier caso, me propuse como escenario la planificación de mis dos próximos viajes. En agosto haré un viaje corto, al sur de Alemania. Cuatro noches. Pero llevaré dos equipos; el digítal y uno analógico con algunos rollos de película, porque voy a encontrarme con gente que practica este tipo de película. En esa zona, cabe esperar buen tiempo en agosto, pero con posibles momentos en los que refresca y alguna tormenta. Luego ha de haber espacio para llevar una chaqueta y un chubasquero. Y me quiero llevar un trípode pequeño, de viaje. Extendamos sobre una mesa el equipo, que incluye algunos cargadores, y otros complementos (tarjetas, paños de microfibra y escobilla para limpieza, algún filtro), y la tablet, el lector de libros electrónicos y el teléfono móvil. Todo, a la mochila. Desde luego para el transporte hasta el destino. Luego ya veremos qué sacamos a pasear cada día.

A finales de septiembre me iré dos semanas a Taiwan. No necesitaré tanto equipaje. Si me llevo algo analógico será alguna compacta. Y no necesitaré ropa de abrigo. Hará calor. Fácil será que en lugar de la chaqueta y el chubasquero me convenga más un paraguas.

La mochila que finalmente elegí es la Manfrotto Advanced Travel Backpack (el precio final ha sido apreciablemente inferior al oficial de la marca), una mochila de carga lateral, con espacio tanto para el equipo fotográfico como para los complementos personales, y que incluye un espacio para llevar el trípode de viaje a cuestas pero de forma discreta. Veamos como queda la mochila con todo lo anterior en su interior. Acomodado sin problemas, sin apreturas. Aunque sin holguras que puedan conllevar zarandeos innecesarios dentro de la mochila.

No es enorme. No es pequeña, pero no es enorme. Se lleva bien. Se sujeta bien al pecho. A la cintura no se sujeta de forma tan adecuada como los modelos destinados al senderismo y naturaleza, pero algún compromiso había que buscar. El trípode de viaje no lo véis. Está en lateral de color rojo que se abre para acomodarlo. Y hay suficientes bolsillos exteriores e interiores para todo tipo de accesorios y documentos. No se ve, pero en uno de los bolsillos hay una funda impermible que cubre la mochila por si llueve fuerte. Si la lluvia es moderada, la mochila aguanta un tiempo.

Ahora nos plantearemos una excursión de un día o de una tarde, caminando algo por el monte y con necesidad de un trípode más serio y competente para la realización de paisajes. Dejaremos en casa el trípode de viaje y añadiremos un trípode más grande así como un par de bastones de senderismo.

Y aquí tenemos el principal motivo por el que elegí este tipo de mochila sobre los de senderismos. En estos últimos, salvo los modelos muy grandes de cuarenta litros o más, las correas exteriores para sujetar el trípode son mucho más endebles. No me merecía, en ninguna marca, ninguna confianza. Mientras que las de la Manfrotto son firmes, cómodas de usar, rápidas para instalar el trípode grande. Y como veis, los bastones ocupan el lugar destinado al trípode de viaje sin problema.

No quería un mochilón enorme. No uso equipos de gran tamaño. No llevo grandes cañones como teleobjetivos, y casi nunca voy con mucho equipo. Selecciono el que voy a necesitar en función de mis intenciones. Creo que en esta ocasión he acertado. Lo único que me molesta es que canta demasiado a mochila de fotógrafo. En eso me gustaba más el aspecto informal de las mochilas de fotógrafo senderista.

Zapata en L baratita para mi trípode más ligero

Hace tiempo que soy consciente de la necesidad de un accesorio como el que os traigo aquí hoy. Es una "verdad" generalmente admitida que el trípode es un accesorio fundamental para mejorar la calidad de las fotografías en una serie de circunstancias; retratos, paisajes, macrofotografía, arquitectura,... Mejora en gran medida la nitidez de las imágenes y ayuda a encuadrar con mayor precisión. A cambio, debemos pagar dos peajes; el proceso de realización de la foto es más lento y tenemos que acarrear un chisme que abulta. Más o menos, pero abulta.

Yo tengo dos trípodes "serios" y algún sobremesa. El de sobremesa es un Gorillapod que compré en Berlín en octubre de 2007, y que uso poco,... porque nunca me acuerdo de que lo tengo.

Mi trípode principal es un Manfrotto de la serie 190 de fibra de carbono con patas en tres secciones. No es igual al que actualmente está en catálogo, porque lo tengo hace ya doce años o así, pero básicamente es algo parecido. No es barato, pero es ligero y muy estable. Bastante transportable en cuanto al peso. Va acompañado de una rótula de bola de fricción modelo 486RC2, que va bien... para casi todo. Pero que también tiene sus limitaciones. Lo he utilizado casi siempre con el equipo Canon EOS y con las cámaras de formato medio. Lleva una zapata de liberación rápida de tipo RC2, propietaria de Manfrotto. Pero que como todas... tiene un problemilla que da origen a esta entrada.

El segundo trípode lo compré en una oferta, en un "outlet" que llaman ahora, y se trata de un Rollei Compact Traveler Nº 1. Un pequeño trípode de aluminio con una rótula de bola fricción, con una zapata compatible con el sistema Arca Swiss. Es adecuado para cámaras pequeñas, y en mi caso lo compré pensando en las micro cuatro tercios, aunque también la he usado con alguna cámara para película de tamaño moderado o pequeño. Plegado es muy compacto y fácil de transportar, por lo que me ha acompañado ya a algún viaje.

Porque luego viene el problema. Lo de los trípodes está muy bien, pero luego hay muchos aficionados a la fotografía que no los usan por dos motivos. Porque no saben sacarles todo el provecho o utilizarlos correctamente y porque no les apetece llevar un cacharro más a cuestas por ligero que sea. Uno de los problemas es la utilización de la cámara en posición vertical. Con las zapatas de rápida liberación que vienen los trípodes actuales de un nivel suficiente, lo de disparar con la cámara en horizontal, ahí que te va. Pero por buena que sea la rótula, en pocas no resulta un rollo disparar con la cámara en vertical. De repente, ni es tan fácil encuadrar, ni nada por el estilo. Por supuesto, todo el mundo mínima informado sabe que existe un invento, las zapatas en L, que permiten modificar la posición con rapidez, sin tener que hacer equilibrios con la cámara. Los profesionales las usan, y los aficionados dedicados y enterados las usan. Habitualmente tienen un problema. Por lo menos en lo que yo he ido siguiendo el asunto. Muchos modelos son dedicados para un determinado modelo de cámara, y con frecuencia, suponen un cierto desembolso. Lo cual retrae a aficionados no tan dedicados en su compra. Pero yo ya llevaba un tiempo con la mosca detrás de la oreja,.... porque sentía más necesario el uso del trípode para ocasiones en que la composición de la foto es en vertical que en horizontal. Especialmente, cuando de las fotos realizadas surge una imagen de tamaño fruto de sumar una serie de ellas.

Buscando y buscando, me encontré con esta zapata en L, por el ridículo precio de 8 euros, que presumía de ser universal...

Este chisme es de metal, tiene un acabado bastante razonable, se ajusta sin ningún problema al zócalo de cualquier rótula compatible con el sistema de zapatas Arca Swiss, y permite sin problema montar la cámara en vertical o en horizontal. El precio es ridículo con lo que se pide por ahí... y la duda es si realmente es compatible universalmente con cualquier cámara. Mi decisión de arriesgar los ocho euros era que por las dimensiones del chisme, debía valer para mi Panasonic Lumix G9 y para usarla con el trípode Rollei. O con el Manfrotto, si intercambio las rótulas o le pongo un adaptador de la zapata RC2 de Manfrotto a una compatible con Arca Swiss. Y efectivamente, sin problema con la Lumix G9. Va como un guante. Como si estuviese pensada para ella.

La siguiente curiosidad es si le podría colocar una cámara del sistema Canon EOS, al menos la EOS 5D Mark II. Esta cámara, que fue anunciada en septiembre de 2008, es una veterana que funciona todavía muy muy bien, pero que es muy grandota y pesadota comparada con las micro cuatro tercios. Realmente, en lo esencial, no hay tantas diferencias entre la ergonomía de la 5D Mark II y la de la Lumix G9, salvando los 9 años que las separan. Un mundo, en el ámbito de la fotografía digital. Pues bien. La zapata esta, firmada por Andoer, marca que parece englobar una enorme variedad de productos chinos de bajo coste, se ajusta perfectamente a la 5D Mark II.

Cuando digo que se ajusta perfectamente a la cámara, quiero decir que se monta con firmeza a ella, y que el conjunto queda firmemente anclado a la rótula del trípode. Puede haber problemas de acceso a los puertos de conexión de una variedad de cables. Pero para mí eso no es problema. Por lo menos, en principio.

Con otras cámaras, el ajuste es imperfecto e incluso malo. O sea... lo de la universalidad es relativa. Se lleva relativamente mal con la Olympus OM-D E-M5; regular, pero usable, con la Nikomat FTn. De pena con la Agfa Synchro Box. Pero realmente, con las cámaras que en estos momentos me interesaban, se lleva de maravilla.

El hecho de que el tornillo de ajuste al zócalo de rosca de la cámara sea desplazable y se ajuste mejor o peor a la anatomía de las cámaras es lo que determina la mejor o peor usabilidad. Así que cada usuario deberá valorar en función de las medidas de sus equipos y de las ofrecidas por el fabricante de la zapata, si le puede convenir o no. En general, es muy posible que vaya bien con la mayor parte de las reflex digitales modernas. Con las cámaras de objetivos intercambiables sin espejo, dependerá de la forma de la cámara. A mí me ha ido razonablemente bien.

Después de recibirla salí a probarla. Y decidí ir por lo más difícil. Con la Canon EOS 5D Mark II, con un telezoom EF 70-210/3,5-4,5 USM montado, un conjunto pesado y abultado, sobre el ligero trípode Rollei. Desde luego, no lo que yo elegería habitualmente. Hice varias fotografías en las que el resultado final es la consecuencia de tomar varias fotografías secuenciales y contiguas.

La primera con el objetivo a 180 mm.

La segunda con el objetivo a 100 mm.

La tercera con el objetivo a 70 mm.

Conforme fui cogiéndole el tranquillo, adquiriendo experiencia, los resultados fueron mejorando. Pero lo suyo es que consiga un adaptador adecuado, y use la EOS con esta zapata L sobre el trípode Manfrotto, y reserve el Rollei para equipos más ligeros. Por lo demás, es evidente que va a ser mucho más sencillo trabajar con la cámara en vertical y con mejores resultados a la hora de ensamblar las fotografías, con mucho menos desperdicio de imagen al hacerlo. Oportunidad para realizar amplios paisajes de 40, 50 o 60 megapíxeles con relativa facilidad, a partir de los 20 megapíxeles de la Lumix G9 o de los 21 megapíxeles de la EOS 5D Mark II.