La fotografía como afición y otras artes visuales

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Quo vadis, Olympus? - Olympus Pen EE3 + Ilford HP5 Plus 400

Hace unos días, el mundo de la fotografía, de las cámaras y otros aparatos fotográficos más bien, se despertaba conmocionado por el anuncio de que la empresa japonesa Olympus vendía su división de imagen y fotografía. Para quien no conoce más allá, creerá que es la desaparición de Olympus. Pero lo cierto es que la división de fotografía de esta empresa es una pequeña parte del conjunto de la misma. Que hace años que no consigue sacar de los números rojos, frente a la prosperidad del resto de las divisiones empresariales, y que además se vio salpicada hace unos años por ciertos escándalos. Pero tal ha sido la historia y la fama de los cámaras y ópticas fotográficas de la empresa que, incluso los artículos de Wikipedia sobre la misma hablan sobre todo de esto, aunque sea una porción muy minoritaria de su negocio. En cualquier caso, saltaron alarmas porque para muchos "más o menos entendidos" supone el principio del fin de esta marca en el mundo de la fotografía. Y a partir de ahora tendremos que distinguir entre Olympus como empresa y Olympus como marca.

La cuestión es que Olympus, en el mundo de la fotografía, es una marca con prestigio. Nunca ha estado entre los líderes del mercado, pero hay cierto acuerdo casi unánime sobre el hecho de que ha sido una marca innovadora y un fabricante de calidad. Hoy ilustro esta entrada con fotografías realizadas con un Olympus Pen EE3, cámara compacta muy sencilla, de su gama de cámaras de medio formato. Es decir, que producía negativos de 17 x 24 mm sobre película biperforada de 35 mm de ancho en lugar de los más habituales de 36 x 24 mm. El doble de fotos con la misma cantidad de película. Además de esta pequeña Pen EE3, también os he hablado en alguna ocasión de la bella réflex Olympus Pen F, con objetivos intercambiables.

Esta gama de cámaras tuvo una trascendencia mayor de lo que imaginamos. Aunque en Europa y otros países de los llamados occidentales tuvieron un éxito moderado, en su mercado doméstico, Japón, y otros mercados asiáticos se vendieron como churros. Y no es infrecuente ver jóvenes japoneses, sobre todo chicas, que posan con ellas en sus cuentas de instagrama, todavía en uso. Son sencillas, eficaces, bonitas,... la cámara del teléfono móvil para los selfis y fotos de redes sociales y las Olympus Pen para las fotos más personales, más, por decirlo de alguna forma, artísticas. Consideremos que un fotógrafo de prestigio como Daido Moriyama ha publicado a lo largo de su vida un par de libros con fotografías realizadas con compactas de la serie Pen. El más conocido, Okinawa (enlace a un vídeo en Youtube sobre el libro). En concreto, una Olympus Pen W, con objetivo no intercambiables E.Zuiko 25/2,8. La W venía de wide, por ser una focal gran angular, equivalente a un 35 mm en las cámaras con formato más convencional de 36 x 24 mm.

En sus buenos tiempos, Olympus nos daba detalles sobre lo que teníamos entre las manos. El objetivo de la Pen W es un E.Zuiko... siendo E la quinta letra del alfabeto latino, lo que nos informaba de que esa óptica tenía cinco lentes. La Olympus Pen original, la Pen S o las Pen EE, incluida mi Pen EE3, tenían un D.Zuiko... cuatro lentes, una óptica tipo tessar. La más prestigiosa Olympus Pen D portaba un F.Zuiko... seis lentes en un esquema tipo planar que permitía aperturas máximas más luminosas. El objetivo intercambiable de mi Olympus Pen F también es un F.Zuiko. Cuanto más avanzada la letra dentro del abecedario, mayor luminosidad y mayor calidad óptica. Pero todos ellos tenían una calidad aceptable para los usos que se le daban. Podríamos entrar y no acabar de hablar de las maravillas de la mecánica de aquellas cámaras. Y cuando ya decidió centrarse para competir mejor en el formato completo, de 36 x 24 mm, las maravillas de la gama profesional de la serie OM como las OM1, OM2, OM3, OM4, OM3Ti y OM4Ti.

Sin embargo, como ya he dicho, nunca estuvo entre los líderes. Quien consiguió pisarle el liderazgo de la fotografía profesional de reportaje ultraportable a Leica, no fue Olympus sino Nikon con su serie F. Cuando la electrónica y el enfoque automático avanzó, se quedó totalmente atrás, en un posición totalmente minoritaria con sus cámaras, buenísimas, pero de enfoque manual. Fue cuando llegó el liderazgo de Canon. Y con la llegada de la fotografía digital hizo una apuesta muy fuerte por los formatos de sensor de tamaño contenido, el Cuatro tercios, en su forma original o Micro cuatro tercios, que permitía el diseño de objetivos de muy buena calidad con un tamaño, y un precio por lo tanto, relativamente contenidos. Mucho más herederas del espíritu de la Leica original de Oskar Barnack que la propia Leica. Pero en un mundo polarizado entre la simpleza de la cámara del teléfono móvil, de calidad sólo pasable pero con resultados inmediatos, y las modas impuestas por los partidarios de los sensores más grandes, que tienen sus ventajas, pero también sus inconvenientes en tamaño y precio, no ha encontrado tampoco su sitio.

De momento la marca y los productos no desaparecen. Olympus es considerada una marca de prestigio por la sociedad y el gobierno japonés. Y según parece, uno de los principales objetivos de esta venta/compra sería mantener la marca a salvo de desaprensivos que luego hace bazofia bajo una marca de prestigio, como ha pasado recientemente con Yashica. Sobre si eso supone el final de la producción tal y como la conocemos para dar paso a otra cosa o no,... sigo sin encontrar mi bola de cristal. De momento, siguen anunciando el lanzamiento de novedades, en forma de nuevos objetivos para el sistema, que es compatible fundamentalmente con lo que hace Panasonic. Y poco más. Soy usuario micro cuatro tercios en los viajes, y sigo pensando que es un compromiso casi ideal para este uso. Y que el 95 % de los usuarios aficionados pueden desarrollar su afición con un equipo de estas características sin necesidad de enredarse en los mastodontes, sobre todo por el tamaño de los buenos objetivos, de los llamados formatos completos. Ya veremos, que dijo un ciego a otro ciego.

No es doy más la tabarra. Simplemente decir que las fotografías se han realizado con un rollo de Ilford HP5 Plus 400. Que la cámara, que tiene cincuenta años, expone los negativos con una consistencia envidiable por muchas otros aparatos de esa antigüedad. Que la calidad del objetivo supera a los zarrios caros y malos que venden los "lomógrafos" y otros similares. Y que revelé el rollo en Kodak HC-110 en dilución B (1+31), durante 5 minutos a 20 ºC. Para luego digitalizar los negativos con la Panasonic Lumix G9 y un objetivo macro en alta resolución,... con 70 megapíxeles por negativo. Mucho más de lo necesario. Pero así de matones son estos sistemas de formatos pequeños.

El regreso de la Fujifilm Neopan 100 Acros... II

Un hecho; desde que la probé, la Fujifilm Neopan 100 Acros resultó ser una de mis películas en blanco y negro preferidas, siempre y cuando pueda valer una sensibilidad ISO 100. Muy limitada para lo que se lleva hoy, aunque era la de uso común hace 30 o 40 años. Pero las mejoras de las emulsiones hicieron que poco a poco la etiqueta de polivalente se la llevasen las películas de ISO 400. Y no digamos en digital, conforme la capacidad de la electrónica para amplificar la señal permitió estas sensibilidades con buenos resultados... o más altas todavía. Pero la estupenda gama tonal, la profundidad de las sombras, la nitidez que proporciona y el escasísimo grano, hacían de la Acro, la "chouchou" de muchos fotógrafos. A mí me gustaba mucho. Estupenda para largas exposiciones por su escasísimo fallo en la ley de la reprocidad, que hacía que por encima de unos cuantos segundos de exposición empezase a ser más "sensible" que las películas de ISO 400 por permitir tiempos de exposición más cortos. Y estupenda para los formatos pequeños, por su capacidad para ser ampliada con buena calidad. Ya, en formato medio, un lujo de imagen. Era cara, eso sí. Una película moderna, tecnológicamente avanzada y cara. Más agradable que las de grano tabular de Kodak (T-Max 100) e Ilford (Delta 100) que serían sus principales competidoras.

Pero Fujifilm, haciendo muy poco honor a su marca, empezó una empinada pendiente de abandono del "film" fotográfico, con el carpetazo a muchas emulsiones muy queridas por los fotógrafos. En 2018, abandonó la producción de la Neopan 100 Acros aduciendo una mezcla de razones relacionadas con los costes y con los productos químicos necesarios para su fabricación. Eso sí, con todo el cinismo del mundo, sacaban pecho por la emulación por software de la película en sus cámaras digitales, con lo que mantenían viva la denominación "Acros".

Sorprendentemente, porque los carpetazos que da Fujifilm suelen ser muy definitivos, a mediados de 2019 anunció el regreso de la denominación en una versión nueva, pero muy similar, la Fujifilm Neopan 100 Acros II. Habría algunos cambios en la química para su fabricación, pero se conseguiría un producto muy similar. Incluso los tiempos de revelado, de los que hay muy poca información para la nueva emulsión, serían iguales o similares para los distintos reveladores. A finales de 2019 llegó la nueva película al mercado japonés. No tuve la suerte de poder pillarla yo cuando visité Japón en octubre del año pasado. Y a principios de este año, llegó al mercado europeo. Con precios altos, como era de esperar, y con una sorpresa. La película japonesa no es "made in Japan" sino "made in The UK". Lo más lógico es pensar que el fabricante de la película es Harman Technology Ltd, la empresa fabricante de las películas Ilford y Kentmere. Y se supone que de película bajo otras marcas. Por ejemplo, hay bastante certeza para decir que las recientes Agfaphoto APX 100 y 400 tienen poco que ver con las antiguas Agfapan APX 100 y 400, y que no son más que las Kentmere 100 y 400 con una presentación diferente. ¿Es la nueva Acros II una auténtica descendiente de la Acros original? ¿O es una Ilford disfrazada? Todo parece indicar que se trata de lo primero. A Fujifilm le sale mejor que otro fabrique la película bajo sus especificaciones, en las que habría habido cambios debidos a la disponibilidad y precios de diversos componentes químicos necesarios para su fabricación.

A principios de marzo de este año, encargué por internet unos rollos de la nueva Fujifilm Neopan 100 Acros II. Además con la idea de utilizarlos en un proyectos muy concreto. Dos rollos en formato 120 y otros dos en 35 mm. Probar la película con uno de los de medio formato, usar el otro en unos retratos de unos amigos que tenía pendientes y llevarme los dos de 35 mm de vacaciones de semana santa con una cámara de medio formato (que no formato medio; me refiero a la mitad del tamaño del formato habitual en 35 mm). Y las películas llegaron el sábado 14 de marzo... día que se publicó el Real Decreto-Ley que establecía el estado de alarma en todo el país por la epidemia de covid-19. Adiós a todos esos proyectos... desechados indefinidamente.

Hace un par de domingos, en una mañana soleada y tranquila, decidí probar la película de una vez. Así que cogí la Hasselblad 500CM, le puse el Sonnar 150/4 C T*, cargué un rollo de 120, y me fui a pasear por un animado casco histórico de Zaragoza, cuando estábamos en vísperas de estrenar la "nueva normalidad". Para los tiempos de revelado, tuve que confiar que valían los de la película original como muchos sugería, porque no encontré documentación oficial. Las propuestas existentes en Digitaltruth eran raras. Pero acepté la de revelar en Kodak HC-110 dilución C (1+19) durante 5 minutos a 20 ºC, con una agitación continua en los primeros 30 segundos, y cuatro inversiones tranquilas cada minuto hasta final del tiempo de revelado. Ya adelanto que fue bien.

Fue lo único que fue bien. Por algún motivo, que sólo descubrí más adelante, el tambor de revelado no quedó bien cerrado, tuve que agitar de forma poco convencional para que no se escapasen los líquidos de revelado, y cuando intenté cerrar bien el tambor, a pesar de mis precauciones, entró algo de luz, velando parcialmente los negativos. No obstante, hay superficie suficiente en el material sensible sin afectar para sacar algunas conclusiones.

1. El grano es total y absolutamente imperceptible.

2. La nitidez es amplia.

3. Las condiciones de luz no fueron las mejores, por la dureza de la iluminación, pero con la cuidadosa medición con el Gossen Digisix, a veces de luz incidente y otras de luz reflejada según la situación, todos los negativos resultaron entre muy bien y muy aceptablemente expuestos sin que se empastaran las luces ni se bloquearan las sombras.

4. Sigue siendo una película fácil de manejar, aunque se curva más que las habituales de Ilford, por lo que cuesta más mantenerla plana en el portanegativos. Si la fabrican los británicos, lo hacen con las indicaciones totales de los japoneses, porque las bases de las películas de las Ilford suelen quedar muy planas tras el secado.

5. Si no fuera tan cara, la usaría con frecuencia. No descarto su uso con la pequeña Olympus Pen F, para obtener el máximo de su pequeño negativo. Al fin y al cabo, es el doble de sensibilidad que la Ilford Pan F Plus para una nitidez y granos muy similares.

En fin, aun me quedan tres rollos para seguir investigando las propiedades de la película. Lástima que el verano, y sobretodo, este verano, sea tan poco propicio para buscar ocasiones en las que aprovechar al máximo las características de la película. Da pena gastar 10-12 euros en lo que se puede hacer por cinco.

Matizada luz de atardecer con Hasselblad 500CM + Lomography Potsdam Kino 100

En el mismo tambor de revelado que el rollo que os comentaba hace unos días entró este otro, también con película Lomography Potsdam Kino 100, pero expuesto con la Hasselblad 500CM calzada con el Planar 80/2,8 CF T* y en una condiciones de luz muy distintas.

Como ya he comentado en un par de ocasiones, está película rescatada por Lomography entre las utilizadas en la antigua Alemania oriental, creo, no me disgusta nada. El rollo que comentaba el otro día, expuesto con la Fujifilm GS645S Wide 60, tuvo que enfrentarse a una luz dura, casi en las horas centrales del día, un día soleado, y ponía a prueba su capacidad de encajar correctamente los valores extremos de iluminación. Máxime cuando la medición de la luz con el fotómetro integrado del Fujifilm resultó en unos negativos un tanto subexpuestos. Pero el resultado no fue malo, como comentaba.

Una semana más tarde, cogí otro Potsdam 100, y lo cargué en un respaldo de la Hasselblad. Fue un paseo por la tarde, una tarde en la que había abundancia de nubes con algunos claros. Incluso amenazó lluvia en algún momento. Por lo que la luz era mucho menos dura, las escenas mucho menos contrastadas. Las Hasselblad, en sus configuraciones más básicas, no lleva fotómetro integrado en la cámara, por lo que usé uno de mano, el pequeño pero capaz Gossen Digisix. El resultado fue unos negativos mucho más correctamente expuestos que con la Fujifilm. Todos estaban exactamente en su sitio con respecto a sus valores medios. Y como el contraste de las escenas fotografiadas, salvo algún caso aislado, no era muy amplio, sin problemas para encajar las sombras más profundas y las más altas luces.

Al igual que en el anterior rollo, que entró en el mismo tambor de revelado, opté por la sensibilidad nominal de la película y por los tiempos de revelado recomendados con carácter general. Revelada en Kodak HC-110, dilución 1+47, lo que ya hace suponer que proporciona un contraste algo más contenido que cuando las diluciones recomendadas son más concentradas, con un cómodo tiempo de revelado de 7 minutos a 20 ºC. Digitalización de los negativos con la Panasonic Lumix G9 en modo alta resolución, que permite obtener, una vez desechados los márgenes de comodidad, unos ficheros de unos 50 megapíxeles.

El resultado fue un conjunto de negativos perfectamente aprovechables para cualquier uso. Sin valores extremos bloqueados ni en las luces ni en las sombras, con una amplia gama de grises, la cantidad de información recogida permiten a esta película, en formato medio y en estas condiciones de luz de contraste moderado, hacer lo que quieras con las fotografías tomadas. Que te apetece procesarlas con un aspecto suave, con amplia gradación de grises, pues sin problemas. Que quieres darles más contraste y mas fuerza visual, tienes margen de sobra.

Con los negativos correctamente expuestos y en formato medio, el grano de la película pasa prácticamente desapercibido. No forma parte de la ecuación en el resultado final, que presenta unos tonos continuos con no más estructura que las texturas de las superficies fotografiadas.

Como ya he dicho en ocasiones anteriores, y no insistiré mucho más, esta película me gusta. Me siento cómodo con ella, pero me resulta excesivamente cara para unas características que puede tener con otras películas. Hace unos días, aprovechando la apertura de los comercios habituales, me acerqué a The Shuave Shop, uno de los pocos lugares en Zaragoza donde hay cierta variedad de películas fotográficas a la venta, no tanta como me gustaría ni mucho menos, pero sirve para salir del paso, y compré dos rollos de Fomapan Creative 200 en formato 120. La última vez que la usé, ya comenté o dejé caer que es la película que más me convence del fabricante checo. Y al contrario de lo que opinaba entonces, si es fácil encontrarla en mi ciudad. Y me costaron 5 euros cada uno. La diferencia de calidad con la Potsdam 100 no vale los cuatro euros de diferencia en el precio, ni de harto de vino. Ya os contaré que tal.

Soleado fin de mayo con la Fujifilm GS645S Wide60 + Lomography Potsdam Kino 100

Ya comenté hace unos meses que recibí un lote de películas de regalo, todas ellas con el sello de Lomography, que siempre te hace esperar los peor, pero prepararte para una agradable sorpresa. No me disgustó la Lomography Potsdam Kino 100, que me vino en forma de varios rollos en formato 120, como la ya comenté en su momento. Si el mes de junio de 2020 está siendo bastante más fresquito de lo que esperábamos en Zaragoza, el último domingo de mayo fue un día soleado y agradable. Camisetas y pantalones cortos o bermudas para disfrutar de lo poco que nos queda de primavera en los tiempos del nuevo coronavirus. Así que cogí una cámara, algo de película y salí a pasear y hacer fotos. Por mis recorridos tradicionales de paseo en la ciudad, que en los tres últimos meses no he podido apenas visitar.

Así que para este recorrido por algunas calles del casco histórico de Zaragoza, por alguno de sus mercadillos dominicales, y por las orillas del Ebro, opté por la Fujifilm GS645S Wide 60 y le puse un rollo de Lomography Potsdam Kino 100. Eché otro al bolso por si me lanzaba a hacer fotos. Pero no. El día estaba demasiado soleado y con luz demasiado contrastada y dura como para inspirarte en exceso a la hora de hacer fotos. El otro rollo lo expuse una semana más tarde, pero eso os lo cuento en otra ocasión. De momento 15 fotogramas por lugares habituales, que ponían a prueba la dinámica de la película, su capacidad para absorber unos diferenciales entre las luces y las sombras muy considerables.

Mis anteriores experiencias con la película fue en un entorno con una luz mucho más matizada y controlada. Por un momento pensé en exponer a un índice de exposición más bajo y acortar el tiempo de revelado para matizar el contraste. Pero al final opté por la sensibilidad nominal de la película y por los tiempos de revelado recomendados con carácter general. Revelada en Kodak HC-110, dilución 1+47, lo que ya hace suponer que proporciona un contraste algo más contenido que cuando las diluciones recomendadas son más concentradas, con un cómodo tiempo de revelado de 7 minutos a 20 ºC. Digitalización de los negativos con la Panasonic Lumix G9 en modo alta resolución, que permite obtener, una vez desechados los márgenes de comodidad, unos ficheros de unos 50 megapíxeles.

Dos problemas aparente me encontré tras revelar los negativos. Realmente el contraste objetivo era notable, y además parece que la medición con el fotómetro integrado de la cámara me había llevado a un subexposición sistemática de un paso de exposición. Con lo cual, miedo tenía que las sombras profundas hubiesen quedado bloqueadas. Pero tras digitalizar los negativos, he comprobado que en la mayor parte de ellos conservan textura en esas sombras profundas.

El siguiente problema es que tras digitalizar los negativos, había que recolocar las luces y los tonos medios. Hacer un "forzado" digital, por expresarlo de alguna forma. Esto puede conllevar un efecto secundario no deseado, parecido al que se da en el revelado forzado tradicional con los químicos; un aumento del grano presente y evidente en la fotografía. Pero con la generosa superficie de los negativos de 56 x 42 mm de la GS645S... en tamaños de ampliación razonables, tan apenas se aprecia el grano.

Realmente, esta película me gusta bastante. El problema con ella es que no es barata. Como ya comenté en octubre del año pasado, sin ofrecer ventajas netas sobre otras películas disponibles en el mercado, de sensibilidades similares, es apreciablemente más cara. Por ejemplo es más cara que las Ilford Delta 100 o FP4 Plus 125, por hablar de dos películas de calidad contrastada y en su mismo intervalo de sensibilidades. Si a eso sumas que normalmente la tienes que pedir por internet y pagar los costes de transporte, deja de merecer la pena. Es lo que hay. Pero es una pena. Y además, tiene una pega que no he comentado. El soporte de la emulsión es más recio que las mencionadas, por lo que el peso hace que tienda a curvarse más en los portanegativos al digitalizarla o en la ampliadora, aunque en este caso suelen incluir un cristalito para evitar estos efectos.

Tercera semana de aislamiento social - Minox 35 GT-E + Ilford FP4 Plus 125

Cuando ya estamos metidos en la quinta semana de vigencia del estado de alarma debido a la epidemia causada por el nuevo coronavirus aparecido en China y extendido ya por todo el mundo, los virus no saben nada de ese estúpido concepto que denominamos "fronteras", tengo ya revelado y procesado el rollo de Ilford FP4 Plus 125 que expuse con la Minox 35 GT-E durante la tercera semana del estado de alarma. Os recuerdo que yo sigo yendo a trabajar, tengo una profesión sanitaria y me han considerado servicio "esencial", y por lo tanto documento lo que me encuentro en las calles mientras voy y vengo a trabajar.

Hoy no me extenderé mucho en los detalles. Os dejaré algunas fotos, pero un comentario más extenso lo pondré en mi Cuaderno de ruta. Porque será un comentario más subjetivo sobre las fotografías, que sobre técnica fotográfica, que es a lo que dedico estas páginas.

Si que diré que, como es habitual en mí, el rollo de Ilford FP4 plus 125 lo revelé en Kodak HC-110, dilución C (1+19), cinco minutos y medio a 21 ºC. Con los ritmos de agitación que uso habitualmente; 30 segundos de inversiones tranquilas del tambor de revelado al comienzo del revelado, seguidos de cuatro inversiones tranquilas cada minuto hasta llegar al final del tiempo de revelado recomendado.

La única novedad, relativa, es la digitalización de los negativos. Generalmente, cuando digitalizo con la cámara digital y el objetivo macro, me quedan bien. Razonablemente nítidos para poder usar un fichero de imagen de 15 o 16 megapíxeles. Aunque suele tener un efecto indeseable. La imagen bruta que obtenemos al digitalizar los negativos de esta forma suele tener muy poco contraste. Y para mejorar este contraste, nos vemos obligados a elevarlo en los programas de tratamiento de imagen, ocasionando como efecto secundario un aumento notable de la granulación propia del negativo. Los granos de sales de plata se hacen mucho más evidente que en los procesos físico químicos puros. Normalmente, con un tratamiento cuidados de los negativos no me suele producir especiales problemas.

Pero en esta ocasión observé en no pocos negativos una granulación realmente excesiva comparada con experiencias previas con esta película y este revelador. Y pérdidas de nitidez como consecuencia. Por ello, volví a redigitalizar los negativos con el escáner Epson Perfection V600 Photo. El resultado es una archivo inicial con el contraste mucho más ajustado a la realidad y con una granulación mucho menos evidente. Pero como contrapartida, y por las limitaciones propias del escáner, el archivo aprovechable no pasa de los 5 o 5,5 megapíxeles. Yo escaneo con el V600 a 2400 píxeles por pulgada, sabiendo que luego debo reescalar a la baja a unos 2000 píxeles por pulgada. Que por encima de esto, no hay mejora de la información. Es lo que hay. Y estas son las fotos que he utilizado para ilustrar esta entrada. De todas formas, tengo que analizar porqué me han quedado peor y con menos nitidez que en otras cosas, sabiendo que no hay ningún problema de desenfoque apreciable... Estoy mosqueado.