El tono de esta entrada hubiera sido ligeramente distinto, sólo ligeramente, hace diez días. Muchos aficionados a la fotografía con película tradicional basada en las sales de plata, con o sin colorantes acoplados, llevamos quejándonos de algunas cosas en los últimos años. La oferta de material sensible en el mercado ha ido disminuyendo poco a poco de forma constante. Especialmente cuando hablamos de película para negativos en color. Hace veinte años la variedad más vendida, hoy en día es más sencillo encontrar película en blanco y negro. Aunque todavía ha caído mucho más la oferta de película diapositiva en color. Y los precios han ido aumentando considerablemente y de forma constante. Se nos decía que la baja demanda encarecía los costes de producción unitarios, de cada uno de los rollos. Pero en los últimos años ha habido una recuperación de la demanda y sin embargo los precios han seguido escalando.
Los más cenizos de nosotros preveíamos la extinción de algunas formas de fotografía con película negativa en color a mucho más corto plazo de lo que pensábamos, siendo más sostenible en el tiempo la fotografía en blanco y negro, más económica de producir. Pero es cierto que hay algunos elementos que mantienen en cuestión la supervivencia a largo plazo de este tipo de fotografía. No se fabrican buenas cámaras para película tradicional, salvo en nichos especializados del gran formato. Sí se fabrican bastantes cámaras de plástico, ultrasencillas, casi de juguete. Muchas veces a precios excesivos. En realidad, da la sensación de que el único nicho próspero de la película tradicional es la fotografía instantánea, en auge, especialmente con las sencillas (y mediocres) cámaras Fujifilm Instax, que derivan en abundancia de ventas en fungibles.
Hace unas semanas, los alemanes de Adox, que han recuperado instalaciones de producción de marcas de la antigua Europa oriental del otro lado del Telón de Acero, anunciaron su intención de desarrollar y recuperar la fabricación de película negativa en color. Una buena noticia, que como siempre en este ámbito hay que acoger con modesta ilusión. Uno ya esperaba la típica campaña de financiación colectiva para costear el desarrollo, pero nos sorprendieron con otra iniciativa que a mí me parece más honesta y elegante. Habían recuperado unos remanentes de película negativa en color, que estaba desarrollando una empresa que quebró, y los iban a distribuir y vender bajo la marca Adox Color Mission. Y con los beneficios, desarrollar la nueva película. Nueva... no igual que la que han puesto a comercializar bajo esta marca. Y tardarán todavía unos cuatro años nos dicen. Pero mientras... la Color Mission. Gustándome la iniciativa, encargué cinco rollos.
Expuse el primero en el mes de febrero. El segundo salió el lunes hacia el laboratorio. Pero en estas semanas otras iniciativas han surgido que hacen que veamos el futuro de la fotografía con película fotográfica en color de forma menos pesimista. Kodak ha anunciado la venta inmediata de su Gold 200 para formato 120. Cinestill ha anunciado una nueva película negativa en color de sensibilidad ISO 400 calibrada para luz de día, en lugar de la luz de tungsteno de su 800T. Supongo que también derivada de las películas para cinematografía Kodak Vision3, probablemente de la Vision3 250D Color Negative Film, al igual que la 800T deriva de la Vision3 500T Color negative Film. Y desde Japón, Bellamy Hunt nos anuncia el nuevo desarrollo de una película diapositiva en color, en colaboración con alguien de Hong Kong. Supongo que para fabricar en China, con costes más bajos, con el peculiar nombre de Fugufilm 400; fugu, un pez globo, es un pescado en plan delicatessen que tiene la peculiaridad de que debe ser preparado por alguien especialmente formado para evitar que sea muy tóxico, por una toxina producida por unas bacterias simbiontes de la especie piscícola. La alimentación como deporte de riesgo. Nadie anuncia la fabricación de nuevas cámaras serias a precio razonable. Que no sean carísimas Leica o la también carísimas Hasselblad H, con respaldos para película de formato 120 en lugar de los respaldos digitales.
La cuestión es que en febrero hice mi primer rollo de esta Adox Color Mission. Para ello, usé la Leica M6 junto con un Leitz Elmar-C 90 mm f4. La usé en paseos ciudadanos, preferentemente en las horas finales del día, buscando colores agradables. La información del distribuidor y vendedor de la película nos habla de colores saturados y con tonos no necesariamente fieles a la realidad pero agradable. Y nos nos promete, en absoluto, un grano especialmente fino (airy grain sea lo que sea que quiera significar esta expresión sobre grano aireado). El segundo rollo, que aparecerá pronto, espero, está hecho con la Canon EOS 650 y diversos objetivos en el ámbito de la floración primaveral en los parques zaragozanos.
Y he decir algo. La película me ha gustado. Lejos del excesivo desvío de los colores que encontramos en otras películas de características especiales, esta nos ofrece imágenes realistas, aunque sepamos que sus colores no lo son. Pero ninguna película reproduce de forma absolutamente fiel los colores reales, y uno elige sus películas, si hay oferta suficiente, de acuerdo a sus preferencias. Y a mí me han gustado estos colores saturados pero matizados, cálidos, llamativos, pero no chirriantes. Contrastada. Y casi lamento no haber comprado unos cuantos rollos más, para ir tirando. En estos momentos no se vende por agotamiento del primer lote, aunque han anunciado que seguirán poniendo a la venta nuevos lotes. Estaremos al tanto. Y sí, el grano es más marcado que las habituales películas negativas en color de sensibilidad ISO 200, que es la sensibilidad nominal de esta película. Eso sí, como en otras películas negativas en color, no se lleva bien con la subexposición, en la que incurrí conscientemente cuando se me estaba yendo la luz y me quedaban dos o tres negativos del rollo para terminarlo y calcé en la cámara el Zeiss Biogon-C 35 mm f2,8.
La película Bergger Pancro 400 me gusta bastante, y desde que salió al mercado hace poco más de un año para sus presentaciones de 35 mm y tipo 120, la he usado de vez en cuando. Con frecuencia la uso para llevar en la cámara cuando paseo por la ciudad, generalmente cargada en la Fujifilm GS645S Wide 60, un conjunto que me resulta agradable para paseos ciudadanos.
Aunque hay no pocos que proponen una sensibilidad efectiva más baja que el ISO 400 de su sensibilidad nominal, a mí me gusta usar esa sensibilidad nominal, y conseguir unos negro profundos. Que hasta el momento nunca me han quedado empastados y sin detalle.
Nunca hasta la fecha había utilizado un revelado desatendido, ni con Kodak HC-110 ni con Rodinal, sus clones o derivados.
Como ya habéis visto estos días atrás, en pocos días se me acumularon varios carretes, cada uno de su padre y de su madre, un Ilford Delta 100, un Fujifilm Neopan 100 Acros, y el Bergger Pancro 400 del que os hablo aquí. Y tenía poco tiempo para dedicarles al revelado y procesado. Así que tiré por la del vago, y decidí meterlos todos en una sopa de Adox APH 09, con una dilución 1+100, a una temperatura entre 20 y 21 ºC. Se procede a continuación a un revelado desatendido, es decir con una agitación mínima. Treinta segundos iniciales de suaves inversiones, y luego dejar estar quieto durante una o dos horas sin agitar, salvo un par de inversiones a mitad de ese periodo para evitar irregularidades. El objetivo es conseguir un revelado compensador, en el que las luces agoten enseguida el revelador vecino y no suban más allá de la cuenta, que no se empasten, mientras que las sombras, con mucha menos plata tengan a su disposición revelador durante todo el tiempo, revelándose a fondo. El Adox APH 09 os recuerdo que comparte la fórmula que usaba Agfa para el Rodinal hasta la Segunda Guerra Mundial. Se revela con las mismas técnicas y los mismo tiempos. Y yo soy incapaz de distinguir los resultados de esta fórmula con respeto a otras clónicas o derivadas del Rodinal. Y es muy barato.
Para estos paisajes urbanos o suburbiales, coloqué ante el objetivo de la GS645S un filtro rojo nª 25. Como tiene un diámetro de filtro de 49 mm, es un filtro que me sirve para esta cámara, para los objetivos más habituales de las Pentax, con un adaptador 49-46 mm para varios objetivos del sistema micro cuatro tercios. Y con tal de no usarlo con grandes angulares, con un adaptador 49-52 mm, con objetivos de otros sistemas que tengo por ahí. En cualquier caso, en esta ocasión me ha servido para dar más profundidad a los cielos, y una mejor separación entre esos y las nubes, o entre estas.
En cuanto a los resultados... sensaciones mixtas. La gradación tonal que he obtenido me parece satisfactoria. Si de por sí la Pancro 400 no es una película excesivamente contrastada, el revelado compensador proporciona una gradación bastante lineal de los tonos. Quizá sea cierto que le sienta mejor un índice de exposición un poco superior, digamos IE 320 o inlcuso IE 250... pero como ya he dicho, me gustan las sombras más profundas, y con IE 400 no se bloquean. Así que seguiré fiel a este índice de exposición.
Donde ya no estoy tan contento es en el grano de la película. Entendámonos, estamos ante una película cuya sensibilidad nominal es ISO 400. Y estoy usando un derivado o clónico del Rodinal. Así que no puedo esperar el grano más fino posible para esta película y estas condiciones. Pero dicho lo cual, creo que el revelado que le he practicado a una Pancro 400 en el que el grano ha sido más aparente. No desagradable; es regular y homogéneo, pero muy aparente. Especialmente, como es natural en las grandes extensiones de tonos uniformes. Lo cierto es que una película de ISO 100 con un filtro amarillo, para no perder tanta luz, me hubiera dado las mismas condiciones de exposición, y un grano mucho más discreto, como me sucedió con la Fujifilm Neopan 100 Acros. Teniendo en cuenta que el filtro amarillo que usé con la Acros resta un paso de exposición, el índice de exposición efectivo fue de 50 para una película de ISO 100. Como el filtro rojo que usé con la Pancro 400 resta tres pasos de exposición, el índice de exposición efectivo para esta fue también de 50. Evidentemente, hay diferencias estéticas entre el uso del filtro rojo y el amarillo. Cada cual tiene que valorar lo que le conviene. Para mí, ese índice de exposición efectivo de 50 es lo mínimo para ir sin trípode. Contando con que si baja la luz por nublados y tal, o porque me muevo por entre calles, le puedo quitar el filtro y recuperar luz.
Los resultados globales no están mal. Pero confirman la tendencia observada, y también leída en diversas fuentes, de que el revelado desatendido con Rodinal, clónicos y derivados se lleva mejor con las películas de sensibilidad media-baja. De ISO 125 hacia abajo. Y bien expuestas, sin riesgos de subexposición. Ahora sólo dispongo de Adox APH 09 en casa, pero me estoy planteando mantener una reserva de algún otro revelador tipo Ilford DD-X, Kodak TMax Developer o Ultrafin T-Plus o similares. Ya veremos. Es que el Rodinal y el Kodak HC-110 son tan cómodos y eternos...
Este domingo pasado 29 de abril es el día en que algunos entusiastas decidieron que fuese el Worldwide Pinhole Photography Day, día mundial de la fotografía estenopeica. Y por lo tanto, aunque la mañana de ese domingo no prometía mucho, con un nublado que ofrecía una luz bastante modorra.
No obstante, aunque de forma un poco precipitada, cogí una de mis cámaras estenopeicas para película negativa tradicional de formato medio, la Ondu Pinhole 6x12 Multiformat, la ajusté a fotogramas de 6 x 9 cm, aproximadamente, y la cargué con un rollo de formato 120 de Ilford Delta 100.
Y con eso, salí a la casa, rogando para que el día se comportase y no empezase a llover. O por lo menos, no demasiado.
Con el día nublado, para un estenopo que me ofrece el equivalente a una apertura f/135, los tiempos de exposición que me indicaba la aplicación para medir la luz instalada en el iPhone oscilaban entre un segundo y cuatro segundos. Como la Delta 100, si la velocidad de obturación desciende del medio segundo, se ve afectada apreciablemente por el efecto Schwarzschild, los tiempos de exposición oscilaron entre los 4 segundos y los 12 segundos. Siendo lo más frecuente entre los 8 y los 12.
Observaréis que las calles parecen vacías de gente... pues no. Sí que había gente. Pero moviéndose. Y dado que los tiempos de obturación eran largos, no aparecen impresionados en los negativos. En la siguiente foto había al menos cuatro personas que se dirigían hacia mí y me miraban con curiosidad mientras hacía la foto.
Las fotografías están tomadas todas con la Ondu Pinhole sobre un trípode en el que se corregió mediante el nivel de burbuja incorporado cualquier desviación de la horizontal, con el fin de evitar líneas convegentes y con el fin de afinar en la medida de lo posible la composición. Las Ondu Pinhole no tienen ninguna ayuda a la misma. Carecen de visor o cualquier otro dispositivo, así que hay que encuadrar a ojo. El uso de un trípode ayuda mucho a evaluar la posible composición. Eso, y estar familiarizado en el ángulo de visión del estenopo.
En la fotografía siguiente, sí que aparecen unas personas. Unas niñas y adolescentes que me vieron hacer la foto y se pararon para no molestar. No pensaban que pudieran entrar en el encuadre donde se pararon. Mientras, el semáforo se puso verde para los coches, y por ese paso pasaron cuatro de ellos mientras hacía la foto, de los cuales hay cierta estela de una furgoneta blanca que pasó.
Para finalizar, decir que el revelado lo hice con Adox APH09, que es una fórmula antigua del Rodinal y que se utiliza igual que este. Como últimamente tengo poco tiempo, y tenía tres rollos distintos, cada uno de su padre y de su madre para revelar, opté por el revelado del vago, un revelado desatendido a una concentración del revelador de 1:100 a una temperatura de entre 20 ºC y 21 ºC. La intención era dejarlo revelar durante una hora, con una agitación suave en los primeros 30 segundos y un par de inversiones a la media hora. Pero estuve entretenido reservando billetes de avión para las vacaciones... y al final se pego 65 minutos antes de darle el par de inversiones. Así que lo dejé 40 minutos más para evitar irregularidades en el revelado después de las inversiones. No ha quedado nada mal. Últimamente voy confirmando que este tipo de revelado le sienta mejor a las películas de sensibilidad baja o media baja, que a otras. Y la gama de tonos no está mal. Ajustes mínimos de contraste en el procesado digital tras escanear los negativos con el Epson Perfection V600 Photo.
Surgió la idea como consecuencia de las actividades del III Encuentro Analógico, cuya excursión a Muel os conté en tres partes (1, 2 y 3), y que se realizaron esta primavera en la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ). Durante las mismas se habló con Laura (Lura Photos), una simpática y animada aficionada a la fotografía de Ejea de los Caballeros, que de vez en cuando tenemos la suerte que nos acompañe en nuestras actividades en Zaragoza. En esta ocasión, tocaba devolver visita y acudir nosotros a Ejea, hacer fotos y, de paso, conocer mejor la capital de las Cinco Villas, sus calles, sus fiestas y su iniciativas culturales.
Como el contenido principal de esta entrada estará orientada a lo fotográfico, diré simplemente que por la mañana recorrimos las calles de la ciudad, y estuvimos en las actividades del mercado y la recreación medieval que se organizan para las fiestas de San Juan. Visitamos también dos centros culturales y de exposiciones, La Espiral y el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea. Después de comer, con una visita guiada, conocimos las dos iglesias románicas, San Salvador y Santa María de la Corona, así como otros edificios e historias de la ciudad. Tuvimos la suerte de que el calor no fue tan agobiante como en los días anteriores, e incluso disfrutamos de una cierta brisa.
Tenía ganas de experimentar durante esta excursión, así que me llevé una variedad de cámaras y materiales. Eso sí, que las cámaras no ocupasen ni pesasen mucho. Veámoslo en un cierto orden.
Olympus mju-II con Fujicolor Superia XTra 400
Nunca he utilizado mucho las películas negativas en color de Fujifilm, así como en tiempos, prácticamente sólo utilizaba las diapositivas de esta marca. Pero tras la experiencia con la cámara de un solo que me llevé a Muel, he empezado a usarlas. Y especialmente tenía ganas de usar la Fujicolor Superia Xtra 400, una todoterreno muy respetada, con una cámara que tuviera una óptica de mejor calidad. Así que cargué un carrete de esta película en la Olympus mju-II. Sobretodo la usé por la mañana, callejeando la ciudad y durante la recreación histórica medieval.
Unos colores vivos, un grano muy muy muy contenido y una amplia latitud de exposición la hicieron ideal para un día de sol radiante, no importando si el objeto de interés estuviera al sol o en la sombra, ya que la generosa sensibilidad nominal de ISO 400 así como la luminosidad del 35 mm f/2,8 de la Olympus, permitían un amplio abanico de posibilidades.
Película para todo uso muy recomendable, aunque para trabajos donde se exija una mayor matización de los tonos de color, y especialmente en retrato, creo que sigue siendo preferible la familia de las Kodak Portra, especialmente las 160 y 400. Pero está muy bien esta película. A tener siempre una reserva en el frigorífico.
Leica CL con Summicron-C 40/2 y película Fujicolor Natura 1600
La película Fujicolor Natura 1600 está reservada en principio por la marca japonesa a su mercado interno, en el País del Sol Naciente. Pero es posible adquirirla en Europa a través de algunas de las tiendas alemanas más especializadas en la fotografía argéntica, como Macodirect, donde compré hace unas semanas algunos carretes. No son baratas, aviso. Pero me apetecía probarla.
Puesto que parte de una sensibilidad nativa de ISO 1600, la usé con una óptica también razonablemente luminosa, reservada para interiores con menos luz. Los dos museo que visitamos y que mencionado anteriormente fueron los mejores lugares para usarla.
Siendo una película de tan elevada sensibilidad, el grano está muy presente, como no podía ser de otra forma. Como sucede en tantas y tantas otras películas negativas en color, conviene no subexponerla, para evitar tener desviaciones desagradables en los colores así como un contraste y tonos armoniosos.
En los negativos en los que la luz llegó en cantidades generosas, probablemente expuestos a un índice de exposición de 800, los colores fueron todavía más saturados y agradables y el grano se hizo notar mucho menos. Así que no sería de extrañar que su sensibilidad real se acercase a esos ISO 800 aunque con margen para exponerla a 1600. Donde más se nota es en las fotografías realizadas en el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea. Podréis deducir fácilmente qué negativo iban más sobrados de exposición y cuales iban más justos.
Leica M2 con Summicron 35/2 ASPH y película Kodak Tri-X 400
Mi intención original fue llevar la Leica M2 con el 35 mm todo el día cargada con película en blanco y negro de todo uso, como es la todoterreno Tri-X 400. Y así lo hice durante buena parte de la mañana. Con el margen que da además para hacer alguna fotografía en interiores si la luz es suficiente y con la buena luminosidad del Summicron.
Por lo tanto, fue la película que utilicé durante buena parte del paseo por la mañana, asistiendo a la recreación medieval e incluso sirviendo para alguna foto arquitectónica en el interior de La Espiral, como veréis a continuación.
Como de costumbre, la Tri-X ofrece una estructura de grano bien marcada y unos negativos contrastados. Es cierto que tendí a la sobrexposición, como explicaré más adelante, pero se compensó en el revelado... debido a mi vagancia. Cuando consulté los tiempos de revelado para Rodinal a 1:50 y 20 ºC, que es lo que estoy utilizando en estos momentos, vi que la Tri-X tenía un tiempo revelado recomendado de 13 minutos. Y la ADOX que comentaré a continuación de 12 minutos. Así que decidí que en tiempos relativamente largos como estos, me iba a contentar con sacar la media, dejarlo en 12'5 minutos y confiar en los márgenes que ofrecen estos materiales para obtener buenos resultados. Con la Tri-X, sin problema.
Quiero avisar que no estoy usando el Rodinal habitual, sino el que ofrece ADOX bajo la denominación APH 09. Esta es la fórmula usada a principios del siglo XX hasta la Segunda Guerra Mundial, y que siguió usándose tras el telón de acero, mientras que Agfa modificaba ligeramente al fórmula de su Rodinal, el único que podía llevar esa denominación. Dicen que daría algo más de grano, aunque su uso es exactamente igual. Yo no estoy encontrando diferencias.
Leica M2 con Summicron 35/2 ASPH y película ADOX Supermax 100
La Tri-X es cómoda de usar,... pero yo no estaba suficientemente cómoda con ella. Básicamente, con un día de luz radiante como ese sábado, me obligaba a utilizar un diafragma de f/16 y una velocidad de obturación de 1/500 segundo, o su equivalente de f/11 y 1/1000 segundo. Pero nunca me gusta usar una diafragma tan cerrado por el efecto de la difracción, ni aun con una óptica excelente como el Sumicron asférico, ni me gusta llegar a velocidades de 1/1000 en cámaras mecánicas, ya que los márgenes de precisión a estas velocidades son menores. Por ello, prácticamente todos los negativos, salvo los de interiores, de Tri-X esta sobrexpuestos un punto, para exponer de f/11 y 1/500 hacia abajo.
Y también por ello, cuando terminé el primer carrete de Tri-X, decidí usar el de ADOX Supermax 100 que llevaba en el estuche. Aunque eso me iba a limitar la posibilidad de usar el blanco y negro en interiores. Pero una foto en color siempre se puede convertir a blanco y negro, y al revés, no.
De entrada, he de decir que esta película de ADOX se caracteriza por su elevado contenido en plata, lo que junto a su sensibilidad media, garantiza un grano mucho más contenido. La diferencia con la Tri-X es muy notoria, ofreciendo unos tonos más continuos y menos estructura de fondo. También tiene un contraste más suave que he tenido que corregir en el digitalizado de los negativos.
No me gusta tanto como la Fujifilm Neopan 100 Acros, y no es necesariamente superior a la mucho más accesible y probada Ilford FP4 Plus. Sí mejora el nivel de grano que ofrece la Fomapan 100 Classic, que se puede encontrar fácilmente también como Lomography Earl Grey 100. Por lo tanto, no creo que después de haberla probado vaya a usarla con frecuencia. Pero es una película muy razonable.
Aún me atreví a usarla en un momento dado en interiores, en el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea, más iluminado que La Espiral.
Y tuve un desliz después de comer. Durante la mayor parte del día, con la película en blanco y negro estuve estimando la exposición a ojo, partiendo de la famosa regla "soleado f/16", que encontrábamos antaño, quizá también ahora, en los carretes de película para aficionado de Kodak o en algunas cámaras antiguas que no disponen de fotómetro. No suelo errar. Pero después de comer, debió de ser por la digestión, sí que hice unas cuantas tomas que resultaron subexpuestas.
Algo compensaría este error el hecho de que he revelado el negativo durante medio minuto más de lo aconsejado, debido al ataque de vagancia que he comentado antes. El tiempo recomendado era 12 minutos y lo usé con la Tri-X a 12'5 minutos. Pero por mucho que aumentes los tiempos de revelado, si en unas sombras no hay plata... pues negro se quedará. Aun a costa del incremento del contraste, que podéis apreciar en la imagen anterior.
Por lo demás, a la luz del día, me sentí más cómodo con esta sensibilidad que con la de la Tri-X.
Y un defecto...
Los más observadores verán que algunos negativos en blanco y negro presentan una larga raya recta transversal a la dimensión más larga, de color negro, que afecta a todos los negativos de Tri-X y a bastante de Silvermax. No sé a qué se debe. Se parece mucho a una que aparece en los dos negativos de largas exposiciones nocturnas que hice hace unas semanas. Pero entonces era otra cámara, la Hasselblad 503CX, y otra película, la Fujifilm Neopan 100 Acros. No sé a qué se debe. Y es una lata eliminarla tras su digitalización. Todavía no he comprobado si está en el negativo, o se produce por algún motivo al digitalizarlos. Por su coincidencia con su aparición con los de la Hasselblad. Esperemos que desaparezca del todo.
Hace unos días os hablaba de mi primer rollo de la nueva película del fabricante francés Bergger, la Pancro 400. Una película de la que me sentía muy satisfecho, y que de hecho estoy pensando en que sea mi película de elección para trabajos de interés. Para un uso más casual, tengo pensado tirar de Fomapan. Pero de eso hablaré otro día. Más adelante.
Esta nueva película, como su nombre indica, es pancromática. Es decir, es teóricamente sensible a todo el espectro de luz visible, como la mayor parte de las películas modernas. Pero eso es algo cierto en parte. Voy a ponerme un poco técnico y voy a poner aquí la curva de sensibilidad espectral de la película, que no es muy distinta a la de otras películas pancromáticas. Está obtenida directamente de la versión en francés de la ficha técnica de la película ofrecida por el fabricante a fecha de enero de 2017.
Como vemos, la película es sensible entre las longitudes de onda de 400 nanometros y aproximadamente los 660 nanometros aproximadamente donde comienza un brusco descenso de sensibilidad para que esta sea nula a partir de los 680 nanometros. El espectro visible, aunque hay variaciones entre individuos va entre el violeta, que comienza e los 380 nanometros y los 780 nanometros del rojo más profundo. Ciertamente los valores más extremos están sujetos como digo a cierta variabilidad personal, y hay muchas personas que no llegan a ser sensibles a los rojos más profundos, por lo que en la práctica no es infrecuente ver mucho textos donde redondean y nos dicen que el espectro visible esta entre 400 y 700 nm.
El caso es que incluso en las películas pancromáticas como esta Pancro 400, siempre hay una menor sensibilidad, aunque sea ligera, a los tonos cálidos que a los tonos fríos. Normalmente, en escenas tomadas con luz de día, no tiene mayor importancia. Pero cuando fotografías en interiores con luz artificial, especialmente luz de tungsteno o aquellas que la imitan, hay predominio de tonos cálidos y las películas se pueden quedar cortas de sensibilidad. Algún fabricante, no muchos, lo avisan, y te dicen que la sensibilidad de la película para esas situaciones es menor. Por ejemplo, 320 ISO en lugar de 400 ISO. No es el caso de la Pancro 400. Pero yo decidí probarla con luz artificial.
Para ello, cargué la Hasselblad 503CX con un carrete de Pancro 400, la iluminé con mis lámpara habituales del salón, halógenas o de LED con tonos cálidos, e hice un pase de modelos de mi colección de cámaras para película tradicional, aunque solamente aquellas que están en funcionamiento, aunque sea con alguna limitación.
Estas son las dos primeras que fotografié, la Canon EOS 100 (1992) y la Leica CL (1973) (Entre paréntesis el año de fabricación aproximado para el modelo del que dispongo). Van juntas porque entre 1993 y 2004 fueron las responsables de ir de viaje conmigo. La primera hasta el año 2001, la segunda con posterioridad. El buen resultado de la Leica CL y su mayor ligereza me condicionaron para ser de los primeros en adoptar las cámaras micro cuatro tercios, comparables en tamaño, como cámaras viajeras por excelencia.
Desde el punto de vista del rendimiento de la película, creo que ciertamente su sensibilidad real cuando la fuente de iluminación es luz artificial cálida es algo inferior. Los negros del cuerpo de la Leica CL tendrían que tener algo más de materia. No obstante, la película, como ya comenté, se comporta muy bien y se traga los pasos de contraste sin ningún problema.
Sigo con el pase de modelos. Ahora ya sin interrupciones sobre las características de la película.
Además de la Leica CL ya vista, dos telemétricas de la marca alemana más, la Leica M2 (1961) con montura de bayoneta para los objetivos y la Leica IIIf (1951) con montura de rosca.
Otras dos telemétricas, pero de formato medio, y por lo tanto bastante más grandes. La Fuji GS645S Wide (1983) es una telemétrica para rollos de película de 120 y 220 sobre los que se obtienen 15 o 30 negativos de 6 x 4,5. Mientras que la Plaubel Makina 67 (1985) con su objetivo Nikkor 80/2,8 fabricado por Nikon, retráctil, tiene un cuerpo metálico, es más consistente, y admite sobre los mismos formatos de película 10 o 20 negativos de 6 x 7. Ambas hacen fotos sin problema, con elevada calidad, pero la Makina 67 necesita pasar por taller por filtraciones de luz en el fuelle del objetivo retráctil.
Dos cámaras réflex, una Pentax MX (1977) y una Praktica MTL 5 (1985). La primera con su popular montura K de bayoneta, la segunda con una montura de rosca M42 que Pentax había abandonado ya diez años antes de que saliera al mercado este modelo de Praktica. Mi primera cámara réflex, de 1989, fue una Pentax P30N que no conservo. La vendí para comprar la Pentax MX que usa todos aquellos objetivos de focal fija de Pentax que fui comprando de segunda mano poco a poco y que van muy bien. Por ello, le tengo un cariño especial. Además va estupendamente, es una de las cámaras más agradables de usar, siendo además muy compacta de tamaño.
Vámonos hacia atrás en el tiempo con estas dos Agfas. La primera, la Agfa Jgestar 8,8 (1928, posteriormente conocida como Agfa Billy, bajo cuyo nombre se declinaron muchas cámaras similares de iniciación) es una cámara de objetivo retráctil con fuelle, sencilla, con un objetivo de tres elementos que no ofrece mucho contraste y moderada nitidez, pero que con sus negativos de 6 x 9 sobre película de formato 120 da información de sobras para disfrutar de la fotografía. También tiene alguna filtración de luz, y hay que protegerla de la luz directa en el momento de hacer la foto. La Agfa Synchro Box (1953) representa a las populares cámaras de cajón cuyo concepto básico no varió desde la primera Brownie de Kodak de 1900. Admite también película de 120 produciendo negativos de 6 x 9, pero su objetivo muy sencillo, un simple menisco, acarrea todo tipo de aberraciones ópticas. Para ampliar con muuuuuuucha moderación. Pero divertidas de usar, ambas.
Dos nuevas cámaras de objetivo retráctil para película de formato 120, produciendo ambas negativos cuadrados de 6 x 6. Conceptualmente muy similares, aunque la primera, la Zeiss Ikon Ikonta modelo 521/16 (1948) es algo más latosa de usar que la Adox Golf 63 (1955). Curiosamente, la primera no sufre de las filtraciones de luz en el fuelle de las que sufre la segunda, que hay que proteger de la luz directa al usarla para evitar luces parásitas en exceso.
Un recuerdo especial para las cámaras que originalmente no fueron mía sino de mi familia. desde la Viking (1964) que usaba mayormente mi padre durante mi infancia, pasando por la Kodak Pocket A-1 (1977), que yo usaba cuando me iba de campamento cuando era un adolescente y que usa cartuchos de película de formato 110 con sus minúsculos negativo, hasta la Olympus μ(mju:)-1 (1993) que compré para mi familia con el fin de que tuvieran una cámara de cierta calidad pero sencilla de usar, una vez que yo ya me había aficionado a la fotografía.
Unos años más tarde, me compré para mí mismo esta Olympus μ(mju:)-2 (1997), descendiente de la anterior, más compacta, con un objetivo más luminoso y protegida contra las inclemencias del tiempo. La pongo en comparación con la Olympus Pen EE3 (1973), una de las populares compactas de medio formato, la mitad del tradicional formato popularizado por Leica, que hacían que los carretes de 36 exposiciones ofrecieran cerca de 80 si las cargabas con cuidado para aprovechar al máximo la longitud de la película.
Mezcla de estilos en esta ocasión. En el centro, una noble Yashica Mat 124G (1970), reflex binocular con un objetivo tipo Tessar que hace unas fotografías excelentes, pero que tengo con una funcionalidad algo "estorbada" porque como consecuencia de una caída, la lente de enfoque no se sujeta correctamente. Por lo demás va muy bien. A reparar en cuanto tenga ocasión. Y con las otras dos entramos en el terreno de lo lúdico. De las cámaras-juguete. Pero que hace fotos. Por dos euros en un mercadillo conseguí la Cámara Safari de Indiana Jones (1987), que es una variante de la Werlisa Club Color B, una cámara que se fabricó en España como churros desde los años 70. Es muy elemental en su uso, pero hace fotos. Conceptualmente similar es la Vivitar Ultra Wide & Slim (2001), pero con la peculiaridad de que tiene un objetivo gran angular de 21 mm. También se puede conseguir por pocos euros. Su ergonomía puede producir algún dolor de cabea que otro, pero las fotos que se hacen con ella pueden ser muy simpáticas. Pasad de las Lomography, y buscad este tipo de cámaras si queréis diversión.
Diversión que también se puede conseguir con las chinas Holga, de las que yo tengo dos. Una Holga 120W PC y una Holga 120N. Ambas son fabricadas en 2015. El PC de la primera viene de Pinhole Camera, y es efectivamente una estenopeica. Ambas son para formato medio, rollo de formato 120. La estenopeica puede hacer fotografías de 6 x 9 y 6 x 12, la 120N de 6 x 6 y 6 x 4,5. La calidad en la estenopeica es la esperable en este tipo de cámaras. La de la 120N es simpáticamente lamentable.
Y dos estenopeicas más... La Camara Pinhole Automontable (2015) comprada en la librería del CaixaForum de Zaragoza. Tengo pendiente sustituir la lámina del estenopo por otra más fina. El estenopo me salió con un diámetro excesivo y la nitidez que ofrece es demasiado baja. Aunque no deja de ser curiosa de usar. Se vendía en piezas, y te la montas tú mismo. Admite carretes de 35 mm normales y corrientes, pero el avance es muy aproximativo. La otras es una Ondu 6x12 Multiformat (2016), que con un sistema de tabiques móviles permite usar sobre película en rollo tipo 120 los formatos de 6 x 6, 6 x 9 y 6 x 12. Está hecha artesanalmente de madera, las piezas se mantienen en su sitio con imanes de vanadio, y es muy bonita.
Llevo 11 fotografías con 24 cámaras presentadas hasta el momento. Normalmente la idea es que todas menos una cámara cupiesen en los 12 fotogramas que permite la Hasselblad en un respaldo tipo A12. Pero un error en el primer fotograma hizo que hasta aquí llegáramos. La siguiente fotografía está realizada con la Leica M-E, digital, calzada con el Elmar-C 90/4 para suplir esa carencia.
A pesar de que parecía que esta tecnología iba a desaparecer, la fotografía instantánea esta viviendo un simpático resurgir. Hay quien tira de los nuevos productos desarrollados por Fujifilm. Pero otros preferimos rescatar las viejas Polaroid y usar la (carísima) película instantánea de Impossible Project. Yo dispongo de una Polaroid Image System SE y una Polaroid Supercolor 635. Esta última es un modelo muy sencillito, que ofrece las típicas fotos cuadradas de Polaroid. La primera ofrece mucha mayor calidad y posibilidades, pero hay que usar el formato especial tipo Spectra, algo más alargado.
Y queda una cámara... la que ha hecho la mayor parte de estas fotos...
Y aquí tenemos la reina de las cámaras, una Hasselblad de la serie V, en concreto una Hasselblad 503CX (1989), con su clásico Carl Zeiss Planar 80/2,8, fotografiada con la Polaroid Image System SE. En realidad este modelo no salió tal y como se ve de fábrica, ni se vendió tal cual, ya que está montado a partir de distintas piezas. Las Hasselblad para película eran fundamentalemente un concepto modular. La 503CX el cubo central, pero el respaldo vino por otro lado, el objetivo por otro, y el visor que se ve... no es Hasselblad. Es Kiev, soviético. Pero funciona correctamente.
Y este es mi repaso a mi colección de cámaras para película tradicional en funcionamiento, aprovechando mis pruebas con la Bergger Pancro 400.