La fotografía como afición y otras artes visuales

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Historias de mi historia; en Londres con una Minox ML 35 e Ilford Delta 400

He estado de vacaciones unos días. En la isla de la Palma, en el archipiélago de las Canarias. Una semana. Y he tenido la oportunidad de hacer cuatro rollos de fotografía con película en blanco y negro, además de las que proceden de mi cámara digital. Algunas de estas últimas las podéis ver en entradas recientes de mi Cuaderno de ruta o de mi cuenta viajera en Instagram. Pero hasta que me lleguen los revelados y escaneados, voy a volver al pasado. Al momento en que empecé a llevarme una segunda cámara a los viajes, generalmente una compacta, con película en blanco y negro.

En los años 90, cuando salía de viaje, solía llevarme una cámara réflex con pelicula diapositiva en color; una Pentax P30N entre 1989 y 1992, una Canon EOS 100 a partir de 1993. Aunque aún me llevé la Pentax a un viaje a Eslovenia y Venecia en el verano de 1993 y a Londres en diciembre de 1994. Como os contaba hace unas semanas, en mayo de de 1993 comencé a llevarme una cámara compacta con negativos en blanco y negro. Las más de las veces era Ilford Delta 400, que solía revelar en Tetenal Ultrafin. Como ya os dije, en aquel primer viaje me llevé una Olympus mju-I que había comprado para mis padres y hermana. Pero unos meses después, para mi uso personal, compré una Minox 35 ML. Las pequeñas Minox son una delicia de usar para el fotógrafo avezado. Y a pesar de que el fotógrafo tiene que configurar por sí mismo el enfoque por estimación y la apertura que desea, pueden ser más ágiles de uso que las compactas de exposición y enfoque automático.

A Londres, como ya he dicho, un frío pero soleado mes de diciembre, me llevé la Pentax P30N. Fue un tema de volumen y peso. Con un 28 mm prestado, un 50 mm f/2 y un Rikenon 135/2,8 que adquirí de segunda mano, iba más ligero que con la Canon EOS 100 y sus objetivos zoom de focal variable. Y además, empecé a comprender que las cámara más modernas eran muy grandes y muy intrusivas para fotografiar en las ciudades, en lo que yo llamaba reportaje urbano, y que ahora los modernos denominan, pedantemente street. Del inglés, street photography. Y la Minox 35 ML con unos rollos de Ilford Delta 400. En aquellos momentos, las Delta de Ilford y las T-Max de Kodak eran las películas modernas y más atractivas para muchos, con sus tecnologías de granos tabulares, y mayor nitidez que sus equivalentes de grano cúbico tradicional. Hoy en día, parece que estas últimas, Tri-X, FP4 Plus o HP5 Plus, entre otras, gozan más del favor de los fotógrafos con película tradicional.

Otra cuestión es que tengo anotado el revelado realizado en aquellos rollos de Ilford Delta 400. Fue en una época en la que ya había casi culminado mi transición del Rodinal con el que aprendí a revelar, y que era muy conveniente desde muchos puntos de vista. Pero dejaba, y dejan sus equivalentes actuales, un grano más marcado. Y siempre se ha asegurado que no se lleva igual de bien con las películas de grano tabular como con las de grano cúbico tradicional. Por eso, empecé a usar el Tetenal Ultrafin, en aquellos momentos fácil de encontrar a un precio razonable en algún comercio de Zaragoza. Siempre me gustaron los reveladores de Tetenal, pero en los últimos años he optado más por el Kodak HC-110, puesto que tiene muchas de las ventajas del Rodinal en longevidad y economía, con mejores resultados generales en la mayor parte de películas, sea cual sea su tecnología de fabricación.

En estos momentos, tengo en la nevera todavía unas reservas apreciables de Ilford HP5 Plus, que es muy fácil de encontrar y comprar en Zaragoza. Pero estoy tentado, cuando bajen un tanto, en adquirir unos cuantos rollos de Delta 400, porque realmente me gustan los resultados que obtuve durante aquellos años 90. Ya os contaré.