En los últimos tiempos, los canales de vídeo de Youtube se han convertido en una fuente de información notable. Y estoy suscrito a unos cuantos, diversos. Veamos alguno de los destacados por algún motivo.
El primer canal de vídeo de Youtube al que recuerdo haber estado suscrito fue DigitalRev. Había estado haciendo una búsqueda sobre uso de objetivos Leica sobre cuerpos de cámara micro 4/3 y me apareció este vídeo presentado como ha sido habitual por Kai Wong. Supongo que tras la cámara estaba, no lo sé, Lok Cheung, que con el tiempo se convirtió en coprotagonista de las aventuras de probar nuevo material fotográfico.
Como contraste, el último canal al que me he suscrito, y que me está gustando mucho es el de José F. Ortuño. Guionista y realizador, te explica los secretos del cine de una forma concisa, concreta y fácil de entender. Os dejo su último vídeo subido, para quienes no se cosque todavía de qué va 2001: a space odyssey. Aunque sin referencias a Nietzsche, a mí ya me lo explicó cuando yo tenía 14 años y estaba en 8º de EGB mi profesor de ciencias, el señor Ibarra en el colegio Calasancio de Zaragoza, de cuyo nombre de pila no me acuerdo. Uno de los mejores profesores que nunca tuve, y uno de los culpables de que me gusten las ciencias como me gustan.
Pero hay otros diversos canales que sigo con real afición... Uno de los que suele aparecer en estas páginas, sobre fotografía en el sentido amplio de la palabra, es el de Ted Forbes, The Art of Photography, que en su último vídeo nos habla de la que se considera la primera fotografía conocida de la historia, un paisaje urbano de 1825 realizado por Nicéphore Niépce.
Como estos días estoy de vacaciones, durante una semana, y además se junta esta absurda colocación de fiestas oficiales a días alternos que lleva a que todo sea un caos en el sector de los servicios en España, estoy dedicando tiempo a mis aficiones, principalmente la fotografía. Espero la llegada de alguna compra, y estoy intentando o comprobando diversas cosas.
Por ejemplo, ayer estuve probando una combinación óptica para fotografía macro con un factor de reproducción mayor del 1:1 para Canon EOS o Canon EF, como prefiráis considerar.
Con una de mis cámaras clásicas como modelo, la Zeiss Ikon Contessa 35, encadené el Canon EF 50 mm f/1,4 USM con un tubo de extensión de Kenko de 36 mm y con el duplicador de primera generación Canon EF 2x Extender. El 50 mm y el duplicador no son compatibles entre sí, porque el objetivo no tiene espacio para alojar las lentes delanteras de duplicador que protruyen hacia adelante. Pero al colocar los 36 mm del tubo de extensión, el montaje es posible.
A la distancia mínima de enfoque de 45 cm, el 50 mm tiene una factor de reproducción de x 0,14 o x 0,15. Lo habitual en estos casos. Con los 36 mm de extensión, la distancia de enfoque baja a aproximadamente 20,1 cm, consiguiendo un factor de reproducción de x 0,87 aproximadamente. Bastante próxima de la escala de reproducción x 1, es decir, a tamaño real, cuando 1 cm en la realidad se corresponde con 1 cm en el sensor o en el fotograma de película. Pero si le ponemos el duplicador, manteniendo la distancia de enfoque, se duplica la ampliación, que se sitúa en el entorno del x 1,74.
La nitidez no está mal, aunque la profundidad de campo es ridícula. No obstante, en la fotografía anterior podréis comprobar cómo si bien los números centrales están nítidos, los de las esquinas tienen una pérdida de nitidez apreciable. Pero bueno... nada que pueda importar realmente mucho salvo en reproducciones críticas de objetos planos.
Me han llegado también en estos días los negativos en color que realicé durante la quedada "analógica" en la cartuja de Aula Dei hace unas semanas. Como ya venía sospechando, la Plaubel Makina 67, que da una calidad de imagen absolutamente impresionante, y que tiene unas proporciones de fotograma, más cercanas al 5:4 que al 7:6, que me encantan, sufre de filtraciones de luz. Que son mucho más claras y apreciables en las fotografías en color que realicé. Pero que al mismo tiempo me permiten deducir donde está el problema.
Claramente, el problema es que la espuma que cierra la tapa del compartimento de la película en la cámara, y que sirve como sello contra la luz en la cámara oscura, está degradada. Y permite el paso de la luz. Por lo tanto, tendré que llevarla a algún sitio para que me la cambien. Mientras, hoy mismo, voy a probar a hacer algún carrete sellando las juntas con cinta aislante negra. Para confirmar el diagnóstico.
En las fotografías también se aprecia el viñeteo mecánico de un parasol que le puse al objetivo, y que ha resultado demasiado largo para la focal del mismo. La última de las tres fotografías que he puesto es cuadrada, porque está al principio del carrete y parece que ha quedado cortada.
Por otra parte, el carrete de Kodak Portra 400 que le puse al final de la mañana a la Leica M2, y que terminé de exponer al día siguiente, tanto si usas el Carl Zeiss Biogon-C 35 mm f/2 como el Leica Elmar-C 90 mm f/4, los resultados son buenos. A la Leica, 20 años más antigua que la Makina 67, parece afectarle menos el paso del tiempo. Y con ellos despido esta entrada miscelánea.
Entramos en el mes de diciembre. Mes de fiestas, mes de recapitulación de lo que ha sido un año, mes de... nostalgias, muchas veces asociadas al sentimiento de pérdida y que se mezclan con unas celebración de origen religioso en las que no creo, pero que generan un profundo chantaje emocional sobre muchas personas. Pero eso no impide que como casi todas las semanas, traiga aquí mis recomendaciones fotográficas semanales, empezando por el tablero en Pinterest correspondiente.
De momento, he decidido combatir esa sensación de nostalgia negativa con recuerdos positivos. Hace unas semanas Google anunció una nueva aplicación para teléfonos móviles, PhotoScan, que permite digitalizar copias fotográficas en papel al vuelo, con facilidad, si bien a resoluciones modestas aunque no despreciables. De una fotografía con el formato 3:2 de los tradicionales negativos de película de 35 mm te ofrece, no importa el tamaño de la copia que uses, un fichero digital en formato JPEG de aproximadamente 2000 x 1334 píxeles, es decir, poco más de 2,5 megapíxeles. Pero para determinados usos ya está bien. Y teniendo en cuenta que muchas copias fotográficas de la gente son de tamaño postal, 15 x 10 cm, más que suficiente.
Yo tengo muchas fotografías en papel archivadas en cajones, que veo poco. Ayer decidí sacar algunos sobres y comprobar las posibilidades de la aplicación. Y usé algunas fotografías de un viaje a París, que hice con una amiga hace justamente en estas fechas, en el puente de la "inmaculada constitución", hace 20 años en 1996. Allí en París estaba mi hermana trabajando de "au pair" y aprendiendo el idioma de Molière. Que se nos unió en muchos ratos. Especialmente en una visita al parque de atracciones Eurodisney, actualmente Disneyland París. Los resultados de la digitalización son diversos. Todas las fotos, en blanco y negro o en color, fueron reveladas y ampliadas por mí en el laboratorio que tenía instalado en aquella época en casa. Todas tenían margen, que a veces la aplicación interpreta correctamente y a veces no. Luego está el tema de la fidelidad del color. La aplicación es bastante fiel al color de las copias. El problema es que estas tienen una dominante cian. Que no sé si se debe a que no corregía bien el color al ampliar las copias o a que el color se ha degradado con el tiempo a pesar de haber sido preservadas protegidas de la luz. Es un problema con los negativos y las copias cromogénicas. La degradación con el tiempo. La fotos están tal y como salen de PhotoScan. Si retoques posteriores.
La muerte de Fidel Castro ha hecho correr ríos de tinta. También en el ámbito de la fotografía. Pero también ha traído a la memoria de algunos otro de los protagonistas de aquella revolución cubana que tanto ha dado que hablar, y que tanto sigue dando que hablar. No es otro que Ernesto "Che" Guevara, el aventurero argentino que tuvo un papel tan importante en la revolución. Pero aquí no vamos a hablar de política, sino de fotografía. En Oscar en Fotos, un interesante blog sobre fotografía que mantiente el mejicano Oscar Colorado, profesor de fotografía en la Universidad Panamericana en Ciudad de Méjico, se publicó un vídeo sobre el reencuadre en fotografía. Os lo dejo aquí por si os interesa.
Uno de los casos más conocidos de reencuadre en fotografía es el "Guerrillero Heroico" de Alberto Korda, famosa fotografía que se ha convertido en un símbolo de rebeldía y, paradójicamente, en un icono muy comercial que se reproduce en carteles, tazas, camisetas,... porque Korda dejó la fotografía en el dominio público al servicio de la revolución. Por lo que nunca ha visto un duro por toda esta actividad comercial. La fotografía, tomada en horizontal con una Leica M2 y un 90 mm, fue reencuadrada en vertical para eliminar un señor que se colaba en el fotograma por la izquierda y una palmera que hacía lo mismo por la derecha. Y para componer el retrato de modo que la mirada de Guevara adquiriera su máxima fuerza. En cualquier caso, el artículo remite a otro del mismo blog donde se analiza en profundidad la fotografía y se hace un repaso a la interesante carrera de Korda que fue algo más que la foto del Che.
Repasemos ahora a otros fotógrafos clásicos. Philippe Halsman está de moda por una exposición que acaba de inaugurarse en Madrid, nos comentan en Albedo Media. Retratista de muchos famosos y fotógrafo de moda, sus fotografías acogen simbolismo heredado de los surrealistas, recogen muy bien el carácter de los retratados, y suelen transmitir buen humor y ganas de vivir. Y para esto último nada mejor que referirse a su serie "Jumpology" en la que las personas retratadas aparecen saltando. Como si eso, lo de los saltos ante la cámara fuera un invento moderno de la era digital. Pues no, Halsman lo hacía, y de una forma increíble. Un obra que hay que conocer, la de Halsman.
Un fotógrafa de moda que también tuvo un estilo muy personal y que se salió por completo de los estándares de su época fue Deborah Turbeville, fotógrafa americana a pesar de un apellido tan francés. Usando tanto la fotografía propiamente dicha como el collage, sus imágenes tienen un aspecto misterioso, íntimo, sensual en ocasiones, muy femenino en general, en ocasiones en escenarios muy poco glamurosos, pero que generan fotografía muy expresivas. No la conocía, pero el artículo de L'Oeil de la Photographie de esta semana ha despertado mi interés por Turbeville.
Cuando yo comencé a interesarme por la fotografía de modo general, y empecé a comprar revistas e ira a exposiciones... entonces internet existía pero no estaba al alcance del público general, se hablaba mucho en España de los retratos de Alberto Schommer, cuyos retratos aparecía frecuentemente en los suplementos dominicales de los diarios de difusión nacional. Pero luego, durante años, parece que el interés por su obra decreció, porque hubo un lapso de tiempo en el que se oía poco hablar de él. Yo por lo menos. Schommer falleció el año pasado, y parece que eso ha hecho que despierte de nuevo el interés por su obra... o por lo menos esa impresión nos da el artículo de Hunter Art Magazine. Yo pienso que es un fotógrafo importante en la historia de la fotografía española y que hay que conocer.
No conocía yo la obra de William Christenberry, un artista polifacético que además de otras disciplinas practicó también la fotografía, siendo uno de los pionero de la fotografía en color. En PDN Online apareció un artículo necrológico por haber fallecido recientemente, que nos cuenta cómo se centró especialmente en los paisajes físicos y humanos del lugar donde nació en el profundo sur de los Estados Unidos. Me ha interesado. Especialmente porque cada vez me interesan más los pioneros de la fotografía en color como disciplina artística. Es evidente que costó su esfuerzo encontrar las vías de expresión en un medio absolutamente dominado por el blanco y negro, considerado durante décadas como la expresión fotográfica por excelencia.
Magnum Photos reorientó su página web recientemente, y últimamente está publicando artículos muy interesantes, apoyados por las fotografías de sus asociados. Que como bien sabemos, suelen ser de gran calidad. Por ejemplo esta semana ha publicado un artículo sobre "La Geografía de la Pobreza", basado en un viaje de más de 75 000 kilómetros del fotógrafo Matt Black por los Estados Unidos, documentando gráficamente el fenómeno de la pobreza en uno de los países más ricos del planeta, pero en el que las desigualdades no dejan de crecer. Quizá ahí haya que buscar algunas de las causas de lo que pasa en la política norteamericana en estos momentos. Y también en la de otros países del mundo occidental donde los populismos, muchas veces de corte peligrosamente filofascista, no dejan de crecer.
Y ahora me voy a la obra de un fotógrafo que probablemente no será excesivamente famoso. Pero que me ha parecido de lo más interesante. Un artículo sobre él apareció en Analog Magazine, y si me atrajo en un principio es porque trataba de fotografías de un viaje a Islandia, que ha sido uno de mis destinos vacacionales en este 2016. Se trata de Antonio Tilyudai, y es uno de esos fotógrafos de que sigue usando los procesos tradicionales de fotografía en película fotoquímica, incluso en situaciones donde todo el mundo pensaría en la versatilidad de la fotografía digital. Sus fotografías de Islandia, por lo menos las que nos muestran en Analog Magazine, se caracterizan por su atemporalidad, por separarse de lo que todo el mundo fotografía, y de la misma forma, en este país tan de moda entre los fotógrafos viajeros. Trabaja con gran formato, formato medio y 35 mm. Incluso película instantánea me ha parecido ver. Probablemente expuesta con la cámara de gran formato. Me ha recordado que yo hice unos carretes con película en blanco y negro con la pequeña Olympus mju-II, y que tienen más potencial que el partido que les ha sacado hasta ahora. Desde luego es la oportunidad de hacer algo diferente en medio de una lluvia de imágenes, todas muy similares.
Termino con un interesante artículo de recomendaciones que nos llega de Clavoardiendo Magazine. Regalar fotografía en estas fiestas en forma de libros. Trece propuestas que nos hacen según las preferencias de sus colaboradores, muy diversas, y algunas de ellas que me parecen muy interesantes. Probablemente todas lo sean, simplemente no estoy al tanto de los autores de algunas de ellas. Así que ya sabéis lo que podéis regalar,... o regalaros.
En varias ocasiones ya os he hablado de mi cámara Hasselblad 5003CX, uno de los modelos relativamente avanzados de la gama Hasselblad V. Que son las cámaras clásicas de Hasselblad, réflex, de medio formato, de las que uno habitualmente obtiene los conocidos fotogramas cuadrados de 55 x 55 mm aproximadamente. O redondeando, como se hace habitualmente, de 6 x 6 cm. Se diferencia de las Hasselblad H, que son las que están mejor preparadas para alojar respaldos digitales, que cuando usan respaldos para película son de fotogramas rectangulares de 6 x 4,5 cm (55 x 42 mm aprox.) Las dimensiones de los sensores digitales en los respaldos de este tipo varían.
El caso es que hay varios respaldos disponibles para el sistema Hasselblad V. El mencionado formato 6 x 6 cm se puede conseguir con el respaldo A12, 12 exposiciones con película tipo 120, o con el respaldo A24, 24 exposiciones con película tipo 220. Esta última ya no se consigue. Pero también están los respaldos A16 y A32, que ofrecen 16 y 32 fotogramas de 6 x 4,5 cm sobre película de tipos 120 y 220 respectivamente. Y estaba el impresionante respaldo A70, que ofrecía entre 100 y 200 fotogramas, según el grosor de la película, sobre rollo de 70 mm de película de doble perforación. Creo que eran fotogramas cuadrados también de 6 x 6.
Y luego estaba el A16S. Donde la S según algunos sitios viene de "square", cuadrado, es decir 16 exposiciones cuadradas sobre película del tipo 120, y según otros viene de "superslide", es decir, fotogramas aptos para los marquitos de diapostivas tipo "superslide". El marquito tenía las mismas dimensiones exteriores que uno para fotogramas de 24 x 36 mm, pero albergaba un fotograma de 40 x 40 mm aproximadamente, de los que caben 16, en efecto, en un carrete de película del tipo 120.
El caso es que, además de la 503CX, tengo otro cuerpo de Hasselblad. Un 500CM que me regalaron porque no funciona. Probablemente se pueda arreglar, no sé lo que me costaría. Pero teniendo el 503CX en funcionamiento, no he sentido la necesidad. Y venía, viene, con un respaldo de tipo A16S. Estos son poco valorados hoy en día. Supongo que el dueño original se desprendió de él, y se quedó con los A12 mucho más útiles. La única ventaja actual del respaldo A16S es que puedes hacer un 33% más de fotos que con el A12 habitual. 16 frente a 12. Pero uno hace formato medio para tener un negativo notablemente más grande y con abundancia de información ¿no? Los negativos de 6x6 tienen 3,5 veces más superficie que los de 24x36, mientras que los de 4x4 no llegan al doble. Un 85% más grandes. Que no está mal si lo pensáis bien.
Otro efecto de usar un negativo más pequeño es que la focal efectiva de los objetivos aumenta. Es lo que pasa con las cámaras digitales tipo APS-C con respeto a las de fotograma completo. En este caso, un Planar 80 mm f/2,8, que ejerce de objetivo estándar, con una ángulo de visión en la diagonal del fotograma equivalente a un 44 mm en el formato de 24 x 36 mm, se convierte en esa focal en tierra de nadie, un equivalente a un 61 mm, que ni es un estándar ni es un teleobjetivo corto.
Demasiado largo para el reportaje, un poco corto para el retrato... Psssss...
No obstante, este domingo, ante la oferta del buen amigo Rafael Ricote para salir a hace un fotopaseo el domingo por la mañana, al que se apuntaron otros cuatro animosos amantes de la fotografía, decidí utilizar este respaldo. El único motivo era... por usarlo... y por tener la posibilidad de hacer un 30% largo más de fotografías con la misma cantidad de película. Por cierto, que el amigo Rafael también ha comentado este paseo en su blog, donde aparezco yo mismo en acción.
No lo voy a negar. Entre que la focal, ese equivalente a un 60 mm, es inusual, y que para ahorrar volumen me llevé el visor de capuchón, el que nos ofrece la imagen invertida lateralmente, en lugar del pentaprisma, no me encontré tan cómodo como otras veces. Y eso se notó en algunos fallo en los fotogramas. Por ejemplo en alguna fotografía con el enfoque poco atinado. Aunque con efectos más o menos logrados.
El hecho de que a ratos nos acompañase la lluvia, con muy escasa intensidad eso sí, tampoco ayudaba a mejorar la nitidez. En ausencia de un trípode que no me apeteció llevar, difícil encontrar apoyos sin chipiarse la ropa o las manos. O la cámara. Y eso que la temperatura no estaba excesivamente fría, que eso también contribuye a veces a que los cuerpos metálicos se manejen más incomodamente. No es que eso pase con la Hasselblad que ya está pensada para que los agarres estén razonablemente protegidos. Pero al fin y al cabo es una cámara más pensada para el estudio o para la toma controlada que para la fotografía callejera improvisada. Quizá hubiera hecho mejor en llevarme el Distagon 50 mm f/4. Con el que hubiera tenido el equivalente a un 38 mm, en lugar de un equivalente a un 28 mm que es lo que sucede con el respaldo A12.
La digitalización de los negativos está hecha con la cámara digital Panasonic Lumix GM5 y el objetivo Panasonic Leica DG-Macro Elmarit 45 mm f/2,8 ASPH OIS. De esta forma, he obtenido una resolución espacial efectiva por fotograma de alrededor de 12 megapíxeles. Las tres cuartas partes de los 16 megapíxeles totales que ofrece el sensor de la GM5. Con el escáner Epson Perfection Photo V600, a su resolución óptima de 1800 píxeles por pulgada, sólo hubiera obtenido 8 megapíxeles por fotograma. Sólo merece la pena para negativos de 6 x 4,5 en adelante. Y este último tamaño, por los pelos.
En cualquier caso, fue una mañana muy provechosa y muy entretenida, donde las dos horas en las que estuvimos haciendo fotos + tomando el vermú se pasaron en un vuelo. Buena compañía, una cámara con la que no te aburres, y oportunidades para ejercitar y entrenar la mirada siempre son una buena forma de pasar el domingo por la mañana.
Una semana más, en esta ocasión en domingo por la tarde, que por la mañana hemos estado haciendo fotos por una semilluviosa Zaragoza, mis recomendaciones fotográficas semanales. Precedidas como de costumbre desde hace un tiempo por el tablero de Pinterest de la semana.
Me estoy replanteando lo de los tableros en Pinterest semanales... porque son muy difíciles de gestionar y de usar, una vez pasada la semana. Y con más de un año haciéndolos, son más de 60. Así que es posible que poco a poco vaya convirtiéndolos en tableros temáticos, que iré mostrando en estas páginas. Ya os contaré.
Las fotografías acompañantes son el resultado de un par de paseos con la modesta Pentax K-S1, cámara de entrada en la gama de réflex digitales Ricoh Pentax en su momento, que compré por cuatro perras en un "outlet", y que da unos resultados sorprendentemente buenos, incluso utilizando mis veteranos objetivos Pentax de los años 70 y 80. O incluso un soviético Helios 44-2 58 mm f/2, como en esta ocasión, para montura M42 con adaptador a bayoneta K.
Comenzamos con una recopilación de fotografías. La de la revista Time que comprende, según ellos, las 100 fotografías más influyentes de todos los tiempos. Ahí lo dejo... Desde mi punto de vista, entre las 100 hay fotografías importantes en la historia de la fotografía. Y no pocas que se han convertido en icónicas. Ahora bien, de ellas cuántas han servido para realmente cambiar la historia, ahí me entran dudas. Pongo un ejemplo, la del niño muerto en las playas de Turquía realizada por Nilüfer Demir. Sinceramente, impacto mediático tuvo mucho. Pero creo que no ha cambiado nada la sensibilidad de Europa ante los refugiados de Oriente Medio. Ni de ningún otro sitio. Ni en ninguna otra parte del mundo.
Otra noticia ha contribuido a que hayan aparecido esta semana muchas recopilaciones de fotografías. La noticia de la muerte de Fidel Castro, hace tiempo esperada, dada su edad y supuesto estado de salud. Dejando aparte la falta de criterio serio en la mayor parte de los medios de información y de los medios políticos para juzgar la noticia, de uno y otro signo, la muerte del exdictador caribeño ha sacado de los archivos numerosas fotografías. Castro fue un personaje que atrajo mucho la mirada de las cámaras. Una de las recopilaciones más interesante, especialmente por la calidad de las fotografías y las firmas de sus autores, es la que ha ofrecido la Agencia Magnum, tanto como noticia como en forma de galería.
Normalmente suelo comenzar las recomendaciones con un repaso a algún fotógrafo clásico de antaño. Generalmente de principios del siglo XX. Pero en esta ocasión me voy a remontar al siglo XIX y no va a ser un fotógrafo, sino un escritor, poeta y aventurero que también hizo fotografía. Se trata de Arthur Rimbaud, tal y como nos cuentan en L'Oeil de la Photographie, que se trajo sus imágenes de recuerdo, como buen viajero, de sus periplos por el mundo.
Otra fotógrafa más reciente, que todavía vive y colea a sus más de 90 años, y que fue testigo de muchos acontecimientos del siglo XX es Sabine Weiss. Fotógrafa humanista autora de fotografías que podemos reconoces fácilmente, en el tumblelog de Camerafilia han estado mostrándonos una serie de fotografías suyas que han hecho que me haya decidido a recordar y recomendar el conocimiento de la obra de esta fotógrafa suiza naturalizada francesa.
He mencionado anteriormente el problema de los refugiados. En general, en el mundo actual hay un fenómeno notable que son los grandes fenómenos migratorios por motivos económicos, sociales, políticos, religiosos, culturales, bélicos,... o una mezcla de todos ellos. Puesto que no siempre es fácil saber cuál es la base de cada uno de los flujos migratorios concretos. Por ello, me ha interesado el trabajo que ha aparecido en L'Oeil de la Photographie, en el que sobre la base del apropiacionismo artísticos, en su trabajo "We are all Migrants" Marcelo Brodsky reflexiona sobre el concepto de raíces, identidad y pertenencia. Fotografías familiares, fotografías de prensa o archivo antiguas, fotografías de actualidad, sobre las que anota o pone voz a las personas, lo que le permite reflexionar sobre el fenómeno. El propio Brodsky fue un exiliado argentino en España.
Siguiendo con el tema, en Magnum Photos hemos visto el reportaje del fotógrafo Jérôme Sessini sobre las ciudades "santuario" norteamericanas. Todos sabemos que recientemente un extremadamente reaccionario Donald Trump se ha hecho con la presidencia de los Estados Unidos con un discurso muy xenófobo que anuncia una época de persecución de los inmigrantes, especialmente los indocumentados. Una de las medidas que anunció fue la de bloquear fondos financieros federales para aquellas ciudades que ofrecieran "santuario" a estos inmigrantes. Sessini ha visitado algunas de estas ciudades que son más hospitalarias para estas personas. Pero también a aquellos que están en el punto opuesto.
Uno de los lugares del mundo que más despierta la imaginación de las gentes del todos los países es la cuenca del Amazonas. La imagen de selvas impenetrables, animales maravillosos, tribus en esta primigenio, atardeceres y paisajes de ensueño... Pero la realidad puedeser mucho más pedestre que todo eso. Y eso es lo que nos han contado en Albedo Media (DSLR Magazine) a propósito de las notables fotografías del suizo Yann Gross, que nos muestra las realidades de la región, no siempre tan idílicas. Muchos somos conscientes del peligro de sobreexplotación que sufre la región y los riesgos medioambientales que tal cosa conlleva.
Si los temas anteriores implican una seriedad sobre la situación o los peligros que se ciernen sobre el mundo actual, hay otros fotógrafos que nos aportan una visión más optimista del mundo, que es lo mismo que decir que del género humano. Por ejemplo, en L'Oeil de la Photographie nos han recordado las fotografías de otro fotógrafo humanista, menos conocido fuera de su país, aunque también importante. Se trata de Jean Marquis, que claramente nos ofrece una mirada más amable sobre el mundo.
El tema de la infancia aparece con frecuencia en estas páginas porque indudablemente atrae con frecuencia a los fotógrafos. Y en no pocas ocasiones son mujeres fotógrafas que encuentran en sus hijos como un objeto de reflexión y de inspiración. Es el caso que nos comentan en Lenscratch, sobre el trabajo que la fotógrafa Winky Lewis ha realizado en colaboración con la escritora Susan Conley.
Douglas Kirkland fue uno de los diversos fotógrafos que tuvo la oportunidad de fotografiar a Marilyn Monroe. Pero quizá su serie "A night with Marilyn" sea una de las más reconocidas, aparte de haberse hecho famosa por servir para ilustrar el 25 aniversario de la una vez mítica revista Look. Pero como el propio fotógrafo dijo... si realmente hubiera pasado una noche con Marilyn... no hubieran existido las fotos. Pero ahí están y es de agradecer. Nos lo han contado en PAC (Plataforma de Arte Contemporáneo).
Otra serie amable pero interesante es la que el fotógrafo Ralph Gibson, norteamericano, ha dedicado a la historia de Francia, tal y como nos cuentan en L'Oeil de la Photographie. El prestigioso fotógrafo americano siente una atracción y profundo afecto por la cultura francesa lo cual ha intentado demostrar en una serie de fotografías que representen o simbolicen distintos aspectos de la misma. Unas veces más sutiles, otras más evidentes, y en algún caso cayendo casi en el cliché, en cualquier caso son fotografías con composiciones, colores y ambiente magníficos que merecen la pena que las conozcamos.
Finalmente, de parte de la revista Réponses Photo, una reflexión y una galería de fotos sobre el autorretrato, disciplina que a lo largo de la historia del arte y de la fotografía han practicado numerosos artistas y fotógrafos prestigiosos. Hoy en día banalizado por culpa por del teléfono móvil con cámara incorporada, y la práctica del selfi, se nos olvida que fue un mecanismo poderoso de expresión personal. Y por eso viene bien recorrer estas galerías en las que los fotógrafos se convierten en el sujeto de sus propias fotografías.
El buen sabor que dejó el Encuentro "Analógico" entre socios de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) y participantes en el grupo Fotógraf@s en Zaragoza (FeZ) hace unos meses hizo que con frecuencia comentáramos la posibilidad de repetir estos encuentros de modo más frecuente. Y después de diversos contactos más o menos informales surgió la iniciativa de realizar una quedada "analógica" el sábado 19 de noviembre de 2016. Mantengo la palabra "analógica/o" entre comillas porque como ya he comentado en alguna ocasión no estoy de acuerdo con esta forma de designar a la fotografía con película tradicional basada en los haluros de plata. Fotografía fotoquímica me ha parecido siempre un término más adecuado para lo que no es captura electrónica, llamada también digital. Pero como intentar luchar contra "todo el mundo" es una guerra perdida, lo dejaremos en quedada "analógica".
El destino principal de la quedada iba a ser la Cartuja de Aula Dei, a pocos kilómetros de la ciudad de Zaragoza. Un destino complejo para fotografiar con película tradicional, ya que exteriores e interiores cuentan con condiciones de luz muy diversas. Desde un día de sol radiante a las puertas del monasterio cartujo, hasta la penumbra de la iglesia y los claustros del mismo. A continuación el equipo que me llevé al encuentro.
Como el acuerdo con los gestores de las visitas a la cartuja es que nos apuntaríamos a la visita de las 12 del mediodía, decidimos pasar la primera parte de la mañana en los alrededores del campo deportivo de El Gran Capitán en Montañana, donde podían surgir variadas posibilidades fotográficas; fotografía deportiva, paisaje, fotografía de entorno industrial,... Para esa primera parte del encuentro decidí utilizar mi reciente adquisición, la Plaubel Makina 67. Utilicé dos carretes de 120, un Kodak Ektar 100 expuesto a su sensibilidad nominal y un Kodak Portra 400, expuesto a IE 100-200, con el fin de aumentar la saturación de la imagen y reducir el grano. No he recibido todavía el revelado de estos carretes. Lo dejaré para otro día.
Una vez en la Cartuja de Aula Dei utilicé dos equipos. En primer lugar, en la Makina 67 cargué un carrete de 120 de Kodak Tri-X 400 para fotografías de exterior.
En las fotografías resultantes observé dos cosas. Una ya la había constado en los carretes que había expuesto hasta ahora con ella. La cantidad de información que proporciona el negativo de 69 x 55 mm, a poco que la exposición del mismo esté cuidada, hace que el manejo de estos fotogramas sea comodísimo y muy agradable. Con el fin de ensayar nuevas cosas, decidí que a los negativos en blanco y negro de esta quedada iba a aplicar el revelado desatendido con revelador Kodak HC-110. Ahora voy un poco con el detalle técnico del mismo.
En el caso del carrete expuesto con la Makina 67, para el que usé un índice de exposición de 250 en lugar de su nativo 400, lo que da negativos algo más densos, usé el revelador muy diluido, 1:160, en revelado desatendido, es decir, sin agitación o con una agitación mínima, durante una hora. El resultado fue bastante bueno. Dando el tamaño del negativo y la ligera sobrexposición de 2/3 de punto, el grano no es muy aparente, la gradación tonal muy buena gracias al efecto compensador. El detalle en los sujetos fotografiados bastante bueno, salvo porque...
Efectivamente, observaréis que en algunos fotogramas se observan luces parásitas, que en carretes anteriores achaqué a la utilización de filtros y demás, y que ahora empiezo a considerar si la cámara, a pesar de su impecable aspecto exterior e interior, podría tener alguna "fuga" de luz en el fuelle del objetivo retractil. No pasa siempre. Cuando no pasa, las fotos quedan impecables, muy nítidas. Pero a veces pasa y me hace pensar el llevarla a un servicio técnio a hacerle un chequeo. Es el problema de las cámaras clásicas compradas de segunda mano. Que siempre pueden tener algún problema de fatiga de materiales inaparente que aparece cuando se las empieza a usar con cierta asiduidad.
Además, el parasol que me he buscado es un poquito largo para la focal del objetivo, y viñetea algo. A ver como vienen las fotografías en color.
Para la visita al interior de la cartuja, opté por la ligera Leica M2. En principio con el razonablemente luminoso Zeiss Planar 50/2, y también con película Kodak Tri-X 400 pero expuesta a un índice de exposición de 1600. Dos pasos de subexposición a compensar en la medida de lo posible en el revelado.
También en este caso utilicé el revelado desatendido con Kodak HC-110, pero con alguna diferencia. Dado que había que compensar en la medida de los posible esos dos pasos de subexposición, decidí diluir solo has 1:100, con el fin de dar un poco más de intensidad al revelado, manteniendo el espíritu del revelado compensador del revelado desatendido ("stand development" en inglés). Dada la escasez de luz en algunas estancias del interior del monasterio, la velocidad de obturación usada en ocasiones fue un poco baja, dando lugar a algún negativo, no muchos, con falta de nitidez debido a trepidación. Pero la ausencia de espejo en movimiento en la Leica hace que se puedan usar velocidades de obturación más largas.
El resultado ha sido razonablemente bueno. Así como los negativos de la Makina 67 han sido digitalizados con el Epson Perfection Photo V600 a una resolución de 1800 pixeles por pulgada, para un tamaño de imagen de en torno a 20 megapixeles, los negativos de la Leica M2 han sido digitalizados usando la cámara Panasonic Lumix GM5 con el objetivo Panasonic Leica DG-Macro Elamrit 45/2,8 ASPH OIS. Una vez recortado lo que sobra por el hecho de que el formato del sensor y el de los negativos no es homólogo, te quedas con unos archivos de un tamaño entre 10 y 12 megapixeles. La digitalización en el V600 en esas condiciones óptimas de 1800 pixeles por pulgada, daría solo 4 megapíxeles, aproximadamente.
En un momento dado, utilicé también el objetivo Zeiss Biogon-C 35/2,8, un paso menos luminoso, pero que también se puede usar a una velocidad de obturación más lenta, con el fin de aumentar el ángulo de toma en los interiores del monasterio. Siempre me sorprende cómo un diseño tan antiguo como el de este Biogon, con los vidrios modernos que aplica Cosina, el fabricante, por indicación de Carl Zeiss, el diseñador y propietario de la marca, proporciona unos resultados tan buenos.
Por último, antes de finalizar la visita al interior del monasterio, aún me atreví a usar el teleobjetivo de Leica, el Elmar-C 90/4, simpático objetivo diseñado como compañero de la Leica CL, y cuya utilización es delicada en interiores por la limitada apertura máxima y porque hay que usar una velocidad de obturación más elevada. Osé usarlo a una velocidad de obturación de 1/60 s, y obtuve algún fotograma curioso, mejor de lo que esperaba. Con un poco de entrenamiento supongo que el porcentaje de fotos aceptables aumentaría.
De momento, nada más. A la salida del monasterio, con el carrete de Tri-X de la Leica M2 agotado, le puse un carrete en color de Portra 400 que terminé de exponer al día siguiente. Tampoco lo he recibido todavía porque ha viajado a Carmencita Film Lab con los de medio formato. Ya os contaré cuando tenga los resultados.