Me explicaré. Aunque dejadme que os presente una cámara por gentileza de Laura (Lura Photos), quien es quien la posee en estos momentos. La fotografía es suya, como todas las que veréis del aparato.
La que nos interesa es la Kodak Duaflex II, una cámara que fue fabricada entre 1950 y 1954 en Estados Unidos, y entre 1955 y 1960 en el Reino Unido. Puesto que en el frontal de la que dispone Laura se lee claramente "Made in England by KODAK LIMITED LONDON", podemos decir que es una cámara que tiene alrededor de 60 años, un par de años abajo, tres años arriba.
Es una cámara muy simple, a pesar de su aspecto de réflex binocular. Falsa réflex binocular. Construida en baquelita, lo que indica su intención de cámara económica, el objetivo principal es un 75 mm f/15. El diafragma es fijo. Como veis, muy poco luminoso. El obturador sólo tiene dos posiciones. "I", de "instantánea", que probablemente será una modesta velocidad de obturación de entre 1/30 y 1/60 segundo, que se ha podido volver aun más lenta con el tiempo. En cualquier caso, habrá que tener cuidado al accionarlo para que no trepide la imagen. La otra posición, "B" de "bulb", es para exposiciones prolongadas.
Como se puede ver en las fotos anteriores, el selector del obturador está en el lado izquierdo de la cámara, mientras que el accionador del mismo está en el derecho. Dispone de un par de engarces para una correa de sujeción, y una rueda de avance de la película en el lado de la derecho.
Utiliza rollos de formato medio de tipo 620, ya descatalogados. De cada uno de los rollos se pueden obtener 12 exposiciones de 6 x 6. En realidad, unos 56 x 56 mm. Esta película es en todo de similares características a la de tipo 120, pero los ejes sobre los que se enrollan las películas son más delgados, de menor diámetro, por lo que no son compatibles unos con otros. Para poder utilizarla, hay dos alternativas. O te gastas un pastón en los carretes que venden alguna gente que se dedica a rebobinar la película de carretes de tipo 120 en ejes de 620, o a partir de un carrete de 120, a oscuras, lo haces tú mismo. También hay quien ha conseguido buenos resultados recortando con un corta uñas los topes de los carretes de 120 para que se ajusten al espacio adecuado de la cámara.
Como he dicho, es una falsa réflex binocular. Aunque vista de frente da el pego, lo cierto es que el objetivo superior no lleva a un sistema de espejos que dirige la imagen a un cristal de enfoque, como pueda suceder en una Rolleiflex, Rolleicord, Minoltacord, Yashicamat o similares. En realidad es una prisma, de las misma características que los de las cámaras de cajón o "box cameras" con las que está emparentada, pero mucho más grande, lo que le da un mucho mayor confort de utilización. Precisamente, por el gran tamaño de este prisma, para mantener un tamaño similar, el negativo que ofrece es de 6 x 6 en lugar del típico 6 x 9 de las Kodak Brownies de la época, las Six-20. Por su puesto, la imagen que ofrece este prisma está invertida lateralmente.
En la parte trasera, además de la tapa para acceder al compartimento de la película, encontramos una ventanilla roja para ver el contador de exposiciones que está impreso en el dorso del papel protector de la película.
Laura compró la cámara a través de internet y al abrirla se encontró con que llevaba un carrete incluido. Un carrete de película Kodacolor-X. Ya expuesto.
Lo vemos.
Como vemos en distintos lugares del papel protector de la película, se trata como digo de película Kodacolor-X en formato CX 620. La denominación "Kodacolor" corresponde tradicionalmente en Kodak a la película negativa en color, frente a las denominaciones terminadas en "chrome" que son películas diapositivas en color. La Kodacolor-X es la segunda variante de las Kodacolor, y se fabricó entre 1963 y 1974, por lo que ya sabemos que este carrete tiene más de 43 años, y podría tener cerca de 54 años.
El formato 620 fue una estratagema de Kodak para hacer sus cámara incompatibles a las películas de otros fabricantes, que venían en formato 120. De este modo, el comprador de una Kodak Brownie Six-20 o de una Kodak Duaflex, en cualquiera de sus versiones, se encontraba "secuestrado" a seguir consumiendo películas de la marca. No aporta ninguna otra ventaja significativa sobre el formato 120, más veterano.
Pero la película tiene otra característica. Está fabricada para ser revelada en el proceso C-22, que fue sustituido por el C-41, el que actualmente es válido para las películas modernas, entre 1972 y 1973. Son incompatibles uno con otro. La composición química de los agentes activos varía y las temperaturas de revelado también son distintas. Claro está, hace mucho tiempo que este tipo de procesado no está disponible en los laboratorios comerciales. Tras una cierta búsqueda, parece que hay algunos laboratorios en Estados Unidos que lo mantienen, y uno en el Reino Unido, en Birmingham, que se cobra lo suyo por hacerlo. Incluso ellos, aunque ofrecen el servicio, recomiendan revelar estos negativos como blanco y negro como la opción más fiable para obtener resultados utilizables.
Porque por si alguien no lo sabía, cualquier tipo de película que conozcáis, en color o en blanco y negro, cuya base sean los haluros de plata, se puede revelar como blanco y negro. Negativos en color, diapositivas,... cualquier cosa. Curiosamente, muchos de los "especialistas" que puedes encontrar en internet en recuperación de películas antiguas son muy herméticos sobre sus procesos, manteniéndolos en secreto. Pero hace tiempo que se sabe que hay un modo de procesado en blanco y negro sencillo y apto para todo tipo de películas; el revelado desatendido con Rodinal. Tras unas conversaciones entre Laura y yo, decidimos que nos poníamos a la tarea y esto es lo que hemos obtenido y cómo lo hice cuando Laura me paso el rollo hace dos semanas.
El revelado desatendido con Rodinal ya lo he explicado en alguna ocasión. La ejecución práctica en esta ocasión fue como sigue. Introduje el rollo de película en un tambor de un litro de capacidad que llené una dilución de 10 ml de Rodinal y el resto agua hasta llenar el tambor. Aproximadamente una dilución 1+100. Luego lo agité suavemente durante 15-20 segundos, y lo dejé estar durante una hora. Un par de inversiones tras ese periodo de tiempo, y lo volví a dejar estar durante otra hora. Aclarado con agua, fijado como de costumbre, lavado y secado.
Los negativos quedaron muy densos, con un velo muy intenso debido a la antigüedad del carrete en toda la longitud del mismo. Además, aparecía algunos artefactos dispersos por ella, especialmente en las regiones centrales del rollo. El contraste era muy bajo. En la imagen anterior, podemos ver el mejor de los fotogramas en dos versiones. La primera, tal y como la ajusté en el software controlador del escáner Epson Perfection V600 Photo, que como vemos tiene muy poco contraste. La segunda es una vez ajustado el mismo en Adobe Photoshop Lightroom. Como vemos, aparece el retrato de una señora desconocida con aspecto totalmente sesentero. Por lo que me atrevería a decir que igual tiene sus 50 años el carrete.
Lo que hemos encontrado en el rollo lo contaré tal y como queda después de haber cortado el mismo en tres tiras de tres para guardarlo.
En la tira de los tres primeros negativos del rollo, los espacios correspondientes a los dos primeros están en blanco. Sólo encontramos la base+velo de la película. Un velo pronunciado por la antigüedad de la misma, y muy artefactado, pero ahí no ha habido nunca una foto. Pero en la posición del tercer negativo encontramos una foto bien expuesta, un retrato de cuerpo completo de la señora anteior. Es lo mejor que se puede sacar de este carrete. Por supuesto, como hay un velo pronunciado por la antigüedad, el negativo está muy denso y también artefactado. Pero esa foto se hizo correctamente.
En la tira de los negativos 4 al 6, pasa algo parecido. Los dos primeros están en blanco. Y en la posición 6 hay un paisaje con una valla y probablemente una señora apoyada en la misma, aunque se ve pequeña en el conjunto del paisaje. La sombra del fotógrafo aparece en primer plano. La foto está borrosa por un defecto de toma. Casi con toda seguridad trepidada por los largos tiempos de obturación que tenían estas cámaras. Una pena, por la composición de la foto tiene su gracia, con la blancura de la valla resaltando en los tonos oscuros que producen los árboles del fondo.
La tira de los negativos 7 al 9 está velada por entrada de luz. No es el velo aumentado por el paso del tiempo, es una densidad prácticamente negra. Si hay hubo una imagen, se arruinó por la entrada de luz en su momento.
Y en la tira de los negativos 10 al 12, las posiciones 10 y 12 tienen imagen, pero incongruente. Irreconocible. Por lo menos para mí. También están muy artefactados, y muy muy densos. Mi sensación es que se dispararon en posición en posición B, originando una sobreexposición muy importante y una trepidación muy amplia. El negativo de la posición 11 no existe; base+velo.
Y esto es lo que hay. Con un trocito de película del principio de los rollo he hecho una prueba con un poco de blanqueador a base de ferrocianuro postásico que he conseguido, pero el resultado no me ha convencido, y creo que es mejor no estropear los negativos más de lo que están por el paso del tiempo.
Os muestro lo que había en los últimos negativos del carrete.
Las sensaciones después de todo este proceso son ambiguas. Por un lado contentos por haber llevado a cabo con calma y método la recuperación de imágenes de unos negativos de hace 50 años, aproximadamente. Y con éxito. Por otro lado, un poco decepcionados de no haber encontrado un rollo totalmente expuesto con sus doce negativos listos para sorprendernos. Pero eso no es culpa nuestra. En cualquier caso, creo que ahora ya sabéis todos vosotros cómo rescatar antiguos negativos.
Ayer estuve muy atareado. Por la mañana, con una actividad relacionada con la fotografía de la que os hablaré un día de estos. Por la tarde con otras historias. El caso es que cuando me quise poner al final de la tarde a redactar estas recomendaciones, más sencillas y breves que otras semanas, me encontré con que no tenía acceso a la actualización de este sitio web, porque estaban con tareas de mantenimiento en los servidores. Por lo tanto, lo traslado a este lunes, en el que todavía tengo menos tiempo para hacerlo. Pero bueno. Espero que sean interesantes a pesar de todo.
Lals fotografías que acompañan son los últimos fotogramas del carrete de Adox Supermax 100 que me llevé a Eje de los Caballeros, y que finalicé el domingo siguiente por la mañana en el Parque de la Granja de Zaragoza, con restos de la hoguera de San Juan incluidos.
En primer lugar contar que en su edición del 20 de junio de 2017, L'Oeil de la Photographie se dedica a destacar lo más relevante de la 20ª edición del festival PhotoEspaña, que ya lleva unas semanas celebrándose en Madrid y otras ciudades de la geografía española. De este modo, este medio de comunicación internacional nos presenta una guía más de cómo seleccionar u organizar una visita al festival. Inabarcable en general al visitante, salvo que viva en Madrid y pueda dedicar unos cuantos días a ir visitando las distintas exposiciones o participando en las distintas actividades.
En semanas pasadas he hablado en diversas ocasiones de la fotógrafa Joana Biarnés, que en los últimos años ha sido redescubierta como una interesante reportera gráfica en el mundo de la España del tardofranquismo. Pero hay muchos más fotógrafos anónimos, mujeres y hombres, que hicieron su trabajo en ese periodo oscuro de la historia del país que fue la dictadura fascista del general Franco, y que eventualmente son redescubiertos y sacados a la luz. No recuerdo donde encontré este vídeo que os presento ahora, en algún foro en facebook, me gustaría citar a la persona que lo aportó, y que nos habla de Piedad Isla, otra fotógrafa y etnóloga de la época que permanece relativamente olvidada.
Otra fotógrafa y más vídeos. En esta ocasión se trata de Graciela Iturbide, probablemente una de las más importantes fotógrafas de las últimas décadas no sólo de su país, Méjico, sino del mundo entero. Y no me refiero solamente a su posición entre las fotógrafas femeninas, sino a todos los fotógrafos, no importan el sexo. Ted Forbes, dentro de su canal The Art of Photography, que si no os asusta el inglés os recomiendo, lleva un año y medio realizando una serie de pequeños documentales de poco más de un cuarto de hora de duración, The Artist Series, financiados coletivamente, y que tratan de acercar al público la figura de fotógrafos todavía vivos y de innegable interés. Tras los tres que se emitieron el año pasado, ha comenzado a emitir los cinco de este año, empezando por la artista mejicana. Os dejo a continuación dos vídeos, el corto documental sobre la fotógrafa, y el comentario de cómo se realizó. Una ventaja en el documental, Graciela nos habla en castellano, por lo que en esta ocasión no hace falta llevarse bien con el inglés para disfrutarlo. Dejando aparte que las fotografías son un idioma universal.
Y finalmente un informe especial del también mejicano Oscar Colorado, que nos habla de las importantes relaciones entre el surrealismo y la fotografía. Un informe largo y detallado sobre un tema que a mí me apasiona por lo especialmente fructífera que ha sido la relación entre este movimiento artístico, cultural y filosófico que surgió en los años 20 del siglo pasado y que ha producido obras fotográficas notables, tanto de fotógrafos que abiertamente se adhirieron al movimiento y se definieron como surrealistas, como aquellos otros que sin hacerlo, se vieron fuertemente influenciados por el mismo. Y aquí la lista de fotógrafos importantes es notable. De hecho, no voy a citar a todos los fotógrafos de los que se habla en el informe,... porque me parece una ardua tarea interminable. Id al documento, que también se puede descargar en formato PDF, que es apasionante. Y de paso, veremos si la gente se aclara sobre de qué hablamos cuando hablamos de surrealismo. Con frecuencia, se aplica este calificativo a todo tipo de obras, desde el absurdo a cualquier tipo de obra conceptual o de difícil comprensión. Y creo que el surrealismo, como dice Colorado, tiene unas características concretas que lo diferencian de otros movimientos u otras situaciones. Como digo, a mí siempre me ha interesado mucho el tema.
Surgió la idea como consecuencia de las actividades del III Encuentro Analógico, cuya excursión a Muel os conté en tres partes (1, 2 y 3), y que se realizaron esta primavera en la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ). Durante las mismas se habló con Laura (Lura Photos), una simpática y animada aficionada a la fotografía de Ejea de los Caballeros, que de vez en cuando tenemos la suerte que nos acompañe en nuestras actividades en Zaragoza. En esta ocasión, tocaba devolver visita y acudir nosotros a Ejea, hacer fotos y, de paso, conocer mejor la capital de las Cinco Villas, sus calles, sus fiestas y su iniciativas culturales.
Como el contenido principal de esta entrada estará orientada a lo fotográfico, diré simplemente que por la mañana recorrimos las calles de la ciudad, y estuvimos en las actividades del mercado y la recreación medieval que se organizan para las fiestas de San Juan. Visitamos también dos centros culturales y de exposiciones, La Espiral y el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea. Después de comer, con una visita guiada, conocimos las dos iglesias románicas, San Salvador y Santa María de la Corona, así como otros edificios e historias de la ciudad. Tuvimos la suerte de que el calor no fue tan agobiante como en los días anteriores, e incluso disfrutamos de una cierta brisa.
Tenía ganas de experimentar durante esta excursión, así que me llevé una variedad de cámaras y materiales. Eso sí, que las cámaras no ocupasen ni pesasen mucho. Veámoslo en un cierto orden.
Olympus mju-II con Fujicolor Superia XTra 400
Nunca he utilizado mucho las películas negativas en color de Fujifilm, así como en tiempos, prácticamente sólo utilizaba las diapositivas de esta marca. Pero tras la experiencia con la cámara de un solo que me llevé a Muel, he empezado a usarlas. Y especialmente tenía ganas de usar la Fujicolor Superia Xtra 400, una todoterreno muy respetada, con una cámara que tuviera una óptica de mejor calidad. Así que cargué un carrete de esta película en la Olympus mju-II. Sobretodo la usé por la mañana, callejeando la ciudad y durante la recreación histórica medieval.
Unos colores vivos, un grano muy muy muy contenido y una amplia latitud de exposición la hicieron ideal para un día de sol radiante, no importando si el objeto de interés estuviera al sol o en la sombra, ya que la generosa sensibilidad nominal de ISO 400 así como la luminosidad del 35 mm f/2,8 de la Olympus, permitían un amplio abanico de posibilidades.
Película para todo uso muy recomendable, aunque para trabajos donde se exija una mayor matización de los tonos de color, y especialmente en retrato, creo que sigue siendo preferible la familia de las Kodak Portra, especialmente las 160 y 400. Pero está muy bien esta película. A tener siempre una reserva en el frigorífico.
Leica CL con Summicron-C 40/2 y película Fujicolor Natura 1600
La película Fujicolor Natura 1600 está reservada en principio por la marca japonesa a su mercado interno, en el País del Sol Naciente. Pero es posible adquirirla en Europa a través de algunas de las tiendas alemanas más especializadas en la fotografía argéntica, como Macodirect, donde compré hace unas semanas algunos carretes. No son baratas, aviso. Pero me apetecía probarla.
Puesto que parte de una sensibilidad nativa de ISO 1600, la usé con una óptica también razonablemente luminosa, reservada para interiores con menos luz. Los dos museo que visitamos y que mencionado anteriormente fueron los mejores lugares para usarla.
Siendo una película de tan elevada sensibilidad, el grano está muy presente, como no podía ser de otra forma. Como sucede en tantas y tantas otras películas negativas en color, conviene no subexponerla, para evitar tener desviaciones desagradables en los colores así como un contraste y tonos armoniosos.
En los negativos en los que la luz llegó en cantidades generosas, probablemente expuestos a un índice de exposición de 800, los colores fueron todavía más saturados y agradables y el grano se hizo notar mucho menos. Así que no sería de extrañar que su sensibilidad real se acercase a esos ISO 800 aunque con margen para exponerla a 1600. Donde más se nota es en las fotografías realizadas en el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea. Podréis deducir fácilmente qué negativo iban más sobrados de exposición y cuales iban más justos.
Leica M2 con Summicron 35/2 ASPH y película Kodak Tri-X 400
Mi intención original fue llevar la Leica M2 con el 35 mm todo el día cargada con película en blanco y negro de todo uso, como es la todoterreno Tri-X 400. Y así lo hice durante buena parte de la mañana. Con el margen que da además para hacer alguna fotografía en interiores si la luz es suficiente y con la buena luminosidad del Summicron.
Por lo tanto, fue la película que utilicé durante buena parte del paseo por la mañana, asistiendo a la recreación medieval e incluso sirviendo para alguna foto arquitectónica en el interior de La Espiral, como veréis a continuación.
Como de costumbre, la Tri-X ofrece una estructura de grano bien marcada y unos negativos contrastados. Es cierto que tendí a la sobrexposición, como explicaré más adelante, pero se compensó en el revelado... debido a mi vagancia. Cuando consulté los tiempos de revelado para Rodinal a 1:50 y 20 ºC, que es lo que estoy utilizando en estos momentos, vi que la Tri-X tenía un tiempo revelado recomendado de 13 minutos. Y la ADOX que comentaré a continuación de 12 minutos. Así que decidí que en tiempos relativamente largos como estos, me iba a contentar con sacar la media, dejarlo en 12'5 minutos y confiar en los márgenes que ofrecen estos materiales para obtener buenos resultados. Con la Tri-X, sin problema.
Quiero avisar que no estoy usando el Rodinal habitual, sino el que ofrece ADOX bajo la denominación APH 09. Esta es la fórmula usada a principios del siglo XX hasta la Segunda Guerra Mundial, y que siguió usándose tras el telón de acero, mientras que Agfa modificaba ligeramente al fórmula de su Rodinal, el único que podía llevar esa denominación. Dicen que daría algo más de grano, aunque su uso es exactamente igual. Yo no estoy encontrando diferencias.
Leica M2 con Summicron 35/2 ASPH y película ADOX Supermax 100
La Tri-X es cómoda de usar,... pero yo no estaba suficientemente cómoda con ella. Básicamente, con un día de luz radiante como ese sábado, me obligaba a utilizar un diafragma de f/16 y una velocidad de obturación de 1/500 segundo, o su equivalente de f/11 y 1/1000 segundo. Pero nunca me gusta usar una diafragma tan cerrado por el efecto de la difracción, ni aun con una óptica excelente como el Sumicron asférico, ni me gusta llegar a velocidades de 1/1000 en cámaras mecánicas, ya que los márgenes de precisión a estas velocidades son menores. Por ello, prácticamente todos los negativos, salvo los de interiores, de Tri-X esta sobrexpuestos un punto, para exponer de f/11 y 1/500 hacia abajo.
Y también por ello, cuando terminé el primer carrete de Tri-X, decidí usar el de ADOX Supermax 100 que llevaba en el estuche. Aunque eso me iba a limitar la posibilidad de usar el blanco y negro en interiores. Pero una foto en color siempre se puede convertir a blanco y negro, y al revés, no.
De entrada, he de decir que esta película de ADOX se caracteriza por su elevado contenido en plata, lo que junto a su sensibilidad media, garantiza un grano mucho más contenido. La diferencia con la Tri-X es muy notoria, ofreciendo unos tonos más continuos y menos estructura de fondo. También tiene un contraste más suave que he tenido que corregir en el digitalizado de los negativos.
No me gusta tanto como la Fujifilm Neopan 100 Acros, y no es necesariamente superior a la mucho más accesible y probada Ilford FP4 Plus. Sí mejora el nivel de grano que ofrece la Fomapan 100 Classic, que se puede encontrar fácilmente también como Lomography Earl Grey 100. Por lo tanto, no creo que después de haberla probado vaya a usarla con frecuencia. Pero es una película muy razonable.
Aún me atreví a usarla en un momento dado en interiores, en el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea, más iluminado que La Espiral.
Y tuve un desliz después de comer. Durante la mayor parte del día, con la película en blanco y negro estuve estimando la exposición a ojo, partiendo de la famosa regla "soleado f/16", que encontrábamos antaño, quizá también ahora, en los carretes de película para aficionado de Kodak o en algunas cámaras antiguas que no disponen de fotómetro. No suelo errar. Pero después de comer, debió de ser por la digestión, sí que hice unas cuantas tomas que resultaron subexpuestas.
Algo compensaría este error el hecho de que he revelado el negativo durante medio minuto más de lo aconsejado, debido al ataque de vagancia que he comentado antes. El tiempo recomendado era 12 minutos y lo usé con la Tri-X a 12'5 minutos. Pero por mucho que aumentes los tiempos de revelado, si en unas sombras no hay plata... pues negro se quedará. Aun a costa del incremento del contraste, que podéis apreciar en la imagen anterior.
Por lo demás, a la luz del día, me sentí más cómodo con esta sensibilidad que con la de la Tri-X.
Y un defecto...
Los más observadores verán que algunos negativos en blanco y negro presentan una larga raya recta transversal a la dimensión más larga, de color negro, que afecta a todos los negativos de Tri-X y a bastante de Silvermax. No sé a qué se debe. Se parece mucho a una que aparece en los dos negativos de largas exposiciones nocturnas que hice hace unas semanas. Pero entonces era otra cámara, la Hasselblad 503CX, y otra película, la Fujifilm Neopan 100 Acros. No sé a qué se debe. Y es una lata eliminarla tras su digitalización. Todavía no he comprobado si está en el negativo, o se produce por algún motivo al digitalizarlos. Por su coincidencia con su aparición con los de la Hasselblad. Esperemos que desaparezca del todo.
Esta semana, aunque he recogido una diversidad de artículos o noticias relacionadas con el mundo de la fotografía, lo cierto es que me voy a centrar en las tres exposiciones que se pueden visitar en Zaragoza en estos momentos y que lucen el logotipo del certamen PHotoEspaña 2017. El más importante certamen de fotografía del país. Aunque sus actividades se celebran principalmente en Madrid, espero ir dentro de unas semanas de visita, también se reparte en pequeñas cantidades por el resto de la geografía peninsular. Y en Zaragoza también nos toca algo, aunque en ocasiones sean exposiciones de "reciclaje" como veremos.
Las fotografías que acompañan la entrada de hoy corresponden a los paseos hacia y por las exposiciones. En una semana de calor agobiante, nos hemos dirigido a visitar las mismas hacia la caída de la tarde con la esperanza, vana, de que el calor se hubiera aliviado. Por lo menos la luz de la ciudad había mejorado a esas horas.
Pero antes de pasar a las tres exposiciones que se celebran en Zaragoza, recordaré que el domingo pasado hablaba de la dedicada a Duane Michals que había visitado en Barcelona a la vuelta de mi viaje por Noruega. Justamente, esta semana han publicado en Albedo Media un artículo en el que lo comentan y explican de forma mucho más adecuada a lo que yo soy capaz, y por ello os traigo aquí la recomendación de leer el artículo.
De las exposiciones que se han traído a Zaragoza con motivo de la edición actual de PHotoEspaña, sin lugar a dudas la que ha recibido más publicidad y honores es la dedicada a la reportera gráfica Joana Biarnés, en el excelente espacio expositivo de la Lonja. Exposición que ya tuve ocasión de ver el año pasado en Madrid, en la edición anterior de PHotoEspaña. Lo que hablaba del reciclaje. En cualquier caso, debemos alegrarnos de que nos la hayan traído a la ciudad, porque es realmente una exposición interesante. Además ha coincidido con que en una de las actividades del III Encuentro fotográfico de Aragón, el ciclo de cine documental "Mujer, cámara, acción", se ha proyectado el documental dedicado a esta fotógrafa, que de alguna forma la rescató del olvido durante su realización. Existe una versión reducida en castellano de dicho documental en TVE, que os dejo aquí enlazada.
He de decir que la exposición merece mucho la pena, por la calidad de las fotografías así como por el reflejo que supone de la casposa España de la década final de la dictadura franquista. Casposa incluso si son fotografías que se realizaron para el diario Pueblo, a la Cadena del Prensa del Movimiento, que se supone que ofrecía una imagen amable de la dictadura. De este hecho deriva una de las principales quejas que tengo sobre el documental y sobre la verborrea "políticamente correcta" de los medios y los políticos actuales. El documental y muchas de las declaraciones que se hacen sobre la fotógrafa tienen una carácter fundamentalmente hagiográfico, con nulo contenido crítico. Considero a Biarnés una excelente y meritoria profesional de la fotografía, puesto que su trabajo lo demuestra. Pero su afinidad con tantas personas afines al franquismo es algo que no se discute, sino que se trata casi de forma anecdótica.
En otro tono de cosas, en el Centro de Historias se celebra la exposición por el 40º aniversario de la Galería Spectrum Sotos de Zaragoza, una de las instituciones más importantes de formación y promoción de la fotografía en nuestra ciudad, aun considerando que es una galería privada que por supuesto busca ser rentable. El primero de los artículos de estas páginas, que escribí allá por el 30 de marzo de 2014, ya hace más de tres años a lo tonto modorro, trataba precisamente de cómo me inicié en la fotografía de forma seria realizando un par de cursos en estas galería unos años después de haber comprado mi primera cámara réflex. Muy respetada dentro del mundillo fotográfico en Zaragoza, creo que la única crítica habitual que he oído hacia sus actividades es que los cursos no son baratos, debe mucho a su director, Julio Álvarez Sotos. En la exposición, encontraremos en las paredes expuesta la obra de algunos de sus principales profesores, y en un vídeo, la de los alumnos más destacados de la última década. Así como objetos que muestran la evolución en las actividades formativas de la galería. Hay que verla.
La tercera de las exposiciones la encontramos también en el Centro de Historias, y ha sido la última en ser inaugurada. Está dedicada al artista conceptual chino Cang Xin, conocido principalmente por sus performances, que suelen ser acompañadas de fotografías de altísima calidad tanto formal como conceptual, que componen la base de la exposición. Yo ya estaba familiarizado con algunas de sus fotografías, que sirven de vehículo a sus expresiones artísticas en las que usa su propio cuerpo y persona para dar un poco de frescura a la reprimida oficialmente escena artística china. No es fácil ser artista libre en una dictadura, incluso si es una dictadura "comunista" de la que quieres ser amigos todos los líderes políticos y empresarios del mundo capitalista. Ironías del mundo y de la especie humana. A mí me ha gustado mucho, siendo la que más me ha aportado de novedad y reflexión de las tres exposiciones.
Más allá de lo que acabo de comentar sobre las tres exposiciones, poco más que añadir, aunque sí que me gustaría rescatar algunas cosas de los enlaces que había marcado por la semana.
Hasta cierto punto coincidencia de temas en dos medios distintos. En L'Oeil de la Photographie dedicaron una artículo a La Cité Chocolat (La ciudad chocolate), un trabajo coordinado por Daniel Traub con los chinos Wu Yongfu y Zen Xianfang, fotógrafos ambulantes en Cantón, mastodóntica metrópoli china en la que encontramos un barrio, Xiaobeilu, en los que hay una mayoría de población de origen africana, lo cual es raro de ver en el gigante oriental. Una comunidad poco conocida y poco comprendida.
Hemos hablado de Joana Biarnés ampliamente, y algo que he contado es que su exposición ya la vi el año pasado en Madrid. En aquellos momentos compartía espacio expositivo con otra de las exposiciones más valoradas y de moda en la edición pasada de PHotoEspaña, la dedicada a Cristina de Middel. Una fotógrafa que poco antes se consideraba emergente, y que de repente estaba en boca de todo el mundo, parecía que poco a poco había ascendido al olimpo fotográfico español. Y sí que ha debido de llegar a algún sitio importante como artista porque justamente desde hace un año he empezado a escuchar voces que la empiezan a poner a caldo. Incluso por parte de alguno que en algún momento escribió alabanzas de la alicantina (creo que es alicantina o de esa provincia). Pero con la tradición de cainismo que arrastramos en nuestro país, no sería de extrañar que mientras rescatamos a una fotógrafa olvidada y la colocamos en un pedestal, derribemos a quien estando en activo parece llegar a algún sitio, incluso con reconocimientos internacionales. Hace bien poco pude ver obra reciente suya en el Foto Museum de la Fotostiftung Schweiz en Winterthur (Suiza). Hace unos días escribía de Middel para Clavoardiendo Margazine, un artículo con el irónico título Detesto escribir, un artículo en el que hace un repaso del panorama de la fotografía española actual, mencionando a un buen número de colegas tanto de su propia generación como de anteriores. A ver si no nos olvidamos de ninguno, y luego le tengamos que hacer homenajes cuando ya se nos vuelvan octogenarios preguntándonos "¿Cómo se nos había pasado este fotógrafo/a tan bueno/a?". El burro que tropieza dos veces con la misma piedra. O tres, o tres docenas.
Hoy tenemos una excursión fotográfica a Ejea de los Caballeros y no tenía pensado actualizar ninguno de los blogs. Pero me he desvelado pronto de madrugada y he decidido abrir todas las ventanas y balcones de la casa para que entre el escaso fresco de las primeras horas de la mañana, y aprovechar el rato.
Comenté hace unos meses el comportamiento de la película Rollei Superpan 200, una película en blanco y negro, heredera de las emulsiones que configuraron las antiguas Agfa Scala 200X, y que con una sensibilidad nominal de 200 ISO, es una película de uso general bastante aceptable.
Pero esta emulsión tiene una característica interesante. Y es que tiene una sensibilidad espectral extendida a todo el espectro visible, incluidos los rojos profundo y el infrarrojo inmediato. Mientras que muchas de las llamadas películas denominadas pancromáticas son parcialmente sensibles a los tonos rojos. Fundamentalmente, a los más próximos a los naranjas, siendo más unas semipancromáticas u ortopancromáticas. Recordemos que las ortocromáticas son ciegas a los colores rojos, por lo que las hojas de formato grande se pueden revelar en bandeja con luz roja y a la vista del laborante, al estilo de las antigua fotografía a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Por lo tanto, la Superpan 200 es susceptible de ser utilizada con una diversidad de filtros, obteniéndose distintas estéticas en función de los mismos y de los motivos seleccionados en la fotografía. Veamos una toma general del Parque de la Memoria de Zaragoza, con filtros Heliopan nº 8 (amarillo), Heliopan nº 25 (rojo) y Hora R72 (infrarrojo).
No debemos confundir el filtro R72 Infrarrojo, cuya misión es bloquear el espectro visible y dejar pasar sólo el espectro infrarrojo, con los filtros de infrarrojos que llevan incorporadas las cámaras digitales y cuya misión es la opuesta; bloquear el espectro visible y dejar pasar sólo el espectro visible, para evitar desviaciones en los colores.
Esta prueba de la película la realicé con la cámara Fujifilm GS645S Wide 60 Professional, que tiene un objetivo incorporado Fujinon 60/4 con una rosca de filtro de 49 mm, lo cual permite usar filtros de buena calidad sin gastar enormes cantidades de dinero. Por ejemplo, usar los filtros de 67 mm que exige el Zeiss Planar 80/2,8 de la Hasselblad hubiera triplicado casi el coste de los filtros, especialmente del infrarrojo, que es el más caro.
La película fue revelada en revelador Kodak HC110 en dilución B (1:32 o 1+31), durante 6 minutos a 20 ºC. Es sencillo de hacer.
La dinámica de la toma de imágenes fue la siguiente. Con la cámara puesta en un trípode, fui tomando alternativamente la misma escena con los filtros amarillo, rojo e infrarrojo en este orden. La medición de la luz se realizó con un fotómetro externo de luz incidente Gossen Digisix. Siendo la sensibilidad nominal de la película 200 ISO, con el filtro amarillo se midió para un índice de exposición de 80 (pierde 1,5 pasos de luz), con el filtro rojo para un índice de exposición de 25 (pierde 3 pasos de luz), y con el filtro infrarrojo para un índice de exposición de 6 (pierde 5 pasos de luz, mostrándose aparentemente opaco). De esta última situación deriva la necesidad del uso del trípode, además de asegurar las equivalencia de las tomas en el encuadre.
En líneas generales, las fotografías realizadas con el Heliopan nº 8 (amarillo) muestran un contraste y una conversión de los tonos en color a tonos en blanco y negro más natural, la que mejor nos da la sensación de que son "los tonos correctos". Son imágenes agradables y que asumimos fácilmente como "la realidad". Las fotografías realizadas con el Heliopan nº 25 (rojo), de las que sólo voy a poner un par, se han movido en un terreno intermedio, y desde mi punto de vista subjetivo, salvo en el caso de la bañista del Parque de la Memoria, la solución menos agradable, menos convincente. Es menos natural que el filtro amarillo, pero no llega al efecto llamativo de las fotografías realizadas con el Hoya R72 (infrarrojo), que muestran plenamente el efecto de fotografiar aprovechando exclusivamente los rojos más profundos, casi invisibles en algunos casos para el ser humano, depende de la variabilidad interpersonal, y el infrarrojo cercano. Cielos oscuros, vegetación luminosa, piel y determinados tejidos en las personas muy luminosos, sombras profundas... Es una de las pocas ocasiones en las que fotografiar en las horas del medio día puede ser más eficaz.
Me hubiera gustado tener disponible para esta entrada los negativos que expuse hace unos 20 años en el Parque Nacional de Ordesa con la ya desaparecida Kodak High Speed Infrared. Aquella era una película muy delicada de utilizar por los siguientes motivos. Tenía mucha más sensibilidad al espectro infrarrojo, por lo que había que tener mucho cuidado al cargarla o descargarla de la cámara, ya que se velaba con facilidad. Necesariamente había que usarla con un filtro, yo la usé con un filtro rojo, ya que su aspecto con el espectro visible normal no era muy allá. No se podía usar con determinadas cámaras, como mi Canon EOS 100, ya que estas incluía una pequeña luz infrarroja para controlar el avance motorizado de la película y provocaban velados en la emulsión. Al transportarla, tenías que evitar someterla a fuertes fuentes de calor; no olvidemos que es la radiación infrarroja la que transporta la irradiación térmica. Tenía un fuerte grano, que daba un aspecto pictorialista a los paisajes, ya que además los objetos fuente de radiación infrarroja aparecían como rodeadas de un halo blanquecino.
No. No sirven, ni aquella ni esta, para ver a las personas en pelotas.
Las diferencias entre fotogramas, es decir, el efecto del filtro infrarrojo depende mucho de los elementos de la composición. Un cielo azul profundo, no velado por nubes, aparecerá muy oscuro, a veces casi negro. La presencia del follaje de la vegetación ofrecerá grandes zonas de blancos intensos, que nos deberán hacer pensar si utilizamos un índice de exposición de 12 para evitar quemar en exceso las luces, o al menos corregirlo luego en el escaneo. Todos los tonos rojos, por ejemplo el de la falsa "torī" sintoista de este gimnasio de artes marciales en Torrero, aparecerán también con tonos muy claros, en las altas luces. En función de que estos elementos esté presentes en el fotograma, el efecto del filtro es más fuerte.
Frente a aquella antigua película que he comentado, la Rollei Superpan 200 es menos delicada de usar porque su incursión en la sensibilidad del infrarrojo es más moderada. Además, su granuralidad no se modifica, y está bastante contenida. Usada además en formato medio, con negativos de buen tamaño, el grano es prácticamente inaparente en ampliaciones modestas. Perdemos el aspecto pictorialista que ofrecía la antigua película de Kodak, si eso es lo que buscábamos. Aquí los objetos tienen los límites bien definidos, sin halos.
A mí me ha convencido esta película, que está especialmente indicada para estos tiempos de verano, de días radiantes, de abundante follaje en los árboles. En invierno, especialmente sin hojas en los árboles y con las herbáceas de capa caída, será menos interesante. Mantendré siempre un pequeño stock de estos carretes por si viene bien usarlos.