Semana muy entretenida, en la que he tenido que atender a una multiplicidad de compromisos, y que me ha dejado con otros sin atender. Fotográficamente hablando, en estas páginas hubo un par de entradas, aparte de las recomendaciones del fin de semana, que van desde fotografiar con viejas cámaras de fuelle y objetivo retráctil, hasta "cazar" aves con un moderno teleobjetivo y un duplicador de focal.
Fotográficamente, aparte de pasear algún rato con alguna cámara, con resultados aún no revisados, estuve probando las capacidades del macro con mi nueva Panasonic Lumix G9, fotografías que podéis ver hoy ilustrando esta entrada, y fracasamos de nuevo por culpa de las condiciones meteorológicas en un cierto proyecto que debemos realizar en los alrededores de Fuendetodos. Alguna foto hice... nada que ver con los propósitos iniciales.
Las macrofotografías están realizadas con el Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH, y la escala de reproducción está en el 1:1 o sus cercanías.
Hoy empezaremos por lo castizo. Por lo hispano. Especialmente cuando llama la atención de los de fuera. Como es el caso de una de las fotógrafas de moda en España, de la que ya he hablado en varias ocasiones, Cristina de Middel. De Middel es en estos momentos candidata a ser miembro de pleno derecho de Magnum Photos. "Candidata", no "nominada"; "nominee" se traduce como "candidata"... aviso a todos esos periodistas listos que son incapaces de diferencia un "falso amigo" cuando traducen del inglés, y no digamos ya de otros idiomas. Y en Magnum Photos le han dedicado un artículo a "la de Middel", con algunos de sus trabajos más destacados.
No sabía si hablar de este vídeo que apareció en el canal de Eīhwaz hace unos días, dedicado a la fotografía callejera en Barcelona. El caso es que acreditan la música del vídeo, pero no el autor o los autores de las fotografías. Lo cual me parece un olvido lamentable. Bueno. Las fotografías están muy bien. Os dejo puesto el vídeo. He dejado un comentario, para ver si corrigen la omisión.
Finalmente, en Albedo Media nos hablan de un antiguo proyecto de Joan Fontcuberta y Pere Formiguera, que pone de relieve la afición de Fontcuberta a poner en solfa el concepto de realidad a través de su obra fotográfica. No son pocas las series en las que ha dado una patina de realidad a eventos, personas u objetos que son invenciones. Y no son pocos los que se han tragado el engaño. Histórica la metedura de pata de cierto farsante de la radio y la televisión, "especializado" en fenómenos paranormales, ovnis y memeces por el estilo, que con toda seriedad habló del cosmonauta Ivan Istochnikov, una de las invenciones de Fontcuberta.
Una de las cosas que me gusta hacer cuando visito un museo es hacer fotos. Los museos son un lugar excelente para hacer fotografías, no de las obras de arte, sino de la interacción de los visitantes con las mismas. Se crea una atmósfera y una relación especial. Que no pocos fotógrafos han aprovechado. Uno de los que lo ha hecho con maestría es Elliott Erwitt, como nos muestran en el correspondiente artículo de Magnum Photos.
Corea del Norte es uno de los lugares del mundo más inaccesibles y, quizá por ello, uno de los más deseados por los fotógrafos. De vez en cuando encontramos el trabajo de uno de ellos que de una forma u otra, siguiendo canales más oficiales o más clandestinos, nos muestra imágenes de esta distopía hecha realidad. En Lens Culture nos muestran las fotografías que el fotógrafo Filippo Venturi (instagram) ha realizado, situando como protagonistas a los jóvenes del país.
En aCurator nos han mostrado el trabajo de la noruega Anette Asbjørnrød que nos muestra las imágenes ucrónicas de un lugar de vacaciones de verano en la costa durante los rigores meteorológicos del invierno, mostrando paisajes minimalistas y llenos de significado.
Un aspecto extraño tienen también las fotografías de un artículo que aparece en Creative Boom, realizadas en las modernas ciudades chinas. Fotografías de Yan Wang Preston que nos presenta los árboles que son plantados o trasplantados a las modernas megalópolis de cemento que, por otro lado, tan graves desastres están causando a la ecología del país y del planeta. También esta transplante es una metáfora de la inmigración continua de personas desde sus regiones a estas megalópolis, transplante en el que también acaban fuera de lugar, con frecuencia.
En Lenscratch han estado de concursos. Y nos están mostrando algunos de los trabajos premiados.
Por ejemplo, la reflexión sobre las xenofobias y los rechazos culturales en Estados Unidos. Un país que lleva casi 250 años presumiendo de "democracia liberal", y que todavía no tiene resuelto el tratamiento igualitario ante la ley y equitativo en relación a la justicia social a las minorías étnicas. Jerry Takigawa, nortamericano que por apellido supondréis correctamente un origen nipón, trabaja sobre antiguas fotografías y documentos para poner en crítica el tratamiento de sus ancestros durante la guerra mundial y el racismo y xenofobia puesto de manifiesto, incluso por personalidades políticas de esa "democracia liberal".
Otro trabajo que también se basa en una denuncia. El tratamiento que se realizó a los nativos norteamericanos cuando se les recluyó en reservas, despojándoles de sus territorios y tradicionales medios de vida para repartirlos entre los inmigrantes de origen europeo. Jeffrey Heyne combina creativamente fotografías traídas de las expediciones a la luna con las fotografías que él realiza de los recorridos que los nativos realizaban para ir a sus cazaderos, en imágenes llenos de dobles significados.
En más de una ocasión he manifestado mi admiración por el collage, esa disciplina que tanto creció en el nacimiento del surrealismo, que me gustaría practicar, pero para la que no me siento dotado. Combinando antiguos retratos y postales, John Stezaker, artista apropiacionista, conseguir modificar por completo el significado de las imágenes de las que parte, en una acción destructiva que me parece que emparenta más con el dada que con lo surreal. Lo hemos visto en Hunter Art Magazine.
Y a través de The Online Photographer me entero de que en The Atlantic, prestigiosa revista cuya sección de fotografía sigo, dedican un artículo a una focal fotográfica, el 50 mm. Como dicen en T.O.P., el artículo tiene algún error conceptual. Se pueden hacer muchas disquisiciones, de hecho constantemente las podemos leer y escuchar, de porqué esta focal es la considerada "normal" o "estándar"... Siempre he tenido la sensación de que en su momento no fue más que una conjunción de conveniencias en las que la sencillez y los bajos costos derivados en su fabricación tuvieron mucho que ver. Durante mucho tiempo ha sido mi focal preferida, aunque ahora prefiero moverme en las focales entre los 28 y los 40 mm. Todas estas cifras relativas al formato de fotograma de 24 x 36 mm, porque en otro formatos, esas longitudes focales no valen... hay que hacer las traslaciones de escala correspondientes.
Hace ya casi dos semanas de esta experiencia. En algunos grupos de fotografía de los que funcionan en Zaragoza se lanzó la invitación para pasar la mañana de un domingo recorriendo las riberas del río Ebro en la zona de lo que fue la Exposición Internacional 2008 y el Parque del Agua, con el fin de observar las evoluciones de las aves que abundan por allí. De antemano, quiero disculparme por no esforzarme en identificar las aves fotografiadas, puesto que es un tema en el que tengo grandes lagunas, y prefiero no etiquetarlas como especie antes que meter la pata.
Las aves son animales pequeños, muy móviles y, además, escurridizos, con carácter general. Aunque estemos hablando de algunas que por tener su hábitat en un entorno semiurbano, puedan estar más acostumbradas a la presencia del ser humano, que otras. O a lo peor, por eso son más escurridizas. En cualquier caso, si nunca me he lanzado a este tipo de fotografía, que tan bellos resultados puede proporcionar, es porque siempre he reconocido que es necesario tener un conocimiento previo de las especies y sus comportamiento para no depender demasiado del azar a la hora de conseguir una buena fotografía.
El equipo que me llevé fue el de la Canon EOS 5D Mark II con dos objetivos. Uno para tomas generales, no relacionadas con las aves en principio, un polivalente 35 mm. Además, uno con solera; el Asahi Pentax S.M.C. Takumar 35 mm f/2, con un adaptador M42-EF para poder usarlo con una cámara de la serie EOS de Canon. El otro, el que realmente cogí para fotografiar las aves si la cosa se daba bien, el Canon EF 200/2,8L USM II, con el duplicador Canon EF Extender x2, con el fin de conseguir una focal efectiva de 400 mm y una apertura máxima f/5,6.
Yo no soy fotógrafo de teleobjetivos habitualmente. Para lo que hago habitualmente, las focales cortas son más eficaces y proporcionan puntos de vista más interesantes. Como digo siempre, cuando voy de viaje y llevo un teleobjetivo, la mayor parte de las veces desecho las fotografías tomadas con focales superiores a los 100 mm (en equivalente al formato 24 x 36 mm),... por aburridas.
Por lo tanto, nunca me he preocupado por disponer de teleobjetivos muy potentes. El 200 mm de Canon me pareció oportuno en su momento por su elevada calidad y por lo barato que me costó de segunda mano. El duplicador también lo compré de segunda mano, y por ser la primera versión que hizo Canon para la montura EF de enfoque automático estaba también a un precio muy inferior a los más modernos y los de primera mano. Aunque se supone que no es tan bueno o nítido como los actuales, la verdad es que cuando lo he utilizado nunca he tenido queja de la calidad de las imágenes, que ha dependido más de mi habilidad para conseguir un enfoque adecuado y evitar la trepidación que de otra cosa.
La duda es si estos 400 mm serían suficientes para hacer fotografías interesantes. Hay que decir que íbamos de paseo. Que no nos íbamos a apostar en ningún lugar escondidos a que se acercasen las aves a poca distancia. Implanteable.
Lo cierto es que la focal de 400 mm, es estas condiciones que he descrito, se queda corta. Para fotografiar, utilicé la máxima apertura que me permitía la combinación de teleobjetivo más duplicador, f/5,6, y ajusté sensibilidades relativamente altas. Bueno... no mucho. Que con la cantidad de luz que había, con ISO 400 se podían conseguir velocidades de obturación de 1/1600 segundos para la apertura máxima de f/5,6.
De hecho, casi tendría que haberme animado a cerrar un paso el diafragma, porque aunque la nitidez es buena con esta combinación de ópticas, el viñeteo es un poco acusado. Aunque se puede corregir sin muchos problemas en el procesado posterior.
También hubo algún momento para apuntar a algún bicho volador bastante más pequeño.
Bueno. El caso es que para conseguir ver con cierta presencia en el encuadre el "bicho" que tocase en cada momento, ha sido recortar el fotograma en prácticamente todos los casos. Por lo que los 21 megapíxeles de la 5D Mark II se han quedado reducidos notablemente. De hecho, igual hubiera sido mejor haber desempolvado la EOS 40D, que aunque sólo tiene 10 megapíxeles, el factor de recorte de su sensor APS-C, hubiese compensado. No sé. Quizá sí, quizá no.
La mañana estuvo muy bien. Fue muy agradable. Conocí a gente nueva. Y el ambiente fue estupendo. Pero obviamente la fotografía de aves implica una dedicación y una planificación mucho más exigente. Una pregunta que me hice es si merecería conseguir un buen teleobjetivo para mi reciente Panasonic Lumix G9. Teóricamente, podría montarle algunos de los que tengo con un adaptador. Pero olvidándonos por completo del enfoque automático. Que bien muy bien, utilizado con talento, y en modo de enfoque continuo. Es mucho dinero para un uso esporádico. Es cierto que hay objetivos como el nuevo Panasonic Leica DG Vario-Elmarit 50-200 mm f/2,8-4 Asph. Power O.I.S. (¿no podrían tener nombres más cortos?) que no pueden dejar de llamarme la atención. Pero aun así son muy caros, se puede acercar a los 2000 euros; y aun necesitarían de un multiplicador de focal para conseguir un mayor acercamiento. Hay un 100-400 mm que también tiene cierto predicamento, pero así como el anterior podría verle otros usos más habituales, especialmente en paisaje... este me parece excesivo. Nada polivalente. Y también vale 1500 euros. En fin... de momento nos quedaremos como estamos.
Os dejo con los últimos "pájaros" del día... Si es que los que más me interesan a mí en muchas ocasiones se cazan con un 35 mm...
Tengo pendiente terminar un trabajo derivado de un taller de fanzines fotográficos que realicé recientemente. Pero en mis dos últimas semanas he tenido mucho menos tiempo disponible de lo que esperaba,... cosa que se puede mantener todavía hasta mis proyectadas vacaciones a principios de junio. En cualquier caso, durante las actividades de ese taller realizamos un paseo fotográfico un domingo de abril por las calles del centro de Zaragoza, que culminamos en el mercadillo dominical de la plaza de San Bruno. Y mientras buscaba oportunidades fotográficas, es decir, para realizar fotos, me encontré con otro tipo de oportunidades fotográficas. En el ámbito de las cámaras antiguas. En uno de los puestos del mercadillo me encontré por un precio muy muy barato para lo que suele ser con la siguiente cámara en un estado de conservación bastante bueno. La compré. Menos dinero que salir un sábado a cenar tomándose una cerveza al principio de la tarde y un combinado al final de la noche.
Se trata de una de las típicas cámara de objetivo retráctil y para película de formato medio, tipo 120 en este caso, que tanto abundaron entre finales de los años 20 y los años 50 del siglo XX. En este caso, se trata del modelo Agfa Isolette I, cámara alemana que ofrece negativos de 6 x 6 cm. En realidad, aproximadamente en este caso de 57 x 57 mm. Uno de los principales problemas de estas cámaras, que no puede ser revisado con claridad en el momento de la compra, es el estado del fuello, que en ocasiones puede tener filtraciones de luz, inadvertidas al inspeccionarlas. En este caso, el aspecto era muy bueno, y el vendedor aseguraba que no tenía. Al contrario que muchos otros vendedores de mercadillo, tenía una razonable cultura fotográfica.
A pesar del nombre, no es la primera iteración de los modelos Isolette de Agfa. Si no he contado mal al investigar su origen, es el tercer modelo de esta serie, cuyos primeros modelos de antes de la guerra mundial e inmediatamente posteriores a esta se estilaban como Jsolette. Todos estos modelos eran muy similares entre sí, admitiendo distintas configuraciones de objetivos y obturadores bajo la misma denominación del modelo.
Como pude comprobar más adelante, el estado general de la cámara está realmente muy bien, más allá de la impresión inicial que ofrece el aparato, que es buena. Los fuelles están en muy buen estado, sin filtraciones de luz. El objetivo enfoca con suavidad, y sus ajustes de diafragma y velocidad de obturación tampoco presentan ninguna dificultad.
El objetivo se anuncia como un Agnar 85/4,5. Un focal un poquito más larga de lo habitual en estos aparatos, habitualmente 75 u 80 mm, y una apertura bastante favorable para la época y el tamaño del aparato, en el que no era raro que la luminosidad máxima de los aparatos más populares fuese f/6,3, un paso más oscuro que este que tenemos entre manos. El obturador de tipo central ofrece velocidades de 1/25, 1/50 y 1/200 segundos, aunque se puede ajustar en cualquier posición intermedia. También ofrece una posición B y una rosca para cable disparador. El obturador hay que armarlo manualmente antes de disparar la foto. El diafragma se ajusta también de forma continua entre f/4,5 y f/32. Y el enfoque es por estimación,... con la escala de distancias en pies. Debió ser un aparato destinado a su venta en el Reino Unido.
No me supone mucho problema esta cuestión, a pesar de ser un aparato para enfocar por estimación. Las distancias de 10, 15 y 30 pies aparece marcadas. La primera y la última en rojo. Corresponden, aproximadamente, con los 3, 5 y 10 metros. Las marcas rojas corresponden a los modos de retrato y la hiperfocal, y en la escala de apertura se corresponden con una marca situada cerca del f/11, que es la apertura propuesta como más adecuada para este aparato. La distancia más corta de enfoque es de 3 pies, o sea unos 90 cm.
La película que se usa es el formato 120 de toda la vida, y el contador de exposiciones son las marcas en el papel protector de la película que se ven a través de la ventanita roja en el dorso de la cámara. Muy oscura. En condiciones de poca luz no siempre se ve bien. No hay prevención para la doble exposición. Así que si te despistas a la hora de pasar de fotograma tras la realización de una foto, es probable que cometas este error con facilidad. El visor de la cámara es un visor directo muy sencillito y no demasiado fácil de usar, especialmente si alguien lleva gafas.
¿Y qué tal las fotos?
Para probar la cámara usé un carrete de Ilford FP4 Plus que expuse a su sensibilidad nominal de ISO 125 y revelé en Rodinal según las indicaciones estándar con una dilución 1+25 durante 9 minutos a 20 ºC, con una agitación continua moderada durante medio minuto, y luego cuatro inversiones cada 60 segundos.
Los negativos me quedaron muy densos, lo cual me hace sospechar, teniendo en cuenta que fui cuidadoso a la hora de medir la luz con un fotómetro externo, que las velocidades de obturación no son exactas y son inferiores a lo anunciado. Es algo que pasa con cierta frecuencia con los obturadores mecánicos tan antiguos.
El objetivo, que se anunciaba como un triplete de tres elementos no agrupados con un revestimiento sencillo, pero revestidos al fin y al cabo, tiene un contraste entre moderado y bajo. Especialmente si no colocamos la luz principal de la escena a nuestras espaldas. Con luz lateral o frontolateral, se pierde contraste. No digamos ya si la luz principal está en el encuadre, en posición frontal.
Las fotografías que aquí muestro están digitalizadas con el Epson Perfection V600 Photo a una profundidad de color de 16 bits, en monocromo, con el fin de obtener una abundante información para un tratamiento posterior de la imagen en un proceso mixto químico-digital. Hay que esmerarse en la fase digital del procesado para obtener unas imágenes con un poco de fuerza. Y eso tiene como consecuencia que el grano de la FP4 Plus, habitualmente contenido, se haga más presente.
Desde que se me estropeó el obturador la Voigtländer Perkeo II he andado huérfano de una cámara de formato medio bolsillera de este tipo. Había oído hablar bien de estas Isolette, y mucho mejor todavía de las Super Isolette, de Agfa. Pero se nota que el objetivo de esta cámara que os comento hoy está muy por debajo del objetivo tipo Tessar que lleva la Perkeo II y, probablemente también, las Super Isolette. Estas últimas además llevan un telémetro de coincidencia que permiten enfocar con más precisión.
El enfoque por estimación no me supone problema, para el uso que habitualmente se le da a estas cámaras. La presunta lentitud del obturador que he detectado me molesta un poco más. Limita las velocidades utilizables y provoca unos negativos excesivamente densos. Pero realmente las limitaciones ópticas del Agnar son las que me han hecho enfriarme sobre las posibilidades de llevar en el bolsillo de las chaquetas esta cámara durante mis viajes como hacía con la Perkeo II.
Ahí queda de todos modos para un uso eventual y lúdico. Ya que por lo demás... la cámara está bien.
Semana ajetreada, en la que en estas páginas han aparecido un par de entradas, aparte de las recomendaciones semanales, y tengo algunas más esperando turno pacientemente. Asistí a un taller de fotografía de alto rango dinámico; el famoso, muchas veces infame, HDR (High Dinamic Range; lo cierto es que "range" debiera traducirse por "intervalo" y no por "rango",... pero es batalla perdida). Tuvo su interés, especialmente si decides usar software libre para trabajar. Después del taller e intentado replicar el proceso propuesto en el taller en mi ordenador... con un éxito muy limitado. Los programadores de software libre parece que se complacen en hacerlo difícil de usar y configurar.
El fin de semana ha traído muchas fotos. Algunas quedarán desapercibidas, pero otras no. Esta mañana he estado un rato viendo el paso de los corredores de la XII Maratón de Zaragoza en el Parque Grande de la ciudad. Habrá una entrada sobre el tema, aunque muy probablemente en mi Cuaderno de ruta. No me molestaré en entrar en detalles técnicos. Básicamente, he usado la Canon EOS 5D Mark II, preferentemente con el EF 200/2,8L USM II + Extender EF 2x, para una focal efectiva de 400 mm y una apertura máxima f/5,6. Con sensibilidades de ISO 800 o 1600 para obtener altas velocidades de obturación, han supuesto la mayor parte de las fotos. Algunas, no muchas, pero majas, he hecho con el Asahi Pentax Takumar S.M.C. 35/2 "El Radioactivo", montado sobre un adaptador M42-EF. Os dejo una foto, como muestra. De las fotos que he tomado con este último, en concreto.
Pero las fotografías que acompañarán las recomendaciones semanales de este domingo serán las del sábado por la tarde. Por la inestabilidad atmosférica, desistimos por tercera vez de cierto proyecto que llevo entre manos con unos amigos, con la Hasselblad. No se verá cuando suceda, porque serán retratos privados... si es que en algún momento llegamos a ejecutarlo. Pero ya que nos habíamos reservado el sábado por la tarde, nos montamos en el coche y nos fuimos a explorar los mallos de Agüero, un lugar que no visitaba desde hace por lo menos dos décadas y que no recordaba bien. Y quería contemplar las posibilidades fotográficas. Cuando llegamos, se levantó un viento helador, y empezaron a caer fríos chubascos intermitentes. Así que tomé algunas fotos de muestra, como anotaciones para el futuro, y nos volvimos. Os dejo un par de ejemplos. En blanco y negro, porque en color no merecen la pena, por la luz horrenda.
Nos volvimos. Pero como lo hicimos mucho antes de lo que pensábamos, y contemplando el aspecto del cielo, y a pesar de que la lluvia nos acompañó hasta pasado Ayerbe, nos desviamos para ir por La Sotonera y salir a Almudévar, más adelante, sin pasar por Huesca. Y fue una fortuna, porque se abrieron los cielos hacia la puesta de sol, y conseguí algún paisaje curioso, con los que ilustraré el resto de la entrada. El equipo que llevaba,... la Panasonic Lumix G9 con el Olympus 12-40/2,8 y el modesto Panasonic 35-100/4-5,6. Estoy encantado con esta cámara. Sin duda, la mejor digital que he manejado en mi vida.
El pasado domingo fue el Día de la Madre en un montón de países... un rollo publicitario, que además incomoda mucho a los que perdimos a la nuestra hace ya años, cuando te llega publicidad asegurándote de que ellos tienen lo que hará ilusión a nuestras madres. Nunca han pensado en el rechazo que pueden producir en quienes la han perdido... El caso es que con ese motivo, Yoko Ono publicó en su twitter una foto de ella cuando era una niña pequeñita con su madre. Me gustó la foto. Ono es conocida por la mayor parte del público por su matrimonio con John Lennon, y comúnmente odiada por los fans de The Beatles que le atribuyen todas las culpas de la ruptura del grupo de Liverpool. Una "tontá" como otra cualquiera. El caso es que la japonesa ya era una artista contemporánea reconocida en los años sesenta del siglo XX, especialmente por algunas de sus performances, de gran impacto y significado en lo que se refiere a las actitudes sexistas hacia la mujer. Plenamente actuales. Y no pocas son conocidas por haber sido inmortalizadas fotográficamente o en filmaciones. Os recomiendo que hagáis un repaso a su obra.
Ya que he hablado de las performances, creo conveniente traer aquí la recomendación de una serie de vídeos que están apareciendo en estos momentos en el canal de Youtube de la Tate Foundation, dedicados al arte activo e interactivo. De momento llevan tres; la danza en los museos, el arte con el cuerpo, y los objetos como performance. Lamentablemente para muchos, están en inglés. Pero para quienes se defiendan con el idioma, es una recomendación muy interesante, que nos enseñará bastante sobre la importancia de estas formas artísticas contemporáneas, tan despreciadas por quienes no las conocen ni las entienden. Os dejo el segundo capítulo de los cinco que tendrá la serie, Can my body be Art? (¿Puede ser arte mi cuerpo?).
Y hablando de los años 60... estamos en mayo de 2018, luego es el 50º aniversario del mayo del 68. Un movimiento pretendidamente revolucionario en distintas partes del mundo, aunque las más conocidas son las manifestaciones de París que unieron a obreros y universitarios, la primavera de Praga, y los movimientos antiguerra del Vietnam y en pro de los derechos civiles en Estados Unidos. En Magnum Photos nos han recordado fotográficamente la efeméride. Yo era muy niño entonces, ni me enteré. Pero con el tiempo he generado una opinión muy definida sobre el acontecimiento. Muchos de aquellos veinteañeros tan "progresistas" han sido después los líderes que han llevado al mundo al estado actual de deriva hacia el capitalismo generador de desigualdades, hacia la progresiva limitación hacia la libertad de expresión y a una exacerbación de los nacionalismos populistas de derechas. Pues eso opino de aquellos...
También en Magnum Photos nos han ofrecido un trabajo de Raymond Depardon que me ha tocado la fibra por diversos motivos. En 1977 realizó un reportaje en un manicomio de Trieste, Italia, donde se estaba llevando una experiencia de apertura. Los primeros pasos para convertir esos manicomios en hospitales psiquiátricos y centros de rehabilitación y en encaminar progresivamente el tratamiento de los pacientes mentales a una permanencia e integración en la comunidad. En la familia tuvimos una paciente ingresada en uno de aquellos manicomios, y vivimos a lo largo de nuestras visitas cada quince días la apertura cuando se produjo en nuestro país, no mucho tiempo después. Ya digo que me ha tocado muy de cerca.
Andréi Tarkovski es uno mejores directores de la historia del cine. Y desde luego, una referencia del cine de la Unión Soviética, en la que también se hacían cosas interesantes... con muchos problemas, claro. Sin embargo, no es fácil. Era cine de ese que se llamaba en su momento "de arte y ensayo". Cuando vi por primera vez Солярис (Solaris),... tenía yo dieciséis años y no entendí gran cosa. Luego resultó ser una película impresionante,... pero eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión. Tarkovsky, como muchos directores de cine, también hacía fotos. Y son especialmente celebradas sus Polaroids. Os dejo un vídeo con ellas...
W. Eugene Smith es uno de mis fotógrafos favoritos, incluso con algunas pegas que se pueden poner a su trabajo, a la forma de enfocar algunos reportajes. Pero la verdad es que sus fotografías son exquisitas. Uno de sus trabajos más notables fue "Country Doctor", en el que documentaba la vida de un médico rural. Y uno de los objetables. Las fotografías son magníficas, de una estética impecable,... pero muy posadas, muy poco espontáneas... era un mal que tenía. En Feature Shoot nos han traído esta semana el trabajo de Ioana Moldovan que también nos habla de una médica rural. En esta ocasión en Rumania, donde hay escasez de profesionales sanitarios, y donde el sistema sanitario ha fallado en llegar de forma equitativa a toda la población en los últimos 30 años. Y donde más se nota es en las zonas rurales. Muy distinto el estilo al de Smith, pero no deja de ser una actualización, necesaria, del tema. Y con mucha menos intervención de la fotógrafa.
Ya que hemos empezado con cuestiones relacionadas con el arte más contemporáneo, vamos a entrar también en formas fotográficas más actuales. En Lenscratch nos hablan, entrevistan al autor, del trabajo de la fotógrafa Mei Xian Qiu (sitio no disponible en estos momentos). Fundamentalmente se siente norteamericana a pesar de su nombre, que lo estila a la occidental con el nombre de pila, Mei Xian, al principio, y el apellido, Qui, después. Pero es originariamente de etnia china, nacida en Indonesia, de donde huyó su familia por persecuciones étnicas. En su obra no faltan los elementos de origen oriental. Obra de fotografía escenificada, llena de simbolismo. No siempre fácil de descifrar. Pero muy interesante en su estética, un poco kitch, pero muy cuidada. Leer la entrevista merece la pena.
También chino, taiwanés en este caso, es Yung Cheng Lin "3cm", y también trabaja en fotografía escenificada, con el cuerpo de las mujeres, de forma muy simbólica. Voy a tener que irme poniendo al día con la cultura de Taiwán, puesto que a finales de septiembre volaremos a esta isla para pasar unos días. He visto este trabajo en Photographize.
En Creative Boom nos han mostrado el trabajo de Petrina Hicks, que se inspira en la mitología clásica, en la escultura de la Roma antigua, para jugar con la naturaleza muerta y con la figura humana reconvertida en "escultura", y puesta en relación con elementos de la naturaleza. Curioso. Quizá las que nos muestran en el artículo no son las que me gusten de la obra de Hicks... en su página web encuentro fotografías que me han interesado mucho más.
Y hace un año, casi por estas fechas, dentro de unas semanas será el aniversario, realizaba un entretenido e instructivo taller de cianotipias. Y la cianotipia es la técnicas que utiliza el chino Zhang Dali (no es página personal; también en Wikipedia), para sus obras fotográficas. Son obras de gran tamaño. Originariamente, un artista del graffiti, ahora se expresa con esta técnica aunque permaneciendo fiel a sus temas. No. No es pariente de Salvador. De hecho, en este caso Dali no es apellido si no nombre de pila. Pero en Chino y muchos otros países orientales se estila con el apellido delante. Lo hemos visto en Photography of China.
Y terminamos comentando que Fraction Magazine ha llegado a su número 110, que coincide con el décimo aniversario de su existencia. Así que este número es un colectivo de multitud de artistas que han pasado por sus páginas virtuales, gran número de fotógrafos contemporáneos, de todo el mundo, aunque preferentemente norteamericanos.
Como era previsible, la cámara que adquirí hace unas semanas como nueva cámara digital principal de mi equipo, especialmente para viajes, la Panasonic Lumix G9, se ha mostrado una cámara muy competente, a la que me costará extraer todas sus posibilidades puesto que sus especificaciones en determinados aspectos están por encima de mis necesidades. Como sucede la mayor parte de las veces con las cámaras que uno compra.
Tras usarla durante unas semanas para familiarizarme con ella, y especialmente durante el breve viaje a Roma en semana santa, decidí probarla con distintos objetivos de enfoque manual.
OBJETIVO OJO DE PEZ
Entendámonos, no dispongo de un objetivo ojo de pez en toda regla. Dispongo de la modesta "galleta" de plástico de Olympus 9 mm f/8 Fisheye Body Cap, con sus tres posiciones de enfoque, infinito, hiperfocal y 20 cm, y su ángulo de visión modesto para ser un ojo de pez de 140º. Pero con la distorsión y la estética propia de los ojos de pez. Por si alguno no lo recuerda, me lo traje de Japón en 2014, y lo uso muy poco, pero alguna vez me ha proporcionado alguna foto interesante.
Si no lo amplías en exceso, cuidas la escena que escoges y, en ocasiones, corriges algo en el procesado la curvatura cuando esta es molesta, los resultados son curiosos. Como se puede observar en alguna de las escenas que tomé en una tarde de nubes y claros, con algún arcoiris eventual por los chaparrones dispersos.
Pero una cuestión debe quedar clara, la nitidez, la definición óptica de este chisme está por debajo de lo que sería exigible en un objetivo mínimamente serio. De todos modos, nos puede servir para estimar el comportamiento de los ojos de pez con esta cámara.
Objetivos muy apropiados para retratos, como podéis ver, lo mas propio es utilizarlos en la distancia hiperfocal. Dado que la profundidad de campo es enorme, es una forma de olvidar un problema. No obstante, gracias al resaltado de los bordes que ofrece la cámara cuando se usa en modo de enfoque manual, se puede usar cómodamente a la distancia más corta de 20 cm, en la que no conseguiremos que toda la escena esté enfocada.
Ya he dicho que eventualmente, se puede intentar corregir mediante software en el procesado digital la distorsión curva de los extremos del campo. Y de esta forma conseguir el efecto de un gran angular extremo rectilinear. Procesado con Adobe Lightroom, el grado de corrección que ofrece este programa no es suficiente para corregirlo de forma completa en un paso, por lo que hay que hacerlo generando nuevos ficheros de imagen, corrigiéndolo en varios pasos. O bien, utilizar un programa similar al Affinity Photo que uso yo, otros usarán Adobe Photoshop u otros, y hacerlo en un paso. No queda mal. Comparemos imágenes.
Como veis, la pérdida de información no es grande, y se pierde sobre todo por la parte superior e inferior. Y obtenemos una visión gran angular amplia. Eso sí, los 20 megapíxeles de los que partíamos quedan reducidos a unos 8 megapíxeles, tras la corrección completa. Pero no nos engañemos. La flojedad de este objetivo, o juguete, es tal, que eso no afecta gravemente en este caso a la pérdida de información real en la imagen. Con otros objetivos ojo de pez de buena calidad, sí que habrá sacrificio de información. Por lo tanto, véase como solución de emergencia. No puede sustituir a un gran angular rectilinear digno de mención, salvo en un uso esporádico.
Pero bueno, aquí queda la experiencia para quien interese.
OBJETIVO HELIOS 44-2 58 MM F/2
Probablemente uno de los objetivos más fabricados de la historia, esta soviética copia de los Biotar de idéntica focal y apertura de Carl Zeiss Jena, fabricado por millones y millones en distintas declinaciones, tiene una característica clave. Si la copia de la que dispones está decentemente fabricada, no va mal. Pero es tener suerte dados (los ausentes) controles de calidad de la fabricación soviética.
Mi copia, que me costó tirada de precio, tiene la popular montura de rosca M42, y con un adaptador se puede usar con la mayor parte de las cámaras de objetivos intercambiables sin espejo.
Claro, los 58 mm de la focal, que en el formato estándar de película de 35 mm corresponde a un objetivo normal un poco largo, para el formato micro cuatro tercios se convierten en un teleobjetivo corto que casi entra en el terreno de los teleobjetivos medios.
Lo estuve usando durante una mañana en el Parque Grande de Zaragoza sin muchos problemas. Como digo, el resaltado de los bordes enfocados cuando la Lumix G9 se usa en enfoque manual ayuda notablemente a conseguir resultados nítidos. Una lente de aproximación mejora las capacidades del objetivo a la hora de hacer fotografía de aproximación, y el desenfoque cuando la aproximación es importante es muy armónico y placentero. El sistema de estabilización óptica, que te pide que introduzcas la focal del objetivo cuando no la detecta automáticamente, permite fotos nítidas sin problemas.
Cuando nos separamos un poco del sujeto, especialmente si diafragmamos para conseguir una adecuada profundidad de campo, las fuentes puntuales de luz del fondo presentan formas poligonales, con los nueve lados correpondientes a las nueve palas del diafragma.
Dando por hecho que la nitidez del objetivo no puede igualar a los actuales, puede ser divertido su uso en determinadas circunstancias.
OBJETIVO ASAHI PENTAX TAKUMAR S.M.C. 35 MM F/2
Otro objetivo para montura de rosca M42, pero con un pedigrí mucho más respetable, ya que esta versión "super-multi-coated" estaba llamada a competir con los distagones de la misma focal de Carl Zeiss. De la chachi, la de la Alemania Occidental, no los más simplones de Jena, en la Oriental. Este objetivo lo compré para un uso esporádico con la Canon EOS 5D Mark II. Veamos un par de ejemplos reciente con esta cámara.
Con más de 45 años a sus espaldas, no es rival para los objetivos modernos, pero diafragmado a f/8, que puede ser una apertura adecuada de trabajo para estos objetivos, da un resultado muy respetable. Los más observadores notaran un cierto tono cálido en estas dos imágenes. Recordemos que algunos objetivos Takumar llevaban lentes fabricadas con vidrios con tierras radioactivas. Nada peligroso para la salud; pueden generar un cierto amarilleo con el tiempo. Se puede corregir sin problemas cuando trabajas en digital, aunque a mi me gusta dejar un poquito del tono cálido en la imagen. El contraste general de la imagen suele ser más suave que en objetivos modernos, pero bueno.
En la festividad del Primero de Mayo, antes de acudir a una comida familiar, se lo calcé con el adaptador correspondiente a la Lumix G9, con lo que queda un objetivo que en lugar de ser un angular moderado como está pensado, funciona como un tele cortito. Equivalente a un 70 mm en formato completo.
Lo usé de vez en cuando ese día con el diafragma completamente abierto, y ahí si que se nota la antigüedad de la óptica, que no siempre se lleva bien con la elevada densidad de píxeles del sensor de la G9. Aproximadamente el mismo número de píxeles que en la 5D Mark II, pero en la cuarta parte de superficie. Aunque con ocho años de diferencia en la concepción del captor de imagen.
Como en el caso de la réflex de Canon, si se diafragma el objetivo la cosa mejor mucho. Ya se decía hace décadas, cuando lo que predominaba era la película de 35 mm, que no hay objetivo que diafragmado a f/8 diese malos resultados. Pues eso. En este caso no cierro tanto el objetivo, me suelo parar en torno a f/5,6, para evitar el efecto de la difracción en un captor de imagen más reducido.
Pero bueno, también tiene su gracia... ¿no os parece? Eso sí, una advertencia. En este paseo, en una ocasión el resaltado de bordes en enfoque manual me jugó una mala pasada. En una escena con un contraste muy elevado entre las zonas oscuras y las zonas claras de la imagen, un contraluz a todo los efectos, me apareció el resaltado en los bordes cuando estos no estaban realmente enfocados, y la imagen se arruinó. Os la muestro.
Queda claro que el resaltado de los bordes, o "focus peaking" que dicen los modernos, está muy bien, pero es una ayuda. No es definitivo.
Resumen de todo lo visto,... En primer lugar, ningún objetivo de antaño os va a dar la misma calidad de imagen que un objetivo moderno dedicado al sistema. No estaban diseñados para el uso con captores digitales, y las limitaciones de la física hacen que objetivos buenos o muy buenos para el uso con película son flojos o muy flojos con cámaras digitales.
Si alguno de ellos os cubre una focal que uséis poco, o en circunstancias esporádicas, os puede cubrir la papeleta sin invertir en objetivos nuevos que pueden ser caros. Es lo que me pasa a mí con el Takumar 35 mm. Para Canon tengo un 28/1,8 y un 40/2,8... además del zoom EF 24-105/4 L USM. Así que lo de comprar el típico 35 mm luminoso al precio que están me daba pereza. Para usos esporádicos en lo que no me valga cualquiera de ellos, los 95 euros del Takumar ya me valen, frente a los 600 euros o más de uno objetivo moderno.
Y por supuesto, siempre se pueden usar creativamente aprovechando sus deficiencias... Eso, a gusto de cada cual.