La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Agfa Isolette I - modesta cámara alemana de posguerra para formato medio

Tengo pendiente terminar un trabajo derivado de un taller de fanzines fotográficos que realicé recientemente. Pero en mis dos últimas semanas he tenido mucho menos tiempo disponible de lo que esperaba,... cosa que se puede mantener todavía hasta mis proyectadas vacaciones a principios de junio. En cualquier caso, durante las actividades de ese taller realizamos un paseo fotográfico un domingo de abril por las calles del centro de Zaragoza, que culminamos en el mercadillo dominical de la plaza de San Bruno. Y mientras buscaba oportunidades fotográficas, es decir, para realizar fotos, me encontré con otro tipo de oportunidades fotográficas. En el ámbito de las cámaras antiguas. En uno de los puestos del mercadillo me encontré por un precio muy muy barato para lo que suele ser con la siguiente cámara en un estado de conservación bastante bueno. La compré. Menos dinero que salir un sábado a cenar tomándose una cerveza al principio de la tarde y un combinado al final de la noche.

Se trata de una de las típicas cámara de objetivo retráctil y para película de formato medio, tipo 120 en este caso, que tanto abundaron entre finales de los años 20 y los años 50 del siglo XX. En este caso, se trata del modelo Agfa Isolette I, cámara alemana que ofrece negativos de 6 x 6 cm. En realidad, aproximadamente en este caso de 57 x 57 mm. Uno de los principales problemas de estas cámaras, que no puede ser revisado con claridad en el momento de la compra, es el estado del fuello, que en ocasiones puede tener filtraciones de luz, inadvertidas al inspeccionarlas. En este caso, el aspecto era muy bueno, y el vendedor aseguraba que no tenía. Al contrario que muchos otros vendedores de mercadillo, tenía una razonable cultura fotográfica.

A pesar del nombre, no es la primera iteración de los modelos Isolette de Agfa. Si no he contado mal al investigar su origen, es el tercer modelo de esta serie, cuyos primeros modelos de antes de la guerra mundial e inmediatamente posteriores a esta se estilaban como Jsolette. Todos estos modelos eran muy similares entre sí, admitiendo distintas configuraciones de objetivos y obturadores bajo la misma denominación del modelo.

Como pude comprobar más adelante, el estado general de la cámara está realmente muy bien, más allá de la impresión inicial que ofrece el aparato, que es buena. Los fuelles están en muy buen estado, sin filtraciones de luz. El objetivo enfoca con suavidad, y sus ajustes de diafragma y velocidad de obturación tampoco presentan ninguna dificultad.

El objetivo se anuncia como un Agnar 85/4,5. Un focal un poquito más larga de lo habitual en estos aparatos, habitualmente 75 u 80 mm, y una apertura bastante favorable para la época y el tamaño del aparato, en el que no era raro que la luminosidad máxima de los aparatos más populares fuese f/6,3, un paso más oscuro que este que tenemos entre manos. El obturador de tipo central ofrece velocidades de 1/25, 1/50 y 1/200 segundos, aunque se puede ajustar en cualquier posición intermedia. También ofrece una posición B y una rosca para cable disparador. El obturador hay que armarlo manualmente antes de disparar la foto. El diafragma se ajusta también de forma continua entre f/4,5 y f/32. Y el enfoque es por estimación,... con la escala de distancias en pies. Debió ser un aparato destinado a su venta en el Reino Unido.

No me supone mucho problema esta cuestión, a pesar de ser un aparato para enfocar por estimación. Las distancias de 10, 15 y 30 pies aparece marcadas. La primera y la última en rojo. Corresponden, aproximadamente, con los 3, 5 y 10 metros. Las marcas rojas corresponden a los modos de retrato y la hiperfocal, y en la escala de apertura se corresponden con una marca situada cerca del f/11, que es la apertura propuesta como más adecuada para este aparato. La distancia más corta de enfoque es de 3 pies, o sea unos 90 cm.

La película que se usa es el formato 120 de toda la vida, y el contador de exposiciones son las marcas en el papel protector de la película que se ven a través de la ventanita roja en el dorso de la cámara. Muy oscura. En condiciones de poca luz no siempre se ve bien. No hay prevención para la doble exposición. Así que si te despistas a la hora de pasar de fotograma tras la realización de una foto, es probable que cometas este error con facilidad. El visor de la cámara es un visor directo muy sencillito y no demasiado fácil de usar, especialmente si alguien lleva gafas.

¿Y qué tal las fotos?

Para probar la cámara usé un carrete de Ilford FP4 Plus que expuse a su sensibilidad nominal de ISO 125 y revelé en Rodinal según las indicaciones estándar con una dilución 1+25 durante 9 minutos a 20 ºC, con una agitación continua moderada durante medio minuto, y luego cuatro inversiones cada 60 segundos.

Los negativos me quedaron muy densos, lo cual me hace sospechar, teniendo en cuenta que fui cuidadoso a la hora de medir la luz con un fotómetro externo, que las velocidades de obturación no son exactas y son inferiores a lo anunciado. Es algo que pasa con cierta frecuencia con los obturadores mecánicos tan antiguos.

El objetivo, que se anunciaba como un triplete de tres elementos no agrupados con un revestimiento sencillo, pero revestidos al fin y al cabo, tiene un contraste entre moderado y bajo. Especialmente si no colocamos la luz principal de la escena a nuestras espaldas. Con luz lateral o frontolateral, se pierde contraste. No digamos ya si la luz principal está en el encuadre, en posición frontal.

Las fotografías que aquí muestro están digitalizadas con el Epson Perfection V600 Photo a una profundidad de color de 16 bits, en monocromo, con el fin de obtener una abundante información para un tratamiento posterior de la imagen en un proceso mixto químico-digital. Hay que esmerarse en la fase digital del procesado para obtener unas imágenes con un poco de fuerza. Y eso tiene como consecuencia que el grano de la FP4 Plus, habitualmente contenido, se haga más presente.

Desde que se me estropeó el obturador la Voigtländer Perkeo II he andado huérfano de una cámara de formato medio bolsillera de este tipo. Había oído hablar bien de estas Isolette, y mucho mejor todavía de las Super Isolette, de Agfa. Pero se nota que el objetivo de esta cámara que os comento hoy está muy por debajo del objetivo tipo Tessar que lleva la Perkeo II y, probablemente también, las Super Isolette. Estas últimas además llevan un telémetro de coincidencia que permiten enfocar con más precisión.

El enfoque por estimación no me supone problema, para el uso que habitualmente se le da a estas cámaras. La presunta lentitud del obturador que he detectado me molesta un poco más. Limita las velocidades utilizables y provoca unos negativos excesivamente densos. Pero realmente las limitaciones ópticas del Agnar son las que me han hecho enfriarme sobre las posibilidades de llevar en el bolsillo de las chaquetas esta cámara durante mis viajes como hacía con la Perkeo II.

Ahí queda de todos modos para un uso eventual y lúdico. Ya que por lo demás... la cámara está bien.