Finalmente, el coronavirus ha alterado de forma notable mis rutinas diarias. No es que esté mal, ni nada por el estilo. Sigo yendo a trabajar, tengo mi salvoconducto que me permite circular por la calle para cumplir mis obligaciones en el Departamento de Sanidad de mi comunidad autónoma. Pero esta semana mis horarios y rutinas habituales se han puesto del revés, y estoy tratando de adaptarme. Porque mis rutinas anteriores eran muy cómodas. En fin... intentaré no abandonar mis frecuentes entradas blogueras, mientras tenga cosas de las que hablar.
La primera semana completa del mes, de lunes a domingo, se hacen las fotos, del 2 al 8 de marzo de 2020 en esta última edición.
La segunda semana se procede al revelado y procesado de los negativos, del 9 al 15 de marzo.
La tercera semana se dan a conocer en las redes sociales. En ello estamos actualmente, entre el 16 y el 22 de marzo.
Hoy voy a hablaros de otro de los rollos de película Ilford FP4 Plus 125 que expuse durante la primera semana de la fiesta fotográfica. El último día de la semana de toma de imágenes, cogí una de mis camaras estenopeica, la bonita Ondu Pinhole 6x12 Multiformat, le puse un rollo de medio formato que es lo que toca, y me dispuse a realizar seis fotografías, no da más de sí con un negativo de aproximadamente 6 x 12 cm, en el casco histórico de Zaragoza.
Expuse las fotografía midiendo la luz con el pequeño Gossen Digilux, corrigiendo los valores otorgados teniendo en cuenta que la apertura relativa del estenopo de la Ondu es de f/135 y teniendo en cuenta el fallo de la reciprocidad de la exposición en la FP4 Plus 125 para exposiciones de un segundo o más de duración. La fórmula que uso para calcular el tiempo de exposición es t1 = t0^1,35. Todas las Ilford tienen fórmulas parecidas y con exponentes de corrección similares. Así que me he aprendido el más pesimista y es el que utilizo para todas las Ilford, aunque en realidad, según la película ese exponente vaya desde 1,28 hasta 1,35. Por si alguien no se cosca con la fórmula, lo que es utilizar la calculadora del teléfono móvil en su modo científico y elevo a una potencia de 1,35 el tiempo de exposición calculado por el fotómetro. En la práctica, con las condiciones de luz que había esa mañana, supuso doblar aproximadamente el tiempo de exposición teórico. Por ejemplo, si la medición me da 8 segundos, 8^1,35 = 16,6 segundos. Pero lo del doblar no vale siempre. Si la medición da 30 segundos, 30^1,35 = 98,7 segundos; como ves más que se triplica el tiempo de exposición.
El procesado de la película lo hice de forma normal, en Kodak HC-110 dilución C (1+19), durante 5 minutos y 30 segundos a 21 ºC. Agitación continua suave durante los primeros 30 segundos y luego cuatro inversiones suaves cada minuto. La densidad y el contraste de los negativos fue bastante adecuado, y los digitalicé con el EPSON Perfection V600 Photo, que incluso a las modestas resoluciones espaciales que permite obtiene con semejante tamaño de negativos ficheros de casi 60 megapíxeles, lo cual es más que de sobra, teniendo en cuenta que las fotografías estenopeicas no son precisamente las más nítidas que se pueden hacer.
Salvo una doble exposición por error, que no me quedó afortunada, el resto quedó técnicamente correctas, aunque algunas de ellas me apetece hacerlas de nuevo, pero con otros planteamientos que creo que enriquecerán la escena estéticamente hablando. Pero eso... tendrá que esperar de momento. Quizá con uno de los nuevos negativos Fujifilm Neopan 100 Acros II, que tan apenas tienen fallo en la reciprocidad de la exposición. Aunque da un poco de pena usar negativos que ofrecen tanta calidad de imagen para fotografía estenopeica que, como ya he dicho, no es precisamente la más nítida posible.
Hace tres días os contaba mi visita reciente al Museo del Fuego y de los Bomberos de Zaragoza. Y mostraba las fotografías realizadas con película negativa en color de alta sensibilidad. Pero hubo tiempo de hacer algunas fotos en con película negativa en blanco y negro, de las que estoy bastante contento. Os cuento.
En ocasiones os he hablado de una iniciativa que surge en las redes sociales, en Twitter especialmente, la #FP4Party, por la cual periódicamente se organiza una fiesta virtual con la fotografía con película Ilford FP4 Plus 125, o sus precedentes de la gama FP de Ilford si alguien tiene algún carrete caducado. Os recuerdo la dinámica.
La primera semana completa del mes, de lunes a domingo, se hacen las fotos, del 2 al 8 de marzo de 2020 en esta última edición.
La segunda semana se procede al revelado y procesado de los negativos, del 9 al 15 de marzo.
La tercera semana se dan a conocer en las redes sociales. En ello estamos actualmente, entre el 16 y el 22 de marzo.
La película se puede exponer con cualquier tipo cámara, en cualquier tipo de condiciones, y procesar como cada cual crea oportuno. Lo único que hay que respetar es el tipo de material sensible y los tiempos señalados. Yo he utilizado una diversidad de medios y condiciones. Y con este artículo os empieza a contar cómo fue.
Expuse un rollo de tipo 120 de Ilford FP4 Plus 125 con la Fujifilm GS645S Wide 60 en el Museo del Fuego y de los Bomberos. Como la luz disponible podía comprometer unos parámetros de exposición razonables a la sensibilidad nominal de la película, ISO 125, decidí subexponer algo menos de dos pasos, con un índice de exposición IE de 400, prolongando el tiempo de revelado de la película. Ya había utilizado esta película a un IE de 200 con buenos resultados.
Para medir la luz, utilicé el propio fotómetro de la cámara, haciendo las correcciones oportunas según las características de la escena, en cada caso. Este fotómetro me inspira bastante confianza. Las escenas dentro de museo, que es un antiguo claustro de un monasterio protegido por una cubierta translúcida, tienen un contraste moderado o bajo, aunque de vez en cuando se cuelan rayos de sol, por lo que puede haber algún rincón con un contraste más elevado. En principio, la idea de aumentar el tiempo de revelado me sonaba bien, para obtener un contraste más elevado en los negativos, aunque fuera a costa de aumentar el tamaño del grano.
La película la procesé en Kodak HC-110 dilución C (1+19), durante 8 minutos 30 segundos a 21 ºC, con mi ritmo de agitación habitual; 30 segundos de agitación tranquila y continua inicial, seguida de cuatro inversiones tranquilas del tambor de revelado cada minuto hasta el final del revelado. Los negativos de 56 x 42 mm los digitalicé con el escáner Epson Perfection V600 Photo, obteniendo unos archivos con 16 bits de profundidad de color de unos 20 megapíxeles.
El resultado ha sido muy satisfactorio. Los negativos tienen un buen contras, con sombras pero no bloqueadas, y luces con cantidad de detalle. Con este tamaño de negativos y con este nivel de ampliación al digitalizar el grano no molesta nada en absoluto, apenas se aprecia salvo en zonas de iluminación uniforme. De hecho, si lo comparamos con la película Ilford HP5 Plus 400 expuesta a su sensibilidad nominal, a falta de hacer alguna prueba más para confirmar los resultados, utilizaría la FP4 Plus a IE 400 en escenas de poco contraste en las que hay que levantarlo, mientras que preferiría la HP5 Plus a su sensibilidad nominal en situaciones de mucho contraste en las que fuese conveniente mantenerlo a raya.
Como he dicho, una experiencia satisfactoria, en la que disfruté haciendo las fotografías y en las que me gusta el resultado obtenido, que habré de confirmar con alguna experiencia añadida.
Indudablemente, con la irrupción de las medidas excepcionales para intentar frenar la epidemia de enfermedad producida por coronavirus, mi "producción" fotográfica se va a ver afectada. Quizá no tenga tanto de que hablar sobre mis propias fotografías durante una temporada. Pero eso será más adelante. Porque ahora sí que tengo algunos modestos trabajos que proceden de mi actividad en las últimas semanas. Como por ejemplo este que os presento hoy. Muy colorido. Especialmente en tonos rojos.
Hace unos meses ya estuve muy entretenido, fotográficamente hablando, durante una visita al Museo del Fuego y de los Bomberos de Zaragoza. Este es un museo municipal. Y los primeros domingos de cada mes, los museos municipales de Zaragoza tienen entrada libre gratuita. Y si hace buen tiempo, es un buen plan ir paseando hasta alguno de ellos, visitarlo, hacer unas fotos, y luego tomarnos un aperitivo antes de volver a casa a comer. Si hay niños por medio, el Museo del Fuego y de los Bomberos es una buena opción. Si no, hay algún otro más interesante para nosotros.
Para una buena parte del museo, si vas con película fotográfica en lugar de un equipo digital, una sensibilidad de ISO 400 está bien. Durante la mayor parte de la superficie, puedes usar unos parámetros mínimos de f/4 y 1/60 segundo, que vienen bien para usar con objetivos entre 28 y 50 mm de focal, que pueden ser los más convenientes desde un punto de vista de su versatilidad, en este entorno. Por supuesto, se puede experimentar y conseguir buenos resultados con otras combinaciones. Pero hay algunas salas, algunos objetos fotográficamente interesantes, que están en entornos con menos luz. Y ahí, una sensibilidad de al menos ISO 800 conviene.
Este pasado 1 de marzo, primer domingo de mes, fuimos al museo un grupos de amigo, que hace 20 años solíamos aprovechar los domingos por la mañana para ir a sesiones matinales de cine. Los "más aventajados", aquellos que se casaron antes y tienen hijo más mayores, ya tienen "la dicha" de ser abuelos. Y como se trajeron a su nietos, dos rapaces bastante movidos de 7 y 5 años que yo no conocía, optamos por los bomberos... claro. Y yo opté por llevarme dos cámara. Una con película negativa en blanco y negro, de la que os hablaré dentro de unos días, y otra con película negativa en color de la que os hablo hoy; la Pentax MX calzada con el SMC-M 50/1,4 y un carrete que tenía por casa de Fujicolor Natura 1600.
Ya tenía alguna experiencia con esta película, con bastante buenos resultados. Di por hecho que podía exponerla a un índice de exposición (IE) de 800, lo cual evitaría cualquier posible subexposición, con problemas en las sombras y tonos oscuros, y con una disminución del inevitablemente aparente grano para estas sensibilidades. Mi intención era confiar la exposición al competente fotómetro de medición ponderada central de la Pentax MX. Pero me encontré con la sorpresa de que las pilas estaba agotadas. Como llevaba encima el pequeño Gossen Digisix, tampoco me preocupé mucho. Funciona bastante bien para medir la luz reflejada por la escena y, si quedan dudas, también permite la medición de luz incidente. Siempre he pensado que es uno de mis mejores accesorios fotográficos. Junto con el más especializado y preciso, pero menos portable, Sekonic L-408 Multimaster, que permite un medición selectiva de la luz incidente, utilización con flash externo y varios refinamientos más.
El resultado fue bueno en líneas generales, pero con algún pero. En escenas con un bajo contraste, con una iluminación uniforme, teniendo en cuenta la sobreexposición sistemática de un paso, y con una medición cuidada en los tonos adecuados de la escena, los resultados son buenos. Buena reproducción de los colores, buena saturación y un grano visible pero contenido. Otra cuestión es cuando la escena es muy contrastada y tenemos tonos oscuros en las sombras. El día estaba soleado, el museo está en el claustro de un antiguo monasterio, y aunque tamizado por un techo desplazable, algunas zonas de más luz había, que genera un contraste, no excesivo, pero que hay que gestionar con cuidado. En estas escenas, el rendimiento general de la película era bueno en lo que se refiere a tonos, saturación y contraste, pero con la aparición de una gran cantidad de grano, y no muy agradable al digitalizar, en las zonas más oscuras de la imagen. El mejor aspecto de estas fotografías se consigue llevando las sombras en el proceso digital a una mayor profundidad, aun a costa de cierta pérdida del detalle en las sombras.
Las posibles soluciones a este problema pasan por exponer este tipo de escenas a un IE de 400. O reservar la película de alta sensibilidad para donde no quede más remedio, y usar los ISO 400 de un Kodak Portra 400, una Fujicolor Pro 400H o incluso una honorable y más saturada Fujicolor Superia Xtra 400. También estaría considerar las películas de ISO 800, si se encuentran, tanto la Lomography Color Negative 800 como la Kodak Portra 800. Lo de la Lomography Color Negative 800, teniendo en cuenta mis experiencias previas con esta película me parece una opción a considerar seriamente.
Cuando compré hace tres años la Canon EOS 650 lo hice por un capricho "histórico". Fue la cámara que inicio la saga de las Canon EOS en 1987, por lo que cuando la compré de segunda mano por un precio ridículo para su estado de conservación y para su capacidad de hacer fotos, no tenía más intención que la de tener un aparato histórico en la colección. Ya disponía de la Canon EOS 100 si quería hacer fotos con una cámara de estas características y, teóricamente, más moderna y capaz. La cuestión es que, después de tres años, la he usado mucho más de lo que pensaba. A pesar de que tiene algunas cuestiones ergonómicas mejorables, es una cámara agradable de usar. Más que la EOS 100, que siendo más o menos del mismo tamaño, ligeramente más grande, ligeramente menos pesada, sin embargo tiene un peor agarre salvo que le ponga una extensión que no sirve para nada más que para sujetarla mejor.
Bueno, la cuestión es que la uso con frecuencia. Generalmente con objetivos de focal fija. Con el pequeño EF 40/2,8 STM es muy agradable de usar. Pero también con otros. Casi nunca la he usado con objetivos de focal variable. Hace unos días pasé un día de excursión por el curso alto del río Martín en la provincia de Teruel. Por la mañana, en los Hocinos del Pajazo, en Martín del Río, por la tarde en el parque natural de interés geológico y arqueológico de Peñas Royas, un núcleo de población dependiente del ayuntamiento de Montalbán. Como tenía la EOS 650 cargada con un carrete de Kodak ColorPlus 200, me la llevé.
La novedad en su uso es que decidí ponerle un objetivo de focal variable, el Canon EF 24-105/4L IS USM, un objetivo casi veinte años más moderno que la cámara en su comercialización, y que tiene bastante buena calidad. Me pareció que, aunque es algo voluminoso y pesado, podía serme útil en un entorno de fotografía de paisaje.
Por la mañana, en los Hocinos del Pajazo, tuvimos tiempo soleado. Quizá con una luz más intensa y dura de lo que me hubiera gustado, pero pensé que se ajustaría bien a la ColorPlus 200, una película a la que la luz le gusta más de lo que se diría para su sensibilidad ISO 200. Lo cierto es que hace tiempo que pienso que es más adecuada para usarla en situaciones similares a las de una película de ISO 100, con abundante luz, que como todoterreno, como haría suponer su sensibilidad nominal. Y lo cierto es que los resultados han sido bastante satisfactorio.
El revelado y digitalizado de los negativos es de Carmencita Film Lab. Y el trabajo que han realizado confirma dos cosas. Que las condiciones de luz eran adecuadas a la película en cuestión y que las excelentes cualidades ópticas del 24-105 mm son bastante buenas. Si comparo las fotos que he recibido con las recientes realizadas con el Tessar 50/2,8 de Carl Zeiss Jena, o aun con otros objetivos más veteranos de la gama Canon EF, noto que hay un plus de nitidez y claridad con este objetivo de focal variable. Da pereza usarlo, por que aumenta notablemente el volumen y el peso del equipo. Pero reconozco que está muy bien.
Eso sí. Terminé el carrete en Martín del Río... y como el tiempo empezó a cambiar y la luz a empeorar, ya no usé la cámara con película en Peñas Royas.
Desde que me llegó la Olympus Pen F, la de hace más de 55 años para película tradicional, no la moderna cámara digital del mismo nombre, la he disfrutado disparando sobre película de baja sensibilidad y grano fino. Es cierto que hay un par de cuestiones que todavía no tengo resueltas. Especialmente, que de vez en cuando me sale alguna foto trepidada... y no sé muy bien por qué. Pero había una cuestión pendiente que... había que ver que tal.
La idea del "medio formato", multiplicar por dos el número de negativos que se pueden obtener de un carrete de película de 35 mm dividiendo por la mitad, aproximadamente, el tamaño de los mismos, es una buena idea, aparentemente, pero con un contratiempo básico. Disminuye la capacidad de ampliación de la imagen. Por las leyes de la física. Con un cuidado diseño y fabricación de los objetivos, están pueden ver mejorada su resolución óptica, lo vemos hoy en día con las excelentes ópticas de Olympus y Panasonic para el formato micro cuatro tercios, o de Fujifilm para el formato APS-C. Pero la película mantiene los límites de resolución sea cual sea el tamaño del negativo. La cantidad de detalle capaz de reproducir por milímetro cuadrado de emulsión no varía, por lo que siempre es preferible de cara a obtener la mayor cantidad de información válida un formato mayor. Pero esto tiene otros problemas... claro. Y además está la cuestión del grano.
El grano es una propiedad inherente de las películas fotográficas. Los pequeños acúmulos de sales de plata que conforman la imagen están ahí. Siempre van a estar ahí. Y son más grandes y visibles cuanto más sensible es la película. Llegando el caso, se hacen muy evidentes y forman parte de las cualidades de la imagen. Unas veces para bien, otras... pues no tanto. Si la estructura del grano no es armoniosa, si no se adapta bien al motivo de la fotografía, o si interfiere en exceso con el detalle fino, es una cualidad negativa. Aunque todos hemos visto, e incluso realizado, en que el grano confiere una estructura estéticamente positiva para una fotografía en concreto. Personalmente, la estructura de la película no me molesta, pero tampoco soy partidario de los granos como pelotones de playa. Y sobretodo, me molesta que interfiera con el detalle fino de la fotografía. Por ello, hasta ahora sólo había probado la Olympus Pen F con películas de sensibilidad muy contenida, ISO 80 en la Rollei Retro 80S e ISO 50 en la Ilford Pan F Plus, con grano escasamente apreciable en ampliaciones normales. Pero había que entrar en terrenos más arriesgados.
Así que cogí un carrete de Lomography Berlin Kino 400, creo que es el tercero que uso de los cinco que me regalaron, lo cargué en la Olympus Pen F y lo expuse a su sensibilidad nominal con el revelado recomendado, Kodak HC-110 dilución B (1+31) durante 7' a 20 ºC. Hay películas de esa sensibilidad con grano menos aparente... pero bueno. Las experiencias hasta el momento no me habían disgustado.
Medí la luz con mi pequeño Gossen Digisix, según los casos sobre luz incidente y otros sobre luz reflejada. Sin mucho problema. Me pareció más coherente que usar el Sekonic Multimaster L-408, porque si de lo que se trata es de llevar un equipo ligero y discreto, el Digisix se ajusta mejor a esas condiciones. Aunque a cambio pierda la medición selectiva de la luz reflejada. No me supone excesivo problema. Una parte del carrete lo expuse haciendo paisaje urbano, como pares de fotografías pensadas para ser pensadas como dípticos, mientras que otra parte me sirvió para documentar el carnaval infantil que se celebró el pasado domingo en Zaragoza.
El resultado... El jurado todavía está deliberando. El problema es el procesado digital de la película. Si el negativo tiene un buen contraste y lo puedes manejar con pocos ajustes de luminosidad y contraste en el procesado tras digitalizar el negativo, el grano es notable pero contenido. Quizá más grosero que otras películas, pero aceptable. Pero si el negativo es muy poco contrastado y quiere mejorar este parámetro en el procesado digital, la presencia del grano se hace muy notable, y me resulta bastante menos aceptable en ocasiones. Siempre se nota más en zonas de tonalidad uniforme. Y no siempre afecta al detalle en las que no tienen esta uniformidad tonal. Pero en alguna ocasión sí que ha afectado al detalle. Este es quizá el principal problema del medio formato, y probablemente una de las causas de que no sobreviviera en el tiempo como una alternativa válida al 24 x 36 mm. Pero eso no quita para que la cámara y la óptica, el F.Zuiko 38/1,8, realicen su labor sin problemas. Realmente la óptica, dado los años que tiene su diseño, me parece brillante, incluso si tiene poca resistencia a la luz frontal. Y eso que le he puesto un parasol... que creo que tiene poca profundidad para la focal de este objetivo.
Se me olvidaba, los negativos han sido digitalizados con la Panasonic Lumix G9 + Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS. Nota: a las ampliaciones de internet, muchos pensarán que estoy exagerando, porque el grano apenas se ve. Pero está.