Con las telemétricas también funcionan bien los teleobjetivos - Leica M6 con Kodak Ultra Max 400
En fotografía, como en tantas áreas del conocimiento y la experiencia humanas, hay una tendencia de estos bípedos que pululan por la superficie del planeta Tierra a generar "dogmas". "Verdades" cuasiabsolutas, al parecer irrefutables, que todos los seguidores de una religión... perdón, afición, deben seguir con fidelidad. Y una de esas "verdades dogmáticas" que eventualmente se leen es que las Leica telemétricas se usan con objetivos con focales cortas. Como mucho un 50 mm de distancia focal. Los teleobjetivos... no son para las Leica, aunque existan y se vendan. Algún pirado del retrato que usa los objetivos de 75 mm, y sí... existe una cierta oferta de objetivos de 90 mm en el catálogo de la marca... misteriosamente. Cuatro de ellos. Incluso se habla de la existencia de un 135 mm f3,4.
Bueno... el párrafo anterior no pretende ser serio. Es en parte una parodia de los grupos y foros de "leicaistas", "leicófilos" o como se quiera denominar. Si bien es cierto que las cámaras telemétricas de enfoque manual se prestan más y mejor a trabajar con focales cortas en modo reportaje, nada impide usar un teleobjetivo corto o medio para retratos, paisajes selectivos o aislamiento de escenas u objetos. El principal inconveniente de las cámaras clásicas de Leica es que el marco para encuadrar con los teleobjetivos es muy pequeño, y muchos consideran el encuadre demasiado impreciso. Aunque yo nunca he tenido demasiados problemas al respecto. Con cámaras Leica modernas digitales, en las que se puede usar la visión electrónica para encuadrar además de la visión directa con telémetro, el problema desaparece.
Tras el rollo de Kodak Pro Image 100 del que os hablaba recientemente, durante el mes de diciembre pasado cogí la Leica M6 y le puse un rollo de Kodak Ultra Max 400. Antes escribía Ultramax, porque así lo leía yo en la caja de la película; pero recientemente busqué las hoja técnica de la película en Kodak Alaris, y oficialmente la denominan Ultra Max. Aunque me gusta más la Pro Image 100, lo cierto es que estábamos en diciembre, y llevábamos días en los que la luz se nos iba muy pronto y con afectación de nubes frecuentes. Así que decidí que tocaba llevar más reserva de sensibilidad. En este mes de enero me hice con la sensibilidad intermedia, la Kodak Gold 200,... que hace muchísimo que no usaba, suponiendo que sea la misma película que antes tenía esta denominación,... ya os contaré dentro de unas semanas.
En principio, mi idea era usar el rollo con objetivos de 35 y 50 mm de distancia focal. Pero no los titulares habituales que uso con la cámara, el Summicron 35 mm f2 ASPH o el Zeiss Planar 50 mm f2, sino los primeros que tuve para este sistema; el Zeiss Biogon-C 35 mm f2,8 y Canon S 50 mm f1,8. De estos, el Biogon-C siempre me ha gustado mucho. Quizá no sea tan nítido como el Summicron, pero realmente es más contrastado. Y algo más cálido en su rendimiento cromático, en mi humilde opinión. Pero al final, y aprovechando la reserva de sensibilidad que me ofrece una película ISO 400, en un atardecer en el que el río Ebro lucía una avenida considerable y la luz era muy agradable, a pesar del fuerte viento, salí a fotografiar con el Elmar-C 90 mm f4. Objetivo pensado para Leica CL, la original de los años 70, no el modelo digital actual, y que con frecuencia se advierte que, por alguna diferencia en las monturas con los objetivos habituales de las Leica M, podría haber alguna imprecisión en el enfoque. Nunca lo he percibido.
El Elmar-C 90 mm es un objetivo con un diseño muy sencillo. Cuatro lentes. Separadas, sin ninguna agrupación de dos o más lentes. Diseño de teleobjetivo. Si en algún lugar leéis que lo equiparan a un diseño Tessar... no es así. De echo, los Tessar son cuatro lentes en tres grupos, con dos de ellas agrupadas, y dos de las lentes son divergentes, frente a una sola del Elmar-C. Y también la posición del diafragma es distinta dentro de la fórmula óptica. El caso es que siendo tan sencillo, tiene un rendimiento bastante razonable. Seguro que no es tan nítido como otros más prestigiosos de la marca en esta distancia focal; pero normalmente pocos notarán la diferencia. Quizá donde más se note es que tiene menos contraste que otros.
Resumiendo la experiencia, que no es muy distinta a las que ya había tenido en ocasiones anteriores; es una combinación con la que me siento cómodo. Me pasa lo mismo que con la combinación de la Hasselblad 500CM con el Sonnar 150 mm f4. Para paisajes urbanos en los que un teleobjetivo corto va bien para captar detalles, seleccionar motivos despejando elementos que no aportan nada, y evitar el exceso de líneas convergentes en edificios tomando una cierta distancia, si es posible, va muy bien. Es cierto que con una película como la Kodak Ektar 100, que suelo usar en el equipo de medio formato mencionado, los resultados son más vistosos. Pero no me puedo quejar. Es recomendable. Lo pasé bien. A pesar del viento. Frío viento.