Vuelvo de nuevo, como está siendo habitual este verano, al uso de cámaras y otros equipos fotográficos fabricados antes de 1990 en los antiguos países de influencia soviética, o en la misma Unión Soviética. Como ya he comentado varias veces, estoy en esta historia como consecuencia de la iniciativa #CrappyCommieCameraParty impulsada en Twitter por @ShittyChallenge. Y en esta ocasión nos vamos al núcleo esencial de las cámaras soviéticas, a la Zenit 3M versión 50º aniversario de la Revolución de Octubre... que fue en noviembre.
Hace tres años que me hice con esta cámara. Que es lo suficientemente arcaica en su diseño como para que la montura de los objetivos intercambiables sea de rosca de 39 mm en lugar de la mucho más habitual rosca de 42 mm, en el momento en que se fabricó. Esta rosca de 39 mm es la misma que la de las cámaras telemétricas Leica hasta mediados de los años 50, o de las telemétricas de Canon. Pero al ser una cámara réflex, la distancia de brida, es decir, la distancia entre el plano de la montura y el plano de la película es mayor que en las telemétricas mencionadas, por lo que los sistemas no son compatibles entre sí. Un objetivo Leica de rosca de 39 mm puede ser montado sobre la Zenit 3M. También los Canon para cámaras telemétricas. Y los objetivos de ampliadoras, que también usan esa montura. Pero con ninguno de estos se puede conseguir el enfoque a infinito.
Cuando la compré, muy barata a pesar de estar en excelente estado y de sus curiosas inscripciones celebrando la revolución soviética, pensaba que tenía una montura de 42 mm y que podría aprovechar las ópticas que tengo con esa montura. Pero no fue así y me tuve que buscar un objetivo adecuado, que fue el Mir-1 37/2,8 Grand Prix Brussels 1958, basado en el Flektogon de Carl Zeiss de 35 mm. Al contrario de otros objetivos soviéticos, no es una copia descarada del objetivo alemán, sino que tiene alguna modificación buscando mejorarlo. El caso es que no va mal. Con el sol de frente o lateral tiene cierta tendencia los artefactos luminosos y a la pérdida de contraste, pero es razonable nítido. El diafragma no es automático, por lo que hay que enfocar a plena apertura y luego cerrar a la de trabajo para hacer la foto. Tiene un sistema, con un tercer aro, además del de enfoque y el de selección de diafragma, al que, cuando te acostumbras, le encuentras diversas ventajas. Especialmente si adaptas el objetivo para su uso para una cámara de exposición automática como las Canon EOS; en ese caso puedes ir controlando visualmente y de forma continua la profundidad de campo y seleccionar visualmente a qué apertura quieres hacer la foto. Como sucede con los objetivos de montura M42, funciona mejor y es más agradable de usar con un adaptador sobre las Canon EOS que sobre las cámaras específicas de estos objetivos. El objetivo venía con un aro que permitía su uso sobre roscas de 42 mm. Y lo conservo y utilizo.
Cuando compré película a final de junio para esta "fiesta" de las cámaras zarriosas soviéticas, en una de las tiendas de Zaragoza que disponen de cierta variedad de emulsiones, tenían algún ejemplar de película Lomochrome Metropolis XR 100-400. Una película de Lomography que es excesivamente cara para lo que ofrece, pero que me di el capricho de probar. A pesar de ese sufijo "chrome", no son diapositivas. Se vende como película negativa en color. Sin una sensibilidad nominal definida, Lomography la comercializa para su uso entre IE 100 e IE 400. Yo la he usado a IE 200. Tiene unos colores muy desaturados y es bastante contrastada. Me pregunto si lo del "chrome" viene de que realmente es una película diapositiva que se vende para hacer procesado cruzado en C-41... aunque en varios sitios dicen que no. No sé quién fabrica esta película. Lomography no es fabricante. Pone su marca y comercializa emulsiones de fabricantes diversos.
Como sabía de antemano esa tendencia a los contrastes elevados y a los colores desaturados, usé la película un sábado de luz suave, en el que las nubes matizaban la luz que iluminaba Zaragoza a principios de julio. Aunque el paseo fotográfico lo hice solo, en la medida de lo posible intenté incluir personas en los encuadres. Estos aspectos visuales especiales tienen para mí un problema; llaman la atención, y sobre el motivo adecuado quedan bien, pero tienden a cansarme. La presencia de seres humanos siempre dota de un plus de interés a las fotografías, especialmente en fotografía urbana. La película tiene un grano muy considerable, y una cierta dominante verdosa, que tal vez se deba a la técnica de Carmencita Film Lab que la escaneó en el laboratorio. Por un comentario que hizo al remitir los resultados, no estaba familiarizada con la emulsión. Pensó que se trataba de película caducada. En otras pruebas que he visto en internet, esta dominante no está presente, o tan presente. Las fotos las muestro tal y como las han mandado, pero igual les doy un repaso para ajustar los colores de forma más neutra.
Por lo demás,... pues la Zenit 3M, por mucho que me caiga simpática, causa problemas. No me rompió la película como sucedió con algún rollo en blanco y negro, también durante el mes de julio recientemente pasado, pero hay tres o cuatro fotogramas en las que una de las cortinillas del obturador invade la imagen. Os he puesto un par de ejemplos. Así que está cayendo rápidamente en la categoría de las cámaras no fiables. El objetivo, por otro lado, con los adaptadores oportunos, es posible utilizarlo en cámara para película con montura de rosca M42 o con montura Canon EF. También en cámaras digitales diversas. Y no va mal. Bueno... con las digitales se notan más sus deficiencias. Pero es un objetivo que los soviéticos lanzaron al mercado en los años 50 del siglo XX sobre un diseño alemán de los años 30... así que... qué puedes esperar.
Desde que adquirí la Zenit 3M, versión 50º aniversario de la Revolución de Octubre, he venido manteniendo una "guerra fría", o caliente, con esta cámara soviética de los años 60. Empezando por el hecho de que cuando la adquirí, no me cosqué de que la montura es de rosca de 42 mm como las habituales de otras Zenit más conocidas y otras marcas, sino de 39 mm. Como la de las Leica de antaño,... pero sin que valgan las ópticas de estas, porque el distancia de brida es superior para tener en cuenta el espejo de las cámaras réflex. Por ello acabé haciéndome con el Mir-1 37/2,8 M39, un objetivo angular muy moderado, que no va mal, aunque hay que hacerse a su peculiar funcionamiento. Luego... le han pasado más cosas, pero no me voy a detener en ello.
Como durante estoy participando en la CCCP, #CrappyCommieCameraParty, organizada en Twitter por @ShittyChallenge, era obvio que algunos rollos iban a salir de esta cámara. Tengo mandado a revelar un en color, un experimento, ya que nunca he usado antes la LomoChrome Metropolis. A pesar de ese sufijo "chrome", no es película diapositiva color, como antaño solía pasar, es película negativa color. Ya veremos. El caso es que por lo menos ese rollo quedó entero. Porque esta cámara es una "destroyer". Tiende a destruir rollos de película. Ya me ha pasado con algún otro. Tengo que acostumbrarme a descargar el rollo a oscuras, por si acaso. El caso es que en el último rollo que hice con ella... este ser rompió.
Me pasé hace unos días por una de las pocas tiendas que venden en Zaragoza material sensible mínimamente variado o interesante. Y cogí un rollo de Fomapan 200 Creative. Aunque las películas de la marca checa, apropiada para esta "party" por su origen al otro lado del telón de acero, no me entusiasman, reconozco que la Fomapan 200 no está mal. Es la única que no es de grano tradicional, cúbico, es de grano tabular, y tiene un grano que en la práctica es tan fino como la Fomapan 100, con la ventaja de ser más sensible. Aunque a mí me suele quedar un poco demasiado poco densa. A ver si esa sensibilidad nominal declarada ISO 200 va a ser un poco optimista. En cualquier caso, lo puse en la Zenit 3M con el Mir-1, y llevé el conjunto conmigo durante unos días mientras iba de un lado a otro de la ciudad.
Cuando se terminó, rebobiné, y de entrada no noté nada de especial. Hasta que al abrir la cámara en casa, comprobé que se había roto la película antes de finalizar de rebobinar todo el rollo, y de los 36 negativos previstos sólo pude aprovechar los 22 últimos. Los revelé en HC-110 dilución B (1+31). Como el tiempo previsto a 20 ºC para esta película y este revelador con esa dilución es muy corto, tres minutos y medio, decidí preparar la dilución a 18 ºC y aumentar el tiempo de revelado, según las tablas de Digitaltruth, hasta 4' 15". Me quedaron poco densos. Pero en general aprovechables. Y una cosa que esperaba era que al disminuir la temperatura, disminuyera también el grano y aumentase la gradación tonal. Y parece que sí.
Como digo, el resultado, como me ha pasado otras veces con esta película, es una tónica casi general, aparenta un clara subexposición, aunque luego hay detalle tanto en las sombras como, por supuesto, en las luces. Creo que voy a empezar a exponer esta película a IE 100 en el futuro. Porque no creo que necesite más revelado. Los números de testigo en las bandas laterales de la película aparecen siempre correctamente revelados. Las fotos han quedado nítidas, en las fotos realizadas con apertura amplias las esquinas y los bordes del campo tienen pérdida de nitidez, por las limitaciones de un óptica decente, pero antigua. Pero a f/8 o f/11, se ven bien en todo el campo. Eso sí... otro problema más, cuatro de los fotogramas aparecen como si la cortinilla del obturador no se hubiese abierto correctamente, con parte de la imagen negra. Tras observarla sin película tengo la sensación de que es un problema que sucede de vez en cuando al armar el obturador cuando se avanza la película. En fin... probaremos una vez más... pero si sigue dando problemas, puede ir a parar de adorno a la estantería. El objetivo, con adaptador, puede ser usado en otras cámaras.
Hace un par de años que me hice con la curiosa, no carente de encanto, y muy soviética cámara Zenit 3M, versión conmemorativa del 50 aniversario de la revolución de octubre en Rusia. O sea, una cámara de 1967. Una vez que le coges el tranquillo a la cámara, cosa que no es difícil, pero sobretodo al objetivo Mir-1 37/2,8 que le busqué para acompañarla, es divertida de usar. Y también en color obtuve en su momento resultados bastante razonables. Pero en marzo de 2019, como consecuencia de un golpe en el parasol que le incorporé, sufrió un problema que ha hecho que haya estado en dique seco durante una temporada.
Pura vagancia, puesto que hace unas semanas la llevé a un mecánico reparador de material fotográfico y me lo resolvió en cinco minutos. Para comprobar que el comportamiento de la cámara había vuelto a su natural ser, le puse un rollo de Lomography Berlin Kino 400, le coloqué un filtro Heliopan amarillo nº 8 y salí a hacer fotos. Creo que yo no me queda ningún rollo más de Berlin 400 de los que me regalaron en septiembre del año pasado. De Potsdam 100 en formato 120 aun me quedan un par de rollos.
El revelado lo hice al mismo tiempo que una Ilford SFX 200 de la que no os he hablado todavía. En Kodak HC-110, dilución B (1+31), a 21 ºC y durante 8 minutos y 5 segundos. Como siempre, agitación inicial continua durante 30 segundos y luego cuatro inversiones del tambor de revelado, tranquilas, cada minuto y hasta el final del tiempo previsto. El tiempo de revelado que le di es superior al recomendado. Si este es de 7 minutos a 20 ºC, con la corrección por el aumento de un grado en la temperatura hubiera tenido que ser aproximadamente de 6 minutos y 30 segundos. Pero conociendo la película y el contraste de las ópticas "vintage", que dicen los modernos, el aumentar el contraste un tanto aumentando el tiempo de revelado, no me importó gran cosa y me ahorre una operación de revelado. He de decir que no usé fotómetro. La cámara no lleva ninguno incorporado. Pero las condiciones de luz no hacían difícil estimar a ojo la exposición.
Digitalicé los negativos con mi Panasonic Lumix G9 calzada con el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH, en modo alta resolución, lo que me da casi 70 megapíxeles de archivo aprovechable. Teóricamente esto permitiría imprimir a un tamaño de 100 cm x 60 cm... pero creo que yo no lo haría. Me conformaría con 45 cm x 35 cm... quizá un poco más. Todo el sistema tiene tolerancias y holguras que disminuyen algo la calidad. Pero el resultado final no está mal. Las imágenes son correctas, con abundancia de información tanto en sombras como en las altas luces, con una densidad del negativo ligeramente aumentada, como si tuviera una ligera sobreexposición, que no llega a un paso.
Como curiosidad, hasta he realizado un panorama uniendo tres fotogramas. Tengo varias versiones os dejaré puesta la que muestra mejor los tres fotogramas. Y permite obtener un archivo de 136 megapíxeles, con 112 aprovechables. Y con el que he hecho pruebas de impresión que indican que se podrían hacer un copia en tamaño Din A2. Más... sería imprudente. Pero está bastante bien.
El principal problema que veo es que, habiendo usado casi siempre diafragmas de f/8 o f/11 por la abundancia de luz estival, se observa un viñeteo mecánico en las esquinas. Que yo había percibido en el rollo que expuse cuando se averío, debida a la intrusión del parasol metálico que se atascó en la rosca de filtros del objetivo. Ahora no es tan notable, pero es evidente. Y es que me da la impresión de que la rosca de 39 mm de la montura de esta cámara es insuficiente. Y probablemente sea el motivo por el que se abandonó por la rosca de 42 mm en modelos Zenit posteriores. Tengamos en cuenta que el diámetro de la montura de los objetivos de las cámaras digitales sin espejo actuales ronda los 54 o 55 mm. Recordad que el viñeteo mecánico, cuando un objeto se interpone en el paso de la luz, aumenta cuando cerramos el diafragma, mientras que el viñeteo óptico, debido a la caída de la luz en las esquinas por la naturaleza del diseño óptico, disminuye cuando cerramos el diafragma. Lo dicho. La cámara es simpática de usar, pero la calidad final, suficiente para muchas aplicaciones, es limitada.
En estas semanas atrás se ha celebrado a través de las redes sociales la tercera y última de las @FP4Party de este año. En la que he participado activamente, como hice en enero y en febrero. En febrero, por mi parte con cierto éxito. Una de mis fotos fue seleccionada como una de las fotos del día en la que la publiqué, pasando a la ronda final, en la que se votaron las que según los participantes se consideraban las mejores fotos. Cada uno eligió emitimos un voto a una de las fotografías. El caso es que la mía quedó en tercera posición. Hubo más de 200 entradas para la fiesta, es decir más de 200 fotografías, de las que se seleccionaron para la ronda final ventiuna, tres por cada día de la semana, y de ellas, tras la votación, la que ahora os muestro quedó tercera. Realizada con la Minox GT-E, con la película expuesta a un índice de exposición de 200 en lugar de su sensibilidad nominal, ISO 125, y revelada en Kodak HC-110, dilución C (1+19), durante 7 minutos a 21 ºC. Pues bien...
En marzo he participado, como en las ediciones de enero y febrero, con dos cámaras distintas. Una de formato pequeño, para película de 35 mm, con la que expuse un carrete, y otra de formato medio, con la que expuse dos rollos de formato 120. Los tres rollos de película fueron expuestos a un índice de exposición 250, un paso por encima de la sensibilidad nominal de la película. El revelado se ajustó consecuentemente, nuevamente con Kodak HC-110, dilución C (1+19), 7 minutos 30 segundos a 21 ºC. Es la receta que proponen en Emulsive, uno de los impulsores de la inciativa de la FP4Party. Lo cierto es que las recetas propuestas por esta gente funcionan bastante bien.
El carrete de 35 mm lo expuse con la Zenit 3M, versión 50 aniversario de la Revolución de Octubre, con el objetivo Mir-1 37/2,8 Grand Prix Brussels. Lo cierto es que no estuvo exenta la experiencia de problemas. Recibí un golpe de un "paseante" a toda velocidad, que me "hundió" el parasol de metal, y me descentró el objetivo. Esto me produjo cierta pérdida de nitidez en alguna zona de los negativos, muy discreta pero que yo sé apreciar, y un viñeteado mecánico del parasol. Para colmo, cuando ya estaba llegando al final del carrete, la cámara rompió la película, que tuve que sacar a oscuras de la misma, para cargarla en el tambor de revelado, varios días antes de estar en condiciones de revelarla. Como la cámara no tiene fotómetro incorporado, me apoyé en el Sekonic L-408 Multimaster, que es una garantía de medición correcta de la luz, tanto con la medición de luz incidente como reflejada. Fue una gran adquisición la que hice con este aparato.
En cualquier caso, pude aprovechar bastantes de los negativos. Como podéis ver en los ejemplos que os he mostrado, he generado unos dípticos de pares de fotografías, con alguna relación entre ellas, concebidos como unidades indivisibles. La tarde en la que hice la mayor parte de las fotografías hubo una luz muy agradable, no muy intensa, que favoreció una cómoda toma de imágenes e inspiró mi visión de lugares de apariencia banal y mil veces recorridos, el entorno del Tercer Cinturón de Zaragoza y la carretera de Castellón.
Veamos que pasó con la otra cámara.
Aquí fui sobre seguro. Utilicé la telemétrica de medio formato Fujifilm GS645S Wide 60 Professional, con su buen objetivo incorporado Fujinon 60 mm f/4, y un filtro rojo que me vino bien para mejorar el contraste en unos cielos un tanto deslavazados por una tenues cirros en altura, que venían bien para matizar la luz, pero que amenazaban con un cielo muy soso. Hice un paseo por la ribera del Ebro en horas centrales del día, y otro por la huerta de las Fuentes y el soto de Cantalobos en horas vespertinas. Como digo, los resultados que puedo esperar de esta cámara los tengo muy claros, me he familiarizado mucho con ella, y el un valor seguro. Ganas tengo de que broten las hojas en los árboles esta primavera, cosa que ya está sucediendo, para empezar a hacer con ella fotografía en el infrarrojo. De momento, os dejo con las fotos que hice en esta última FP4Party.
Tenía pendiente revisar este equipo de origen soviético, cuyos resultados en blanco y negro ya había presentado previamente en estas páginas, con película negativa en color. En estos momentos estoy embarcado en un proyecto expositivo de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, que verá a la luz dentro de unos meses en el marco de las actividades culturales del Ayuntamiento de Zaragoza, sobre fotografía estenopeica. Y en este contexto, dediqué un fin de semana en septiembre a realizar fotografías estenopeicas, y me llevé también la Zenit 3M con el MIR-1 37/2,8 para documentar los lugares en los que realicé las anteriores. Para ello, cargué la cámara con una película todo terreno como es la Fujifilm Superia XTra 400, apta para casi todo tipo de situaciones.
Y en uno de los primeros fotogramas del carrete ya se aprecian los principales problemas de una óptica cuyo diseño se remonta a finales de los años 50, aunque está basada en otras anteriores de origen alemán.
Prestando un poco de atención a la imagen se puede comprobar de forma inmediata un par de defectos, que se pueden considerar más o menos importantes según las situaciones. El primero es la apreciable distorsión en cojín que tiene el objetivo, que no es de extrañar en un diseño angular de tipo retrofoco de esa época. Se aprecia bastante en las líneas horizontales que limitan el muro sobre el que está realizada la pintura callejera.
El segundo es el flare debido al contraluz, con un fondo de cielo con una fuerte luminosidad con respecto al objeto principal. El sol no aparece en el encuadre, pero no anda lejos, y nos deja ese círculo hexagonal de color rosado, y un pequeño óvalo blancoamarillento en la parte inferior de las letras amarillas. Es un objetivo que no se lleva especialmente bien con los contraluces o con las luces intensas en el encuadre. Ya he buscado un parasol que le convenga para paliar el problema.
En un uso general del objetivo, no presenta especiales problemas. Los objetivos de aquella época estaban pensados para ser utilizados con aperturas medias, reservando las plenas aperturas a situaciones de luz escasa. Y a aperturas entre f/5,6 y f/11, el objetivo presenta una definición y rendimiento suficientes en todo el campo. Mi sensación es que ofrece un contraste bajo pero agradable. Este tipo de película me ofrece habitualmente más contraste y saturación con objetivos modernos; pero no va mal con este objetivo. Aunque sus revestimientos no puedan competir con los más modernos, son suficientes para realizar fotografía en color con dignidad.
El carrete fue revelado en Revelatum Revelado Analógico, que tiene una cierta tendencia digitalizar con tonos cálidos, que a mi me viene bien la mayor parte de las ocasiones. Si no, hago alguna pequeña corrección en el equilibrio de color, y sin problemas.
Conforme avanzaban las tardes de este fin de semana, la luz empezaba a escasear. Aunque persistí la mayor tiempo en usar diafragmas de f/8 o f/5,6 como mínimo, bajando la velocidad como mucho hasta 1/30 s, aunque evité bajar de 1/60 s, no pude evitar quedarme corto de exposición en algún fotograma. Ahí ya aparecen en las sombras del mismo otras dominantes de color debidas a la subexposición, que son más difíciles de controlar con la película de Fujifilm que por ejemplo con las Kodak Portra 400. Pero claro, hay una diferencia de precio entre ambas.
De todos modos, en situaciones de aire libre, con este objetivo vale la fórmula de Weegee; "f/8 and be there". Es decir, f/8 en el diafragma, enfoque por zonas o a la hiperfocal para no perder tiempo, y estar en el lugar y en el momento adecuado. Aun me quedaron algunos fotogramas para alguna toma urbana, y un retrato de grupo de algunos de los participantes del proyecto de fotografía estenopeica que he comentado.