No ha sido un año fácil para viajar. De hecho, ha habido sobresaltos en alguno de mis viajes. Pero ha sido un buen año y productivo. Quizá con el hito más importante el del viaje a JAPÓN, un par de veces aplazado por distintos motivos, y que este año, aunque con miedo, nos decidimos a hacer y disfrutar.
Pero ha habido más cosas. Tanto en viajes al extranjero, como moviéndonos en cercanías. Os lo cuento como es tradicional con fotografías.
Hace un par de días os contaba cómo había sido que mi cámara principal en mi reciente viaje a PARÍS había sido mi nueva compacta, la LEICA D-LUX (TYP 109). Pero cuando salgo de viaje siempre voy con dos cámara. En la mayor parte de los casos, la segunda cámara es un respaldo de la principal. Por si algo va mal, para poder seguir haciendo fotografías. O si la principal es muy aparatosa o va recogida, la segunda, compacta, está a mano para seguir abierto a posibilidades fotográficas. Pero en otras ocasiones, la idea es llevar material para hacer fotos de tipos muy distintos.
Por ejemplo, en la mayor parte de la década de los noventa lleva dos cámara con película; una réflex con diapositiva en color y una compacta con negativo en blanco y negro. Pues bien, esto he hecho en esta ocasión. Me he llevado la compacta digital y una cámara "compacta" con película negativa en blanco y negro. Puesto que se puede llevar sin problemas en el bolsillo del chaquetón de abrigo, me he llevado la VOIGTLÄNDER PERKEO II con varios carretes de KODAK TRI-X 400 en formato 120. Para 12 negativos de 55 x 55 mm, aproximadamente. Disparé cuatro carretes. Bien es cierto que de uno me salieron 11 y de otro, sorprendentemente, 13. En total, 12 de promedio, 48 fotos.
Las condiciones de luz fueron durante la mayor parte del viaje un poco tristonas,... para el color. Nublado, con cielos de color gris panza de burra, con poca textura,... Pero estas condiciones implican una luz suave difusa que hace que estos negativos sean fáciles de gestionar, fáciles de digitalizar, con archivos digitales posteriores fáciles de trabajar. Con tal de no abusar de los cielos faltos de información... El principal problema en un momento dado es que la luz se hace muy escasa enseguida, con la tarde no muy avanzada; o que es muy engorrosa de usar si empieza a llover.
He de decir que en algún momento incluso me he atrevido a usarla en algún interior bien iluminado, pero sólo ha funcionado con éxito en mi visita a la MAISON LA ROCHE de la FONDATION LE CORBUSIER, donde unos magníficos ventanales orientados al norte inundaban de luz difusa buena parte del edificio. Una maravilla de luz para cualquier artista; en las casa de los maestros de la BAUHAUS en DESSAU vi concepciones similares. Como me gustaría tener un estudio con una luz así.
He de confesar que tuve un problema a la vuelta con uno de los carretes. Sin darme cuenta, no lo enrolle correctamente en la espiral de revelado antes de introducirlo en la cubeta correspondiente. Por lo tanto, algunas de las superficies de la película estaban en contacto con otras y no se han revelado correctamente. Me ha dado especialmente rabia puesto que los negativos afectados corresponden a los de la TORRE EIFFEL. La buenas condiciones de luz y el formato cuadrado me hacían presumir unos buenos resultados aprovechando el grafismo de la estructura metálica de la torre. Pero casi todos estos fotogramas se han visto afectados de una forma u otra. Os muestro los no afectados o los poco afectados.
Otra de las cuestiones que tiene esta cámara es que es lenta de manejar. Para mayor rapidez con el medio formato, tendría que haber optado con la telemétrica que me traje de NUEVA YORK, la FUJIFILM GS645S. Aquella es mucho más ágil para reportaje. El objetivo tiene una focal más angular, con mayor profundidad de campo. También es más rápida de accionamiento, tanto para avanzar la película como para cargar el obturador, que en la VOIGTLÄNDER exige dos operaciones en vez de una. Y además, con el telémetro se puede enfocar con precisión. La PERKEO II obliga a enfoca por estimación, que en condiciones de buena luz, con diafragmas de trabajo de f/8 o superiores no supone mucho problema, pero con poca luz, diafragmas abiertos, y a distancias cortas... el resultado es más azaroso. A cambio, como ya he dicho, la puedes llevar en el bolsillo del chaquetón. La FUJI tiene que ir en una bolsa o colgada del hombro o al cuello. Pero algún pinito en plan reportaje he intentado.
En definitiva, no me he traído la octava maravilla de la humanidad en fotografías en blanco y negro, pero me ha proporcionado algunos ratos de diversión fotográfica que es de lo que se trata. Este tipo de aparatos son también muy útiles, cuando viajas solo, para dar pie a conversaciones con desconocidos curiosos que se acercan y te preguntan.
En el BOULEVARD BEAUMARCHAIS, que es como la meca del comprador de material fotográfico de primera mano y de ocasión en PARÍS, me sirvió para demostrar mi interés por el formato medio en un comercio donde tenían un respaldo HASSELBLAD CFV-50C, respaldo digital con el maravilloso sensor de 50 megapíxeles de SONY que se ha puesto de moda este año en el formato medio digital. Viendo que usaba una cámara de formato medio, comentándoles que tenía en casa una HASSELBLAD 503CX funcionante, más o menos se convencieron de mi interés por el medio y me dejaron usar el respaldo montado sobre una HASSELBLAD 503CW. La pena es que no me dejaron traerme los archivos de las tres fotografías que tome. Fui lo suficientemente imprudente para incluir al vendedor en el fotograma... Si no, igual os podría enseñar las fotos que hice con ese respaldo.
En fin... todo tipo de utilidades para un chisme simpático aunque limitado. Aunque quizá en aprender a superar esas limitaciones está la gracia y la diversión. Seguiré llevándome de vez en cuando estos chismes por el mundo. Y procuraré mostraros el resultado de mis esfuerzos. De momento, me despido con una de las vistas más típicas de la capital francesa.
Quien se haya pasado por mi CUADERNO DE RUTA los últimos días, habrá visto que estaba en modo "sólo fotos". Es decir. He estado fuera de casa, de viaje, en concreto en París. Unos días de escapada y relax activo que me han venido "terapéuticamente" muy bien, aunque los efecto duran poco tiempo.
En cualquier caso, en los próximos días iré complementando con algún comentario de las actividades realizadas, fundamentalmente culturales. Me he hartado de ver exposiciones de fotografía, y algunas de otras artes muy, muy, muy interesantes. He comprado algún libro, he conocido algún museíllo que no había visitado todavía en los últimos 25 años (los que hace que fui a la capital francesa por primera vez, esta es la novena) y, simplemente, he paseado.
Os dejo unas cuantas fotografías.
Situada a poco más de 40 kilómetros al sur de KIOTO, NARA es una pequeña y coqueta ciudad, muy tranquila y agradable, que fue capital de JAPÓN durante unas décadas en el siglo VIII de la era común.
Es un conjunto de sitios dispersos por una amplia zona, en su mayor parte convertida en parque o incluso en las estribaciones boscosas de los montes cercanos. Por todos los lados pululan los tranquilos ciervos sica, que aunque no domesticados, están acostumbrados a la presencia de los visitantes que los alimentas con las galletas de ciervo que se venden en puestos por toda la zona. De los lugares que configuran la lista los principales que visité yo fueron los templos budistas de TŌDAI-JI y KŌFUKU-JI, y el santuario sintoísta de KASUGA-TAISHA. Así como algunas de las zonas naturales que los envuelven, que también son objeto de protección.
Os dejo unas cuantas fotografías. En primer lugar KŌFUKU-JI y su gran buda dorado.
Un buen rato cuesta recorrer las dependencias de TŌDAI-JI que también alberga un enorme buda sedente, y es objeto de abundante peregrinación por parte de los nipones.
El lugar que más nos gustó fue KASUGA-TAISHA, probablemente por la mayor sencillez y elegancia de los lugares sintoistas, y porque estaba mucho más animado.
Espero que os haya gustado esta serie. Que quizá vaya aumentando con otros lugares, también patrimonio de la humanidad según la UNESCO, que he ido visitando a lo largo de mi vida viajera.
La lista de monumentos que conforma esta inscripción en la lista del patrimonio cultural es muy extensa. Con toda seguridad no visitamos todos ellos. Ni mucho menos. Y también es muy posible que algunos de los que visitamos, a pesar de su belleza, encanto o vistosidad, no esté incluidos en la lista. Todo depende de lo que cumple o no cumple las condiciones impuestas por la organización mundial dedicada a preservar la cultura. Por ejemplo, parece que la sucesión inacabable de toriique asciende por FUSHIMI INARI-TAISHA no están incluidos aunque fue uno de lo sitios que más nos gustó.
Seguro que pertenece a la lista, por ejemplo, el templo budista de ROKUON-JI, conocido más habitualmente como KINKAKU-JI (el templo de la torre dorada), a pesar de que esta torre sea una reconstrucción moderna y que nos parezca un poco pastelosa de aspecto general. Con un aire engreído, además.
No están incluidas por ejemplo entre los monumentos incluidos las antiguas calles en el barrio de GION, o PONTO-CHO, o en los alrededores de KIYOMIZU, a pesar de las geishas y las construcciones y el trazado típico de las casas y calles de estos barrios.
Por supuesto, si que está incluido el espectacular KIYOMIZU-DERA, colgado sobre la ciudad de KIOTO, o el templo y maravillosos jardines de TENRYU-JI. Aunque desconozco si este último incluye el frondoso bosque vecino de bambú.
No me extenderé mucho más con explicaciones. KIOTO es una ciudad que da para mucho. Si se quisiese ser exhaustivos en su visita, son más de tres días los que nos llevaría visitar todos los monumentos interesantes. En nuestro caso, ese fue el tiempo que le dedicamos. Os dejo con algunas fotografías más. Y ya sólo me quedará un artículo de esta serie japonesa de patrimonio cultural de la humanidad.