Sensores digitales sin filtro de paso bajo y patrones de muaré (Moiré)
El pasado viernes quedé a cenar con unos amigos. Pero salí pronto de casa, me llevé una cámara, la LEICA M-E, y paseé un rato haciendo algunas fotografías. Entre las fotografías que hice, hubo algunas al atardecer del nuevo edificio de CAIXAFORUM ZARAGOZA. Por ejemplo, he aquí una imagen después de procesada.
Siendo una LEICA, hay mucho mito sobre su calidad. LEICA es una de esas marcas que producen un efecto de distorsión de la realidad entre sus partidarios, que le adjudican todo tipo de bondades, algunas de ellas parecen ocasionalmente de carácter mágico. Yo sólo digo que es un bello objeto, fabricado con cuidado, que si sabes lo que llevas entre manos, es muy divertido de usar.
En cuanto a la calidad de las fotografías, la receta es sencilla. Un sensor digital que carece de filtro de paso bajo, y que por lo tanto no suaviza los detalles como sucede con muchas cámaras, unos más que razonables 18 megapíxeles para un tamaño de 24 x 36 mm, una utilización juiciosa a sensibilidades no superiores a los 1250 ISO, y un buen objetivo, nítido y con buena resolución, en este caso un ZEISS BIOGON C 35/2,8. No hay magia. Hay buenas características físicas.
Pero la ausencia del filtro de paso bajo tiene teóricamente algún inconveniente. Cuando la trama del sensor digital de la cámara se superpone con determinadas trama de textura de los tejidos o materiales que constituyen los objetos que fotografiamos, eventualmente pueden aparecer patrones de MUARÉ (escrito a veces en su forma original francesa MOIRÉ). La palabra viene de un tipo de tejido, de seda generalmente que forma determinadas irisaciones o aguas según cómo le incide la luz. Por analogía, los artefactos indeseables que pueden aparecer en las fotografías digitales reciben este nombre. Sinceramente, en el año y medio que hace que tengo la cámara no me había pasado nunca, o si había pasado, era a un nivel desapercibido. No hay problemas. Y a cambio, un aumento de nitidez que es apreciable con respecto a otros sensores de la misma época pero con filtro de paso bajo.
La fotografía con la que he empezado este artículo la habéis visto una vez procesada en ADOBE PHOTOSHOP LIGHTROOM. Queda bien. Pero veamos como estaba antes de terminar de procesarla.
Quizá a este tamaño no se aprecie bien la cuestión. Voy a aumentar una sección de la pared derecha del edificio.
Ahí tenemos los artefactos. Unas ondulaciones de distintos colores, no del gris de la fachada, debidas al patrón de pequeños orificios que tiene la misma. Eso es un patrón de MUARÉ. Y es la primera vez que me aparece.
Haciendo una selección en la zona afectada, con LIGHTROOM se puede corregir a costa de una cierta pérdida de nitidez o detalle en la zona. Por eso la herramienta no se puede aplicar de modo general y sólo al escoger selectivamente una zona. Para no perder nitidez en toda la imagen. No lo considero un problema grave. Me ha pasado por primera vez después de muchas fotografía hechas con la cámara y con una nitidez y una calidad bastante buena. Dicen que cuanta mayor resolución espacial, más megapíxeles, tiene el sensor digital, más difícil es que la superposición de tramas produzca este efecto. Por eso hay varios fabricantes que se animan a quitar el filtro de paso bajo de sus cámaras, para obtener una mayor nitidez en las fotografías. Yo también opino que merece la pena el riesgo. En la mayor parte de las ocasiones, la mayor calidad de la imagen lo compensa.
Quedémonos con otra imagen del edificio por el lado soleado. También tiene algo de MUARÉ, pero a estas escala se nota poco. Lo dejaré para el que lo quiera buscar.