Hace 10 o 12 días subí un primer artículo sobre buscar el otoño en la ciudad, con película negativa en color sencilla, de las pensadas para los aficionados y los usuarios casuales. En esa ocasión hablaba de la Fujicolor C200, la película más sencilla y barata del fabricante japonés. Hoy nos vamos a centrar en otra película de Fujifilm. Más moderna y, a priori, mejor. Con mayor sensibilidad. Me refiero a la Fujicolor Superia X-Tra 400, que ya me habéis visto utilizar en más de una ocasión.
El domingo que cargué le carrete de X-Tra 400 en la Canon EOS 650, que iba calzada con el EF 50/1,4 USM, no pensaba que fuese a hacer muchas fotos, y que el carrete me duraría un tiempo en la cámara, con fotos en distintas situaciones. Pero de repente, la luz de aquella mañana de domingo, que amenazaba con ser abundante y dura cuando salí de casa, quedó matizada por unas finas nubes que la difundían y la hacían menos agresiva. Así que me animé. Y terminé el carrete en una mañana.
Además de algunas fotos que hice en una exposición, de las que no pongo aquí ningún ejemplo, realicé algunas por el casco histórico de la ciudad antes de recorrer un tramo de la ribera izquierda del Ebro a su paso por Zaragoza, buscando los colores del otoño que, aunque presentes aquí y allí, se seguían retrasando.
La Superia X-Tra 400 tiene un paso más de sensibilidad nominal que la C200. Pero siendo una película más moderna, eso tiene poca incidencia en la granularidad de la fotografía. Quizá un poquito más en la X-Tra 400,... pero también puede depender la diferencia que se observa en las imágenes digitalizadas en diferencias en el procesado digital. Por ahí les irá. Lo que sí que se aprecia, dentro de que tienen la colorimetría muy similar, es que la Superia X-Tra 400 ofrece unos colores más saturados, más vivos. Lo que la hace más adecuada, teóricamente, paisajes.
Lo cierto es que ambas son película pensadas para un uso polivalente por el aficionado a la fotografía que no quiera gastar un dineral en película. La C200 se puede encontrar por precios tan bajos como los 3,50 euros en Fotoimpex. La Superia X-Tra 400 es notablemente más cara, con 5,80 euros en el mismo comercio en línea. La Fujicolor Pro 400H, por no salirnos del mismo fabricante y del mismo comercio, cuesta 9,95 euros.
He puesto los precios de Fotoimpex poco me resulta fácil encontrarlos y enlazarlos. No quiero decir que tenga una preferencia por ese comercio berlinés. Aunque cuando compras en cantidad, el coste del envío suele compensar porque los precios de los productos suelen estar más baratos que la mayor parte de los comercios españoles. Para pedidos más pequeños... pues no se compensan estos costes y no merece la pena, salvo que sea un producto que no se encuentre en los comercios en línea españoles. Pero hay otras consideraciones a la hora de comprar, cuando las diferencias de precio no son exageradas, como son el apoyo a las iniciativas locales y otras filosofías de venta. Eso es una decisión muy personal.
Bueno, de momento, nada más. Por supuesto, recordar que Kodak tiene sus equivalentes, y que tampoco están nada mal. Por ejemplo, la Kodak ColorPlus 200, la Kodak Gold 400 y la Kodak Portra 400, por poner las equivalentes a las mencionadas de Fujifilm. Bueno... la ColorPlus 200 aún es más barata.
El día 30 de enero es un día en el que en los últimos años cojo fiesta y, con unos amigos, salimos de excursión a pasar el día. En los últimos años, apuntábamos al norte, íbamos parando a visitar lugares interesantes, tomábamos algún café o comíamos, y al llegar a la frontera francesa, nos volvíamos. Con el mal pronóstico de este año para los Pirineos, optamos por el camino contrario. Nos dirigimos hacia el ser, hacia Albarracín y los Montes Universales, y al llegar a Castilla, nos volvimos.
Dos cámaras me llevé, una digital y otra para película tradicional. Ambas Canon del sistema EOS, la EOS 5D Mark II, que compré nueva en 2010, y la EOS 650 que compré en 2017 en el 30º aniversario del sistema EOS, fue el primer modelo del mismo, por 25 euros. Los objetivos que valen para una valen igualmente para la otra. Así que les puse a cada una un objetivo de focal corta; el EF 40/2,8 STM a la EOS 650 y el Tamron SP 35/1,8 Di VC USD a la EOS 5D Mark II. Y añadí a la mochila el EF 70-210/3,5-4,5 USM. Utilicé los tres objetivo indistintamente con las dos cámaras a lo largo del día. Con la EOS 650 usé un carrete de Fujicolor Superia X-tra 400, una película todo uso, que da un excelente resultado.
Me centraré en comentar un poco el teleobjetivo de focal variable. Con una cómoda y adecuada gama de focales entre los 70 y los 210 mm, y unas apertura máximas más luminosas de lo que hoy en día se ve en los teleobjetivos de gama baja, este objetivo alcanzó cierta reputación en los años 90 del siglo XX. En aquella época se consideraba que era bastante nítido, teniendo en cuenta que no era de la serie L, y no recurría a vídrios especiales de baja dispersión ni lentes de fluorita como los teleobjetivo más prestigiosos de la menciona serie del aro rojo. Es cierto que a plena apertura, se suele observar un fuerte viñeteo, una notable pérdida de luminosidad en las esquinas, muy apreciable. Que en digital es solucionable en el procesado posterior de la imagen. Pero lo cierto es que muy pronto me acostumbré a usarlo con aperturas medias, f/8 sobre todo, apertura a la que el viñeteo no se aprecia y la nitidez es bastante buena. Lo único que necesitas es la luz adecuada o un buen trípode. En nuestra excursión a Albarracín no faltó la luz, lo que unido a la sensibilidad nominal de la película de ISO 400, permitía esa apertura sin problemas, con velocidades de obturación entre 1/250 y 1/1000 segundo según las condiciones de luz al sol o a la sombra.
Con estas precauciones, no hay problemas para obtener fotografías de razonable buen calidad sobre la Superia 400 en la EOS 650, que son las que ilustran esta entrada. Quizá el principal problema que surgió a lo largo del día fue que en algún contraluz se produjo alguna pérdida de contraste, aun usando el parasol reglamentario.
Este objetivo tuvo un gemelo, el EF 100-300/4,5-5,6 USM, en el que las focales más largas provocaban que con las mismas dimensiones, el objetivo fuera menos luminoso. Ambos formaban parte de una gama media que Canon tenía en aquel momento, entre los objetivos más sencillos y los más caros de la serie L. Y que permitía obtener buenos resultados sin arruinarse. Aunque tampoco estaban tirados de dinero cuando los comprabas nuevos. Cuando se popularizó el mundo de la fotografía digital, estos objetivos estaban ya fuera de producción o esta era marginal, aunque en el Canon Camera Museum nos informan de que se comenzaron a fabricar en 1990, pero no se informa del momento exacto en que dejaron de fabricarse o venderse.
No eran perfectos, pero eran convenientes. Y mi experiencia de haberlo usado con las EOS D60, EOS 10D, EOS 40D y EOS 5D Mark II, me confirma el hecho de que su uso a aperturas medias, f/8 o f/11 es perfectamente válido. Por ejemplo, van bien para construir un panorama sobre un trípode, situación en la que probablemente usaremos aperturas de entorno a f/11. Y utilizados a aperturas máximas, se percibe un descenso del rendimiento en las esquinas, pero que, si estas están desenfocadas por la limitada profundidad de campo, tiene poca importancia de cara a algún retrato o fotografía de aproximación. El viñeteo se puede corregir digitalmente. Así que, no lo uso mucho, pero cuando lo hago, lo hago satisfecho. Si los veis de segunda mano a buen precio, en visto en eBay ejemplares entre los 39 y los 65 euros, no les hagáis ascos si vais justos de monetario.
Tenía pendiente revisar este equipo de origen soviético, cuyos resultados en blanco y negro ya había presentado previamente en estas páginas, con película negativa en color. En estos momentos estoy embarcado en un proyecto expositivo de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, que verá a la luz dentro de unos meses en el marco de las actividades culturales del Ayuntamiento de Zaragoza, sobre fotografía estenopeica. Y en este contexto, dediqué un fin de semana en septiembre a realizar fotografías estenopeicas, y me llevé también la Zenit 3M con el MIR-1 37/2,8 para documentar los lugares en los que realicé las anteriores. Para ello, cargué la cámara con una película todo terreno como es la Fujifilm Superia XTra 400, apta para casi todo tipo de situaciones.
Y en uno de los primeros fotogramas del carrete ya se aprecian los principales problemas de una óptica cuyo diseño se remonta a finales de los años 50, aunque está basada en otras anteriores de origen alemán.
Prestando un poco de atención a la imagen se puede comprobar de forma inmediata un par de defectos, que se pueden considerar más o menos importantes según las situaciones. El primero es la apreciable distorsión en cojín que tiene el objetivo, que no es de extrañar en un diseño angular de tipo retrofoco de esa época. Se aprecia bastante en las líneas horizontales que limitan el muro sobre el que está realizada la pintura callejera.
El segundo es el flare debido al contraluz, con un fondo de cielo con una fuerte luminosidad con respecto al objeto principal. El sol no aparece en el encuadre, pero no anda lejos, y nos deja ese círculo hexagonal de color rosado, y un pequeño óvalo blancoamarillento en la parte inferior de las letras amarillas. Es un objetivo que no se lleva especialmente bien con los contraluces o con las luces intensas en el encuadre. Ya he buscado un parasol que le convenga para paliar el problema.
En un uso general del objetivo, no presenta especiales problemas. Los objetivos de aquella época estaban pensados para ser utilizados con aperturas medias, reservando las plenas aperturas a situaciones de luz escasa. Y a aperturas entre f/5,6 y f/11, el objetivo presenta una definición y rendimiento suficientes en todo el campo. Mi sensación es que ofrece un contraste bajo pero agradable. Este tipo de película me ofrece habitualmente más contraste y saturación con objetivos modernos; pero no va mal con este objetivo. Aunque sus revestimientos no puedan competir con los más modernos, son suficientes para realizar fotografía en color con dignidad.
El carrete fue revelado en Revelatum Revelado Analógico, que tiene una cierta tendencia digitalizar con tonos cálidos, que a mi me viene bien la mayor parte de las ocasiones. Si no, hago alguna pequeña corrección en el equilibrio de color, y sin problemas.
Conforme avanzaban las tardes de este fin de semana, la luz empezaba a escasear. Aunque persistí la mayor tiempo en usar diafragmas de f/8 o f/5,6 como mínimo, bajando la velocidad como mucho hasta 1/30 s, aunque evité bajar de 1/60 s, no pude evitar quedarme corto de exposición en algún fotograma. Ahí ya aparecen en las sombras del mismo otras dominantes de color debidas a la subexposición, que son más difíciles de controlar con la película de Fujifilm que por ejemplo con las Kodak Portra 400. Pero claro, hay una diferencia de precio entre ambas.
De todos modos, en situaciones de aire libre, con este objetivo vale la fórmula de Weegee; "f/8 and be there". Es decir, f/8 en el diafragma, enfoque por zonas o a la hiperfocal para no perder tiempo, y estar en el lugar y en el momento adecuado. Aun me quedaron algunos fotogramas para alguna toma urbana, y un retrato de grupo de algunos de los participantes del proyecto de fotografía estenopeica que he comentado.
He recibido recientemente los resultados de revelar un par de carretes en color. Ambos han sido revelados y digitalizados, muy bien, en Revelatum Laboratorio de Revelado. Uno de ellos es película calibrada para luz de tungsteno, el otro es un carrete expuesto en una cámara de medio formato. Os cuento cada uno de ellos con un poquito de detalle.
Este es el tercer y último carrete que me quedaba de un sobre de regalo de la marca KONO! comercializada por Reanimated Film directamente o a través de las Lomography Shop y similares.
Deducimos las características de la película a partir del nombre: KOLORIT = película en color, 400 = sensibilidad nominal ISO 400, TUNGSTEN = equilibrada para luz artificial de lámparas de filamento incandescente de tungsteno.
Así pues, la característica más importante es que se trata de un película para usar en interiores con luz artificial de tonos cálidos. Cómo no he encontrado una ocasión adecuada, opté por exponerla a la luz del día con un filtro corrector de tipo 85B.
En líneas generales, el resultado ha sido correcto. Sin más. Probablemente, como otras películas de Reanimated Film, se trata de retales de película cinematográfica de Eastman Kodak. Y probablemente esté emparentada con las Cinestill, las cuales proceden de algunas Vision 3. Probablemente la Vision 3 500T, calibrada para luz de tungsteno. En alguna toma, se ha apreciado los halos rojos que resultan de eliminar las capas antihalo que harían incompatible esta película con el procesado estándar C-41 y exigirían el procesado específico ECN-2.
Algunos fotogramas del carrete presentan luces rojas, signo de veladuras de algún tipo. Me lo hizo notar el técnico de revelado, pero en un principio, sin haberlas analizado bien, las achaqué a algún efecto de la propia película. No parece tal. En algún momento a esos primeros negativos del rollo les ha llegado algún rayo de luz indebido. En principio, la Pentax MX con la que he realizado las tomas, no ha sufrido nunca este tipo de problemas. Aunque es cierto que ayer estuve revisando carretes realizados con ella este año, y hay uno de febrero, en blanco y negro, en el que se puede observar el problema. Sin embargo sólo aparece en unos pocos, al principio del carrete. Recientemente, en el Taller escuela de cerámica de Muel no presentó en absoluto ningún problema.
Con este rollo expuse mis primeras fotografías sobre película tradicional con el objetivo SMC-M 28/3,5. Ya tenían un 28 mm f/2,8 para montura Pentax K de Sigma,... pero es muy malo. Y encontré este pequeño objetivo propio de Pentax, muy compacto, por un precio sumamente asequible. Está como nuevo. Y en principio hace fotos como un jabato. Sobre la cámara digital, se convierte en un 42 mm también útil, aunque excesivamente poco luminoso.
En general, es nítido, tiene buen contraste, razonable resistencia a los contraluces, y no parece distorsionar en exceso. Ventajas de la apertura moderada. Todo es más sencillo de fabricar.
OLYMPUS PEN EE3 + FUJIFILM SUPERIA XTRA 400
Es la primera vez que utilizo esta pequeña y veterana cámara, tiene ya 50 años, con película en color. Cuando las mandas a revelar, lo habitual es que te digitalicen los negativos de dos en dos como si fueran uno. Os recuerdo que en esta cámara, en lugar de obtener 36 negativo de 24 x 36 mm, se obtienen 72 negativos de 24 x 17 mm aproximadamente, por lo que se denominan de medio formato.
Teniendo en cuenta tal hecho, puede ser una estrategia interesante presentar las fotografías como dípticos, tal y como salen del escáner. Se puede haber previsto el hecho, o dejarlo al azar, que es lo que veréis en esta entrada. Es cierto que los cinco dípticos que he mostrado en primer lugar son fotografías unidas por un tema en común, la visita la Taller Escuela de Cerámica de Muel con la Asociación de fotógrafos de Zaragoza, AFZ. Pero a continuación os mostraré algunos otros dípticos menos relacionados a priori. Fruto de haber paseado con la cámara por la ciudad.
Lo que sí suponía es que la película Fujifilm Superia XTra 400 iba a ser muy adecuada para esta cámara. Su sensibilidad nominal media alta, ISO 400, permite un margen suficiente de situaciones de luz, con un grano contenido y con un buen contraste y saturación. También tiene una buena latitud de exposición, lo cual le permite comerse contrastes pronunciados, así como funcionar bien, como podéis ver en negativos contiguos, en interior y al aire libre. Muy recomendable esta combinación, que seguramente utilizaré en más ocasiones.
Y por cierto, que buenos son los Zuiko de estas sencillas Olympus Pen de gama baja, que aguntan la luz que les eches. Incluso con contraluces, que en otras ópticas producirían notables pérdidas de contraste.
Hace ya mes y medio que fuimos a fotografiar los castillejos de la sierra de Armantes, no lejos de Calatayud. Ya os mostré en su momento algunas de las fotografías que realicé con la pequeña Panasonic Lumix GM5, y si os interesa en estos momentos están apareciendo en mi cuenta de Instagram algunas "polaroids" en blanco y negro que realicé en aquel momento.
Pero hubo más en aquella excursión, que en parte se vio gafada por la mala suerte. Ya comenté en su momento que mi teléfono móvil me abandonó en algún lugar del bosque de pinos que hay que atravesar caminando para llegar a los castillejos desde el lugar donde dejamos el coche. Y también tuve un percance con los carretes de película negativa en color que llevé.
Para esta excursión, y siguiendo la tónica que había adoptado durante el verano, me llevé un cámara con un 50 mm. En esta ocasión, la Leica M2 con el Carl Zeiss Planar 50/2 ZM. La M2 es una cámara ligera y muy agradable de manejar. El 50 mm de Zeiss es uno de los mejores objetivos que tengo. Creo que sólo hay otro que lo supera en nitidez, y comparte la misma montura con él. Cuando llegamos al estacionamiento, cargué la cámara con un carrete de Fujicolor C200.
La Fujicolor C200 es una película modesta; la más económica del catálogo de Fujifilm. Como en otras marcas, han optado por la sensibilidad de ISO 200, una sensibilidad un poco en tierra de nadie, para su producto más asequible. Con Kodak pasa lo mismo, el carrete que me regalaron en Seúl para probar la Leica Minilux también era un 200. Son películas que dan resultados aceptables, pero que no brillan por nada en especial. No tiene un grano más fino ni más nitidez que las de ISO 400 más prestigiosas, que son mucho más útiles cuando la luz empieza a fallar y cuando quieres conseguir profundidades de campo extendidas en paisaje. Y tampoco tiene la sutileza y reproducción de las películas de menos sensibilidad. Pero son baratas y no dejan de ofrecer buenos resultados, bien utilizadas. Es decir, no subexponer nunca, ni pasarse con la sobreexposición, para evitar desaturar en exceso los colores. Estas películas procuro exponerlas bien o sobreexponerlas un paso, pero no más.
Dicho lo cual, en combinación con el Planar 50 mm, midiendo con cuidado con un fotómetro externo, la M2 no lleva fotómetro incorporado, he obtenido negativos bien expuestos, con una aceptable gama de valores, sin luces empastadas ni sombras empastadas, y colores razonablemente fieles.
Dicho lo cual, hay que reconocer una cuestión. A la hora en que llegamos, el sol todavía estaba alto, la luz todavía no tenía una calidad muy adecuada, las escenas eran muy contrastadas, y por lo tanto, las fotografías no son las mejores que se puede conseguir en ese entorno. Mi idea era hacer un primer carrete con esa Fujicolor C200, pero llevar preparado otro con mejores características para el final de la tarde.
La película que llevaba preparada era la Fujicolor Superia XTra 400, que ya he venido utilizando con asiduidad durante el verano. Tiene un paso más de sensibilidad. Tiene un grano y una nitidez al menos del mismo nivel que la C200 si no mejores. Ofrece unos colores más saturados, adecuados para fotografía de paisaje. Y por lo tanto, si se sobreexpone un poco, aunque pierda un poco de saturación, se mantiene a buen nivel.
Si a todo lo anterior le sumas que la luz fue mejorando y haciéndose más agradable, y que llevaba encima el trípode y el cable disparados para permitirme seguir haciendo fotos cuando la luz se hiciese más débil, la cosa pintaba bien... pero no.
El problema de las Leica de hace cinco décadas o más es que tienes que tener mucho cuidado al cargar la película. No es su punto fuerte. De hecho son un verdadero grano doloroso en salva sea la parte. Y aunque estaba convencido de que había cargado correctamente el carrete de Superia 400, lo cierto es que no. Y me puse a hacer fotos que no impresionaron superficie sensible alguna. Cero. Nada.
La tarde estaba parcialmente gafada. Lo del teléfono y esto. Otra vez será. Nos tendremos que contentar con lo hecho hasta ese momento. Y eso sí, la cámara muy agradable de usar, salvo por sus problemas para cargar la película, en combinación con una óptica tan nítida como la del Zeiss Planar 50/2, ofrece mejores resultados que cualquiera de las opciones usadas previamente durante este verano para excursiones similares. Pentax MX con SMC-A 50/2, Canon EOS con EF 50/1,4, Nikomat con Auto-S 50/1,4,... todas ellas son buenas soluciones, pero menos nítidas que las que ofrece el Planar. Convencido estoy.