Me explicaré. Aunque dejadme que os presente una cámara por gentileza de Laura (Lura Photos), quien es quien la posee en estos momentos. La fotografía es suya, como todas las que veréis del aparato.
La que nos interesa es la Kodak Duaflex II, una cámara que fue fabricada entre 1950 y 1954 en Estados Unidos, y entre 1955 y 1960 en el Reino Unido. Puesto que en el frontal de la que dispone Laura se lee claramente "Made in England by KODAK LIMITED LONDON", podemos decir que es una cámara que tiene alrededor de 60 años, un par de años abajo, tres años arriba.
Es una cámara muy simple, a pesar de su aspecto de réflex binocular. Falsa réflex binocular. Construida en baquelita, lo que indica su intención de cámara económica, el objetivo principal es un 75 mm f/15. El diafragma es fijo. Como veis, muy poco luminoso. El obturador sólo tiene dos posiciones. "I", de "instantánea", que probablemente será una modesta velocidad de obturación de entre 1/30 y 1/60 segundo, que se ha podido volver aun más lenta con el tiempo. En cualquier caso, habrá que tener cuidado al accionarlo para que no trepide la imagen. La otra posición, "B" de "bulb", es para exposiciones prolongadas.
Como se puede ver en las fotos anteriores, el selector del obturador está en el lado izquierdo de la cámara, mientras que el accionador del mismo está en el derecho. Dispone de un par de engarces para una correa de sujeción, y una rueda de avance de la película en el lado de la derecho.
Utiliza rollos de formato medio de tipo 620, ya descatalogados. De cada uno de los rollos se pueden obtener 12 exposiciones de 6 x 6. En realidad, unos 56 x 56 mm. Esta película es en todo de similares características a la de tipo 120, pero los ejes sobre los que se enrollan las películas son más delgados, de menor diámetro, por lo que no son compatibles unos con otros. Para poder utilizarla, hay dos alternativas. O te gastas un pastón en los carretes que venden alguna gente que se dedica a rebobinar la película de carretes de tipo 120 en ejes de 620, o a partir de un carrete de 120, a oscuras, lo haces tú mismo. También hay quien ha conseguido buenos resultados recortando con un corta uñas los topes de los carretes de 120 para que se ajusten al espacio adecuado de la cámara.
Como he dicho, es una falsa réflex binocular. Aunque vista de frente da el pego, lo cierto es que el objetivo superior no lleva a un sistema de espejos que dirige la imagen a un cristal de enfoque, como pueda suceder en una Rolleiflex, Rolleicord, Minoltacord, Yashicamat o similares. En realidad es una prisma, de las misma características que los de las cámaras de cajón o "box cameras" con las que está emparentada, pero mucho más grande, lo que le da un mucho mayor confort de utilización. Precisamente, por el gran tamaño de este prisma, para mantener un tamaño similar, el negativo que ofrece es de 6 x 6 en lugar del típico 6 x 9 de las Kodak Brownies de la época, las Six-20. Por su puesto, la imagen que ofrece este prisma está invertida lateralmente.
En la parte trasera, además de la tapa para acceder al compartimento de la película, encontramos una ventanilla roja para ver el contador de exposiciones que está impreso en el dorso del papel protector de la película.
Laura compró la cámara a través de internet y al abrirla se encontró con que llevaba un carrete incluido. Un carrete de película Kodacolor-X. Ya expuesto.
Lo vemos.
Como vemos en distintos lugares del papel protector de la película, se trata como digo de película Kodacolor-X en formato CX 620. La denominación "Kodacolor" corresponde tradicionalmente en Kodak a la película negativa en color, frente a las denominaciones terminadas en "chrome" que son películas diapositivas en color. La Kodacolor-X es la segunda variante de las Kodacolor, y se fabricó entre 1963 y 1974, por lo que ya sabemos que este carrete tiene más de 43 años, y podría tener cerca de 54 años.
El formato 620 fue una estratagema de Kodak para hacer sus cámara incompatibles a las películas de otros fabricantes, que venían en formato 120. De este modo, el comprador de una Kodak Brownie Six-20 o de una Kodak Duaflex, en cualquiera de sus versiones, se encontraba "secuestrado" a seguir consumiendo películas de la marca. No aporta ninguna otra ventaja significativa sobre el formato 120, más veterano.
Pero la película tiene otra característica. Está fabricada para ser revelada en el proceso C-22, que fue sustituido por el C-41, el que actualmente es válido para las películas modernas, entre 1972 y 1973. Son incompatibles uno con otro. La composición química de los agentes activos varía y las temperaturas de revelado también son distintas. Claro está, hace mucho tiempo que este tipo de procesado no está disponible en los laboratorios comerciales. Tras una cierta búsqueda, parece que hay algunos laboratorios en Estados Unidos que lo mantienen, y uno en el Reino Unido, en Birmingham, que se cobra lo suyo por hacerlo. Incluso ellos, aunque ofrecen el servicio, recomiendan revelar estos negativos como blanco y negro como la opción más fiable para obtener resultados utilizables.
Porque por si alguien no lo sabía, cualquier tipo de película que conozcáis, en color o en blanco y negro, cuya base sean los haluros de plata, se puede revelar como blanco y negro. Negativos en color, diapositivas,... cualquier cosa. Curiosamente, muchos de los "especialistas" que puedes encontrar en internet en recuperación de películas antiguas son muy herméticos sobre sus procesos, manteniéndolos en secreto. Pero hace tiempo que se sabe que hay un modo de procesado en blanco y negro sencillo y apto para todo tipo de películas; el revelado desatendido con Rodinal. Tras unas conversaciones entre Laura y yo, decidimos que nos poníamos a la tarea y esto es lo que hemos obtenido y cómo lo hice cuando Laura me paso el rollo hace dos semanas.
El revelado desatendido con Rodinal ya lo he explicado en alguna ocasión. La ejecución práctica en esta ocasión fue como sigue. Introduje el rollo de película en un tambor de un litro de capacidad que llené una dilución de 10 ml de Rodinal y el resto agua hasta llenar el tambor. Aproximadamente una dilución 1+100. Luego lo agité suavemente durante 15-20 segundos, y lo dejé estar durante una hora. Un par de inversiones tras ese periodo de tiempo, y lo volví a dejar estar durante otra hora. Aclarado con agua, fijado como de costumbre, lavado y secado.
Los negativos quedaron muy densos, con un velo muy intenso debido a la antigüedad del carrete en toda la longitud del mismo. Además, aparecía algunos artefactos dispersos por ella, especialmente en las regiones centrales del rollo. El contraste era muy bajo. En la imagen anterior, podemos ver el mejor de los fotogramas en dos versiones. La primera, tal y como la ajusté en el software controlador del escáner Epson Perfection V600 Photo, que como vemos tiene muy poco contraste. La segunda es una vez ajustado el mismo en Adobe Photoshop Lightroom. Como vemos, aparece el retrato de una señora desconocida con aspecto totalmente sesentero. Por lo que me atrevería a decir que igual tiene sus 50 años el carrete.
Lo que hemos encontrado en el rollo lo contaré tal y como queda después de haber cortado el mismo en tres tiras de tres para guardarlo.
En la tira de los tres primeros negativos del rollo, los espacios correspondientes a los dos primeros están en blanco. Sólo encontramos la base+velo de la película. Un velo pronunciado por la antigüedad de la misma, y muy artefactado, pero ahí no ha habido nunca una foto. Pero en la posición del tercer negativo encontramos una foto bien expuesta, un retrato de cuerpo completo de la señora anteior. Es lo mejor que se puede sacar de este carrete. Por supuesto, como hay un velo pronunciado por la antigüedad, el negativo está muy denso y también artefactado. Pero esa foto se hizo correctamente.
En la tira de los negativos 4 al 6, pasa algo parecido. Los dos primeros están en blanco. Y en la posición 6 hay un paisaje con una valla y probablemente una señora apoyada en la misma, aunque se ve pequeña en el conjunto del paisaje. La sombra del fotógrafo aparece en primer plano. La foto está borrosa por un defecto de toma. Casi con toda seguridad trepidada por los largos tiempos de obturación que tenían estas cámaras. Una pena, por la composición de la foto tiene su gracia, con la blancura de la valla resaltando en los tonos oscuros que producen los árboles del fondo.
La tira de los negativos 7 al 9 está velada por entrada de luz. No es el velo aumentado por el paso del tiempo, es una densidad prácticamente negra. Si hay hubo una imagen, se arruinó por la entrada de luz en su momento.
Y en la tira de los negativos 10 al 12, las posiciones 10 y 12 tienen imagen, pero incongruente. Irreconocible. Por lo menos para mí. También están muy artefactados, y muy muy densos. Mi sensación es que se dispararon en posición en posición B, originando una sobreexposición muy importante y una trepidación muy amplia. El negativo de la posición 11 no existe; base+velo.
Y esto es lo que hay. Con un trocito de película del principio de los rollo he hecho una prueba con un poco de blanqueador a base de ferrocianuro postásico que he conseguido, pero el resultado no me ha convencido, y creo que es mejor no estropear los negativos más de lo que están por el paso del tiempo.
Os muestro lo que había en los últimos negativos del carrete.
Las sensaciones después de todo este proceso son ambiguas. Por un lado contentos por haber llevado a cabo con calma y método la recuperación de imágenes de unos negativos de hace 50 años, aproximadamente. Y con éxito. Por otro lado, un poco decepcionados de no haber encontrado un rollo totalmente expuesto con sus doce negativos listos para sorprendernos. Pero eso no es culpa nuestra. En cualquier caso, creo que ahora ya sabéis todos vosotros cómo rescatar antiguos negativos.
Surgió la idea como consecuencia de las actividades del III Encuentro Analógico, cuya excursión a Muel os conté en tres partes (1, 2 y 3), y que se realizaron esta primavera en la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ). Durante las mismas se habló con Laura (Lura Photos), una simpática y animada aficionada a la fotografía de Ejea de los Caballeros, que de vez en cuando tenemos la suerte que nos acompañe en nuestras actividades en Zaragoza. En esta ocasión, tocaba devolver visita y acudir nosotros a Ejea, hacer fotos y, de paso, conocer mejor la capital de las Cinco Villas, sus calles, sus fiestas y su iniciativas culturales.
Como el contenido principal de esta entrada estará orientada a lo fotográfico, diré simplemente que por la mañana recorrimos las calles de la ciudad, y estuvimos en las actividades del mercado y la recreación medieval que se organizan para las fiestas de San Juan. Visitamos también dos centros culturales y de exposiciones, La Espiral y el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea. Después de comer, con una visita guiada, conocimos las dos iglesias románicas, San Salvador y Santa María de la Corona, así como otros edificios e historias de la ciudad. Tuvimos la suerte de que el calor no fue tan agobiante como en los días anteriores, e incluso disfrutamos de una cierta brisa.
Tenía ganas de experimentar durante esta excursión, así que me llevé una variedad de cámaras y materiales. Eso sí, que las cámaras no ocupasen ni pesasen mucho. Veámoslo en un cierto orden.
Olympus mju-II con Fujicolor Superia XTra 400
Nunca he utilizado mucho las películas negativas en color de Fujifilm, así como en tiempos, prácticamente sólo utilizaba las diapositivas de esta marca. Pero tras la experiencia con la cámara de un solo que me llevé a Muel, he empezado a usarlas. Y especialmente tenía ganas de usar la Fujicolor Superia Xtra 400, una todoterreno muy respetada, con una cámara que tuviera una óptica de mejor calidad. Así que cargué un carrete de esta película en la Olympus mju-II. Sobretodo la usé por la mañana, callejeando la ciudad y durante la recreación histórica medieval.
Unos colores vivos, un grano muy muy muy contenido y una amplia latitud de exposición la hicieron ideal para un día de sol radiante, no importando si el objeto de interés estuviera al sol o en la sombra, ya que la generosa sensibilidad nominal de ISO 400 así como la luminosidad del 35 mm f/2,8 de la Olympus, permitían un amplio abanico de posibilidades.
Película para todo uso muy recomendable, aunque para trabajos donde se exija una mayor matización de los tonos de color, y especialmente en retrato, creo que sigue siendo preferible la familia de las Kodak Portra, especialmente las 160 y 400. Pero está muy bien esta película. A tener siempre una reserva en el frigorífico.
Leica CL con Summicron-C 40/2 y película Fujicolor Natura 1600
La película Fujicolor Natura 1600 está reservada en principio por la marca japonesa a su mercado interno, en el País del Sol Naciente. Pero es posible adquirirla en Europa a través de algunas de las tiendas alemanas más especializadas en la fotografía argéntica, como Macodirect, donde compré hace unas semanas algunos carretes. No son baratas, aviso. Pero me apetecía probarla.
Puesto que parte de una sensibilidad nativa de ISO 1600, la usé con una óptica también razonablemente luminosa, reservada para interiores con menos luz. Los dos museo que visitamos y que mencionado anteriormente fueron los mejores lugares para usarla.
Siendo una película de tan elevada sensibilidad, el grano está muy presente, como no podía ser de otra forma. Como sucede en tantas y tantas otras películas negativas en color, conviene no subexponerla, para evitar tener desviaciones desagradables en los colores así como un contraste y tonos armoniosos.
En los negativos en los que la luz llegó en cantidades generosas, probablemente expuestos a un índice de exposición de 800, los colores fueron todavía más saturados y agradables y el grano se hizo notar mucho menos. Así que no sería de extrañar que su sensibilidad real se acercase a esos ISO 800 aunque con margen para exponerla a 1600. Donde más se nota es en las fotografías realizadas en el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea. Podréis deducir fácilmente qué negativo iban más sobrados de exposición y cuales iban más justos.
Leica M2 con Summicron 35/2 ASPH y película Kodak Tri-X 400
Mi intención original fue llevar la Leica M2 con el 35 mm todo el día cargada con película en blanco y negro de todo uso, como es la todoterreno Tri-X 400. Y así lo hice durante buena parte de la mañana. Con el margen que da además para hacer alguna fotografía en interiores si la luz es suficiente y con la buena luminosidad del Summicron.
Por lo tanto, fue la película que utilicé durante buena parte del paseo por la mañana, asistiendo a la recreación medieval e incluso sirviendo para alguna foto arquitectónica en el interior de La Espiral, como veréis a continuación.
Como de costumbre, la Tri-X ofrece una estructura de grano bien marcada y unos negativos contrastados. Es cierto que tendí a la sobrexposición, como explicaré más adelante, pero se compensó en el revelado... debido a mi vagancia. Cuando consulté los tiempos de revelado para Rodinal a 1:50 y 20 ºC, que es lo que estoy utilizando en estos momentos, vi que la Tri-X tenía un tiempo revelado recomendado de 13 minutos. Y la ADOX que comentaré a continuación de 12 minutos. Así que decidí que en tiempos relativamente largos como estos, me iba a contentar con sacar la media, dejarlo en 12'5 minutos y confiar en los márgenes que ofrecen estos materiales para obtener buenos resultados. Con la Tri-X, sin problema.
Quiero avisar que no estoy usando el Rodinal habitual, sino el que ofrece ADOX bajo la denominación APH 09. Esta es la fórmula usada a principios del siglo XX hasta la Segunda Guerra Mundial, y que siguió usándose tras el telón de acero, mientras que Agfa modificaba ligeramente al fórmula de su Rodinal, el único que podía llevar esa denominación. Dicen que daría algo más de grano, aunque su uso es exactamente igual. Yo no estoy encontrando diferencias.
Leica M2 con Summicron 35/2 ASPH y película ADOX Supermax 100
La Tri-X es cómoda de usar,... pero yo no estaba suficientemente cómoda con ella. Básicamente, con un día de luz radiante como ese sábado, me obligaba a utilizar un diafragma de f/16 y una velocidad de obturación de 1/500 segundo, o su equivalente de f/11 y 1/1000 segundo. Pero nunca me gusta usar una diafragma tan cerrado por el efecto de la difracción, ni aun con una óptica excelente como el Sumicron asférico, ni me gusta llegar a velocidades de 1/1000 en cámaras mecánicas, ya que los márgenes de precisión a estas velocidades son menores. Por ello, prácticamente todos los negativos, salvo los de interiores, de Tri-X esta sobrexpuestos un punto, para exponer de f/11 y 1/500 hacia abajo.
Y también por ello, cuando terminé el primer carrete de Tri-X, decidí usar el de ADOX Supermax 100 que llevaba en el estuche. Aunque eso me iba a limitar la posibilidad de usar el blanco y negro en interiores. Pero una foto en color siempre se puede convertir a blanco y negro, y al revés, no.
De entrada, he de decir que esta película de ADOX se caracteriza por su elevado contenido en plata, lo que junto a su sensibilidad media, garantiza un grano mucho más contenido. La diferencia con la Tri-X es muy notoria, ofreciendo unos tonos más continuos y menos estructura de fondo. También tiene un contraste más suave que he tenido que corregir en el digitalizado de los negativos.
No me gusta tanto como la Fujifilm Neopan 100 Acros, y no es necesariamente superior a la mucho más accesible y probada Ilford FP4 Plus. Sí mejora el nivel de grano que ofrece la Fomapan 100 Classic, que se puede encontrar fácilmente también como Lomography Earl Grey 100. Por lo tanto, no creo que después de haberla probado vaya a usarla con frecuencia. Pero es una película muy razonable.
Aún me atreví a usarla en un momento dado en interiores, en el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea, más iluminado que La Espiral.
Y tuve un desliz después de comer. Durante la mayor parte del día, con la película en blanco y negro estuve estimando la exposición a ojo, partiendo de la famosa regla "soleado f/16", que encontrábamos antaño, quizá también ahora, en los carretes de película para aficionado de Kodak o en algunas cámaras antiguas que no disponen de fotómetro. No suelo errar. Pero después de comer, debió de ser por la digestión, sí que hice unas cuantas tomas que resultaron subexpuestas.
Algo compensaría este error el hecho de que he revelado el negativo durante medio minuto más de lo aconsejado, debido al ataque de vagancia que he comentado antes. El tiempo recomendado era 12 minutos y lo usé con la Tri-X a 12'5 minutos. Pero por mucho que aumentes los tiempos de revelado, si en unas sombras no hay plata... pues negro se quedará. Aun a costa del incremento del contraste, que podéis apreciar en la imagen anterior.
Por lo demás, a la luz del día, me sentí más cómodo con esta sensibilidad que con la de la Tri-X.
Y un defecto...
Los más observadores verán que algunos negativos en blanco y negro presentan una larga raya recta transversal a la dimensión más larga, de color negro, que afecta a todos los negativos de Tri-X y a bastante de Silvermax. No sé a qué se debe. Se parece mucho a una que aparece en los dos negativos de largas exposiciones nocturnas que hice hace unas semanas. Pero entonces era otra cámara, la Hasselblad 503CX, y otra película, la Fujifilm Neopan 100 Acros. No sé a qué se debe. Y es una lata eliminarla tras su digitalización. Todavía no he comprobado si está en el negativo, o se produce por algún motivo al digitalizarlos. Por su coincidencia con su aparición con los de la Hasselblad. Esperemos que desaparezca del todo.
Hoy tenemos una excursión fotográfica a Ejea de los Caballeros y no tenía pensado actualizar ninguno de los blogs. Pero me he desvelado pronto de madrugada y he decidido abrir todas las ventanas y balcones de la casa para que entre el escaso fresco de las primeras horas de la mañana, y aprovechar el rato.
Comenté hace unos meses el comportamiento de la película Rollei Superpan 200, una película en blanco y negro, heredera de las emulsiones que configuraron las antiguas Agfa Scala 200X, y que con una sensibilidad nominal de 200 ISO, es una película de uso general bastante aceptable.
Pero esta emulsión tiene una característica interesante. Y es que tiene una sensibilidad espectral extendida a todo el espectro visible, incluidos los rojos profundo y el infrarrojo inmediato. Mientras que muchas de las llamadas películas denominadas pancromáticas son parcialmente sensibles a los tonos rojos. Fundamentalmente, a los más próximos a los naranjas, siendo más unas semipancromáticas u ortopancromáticas. Recordemos que las ortocromáticas son ciegas a los colores rojos, por lo que las hojas de formato grande se pueden revelar en bandeja con luz roja y a la vista del laborante, al estilo de las antigua fotografía a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Por lo tanto, la Superpan 200 es susceptible de ser utilizada con una diversidad de filtros, obteniéndose distintas estéticas en función de los mismos y de los motivos seleccionados en la fotografía. Veamos una toma general del Parque de la Memoria de Zaragoza, con filtros Heliopan nº 8 (amarillo), Heliopan nº 25 (rojo) y Hora R72 (infrarrojo).
No debemos confundir el filtro R72 Infrarrojo, cuya misión es bloquear el espectro visible y dejar pasar sólo el espectro infrarrojo, con los filtros de infrarrojos que llevan incorporadas las cámaras digitales y cuya misión es la opuesta; bloquear el espectro visible y dejar pasar sólo el espectro visible, para evitar desviaciones en los colores.
Esta prueba de la película la realicé con la cámara Fujifilm GS645S Wide 60 Professional, que tiene un objetivo incorporado Fujinon 60/4 con una rosca de filtro de 49 mm, lo cual permite usar filtros de buena calidad sin gastar enormes cantidades de dinero. Por ejemplo, usar los filtros de 67 mm que exige el Zeiss Planar 80/2,8 de la Hasselblad hubiera triplicado casi el coste de los filtros, especialmente del infrarrojo, que es el más caro.
La película fue revelada en revelador Kodak HC110 en dilución B (1:32 o 1+31), durante 6 minutos a 20 ºC. Es sencillo de hacer.
La dinámica de la toma de imágenes fue la siguiente. Con la cámara puesta en un trípode, fui tomando alternativamente la misma escena con los filtros amarillo, rojo e infrarrojo en este orden. La medición de la luz se realizó con un fotómetro externo de luz incidente Gossen Digisix. Siendo la sensibilidad nominal de la película 200 ISO, con el filtro amarillo se midió para un índice de exposición de 80 (pierde 1,5 pasos de luz), con el filtro rojo para un índice de exposición de 25 (pierde 3 pasos de luz), y con el filtro infrarrojo para un índice de exposición de 6 (pierde 5 pasos de luz, mostrándose aparentemente opaco). De esta última situación deriva la necesidad del uso del trípode, además de asegurar las equivalencia de las tomas en el encuadre.
En líneas generales, las fotografías realizadas con el Heliopan nº 8 (amarillo) muestran un contraste y una conversión de los tonos en color a tonos en blanco y negro más natural, la que mejor nos da la sensación de que son "los tonos correctos". Son imágenes agradables y que asumimos fácilmente como "la realidad". Las fotografías realizadas con el Heliopan nº 25 (rojo), de las que sólo voy a poner un par, se han movido en un terreno intermedio, y desde mi punto de vista subjetivo, salvo en el caso de la bañista del Parque de la Memoria, la solución menos agradable, menos convincente. Es menos natural que el filtro amarillo, pero no llega al efecto llamativo de las fotografías realizadas con el Hoya R72 (infrarrojo), que muestran plenamente el efecto de fotografiar aprovechando exclusivamente los rojos más profundos, casi invisibles en algunos casos para el ser humano, depende de la variabilidad interpersonal, y el infrarrojo cercano. Cielos oscuros, vegetación luminosa, piel y determinados tejidos en las personas muy luminosos, sombras profundas... Es una de las pocas ocasiones en las que fotografiar en las horas del medio día puede ser más eficaz.
Me hubiera gustado tener disponible para esta entrada los negativos que expuse hace unos 20 años en el Parque Nacional de Ordesa con la ya desaparecida Kodak High Speed Infrared. Aquella era una película muy delicada de utilizar por los siguientes motivos. Tenía mucha más sensibilidad al espectro infrarrojo, por lo que había que tener mucho cuidado al cargarla o descargarla de la cámara, ya que se velaba con facilidad. Necesariamente había que usarla con un filtro, yo la usé con un filtro rojo, ya que su aspecto con el espectro visible normal no era muy allá. No se podía usar con determinadas cámaras, como mi Canon EOS 100, ya que estas incluía una pequeña luz infrarroja para controlar el avance motorizado de la película y provocaban velados en la emulsión. Al transportarla, tenías que evitar someterla a fuertes fuentes de calor; no olvidemos que es la radiación infrarroja la que transporta la irradiación térmica. Tenía un fuerte grano, que daba un aspecto pictorialista a los paisajes, ya que además los objetos fuente de radiación infrarroja aparecían como rodeadas de un halo blanquecino.
No. No sirven, ni aquella ni esta, para ver a las personas en pelotas.
Las diferencias entre fotogramas, es decir, el efecto del filtro infrarrojo depende mucho de los elementos de la composición. Un cielo azul profundo, no velado por nubes, aparecerá muy oscuro, a veces casi negro. La presencia del follaje de la vegetación ofrecerá grandes zonas de blancos intensos, que nos deberán hacer pensar si utilizamos un índice de exposición de 12 para evitar quemar en exceso las luces, o al menos corregirlo luego en el escaneo. Todos los tonos rojos, por ejemplo el de la falsa "torī" sintoista de este gimnasio de artes marciales en Torrero, aparecerán también con tonos muy claros, en las altas luces. En función de que estos elementos esté presentes en el fotograma, el efecto del filtro es más fuerte.
Frente a aquella antigua película que he comentado, la Rollei Superpan 200 es menos delicada de usar porque su incursión en la sensibilidad del infrarrojo es más moderada. Además, su granuralidad no se modifica, y está bastante contenida. Usada además en formato medio, con negativos de buen tamaño, el grano es prácticamente inaparente en ampliaciones modestas. Perdemos el aspecto pictorialista que ofrecía la antigua película de Kodak, si eso es lo que buscábamos. Aquí los objetos tienen los límites bien definidos, sin halos.
A mí me ha convencido esta película, que está especialmente indicada para estos tiempos de verano, de días radiantes, de abundante follaje en los árboles. En invierno, especialmente sin hojas en los árboles y con las herbáceas de capa caída, será menos interesante. Mantendré siempre un pequeño stock de estos carretes por si viene bien usarlos.
Hace algo más de dos meses publiqué un artículo en estas páginas sobre la Cinestill 800T en su versión para formato medio, en rollos de formato 120. Fue una prueba bastante controlada, en un museo, con iluminación más o menos controlada, sin follón, con tiempo para medir correctamente la luz. Y la cosa fue bastante bien. En las semanas siguientes fui exponiendo otros rollos de los que había recibido por participar en la iniciativa de financiación colectiva para el desarrollo de la película. Y ya yace un tiempo que tenía ganas de completar las sensaciones que tenía sobre la película.
Por ejemplo, en casa, con la cámara sobre el trípode, para la naturaleza muerta o bodegón, con iluminación continua de tungsteno.
Pocas quejas aquí. La situación era parecida a la del artículo sobre las fotos realizadas en el Museo Pablo Gargallo. Expuesta con la Hasselblad 503CX y con medición cuidadosa del motivo, con la luz controlada en todo momento, la principal diferencia radicaba en que los tiempos de exposición eran más largos y que para acercarme a a las orquídeas que constituyeron el motivo principal, hube de usar tubos de extensión. Ambas circunstancias pueden conllevar un riesgo de subexposición. Por el fallo en la ley de la reciprocidad en la exposición cuando los tiempos de obturación son largos y por la luz que se comen los tubos de extensión. Pero midiendo con cuidado, este último factor quedó fácilmente compensado, y a las velocidades usadas, de pocos segundos, el fallo en la ley de la reciprocidad no pareció importante.
Otra cuestión fue salir a la calle con una cámara más pensada para el reportaje, y midiendo sobre la marcha las escenas callejeras.
Todas las fotografías a partir de aquí en adelante están realizadas con la Fujifilm GS645S Wide 60 Professional. Cámara telemétrica de formato 6 x 4,5 cm, con un objetivo fijo de 60 mm f/4. Un objetivo a caballo entre un angular muy largo y un estándar muy corto, focal polivalente propia de reportaje, similar a un 37 o 38 mm en el formato de 24 x 36 mm.
La conclusión es muy sencilla. Mientras a la película le llegue suficiente luz, como en las tres fotografías anteriores, las cosas van bien. Estamos ante una película negativa, y tenemos que recordar que con las película negativas hacemos aquellos de exponer para las sombras. No permitir que estas queden empastadas y sin detalle. Si intentamos recuperar una sombras negras, empezaremos a tener problema de grano, que en principio se mantiene muy contenido.
Ningún problema tampoco con los escaparates a poco que estén uniformemente iluminados.
Pero cuidado con quedarnos cortos de exposición, porque entonces los colores son más difíciles de controlar y el aspecto de las zonas menos iluminadas es más feo o sucio. El revelado me lo han hecho aquí en Zaragoza en Revelatum Revelado Analógico, con mucho cuidado y esmero. Pero donde yo no he dado previamente suficiente luz a la película, milagros el buena amigo Alex no puede hacer. De todas manera, muy buen trabajo.
Con las cámaras como esta Fujifilm, hay que tener en cuenta que disponen de un fotómetro incorporado que no mide a través del objetivo y que mide un ángulo de luz aproximadamente igual o un poco inferior al de la visión del objetivo incorporado en la cámara. Pero son más proclives a errores de exposición que un fotómetro puntual o parcial, o una medición de la luz incidente del sujeto principal. Por lo tanto, en caso de que no se esté tan familiarizado con las características de la medición de la luz, puede ser una medida de precaución ajustar un índice de exposición de 400-500 en lugar de usar los 800 ISO de sensibilidad nominal de la película.
También me he encontrado con otro problema, que ha aparecido en uno de los negativos, y es que pueden aparecer artefactos luminosos debidos a descarga de electricidad estática dependiendo de como sea el sistema de avance la película y las condiciones de sequedad/humedad de la atmósfera.
Aunque hay gente que parece que le hacen ilusión estas cosas, yo creo que cuando estás pagando entre 11 y 15 euros por un carrete de formato 120, que no puedas controlar el resultado de tus fotografías y estés al albur de fenómenos aleatorios es un problema. Espero que en los lotes de producción habitual esto no suceda.
Por lo tanto, estamos como ya preveíamos, ante una película bastante utilizable, una vez que se resuelvan algunos de los problemillas detectados. Como el de la electricidad estática o el de la longitud un poco excesivamente ajustada de la tira de película que comenté en la entrada anterior.
Por lo demás, la película va bien, y ofrece lo que promete. Una sensibilidad alta con un grano contenido para nuestras cámaras de formato medio. Aunque cara, eso sí. Habrá quien prefiera tirar de Kodak Portra 800, una película muy versátil, y que se puede forzar algún paso sin mucho problema. Eso sí, teniendo en cuenta que cuando fotografiemos con luz artificial perderemos algún paso de sensibilidad. Por el filtro corrector, o por que aunque compensemos con un filtrado del color en la copia o digitalización, tendremos que tener en cuenta la distinta sensibilidad para los colores de la película. Un revelado forzado un paso de Kodak Portra 800, supondría haber expuesto en luz artificial de tungsteno como poco a un índice de exposición de 1000. A penas 1/3 de paso más que la sensibilidad nominal de la película, teniendo que forzar en el revelado, como hemos dicho, un paso.
Eso sí... Uno de los negativos de mis carretes de Cinestill 800T 120 fue realizado con luz de día... Y con el ajuste correspondiente en la digitalización no quedó mal. Pero volvemos a lo mismo, en ese caso conviene sobrexponer un paso la película, y para eso ya tenemos excelentes productos como la Kodak Portra 400.
Hoy tengo poco tiempo para escribir, pero quería aprovechar para comentar que estoy interesado en los últimos tiempos en las dobles exposiciones. Especialmente desde la charla organizada por la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) en la que Fernando Roldán nos habló mucho de ellas, y de lo que hacen en su grupo, The Tank. Nos enseño mucho de su trabajo y nos sirvió de inspiración.
Hasta ahora, había hecho pocas dobles exposiciones, muchas veces más fruto del azar, cuando uso cámaras antiguas que no tienen mecanismos de prevención para evitarlas. Y si se te olvida pasar el fotograma... Aunque alguna sí que es intencional. Casi siempre en blanco y negro.
Recientemente, por lo tanto, de forma muy tranquila y pensada, he empezado a hacer algunas dobles exposiciones pensándolas previamente. Para ello he "rescatado" la Canon EOS 100 que tiene un sistema relativamente sencillo para hacer exposiciones múltiples, hasta 9 sobre un mismo fotograma. Yo no he hecho más de dos. En principio, he hecho dobles exposiciones falsamente simétricas. En la que una misma escena aparece duplicada en el mismo fotograma, pero invertida. Ahora las veréis. Menos una que tiene una concepción totalmente distinta. Pero aquí ya no hay intervención del azar. La película utilizada es la sencilla, barata, pero eficaz, Fujicolor C200.