Un 35 mm para Canon EOS; el de Tamron será
En estos momentos, por lo que he comprobado, se me asocia con mis cámaras de formato micro cuatro tercios y con mi afición a la fotografía sobre película argéntica tradicional. Sin embargo, al sistema que más fiel he permanecido es al sistema Canon EOS. Desde que compre la Canon EOS 100 en marzo de 1993 hasta la fecha, más de 25 años, no he dejado de usar estas cámaras y objetivos. Cierto es que el uso que hago de él últimamente, en su versión digital,... es haciendo fotografías que por su carácter, en el terreno de lo privado, no suelen aparecer en las redes sociales o en estos artículos. Pero lo sigo usando. Recientemente, sí que mostré algo por aquí, a propósito de las carreras de motocross en Motorland Aragón. Pero no mucho más, salvo que tenga que ver con las cámaras para película tradicional, la mencionada EOS 100 o la EOS 650, la que inició el sistema hace más de 31 años.
La cuestión es que si, como comentaba hace unas semanas, mi cámara digital principal en este sistema, la Canon EOS 5D Mark II, ya tiene sus añitos,... no digamos los objetivos. Voy a hacer una relación ordenada por el año en que se pusieron a la venta en el mercado. Vamos allá. Sólo los Canon. Los otros... no los uso ya, ni merecen la pena.
EF 50mm f/1,8 (primera versión con montura metálica): 1987. Lo uso poco, desde que compré el f/1,4, mucho más rápido y silencioso al enfocar. Pero con la EOS 650 forman la combinación histórica que vio nacer el sistema EOS. No confundir con su segunda versión, con montura de plástico y sin escala de distancias de enfoque, más cutre, aunque con idéntica fórmula óptica, que lo sustituyo en 1990 y que ha estado en catálogo durante 25 años. Comprado de segunda mano en Foto Casanova, Barcelona, tras dos 50/1,8 II rotos de la misma forma. Golpe frontal no excesivamente fuerte y rotura de las endebles patillas que sujetan el grupo óptico al resto del objetivo.
Extender EF 2X (primera versión): 1987. Con el 200 mm hace un 400/5,6 bastante digno. Ved las fotos de las carreras en Motorland. Comprado por eBay en estado impecable por menos de 100 euros.
EF 70-210/3,5-4,5 USM: 1990. Uno de los primeros objetivos con motor ultrasónico. Pertenecía a una serie intermedia entre los más baratos y los de la serie L, que ya no se hace, y que tenían en los años 90 una calidad bastante aceptable para los aficionados. Había, y hay, que evitar en la medida de lo posible las aperturas máximas. Pero a f/8 u f/11 va sorprendentemente bien; utilizable sobre trípode a esas aperturas para paisajes.
EF 85mm f/1,8. USM: 1992. A pesar de su antigüedad, sigue siendo muy apreciado como objetivo de retrato, que es su uso primordial. Algunos dicen que tendría que ser de la serie L. Pero no, porque la serie L sólo la forman objetivos con lentes de fluorita. Se vino conmigo del Boulevard Beaumarchais en un viaje a París, comprado de segunda mano.
EF 50mm f/1,4 USM: 1993. Un objetivo bastante respetable en tiempos de la película tradicional, perdió enseguida el respeto de los usuarios en tiempos digitales. Aunque diafragmando funciona bien, como casi todos. Y a grandes aperturas, para retratos, no importa que sea poco contrastado y no excesivamente nítido.
EF 28mm f/1,8 USM: 1995. Nunca me he llevado bien con este objetivo. Lo adquirí de segunda mano en tiempos digitales, cuando el Sigma 28/1,8 pasó a ser incompatible con las nuevas EOS; pero realmente no merece la pena porque no tiene sentido no usarlo a sus aperturas amplias. Para eso ya tengo el 24-105, que me ofrece un 28/4 digno. Ahora sólo lo uso con las cámaras para película tradicional. Comprado de segunda mano por eBay a un precio que me pareció razonable. Hoy no lo compraría.
EF 200mm f/2,8L II USM: 1996. Va muy bien. Incluso si casi nadie lo considera oportuno, porque prefieren las iteraciones diversas del 70-200/2,8L. Pero es muuuuucho más barato. Con el duplicador, un 400/5,6 más que digno. Me costó muy barato de segunda mano, comprado a un simpático italiano por eBay.
EF 28-135mm f/3,5-5,6 IS USM: 1998. El segundo objetivo estabilizado de Canon, el primero para el gran público. Le tengo cariño. Pero es un talabarte pesado, y con la tecnología digital se lleva regular. Se me estropeó en 2005 en Milán, y por eso compré el 24-105/4L. Pero luego con los años lo arreglé. Ya he dicho le tengo cariño; me acompañó a bastantes viajes fielmente, y con sufrimiento de mis cervicales. Lo compré nuevo, tras vender el 28-80/3,5-5,6 USM que venía con la EOS 100.
EF 24-105mm f/4L IS USM: 2005. Contestado por la masa en los últimos tiempos, la verdad es que va bastante bien, aunque no tenga un diseño a la última. Lo que pasa es que pesa y me da pereza. Me gusta para paisajes. Sobre trípode y con diafragmas cerrados va bien y es versátil a la hora de encuadrar con precisión. Lo compré nuevo en Fotocasión. Aun sumando el coste del AVE, aun me salió 50 euros más barato de lo que me pedían en Fotoprix en Zaragoza.
EF 40mm f/2,8 STM: 2012. Es mi focal favorita, aunque no mi luminosidad favorita. Es muy ligero, relativamente barato, ideal para pasear con polivalencia. Lo usaría más si el objetivo, o las cámaras, estuvieran estabilizado. Entonces me daría más igual la luminosidad limitada. Nítido, aunque viñetea bastante; se resuelve en Lightroom. Otro de los pocos que compré nuevo.
La antigüedad promedio de sus diseños, contándola desde el momento en que salieron al mercado, no cuando los compré, es de casi 22 años. Sinceramente, hace 22 años no imaginábamos la que se iba a montar unos años más tarde con la tecnología de captura digital. Las últimas cámaras para película con montura EF que salieron al mercado son del año 2004, una EOS 300X y unas EOS 30V/33V. No nos dice Canon cuándo las dejaron de fabricar. Pero no tardarían mucho, en el 2003 ya había salido la EOS 300D que indicaba la intención de la marca de popularizar la tecnología digital en todos los segmentos. Y claramente, el 24-105 salió al mercado para acompañar la primera iteración de la EOS 5D. Así que sólo tengo dos objetivos que salieron al mercado en un ecosistema fundamentalmente digital.
Visto el conjunto, mis tengo claro que, a pesar de mi afición a viajar con formatos más reducidos, me apetece mantener el equipo de encuadre completo a 24 x 36 mm. En ocasiones, prefiero esa estética. Y no me importa usarlo cuando no tengo que acarrearlo a la espalda todo el día. Pero mis necesidades se reducen a tres objetivos fijos luminosos (focal corta, tele corto y el tele medio-largo con el duplicador), y eventualmente, el zoom 24-105/4L. Los otros se quedan para acompañar a las cámaras de película tradicional. O si me surge algún comprador, igual los vendo. Pero el 40mm, por mucho que me guste esa focal, no me satisface del todo para algo que no sea dar un paseo cómodo de vez en cuando. Es poco luminoso. Y ya he dicho que el 28mm no me satisface. Por ello, llevo un tiempo pensando en un 35mm luminoso. Llevo tres años pensando en ello. Esta año he decidido regalármelo para "navidades", aunque ya lo tengo en mi poder.
En la foto lo podéis ver, sin el parasol que trae incluido, montado sobre la Canon EOS 5D Mark II. Que también lleva una empuñadura secundaria que compré muy barata en el "viernes negro"; la echaba de menos en algunas ocasiones, especialmente con el teleobjetivo. Es el Tamron SP 35mm f/1,8 Di VC USD. Odio estos nombres tan largos llenos de siglas. Pero destripando lo que significan; es uno de los nuevos objetivos con diseños específicos para la tecnología digital, de gran rendimiento, con estabilización óptica, motor ultrasónico silencioso y protección contra las inclemencias de la intemperie. Aunque 2/3 de diafragma menos luminoso que los prestigiosos f/1,4 de Canon y Sigma, tiene una excelente reputación en sus cualidades ópticas. Que en lo que llevo visto hasta ahora, es cierto. Con las fotos realizadas con este objetivo hecho mano mucho menos de los deslizadores de "claridad" y "enfoque" de Lightroom. Por algo será.
Salvo la fotografía de la cámara, todas las demás de esta entrada están realizadas con este nuevo Tamron 35/1,8. Enfoca rápido y silencioso. Su luminosidad hace que la visión por el visor réflex de la cámara sea muy buena. Salvo que cambie la pantalla de enfoque, un f/1,4 no la mejoraría. Es nítido, contrastado, y como veis, soporta bastante bien la presencia en el encuadre de fuentes de luz potentes, como el sol, si muchos artefactos ni pérdidas de contraste.
Uno de los elementos más publicitados de este objetivo es su distancia de enfoque mínima de sólo 20 cm. Lo cual está muy bien, ofreciendo una ampliación máxima de 1:2,5. Casi en terreno macro.
Como se puede ver, el famoso bokē, es decir la cualidad de las zonas desenfocadas, es bastante agradable. Aunque claro, cuando vas cerrando el diafragma se vuelve más brusca. Como en toda óptica del mundo mundial. De las dos flores, la primera es un f/1,8 y tiene una profundidad de campo escasa para un objeto principal de ese volumen, y la segunda es un f/5,6, que hace más conspicuo el fondo desenfocado, aunque no esta nada mal.
Hay que decir también que el objetivo viñetea bastante a plena apertura, pero que Lightroom lo reconoce y lo corrige de forma automática sin mayor problema.
En situaciones de alto contraste, podemos encontrar bordes púrpuras o verdes/cian, como podéis ver en el retrato que le hice a la Panasonic Lumix G9. Pero se eliminan fácilmente con Lightroom. Y solamente se dan en situaciones de realmente muy alto contraste. Sólo me lo he encontrado en esa foto. En ninguna otra.
Me la he llevado al IAACC Pablo Serrano, para simular retratos con las esculturas del escultor de Crivillén, y no me ha dado ningún problema. Va muy bien.
Una de las cuestiones que me preocupaba era la eficacia de la estabilización óptica. Ni el carísimo Canon EF 35mm f/1,4L II USM, ni el prestigioso por su calidad óptica Sigma 35mm f/1,4 DG HSM Art llevan estabilizador óptico. Tienen la ventaja de ser 2/3 de diafragma más luminosos. El Sigma tampoco está protegido contra las inclemencias del tiempo. Por lo que siendo más caro y bastante más voluminoso, no me apetecía. Sí que lleva estabilizador de imagen el EF 35mm f/2 IS USM de Canon, apenas menos luminoso que el Tamron, algo más barato, pero sin protección contra las inclemencias del tiempo. Como la ventaja en calidad óptica parece ser mejor en el Tamron por aclamación, que sí tiene protección... pues la decisión estaba clara. Pero como decía, me preocupaba la eficacia del estabilizador de imagen.
Soy normal a la hora de sujetar la cámara, disparando a pulso. Ni el más hábil ni el más torpe. Con las réflex para película, siempre me ha ido bien de no disparar a una velocidad inferior a la inversa de la focal en segundos. Pero con las réflex digitales, siempre he duplicado esa velocidad. Para un 50mm, mejor tirar a 1/100 o 1/125 s que a 1/50 o 1/60. El golpe del espejo tiene esas cosas. Con cámaras telemétricas, tanto de película como digitales he bajado algo más la velocidad de obturación. Al menos un paso. Y estoy malacostumbrado a la eficacia de los estabilizadores de Olympus y Panasonic, que me permiten usar velocidades ridículas incluso con teleobjetivos. El cuarto de segundo para un tele corto no me supone ningún problema para estas cámaras sin espejo. ¿Y el Tamron?
Pues parece que 1/13 segundo es la velocidad que puedo conseguir, que no está mal. Eso sí, mentalizándome y dando lo mejor de mí mismo. No llega a la eficacia de los estabilizadores de las micro cuatro tercios, pero mejora los estabilizadores del EF 28-135/3,5-5,6 IS USM, que nunca me ha permitido ahorrarme mucho más allá de un paso de velocidad, y del EF 24-105/4L IS USM, que como mucho llega a dos pasos, pero no siempre. Con el Tamron estaríamos en tres con suerte. Funciona y mejora la cosa... pero sin las alegrías del pequeño formato de las Panasonic y Olympus. Yo, con una réflex, lo de los cuatro pasos de mejora con estabilizador en el objetivo no lo he visto nunca. Y encima partiendo de una velocidad de seguridad superior. Es uno de los motivos, entre otros, por los que pienso que las réflex están condenadas a desaparecer. Aunque de momento no tengo interés en cambiar de cuerpo de formato completo. la 5D Mark II me sirve perfectamente para lo que la uso.
Ahora pues, queda un equipo que se puede usar con las siguientes configuraciones, con bastante calidad.
5D Mark II con dos objetivos de focal fija, el 35mm y el 85mm, para mis retratos y pequeños reportajes.
5D Mark II con el 24-105mm para paisajear en el campo.
5D Mark II con uno de los anteriores y el 200mm con el duplicador en espectáculos deportivos. También si necesito el 200mm en paisaje.
Para pasear, la cámara con el 35mm o el 40mm, según las características del paseo. Y a tirar una temporada.