Hace unos días, en uno de los canales de Youtube sobre fotografía con película tradicional que sigo, vi un par de vídeos en los que el autor de los vídeos, bastante ameno el hombre, británico, utilizaba la controlada luz de un panel de LED para fotografiar sencillas naturalezas muertas, y de paso comprobar la latitud de exposición real de algunas películas fotográficas. Con un único panel de LED, un difusor de la luz y una pantalla reflectante, podía ajustar el contraste de la escena, tomando en cuenta también las características del sujeto. Os dejo los enlaces a los vídeos por si os interesan.
Comenté el caso con algunos conocidos, y unos días más tarde, uno de ellos me cedía un pequeño panel de estos, con una potencia bastante inferior a la del que aparece en los vídeos, eso sí, y decidí hacer algunas pruebas.
Para ello, una tarde sábado un tanto monótona, monté un pequeño entorno de fotografía con una tela negra, en realidad una camiseta deportiva de tejido sintético que se arruga muy poquito, mi Hasselblad 500CM con algún que otro tubo de extensión y varios objetivos,... y como no tenía muy claro qué iba salir de ahí, me puse rácano y opté por un rollo de película barata en blanco y negro, Fomapan 200 Creative. Que conste que de la gama de Fomapan, es la que más me gusta. Las versiones de ISO 100 y 400 no me dicen nada, y en ocasiones no han tenido la longitud suficiente para las doce exposiciones que se obtienen con la Hasselblad, y detecto cierta inconsistencia en la calidad de estas películas. Que también subcontratan con otras marcas. Ahora no sé, pero antes la Lomography Earl Grey 100 era una Fomapan 100 Classic. Con las mismas inconsistencias en calidad, pero más cara.
¿Por qué tenía en casa esta Fomapan 200 si últimamente me centro en las películas de Ilford, con una calidad mucho más consistente entre todas sus unidades? Pues porque así como las de formato 135, o 35 mm, son fáciles de encontrar en un par de comercios de Zaragoza, las de formato 120, que no son 120 mm sino unos 60 mm, no tanto. Y en un momento dado, compré, por ser socorrido, dos rollos de la Fomapan 200. Que como digo no me había ido mal. Se dice que no tiene una estructura de grano tradicional, sino que entraría dentro del grupo de las de grano tabular, como las Delta de Ilford o las T-Max de Kodak... aunque en estos momentos no recuerdo dónde lo leí. Un momento que miro... Ya... lo dice el propio frabricante. Con una granularidad teórica marginalmente superior a la Fomapan 100, RMS = 14 de la ISO 200 frente a 13,5 de la ISO 100, mis resultados no han mostrado diferencia apreciable alguna... e incluso algún rollo menos granuloso en la Fomapan 200, aunque puede ser debido al mayor cuidado en su exposición y procesado.
Así pues, cogí el panel LED, una sombrilla translucida para que actuase como difusor de la luz, y una pantalla reflectora para rellenar las sombras y controlar el contraste. Algo muy simple y elemental. Monté la cámara... y medí la luz con el Sekonic L-408 Multimaster. La luz continua, con el montaje que hice, era suave y razonablemente agradable. Más fácil de controlar que con los flashes, en los que tienes que hacer pruebas para comprobar como van, o usar, si tienen, luces de modelado, que son más débiles. Pero el panel que me cedieron... es muy poquito potente. Y para un diafragma f/22, con objeto de incrementar la profundidad de campo, me sugería tiempos de exposición entre 8 y 20 segundos. A lo que había que sumar la corrección de los tubos de exposición... no muy importante, pero que ahí está, y el fallo de la reciprocidad para la película. Que es abundante. Y además, las correcciones que propone el fabricante son muy groseras. No te da un fórmula clara y precisa como Ilford. Sino intervalos, bastante amplios, de tiempos de exposición, que te dejan un poco frío... Según cómo los interpretes... los tiempos varían mucho.
En fin, tiré por la del medio, tomé mis decisiones, hice 12 fotos, colocando como modelos tanto ejemplares procedentes de mi vitrina de cámaras como del cajón de las frutas y verduras de mi frigorífico, y una vez expuestas las doce fotos del rollo, lo revelé con Kodak HC-110 a 20 ºC. Como la tarde en la que lo revelé andaba con prisas, acepté la propuesta de la dilución B, aunque fueran con un tiempo de revelado de sólo 3 minutos y 30 segundos. Prefiero siempre tiempos de 6 minutos o más, porque las variaciones de algunos segundos en el trasiego de líquidos tienen menos impacto que con tiempos cortos. Pero bueno... le puse interés y todo transcurrió sin problemas. O eso creía.
Porque al poner a secar los negativos, observé que tenían una densidad muy escasa. Tenían toda la pinta de estar subexpuestos. Y no sabía muy bien qué iba a salir de ahí. Una vez secos, y con muchos reparos, los digitalice con la Panasonic Lumix G9 en modo de alta resolución, y ajusté los tonos de forma básica en Pixelmator Pro. Y lo cierto es que, pese a las apariencias, había imagen y detalle, tanto en las luces como en las sombras. Sin un especial aumento del grano. Muchas de las fotos se prestaban a una interpretación en clave baja... así que... tampoco había mucho problema. Lo cierto es que la Fomapan 200 Creative se comportó bien.
En cuanto al panel LED... pues sí que es una solución cómoda para este tipo de fotos... pero algún modelo con más potencia. No sé para qué lo usaría el amigo que me lo cedió. Supongo que para apuntar algo de luz en la grabación de vídeos. El modelo que se usa en los vídeos que he colocado al principio es claramente superior. Y el precio no es desmesurado ni mucho menos. Igual me animo con uno de esos paneles más potentes y más serios y dedico tiempo al bodegón. Ya veremos.
Con el final del verano han vuelto las actividades a Fotógraf@s en Zaragoza - FeZ, grupo de aficionados a la fotografía de esta ciudad, aunque hay "corresponsales" por otros rincones del mundo, que se articula y coordina a través de sus cuentas en Flickr y Facebook principalmente.
Hace ya un tiempo que se organizaron unos talleres dedicados al bodegón o naturaleza muerta, como prefiráis llamarlo, que tuvieron un gran éxito. Yo no pude realizarlos en su momento. Por ello, me alegré mucho al conocer que este mes de septiembre se iba a celebrar una nueva edición, impartida como la anteriores por Pilar Montes (pimontes en Flickr), incansable practicante de esta no-tan-fácil-como-parece modalidad artística.
Como de costumbre, el taller se celebró en el Centro Cívico Miralbueno, gracias a las buenas gestiones de Miguel Rubira. Un agradecimiento enorme a los dos.
El taller fue de 10 de la mañana a 6 de la tarde, con una pausa de un par de horas para comer. El programa, un introducción teórica sobre el bodegón o naturaleza muerta, la prácticas de toma fotográfica y, después de comer, el procesado en el ordenador.
Dicen que "cada maestrico tiene su librico". Es decir, cuando una persona transmite sus experiencias y su saber lo hace a través de su subjetividad, sus preferencias y sus valores. Lo cual no sólo no es malo, sino que está muy bien, porque te permite contrastar con los tuyos propios y, finalmente, te enriquecen. El estilo de Pilar a la hora de trabajar el bodegón implica dos cosas; una cuidadosa composición en el momento de la toma y un procesado minucioso y detallista en el ordenador sobre el archivo digital en formato RAW. El resultado tiende a tener un estilo pictorialista que se transmitió a los ejercicios que hicimos y a nuestros logros durante el taller.
Os dejo a continuación cuatro ejemplos del trabajo realizado. Es lo que hice durante las horas que duró la actividad. No he retocado nada posteriormente en casa, por lo que el resultado final quizá podría haber estado un poco más afinado de haber realizado el procesado en el ordenador de sobremesa en casa y no en el portátil "in situ".
Esta es una disciplina en la que yo me quiero ir introduciendo, como he venido diciendo desde que empezó el año, cada vez más. Aunque imagino mi estilo final menos pictorialista. Estoy reuniendo desde hace un par o tres de semanas en un tablero de Pinterest ejemplo de bodegones o naturalezas muertas que me atraen, con el fin de formar ideas y atraer un poquito, o un mucho, de inspiración. Ya os contaré.
Uno de los propósitos que me he hecho para el año 2015 es el de profundizar en la fotografía de bodegones. O naturalezas muertas, como prefiráis. Tanto con cámara digital como con película tradicional. Y empecé a familiarizarme con el material y la situación durante las vacaciones de fin de año.
En principio, sin complicarme la vida con la iluminación. Todavía no me considero adecuadamente equipado para la iluminación artificial. Tengo algún flash y esas cosas, pero poco más. Estoy mirando qué equipo sencillo y no muy caro, pero eficaz, puedo reunir para hacer mis cositas en casa. Así que de momento, me fui familiarizando con el material utilizando una ventana orientada al norte, luz suave garantizada, y una cartulina blanca como reflector.
En la fotografía anterior podéis ver algunos de los elementos usado. Una tela blanca como fondo, algunas piezas de verduras y hortalizas, algún bote de conserva, un fotómetro de mano, la cartulina blanca, y la ventana que no se ve, pero se intuye. Obsérvese la cortina recogida al fondo.
¿Un fotómetro de mano? ¿Y qué es eso o para qué?, se preguntarán quienes se han iniciado en la fotografía en la época digital. Pues porque las pruebas que he realizado durante las pasadas fiestas han sido con cámaras para película tradicional. Bien sea la Pentax MX, para película de 35 mm, o la Hasselblad 503CX, de formato medio. La primera lleva un fotómetro incorporado. La segunda, no.
Aquí podéis ver el equipo Hasselblad con el Planar 80/2,8 montado en la cámara (equivale a una focal estándar), un Distagon 50/4 plateado (equivale a un gran angular) y un Sonnar 150/4 negro (equivale a un teleobjetivo corto). No aparecen en la fotografía dos tubos de extensión de 10 y 21 mm, utilizados para acortar la distancia de enfoque y permitir una mayor aproximación al sujeto. Dado el tamaño de los objetos fotografiados, no hablaremos de fotografía macro sino de fotografía de aproximación.
Todas las fotografías que se muestran se tomaron con alguna de las siguientes películas. Las de la Pentax MX se reconocen por su formato rectangular, y fueron realizadas con película en color Kodak Portra 160. Las de la Hasselblad se reconocen por su formato cuadrado, y fueron realizadas con película en blanco y negro Kodak Tri-X o película en color Kodak Portra 400.
Las fotografías las muestro tal y como me han llegado del laboratorio escaneadas. Algunas tienen algo de corrección del equilibrio de color, y puede haber ligeros recortes para enderezar alguno de los fotogramas, pero lo justo. Están reveladas y escaneadas en CARMENCITA FILM LAB.
Pasemos a los resultados.
Bueno, es un principio. Lo más complejo, a priori es medir correctamente la luz y el contraste. En la escena planteada, y con la iluminación natural de la ventana y la ayuda de la cartulina blanca, el contraste ha sido relativamente fácil de controlar. Y el pequeño GOSSEN DIGISIX que me acompaña ya desde hace un buen puñado de años es apto para medir ambos. Si se sabe manejar, claro.
Pero la fiestas de fin de año aun dieron para algo más, y en alguno de los pocos días en los que Zaragoza no se vio cubierta por un triste niebla, saqué a pasear ambas cámaras, de lo cual os dejo testimonio a continuación.
Nunca he sido muy de naturalezas muertas. Me gusta salir a pasear por el mundo con la cámara, y nunca he tenido ese don o esa formación estética para imaginar esos maravillosos bodegones que se ven por ahí. Pero con la llegada de los calores, que mejor que buscar una actividad fotográfica en el salón de casa, con el aire acondicionado puesto. Eso sí, puestos a introducirse en el mundo de la naturaleza muerta, nada de hacerlo por el lado fácil. Hay que complicarse la vida. ¿Por qué no con una camára de formato medio como la HASSELBLAD 503CX, y película en blanco y negro de toda la vida? Os cuento un poco mis primeras experiencias.
En primer lugar, la instalación. La Hasselblad bien firme sobre un trípode. Una mesa junto a una ventana que da al norte. Una cartulina blanca que me sirva de reflector para bajar un poquito el contraste suavizando las sombras. De momento, nada de iluminación artificial. Sólo dispongo de un objetivo para la Hasselblad, el PLANAR 80/2,8, el estándar del sistema firmado por Carl Zeiss. Como película, una todo terreno, la TRI-X de Kodak a su sensibilidad nominal de ISO 400. Probablemente para un bodegón sería mejor una película menos sensible y con menos grano, pero de momento tendrá que servir.
Uno de los problemas del formato medio es que los objetivos no tienen distancias mínimas de enfoque muy favorables. Los casi 90 cm de distancia mínima de enfoque del Planar ofrecen una escala de reproducción sobre la película de 1:9. Es decir, 1 cm en la realidad se convierte en 1,1 mm aproximadamente en el negativo. Dado el tamaño del negativo cuadrado, alrededor de los 55 mm de lado, no es muy práctico para la fotografía de aproximación. No estoy hablando de macrofotografía, ni mucho menos. Sino de acercarse a los objetos domésticos que pueden conformar un bodegón.
Por lo tanto, para esta sesión de fotografía dejaré fijo entre la cámara y el objetivo un tubo de extensión de 10 mm de profundidad, lo que me permitirá alcanzar una escala de reproducción 1:4,25. Es decir, 1 cm en la realidad se convierte en casi 2,5 mm en el negativo. Lo cual mejora las cosas. Nos podremos mover en distancias de enfoque entre los 51 y los 81 cm. Mucho más favorables.
Todos los cálculos para fotografía macro los hago basándome en las fórmulas y tutoriales de CAMBRIDGE IN COLOUR (en inglés). A continuación podéis ver unas imágenes del tubo de extensión utilizado.
También he realizado algunas tomas usando un filtro amarillo nº 8, que se considera como estándar para el uso de película en blanco y negro, especialmente cuando se hace fotografía al aire libre, para evitar los cielos demasiado blanquecinos, al quedar oscurecido moderadamente el azul del cielo. Sin embargo, ya adelanto que con los motivos que he utilizado en esta prueba ha supuesto más inconvenientes que ventajas. La gama de grises de los frutos y hortalizas que he utilizado como modelos ha quedado aplanada con el filtro. Quizá un filtro verde hubiera tenido un efecto más interesante, ya que hubiera oscurecido relativamente los tonos rojizos dejando menos tocados los amarillos, aumentando el contraste. Para probar.
El resultado de la prueba ha sido bastante didáctico de cara al futuro. He probado diafragmas cerrados entre f/11 y f/22, siendo el f/11 y el f/16 los que mejor resultado me han producido, dependiendo de la profundidad de la composición, quedando el fondo suficientemente fuera de foco para no molestar la composición. A f/22 los detalles del fondo, sin estar enfocados ni mucho menos, empezaban a ser demasiado notorios.
Con velocidades de obturación entre 1/4 s y 1/15 s, es conveniente utilizar el dispositivo para elevar el espejo antes de proceder a la exposición para evitar la trepidación. El espejo de la Hasselblad está muy bien amortiguado, pero nunca viene mal. Por supuesto, la obturación la he iniciado siempre con un cable disparador.
El principal problema que he tenido ha venido del lado de la medición de la exposición. Como fotómetro, la Hasselblad no lo lleva incorporado, he usado la PANASONIC GF1, con la que hacía exposiciones de prueba. La combinación de película y escáner han podido perfectamente con el contraste de la escena, pero por los pelos. Especialmente porque ha habido una ligera subexposición en todas las tomas.
Era consciente de que el uso de tubos de extensión obliga a aumentar el tiempo de exposición para un apertura dada. Pero consideraba que la corrección de un tubo de 10 mm sería muy escasa. No hice las cuentas a priori. Maldita sea la pereza. El caso es que si el diafragma efectivo para el Planar enfocado a infinito es f/11, con el tubo de extensión de 10 mm a su mínima distancia de enfoque es un diafragma efectivo de cara a la fotometría de f/14. Lo cual son dos tercios de paso de subexposición.
Así que dado lo aprendido, considero que para una próxima vez tendré que hacer tres cosas, dado el contraste y el tipo de escena similar.
Medir la luz teniendo en cuenta la corrección necesaria por el uso del tubo de extensión.
Usar la película a un índice de exposición de 200-250 en lugar del ISO 400 nominal.
Disminuir en un par de minutos el tiempo de revelado a 20ºC.
Los dos últimos puntos vendrán bien para no llevar tan justo el contraste de la escena. Aunque hay margen para sacar detalle en las sombras, de ese modo será más sencillo y con menos grano. Y esto es todo por ahora.