La fotografía como afición y otras artes visuales

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Dos carretes de Fujicolor Superia X-Tra 400 en el paraje de la pasarela del Bicentenario

Durante el mes de marzo dediqué algunos fines de semana a explorar el entorno de la pasarela del Bicentenario, también aquí, y La Cartuja Baja. Es un buen paseo, de unos ocho kilómetros, desde mi casa. Y permite combinar la necesidad de hacer ejercicio físico con lugares interesantes para la fotografía. Fotográficamente, el principal objetivo de esos paseos era reconectar con la película en blanco y negro Ilford HP5 Plus 400, que en un momento dado, hace unos años era frecuente en mi bolsa frecuenta, pero que después se hizo escasa. Reservada casi en exclusiva a cuando es necesario forzar, cosa que en mi caso ocurre rara vez. Como tenía bastante película de esta marca y variedad almacenada, decidí aprovecha para volver a familiarizarme con ella. Desde luego, entiendo porque es tan apreciada por muchos aficionados y profesionales de la fotografía.

Tres de las fotografías tomadas con la Minox GT-E días antes del paseo hacia la pasarela del Bicentenario.

Pero en ambos paseos llevé conmigo también alguna cámara compacta con película negativa en color. En ambos caso la misma película, la Fujicolor Superia X-Tra 400. Esta película está disponible solamente en formato 135, es decir película de 35 mm biperforada, la que conoce la mayor parte de la gente que ha fotografiado a lo largo de su vida con película tradicional. No existe en formato medio, lo cual es una lástima. Es una película que tiene una buena saturación y nitidez, y aparentemente un grano más manifiesto que las películas de gama profesional de la misma sensibilidad, pero que no suele ser molesto. Pero para mí, tiene las virtudes que tradicionalmente he adjudicado a las películas Fujifilm; son las que reproducen los colores de una forma que me resulta más agradable. Más que las Kodak. Esto ha sido una constante en película diapositiva, pero también se da hasta cierto punto con la película negativa en color, aunque en este caso mi preferencia por una o por otra es menos clara.

El sábado que llevé la Minox GT-E llegamos tarde a la puesta de sol; pero aun así aun encontramos una luz agradable en el entorno de la pasarela del Bicentenario.

En el primero de los sábados en los que nos dirigimos a la pasarela del Bicentenario, la película iba cargada sobre la Minox GT-E. El principal problema de ese día fue que no llegamos a tiempo a la pasarela antes de la puesta del sol. Nos entretuvimos por el camino, al mismo tiempo que calculamos mal la distancia que debíamos recorrer entre el puente del cuarto cinturón de Zaragoza sobre el Ebro en la ribera baja del mismo y la pasarela que era nuestro objetivo. No obstante, aún hubo ocasión de obtener algunas fotografías interesantes del lugar. Si una semana más tarde, con la misma cámara cargada con HP5 Plus hubo algunas fotos con una nitidez flojita, en este caso no fue así. Supongo que estuve más espabilado a la hora de ajustar los parámetros de la cámara a la hora de hacer la fotografía. Este carrete contenía fotografía de días anteriores, de otros paseos fotográficos, e incluso algún retrato ambiental. Todos ello quedaron bastante bien.

El sábado siguiente, puesto que llevé la Minox GT-E "ocupada" por un carrete de Ilford HP5 Plus 400, cargué la Fujicolor Superia X-Tra 400 en la Leica Minilux. En estos momentos, son las dos cámara compactas para película tradicional que prefiero usar. La Minilux tiene una lente mejor que la GT-E. El MC Minoxar 35/2,8 de la GT-E es bastante nítido, y con buen contraste gracias a su revestimiento múltiple, pero no deja de tener una fórmula óptica tipo "tessar" con sólo cuatro lentes en tres grupos. No tengo motivos de queja en general. Pero no llega al celebrado nivel del Summarit 40/2,4, con su fórmula óptica tipo "doble gauss" con seis lentes en cuatro grupos. Un diseño muy habitual durante décadas entre las focales estándar, entre los 40 y 60 mm de longitud focal para el formato de película de 24 x 36 mm, y que según algunos expertos llegó a su mayor calidad posible con este diseño. A partir de aquí, y en el mundo digital, los diseños ópticos se apartaron de estas fórmulas para introducirse en otras mucho más complejas,... y carísimas.

Sin embargo, la ergonomía de la Minilux, como he comentado en alguna ocasión, es perfectible. Grandota para ser una compacta de focal fija, su diseño en forma de paralelepípedo es agradable, pero simple. Se coge bien. Pero no es tan llevadera, no es una cámara bolsillera como la Minox. Tiene ciertas posibilidades de ajuste manual. En concreto, se puede usar en prioridad a la apertura, como la Minox. Y se puede hacer un enfoque "manual", preajustando una distancia de enfoque que corresponde a la hiperfocal, más o menos, o a un enfoque por zonas. Aunque carecemos de escala de profundidades de campo. Pero bueno, a ojímetro. Lo que pasa es que tiene un problema. Cuando ajustamos manualmente una distancia de enfoque, el objetivo no se configura inmediatamente en el momento de hacerlo. Hay que esperar al momento en que disparamos la foto para que el motor de enfoque automático lleve el grupo óptico a la posición deseada antes de que se abra el obturador y se exponga la película. Eso no pasa con el enfoque manual de la Minox. Por ello, aun con el enfoque automático, la Minilux es una cámara más lenta y menos reactiva que la GT-E. Hay otras pejigueras, pero esta es la más importante. De todos modos, uno sabe que si ajusta una apertura f/11 con una distancia de enfoque de 5 metros, o f/8 con una distancia de enfoque de 7 metros, más o menos estás en las hiperfocales, y los paisajes quedan bien. La mayor parte de las fotos que aquí muestro están realizadas así. Y esto es todo por ahora. Si visitáis hoy el Cuaderno de ruta, usaré hoy estas fotografías para tratar un tema científico, y fotográfico, de actualidad.

Pasarela del Bicentenario y río Ebro - Minox GT-E + Ilford HP5 Plus 400

Hace un par de días hice un pequeño adelanto sobre este carrete de Ilford HP5 Plus 400 que expuse con la Minox GT-E durante un paseo de sábado por la tarde. No tuve ocasión de comentar muchas cosas, porque andaba mal de tiempo. En esta continuación espero poder explayarme un poquito más.

El último sábado del mes de marzo salimos a pasear por La Cartuja Baja y los alrededores de la pasarela del Bicentenario sobre el río Ebro. Parece que lo del "bicentenario" viene de la guerra contra los franceses. Lo cierto es que este paseo vino motivado por el hecho de que unos días antes habíamos intentado llegar a este entorno natural en el río Ebro, pero se nos hizo tarde y llegamos con el sol ya escondido. Y queríamos estar presentes a la puesta del sol.

Llevé tres cámaras. La Minox GT-E con película negativa en blanco y negro, Ilford HP5 Plus 400, la Leica Minilux con película negativa en color, Fujicolor Superia 400 XTra, y la Panasonic Lumix G9 con captura electrónica digital. Las fotografías digitales ya las he ido trasteando, son aceptables, pero sin más. Los negativos en color están en el laboratorio. Y como digo, de los negativo en blanco y negro ya adelanté algo hace un par de días.

Expuse la HP5 Plus en la Minox GT-E ajustando el fotómetro de la cámara a un índice de sensibilidad de 320 en lugar del 400 que es la sensibilidad de la película. Luego el revelado fue normal, como si hubiese sido expuesta a dicha sensibilidad nominal, en Kodak HC-110, en dilución E (1+47), durante 7:30 minutos a 20 ºC. Sinceramente, prefiero usar el HC-110 a diluciones más bajas [dilución A (1+15), dilución C (1+19) o dilución B (1+31)], pero en ese caso los tiempos de revelado de la HP5 Plus son muy cortos y las variaciones inevitables en un procesado casero en la cocina tienen más impacto que con los tiempo algo más amplios. Por ello, opté por la dilución E, que me da un tiempo de revelado muy cómodo.

Lo de ajustar el fotómetro a un índice de exposición un poquito más bajo que la sensibilidad nominal es algo que hago frecuentemente cuando fotografío con cámaras con fotómetro de medición ponderada al centro, porque normalmente me basta para compensar algún error puntual de evaluación de la escena que me pudiese dejar el fotograma subexpuesto. Pero definitivamente, es algo que no volveré a hace con la Minox GT-E, que sobrexpone algo. Realmente, a la vista de la densidad de los negativos, que es algo más alta de los previsto, pero cómoda de trabajar, probablemente incluso ajustado a un índice de exposición de 500 hubiera obtenido buenos resultados.

Lo cierto es que la exposición no fue el problema. En general tengo fotogramas consistentemente expuestos a lo largo de todo el carrete. Si hay cierta tendencia a la sobreexposición es sistemática, luego no estuve despistado en este aspecto a la hora de jugar con el interruptor x2 de la cámara cuando fue necesario, o hacer algún cambio en el ajuste de sensibilidades cuando preveía alguna sobre o subexposición.

Tratándose de paisajes, enfoqué en casi todo momento a la hiperfocal. Mientras hubo luz suficiente, con una sensibilidad de ISO 400, puede ajustar el diafragma a f/11, y poner la distancia de enfoque a la hiperfocal de f/8 con la ayuda de la escala de profundidades de campo que incluye el objetivo. Esas fotografías quedaron perfectamente nítidas.

Pero a últimas horas de la tarde, con la luz ya muy floja, con diafragmas de f/5,6 o menores, y con las distancias de enfoque propias de la hiperfocal del diafragma utilizado, la nitidez de la imagen, especialmente en las distancias largas, en el "infinito" se vio comprometida. Esto unido a que la prioridad a la apertura de la cámara hizo descender la velocidad de obturación a 1/30 segundo o algo menos. Como la cámara es muy ligera y tiene poca inercia, a pesar de que no hay espejos que produzcan vibraciones, es relativamente fácil que la imagen trepide un poco. Así que hay que ser conservadores al usar la escala de hiperfocales y usar en cada caso la correspondiente a un diafragma más amplio que el de trabajo, y evitar bajar del 1/30 segundo cuando se fotografíe a mano alzada con esta cámara.

Una observación. En algunas de las fotografías aparecen como manchitas negras. Especialmente en algunas zonas del cielo. Bueno... no son defectos. Son los mosquitos y otros insectos que salieron en abundancia conforme se iba acercando la puesta del sol.

Me quedaron algunos negativos por exponer, que terminé al día siguiente en un paseo por Zaragoza, en una mañana gris pero no desagradable.

La Cartuja Baja - Minox GT-E + Ilford HP5 Plus 400

No ando con mucho tiempo últimamente. Así que hoy voy en breve y con copia y pega. Normalmente lo que escribo y muestro aquí lo reflejo en las redes sociales. Hoy es al revés. Algo de lo que he mostrado en las redes sociales, en el grupo de Fotografía analógica España, lo traigo aquí.

La Cartuja Baja es un barrio rural de Zaragoza que surgió entre lo que fue una de las nueve cartujas que rodeaban la ciudad en tiempos. Además de la iglesia, queda la entrada y algunos de los muros del antiguo monasterio cartujo. Y lo tenía poco explorado fotográficamente, hasta ahora.

Datos técnicos básicos de la toma y el revelado:

Poniendo en marcha de nuevo la Minox GT-E

Durante unos diez años, desde 1990 o 1991 cuando la compré, hasta el año 2001 cuando la perdí, hubo una cámara a la que tuve mucho cariño, que usé bastante y que me acompañó en muchos viajes. Se trataba de la Minox 35 ML, una pequeña cámara compacta, de enfoque manual por estimación, exposición por prioridad a la apertura, del tamaño de una cajetilla de cigarrillos, muy bolsillera, y que tenía como una de sus principales cualidades un objetivo Color-Minotar 35 mm f/2,8, un objetivo de fórmula sencilla, tipo Tessar, cuatro lentes en tres grupos, que daba una calidad mucho mayor de lo que uno podía pensar. Cuando iba de viaje en aquella década, llevaba una cámara réflex, Canon EOS 100, con película diapositiva en color. Y la pequeña Minox con película negativa en blanco y negro. Lo pasé muy bien con ella.

Pero como he dicho al principio, la perdí. En unas vacaciones en Bélgica, en un caluroso, muy caluroso para aquellas latitudes, día de verano, en un tren que nos llevaba desde Lieja a Lovaina, la llevaba en el bolsillo de los pantalones bermudas, y se salió. Se quedó en el tren. Nunca me llamaron de la oficina de objetos perdidos de Bruselas Central donde la reclamé para devolvérmela. Supongo que quien la encontró, se la quedó. Cuando volví de vacaciones, unas semanas más tarde, en un viaje en el día a Barcelona, vi en una tienda de la calle Pelayo una Minox GT-E, entre... y me la compré.

He de decir que, siendo muy similares, no son iguales. El objetivo de la GT-E es un MC Minoxar 35 mm f/2,8. Teóricamente mejor por dos motivos. La distancia de enfoque mínima del Color-Minotar era de 90 cm frente a los 70 cm del MC Minoxar. Esta diferencia es relativa, porque con una cámara que tienes que enfocar por estimación, y a una distancia tan cercana, en la que el error de paralaje del visor es grande, pocas veces se usa en fotografía de aproximación. El segundo motivo es que las lentes del MC Minoxar tiene revestimiento multiple [MC = multi coated], frente al revestimiento sencillo del Color-Minotar. Esto le dotaría de mayor contraste por una mayor resistencia a los reflejos externos e internos. Pero no nos olvidemos que es una fórmula óptica tipo Tessar, en la que las superficies vidrio-aire son muy pocas, por lo que ese dato es menos importante que en otros objetivos con más lentes en su fórmula óptica.

La Minox 35 ML tenía una gran ventaja sobre la Minox GT-E. Como he dicho, la exposición se hace mediante un automatismo de prioridad a la apertura. Tú eliges el valor del diafragma, y la cámara te propone una velocidad de obturación que aparece indicada en el visor. Ambas cámaras tiene un interruptor x2, que disminuye un paso la velocidad de obturación, duplicando la cantidad de luz que llega a la película. He oído en algunos sitios que estaba ahí para compensar la pérdida de luz de un hipotético filtro amarillo o de densidad neutra. Tonterías. El objetivo está diseñado para que si le pones un filtro también cubre la célula del fotómetro, por lo que no es necesaria esa compensación. Además, como he tenido los manuales, sé perfectamente que el fabricante llamaba a este interruptor "el control de contraluces" o algo así. Es decir, estaba pensado para evitar que en caso de contraluz, el sujeto principal quedase negro y silueteado. Pero en cualquier caso, se puede usar en cualquier situación que precise una compensación de la exposición de un paso extra, como en lugares con nieve, en la playa o con superficies claras. No existe ninguno al contrario, para quitar luz. Pero si se usa película negativa, no suele tener importancia una sobreexposición de un paso.

Otra cosa es que quieras medir con precisión. Por ejemplo, si usas película diapositiva, cosa que yo hice alguna que otra vez. Con la Minox GT-E la única forma de compensar es modificando el valor ISO del exposímetro. Si usas una película de ISO 100 y quieres subexponer un paso, lo pones a ISO 200. Si lo quieres sobeexponer un paso, lo pones a ISO 50. Ya está. Pero tienes el problema de que si te olvidas de volver a la posición normal,... yerras la exposición en varios fotogramas, hasta que te das cuenta.

La Minox 35 ML tenía algo mucho mejor. Como en otras cámaras con automatismos que se hicieron después y hasta ahora, si pulsas hasta la mitad de su recorrido el disparador de la cámara y luego reencuadras manteniendo esta pulsación parcial, puedes retener la exposición adecuada midiendo un área con unos valores de luminosidad apropiados. La Minox GT-E carece de esta funcionalidad,... y cuando la compré, lo odié. Y puesto que por aquel entonces ya tenía desde hacía unos años la Olympus mju-II, que compré para llevármela a esquiar por su resistencia a las salpicaduras, la empecé a usar con preferencia a la Minox en muchas circunstancias. Y en 2003 llegó mi primera compacta digital... La GT-E pasó a reposar en un cajón.

En los últimos años he querido volver a ponerla en marcha. Pero cometí un error que lo evitó. Pensé que por las dimensiones de la compartimento para las pilas, en lugar de usar las dos pilas de litio de 3V cada una que se supone que deben usar, difíciles de encontrar en estos momentos en los comercios, le puse combinaciones de cuatro pilas LR44, muy fáciles de encontrar, de 1,5V cada una. Las dos combinaciones dan los 6V requeridos. Y según mi apreciación, el tamaño final era el mismo. Pero la cosa no funcionaba bien. Y con frecuencia dejaba de funcionar con las pilas todavía frescas. Nunca he sabido exactamente si el problema es que las pilas alcalinas entregan la potencia de forma distinta a las de litio y eso genera problemas, o si es que las cuatro pilas LR44 son ligeramente más cortas que las dos Varta CR 1/3N, y perdían el contacto de vez en cuando, dejando de alimentar la cámara. Finalmente, harto de hacer el vago con la cuestión, hace un par de meses comprobé que en Amazon tenían las pilas adecuadas, las encargué... y la cámara funciona sin problemas. Ya sabéis, cuando todo falle, y si no queda más remedio, leed y seguid las instrucciones.

El bautismo de fuego de la recuperación de la Minox GT-E fue la FP4Party de febrero de 2019. Le puse la Ilford FP4 Plus y salí a hacer fotos. Las que veis en este artículo en blanco y negro corresponden a ese carrete. Lo cierto es que disfruté mucho. Recordé que, a pesar de ese inconveniente con la medición de la luz que he indicado, es una cámara muy divertida. Espontánea, pero usándola con talento. Discreta, muy discreta. Y rápida de usar, una vez que asimilas su carácter, que exige ser muy previsor y preparar la cámara de antemano. Usando película negativa, el interruptor x2 suele ser suficiente para evitar subexposiciones. El carrete lo revelé al mismo tiempo que los rollos que hice con la Hasselblad... y me llevé la desagradable sorpresa de que estaban muy densos, a pesar de haber sido expuestos a un índice de exposición de 200, con la prolongación debida en el tiempo de revelado. El revelado fue con Kodak HC-110 en dilución C (1+19), durante 7 minutos a 21 ºC. Lo inmediato fue pensar que algo iba mal en la cámara.

Para comprobarlo, la cargué con un carrete de Kodak Gold 200, al que corresponden las imágenes en color que veis en esta entrada. Y la mandé a revelar a Carmencita Film Lab, avisándoles del posible problema, para que me hicieran un comentario de valoración de la densidad de los negativos. No me han llegado de vuelta todavía, pero sí el comentario de valoración que me dice... que están muy correctamente expuestos. Así que la metedura de pata fue de otro tipo. Volveré a hacer algún otro carrete de prueba antes de darla por totalmente apta para el servicio. Cosa que espero que suceda, porque tengo intención de llevármela a París en Semana Santa. Probablemente con unos carretes de Ilford XP2 Super 400, que son mis ideales para viajar. Ya os contaré.

Minox 35 GT-E - Una tradición de cámaras bolsilleras

Comprobé el otro día con un cierto grado de sorpresa que desde que escribo estas páginas nunca he hablado de las Minox 35. Un tipo de cámaras que me acompañaron con frecuencia por el mundo en los años 90 del siglo XX, proporcionándome bastante satisfacciones.

Minox fue un fabricante de cámaras que surge en Riga, Letonia, en el período de entreguerras, aunque bajo la iniciativa de Walter Zapp, natural del lugar pero de etnia alemana. Las cámaras que originalmente concibe Zapp van a ser unas estilizadas cámaras de formato subminiatura, que con el tiempo van a ser conocidas como "las cámaras de los espías". De pequeño tamaño, fácilmente transportable, y capaces de cubrir un folio con un fotograma. Subminiatura signfica con carácter general todo aquel formato inferior al formato "miniatura", que en los años 20 y 30 del siglo XX era el 24 x 36 mm de Leica. Es irónico que ahora se denomine a ese formato como "full frame" o "formato completo". De hecho, los negativos de aquellas Minox tenían unas dimensiones de sólo 8 x 11 mm.

Pero no son de las cámaras subminiaturas de las que voy a hablar. Hacia 1974, Minox, que se había trasladado a Alemania occidental después de la Segunda Guerra Mundial, comienza a fabricar las Minox 35 mm. Cámaras muy compactas, para película perforada de 35 mm y formato estándar de 24 x 36 mm. Cuando digo muy compactas, digo bolsilleras, con unas dimensiones similares a las de un cajetilla de tabaco de 20 cigarrillos. Os pongo una imagen de la que tengo en estos momentos y desde hace quince años.

Todas ellas tenían las siguientes características generales. Un tamaño similar, aunque con alguna diferencia en la silueta según las series, un sistema de exposición automática con prioridad al diafragma, necesita de pilas para funcionar, un objetivo retractil de 35 mm de focal y 1:2,8 de apertura máxima y... poco más, según los modelos.

Aunque con distintas variantes, las dos series principales fueron las que tenían su denominación que empezaban por M y las que empezaban por G. Las primeras tenían un objetivo denominado Color Minotar 35/2,8 y las segundas MC Minoxar 35/2,8. Tomad este dato como aproximado. No me consta diferencias sustanciales entre los objetivos. Ambos eran una fórmula de tipo Tessar, 4 lentes en 3 grupos, bastante eficaz, con obturador central. Esto hubiera permitido la sincronización del flash a todas las velocidades de obturación que llegan hasta 1/500 s, pero en la práctica no era así. Al introducir un flash en la zapata de accesorios, empujaba una palanquita y a partir de ese momento la cámara siempre elegía la velocidad de obturación de 1/60 s. Se habla de que las versiones Minoxar más nuevas tendría mejors revestimientos y ofrecerían mayor contraste. Las de la serie M, llamémosle así, podría ofrecer además de la prioridad al diafragma un programa completo, y permitían retener la exposición con una pulsación a medias del botón disparador. Esto estaba muy bien. En cualquier caso, todas tenían un botón x2, que permitían compensar la exposición en contraluces, o en cualquier otra situación en la que hubiera riesgo de subexposición. La única forma por lo demás de corregir la exposición era modificar el valor ISO de la película. Si tenías una película de 100 ISO y ajustabas 50 ISO sobreexpones un paso, si ajustas 200 ISO subexpones un paso. Una pena no disponer de un compensador de exposición, porque el fotómetro, situado junto al objetivo, es bastante preciso. Yo lo he usado con película diapositiva, que es más difícil de usar.

Se enfoca por estimación, y el objetivo dispone de una escala de profundidad de campo muy útil. Yo tuve dos. Una Minox 35 ML que adquirí en 1991 y perdí en 2001 en un viaje por Bélgica, y una GT-E que compré a continuación para sustituirla y que todavía tengo y funciona sin problemas. La primera la usé mucho. Me acompañaba a muchos sitios por no ocupar espacio en casi ningún sitio, y en los viajes, mientras la Canon EOS llevaba película diapositiva, la Minox iba con negativos en blanco y negro. Sólo hacia finales de los 90 empecé a alternarla con la Olympus mju-II, especialmente cuando había riesgo de inclemencia de tiempo. La Olympus era más resistente, la Minox permitía controlar mejor la exposición. Si te aprendías a estimar bien la distancia de enfoque, incluso la podías usar con aperturas abiertas, permitiendo enfoques y desenfoque selectivos. Cosa que con la Olympus era más complicado. Por lo demás, lo normal es usarla a f/8 y con enfoque por zonas.

Ejemplos de enfoque selectivo con la Minox.

Por supuesto, tratándose de un angular moderado y con una apertura máxima de 2,8 no podemos pretender un gran desenfoque de los fondos, pero sí un cierto aislamiento del sujeto principal.

Estas cámaras tenían, porque ya no se fabrican, otros elementos interesantes. Por ejemplo, un temporizador del disparador. Que venía bien tanto para que el fotógrafo saliese en la fotografía como para realizar exposiciones con tiempo de obturador largo, evitando trepidaciones, mientras se coloca la cámara en una superficie plana o en un trípode, para el cual lleva zócalo en su parte inferior.

Ya he hablado del botón x2, que sobreexpone un paso sobre lo calculado por la cámara. En el práctica, con los negativos en color actuales, yo lo llevo permanentemente activado. Son películas a las que sienta muy bien la sobreexposición, y de esta forma evitamos sistemáticamente la subexposición. Y una preocupación menos. Se escoge el diafragma según la estética de la fotografía buscada, se decide el punto de enfoque, se encuadra y se dispara. Puede ser muy rápido.

Con película en blanco y negro, en estas tomas en torno a la estación de ferrocarril de Zaragoza-Delicias, el botón x2 viene bien para dar suficiente luminosidad a las blancas paredes de los edificios de la estación.

A la cámara se le pueden poner filtro, pero son dedicados. No hay una rosca más o menos universal. Eso sí, el filtro cubre la célula del fotómetro, y por lo tanto este tiene en cuenta el recorte de luz ocasionado por el filtro.

Ya he mencionado el problema del flash. Existen flash de la marca dedicados, que se ajustan a las formas de la cámara. Pero a pesar de la potencialidad del obturador central, sitúan la velocidad de obturación sistemáticamente a 1/60 s, en lugar de permitir disparar incluso a 1/500 s, lo cual vendría bien para usar el flash de relleno en situaciones con abundante luz. Lo que yo hice en alguna ocasión fue comprar algún flash sencillo y pequeño, recortar la esquina de la zapata para evitar que accionase el mecanismo comentado y permitir la amplia gama de velocidades de obturación. El problema es que cuando se utiliza en situaciones de poca luz, no hay forma de limitar entonces la velocidad de obturación, y te disparaba el flash con velocidades de obturación muy lentas. Si no estaba fija la cámara o el sujeto fotografiado, se producía problemas de trepidación o dobles exposiciones (por la iluminación del flash y de la luz ambiente).

La perspectiva que ofrece el objetivo de 35 mm es muy polivalente y favorita de muchos fotógrafos de reportaje.

En los años 90, Minox, que tiene su sede en Wetzlar, como Leica en su origen y en la actualidad, estuvo participada accionarialmente por esta. Cuando llegó el auge de la fotografía digital, su ya marginal nicho de ventas se estrechó más todavía, y abandonó todas sus líneas de cámaras de fotografía para película, tanto estándar de 35 mm como las míticas subminiaturas. Y se empezaron a vender cámaras digitales que eran réplicas en miniaturas de míticas cámaras para película con la marca Minox. Tonterías, más en el terreno de la anécdota que de la fotografía seria.

Sigue fabricando binoculares y telescopio para el naturalista, así como ópticas para armas de caza. Pero está muy lejos de los productos míticos que hicieron de esta marca, primero letona y después alemana, una marca famosa en el mundo de la fotografía. De las Minox 35 se decía que eran la Leica de los pobres. No eran baratas realmente, pero con su buena óptica de 35 mm, muy adaptada al reportaje, tenían un campo de utilización que se aproximaba teóricamente al de las telemétricas del punto rojo con sus objetivos de 35 mm. Y son extraordinariamente discretas y en la práctica totalmente silenciosas. Yo he disfrutado mucho usándolas.

Aunque nunca le perdonaré a la Minox 35 ML que me acompañó por toda Europa durante 10 años, que decidiese quedarse en el tren que nos llevó desde Lieja a Lovaina, mientras yo me bajaba a visitar la bella ciudad flamenca... Pero que chasco cuando eché la mano al bolsillo y la Minox no estaba allí. Nunca llegó a la oficina de objetos perdidos de los ferrocarriles belgas. Alguien la encontró en el trayecto que le quedaba al tren entre Lovaina y Ostende, y decidió quedarse con ella. No sé si le sacaría provecho. Tenía mucho carácter y si no la entendías y la tratabas con cariño... a veces se revelaba.

Los revestimientos del Minotar/Minoxar no estaban mal, pero no siempre pueden evitar pérdidas de contraste en contraluces o con el sol en el encuadre.