La fotografía como afición y otras artes visuales

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Volviendo al infrarrojo - Fuji GS645S + Ilford SFX 200 en el Parque del Agua

En los últimos años, con la llegada del verano, he dedicado una cierta cantidad de esfuerzos a la fotografía infrarroja sobre película en blanco y negro. En estos momentos, creo que no se fabrica habitualmente película especialmente sensibilizada para la longitud de onda del infrarrojo, como fue la Kodak High Speed Infrared, que hace 20 años (o más) utilicé en alguna ocasión. Era delicada de usar. Pero a cambio, existen algunas películas pancromáticas, que en comparación con las película en blanco y negro más habituales que reciben este apelativo, tienen su sensibilidad espectral extendida hacia todo el espectro del rojo, cosa que no sucede con la mayor parte de las películas llamadas pancromáticas, que se limitan a ser sensibles al rojo más cercano al naranja, y también extienden su sensibilidad a las longitudes de onda del infrarrojo más próximas al espectro visible. En estos momentos, Rollei tiene varias denominaciones en su catálogo con sensibilidades extendidas al infrarrojo, mientras que Ilford tiene una, la Ilford SFX 200. La emulsión que más me ha gustado de las que he probado en los últimos años es la Rollei Retro 80S. Pero unos rollos de formato 120 defectuosos de esta denominación, en los que las inscripciones del papel protector quedaban impresas en la emulsión, además de un granulado extraño y antiestético, me hizo interrumpir mi confianza en la marca alemana. Probé el año pasado la SFX 200 de Ilford, y me pareció razonable, aunque con un grano notablemente aumentado. Para esta temporada tengo adquiridos algunos rollos de SFX 200 en formato medio, y dos rollos de Rollei Retro 80S en formato 135, donde no sucederá el problema del papel protector.

En cualquier caso, el sábado pasado salimos a hacer unas fotografías al Parque del Agua de Zaragoza, y yo opté por coger la Fujifilm GS645S Wide60 y un rollo de Ilford SFX 200. Por supuesto, en el objetivo de la GS645S, el objetivo Hoya R72, que limita el paso de luz al rojo profundo, por encima de los 720 nm de longitud de onda y al infrarrojo. La tarde era extraordinariamente calurosa, y lo cierto es que no nos encontramos muy a gusto. También me he dado cuenta una vez revelado el rollo, que algunos principios importantes para obtener buenos resultados con este tipo de fotografía se me había "ido" de la cabeza.

La medición de la luz la realicé con el Sekonic L-408 Multimaster a un índice de exposición de 6, es decir, cinco pasos por debajo de la sensibilidad nominal de la película, ISO 200. El revelado lo realicé con Kodak HC-110 dilución B (1+31) durante 8 minutos a 21 ºC. Como de costumbre, agitación moderada pero continua durante los primeros 30 segundos, y luego cuatro inversiones tranquilas cada minuto hasta terminar el tiempo de revelado.

El aspecto final de los negativos tiene poca densidad, pero una vez digitalizados, no existen ni luces empastadas y ni sombras bloqueadas, encontramos información y textura en todo el negativo. ¿Quizá hubiese venido dar algo más de exposición a los negativos? Todavía lo estoy debatiendo en mi cabeza.

La segunda cuestión es que analicé las escenas a fotografiar desde el punto de vista de una toma en blanco y negro corriente, olvidando que el efecto infrarrojo no es el mismo en todas las puntos cardinales, dependiendo de donde se sitúe el sol. El efecto es máximo cuando tenemos el sol a nuestras espaldas, con la escena iluminada frontalmente por el astro rey. Sin embargo, conforme disponemos nuestra escena con el sol a 90 ºC, empieza a perderse el efecto, que prácticamente desaparece en contraluces, con el sol en posición frontal o casi frontal. Y esto lo había olvidado. Por lo demás, para ser una nueva de contacto, en una tarde de calor agobiante, y con las ideas poco claras por este motivo, no me voy a quejar en exceso.