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Pentax MX + Fujichrome Provia 100F en la desembocadura del río Gállego

Cuando decidí probar la nueva diapositiva de Kodak a finales del año pasado, compre también algunos carretes de Fujichrome Provia 100F. La película inversible en color puede dar unos resultados magníficos, pero tiene una muy limitada latitud de exposición, por lo que una correcta medición y análisis de las condiciones de luz son fundamentales para obtener un buen resultado. No siempre disponemos de cámaras sofisticadas, con mediciones puntuales que nos pueden servir para medir el contraste de la escena y los valores correctos finales de apertura y velocidad de obturación, o un fotómetro externo que nos permita lo mismo. Durante muchos años, los fotómetros incorporados en las cámaras réflex se limitaban a hacer mediciones promediadas de la luminosidad global de la escena, en muchas ocasiones con una ponderación al centro, que contaba más que la periferia del cuadro a la hora de proponer una medida de luz. Pero el fotógrafo tenía que poner de su parte a la hora de decidir la exposición correcta, evaluando si el motivo de la escena era fundamentalmente claro u oscuro, no es lo mismo medir un paisaje nevado que una locomotora de vapor de color negro, así como el contraste de la global, antes de tomar la decisión sobre los parámetros finales de la escena.

Recientemente, hice varios paseos por la desembocadura del río Gállego, uno de los principales afluentes del río Ebro por su margen izquierda, de los que nacen en los Pirineos. Dicha desembocadura se encontraba cuando era niño a poca distancia de las afueras de Zaragoza. Hoy en día, prácticamente la ciudad ya ha llegado hasta ella, aunque no la ha englobado y tiene un paisaje con un interés razonable. Entre el azud del río Ebro, y el puente sobre el Gállego en el barrio de Santa Isabel, en la avenida de Cataluña, es un paseo muy agradable, especialmente cuando la primavera se nos adelanta, y las tarde del mes de febrero son templadas e invitan a la actividad en exteriores.

Para uno de estos paseos opté por llevar conmigo un par de cámaras para película tradicional; la Pentax MX con un SMC-M 28/3,5 y el SMC-A 100/4 Macro, y la Leica Minilux. En la primer cargué, la película diapositiva, la Fujichrome Provia 100F, mientras que en la compacta de la marca alemana, aunque fabricada en Japón, cargué un carrete de Fujifilm Neopan 100 Acros, del que hablaré otro día. A pesar de ser una cámara que tiene al menos cuarenta años, el fotómetro de la Pentax MX es muy fiable. Tiene una medida promediada ponderada al centro, en la que el círculo central pesa el 75 % y el campo periférico un 25 % a la hora de proponer la medición correcta. Siendo las últimas horas de luz de la tarde durante el paseo, hubo situaciones en las que el contraste entre la luminosidad del suelo y la del cielo era acusada. Y lo cierto es que la sensibilidad nominal de la película, ISO 100, hubo algún momento que se me quedó escasa. No llevaba trípode.

El revelado y digitalizado de las fotografía lo encargué a Carmencita Film Lab, que me informaron a la vuelta del resultado que en general las diapositivas estaban bien expuestas, con una cierta tendencia a la subexposición, esto ha sido una constante en mi vida como aficionado a la fotografía, que sólo resulta molesta en alguna escena muy contrastada con sombras muy profundas, y que ocupan mucho espacio en la imagen.

También realicé algunas tomas al día siguiente, en el que el grupo de fotógrafos estenopeicos de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ nos juntábamos para realizar unas fotos de grupo con vistas a la exposición que inauguraremos, si todo va bien, el próximo 9 de mayo, en la sala de exposiciones de la Casa de los Morlanes, perteneciente al Ayuntamiento de Zaragoza. Quedaron muy bien.

Siempre me gustaron más los colores que ofrecían las películas de Fujifilm que las de Kodak, y de momento nada me ha hecho cambiar de opinión. Es una pena que la marca japonesa esté maltratando a los aficionados y profesionales que trabajan con película tradicional, eliminando productos de su catálogo o incrementando constantemente los precios, en una estrategia que parece destinada a justificar, en un plazo no demasiado largo, su salida del negocio. Sólo le interesa lo digital, y las rentables Instax. Que estarían muy bien, si fabricasen cámaras decentes para las mismas. No lo son, las actuales en catálogo.

Volviendo a la diapositiva (II) - Fujichrome Provia 100F en formato medio

Esta es la segunda parte de mi retorno a la diapositiva, que comenzó con la prueba de la nueva Kodak Ektachrome E100. El caso es que me pareció justo compararla con la tradicional competidora, alguna de las Fujichrome. Dado que estamos hablando de una película con un carácter más bien polivalente, lo justo es compararla con la Provia 100F. Las películas de la gama son mucho más saturada y con menor latitud de exposición. Y según deduzco, la gama Astia, pensada para el retrato, más suave de contraste y saturación, pasó a "mejor" vida. Lo que pasa es que no van a ser exactamente comparables puesto que la Provia 100F la he probado con una cámara de formato medio.

Sólo tenía una experiencia previa de diapositiva con formato medio. Hace poco más de un año, recibí un carrete caducado en 2008 que habían sido dados a la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ. Pero fue más un experimento que otra cosa. Que no fue mal. Usé la Fujifilm GS645S Wide 60. Una cámara que a pesar de que el fotómetro es promediado y no mide a través del objetivo, se demostró bastante competente para permitirme calcular la exposición correcta. Pero no olvidemos, con todos los medios fotográficos, y con la diapositiva especialmente, quien evalúa y decide la exposición que conviene es el fotógrafo y no el fotómetro de la cámara. Que sólo es una ayuda para tomar esa decisión.

En esta ocasión, he vuelto a usar la Fujifilm. Con un fotómetro fiable, siendo una cámara ligera para su tamaño y con una óptica, el Fujinon-W 60/4, bastante competente y nítida, me pareció la opción más adecuada. Además, en los servicios de escaneado al revelar la película, para una resolución determinada es el formato, el 6 x 4,5, del que obtienen más información. A punto estuve de solicitar de Carmencita Film Lab el formato XXL, lo cual me hubiera dado prácticamente 40 megapíxeles por diapositiva, pero decidí que no necesitaba tanto para evaluar los resultados, así que me conformé con la mitad.

Me llamaron la atención los resultados de las diapositivas digitalizadas cuando las recibí. Estaban muy bien, eran muy agradables... pero no era lo que yo esperaba dadas las circunstancias de la toma. Así que, como había solicitado el retorno de la película tras el revelado y escaneado, decidí esperar a realizar este artículo a ver las diapositivas originales. Así que a continuación paso a modo comparativo. Entre lo que recibí de Carmencita y el escaneado casero que he hecho yo con el Epson Perfection V600 Photo. Una cuestión que quede clara. Los resultados de mi escáner con la película de medio formato son correctos, pero no pueden competir en nitidez con los de un buen laboratorio comercial. De entrada los ficheros de Carmencita son de un tamaño de entre 17 y 18 megapíxeles, mientras que los míos son como mucho de unos 14,5 megapíxeles. Siendo dudoso que hay ganancias en nitidez e información a partir de los 12 megapíxeles. Y luego está la propia tecnología de escaneado. Que una escáner plano da para lo que da.

Pero  vamos con los ejemplos... La fotografía de la izquierda es la versión de Carmencita, la de la derecha es la mía, intentando ser lo más fiel posible a lo que veo en la diapositiva sobre la mesa de luz.

La corrección de color que le han metido a estas diapositivas en el laboratorio comercial ha sido brutal. Cierto es que, como era de esperar de un motivo en la sombra a cielo abierto, aparecen unas dominantes azuladas notables en la diapositiva original. Eso era lo que yo esperaba. Pero creo que a la hora de corregirla, en Carmencita se han pasado y han dejado demasiado "amarilla" la imagen.

Veamos otro ejemplo... Esta vez abandonaremos el ambiente navideño de la plaza del Pilar de Zaragoza en estas fechas, y nos bajaremos al paisaje del río Ebro a su paso por la ciudad.

Nuevamente se nota la fuerte corrección hacia el amarillo del laboratorio comercial. Cierto es que en esta imagen, con detalles finos en las hojas y en la grava de la orilla del río, también se aprecia muy bien la mayor nitidez de este con respecto a mi solución doméstica.

Veamos ahora un detalle de uno de los monumentos más carácterísticos de la ciudad, el puente de Piedra.

Como vemos, más de lo mismo.

Hay una cuestión importante. La mayor parte de los laboratorios comerciales ofrecen sus escaneados en formato JPEG, con 8 bits de profundidad por color. Por lo tanto, es arriesgado seguir procesando el archivo a partir de ahí, porque la pérdida de información inherente puede conducir a artefactos en el resultado final. Pequeños ajustes tienen un pase, pero poco más. Mis escaneados caseros, más pequeños y menos nítidos, al menos tienen un formato de salida TIFF, con 16 bits de profundidad por color. No sé exactamente cual es la profundidad real de escaneado del escáner. Recordemos que en las cámaras digitales, los archivos en formato RAW van desde los 10-12 bits en las más sencillas hasta los 14 bits de las más profesionales. Sí,... 8 bits de profundidad de color son más de 16 millones de colores potenciales... pero sólo 256 por cada uno de los tres canales de color, por lo que si en un cielo azul sólo contamos con la información de este canal en la práctica, y lo empezamos a torturar, la cosa se nos queda justa. Especialmente, porque la gama de tonos nunca va desde el más oscuro al más clarito.

En fin... que es difícil jugar con la información de un negativo o una diapositiva con esas profundidades color. Como decimos siempre, la película tradicional ofrece más información que la tecnología digital habitualmente, pero es mucho más difícil de extraer y de trabajar con ella.

A partir de ahora, los ejemplos son archivos corregidos por mí.

Lo que sí es cierto es que me he quedado encantado con la capacidad para registrar tonos de la Provia 100F, con una capacidad para recuperar tonos a partir de los archivos TIFF muy notable. Dejando aparte las dominantes azuladas debidas a las zonas en sombra bajo un cielo azul abierto, me gusta más la fidelidad de los colores que ofrece con respecto a la Ektachrome E100. O quizá no sea fidelidad; simplemente que son colores que me gustan más.

La Provia 100 fue mi favorita desde poco después de su salida al mercado hasta que me pasé a la tecnología digital. Y la usaba siempre... que mi economía lo permitía, porque si no me iba a la emulsión similar para el aficionado la Fujichrome Sensia 100. Nunca tuve claro el grado de parentesco entre ambas. Según algunos, la Sensia 100 era una Provia 100 en distinto estado de maduración, mientras que según otras referencias en realidad estaba más emparentada con la Astia 100. No sé. Es lo que había. Soy consciente también que la Provia 100F es una evolución de la Provia 100 de hace 18 años. Dicen que los cambios son para mejorar la estabilidad en el tiempo del color. Pero seguro que algún cambio se notaría más si pudiésemos comparar las emulsiones frescas a un par. Pero bueno...

Luego hay que tener en cuenta el factor tamaño. Conseguir una buena gama tonal es más sencillo a partir de un negativo de 55 x 42 mm que a partir de un negativo de 36 x 24 mm. Hay 2,7 veces más información y eso se nota. Por no hablar del modelado de la imagen. Indudablemente, ha sido mucho más satisfactoria la experiencia de usar la Provia 100F que la Ektachrome E100. Porque es formato medio, porque usar la GS645S es más divertido que la EOS 100, porque la luz del momento era mucho más agradable,... y quizá también porque me gusta más el producto de Fujifilm que el de Kodak. Sin embargo, vistas las tendencias, es probable que el que perdure sea este último. Viendo el ritmo de genocidio fílmico que lleva la marca paradójicamente llamada Fujifilm...