Hasta hace un par de años, era habitual que para fotografía en blanco y negro con película tradicional utilizase las películas de Ilford. Preferentemente las de grano tradicional, HP5 Plus con una sensibilidad ISO 400 y FP4 Plus con una sensibilidad ISO 125. Pero algunas cosas han cambiado desde entonces, porque mis gustos y preferencias se afinan y se modifican. Siempre que puedo uso la Fujifilm Neopan 100 Acros II a pesar de su precio para sensibilidades medias, tanto en formato 135 como 120; mientras que cada vez uso más la Kodak T-Max 400 para sensibilidades altas, especialmente en formato 135. Sin embargo, para formato 120, me he ido aficionando a usar la Ilford FP4 Plus expuesta a un índice de exposición IE de 400, con el revelado alargado en el tiempo o con el revelador más concentrado.
Mi afición a usar la FP4 Plus sobre la HP5 Plus a pesar de las bondades de esta última viene de los tiempos de los confinamientos duros por la pandemia de covid-19. En aquellos momentos me pilló con pocas reservas de HP5 Plus en formato 120 en la nevera, y bastantes de FP4 Plus. Y como yo seguí yendo a trabajar, para descansar mi mente del follón global, me llevaba alguna cámara en mis desplazamientos caminando. Y entonces empecé a usar la FP4 Plus a IE 400 cuando el tiempo anunciaba momentos de luz más escasa y luces más planas. Con la FP4 Plus en formato medio, al forzar su revelado obtenía un contraste más marcado, sin que el grano se mostrase más invasivo que con la HP5 Plus a su sensibilidad nominal. Y cuando tocaba digitalizarla, el ajuste de contraste del negativo digitalizado era menos intempestivo, y por lo tanto realzaba también menos el grano.
En esas circunstancias, lo único que hay que tener cuidado es que las sombras no se empasten, quedando negros sin detalle cuando el contraste de la escena es muy alto. Mido la luz como siempre para un negativo de ISO 400, pero evalúo la escena en contraste, y según mis apreciaciones, o lo que me dice el Sekonic L-408 Multimaster en modo de medición reflejada parcial (casi puntual, pero con un punto "gordo" en este fotómetro), reajusto los valores de exposición para evitar esas sombras sin detalle. Las altas luces se suelen salvar solas. En esta ocasión, quería hacer un poco del paisaje arquitectónico de la ciudad, y para eso viene bien un contraste marcado, para aumentar el grafismo de la imagen, por lo que la solución me parecía idónea. Además, para las escenas con cielo, coloqué un filtro rojo, para que el contraste local aumentase en esas zonas, diferenciando bien las nubes.
La fórmula de revelado que uso para este revelado a IE 400 de la Ilford FP4 Plus es con Kodak HC-110 en dilución C (1+19) con un tiempo de revelado de 8 minutos y 30 segundos a 21 ºC [equivalente a 70 ºF que proponen en el enlace indicado]. Como suelo hacer, mi ritmo de agitación del tambor es relativamente tranquilo; diez inversiones al principio del primer minuto de revelado, y cuatro inversiones al principio de cada uno de los siguientes minutos. No demasiado energéticas las inversiones. Lo digitalizo con la Panasonic Lumix G100. El resultado ha entrado dentro de lo buscado en catorce de los quince negativos que se obtienen con la Fujifilm GS645S Wide 60. Uno de ellos no tiene corregida la exposición adecuadamente y las sombras me han quedado bloqueadas. Feas.
Por lo tanto, puedo considerar que tengo en esta combinación de película, exposición y revelado una fórmula bastante adecuada a mis necesidades y apetencias. Tanto si la uso con la GS645S como si lo hago con la Hasselblad 500CM. Tengo dos filtros Heliopan, uno amarillo y otro rojo, que me sirven para mejorar los contrastes con el diámetro de filtro de 49 mm de la GS645S y otros objetivos, fundamentalmente Pentax. Pero estoy considerando adquirir uno naranja, que ofrece resultados más pronunciados que el amarillo en casos como el que presento hoy, sin comerse tantos pasos de exposición como el filtro rojo. En diámetro de 58 mm tengo uno, y va muy bien para situaciones como esta. En formato 135, más pequeño, sin embargo, y en la medida en que encuentro película Kodak T-Max 400 sin problemas habitualmente en un comercio local, prefiero esta última. Espero que os haya interesado el comentario.
La semana pasada os hablaba de cómo había funcionado la Olympus Trip 35, que se está convirtiendo poco a poco en una de mis cámaras favoritas, a pesar de su tremenda sencillez conceptual, cuando le pones un filtro de color amarillo para mejorar el contraste de las fotografías con película en blanco y negro. Y la cosa fue bien. Realmente bien. Quedé muy contento con los resultados y con el funcionamiento de la cámara y su fotómetro, que determina la exposición automática, aun poniéndole el filtro delante.
Cuando volví de Andalucía, y con todavía unos días de tiempo benigno en noviembre antes de que llegaran los fríos que hemos venido sufriendo los últimos días, aunque a un nivel muy inferior a los de otros lugares de la península, decidí seguir con las pruebas con los filtros y le puse a la cámara un filtro rojo; un Heliopan Rot 25, con una pérdida de luminosidad de unos tres pasos o valores de exposición. La marca Heliopan es una marca alemana, que utiliza vidrios Schott, una empresa perteneciente íntegramente a Zeiss, y que tiene una calidad bastante buena, aunque con unos precios en los filtros no tan elevados como otras marcas de prestigio. El filtro amarillo también fue un Heliopan Gelb 8.
Y a partir de ahora... mis malas decisiones en esta prueba. Porque ya adelanto que las fotos no quedaron tan bien como podían haber quedado por culpa de mi pereza y mis malas decisiones. Y es que a la cámara le puse un rollo de Ilford FP4 Plus expuesto a su sensibilidad nominal ISO 125. Si tenemos en cuenta los tres valores de exposición que se pierden con el filtro rojo, es como si estuviésemos usando la cámara con una película ISO 13, sin filtro alguno. ISO 13 es muy poquito, para una cámara que expone automáticamente, con sólo dos valores de velocidad de obturación 1/200 s y 1/40 s, y tendencia a conservar la velocidad más elevada posible para evitar trepidaciones. Es decir, que abre el diafragma lo que haga falta, hasta f2,8. Aplicando la regla "soleado f16", a pleno sol en horas centrales del día, las posibles exposiciones serían f8 - 1/40 s o f4 - 1/200 s. Casi con toda seguridad por este conservadurismo, f4 y una velocidad de obturación de 1/200 s.
A pleno sol tenemos estamos manejando una apertura que para le formato de 24 x 36 mm tiene una profundidad de campo bastante limitada. Pero es que estamos en noviembre. Y si te pones a hacer fotos a la caída de la tarde, o en situaciones con menos luz que a pleno sol, lo más probable es que estés fotografiando constantemente a f2,8. Con muy poquita profundidad de campo. Si estás enfocando por estimación, utilizando los pictogramas de ayuda de la cámara, y se te ha ido de la mente que todo este razonamiento que acabo de hacer es una realidad... la probabilidad de que la nitidez de las fotos se resienta por enfoque impreciso es muy alta. Y así ha sido. He tenido bastantes fotos con una nitidez baja.
La película la revelé en Kodak HC-110 dilución C (1+19), durante 5 minutos a 20 ºC, al mismo tiempo que un rollo de Fujifilm Neopan 100 Acros. Este revelado es menos intenso que el que venía haciendo para la película de Ilford, que era de 5 minutos y 15 segundos a 21 ºC con la misma dilución. Pero es que he revisado bastantes de los rollos y he llegado a la conclusión de que ese tiempo, a esa concentración y con esa temperatura me estaba produciendo negativos excesivamente contrastados y densos. Ciertamente, el resultado con esta temperatura un grado por debajo y con algunos segundos menos, me ha proporcionado unos negativos con una densidad más adecuada.
Enseñanzas a sacar... Mejor no usar el filtro rojo con la Olympus Trip 35, nos limitaremos al amarillo. Y mejor usar películas de sensibilidad más elevada o con índices de exposición más elevados, para no estresar las limitaciones del programa de exposición incorporado en la cámara. Está bien construida. Es una delicia usarla. Su óptica tipo Tessar es muy nítida. Pero es una cámara de entrada, con limitaciones. Y no nos podemos olvidar de ese hecho si queremos tener fotografías adecuadas.
Hace bien poco, la entrada anterior de este cuaderno de bitácora fotográfica, os presentaba los resultados de un rollo de película negativa en color expuesto con una Olympus Pen EE3. Y os comentaba algunas de sus características. Cámara de uso muy simple, con un programa de exposición que varía entre una amplia selección de valores de apertura y dos velocidades de obturación, asociado a un fotómetro de células de selenio que rodea el objetivo fijo de la cámara, un 28 mm f3,5, que es una focal estándar amplia para el formato subminiatura de 17 x 24 mm que ofrece la cámara. Es una cámara en la que el único parámetro que ajustas, si no usas un flash externo, es el índice de exposición en ASA (ISO en la actualidad), coincidente o no, según la voluntad del fotógrafo, con la sensibilidad nominal de la película. Así que de lo único que te tienes que preocupar es de elegir un motivo y encuadrar correctamente.
Pero como ya decía, obtienes un negativo que es ligeramente inferior a la mitad del fotograma estándar de 24 x 36 mm que habitualmente se obtiene con la mayor parte de las cámaras que usan carretes de película biperforada de 35 mm, o formato 135 de película. Y claro, la capacidad de ampliación y el detalle que podemos recoger en nuestra fotografía está en relación con el tamaño del negativo. Por ello, en 1967, Olympus decidió sacar al mercado la Olympus Trip 35, una cámara que reúne las características principales de su serie Olympus Pen EE, pero con un tamaño de negativo de 24 x 36 mm. Y como su nombre indica, siendo una cámara más grande que las Pen EE, pero bastante compacta, orientada a los viajes ("trip" en inglés) de los aficionados, o de los no aficionados a la fotografía, pero que buscaban una cierta calidad en sus fotos de recuerdo. Siempre me ha apetecido tener una, pero he esperado hasta encontrar una buena oferta, de una cámara revisada y comprobada en su funcionamiento, con los sellos de luz cambiados, y con la "piel" que la recubre también sustituida y como nueva, de un bonito color... "borgoña" le llaman... a mí me parece más bien marroncito.
Aparte del tamaño, ¿existe alguna diferencia esencial entre la Olympus Pen EE3 y la Olympus Trip 35? La Olympus Trip 35 comenzó a distribuirse en 1967, y es contemporánea de las últimas series de la Olympus Pen EE, hasta 1968, y de todas las series de la Pen EE2, desde 1968 hasta 1978, y de todas las series de la Pen EE3, desde 1973 hasta 1983. La Trip 35 dejó de comercializarse en 1984, momento a partir del cual se fabricaron otras Olympus Trip que no mantenían el mismo estilo que la Trip 35. Fue una cámara de mucho éxito. Todas estas cámaras comparten un mismo ángulo de visión, sea el 28 mm de las Pen o el 40 mm de la Trip 35, son similares. Son objetivos tipo Tessar, con cuatro elementos en tres grupos, y tienen muy buena nitidez. La Trip 35 se permite el lujo tener una apertura f2,8, que es dos tercios de paso más luminosa que las f3,5 de las Pen EE. Y junto al mayor tamaño del fotograma, hace que el enfoque sea más crítico. Por lo que la principal diferencia en el uso entre estas cámaras es que las Pen EE tienen el foco fijo, mientras que la Trip 35 "tiene" tres posiciones, retrato en primer plano, retrato medio, retrato de grupo y paisaje, representadas por iconos.
Pero mientras otros fabricantes que usan el sistema de los iconos no aclaran siempre cuáles son las distancias de enfoque de cada posición, Olympus, siempre detallistas, sí que lo hace. Porque si le das la vuelta a la cámara, verás que hay una escala de enfoque en pies y metros. Que se puede estimar la distancia de enfoque a ojo desde unos 90 cm hasta infinito, y que los iconos corresponden a los clics de fijación para las distancias de 1 metro, 1,5 metros, 3 metros e infinito. Más claro, agua. Ideal. Me encanta, porque realmente es útil para conseguir un buen enfoque, si estás acostumbrado a estimar la distancia de enfoque. Cosa que, después de años usando las Minox 35... se me da razonablemente bien.
Probé la cámara inicialmente con un rollo de Ilford FP4 Plus 125, revelado en Kodak HC-110 dilución C 1+19 durante 5' 15" a 21 ºC, mi fórmula habitual para esta película. Y los negativos resultantes fueron plenamente aprovechables con abundancia de detalle tanto en sombras como en las altas luces... pero con una clara sobreexposición, por lo densos que se ven los fotogramas, que yo estimé entre 2/3 y 1 paso. Por lo que volví a exponer otro rollo de la misma película, pero con un índice de exposición en la cámara de 200, aunque lo revelé exactamente igual que el anterior, como si el índice de exposición coincidiera con la sensibilidad nominal de la cámara. La llevé al foto paseo de AFZ Asociación de Fotógafos de Zaragoza, del que os hablé hace unos días. Los resultados fueron perfectos. Por lo tanto, ya sé que para una exposición correcta tengo que incrementar el índice de exposición un poco. Lo malo es que si usas película ISO 400... no tienes posiciones más allá de este índice de exposición para ajustar mejor la exposición. Como un poco de sobreexposición, salvo en diapositivas, no suele acarrear consecuencias especialmente importantes, tampoco le daremos más importancia.
Llegué a pensar en llevarme la cámara a mi reciente viaje a Italia, del que todavía no he hablado por estas páginas. Las ventajas de llevar esta cámara es que la focal de 40 mm me gusta más que el 35 mm de las Minox, y que no es dependiente de las pilas. En el momento de realizar el viaje, no disponía de pilas de repuesto para la Minox 35 GT-E, que lleva unos cuantos rollos con el juego actual. Y tenía planeado exponer unos siete rollos más durante el viaje. No es fácil encontrar las pilas adecuadas en los comercios de la ciudad. Las pido por internet. Las ventajas de la Minox es que es más pequeña, y sus posibilidades de intervención sobre la exposición son superiores. Finalmente, me arriesgué y me llevé la Minox. En general, estoy muy contento con la cámara que va a pasear conmigo con frecuencia. Planeo llevármela esta semana para usarla deambulando por Sevilla algún día. Y recientemente conseguí un adaptador de rosca para filtros que me permita usar los filtros de color para mejorar el contraste. El diámetro de rosca de las Pen EE y la Trip 35 es 43,5 mm, inhabitual para estos días. Pero tras buscar mucho encontré un adaptador de filtros de 49 mm a 43,5 mm que ya he empezado a probar, aunque no he podido revelar todavía el primer rollo usando filtro amarillo. Ya os contaré.
Lo que digo en el título de la entrada. Cuando hace unos años se anunció que se iban a dejar de fabricar las Holga, decidí comprar un par de ellas, antes de que los precios se pusieran por las nubes para unos chismes de plástico con una calidad global penosa, pero potencialmente útiles como herramientas creativas fotográficas. Así que me hice con una Holga 120N, que presenta algunas "mejoras" sobre el modelo original, para película de tipo 120 y formato de negativos 6x6, pero que básicamente comparte el "carácter" del mismo, y con una Holga 120WPC, una estenopeica panorámica que permite obtener negativos en formatos 6x9 y 6x12. Cuando hablo de que no se me dan bien estas cámaras hongkonesas me refiero a la 120N. Con la estenopeica he hecho alguna cosa curiosa. Pero intentaré explicarme un poco mejor en los siguientes párrafos.
Para empezar, aquella noticia, de finales de 2015 de que se acabaron las Holga, se debió a que Tokina decidió cesar la fabricación para terceros de este tipo de cámaras en su fábrica china. Pero para mediados de julio de 2017, se habían recuperado los moldes de las cámaras y accesorios y transferido la fabricación a otras fábricas. Sabemos que ya no se fabrica es la versión original de la cámara, la Holga 120S. Pero siguen fabricándose una variedad de modelos en torno al mismo concepto. Incluso con versiones para película de 35 mm y de tipo 110 para un formato subminiatura. Y luego está la circunstancia personal de que nunca he sabido sacarle partido a la cámara el adecuado partido. Nunca he sabido extraer su potencial creativo, asociado no a su calidad, sino a su carencia de calidad intrínseca. La baja nitidez de sus lentes de plástico, la escasa capacidad de intervención sobre los parámetros de exposición, el extremo viñeteo mecánico que presentan en ocasiones los fotogramas, el riesgo constante de que entren filtraciones de luz,... o simplemente de que se "desmonte" por su precario sistema de fijación la tapa trasera que protege la película. En fin... cosas.
Como ya he comentado varias veces, este verano, como excusa para desempolvar y dar vida a algunas de las cámaras y ópticas que tengo en la estantería, participo en la #CrappyCommieCameraParty, actividad impulsada en twitter por @ShittyChallenge. Como digo, una excusa como otra cualquiera, que eventualmente también me ha permitido entrar en contacto con un par de aficionados a la fotografía con película tradicional, cuyo ámbito de práctica de la fotografía es más amplio y con los que he podido intercambiar experiencias o impresiones. Ya doy por buena la participación en este rollete, que por lo demás es intrascendente. El caso es que la Holga, siendo una cámara fabricada en China, califica como cámara cutre de país comunista que sería la traducción para "crappy commie camera". Aunque dentro del concepto un país dos sistemas, Hong Kong formaría parte de la China "capitalista".
En estas estábamos cuando decidí salir a pasear una tarde con la Holga 120N y un rollo de Ilford FP4 Plus 125. Dado que la velocidad de obturación de la cámara se supone que es de alrededor de 1/100 segundo y que las dos posiciones de la apertura se suponen alrededor de f11 y f16, para una tarde soleada de verano, una película con una sensibilidad nominal ISO 125 está bien. Nunca se sabe exactamente cuales son las aperturas reales de las Holga. Se cuenta de que antes de 2009, las dos posiciones de la apertura correspondían a f8 y f11. Pero que por un defecto de fabricación, no había diferencias entre ambas posiciones, y la apertura efectiva sería f13. La mía es posterior y sí que observo diferencias entre ambas posiciones. Como en el frontal del objetivo se indica una apertura máxima f8, leo por ahí que debo asumir que las dos posiciones de la apertura de mi cámara correspondería a f10 y f13. Pero también hay quien afirma que en realidad, aunque se anuncian esos f8 y f11, las reales sería f13 y f19. No he conseguido aclararme. Una de las cosas que pretendía en este paseo es que, tomando notas de la medición que me proponía el Gossen Digisix en la mano, y de la posición a la que ajustaba la apertura de la cámara, hacer una estimación informada de la realidad de mi cámara. Pero no ha podido ser.
Y no ha podido ser porque no me acordaba de que la última vez que usé la cámara lo hice en la posición B del obturador. Es decir, cuando este permanece abierto todo el tiempo que está pulsado, sin que se cierre por un mecanismo de relojería, mecánico o electrónico, en las cámaras más "sofisticadas", o por el muelle de alambra que llevan las Holgas, y que proporciona la tensión para el retorno del obturador a su posición cerrada de forma automática tras aproximadamente 1/100 segundo de apertura. Por lo tanto, todas las fotos del rollo están hechas a un tiempo de obturación excesivo, que provocó que los negativos estuvieran muy sobreexpuestos y además algo o mucho trepidados. Esto se nota más o menos, según el negativo, con la consiguiente pérdida de nitidez. Que hay que sumar a la escasa nitidez del menisco de plástico que conforma el objetivo.
Planifiqué un revelado en Kodak HC-110 en dilución 1+119, desatendido durante una hora, con muy escasa agitación, cinco inversiones del tambor al principio, y tres suaves inversiones a la media hora. Esto produce un revelado compensador, que pensé que me vendría bien para controlar un poco el contraste de los negativos, por el agotamiento del revelador en las zonas mas densas del negativo. Lo cierto es que con la cantidad de sobreexposición que tenían... el revelador se habrá agotado pronto, pero aun así los negativo se veían prácticamente negros, de modo que no tenía ni idea de si podría extraer algo de ellos. En un laboratorio fotoquímico tradicional hubiera sido una pesadilla. Pero digitalizándolos bajo el objetivo de mi Panasonic Lumix G9,... pues algo se ha podido sacar con cierta dignidad. Pero vamos,... considerándolo todo en su conjunto, y aunque algunos y algunas me han comunicado que les han gustado algunas fotos del rollo... pues un desastre, continuando mi tradición de no atinar con esta cámara. Volveré a ello. Prometido.
La fotografía panorámica, es decir, aquella en la que su lado horizontal es considerablemente más largo que el vertical, tiene su encanto. Ya desde que el cine cambió sus proporciones del estándar de la academia (1,375:1) a los panorámicos que se han estabilizado en torno al 2,39:1, aunque los hay muy diverso, o desde que los televisores cambiaron sus proporciones de pantalla del 4:3 al 16:9, y ya se propone el 21:9 (aproximación al real que sería 64:27), la visión de la imagen en amplios panoramas a resultado muy atractiva. En fotografía ha habido varias propuestas para estos formatos.
Es habitual que las cámaras digitales, especialmente los sistemas sin espejo, ofrezcan el formato 16:9, que sería un mínimo. Y que es tan habitual que ya pocos lo consideran un formato panorámico. El formato 2:1 también se ha dado. Especialmente en respaldos para cámaras de gran formato que usaban película de medio formato, para una imagen de aproximadamente 12 x 6 cm. En realidad más bien 11,2 x 5,6 cm o así. Los Lomography ofrecen un zarriete de plástico con este formato. Muy célebres fueron dos panorámicas extremas. Jugando en las grandes ligas, la familia de la Fujifilm GX617, con negativos de casi 6 x 17 cm, con un ratio de 2,83:1 aproximadamente. Y muy popular, hasta el punto de que tiene unos precios de segunda mano absolutamente idos de madre, las Hasselblad X-Pan y sucesoras, fabricada por Fujifilm, que también las fabricaba con su propia marca como Fujifilm TX-1 y TX-2, con un negativo de 24 x 65 mm, y un ratio de imagen 2,7:1.
Sinceramente, a mí estos ratios de imagen cercanos al 3:1 me parecen excesivamente extremos, y siempre me han apetecido más los que oscilan entre el 2:1 y el 2,5:1. Por ejemplo, cuando hago panorámicas con cámaras digitales y luego las llevo a mis libros de fotografía, las suelo ajustar a una proporción 2,38:1, que se ajusta muy bien a las páginas dobles de los libros que encargo en Blurb. En cualquier caso, de vez en cuando me he planteado el disponer de una forma de hacer panoramas sobre película fotográfica, que no sea recortando en exceso la superficie de película disponible. He probado en alguna ocasión con adaptadores de película a 35 mm hechos con impresoras 3D, pero aunque he obtenido cosas curiosas, la falta de imprecisión en el encuadre... y que según con qué formatos no fuese realmente panorámico... pues me dejaban algo insatisfecho.
Recientemente comprobé que alguien en Italia vendía un combo con el adaptador para el carrete, el eje receptor adaptado para la película de 35 mm, y una máscara para el visor que permitía un encuadre preciso, para el sistema Hasselblad V. La imagen resultante ocupa todo el ancho de la película, incluido donde se encuentran las perforaciones, pero con la máscara, sabes lo que ha salido en el espacio entre ellas, con unas dimensiones de 24 x 56 mm, con unas proporciones 2,33:1 que entran dentro de lo que son mis preferidas. Así que lo encargué, y lo recibí recientemente.
Va bien. Aprovechar del todo la longitud de la película de 35 mm implica tomar ciertos riesgos. Primero, no pasar toda la película hasta que se frene en el fotograma 1 del respaldo, porque pierdes mucha longitud de película. Pero hay que imaginarse cuánto hay que pasar para que no empieces a fotografiar en la zona velada del principio del rollo. Segundo, cuando llegas al fotograma 12, ya no te deja disparar más. Si el rollo es de 24 exposiciones, probablemente pierdes poco. Pero si es de 36 exposiciones, pierdes película como para 5 o 6 fotogramas más. Por lo que tienes que llevar una bolsa oscura, estanca a la luz, introducir en ella la cámara, extraer unos milímetros el respaldo, lo que libera el bloqueo al disparo, y volver a cerrar. Y seguir fotografiando exactamente en el mismo punto. Pero claro, hay que asegurarse de que no entra nada de luz... para evitar veladuras.
Lo he probado con un rollo de Ilford FP4 Plus revelado en Kodak HC-110 1+19, 5 minutos y 15 segundos a 21 ºC, y ha quedado bien... quizá un poco sobreexpuesto, porque decidí usar el fotómetro del visor PM 51, que es más cómodo que el visor de capuchón para encuadrar en horizontal. Hay que considerar que por la forma en que corre la película por el respaldo de la Hasselblad, la cámara es cómoda para fotografías verticales. Y bastante incómoda para las horizontales. Recomiendo un trípode, o bien una empuñadura con disparador incorporado, lo que significa gasto. Pero si no os arriesgáis, como me ha pasado a mí, a que algunas tomas están trepidadas o con el horizonte inclinado, por lo que luego se pierde imagen al recortar más para enderezar la imagen. Pero en general queda bien. Y se pueden obtener imágenes interesantes. También en vertical.