Yo los propósitos de cambio no los hago el día 1 de enero del año correspondiente. A propósito de que estamos en esas fechas cuando todo el mundo hace... eso... propósitos. Durante el 2021 me hice un propósito, cuyo logro me ha costado esfuerzo y constancia, pero que llegado diciembre iba muy bien. Así que decidí premiarme. Un premio en consonancia con ese esfuerzo. E inspirado por una cámara que tengo y uso desde mi viaje a Nueva York en 2013. Próximamente volveré a la cuestión con la excusa de un rollo de Kodak Ektar 100 que hice con ella en diciembre.
Este "premio" autootorgado del que hablo... es una cámara fotográfica. Distinta de lo que tengo hasta el momento. Y ha venido facilitado por los cambios en las listas precios de cámaras fotográficas en los últimos años. Veamos como lo explico...
La fotografía digital... es muy práctica y conveniente. Pero puede ser un poco aburrida. Es la que más practico en los viajes. Donde no es aburrida. Y no es aburrida porque, para mí, viajar no es nada aburrido. Pero en lo cotidiano, me resulta más desafiante el uso de cámaras para película tradicional. La película tradicional es mucho menos conveniente que la captura digital. Tarda más. Tienes que gastar en consumibles. Los resultados son "menos perfectos", suponiendo que esto signifique realmente "algo". Pero precisamente por sus limitaciones, me resulta mucho más estimulante y me ayuda a mejorar más. No soy profesional, y por lo tanto no tengo obligación a obtener un rendimiento. Lo hago por mi satisfacción. Y mi satisfacción está asociada al esfuerzo personal. Conseguir un foto decente despues de tirar 300 fotos en una tarde en lo que yo llamo "el éxito por aplastamiento estadístico",... no me resulta estimulante. Y es algo, que se reconozca o no, se hace.
En película tradicional, hay un ámbito que me obliga a esforzarme mucho más para conseguir buenos resultados. "Buenos resultados" a mi nivel. Nunca seré un artista; pero puedo aspirar a ser un razonable artesano. Y ese ámbito de esfuerzo persona es uso cámaras de formato medio. Conseguir buenas fotografías con calidad intrínseca, nítidas, bien enfocadas, sin trepidación, y además con una composición razonablemente buena, con un fotograma de 56 x 56 mm es más difícil, exige más esfuerzo, atención y dedicación, que con el fotograma tradicional de 24 x 36 mm. O con un negativo de 56 x 42 mm que es el de la Fujifilm GS645S Wide60 a la que me refería antes. Pero yo opino que se aprende más y quedo más satisfecho tirando por la vía complicada. Es como soy.
Las cámaras digitales son demasiado competentes. Con mis cámaras de formato micro cuatro tercios, que perdonan más los errores que otras de formato mayor, es relativamente sencillo conseguir fotografías nítidas y utilizables, especialmente en mis viajes, donde las uso. Otra cosa es que las fotos sean buenas a nivel conceptual, estético, de contenido. Pero eso no tiene nada que ver con la cámara. Tiene que ver con el cerebro del fotógrafo. Y no es de lo que hablamos hoy aquí. Con un formato pequeño, de 17,3 x 13 mm, es más fácil enfocar bien, es más fácil que la foto no esté trepidada o no se note la trepidación, y más con los medios de estabilización de la imagen de hoy en día. Por eso y por el ligero tamaño y peso de las cámaras y los objetivos, son ideales para viajar. Nadie conseguirá hacerme cambiar de idea en eso. Dan un excelente rendimiento, permitiendo ampliaciones de tamaño Din-A2 sin problemas. ¿Quién diablos quiere más complicación de cámara si no es profesional?
Al igual que con la película, si uno quiere tener desafíos, tiene que pensar a lo grande... Pero pensar a lo grande en digital es... considerablemente más caro que con la película tradicional. Hasta que Pentax y Hasselblad empezaron a sacar cámaras con un sensor de 44 x 33 mm por precios entre los 9000 y los 12000 euros, los precios del formato medio digital se movían en las varias decenas de miles de euros. Y hablo sólo del cuerpo. Los objetivos cuestan también algunos miles de euros, incluso en sus focales sencillas más habituales. Recuerdo que en 2014, en París, en el bulevar Beaumarchais, donde se agrupaban tradicionalmente los comercios de fotografía, una solución económica para el medio formato digital era adquirir un respaldo digital para las Hasselblad V, como mi 500CM, por 12000 euros. Todo muy caro, si no eres un profesional que esperas un retorno sobre la inversión. Pero la suma de otros actores en este panorama, especialmente Fujifilm, ha ido modificando el paisaje. Y los precios se han ido ajustando. Y de repente es posible conseguir una cámara, un objetivo y un flash pequeño, para rellenos, por el precio de una reflex digital de 24 x 36 mm. Porque los precios de los formatos más pequeños y asequibles han ido al alza en los últimos tiempos. Los fabricantes están abandonando las gamas básicas de sus ofertas, y se están centrando en las cámara para profesionales y aficionados avanzados, que dejan más margen. Si repasamos las gamas de cámaras de objetivos intercambiables sin espejo réflex, no encontramos en la práctica tan apenas cámaras en los 600 euros como sucede con las cámaras digitales réflex, que sí tienen esta gama de cámaras, pero que hace mucho que no se renuevan.
La cámara que he adquirido es equivalente a lo que en los concesionarios de coches llaman "coches de km. 0". No ha salido de la tienda, pero su envase ha sido abierto y ha sido utilizada por un vendedor para demostrar su funcionamiento. Tiene algunas actuaciones de obturador en su haber... pero poca cosa; 420 en mi ejemplar. Y su llegada al comercio es sólo de unos meses antes de la compra. Por lo tanto, no se puede considerar nueva, pero en la práctica es a estrenar. Y ha perdido valor. Y así es como conseguí mi Fujifilm GFX 50R, con sensor de 44 x 33 mm, aproximadamente. Venía con un firmware 2.2, cuando en septiembre de 2021 salió el 2.3, por lo tanto es anterior a esa fecha, pero por lo demás como nueva, con sus garantías y sus todos. Es un kit, y viene acompañada con un objetivo estándar, un Fujinon GF 50 mm f3,5 R LM WR, y un pequeño flash EF-X20, de número guía 20 como se puede suponer, que es una potencia modesta, pero superior apreciablemente a la de los flashes integrados que habitualmente llevan las cámaras que los incorporan, o de los minúsculos flashes que vienen como complemento de sistemas de formatos más pequeños. La mayor parte de los equipos de formato digital de formato 24 x 36 mm sin espejo que han salido en el mercado en los últimos tiempos, con objetivo incluido, salen más caros que lo que me ha costado a mí. Y no digo con ello que sea barata. Pero es que los equipos fotográficos de cierto nivel... no salen baratos.
La cámara la encargué antes de Navidad a un comercio austriaco y me anunciaron como fecha probable de llegada el 11 de enero. Pues bien, el 27 de diciembre llamaron a mi puerta con ella. Así que he tenido unos cuantos días para ir probándola. Como he dicho, la captura se realiza con un sensor de 44 x 33 mm de tamaño, lo que es 1,7 veces más grande que el 24 x 36 mm, 3,7 veces más grande que los APS-C, y 6,5 veces más grande que los micro cuatro tercios. Grosso modo. Pero es más pequeño que los sensores de lo que algunos consideran el "formato medio real", que con 54 x 41 mm de tamaño en cámaras Phase One y Hasselblad, carísimas, son 1,5 veces más grande que ese formato medio asequible. Cuando digo carísimas es multiplicar el precio del cuerpo de mi Fujifilm GF 50R cuando la venden como totalmente nueva por 10. Eso sí... los de Fujifilm no se cortan un pelo... y al formato 44 x 33 mm lo llaman "gran formato" (large format). Con un par.
Por supuesto... cuanto más grande es el tamaño del sensor de imagen, más difícil es conseguir un fotografía de calidad técnica intrínseca. Más delicado es el enfoque preciso, más fácil es que trepide, más pesado es el equipo, mejores y más grandotes tienen que ser los objetivos, el desafío se multiplica con el tamaño. Y encima tienes que plantearte hacer fotos que justifiquen haberte metido en este embolado. Pero bueno... tiempo al tiempo. Para empezar, el objetivo acompañante, ese 50 mm que tiene un ángulo de visión similar a los 40 mm del 24 x 36 mm, focal que me encanta, es realmente nítido. Nuevamente, una focal que me agrada y me convence por experiencias previas, como el Fujinon 60 mm de la Fujifilm GS645S Wide60 o el Summicron 40 mm de la Leica CL.
El objetivo es muy nítido. En algún sitio he oído que decía que era un pancake del formato medio. Pero supongo que sería un humorismo. Porque aunque mucho más pequeño que otros objetivos del sistema, no es pequeño en términos absolutos. De todas formas, el conjunto es llevadero. No es más oneroso que una réflex del llamado full frame con un zoom estándar, tipo 24-70 mm f4, colocado. Es menos.
Siendo la GFX 50R la cámara más básica del sistema GFX de Fujifilm, tiene la forma rectángular de las telemétricas, aunque no lo es, que algún listo ha confundido la analogía con la realidad en alguna "review", y carece de estabilización de imagen incorporada en el cuerpo. Algunos objetivos del sistema la llevan incorporada ellos, pero no el "pequeño" 50 mm. Es una cámara que está atrayendo a fotógrafos de paisaje, que no necesitan la estabilización, porque usan trípode, pero también a ciertos fotógrafos documentalistas. Estos tampoco necesitan la estabilización, porque muchas veces tienen que fijar al sujeto, y no a la cámara. Y para ello hay que subir la velocidad de obturación necesariamente. Con el tiempo he aprendido a relativizar la importancia de esta prestación, la estabilización de imagen, en mis viajes. Y lo que sí que tiene, si la vas a sacar a la intemperie, es que tanto la cámara o como el objetivo son resistentes a las inclemencias del tiempo atmosférico y la intemperie. Muy resistentes. Muy bien.
Todavía me queda mucho para terminar de familiarizarme con el sistema. Tengo que ir encontrando las opciones de personalización del funcionamiento que me acomoden. Porque algunas de las opciones por defecto de la cámara no me gustan nada. Por ejemplo, la rueda que controla la sensibilidad ISO están en un lugar y tiene un tacto, que es facilísimo moverlo sin querer. Y no es cuestión. Las cámaras de Fujifilm tienen buena ergonomía, pero siempre tienen alguna tontada inexplicable para unas máquinas tan pensadas y cuidadas. En algún momento del día, los ingenieros japoneses deben tener una hora tonta al día... y todas las cámaras de la marca vienen con una tontada u otra como consecuencia. Es lo que me dicta mi experiencia con la marca [Nota al pie]. De momento nada más, que ya me he enrollado mucho. Os dejo puestas algunas fotos de la cámara y de las que he hecho estos días para irme familiarizando... y hasta la próxima.
[Nota al pie] Con esto de que muchos fotógrafos, profesionales o aficionados, configuran tribus basadas en sus marcas preferidas, pululan por ahí los "fujistas" y "X-photographers". Yo no me considero "fujista". Incluso si tengo, por orden de adquisición, una compacta muy simpática, la Fujifilm Finepix F10 de 6,3 megapíxeles, la GS645S para película de formato medio, la Fujifilm Finepix XF10 que os recordaba recientemente, y la Fujifilm Instax SQ6 para película instantánea tipo Instax Square. Cosas mías... me cuesta identificarme con las tribus. Más cuando uno de esos "fujistas", cuando me planteé acudir a una de sus quedadas con la GS645S, me dijo que a lo mejor no era mi sitio... al parecer entendía por "fujista" a quien llevase una cámara digital de la serie X con sensor APS-C. Qué melonada, ¿verdad?
Tradicionalmente me he considerado aficionado a fotografiar con luz ambiente. Con la luz natural en exteriores, o con la luz artificial disponible en interiores o en las ciudades de noche. Era mi preferencia, decía. Aunque desde hace unos años me venía picando la curiosidad las cosas que hacen algunos fotógrafos con uno o dos flashes. Para acabar de enredarla, hace un par de meses leí una afirmación de estas que te pican: "Aquellos que alaban la naturaleza de la luz ambiente frente a la luz de los flashes, y se niegan a usarlos, es que no saben utilizarlos". Algo de eso hay. Aparte del puntito de vagancia a la hora de acarrear un trasto (o varios) más en la bolsa.
Después ha venido otra inquietud. La de iniciarme con interés en la naturaleza muerta o bodegón. Y darte cuenta que no puedes depender siempre de tener una ventana estratégicamente situada. Que a veces hay que complementar con otra fuente de luz, o directamente crear tú la iluminación que te interesa. Nos decía Alfred Stieglitz que la principal fuente de aprendizaje del fotógrafo es observar. Y de la observación se deduce fácilmente que muchos de las más interesantes o bellas naturalezas muertas fotográficas resultan de un control muy cuidadoso de la luz.
Ya comenté hace unas semanas que estaba probando un flash para Olympus que definitivamente voy a adquirir, el FL-600R. Tiene un tamaño relativamente compacto, que tiene la ventaja de que no da tanta pereza acarrearlo, y el inconveniente de que no puede ser tan potente como los buques insignias de otras marcas. Admite una multiplicidad de modos: TTL (medición through the lens, a través del objetivo), A(utomático), M(anual), A SL(ave, esclavo), M SL y RC (remote control, control remoto). Todo tipo de formas de compensar la exposición, y se puede controlar cómodamente desde la cámara compatible en modo RC; incluso si se maneja en exposición manual, en mi caso la Olympus OM-D E-M5. Lo cual te evita toquitear en los botones y en la pantalla trasera del aparato, que no está mal, pero es mejorable. Cabezal totalmente orientable, y una luz LED continua que en un momento dado puede venir bien como luz de modelado. Permite mediante un modo estroboscópico sincronizar a todas las velocidades de obturación, a costa de perder potencia. Pero viene bien para usar como flash de relleno, ya que se puede usar con los objetivos con el diafragma bastante abierto. Para poderlo usar como esclavo sin cables, hay que disponer del pequeño flash que viene como accesorio con la cámara y que hay que instalar en la zapata de accesorios.
Tengo también un flash para Canon EOS, un Speedlite 420EX. Algo más potente que el anterior, no mucho, y también más grande, pero con un grave inconveniente. Sólo se puede usar en modo TTL, montado sobre la cámara o como esclavo, eso sí. También tiene modo estroboscópico para sincronizar a todas las velocidades de obturación, y también se puede controlar desde la cámara aunque no con todas las posibilidades que admiten los modelos más modernos. Para usarlo como esclavo sin cables, ya que la EOS 5D Mk II no tiene flash incorporado, hay que tener un flash compatible instalado sobre la zapata de accesorios. En mi caso, el pequeño Speedlite 90EX que me vendieron de segunda mano hace unos meses.
En ambos sistemas, se puede configurar para que el pequeño flash accesorio dispare el principal, pero sin que su luz intervenga en la exposición de la escena. Así que son dos sistemas muy similares, aunque el de Olympus es muchísimo más versátil por la variedad de modos de la que dispone.
De los tiempos de la cámara Pentax, tengo un flash Metz, un poquito menos potente que los anteriores, y que sólo admite los modos M y A. Ya veremos si con el tiempo lo puedo integrar en el ajo o no. Tengo una célula accesoria para que pueda ser disparado a distancia, por el destello de otro flash. Pero es mucho más simple que los anteriores.
Recientemente he adquirido un kit para iluminación que consta de un trípode para el flash, con un cabezal que permite poner el flash y un paraguas difusor o reflector, y un paraguas blanco difusor. También un conjunto de reflectores de luz 5 en 1 (blanco, translúcido, dorado, negro y plateado). Según la página de Strobist (también en español), muy respetada por quienes se inician en estos menesteres, este es el equipo mínimo para iniciarse. También se me ha recomendado que en lugar de paraguas utilice una ventana difusora, y por la mínima experiencia de este fin de semana empiezo a entender algunos porqués, pero el coste del kit con el paraguas incluido frente a los elementos comprados por separado, sin paraguas era un euro más caro. Aparte el coste de la ventana. Iremos aprendiendo con esto y luego ya iremos ampliando.
Puestos ya con todo este material, y con un juego de baterías AA de Ni-Mh cargadas, este fin de semana me he puesto a familiarizarme con el material. Nada de crear "arte" todavía. Eso no es posible si no estás perfectamente cómodo con la técnica. Es difícil tener la cabeza en dos sitios a la vez, se diga lo que se diga. Empecé el sábado con el material Canon. Como el Cosina AF 100/3,5 MC Macro intentó suicidarse y sufrió ciertos daños, decidí usar el Canon EF 70-210/3,5-4,5 USM junto con el juego de tubos de extensión de Kenko, en caso de que necesitase una distancia de enfoque más favorable. Como en los diafragmas a usar, entre f/8 y f/16, este objetivo va bastante bien, no necesitaba nada más sofisticado. Veamos la instalación.
En las recomendaciones semanales de ayer, ya se podían ver algunos ejemplos de las fotos realizadas. Todas ellas a base de bodegones muy sencillos con frutas frescas, de lo que tenía en la nevera. De paso que hacía fotos, merendaba.
Lo cierto es que no me costó casi nada familiarizarme con el funcionamiento del sistema, y el sistema E-TTL de Canon disparado a distancia funcionó de forma muy consistente. Como no tengo flashímetro, hice un par de tomas de prueba, determiné la corrección que tenía que introducir en el flash, y a funcionar. Como veremos en la siguiente prueba, el uso del reflector dorado, dotaba a las imágenes de un tono algo más cálido, que me resultaba agradable. Aunque en las frutas resultaba más natural.
Ya el domingo por la tarde, decidí a poner en serio a leerme el manual de instrucciones del FL-600R de Olympus. Porque por muy intuitivo que me pareciera el aparato en las semanas anteriores, había algunas cosas que no me estaban quedando bien. Tras comprobar todas las posibilidades, acabé probando el aparato en modo TTL y en modo manual. La instalación, más sencilla que el día anterior. El modelo otra de mis cámaras antiguas. De fondo, el partido de rugby del Seis Naciones entre Irlanda e Inglaterra, en el que la Pérfida Albión mordió el polvo.
Nuevamente, ambos modos mostraron su consistencia. Teniendo en cuenta que el fondo, y la mayor parte del fotograma, está dominada por el gris neutro de una carta Kodak, al medir la intensidad del tono y su descomposición en los tres colores primarios en Lightroom, pude medir la consistencia de la exposición.
Decir que en la parte central de la fotografía, si los valores medios teóricos tenían que ser R (rojo) 50% G (verde) 50% B (azul) 50%, lo obtenido fue aproximadamente R 46,9% G 46,4% B 46,0%. O sea casi en la diana. La exposición casi perfecta, aunque probablemente la fotografía se beneficiaría de una corrección de +1, para luego resituar los valores en Lightroom. Es decir, se podía "derechear" el histograma. Había margen para ello. Aunque no la muestro aquí, con el flash en manual, con un diafragma f/16 e ISO 200, la óptima para la OM-D E-M5, con 1/16 de potencia obtuve esa exposición que luego me podría dar el mejor resultado tras revelar el archivo RAW.
Terminé jugando con un pequeño pero eficaz difusor Walimex que compré para usar de forma portátil, sujetándolo en este caso con la mano desde el lateral, y reflejándolo contra el reflector. También con buen resultado.
En fin. Como ya he dicho, un par de tardes para familiarizarme con el material, para que poco a poco sea más instintivo su uso. Con el tiempo, espero que vengan los resultados.
Una semana casi sin salir de casa por culpa de la gripe y sus complicaciones. Y yo con el flash para la Olympus a medio probar. No es que no haya trasteado por casa... pero quería salir al aire libre. Al final, este viernes, aprovechando que por la tarde hacía una temperatura muy templada en Zaragoza, he salido a pasear por el Parque Grande, con la cámara, un par de objetivos y el flash.
La idea era utilizar el flash para dar alguna nota de luz que mejorase la que ofrecía una tarde un poco demasiado gris y sin contrastes para la fotografía. Pero no me he sentido ni muy hábil, ni muy inspirado. Además de cansado, después de buena parte de la semana en reposo... ¡Qué paradoja! ¿No es así?
Bueno os dejo algunas fotografías con un poco de color... Pero tengo que entrenarme más y despejar mi cabeza,...
En primer lugar, he tomado la decisión de que durante el año 2015 voy a mejorar mis conocimientos y mi utilización de elementos de iluminación artificial para algunas de mis fotos. No tengo intención de hacer grandes dispendios, pero alguna compra sí que habré de hacer. Esto implica el disponer de alguna unidad de flash externo que permita la gestión manual de su potencia.
En segundo lugar, en alguno de los viajes del año pasado, especialmente en el de Japón, eché de menos disponer de una unidad de flash externo para el sistema OLYMPUS/PANASONIC; con el fin de resolver algunas situaciones en las que una luz de relleno competente vendría de perlas. En este caso, no descarto la utilización del sistema TTL por comodidad e inmediatez, siempre que este sea competente.
En tercer lugar, me ofrecieron hace unas semanas una unidad de flash externo OLYMPUS FL-600R de segunda mano, que se ajusta a todo lo anterior.
Así que en estos momentos la tengo en casa, y he comenzado a probarla. Comentaré un poco mis primeras impresiones.
El OLYMPUS FL-600R es en la actualidad la unidad de flash externo de gama alta para los sistemas micro cuatro tercios que lideran entre OLYMPUS y PANASONIC. También es válido para las cámaras LEICA desarrolladas conjuntamente con PANASONIC; no para otros sistemas de cámaras LEICA como las telemétricas de la serie M, las réflex de formato medio de la serie S, las compactas de la gama X o la cámara de sistema sin espejo de la serie T. Vaya incoherencia la de la marca alemana, el usar dos sistemas no compatibles entre sí.
En la imagen, la E-M5 con su pequeño flash accesorio montado y el FL-600R montado fuera de la cámara. El pequeño flash accesorio sirve para provocar el destello del grande en modo RC.
Puede utilizarse en modos M (Manual), A (Automático a la antigua usanza), TTL (automático al uso actual) y RC (por control remoto sin cables). En modo manual se puede usar, especialmente cuando no va montado en la zapata de la cámara, con cualquier sistema de cámaras. En modo A, lo mismo. Este modo está asociado a un sensor que lleva la propia unidad de flash, y exige que tu introduzcas en la cámara la apertura de diafragma adecuada al programa elegido. Es un sistema anterior al TTL, que no funciona mal. Los modos TTL y RC son los que habitualmente usan los modernos adeptos a los sistemas automáticos; el TTL sería compatible tanto con mi OLYMPUS OM-D E-M5 como con la LEICA D-LUX (Typ 109). El RC, sólo con la primera.
Aquí vemos al FL-600R montado sobre la zapata de la D-LUX.
En cuanto a la potencia del flash, OLYMPUS declara un número guía de 36 a ISO 100, o 50 a ISO 200, que es la sensibilidad de base ambas cámaras. No lo detalla, pero supongo que es cuando el reflector de la cabeza del flash está en la posición teleobjetivo, para cubrir una focal de 42 mm en el sistema micro cuatro tercios (85 mm para sensores o negativos de 24 x 26 mm). No está mal, pero no es tan potente como los flashes de gama alta de CANON o NIKON. A cambio, tiene un tamaño más contenido. No me atrevería a llamarlo compacto, pero por poner una comparación, es más pequeño para una potencia similar que el CANON SPEEDLITE 420EX que uso para mis cámaras réflex CANON EOS. E incomparablemente más versátil en las posibilidades de control de la luz emitida.
Comparación de tamaños entre el 420EX y el FL-600R. El de CANON declara un número guía de 42 a 100 ISO, pero con el reflector a 105 mm de focal. Podemos concluir que son dos aparatos de potencia similiar. Sin embargo, el 420 EX es más grandote y exige ser controlado desde la cámara, por lo que su uso fuera del sistema CANON EOS no es práctico. E incluso con las cámara más modernas de este sistema tiene opciones que no son accesibles. Una pena.
He de decir qué a pesar de su tamaño contenido, el pequeño tamaño de las cámaras de las que estamos hablando hace que el equilibrio de masas al montarlo en la zapata de la cámara quede un poco precario, especialmente para las tomas en vertical. Parece que está más pensado para ser usado fuera de la cámara que sobre ella. Por otra parte, probablemente usarlo fuera de la cámara sea la opción más inteligente. Lamentablemente, de nuevo, la LEICA/PANASONIC no es compatible con el sistema RC. Aunque se podría preparar para usarla en modo manual de alguna forma, claro. Pero eso también con las CANON, las PENTAX, las HASSELBLAD, o las LEICA M. Ya digo que admite estos modos manuales o el modo A, lo cual aumenta su polivalencia.
De momento, las pruebas que he hecho en casa son limitadas, con el flash accesorio de la E-M5 controlando a distancia el FL-600R en RC. Y la verdad es que son prometedoras. Es muy probable que acabe formalizando su adquisición.
Iluminación lateral, sin ningún dispositivo reflector de relleno en el lado opuesto. El flash accesorio de la cámara participa también en la exposición, con un ligero relleno frontal.
Iluminación frontal. El flash accesorio de la cámara con una corrección de la exposición de -3 pasos (subexposición), por lo que apenas participa en la exposición.
La iluminación principal viene desde detrás y la derecha, con un ligero relleno frontal del flash accesorio de la cámara. Una cartulina blanca rellena el lateral izquierdo del bote.
Las anteriores fotografías estaban realizadas con el objetivo PANASONIC LEICA DG MACRO-ELMARIT 45/2,8 ASPH OIS. Para esta última, en el que se incluye en el encuadre la unidad de flash utilicé el PANASONIC LEICA DG SUMMILUX 15/1,7 ASPH, a su máxima apertura, que como veis soporta bastante bien el fogonazo del flash. El flash accesorio de la cámara proporciona el relleno frontal del objeto. Una cartulina blanca rellena el lateral izquierdo del bote.
No sé cuantos de estos propósitos de año nuevo voy a publicar. Es que todavía no me los he planteado todos. Me refiero a los que tienen que ver con el mundo de la fotografía. Pero hay uno que lo tenía claro hace tiempo. Nunca he sido muy aficionado al uso del flash, y eso puede estar limitándome.
Desde hace tiempo, no me gusta ir cargado. Me molesta el peso. Eso ha ido haciendo que vaya reduciendo el tamaño y el peso del equipo con el que hago fotografías. Y que con carácter general, aunque tengo varias unidades de flash, no las uso. "Un trasto más, más peso y más bulto". Pero a lo peor me paso y debería considerar el irme poniendo algún día con algunas técnicas útiles con este accesorio.
De momento me he puesto en casa. Nada de salir por ahí de momento cargado con un chisme más. Sabéis que de vez en cuando os presento aquí materiales de fotografía. Cámaras de mi pequeña colección de cámaras mecánicas de antaño u otros chismes. La mayor parte de las ocasiones fotografío la cámara en el salón de casa, sobre una mesa que sitúo junto al ventanal del balcón, con alguna tela, generalmente oscura, como fondo. Los ventanales del salón de casa están orientados al norte, por lo que está garantizada la luz uniforme y difusa. Hasta ahora rellenaba las sombras del lado contrario a la fuente de luz con una cartulina blanca. Veamos un ejemplo.
Como veis, el resultado no está mal, pero las posibilidades en su conjunto resultan limitadas. Por otra parte, en muchas ocasiones, conseguir profundidades de campo que cubran el objeto de interés implican tiempos de exposición muy prolongados, lo cual puede ser engorroso. O usar un ISO alto, lo cual puede llevar a una cierta pérdida en la definición y una disminución en la dinámica de la exposición, obligando a controlar mucho más los contrastes.
En estos días atrás tuve la ocasión de hacerme de segunda mano con un pequeño flash para CANON EOS, el SPEEDLITE 90EX. La CANON EOS 5D MARK II que uso eventualmente como cámara réflex digital no lleva flash incorporado. Desde hace ya bastantes años dispongo también de un SPEEDLITE 420EX, que no está mal, aunque tiene un poco el problema de que no permite su ajuste manual. Sólo funciona en automático. Eso sí, pudiendo regularse su potencia con un sistema de compensación de la exposición desde la cámara. Lo que necesitaba era algo que me permitiese usarlo desconectado de la cámara. A ser posible, sin cables. Y el pequeño 90EX me lo permite.
Veamos por ejemplo, como resultaría una fotografía de la HASSELBLAD 503CX con el DISTAGON 50/4 montado, y el SONNAR 150/4 de escolta. A la "HASSEL" le llega por su izquierda la luz del 420EX, mientras que por su derecha le llega la luz natural de la calle. El 90EX no interviene en la exposición; su destello se limita a desencadenar el del 420EX. La luz principal resulta la de este último flash, mientras que la luz de la calle haría de relleno de la sombras.
La fotografía está hecha con un EF 70-210/3,5-4,5 que además incorpora un tubo de extensión KENKO de 20 mm, para acortar su distancia mínima de enfoque. El índice de exposición es de 200 ISO, que desde mi punto de vista es el óptimo para esta cámara aunque admita alguno menor, la cámara está en modo prioridad de diafragma con una subexposición introducida de -1. Eso define la exposición para las zonas no afectadas por el flash. El flash, el 420EX va recubierto con un papel translúcido para suavizar la luz, se encuentra a sólo medio metro de la cámara fotografiada, cerca para que la luz se más envolvente. La exposición es automática TTL, y no se introduce ninguna corrección a la misma. El valor del diafragma es de f/16, para conseguir una amplia profundidad de campo que abarque las características más importantes de la "HASSEL". El tiempo de exposición es de 3,2 segundos. Largo, pero no en exceso. Entraba luz por el ventanal, pero no exceso, ya que se trataba de las últimas horas de las cortas tardes de invierno.
El resultado no está mal, aunque creo que tengo que controlar el contraste a la baja en un futuro. Sobre todo porque a otro tipo de bodegones este nivel de contraste no les sienta tan bien.
Veamos ahora otra imagen, donde vamos a jugar con distancias más cortas.
Los ajustes de la fotografía son similares a la anterior. Lo que cambia es que he sustituido el objetivo por el COSINA 100/3,5 MC MACRO. Como la tarde avanzaba, el tiempo de exposición global es de 8" lo que permite que el efecto de la luz que entra por la ventana se note en el lado izquierdo de la fotografía. Pero aquí ya me planteo que, dado que no hay un fondo que iluminar, me hubiese venido bien un reflector por ese lado para conseguir un efecto similar, quizá con una luz menos azulada, que no queda mal, todo sea dicho, y disminuir el tiempo de exposición. El valor de la apertura del diafragma, f/16, me pareció suficiente en el momento de la toma. Pero al analizarla a mayor ampliación, vemos que la marca de la cámara "HASSELBLAD", que pretendía que estuviese totalmente enfocado al igual que la escala de distancias de enfoque del objetivo, pierde nitidez conforme llegamos a la última sílaba de la marca. Una apertura de f/22, la mínima de este objetivo, hubiese sido más conveniente.
Para las últimas pruebas cambié de objeto fotografiado. Uno más pequeñito que la mastodóntica "HASSEL". Así que utilicé el objetivo de fabricación soviética en los años 50 para rosca L39, el INDUSTAR-22, cuyo aspecto es el de una copia del ELMAR 50/3,5 de LEICA, pero cuya óptica es más bien la de un TESSAR de CARL ZEISS.
El COSINA MACRO, por sus propios medios, tiene una magnificación máxima de 1:2. Es decir, en el fotograma de 3,6 cm de ancho, cabe un objeto de 7,2 cm. El diámetro del INDUSTAR es menor, por lo que para conseguir rellenar el fotograma hubo que ayudar al objetivo con un dos tubos de extensión de 12 y 20 mm respectivamente, haciendo un total de 32 mm. Los tubos de extensión no consiguen grandes magnificaciones con los teleobjetivos, pero en este caso fueron suficiente para la visión que quería yo del frontal del objetivo. Nuevamente me he quedado corto de profundidad de campo, ya la escala de diafragmas del objetivo, en la parte superior, aunque legible está ligeramente desenfocada. Un f/22 hubiera sido más conveniente. El flash 420EX está bastante cerca del objetivo fotografiado para conseguir una iluminación envolvente, pero todavía se aprecia en el lado izquierdo de la fotografía el efecto de luz del ventanal. Con algún problema, claro. El COSINA MACRO es un objetivo de concepción tradicional. Para enfocar de cerca, mueve todo su grupo óptico hacia adelante, lo que tiene dos efectos. Se conserva su longitud focal de 100 mm, pero se pierde luminosidad en el camino. Pérdida de luminosidad que se ve agravada por los 32 mm añadidos por los tubos de exposición. A pesar de que las condiciones de luminosidad no han variado tan apenas con respecto a la fotografía anterior, en lugar de 8 segundos de exposición he necesitado 15 segundos. Necesito un reflector, o un flash secundario de relleno, si quiero tiempos de exposición más razonables. Porque ya digo que además hubiera necesitado cerrar un paso el diafragma para conseguir la profundidad de campo deseada.
Vamos con una última prueba. En esta ocasión nos acercaremos más todavía.
El COSINA MACRO alcanza la magnificación de 1:1, es decir un objeto de 3,6 cm ocupa la anchura total del fotograma, cuando le acoplamos la lente de aproximación que venía como accesorio de serie. Es una lente de 3 1/3 dioptrías, que cuando se monta en la parte delantera del objetivo reduce su distancia focal efectiva de 100 mm a 75 mm, y su distancia mínima de enfoque de 45 cm a 30 cm, consiguiendo la escala de reproducción mencionada. En esta ocasión introduje el diafragma más cerrado que permite el objetivo, un f/22, renuncié a la mayor parte de la acción de la luz que entraba por el ventanal, reduciendo en manual el tiempo de exposición a 4 segundos, y acerqué todo lo que pude el flash para aumentar la acción envolvente de su luz. Mantuve los 32 mm de extensión de la configuración anterior, aunque a estos niveles, hacen poco. Nuevamente la profundidad de campo es escasa. Lamentablemente, el COSINA MACRO, que era un objetivo barato, de fabricación en plástico muy sencilla, pero sorprendentemente honesto en sus prestaciones ópticas para su precio, no cierra más. Habría que probar otras técnicas de exposición múltiple y reconstrucción de la imagen mediante capas en un programa de edición de imagen para conseguir abarcar con nitidez todo el objetivo. También sigo echando en falta un reflecto para aclarar un poquito las sombras. Se nota ligeramente la acción del ventanal, pero demasiado sutilmente.
Bueno. He empezado a aprender cosas. O cosas que sabía pero no había puesto en marcha, he empezado a aplicarlas y a comprobar cuales son las fortalezas y los límites del material del que dispongo. Por lo menos una cosa está clara. La compra del SPEEDLITE 90EX de segunda mano por un precio que me parece más que razonable, prácticamente un ganga, me parece ahora un acierto. ¿Por qué lo vendería el tipo que me lo vendió? Porque parece que es un accesorio propia del sistema sin espejo de CANON que no tiene flash incorporado... No sé. No le pregunté.