En tanto en cuanto voy preparando futuros artículos sobre fotografía, voy realizando distintas actividades fotográficas que tendrán su reflejo en estas páginas, os traigo una nueva serie de fotografías del último carrete de fotografías que hice con la pequeña y sencilla Olympus Pen EE3. Y es que me llevé esta cámara a Madrid para el día que pasé en la capital el 4 de noviembre de este 2016.
Quiero recordar someramente las características de la cámara. Especialmente para que entendáis que pudo no ser mi mejor opción para llevarme justamente ese día a Madrid. La Olympus Pen EE3 es una cámara de los años 60 del llamado medio formato (no confundir con el formato medio), es decir, proporciona fotogramas de 24 x 18 mm a partir de película sensible de 35 mm de ancho con doble perforación. La clásica película en carrete de toda la vida, vamos. Por su menor tamaño, la mitad que los fotogramas habituales. En un carrete de 36+ exposiciones obtenermos 72+ exposiciones. El objetivo es un 28 mm f/3,5 de enfoque fijo. Equivale, aproximadamente, a un 40 mm, un estandar corto, en el formato más popular de fotograma de 36 x 24 mm.
La exposición es automática. La cámara lleva un fotómetro de selenio que genera al recibir la luz la suficiente corriente eléctrica para poner en marcha un programa que elige entre las dos velocidad de obturación disponibles, 1/40 y 1/200 s, y un diafragma entre f/3,5 y f/22. Suficiente habitualmente para disparar al aire libre con una película de 100 ISO, las más habituales con una calidad razonable en la época en que salió al mercado. Pero también permite disparar a plena luz de día con una película de 400 ISO. Siguiendo la regla "soleado f/16", a plena luz del día con sol, la exposición correcta sería 1/400 s y f/16 a 400 ISO. O 1/200 s y f/22, ajuste que permite la cámara. En la actualidad, con mejores emulsiones, una película de 400 ISO daría más flexibilidad. De todos modos, lo que llevaba cargado en esos momentos en la cámara era una Fujfilm Neopan 100 Acros, película excelente de grano fino, que las prefiero para estos negativos tan pequeños, pero que justamente en el lluvioso y gris día que ese 4 de noviembre amaneció en Madrid, iba muy muy muy justa de sensibilidad. Especialmente en calles estrechas o cuando la tarde empezó a avanzar.
De todas formas, aun así pude traerme algunos fotogramas representativos del día que hizo. Bien es cierto que para las fotografías en interiores, en las exposiciones que visitamos, usé una cámara digital con capacidad para salir airosa del brete de fotografíar con luz más escasa. Con la pequeña Olympus Pen EE3, en algún caso me salté el automatismo con el fin de obligarle a hacer la fotografía. La cámara, si detecta que no hay luz suficiente, te saca un disco rojo en el visor, y no deja hacer la foto. Pero hay un modo pensado para fotografiar en flash, en el que usa la velocidad de 1/40 s, y puedes seleccionar manualmente el diafragama de acuerdo a la distancia al sujeto principal y la potencia del flash. Esto me permite sacar fotos cuando en automático no me deja. Aunque con un riesgo grave de subexposición.
Otro problema es el enfoque. La distancia de enfoque es fija. Así que tienes que decidir, dónde está enfocada la cámara, porque es algo que no he encontrado con claridad en ningún documento. El caso es que mi experiencia me dice que, cuando hay poca luz, no pongas objetos importantes a distancias más cortas de 3 metros ni más largas de 5 o 6 metros. Con abundante luz, y la cámara seleccionando diafragmas cerrados, es fácil que trabajemos dentro de la hiperfocal.
Probablemente, las velocidades de obturación anunciadas, dada la edad de la cámara de casi 50 años, ya no son realistas, por lo que hay quien propone considerar como más reales 1/125 y 1/30 s. En ese caso, hay que tener cuidado al disparar con poca luz por el riesgo de trepidación. Obsérvese la fotografía anterior. En cualquier caso, es una cámara divertida de usar, y cada vez me apetece más llevarla encima conmigo.
Para aquellos a quienes no convenza el tema del medio formato y prefieran trabajar con el fotograma tradicional de 36 x 24 mm, Olympus sacó un modelo similar, la Olympus Trip 35, que sólo tenía una diferencia sustancial en su manejo, dejando de lado el tamaño del fotograma. Debido a este último, era más difícil conseguir fotografías enfocadas a diafragmas abiertos en situaciones con poca luz con un objetivo de foco fijo. Así que pusieron un mecanismo de enfoque por zonas, asistido por un sistema de pictogramas, para ayudar al fotógrafo en la toma de decisiones. Ya se sabe... un señor = retrato próximo, un señor y un niño = retrato de cuerpo entero, varios señores = foto de grupo y unas montañitas = paisaje. También gusta mucho esta cámara. Y en ambos casos se disfruta de las excelentes ópticas Zuiko de Olympus.
El medio formato... no es el formato medio. Confusión a la que nos lleva nuestro idioma. En inglés, queda más claro... "half format" no es lo mismo que "medium format".
"Medio formato" es la denominación que se dio al formato de negativo que resultó de fabricar cámaras que, usando carretes normalizados de película perforada de 35 mm, formato 135 del catálogo de Kodak, producían negativos de 24 x 18 mm en lugar de los 24 x 36 mm que quedaron establecidos con la adopción de Leica de este tipo de película. Y 24 x 18 mm es exactamente la mitad que 24 x 36 mm. Por lo tanto, para un carrete de 36 exposiciones con estas cámaras podíamos obtener 72. Incluso alguno más, de la misma forma que es posible obtener con un poco de habilidad 37 o 38 exposiciones en las cámaras de formato estándar.
En cualquier caso, paseando a principio de mes por el mercadillo de las Armas en su versión "La Placica Vintage", en la que se venden chisme antiguos, me encontré con que en uno de los puestos tenían a la venta dos Olympus Pen de la gama más baja, la EE. Realizada una consulta rápida en internet de los precios razonables para estos chismes, me llevé uno de ellos, el más barato, una Olympus Pen EE3 que, tras una revisión en el lugar, parecía funcionar adecuadamente.
Esta es una cámara muy compacta y ligera. Y muy sencilla de manejar. No utiliza pilas, pero es casi totalmente automática. Alrededor del objetivo de 28 mm f/3,5 encontramos un fotómetro de selenio. Ajustas en el aro que rodea el objetivo la sensibilidad de la película (entre 25 y 400 ASA en tercios de paso), y en función de la luz que recoja el fotómetro, ajusta ella sola una combinación de diafragma (entre f/3,5 y f/22) y velocidad de obturación. En la mayor parte de los sitios consultados dicen que son posibles las velocidades de obturación de 1/200 o 1/40 s, pero en alguno hablan de 1/125 y 1/30 s. El objetivo de 28 mm equivale a un 40 mm en el formato "completo" de 24 x 36 mm, por lo que con una velocidad de obturación de 1/40 s no hay riesgo de trepidación si no eres muy zoquete. Así que es posible que por ahí vayan los tiros. Por otro lado, este conjunto de combinaciones permite su utilización en una relativamente amplia gama de situaciones al aire libre o en interiores muy bien iluminados. Si no encuentra una combinación adecuada, aparece un indicador rojo en el visor, y no permite el disparo.
No obstante, el aparato tiene en el aro de selección alrededor del objetivo otras dos escalas. Una de ellas es para el uso de flash en interiores, no la he usado, y la otra es una escala de diafragmas, con la que siempre podrás provocar el accionamiento del obturador. Y que es necesaria para cargar la película en interiores si hay poca luz. Para poder avanzar la película hasta su primer fotograma aprovechable. Si pulsas el botón de disparo hasta la mitad de su recorrido y lo mantienes así, podrás medir y reencuadrar, para evitar errores de exposición ante sujetos excesivamente claros u oscuros. No hay otro mecanismo de tomar decisiones al respecto, salvo engañar a la cámara modificando la sensibilidad ASA. Recordamos que los valores ASA son similares a los ISO.
Por lo que he podido averiguar, la escala de diafragmas está pensada para usar con flash, y en ese caso la velocidad de obturación es de 1/40 s. Variarías el diafragma en función de la distancia del sujeto a iluminar con el flash, calculando con el número guía del mismo. Pero evidentemente, también podríamos utilizarlo para tener un mínimo de control de la estética de la fotografía al seleccionar la apertura por tí mismo. Con una película de 100 ISO, un ajuste del diafragma a f/11 a pleno sol te daría una exposición razonablemente correcta... Pero tampoco merece la pena complicarse mucho la vida, porque el objetivo es de foco fijo. Según parece, está enfocado de modo permanente a una distancia no especificada de entre 3 y 5 metros. Teniendo en cuenta que no aconsejan situar el objetio principal a menos de 2,5 metros salvo que esté muy abundantemente iluminado, podemos asumir una distancia fija de enfoque de 3,5, lo cual daría a f/3,5 una profundidad de campo entre 2,5 y 6 metros aproximadamente. Con luz suficiente, ajustando un diafragma de f/11, estaríamos en horquillas entre 1,5 metros e infinto.
La cámara dispone de un contador de exposiciones, con marcas cada dos, por lo que la última marca correspondería al 74, aunque esté marcada en rojo y con un número el 72. Tiene una zapata de flas y un zócalo para cable flash. Por supuesto el mecanismo de avance y rebobinado de película, y un visor que en su posición normal es vertical. Por lo que hay tendencia a usarla en este formato, frente a las cámaras de 24 x 36 mm de negativo en las que la tendencia es a usarlas en horizontal.
Pero, ¿una cámara que tendrá entre 33 y 43 años de antigüedad y que depende para su correcto funcionamiento de un fotómetro de células de selenio, que con el tiempo se agotan, funcionará correctamente hoy en día? Pues salí a probarla. Cargué un carrete de Ilford FP4 Plus de 36 exposiciones, 72 en este caso, que luego he revelado con Ultrafin Plus a 1+4 durante 6,5 minutos y ajustando el fotómetro de la cámara a 80 ASA, por si había una pérdida de eficacia del fotómetro de selenio. Y a jugar. Que lo único que hay que hacer una vez ajustada la sensibilidad de la película es encuadrar y disparar. No hay más.
En mi circuito habitual de pruebas, es decir, paseando por el Canal Imperial de Aragón y el Parque Grande de Zaragoza, a la caída de la tarde con buena luz, el comportamiento de la cámara ha sido impecable. Los negativos estaban algo más densos de lo esperado, por lo que supongo que ajustando el fotómetro de la cámara a la sensibilidad nominal de la película, 125 ISO, hubiera dado buenos resultados. De todos modos, las luces tampoco han quedado empastadas, y al escanear con el Epson Perfection V600 Photo, se ha podido recuperar casi toda la gama de tonos del negativo. Y eso que para ir rápido la exposición del escáner la puse en automático. Con un ajuste fino y dedicado se podrían haber obtenido mejores resultados.
Algo que hice fue buscar contraluces y situaciones en las que el sol podría estar incluido en el fotograma, para ver el comportamiento del pequeño Zuiko de 4 elementos en 3 grupos. Supongo que un diseño de tipo Tessar o similar.
Como se podrá observar, se produce una pérdida de contraste si la presencia del sol es muy importante y alguna luz parásita, pero nada realmente catastrófico. De hecho el pequeño Zuiko tiene un comportamiento mucho más digno de lo que pensaba, lo que habla de los buenos ópticos que ha tenido tradicionalmente Olympus, márca con oficio y prestigio en el mundo de la óptica.
Con un negativo de sólo 24 x 18 mm, la ampliación que se puede alcanzar es menor que con otros sistemas. Con mi escáner, que limita bastante, no es realista pensar en ficheros digitales de más de 4 megapíxeles. Pero la información que hay en el negativo es superior. Con un sistema de digitalización mejor se podrían alcanzar resoluciones mayores, y con una ampliación tradicional en cuarto oscuro se podría aspirar a tamaños de copia más que decentes. Aunque sea una cámara pensada para un uso familiar y copias de tamaño postal o poco más.
En el momento actual, es idónea para quien quiera utilizar un aparato para película tradicional de un modo desenfadado, informal, aunque sin renunciar a obtener resultados estética o conceptualmente dignos. Representando lo mejor de las propuestas "lomográficas", pero sin la cutredad de sus chismes de plástico y con un precio mucho más asequible. Yo me lo pasé bien con el carrete de prueba.