Recomendaciones semanales - del 3 al 10 de abril de 2016
Vuelvo a mi ritmo habitual de publicación semanal de recomendaciones fotográficas semanales. Empezando por el tablero en Pinterest de estos últimos siete días donde espero que encontréis fuentes de inspiración si sois aficionados a la fotografía.
Para acompañar la entrada de hoy, os mostraré algunas fotografías tomadas con teleobjetivo, un 200 mm, al que como complemente se ha añadido un duplicador de focal y eventualmente un anillo de extensión. Os hablé de esta configuración hace unas semanas, pero hasta ahora no había tenido ocasión de probarla en el campo. Este fin de semana, con un menos viento, también la hubiera usado. No soy fotógrafo de teleobjetivo. Me muevo en el 90 o 90 % de las situaciones entre los 24 y los 90 mm. Aunque los he usado, especialmente en fotografía de aproximación, en cuanto paso de los 135 o 150 mm de focal (equivalente en el llamado "formato completo"), me siento muy poco cómodo e inseguro. De todas formas, cometí varios errores al salir de casa en la selección y preparación del material, y no pude poner en acción lo que tenía en mente. Tengo mucho que practicar.
Empezaramos las recomendaciones yéndonos más de un siglo atrás en el tiempo. Me han parecido muy curiosas las fotografías que han rescatado en Mashable tomadas entre 1898 y 1900 por Charles Gustavus Walline, un empleado de unos grandes almacenes de Chattanooga, que aprovechaba las pausas para el almuerzo para retratar a sus compañeros de trabajo. El excelente estado de conservación de los negativos nos permiten una gran calidad de imagen que nos hacen sospechar que aquellas y aquellos jóvenes de hace más de 115 años igual no eran muy distintas en lo esencial de las jóvenes y los jóvenes actuales. Por lo menos las chicas. Que los maromos parecen todos muy envarados, con sus bigotazos y esas cosas.
En LensCulture dedican un artículo al concepto de educar el ojo. La mirada, más bien. Esto me recuerda que tengo pendiente de terminar el curso "Seeing Through Photographs" organizado por el MoMA a través de Coursera. Volviendo al artículo, para mostrar lo importante que es educar la mirada, especialmente en los aspectos de composición, capacidad de mostrar empatía y valentía, acuden al siempre notable trabajo de Marc Riboud. Muy recomendable.
En L'Oeil de la Photographie ha aparecido esta semana un artículo sobre una exposición en la que se incide en aquellas fotografías que muestran un contenido relacionado con el expresionismo, el surrealismo, lo singular, lo étnico,... lo bruto,... y en la que aparecen fotografías de Joël-Peter Witkin (fotografías, no aptas para todos los públicos). Recuerdo que cuando empezaba a interesarme en serio por la fotografía, cuatro o cinco años después de comprar mi primera cámara réflex y tras haber realizado algún curso serio de formación, llegó a Zaragoza, al Torreón Fortea, una exposición de este neoyorquino que me impactó mucho. Su incidencia en temas como la muerte, el sexo más fetichista, la deformidad, y sus relaciones con lo bíblico o con las representaciones artísticas del pasado producen un efecto muy desasosegante, y una curiosidad morbosa. En realidad es un fotógrafo excelente.
Nos cuentan en American Photo que el maestro Stephen Shore ha publicado recientemente su último libro, para el cual ha viajado a Ucrania. El tema ha sido las gentes que tuvieron que huir y luchar contra la opresión nazi, pero que luego tampoco lo tuvieron fácil en la Unión Soviética, incluso cuando fueron considerados héroes de guerra. Una vez más, el estilo de Shore es directo, sin manipulaciones, con una técnica muy depurada que, sin embargo, apenas se nota por la carencia absoluta de artifiosidad. Y siempre dedicado a mostrar la realidad, más que a intervenir sobre ella.
El caso de la talidomida fue célebre en los años 60. Un medicamento que se comenzó a comercializar a finales de los años 50 en toda Europa, pero que en los 60 se comprobó que cuando era tomado por mujeres embarazadas producía graves deformidades en el feto. Sin embargo, en España consta que todavía se podía encontrar en 1970 y algunas personas están afectadas en esa época, a pesar de la prohibición de comercialización. Las corruptelas inherentes a un régimen dictatorial permitieron la existencia de personas con graves malformaciones cuando estas ya habían desaparecido del mapa del resto de Europa. Y aún hay algunos que añoran el franquismo. El fotógrafo César Dezfuli se ha interesado por estas personas tras enterarse que el Tribunal Supremo ha fallado, nunca mejor dicho, que estas personas no tienen derecho a reconocimiento, compensación o cobertura legal alguna. Todavía no nos hemos liberado de las corruptelas del franquismo, cuando ya hemos llegado a la segunda década del siglo XXI. Es bueno que hay fotógrafos comprometidos con estas causas. Nos lo contaron en Quesabesde.
Otro caso de vergüenza social, esta de ámbito europeo, es el de la "jungla de Calais", un campo de refugiados establecido en la costa francesa del Canal de la Mancha, en su punto más cercano con el Reino Unido de la Gran Bretaña. Establecido en 1999, creció de forma espontánea, con especial fuerza a partir de 2005, al margen de la legalidad, sin que las autoridades se preocuparan mucho por las condiciones y la situación de este lugar. Recientemente se ha producido el enésimo intento de desmantelamiento, aunque ya hay indicios de que vuelve a surgir entre las dunas de las playas del Canal de la Mancha. En LensCulture encontramos un porfolio del fotógrafo Henk Wildschut que analiza y denuncia el fenómeno con sus imágenes. Aunque lleva tiempo siendo un tema adoptado por creadores en distintos medios audiovisuales.
En Cada día un fotógrafo/Fotógrafos en la red han dedicado un artículo a David Martín Castán, que es un fotógrafo local, de aquí, de Zaragoza (España). Así que me ha parecido ineludible su inclusión en estas recomendaciones. Especialmente por la belleza de sus paisajes y fotografías de viajes.
Terminaré con una polémica. En The New York Times publicaron hace una semana un artículo titulado "A Too-Perfect Picture", en el que daban estopa al conocido fotógrafo Steve McCurry, que de vez en cuando aparece por estas páginas. Soy seguidor de su blog, y cuando alguna entrada me gusta la traigo. A propósito de su último libro dedicado a la India, se quejan de que la imagen que McCurry nos proporciona de este gigante asiático está muy idealizada y estereotipada, y se aleja de la realidad del país actual. Contrastan sus fotografías con las de Raghubir Singh, fotógrafo indio ya fallecido, mucho más comprometido con la realidad del país. Cuando hace unas semanas escribía para Fotógraf@s en Zaragoza un artículo sobre la exposición de Gervasio Sánchez y Mònica Bernabé "Mujeres, Afganistan", ya decía que en un momento dado de la visita guiada, Gervasio emitía una crítica, sin dar nombres, a los fotógrafos que presentan imágenes idealizadas de un país con tremendos problemas. Y algunos creímos oír el nombre del fotógrafo de National Geographic, aunque Gervasio no lo mencionase.
Ciertamente creo que el artículo de The New York Times tiene su buena parte de razón. Lo que pasa es que puede que aquí haya un problema de expectativas. Ya he dicho que yo sigo el blog de McCurry. Pero nunca lo he visto como el blog de un fotorreportero que busca reflejar o denunciar una realidad. A ver... que es un fotógrafo de National Geographic. Esta institución se ha sentido más interesada en mostrar las bellezas, las curiosidad y las maravillas del mundo y los viajes que de denunciar la realidad social del mundo. Aunque haya ocasiones en las que se interese por ella. Por lo tanto, si ajustas tus expectativas, McCurry cumple con lo que se espera de él. Quien quiera otra cosa, que busque en otro sitio. Es decisión del artista sobre dónde sitúa el foco de su visión. Si te gusta te lo quedas. Si no, te buscas otra cosa. Y si McCurry tiene más éxito que otros fotógrafos más comprometidos, no es más que un síntoma de por dónde va la humanidad, mal que nos pese. En PetaPixel escribieron un artículo a favor de McCurry. Para que podamos tener argumentos en todos los sentidos.