Riviera de Levante - Cinque Terre
Probablemente, uno de los motivo principales de hacer esta escapada de Pascua a Italia, además de pasar un tiempo con los amigos italianos, es visitar las CINQUE TERRE. Esta es una franja de costa en la RIVIERA DE LEVANTE de la región de Liguria comprendida por cinco poblaciones. La más septentrional, MONTEROSSO AL MARE. La más meridional, RIOMAGGIORE. Entre ellas, de norte a sur, VERNAZZA, CORNIGLIA y MANAROLA.
Estas poblaciones han sido tradicionalmente de difícil acceso, aunque en la actualidad están bien comunicadas tanto por carretera como por ferrocarril. Todas ellas cuentan con estación de tren, y no es difícil moverse entre ellas con este medio de transporte. Pero su relativo aislamiento y lo escarpado del terreno han hecho que se encuentren muy bien conservadas en su aspecto tradicional, de pequeños pueblecitos encajados en los puertos naturales de la costa, o colgados sobre los acantilados que la conforman.
Además, el paisaje es privilegiado. Monte bajo mediterráneo pegado a las empinadas lomas que descienden desde las sierras cercanas hasta la misma orilla del mar. En las zonas más frescas y umbrías, encontramos vegetación más densa y boscosa, con musgos y algunos pequeños helechos de vez en cuando. En las zonas más expuestas y soleadas, vegetación más propia de ambientes áridos, con chumberas y olivos. Aquí y allá, se explotan las tierras con viñedos aterrazados en las pendientes, cruzándose el viajero con los pequeños monorrailes y los pequeños funiculares que sirven para subir y bajar los materiales y el producto de las vides. Tuvimos ocasión de probar algún vino espumoso de la región, y sin poder competir con los de otras denominaciones de origen más prestigiosas, no estaba mal, y entraba bien para refrescar a los caminantes al final del día.
Todas estas circunstancias han hecho que el Parque Natural que engloba estas poblaciones y estas sierras hayan sido declaradas PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD POR LA UNESCO, junto con Portovenere, donde no llegamos, y algunas islas de los alrededores. Y digo caminantes, porque los teóricos doce kilómetros que separan Monterosso de Riomaggiore se pueden hacer caminando por distintas rutas senderistas que cruzan la región. La más apetitosa para los turistas es la número 2, el sendero azul, que va bordeando la costa, por lo que el caminante tendrá el paisaje del Mar de Liguria acompañándole en todo momento. Esta es la ruta que elegimos hacer.
Según las informaciones que teníamos, con el fin de permitir el mantenimiento del Parque Natural y sus senderos, para atravesarlos era necesario comprar una tarjeta que, por un precio razonable te da acceso a los senderos. También hay tarjetas que funcionan como bonos diarios para la línea de ferrocarril y para las líneas de navegación que unen los pueblos. Nosotros nos planteamos llegar en tren desde Génova hasta Monterosso y luego caminar el sendero azul hasta Riomaggiore a lo largo de todo el día.
En Monterosso nos encontramos con que no había nadie en la caseta de acceso al sendero y un cartel que decía que el mismo estaba cerrado. Sin embargo, había un continuo ir y venir de gente por el mismo así que emprendimos la marcha. Lo mismo sucedió a la salida de Vernazza. Estos dos tramos, entre Monterosso y Vernazza, y entre Vernazza y Corniglia, son los más largos. Para el primero hay que contar entre hora y medio y dos horas, según el nivel físico de los caminantes y lo que te pares a hacer fotos o a curiosear por el camino. El siguiente es un poco más corto, pero también está en torno a la hora y media. No son difíciles, pero a la salida de las poblaciones suelen ser bastante empinados, incluso con escalones tallados, por lo que tanto de subida como de bajada hay que tomárselo con calma.
Los dos últimos tramos, más cortos, entre Corniglia y Manarola, y entre Manarola y Riomaggiore, considerablemente más cortos y menos empinados, definitivamente estaban cerrados. Algunos comentaban que por una mezcla de peligro de desprendimientos y por posible invasión del mar en algún punto. El mar estaba algo picado ese día. En lo que pudimos observar, más nos creemos lo de los desprendimientos que cualquier otra cosa. Supongo que durante el invierno se deterioran, y de vez en cuando los tienen que mantener. Así pues, los dos últimos tramos los hicimos en tren. Es muy barato este medio de transporte. Entre Génova y cualquiera de estos destinos cuesta aproximadamente 6,50 euros. Y entre dos de estas poblaciones contiguas es un billete de entre 1,50 y 2 euros más o menos. Como si fuera un transporte urbano. Así que para quienes no quieran darse la caminata y tampoco agobiarse con el coche es un medio de transporte perfectamente asumible. O por mar, aunque este es más inseguro por poderse cerrar el servicio en condiciones de mar muy picado.
Previmos que nos podría llegar a costar más de un día el recorrer todo el tramo. Y tal vez hubiese sido así si no hubiesen estado cerrados los tramos más al sur al caminante. Pero pudimos hacer el recorrido en un día. Si hubiésemos utilizado dos días, también nos habríamos acercado a Portovenere. Como no fue así, esta población queda para otra ocasión. Porque el día que liberamos, al final lo dedicamos a otra cosa. En cualquier caso, un destino altamente recomendable.