Hace un par de años que me hice con la curiosa, no carente de encanto, y muy soviética cámara Zenit 3M, versión conmemorativa del 50 aniversario de la revolución de octubre en Rusia. O sea, una cámara de 1967. Una vez que le coges el tranquillo a la cámara, cosa que no es difícil, pero sobretodo al objetivo Mir-1 37/2,8 que le busqué para acompañarla, es divertida de usar. Y también en color obtuve en su momento resultados bastante razonables. Pero en marzo de 2019, como consecuencia de un golpe en el parasol que le incorporé, sufrió un problema que ha hecho que haya estado en dique seco durante una temporada.
Pura vagancia, puesto que hace unas semanas la llevé a un mecánico reparador de material fotográfico y me lo resolvió en cinco minutos. Para comprobar que el comportamiento de la cámara había vuelto a su natural ser, le puse un rollo de Lomography Berlin Kino 400, le coloqué un filtro Heliopan amarillo nº 8 y salí a hacer fotos. Creo que yo no me queda ningún rollo más de Berlin 400 de los que me regalaron en septiembre del año pasado. De Potsdam 100 en formato 120 aun me quedan un par de rollos.
El revelado lo hice al mismo tiempo que una Ilford SFX 200 de la que no os he hablado todavía. En Kodak HC-110, dilución B (1+31), a 21 ºC y durante 8 minutos y 5 segundos. Como siempre, agitación inicial continua durante 30 segundos y luego cuatro inversiones del tambor de revelado, tranquilas, cada minuto y hasta el final del tiempo previsto. El tiempo de revelado que le di es superior al recomendado. Si este es de 7 minutos a 20 ºC, con la corrección por el aumento de un grado en la temperatura hubiera tenido que ser aproximadamente de 6 minutos y 30 segundos. Pero conociendo la película y el contraste de las ópticas "vintage", que dicen los modernos, el aumentar el contraste un tanto aumentando el tiempo de revelado, no me importó gran cosa y me ahorre una operación de revelado. He de decir que no usé fotómetro. La cámara no lleva ninguno incorporado. Pero las condiciones de luz no hacían difícil estimar a ojo la exposición.
Digitalicé los negativos con mi Panasonic Lumix G9 calzada con el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH, en modo alta resolución, lo que me da casi 70 megapíxeles de archivo aprovechable. Teóricamente esto permitiría imprimir a un tamaño de 100 cm x 60 cm... pero creo que yo no lo haría. Me conformaría con 45 cm x 35 cm... quizá un poco más. Todo el sistema tiene tolerancias y holguras que disminuyen algo la calidad. Pero el resultado final no está mal. Las imágenes son correctas, con abundancia de información tanto en sombras como en las altas luces, con una densidad del negativo ligeramente aumentada, como si tuviera una ligera sobreexposición, que no llega a un paso.
Como curiosidad, hasta he realizado un panorama uniendo tres fotogramas. Tengo varias versiones os dejaré puesta la que muestra mejor los tres fotogramas. Y permite obtener un archivo de 136 megapíxeles, con 112 aprovechables. Y con el que he hecho pruebas de impresión que indican que se podrían hacer un copia en tamaño Din A2. Más... sería imprudente. Pero está bastante bien.
El principal problema que veo es que, habiendo usado casi siempre diafragmas de f/8 o f/11 por la abundancia de luz estival, se observa un viñeteo mecánico en las esquinas. Que yo había percibido en el rollo que expuse cuando se averío, debida a la intrusión del parasol metálico que se atascó en la rosca de filtros del objetivo. Ahora no es tan notable, pero es evidente. Y es que me da la impresión de que la rosca de 39 mm de la montura de esta cámara es insuficiente. Y probablemente sea el motivo por el que se abandonó por la rosca de 42 mm en modelos Zenit posteriores. Tengamos en cuenta que el diámetro de la montura de los objetivos de las cámaras digitales sin espejo actuales ronda los 54 o 55 mm. Recordad que el viñeteo mecánico, cuando un objeto se interpone en el paso de la luz, aumenta cuando cerramos el diafragma, mientras que el viñeteo óptico, debido a la caída de la luz en las esquinas por la naturaleza del diseño óptico, disminuye cuando cerramos el diafragma. Lo dicho. La cámara es simpática de usar, pero la calidad final, suficiente para muchas aplicaciones, es limitada.
Desde que me llegó la Olympus Pen F, la de hace más de 55 años para película tradicional, no la moderna cámara digital del mismo nombre, la he disfrutado disparando sobre película de baja sensibilidad y grano fino. Es cierto que hay un par de cuestiones que todavía no tengo resueltas. Especialmente, que de vez en cuando me sale alguna foto trepidada... y no sé muy bien por qué. Pero había una cuestión pendiente que... había que ver que tal.
La idea del "medio formato", multiplicar por dos el número de negativos que se pueden obtener de un carrete de película de 35 mm dividiendo por la mitad, aproximadamente, el tamaño de los mismos, es una buena idea, aparentemente, pero con un contratiempo básico. Disminuye la capacidad de ampliación de la imagen. Por las leyes de la física. Con un cuidado diseño y fabricación de los objetivos, están pueden ver mejorada su resolución óptica, lo vemos hoy en día con las excelentes ópticas de Olympus y Panasonic para el formato micro cuatro tercios, o de Fujifilm para el formato APS-C. Pero la película mantiene los límites de resolución sea cual sea el tamaño del negativo. La cantidad de detalle capaz de reproducir por milímetro cuadrado de emulsión no varía, por lo que siempre es preferible de cara a obtener la mayor cantidad de información válida un formato mayor. Pero esto tiene otros problemas... claro. Y además está la cuestión del grano.
El grano es una propiedad inherente de las películas fotográficas. Los pequeños acúmulos de sales de plata que conforman la imagen están ahí. Siempre van a estar ahí. Y son más grandes y visibles cuanto más sensible es la película. Llegando el caso, se hacen muy evidentes y forman parte de las cualidades de la imagen. Unas veces para bien, otras... pues no tanto. Si la estructura del grano no es armoniosa, si no se adapta bien al motivo de la fotografía, o si interfiere en exceso con el detalle fino, es una cualidad negativa. Aunque todos hemos visto, e incluso realizado, en que el grano confiere una estructura estéticamente positiva para una fotografía en concreto. Personalmente, la estructura de la película no me molesta, pero tampoco soy partidario de los granos como pelotones de playa. Y sobretodo, me molesta que interfiera con el detalle fino de la fotografía. Por ello, hasta ahora sólo había probado la Olympus Pen F con películas de sensibilidad muy contenida, ISO 80 en la Rollei Retro 80S e ISO 50 en la Ilford Pan F Plus, con grano escasamente apreciable en ampliaciones normales. Pero había que entrar en terrenos más arriesgados.
Así que cogí un carrete de Lomography Berlin Kino 400, creo que es el tercero que uso de los cinco que me regalaron, lo cargué en la Olympus Pen F y lo expuse a su sensibilidad nominal con el revelado recomendado, Kodak HC-110 dilución B (1+31) durante 7' a 20 ºC. Hay películas de esa sensibilidad con grano menos aparente... pero bueno. Las experiencias hasta el momento no me habían disgustado.
Medí la luz con mi pequeño Gossen Digisix, según los casos sobre luz incidente y otros sobre luz reflejada. Sin mucho problema. Me pareció más coherente que usar el Sekonic Multimaster L-408, porque si de lo que se trata es de llevar un equipo ligero y discreto, el Digisix se ajusta mejor a esas condiciones. Aunque a cambio pierda la medición selectiva de la luz reflejada. No me supone excesivo problema. Una parte del carrete lo expuse haciendo paisaje urbano, como pares de fotografías pensadas para ser pensadas como dípticos, mientras que otra parte me sirvió para documentar el carnaval infantil que se celebró el pasado domingo en Zaragoza.
El resultado... El jurado todavía está deliberando. El problema es el procesado digital de la película. Si el negativo tiene un buen contraste y lo puedes manejar con pocos ajustes de luminosidad y contraste en el procesado tras digitalizar el negativo, el grano es notable pero contenido. Quizá más grosero que otras películas, pero aceptable. Pero si el negativo es muy poco contrastado y quiere mejorar este parámetro en el procesado digital, la presencia del grano se hace muy notable, y me resulta bastante menos aceptable en ocasiones. Siempre se nota más en zonas de tonalidad uniforme. Y no siempre afecta al detalle en las que no tienen esta uniformidad tonal. Pero en alguna ocasión sí que ha afectado al detalle. Este es quizá el principal problema del medio formato, y probablemente una de las causas de que no sobreviviera en el tiempo como una alternativa válida al 24 x 36 mm. Pero eso no quita para que la cámara y la óptica, el F.Zuiko 38/1,8, realicen su labor sin problemas. Realmente la óptica, dado los años que tiene su diseño, me parece brillante, incluso si tiene poca resistencia a la luz frontal. Y eso que le he puesto un parasol... que creo que tiene poca profundidad para la focal de este objetivo.
Se me olvidaba, los negativos han sido digitalizados con la Panasonic Lumix G9 + Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS. Nota: a las ampliaciones de internet, muchos pensarán que estoy exagerando, porque el grano apenas se ve. Pero está.
Como ya comenté en su momento, recibí hace unos meses cinco carretes de regalo de película Lomography Kino Berlin 400 junto con otras películas de la marca. He utilizado dos hasta el momento. Y ya he comentado que es una película que no me disgusta. Pero que tiene un precio demasiado alto para lo que ofrece, por lo que en principio no encuentro razones de peso para comprarlas en un futuro. También había observado otra cuestión, a los tiempos de revelado recomendados con Kodak HC-110 para su sensibilidad nominal, he tenido siempre la sensación de que iba un poquito justa de sensibilidad. Así que estando en estas he decidido dedicar el tercero de los carretes a realizar un sencillo experimento, montándolo en mi pequeña Minox GT-E.
Básicamente, de lo que se ha tratado es de ajustar el exposímetro de la Minox a IE 250, lo que produciría una cierta sobreexposición de la película que permitiría sentirme menos preocupado por obtener unas sombras profundas bloqueadas. Eso sí, manteniendo el tiempo de revelado recomendado a IE 400 con Kodak HC-110, 7 minutos a 20 ºC con una agitación continua pero tranquila durante medio minuto y luego cuatro inversiones tranquilas cada minuto, con una dilución B, una parte de concentrado revelador en volumen por cada 31 partes de agua. Y con esas premisas, eché la cámara a la bolsa y me la llevé de paseo. El objetivo de mantener el tiempo de revelado es no producir una contraste excesivamente suave, en una película que no es excesivamente contrastada de partida.
Las Minox 35 exponen todas mediante un modo de automatismo con prioridad a la apertura. Tú eliges la apertura que te conviene, y ella te ofrece un tiempo de obturación rezonablemente adecuado. En caso de que exista un riesgo de subexposición por algún motivo, tienes una teclita para "contraluces", que duplica el tiempo de obturación. Algunas Minox 35 tienen la posibilidad de retener los valores de exposición pulsando el obturador a la mitad de su recorrido y luego recomponiendo el cuadro. Pero la GT-E no es de esas. Mi antigua ML sí, y es algo que hecho de menos, pero... me tengo que aguantar. Normalmente, con la tecla de "contraluces" me apaño. Pero si necesito hacer una corrección más profunda de la exposición, he de utilizar la rueda de selección de sensibilidades, para generar subexposiciones o sobreexposiciones a medida.
¿Cuál ha sido el resultado? Pues tras revelar a primera vista los negativos, me quedé con la sensación de que estaban bastante más densos que los carretes anteriores. Hasta ahora, este tipo de película lo había usado con la Pentax MX, y por la cabeza se me cruzó la plausible posibilidad de que ambas cámaras no midan de la misma forma la luz. Y que la Minox, comparada con la Pentax, sobreexponga. No lo descarto, aunque las diferencias no serían terribles. ¿Cuánto puede ser la diferencia? ¿Un tercio de paso, medio paso? No creo que vaya más allá. Aunque me dejo pendiente como deberes comprobarlo de alguna forma. No debería ser difícil.
Lo que sí sé es que cuando he digitalizado los negativos con la cámara digital Panasonic Lumix G9 y el objetivo macro Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH Mega OIS, el histograma de la cámara, y luego de las imágenes digitalizadas, era bastante estrecho, denotando un contraste bastante suave. Por lo que luego no he tenido ningún problema, sobre los archivos RAW de la Lumix, para extender el contraste conservando todo tipo de detalles tanto en las altas luces como en las sombras. Aunque esto siempre supone levantar un poco el grano de la película. Que por haber sido expuesta a menor índice de exposición, esperaba que fuera menos. Al final, lo comido por lo servido. El resultado no ha estado mal. Pero quizá no merezca tanto la pena como pensaba el perder esa sensibilidad. Lo único que tengo que hacer con los carretes que me quedan es exponer a su sensibilidad nominal, ser cuidadoso con la medición en las sombras, especialmente en las tomas de alto contraste, evitando que se bloqueen y revelar normalmente. Y cuando se acaben... pues nos dedicaremos a la Ilford HP5 Plus 400.
La tecnología asociada a la captura electrónica de la imagen fotográfica con destino a archivos informáticos que conservan la información en un formato digital permitió desde el principio de esta tecnología la creación de imágenes fotográficas más grandes a partir de varios archivos originales. Tradicionalmente se le ha llamado fotografía "panorámica" porque con frecuencia se ha utilizado para formar imágenes panorámicas; aquellas en las que se recogen escenas, generalmente paisajes, amplias con una longitud varias veces superior a su altura. Recuerdan a las películas de cine en las que tenemos amplios formatos de ratio 2,37:1 e incluso. Obsérvese que la mayor parte de los estándares actuales se acercan en sus proporciones al resultado de dividir las potencias de 4 por las potencias de 3.
Así tendremos 4/3 = 1,33, el más popular formato televisivo hasta hace unas décadas, 4^2/3^2 = 16/9 = 1,78, el más popular formato televisivo actual, y 4^3/e^3 = 64/27 = 2,37, formato televisivo que se ha propuesto ya para el futuro, que usan algunas producciones, y que se aproxima al formato de muchas producciones cinematográficas.
Pero la unión de imágenes digitales no se limita a estas tomas panorámicas. Pueden tener como objetivo el aumentar el campo de visión conseguido a partir de un objetivo con focal más larga de lo que nos conviene. Y con matrices de fotografías tanto en el sentido lateral como en el sentido arriba abajo obtenemos una fotografía con mayor campo de visión. Y sobre todo, muy importante, más grande, con más información. Hay quien incluso simula el aspecto de la fotografía de formato medio con sensores de imagen de los llamado de marco completo, full frame, o sea, el formato pequeño de 36 x 24 mm de toda la vida. Al principio, conseguir estas imágenes era complejo y precisaba software específico más o menos difícil de usar, pero actualmente hay muchos procesadores y gestores de imágenes que tienen funciones de unión de fotogramas muy sencillas de usar.
La fotografía panorámica no ha sido ajena a la fotografía con película tradicional. Han existido cámaras en las que las dimensiones del fotograma han tenido este carácter panorámico. Para película de 35 mm se fabricó la muy deseada Hasselblad Xpan I y II, fabricada por Fujifilm que también tenía su variante, Fujifilm TX-1 y TX-2, y un formato de fotograma de 65 x 24 mm . O las Widelux con obturador de barrido y un formato de 56 x 24 mm. Fujifilm también tuvo en formato medio la Fujifilm GX617, con ese formato aproximado de 17 x 6 cm, algo menos en realidad, y un tamaño casi "monstruoso". Creo que también hubo alguna Widelux de formato medio. Ha habido cámaras de formato medio de 12 x 6 cm aproximadamente, y algunos respaldos para cámaras de gran formato que aprovechaban los rollos de formato medio para este tipo de fotografía.
Y por supuesto, han existido artistas fotográficos que han realizado collages con fotografías individuales, de todo tipo, para construir panoramas o fotografías más complejas y más amplias. Pero con las peculiaridades de los collages.
Hace unos años tuve la ocasión de visitar en Fotografiska, museo de la fotografía en Estocolmo, una exposición de Nick Brandt que me gustó mucho, tanto por su mensaje, como por su estética, como por su concepción, filosófica o técnica. Para realizar las grandes fotografías de la exposición, Brandt usaba cámaras de formato medio de formato 7 x 6 cm, que luego escaneaba a alta resolución y unía en fotografías de mayor tamaño. Os dejo el vídeo que explica su realización.
Esto me ha hecho comprobar la factibilidad de la utilización eventual de una técnica similar con mis medios. Resultado de la cual han sido las fotografías que se pueden ver a lo largo de esta entrada.
Cogí mi Pentax MX con mi recientemente adquirido SMC-M 50/1,4 y la cargué con un carrete de Lomography Berlin Kino 400. Y fui exponiendo, a la sensibilidad nominal de la película, series de tres fotografías contiguas, con los mismo parámetros de exposición. Revelé, según recomendaciones del fabricante de la película, en Kodak HC-110 dilución B (1+31) durante 7 minutos a 20 ºC. Y luego digitalicé en el Epson Perfection V600 Photo los tríos de fotografía utilizando exactamente los mismos ajustes para cada una de las tres fotografías en la pestaña de niveles, evitando la exposición automática por parte del escáner. Sólo hubo discrepancias de luminosidad en una foto de uno de los tríos, probablemente porque en el momento de la toma una nube dejó pasar más luz que en las dos primeras fotografías del trío. Es en la del puente sobre el río Ebro... y con un tratamiento sencillo mediante máscaras, no se nota. Todas las fotos han sido unidas en Adobe Lightroom 6.14 sin mayores problemas. Menos una que no quiso reconocer que tal unión era posible, y que sin embargo Affinity Photo lo consiguió sin más.
En Lightroom hay tres tipos de proyección para componer la nueva fotografía; esférica, cilíndrica y perspectiva. La cilíndrica viene bien para las tiras únicas de fotos en horizontal o vertical que conforman un panorama. Tiene el inconveniente que deforma las líneas rectas de la arquitectura. La esférica conviene cuando no sólo se toma una fila de fotografías en horizontal, sino una matriz de varias filas, y también tiene el mismo inconveniente. La perspectiva no genera deformación de las líneas rectas de los edificios, pero genera una deformación de los extremos, que es muy desagradable cuando la amplitud de la vista es grande. Como estas son composiciones de tres fotografías en vertical, el resultado final no se desvía mucho de la proporción original de la cámara 3:2. Cuando hay edificios he usado la proyección en perspectiva, cuando no los hay y es más orgánica la imagen, he usado la cilíndrica.
El resultado ha sido bastante mejor de lo que pensaba, aunque la calidad de las fotos está lastrada por el hecho de que... una de dos, o yo he estado muy torpe midiendo la luz y he subexpuesto o, como supongo, esta película conviene exponerla a un índice de exposición más bajo de la sensibilidad nominal. La proxima vez a IE 250, manteniendo el tiempo de revelado recomendado.
No es que vaya a usar esta técnica habitualmente. Lo cierto es que si me apetece componer panoramas o fotos grandes a partir de fotogramas más pequeños, utilizaré la captura electrónica. Que todo es mucho más sencillo. Pero si puntualmente me surge la necesidad... pues ya sé que es factible y no demasiado complicado. Ya me diréis que opináis.