La fotografía como afición y otras artes visuales

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Inauguración de la exposición "SLOWPHOTO - Ejea en San Juan"

No me voy a poner a redactar la crónica social de la inauguración de la exposición "SLOWPHOTO - Ejea en San Juan". No es algo para lo que valga ni me apetezca. Ya comenté un poco hace una semana los preparativos para la misma. Voy a recordar un poco la gestación. En el entorno de las actividades del grupo de interés ENCUENTRO ANALÓGICO de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, que reúne a los aficionados a la fotografía con película tradicional y otras técnicas fotoquímicas, surgió la posibilidad de hacer una excursión el día de San Juan, día de fiesta, a Ejea de los Caballeros. De la que ya os hablé en su momento. De fondo, la conveniencia de impulsar la afición a la fotografía en la capital de la comarca de las Cinco Villas. A partir de ahí, surgió la posibilidad de realizar una exposición con una selección de las fotografías realizadas ese día. Y la idea siguió adelante, y a la selección de fotografías se sumo una muestra de cámaras fotográficas de distintas épocas y otros materiales gráficos y fotográficos. Muy apañado y simpático.

Yo participo con cuatro obras. Como fui el único en usar película negativa en color, tres de ellas proceden de estos negativos. Y la cuarta es un tríptico de interiores de La Espiral, centro cultural y museo que busca fomentar la cultura y la historia de la ciudad y la comarca, y que acoge la exposición. Se escogió de alguna manera como agradecimiento a su hospitalidad.

Las fotografías son las siguientes. Las dos primeras, realizadas con una cámara Olympus mju-II y película Fujicolor Superia XTra 400, fueron tomadas en el ámbito del mercado y recreación medievales que se celebró ese día en Ejea.

La tercera fue realizada en el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea, centro cultural con vocación de museo de arte moderno. La cámara utilizada fue una Leica CL con un objetivo Leitz Summicron-C 40/2 y película Fujicolor Natura 1600.

El tríptico de La Espiral fue realizado con una Leica M2 y objetivo Leica Summicron 35/2 ASPH, y película Kodak Tri-X 400 revelada en ADOX APH09, variante del tradicional Rodinal, 1+50 durante 12,5 minutos a 20 ºC.

El viernes de la inauguración tuve un día muy atareado y un poco complejo hasta el momento en que pude coger el coche para dirigirme a Ejea de los Caballeros donde, después de todo, llegué con tiempo de sobra para dar un paseo por la parte alta de la ciudad y hacer unas fotos con la Olympus OM-D E-M5 + G 20/1,7 ASPH aprovechando la luz del atardecer.

Esta es una vista de La Espiral, lugar donde se celebra la exposición.

A partir de las siete de la tarde, y con una notable afluencia de público, se procedió a la inauguración propiamente dicha, con las típicas intervenciones más o menos protocolarias, y visita al conjunto de la exposición. Despertaron interés tanto las fotografías como los aparatos fotográficos de época que se incluían en las vitrinas preparadas al efecto.

Cerramos la ventosa tarde tomando un chisme y una tapa, regresando a Zaragoza ya cerrada la noche. Durante la duración de la exposición se celebrarán un par de talleres, uno de iniciación a la fotografía y otro de cianotipias, para ir inyectando el venenillo de la fotografía entre los interesados de la comarca. A ver si van bien.

De exposiciones va la cosa - a falta de recomendaciones semanales

Este fin de semana he estado muy muy atareado, sábado y domingo. Y el resultado es que no he podido atender a mis entradas en los blogs y, como consecuencia, ayer no pude redactar y publicar mis recomendaciones semanales. En fin,... paliemos un poco esta cuestión con unas recomendaciones sobre exposiciones próximas.

Primero, aquello que más me afecta y en lo que he participado y participo. En el mes de junio os hablé de la excursión de fotografía argéntica que desde la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ se organizó a Ejea de los Caballeros el día de San Juan. Pues bien, ahora, con una selección de casi treinta de las fotografías que se realizaron ese día, el próximo día 27 de octubre a las 19:00 horas se inaugurará oficialmente la exposición SLOWPHOTO - EJEA EN SAN JUAN, en el Espacio Cultural La Espiral de la capital de las Cinco Villas.

Yo aporto algunas fotografías a la exposición. Principalmente, aunque no exclusivamente, realizadas con película negativa en color. Pero además, la exposición incluye una muestra de aparatos fotográficos para película tradicional de diversas épocas y diversos formatos, algunos realmente espectaculares. Yo aporto también algunos de los aparatos de mi pequeña colección, que comparte orgullos la vitrina con otros amigos que han donado otros autores de la exposición. Muy interesante. Como adelanto, os dejo dos de las fotografías que aporto a la exposición.

Por "culpa" de mis vacaciones en Corea del Sur no pude enviar a tiempo ninguna fotografía para la exposición MIRADAS CERCANAS, que el próximo día 26 de octubre se inaugura en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, con el nombre propósito de luchar contra las consecuencias de la discapacidad visual. Pero por supuesto haré por ir a visitarla. Porque es fotografía, porque es por una buena causa, porque habrá fotografías de gente que conozco y aprecio. Así que ya sabéis.

La semana pasada estuve también una tarde en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos PABLO SERRANO (IAACC). Y hay también dos exposiciones que tienen que ver total o parcialmente con la fotografía.

La primera me interesó mucho, ya que es una retrospectiva de la actividad artística de Bigas Luna, más conocido por su actividad como director y guionista cinematográfico, pero que fue un hombre polivalente que practicó una diversidad de disciplinas artísticas, como podréis comprobar en esta exposición. Entre estas disciplinas también se encuentran obras fotográficas o técnicas mixtas basadas en la fotografía. Merece la pena una visita.

Y por fin, otra exposición en el IAACC que interesará por igual a los aficionados a la fotografía, al cinematógrafo y al mundo de la moda. Una exposición de fotografías del diseñador de moda Cristóbal Balenciaga que participó como diseñador de vestuario en un número considerable de película españolas, francesas, norteamericanas,... En la muestra hay una apreciable colección de fotografías, la mayor parte de ellas promocionales de las películas en las que participó el diseñador, y que además muestra la elegancia con que se trataba la cuestión del vestuario en las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX. Desgraciadamente sucede que en la mayor parte de las ocasiones los fotógrafos de plató o promocionales de las productoras cinematográficas permanecen sin acreditar, por lo que no sabemos quienes se encargaron de realizar tan estupendas fotografías. Y luego está el encanto de las estrellas de antaño, Ingrid Bergman, Ava Gardner, Elsa Martinelli... y algunas otras más locales y quizá con algo menos de glamour.

Recomendaciones semanales - especial visita PHotoEspaña 2017 (22 de julio de 2017)

Esta semana voy a dejar en reserva para el domingo que viene los enlaces que tengo guardados con recomendaciones fotográficas de todo tipo, y pasaré a contaros la visita que hicimos ayer 22 de julio de 2017 a algunas de las más destacadas exposiciones del festival PHotoEspaña 2017, que marca el 20º de este festival fotográfico en el calendario de actividades culturales principales en nuestro país.

Organizado el viaje desde la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ), el grupito que nos reunimos para hacer el viaje no fue numeroso, seis personas, pero sí interesante e interesados por la fotografía. Como no ando con mucho tiempo, iré rápido. Además, algunas de las cosas que vimos ya las he ido comentando en semanas anteriores. A al menos las he mencionado.

Tras un pequeño madrugón para coger el AVE de las siete de la mañana a Madrid, cercanías a la puerta del Sol, y poco después de las nueve de la mañana tomando el café/chocolate/té en la calle de San Bernardo mientras hacíamos tiempo a que abrieran las exposiciones a las diez.

Pinchazo en la Real Academia de San Fernando, en la calle de Alcalá, que ya había clausurado su exposición, pero de inmediato nos plantamos en el Espacio Fundación Telefónica, calle Fuencarral casi esquina con la Gran Vía, para ver la exposición que conmemora los 100 años de Leica. El aniversario ya pasó hace un tiempo, pero la exposición sigue recorriendo el mundo y ha llegado a nuestro país. Aunque esperaba ver un montaje a mayor grandeza de la legendaria marca, la verdad es que los responsables de la misma se han contenido a la hora del bombo y platillo, y nos ofrecen un recorrido por la historia de la fotografía en el siglo XX, con sus principales momentos y géneros, que tiene mucho de didáctico. Aparte de que está llena de obras maestras, algunas conocidas y otras no tanto. Fotógrafos con mucho nombre y otros con menos, pero que pocos desmerecen la excelencia colgada de las paredes de la sala de exposiciones. Nos gustó bastante.

Un poco más hacia abajo en dirección a Cibeles, paramos en la sala de exposiciones de Loewe, también en Gran Vía, donde empezamos a notar la mano de Alberto García-Alix, invitado por la organización a marcar las directrices principales del programa oficial de este año. Y así, en la pequeña pero apañada sala de exposiciones de la conocida marca de moda recorremos la obra del norteamericano Minor White, un fotógrafo muy elegante, cultivador de una estética muy cuidada, que es capaz de encontrar en los lugares u objetos más anodinos, a los que dota de significados diversos. Siempre digo que es un fotógrafo del que tengo que conocer más, porque cuando veo obra suya me gusta realmente, pero no he visto la suficiente.

Llegados ya al Círculo de Bellas Artes, en la calle Alcalá, una de las sedes principales del festival, encontramos abierta dos de las tres exposiciones programadas. La tercera está cerrada por un "problema técnico".

"Loaded Shine" de Paulo Nozolino es la primera que visitamos. El portugués presenta una serie de 20 fotografías en gran tamaño a partir de negativos de 35 mm, en la que un juego de luces sutiles, de origen artificial las más de las veces, del flash de su cámara, juega con sombras profundas para representar ideas o conceptos que surgen entre la fuerte estructura de los granos de plata que surgen de la fuerte ampliación de estos negativos. Para verla muy despacio, quizá.

Uno de los platos fuertes del festival es la segunda de las exposiciones que visitamos en el CBA, ese "Corpus" del francés Antoine d'Agata, que recorre tres décadas de su experiencia como persona y fotógrafo, a través del sexo y el consumo de sustancias psicoactivas. Una exposición explícita, dura, a veces repetitiva, que quizá se pueda atragantar a quien la intente digerir de una vez, aunque también valiente y osada. No apta en cualquier caso para personas de mente cerrada. Ya advierten en la entrada que la naturaleza explícita de las fotografías y los vídeos de la exposición pueden "herir la sensibilidad del espectador".

Momentánea visita a la terraza del CBA, donde no reinaba la paz que había experimentado en otras visitas. Unos chiringuitos veraniegos y una música con excesivos decibelios no ayuda a disfrutar del lugar, por lo menos para mí. Así que nos dirigimos a la Casa de América, en la esquina de Cibeles con Recoletos, donde nos llevamos la decepción de que han adelantado el cierre de las exposiciones allí programadas. No obstante, encontramos que su terraza-restaurante es un buen lugar para comer. En el interior se está fresquito y tranquilo. Y además llega el momento del día. Además de nosotros seis y el camarero sólo llegan otras dos personas, otras dos comensales, una de ellas una de las mejores actrices que han circulada por las pantallas grandes y pequeñas y por los escenarios de nuestro país. Se trata de Charo López, con quien sucede uno de los momentos simpáticos del día. Son muchos los papeles inolvidables que nos ofreció en su carrera, pero por algún motivo a mí siempre me viene a la memoria esa tía María de Secretos del corazón, llena de humanidad y de amor.

Se hace duro hacer la digestión con el calor del verano madrileño, menos riguroso de lo que esperábamos afortunadamente, pero nos dirigimos a continuación al Centro Cultural de la Villa, en la plaza de Colón. Tres exposiciones nos esperan.

La más amplia y conocida es el amplio trabajo de Cristina García Rodero sobre Lalibela, lugar donde se congregan comunidades cristianas etíopes desde la edad media, y que ha registrado con su cámara en distintos momentos desde el año 2000 hasta la fecha. García Rodero ha dedicado buena parte de su carrera a documentar las tradiciones vinculadas a las creencias, sean supersticiones, tradiciones populares o religiones diversas, y las relaciones de la gente con la muerte, por lo que este trabajo se enmarca perfectamente en el cuerpo principal del trabajo de la fotógrafa española de la agencia Magnum Photos. Grandes fotos de factura muy cuidada, de composiciones primorosas, con una blanco y negro lujoso, con cuidadas escalas de grises y fina atención a las texturas fuesen de las piedras, de las telas o de la piel de los fieles y monjes.

En una de las salas, el trabajo "Carbono" de Gil Antonio Munuera, abstracciones con técnicas fotográficas sobre material de carbono, que pretenden que reflexionemos sobre nuestras interacciones con la materia y la naturaleza, con la luz y con la oscuridad.

La otra amplia exposición es "Pensar en futuro, nuevos relatos fotográficos", selección de fotografías de diversos autores procedentes de visionados de porfolios relacionados con la capital de Senegal. Obras muy diversas, en general comprometidas socialmente, que a ratos nos atraen y nos gustan más, y otras menos, pero dentro de una buena calidad general.

Tras un paso por la Biblioteca Nacional de España, donde se ponen a disposición del público para su consulta una colección de los últimos trabajos editados en materia de libros de fotografía, nos trasladamos a Cibeles, a Centro Centro, donde encontramos dos exposiciones.

Una es uno de los platos fuertes del festival, el "Café Lehmitz" del sueco Anders Petersen. Una obra ya clásica de documentación de la "parroquia" que frecuentaba el café de este nombre a final de los años sesenta en el barrio de Sankt-Pauli de Hamburgo. Siempre asociado con el entorno de la prostitución y los estratos más marginales de la ciudad hanseática, genera una fauna humana a la que Petersen dota de rostros y de emociones. Realmente, un trabajo notable.

También encontramos el trabajo de la mejicana Teresa Margolles, "Pistas de baile". Es una crítica a la operación de arrasado por la piqueta del centro de Ciudad Juárez, operación por la cual se quiere adecentar la cara de la ciudad, pero sin resolver los problemas de sus gentes. Distintos miembros de la comunidad trans de la ciudad, posan sobre las baldosas que quedan en los solares donde se encontraban las cantinas y las salas de baile de la ciudad.

Finalmente, nos dirigimos a la última escala del día antes de dirigirnos a la estación a coger nuestro tren de regreso a Zaragoza. Es el Jardín Botánico, donde tradicionalmente se muestran un par de exposiciones del festival y se suele instalar la librería o la tienda de recuerdos del mismo.

Por un lado, visitamos la exposición dedicada a Elliott Erwitt y las fotografías de sus dos viajes a Cuba. Las del primero, con mucha más enjundia, en 1964, metiéndose y fotografiando en el entorno próximo de los líderes de la revolución, retratando en diversas ocasiones a Fidel Castro y Ernesto Guevara, en un momento en el que las relaciones entre el país caribeño y EE.UU. ya estaban seriamente deterioradas. Las del segundo, invitado en 2015 por una conocida marca de licores cubana, más anecdótica.

Por otro lado, Peter Fraser analiza la relación del mundo con las matemática, adhiriéndose a la tesis de la naturaleza intrínsecamente matemática del universo. A la que yo no me adhiero. Las matemáticas modelizan el universo desde mi punto de mi vista, pero no necesariamente lo rigen. En cualquier caso, vistosas fotografías en color de gran formato, en el que cabe pararse detenerse a reflexionar sobre los aspectos matemáticos, las más de las veces geométricos, que inspiran al autor.

Queda un tiempo para visitar la tienda y comprar un par de libros de los que hablaré otro día y salir paseando del jardín botánico con tiempo para llegar sin agobios a coger el tren en Puerta de Atocha.

Lo mejor de todo es que es la primera vez en que visito las exposiciones de PHotoEspaña con un grupo de aficionados a la fotografía como yo. Normalmente lo he hecho por mi cuenta o acompañado de alguna de mis amistades en la capital. Que también está muy bien. Pero esta ocasión creo que ha sido más enriquecedora por la capacidad de dialogar y comentar sobre la marcha, por la posibilidad de que la visión de los otros nos hiciera descubrir aspectos de las obras que a lo mejor se nos hubieran escapado. Espero que podamos repetir en años venideros.

Enrique Meneses en el Centro de Historias

Esta entrada fue elaborada originalmente para el blog de Fotógraf@s en Zaragoza, que os recomiendo encarecidamente que visitéis.

Llego un poco tarde a esta entrada sobre la exposición de Enrique Meneses en el Centro de Historias de Zaragoza. El mes de diciembre siempre resulta complicado y uno anda con menos tiempo. Pero aunque se clausura ya el 15 de enero, espero que de tiempo a animar a quien no la haya visitado a que lo haga.

Meneses se puso de moda recientemente debido al fallecimiento de Fidel Castro. Meneses fue el primer reportero, periodista y fotógrafo al mismo tiempo, tanto escribía como manejaba la cámara, que pudo convivir con los revolucionarios cubanos en Sierra Maestra en 1958, consiguiendo algunos de los documentos gráficos más interesantes de esa revolución que no quedaba claro dónde iba a parar. Meses más tarde, en el año nuevo de 1959, Fulgencio Batista abandonaba la isla.

Pero Cuba no fue su primer destino, unos años antes había ejercido ya de periodista y reportero en Egipto, un país en plena efervescencia en aquel momento con el derrocamiento de la monarquía y la llegada al poder de Nasser, lo cual rompía los delicados equilibrios políticos de la zona, por sus tendencias prosoviéticas en plena guerra fría. La nacionalidad española de Meneses le permitió permanecer en la zona cuando los reporteros ingleses y franceses hubieron de abandonar el país durante la guerra del Canal de Suez. Aunque también hubo tiempo para hacer fotos más frívolas...

A principios de los años 60 del siglo XX se trasladó a Nueva York para trabajar como autónomo... ejem, perdón, "freelance", que queda más molón. Y lo hizo en un momento también importante. Fue el momento de la elección de John F. Kennedy como presidente y el auge de la lucha por los derechos civiles de las minorías, especialmente de los afroamericanos. Y el estuvo allí. Como atestigua sus fotografías. Una muy impresionante del que sería Premio Nobel de la Paz, Martin Luther King, y otra más curiosa con el que llegaría a ser también Premio Nobel, pero de literatura, varias décadas más tarde, Bob Dylan con sus amigos Joan Báez y Pete Seeger, precursor de ambos en la música folk comprometida.

Pero no dejaba de alternar Meneses en sus fotografías los temas políticos con otros más frívolos, como el mundo de la moda, del cine o el espectáculo en general, aunque siempre desde el punto de vista del periodista y reportero gráfico, fundamentalmente.

El estilo fotográfico de Meneses es el propio de los reporteros de su época. Lo importante es conseguir la foto significativa. Es conseguir un gesto, una mirada, un encuentro... Y si además la foto sale bien de luz, con una buena composición y bien nítida, miel sobre hojuelas. Pero lo prioritario es conseguir la foto. En los años 50 y principios de los 60 del siglo XX el equipo que se había impuesto, especialmente cuando había que viajar ligero o en zonas conflictivas, eran las pequeñas pero fiables y duraderas Leicas de telémetro. Especialmente cuando llegó la fabulosa Leica M3, que mejoró mucho la ergonomía y la facilidad de trabajo con respecto a las cámaras con montura de rosca, especialmente las distintas declinaciones del modelo Leica III que eran las usadas profesionalmente.

En esta foto en la que el propio fotógrafo se ha incluido en el encuadre aprovechando el reflejo en el espejo lo vemos manejando una de las Leicas de la serie M iniciales. La definición no es suficiente para definir el modelo, aunque probablemente se trate de una Leica M3, con la que se le ve en otras fotos que se encuentran en internet. Necesitaría más definición para poder estar seguro.

De todos modos, conforme avanzaron los años 60, y especialmente con la salida al mercado de la sólida Nikon F, las cámaras réflex se harían progresivamente dueñas de los bolsos de los reporteros gráficos. En el siguiente detalle de una fotografía de Meneses tomada en Viena al matrimonio Kennedy, se ven en el fondo otros fotógrafos que llevan tanto cámaras telemétricas como réflex.

El periodo de Meneses como reportero gráfico no abarca toda su vida profesional. Las fotografías de la exposición abarca el periodo entre principios de los años 50 y 1970 aproximadamente. Y mis comentarios se refieren a los personajes y los sucesos que aparecen en las fotografías que he considerado más significativos, pero sin pretender ser exhaustivo, ni mucho menos.

A partir de 1970, aunque sigue haciendo fotografías de vez en cuando, empieza a moverse en las televisiones, dirigiendo diversos programas de información y actualidad, así como en alguna que otra aventura editorial. Como curiosidad, fue el primer director de la edición española de Playboy...

Dejando aparte el anecdotario, la exposición es obligatoria para los aficionados a la fotografía. Así que ir dándoos prisa, que ya no queda mucho tiempo.

Entre la pintura de Renoir y las fotografías de tres grandes en Madrid

Son las diez y media de la mañana aproximadamente del viernes 4 de noviembre de 2016 cuando desembarcamos del AVE que nos deja en la estación de Madrid-Puerta de Atocha. Llego a la capital del reino acompañado de una amiga que, después de comer, a primera hora de la tarde, seguirá viaje hacia Sevilla donde reside en estos momentos. Pero mientras tanto, nos hemos fijado algunos objetivos relacionados con el arte y la cultura para esta mañana lluviosa, que yo continuaré por la tarde ya por mi cuenta y con otra compañía.

Desde hace unas semanas, el Museo Thyssen-Bornemisza está celebrando una exposición "casi antológica" del pintor francés Pierre-Auguste Renoir, uno de los más prolíficos y conocidos del grupo de los impresionistas. Aunque como comprobaremos durante la exposición, su estilo evolucionó a lo largo de su extensa vida artística hacia otros estilos.

He puesto entre comillas lo de "casi antológica". Resulta hasta cierto punto sorprendente que en estos momentos se estén haciendo la competencia, en lugar de sumar esfuerzo, dos instituciones de prestigio en el mundo de la difusión del arte como es el Thyssen-Bornemisza y Fundación Mapfre. Esta última tiene simultáneamente otra exposición en Barcelona sobre el pintor en colaboración el Museo de Orsay y la Orangerie de París, por lo que no encontraremos estas obras representadas en la exposición que se celebra en Madrid. Imaginaos cuanto más rica hubiese sido una colaboración entre instituciones, con exposiciones en ambas ciudades pero con una muestra mucho más integral y antológica del pintor, que hubiese sido un acontecimiento histórico en el mundo del arte.

No me voy a extender aquí "descubriendo" a un pintor como Renoir, ampliamente conocido y respetado en el mundo del arte moderno. Sí que quiero avisar de una cuestión, por algunas conversaciones que he tenido estos últimos días. Son muchos los que asocian a Renoir con su etapa fundamentalmente impresionista. El impresionismo, en su momento, cuando surgió, mal visto por las instituciones establecidas en el mundo de las bellas artes, con el tiempo se ha convertido en uno de los estilos pictóricos más apreciados y más populares. La alegría que desprenden muchas de sus obras, el romanticismo asociado a París, el colorido, el hecho de que sea un arte figurativo y por lo tanto fácil de comprender, han hecho que gane una legión de adeptos por todo el mundo. Pero Renoir no se mantuvo fiel al estilo durante toda su vida, e incluso alternó estilos dependiendo del motivo al que se enfrentaba. Lo cual hace que algunas secciones de la exposición puedan ser menos apreciadas por algunos visitantes. Grave error. Conviene visitar la exposición sin prejuicios. Toda ella es interesante.

Como suele suceder en las exposiciones temporales de los museos, en la misma no estaba permitida la fotografía. Aunque había una sala destinada a experimentar con sensaciones tactiles y olfativas donde al parecer se hacía la vista gorda al no haber obras originales en exposición. Y donde tomé las fotografías ilustrativas que habéis podido encontrar más arriba.

Como estaba incluido en el precio de la entrada, si perder mucho tiempo visitamos algunas salas de la exposición permanente del Museo Thyssen-Bornemisza donde sí que está permitida la fotografía sin flash, centrándonos especialmente en las salas de arte moderno y contemporáneo. Aunque no de modo exclusivo.

Tras la visita al Thyssen-Bornemisza y antes de comer con unas amigas madrileñas con las que habíamos quedado, fuimos a visitar la exposición retrospectiva de fotografías de Bruce Davidson en la sala de exposiciones Bárbara de Braganza de la Fundación Mapfre. He de reconocer que tuve "suerte" de que nuestro nivel de información fuera escaso, porque a pocos metros de allí, en la sala Recoletos de la misma fundación, hay una exposición dedicada a los fovistas, breve movimiento pictórico postimpresionista. Mi amiga lo hubiera preferido, y me hubiera convencido. Pero como no sabíamos, y las horas que nos daban para entrar no le venían bien, tocaron fotos.

No hice fotos en esa sala de exposiciones, porque es muy sosa. Decir que Bruce Davidson es un magnífico fotógrafo documentalista norteamericano, que como muy bien se dice en alguna de las cartelas informativas de la sala de exposiciones está a caballo entre la aguda mirada de Cartier-Bresson, y la profundidad e introspección que pone en sus sujetos de W. Eugen Smith. Componiendo tan bien como cualquier de los dos. Nos gustó mucho. Compré el catálogo.

Tras esta visita, que realmente nos gustó mucho, nos dirigimos a comer. Seguía lloviendo y, aunque las temperaturas se mantenían moderadas, apetecía relajarse un poco sentados y libres de la humedad del exterior.

Después de comer, habiendo despedido a mi amiga que se iba camino de Sevilla, el resto nos fuimos a Embajadores para ver la exposición "Cespedosa" del fotógrafo Castro Prieto en Tabacalera-Promoción del arte. Castro Prieto fue el Premio Nacional de Fotografía del año 2015, el más reciente, y sin duda es uno de los fotógrafos españoles más significativos, tanto por la profundidad de sus temas como por la perfección técnica con la que trabaja. Muchas de las obras que presenciamos están tomadas con cámara de gran formato para hojas de 20 x 25 cm.

No conocíamos, o por lo menos yo, las salas de exposiciones que se encuentran en la antigua Fábrica de Tabacos de Madrid. Este edificio, aunque adecuadamente arreglado y acondicionado, tiene un aspecto antiguo, un ambiente, que lo hace especialmente adecuado a una exposición como esta de Castro Prieto que despide recuerdos y nostalgia por todas partes. Cespedosa de Tormes es el lugar de origen de la famila del fotógrafo nacido en Madrid. Lugar que ha visitado con frecuencia, del que no se ha desligado y que le ha marcado profundamente. Lugar de sus abuelos y padres. De otra familia y de amigos. De juegos infantiles suyos y de sus propios hijos.

Al contenido, muy personal y con mucha carga introspectiva por parte del fotógrafo, hay que sumar el virtuosismo técnico del que hace gala. Como ya he comentado, muchas de sus tomas están realizadas con cámara de gran formato, para placas de nada más y nada menos que 20 x 25 cm, lo cual permite una riqueza enorme en la recogida de información visual, un modelado de las formas y las texturas sin igual, y una gestión de la profundidad de campo muy precisa que no es posible con cámaras más ligeras. Exige asimismo una profunda reflexión en el momento de la toma, que nunca es precipitada, que nunca es espontánea, que responde a una profunda observación y un apego emocional hacia las personas, los lugares y los objetos representados.

La exposición también dispone de un catálogo que se puede adquirir en la propia exposición o a través de la página web del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, que ha editado el libro junto con Auth'Spirit, empresa del propio Castro Prieto que publica sus propios libros, y donde también se puede adquirir el volumen. La calidad de impresión es bastante buena, aunque la encuadernación podría ser mejorable. Tiene un relativamente modesto coste de 25 euros.

Aprovechando la cercanía de Fotocasión, en Ribera de Curtidores, tras visitar la exposición de Castro Prieto nos pasamos por esta popular tienda de fotografía madrileña para aprovisionarme de material sensible. Película tradicional tanto en formato 120 como 135. Lo cierto es que ya que estaba allí, cargué para una temporada y a unos precios relativamente convenientes.

Y vamos con la última de la exposiciones que visitamos, "Capa en Color" en el Círculo de Bellas Artes. Traída en colaboración con el International Center of Photography de Nueva York, los contenidos de la misma corresponde con el libro que adquirí ya hace algún tiempo; la obra desconocida del húngaroamericano Robert Capa usando película en color y que ha sido organizada y rescatada por esta institución. A través del libro, ya conocía lo que iba a encontrar.

Desde mi punto de vista, en su conjunto, la obra en color de Capa no alcanza los niveles de la obra en blanco y negro. Lo cual no quita para que haya fotografías muy notables entre las mismas. Pero Capa da un sentido a su obra en color muy distinto. Más frívolo, más alegre. Hay otros fotógrafos precursores del color más inspirados que Capa. Pero merece la pena conocer este trabajo.

Capa empezó utilizando como material sensible la película diapositiva Kodachrome, una película ya desaparecida, con mucha personalidad para unos resultados muy buenos, compleja de procesar. Por esto mismo, cuando estuvo disponible utilizó también las diapositivas Ektachrome, también de Kodak, con un procesado más sencillo, con menos personalidad, y que tienen el inconveniente de que se degradan mucho más deprisa en el tiempo. La exposición nos ofrecía alguna muestra de esto.

Las dos diapositivas superiores son Kodachrome, y apenas han perdido sus colores originales, mientras que las dos inferiores son Ektachrome, y han sufrido mucho más el paso del tiempo. Supongo que en ambos casos serán copias de los originales. Por lo tanto, las copias en papel expuestas proceden de un proceso de cuidada e intensiva restauración del material sensible original.

Otro documento muy interesante es la grabación radiofónica de 1947, en la que Capa hablaba de sus memorias como reportero gráfico en la guerra mundia, "Slightly out of focus", y de su experiencia con John Steinbeck en su visita a la Unión Soviética en pleno inicio de la guerra fría. Es la única grabación que se conoce con su voz original. Os lo voy a poner porque es muy interesante, aunque no tiene el subtitulado en castellano que nos ponen en la exposición.

En la entrevista uno se da cuenta de varias cosas. Independientemente de lo gran fotógrafo que era, era un tipo simpático, con don de gentes. E indudablemente era un redomado caradura. Un sinvergüenza, aunque fuera un sinvergüenza simpático. En la entrevista cuenta su versión de cómo llegó a ser "Robert Capa", su nombre original era Endre Ernő Friedmann. Lo cuenta como una ocurrencia personal, aunque hoy en día se sabe que pudo deberse a su amante, también fotógrafa, Gerda Taro, y que al principio era la marca para las fotografías de ambos. Incluso hay fotografías de aquellos años 30, especialmente de principios de la guerra civil española cuya asignación a uno u otro es dudosa. También cuenta de una forma muy teatrera cómo obtuvo la foto del miliciano caído, versión también en entredicho. Pero es muy ameno y divertido contando anécdotas.

Cuando salimos del Círculo de Bellas Artes, la tarde estaba muy avanzada y sólo quedaba tiempo para ir paseando tranquilamente hasta la estación de Madrid-Puerta de Atocha para coger el AVE a las siete y media de la tarde. A pesar de la lluvia, el conjunto del día fue muy agradable, y las exposiciones visitadas muy muy recomendables. Si pensáis ir por Madrid próximamente, no os las perdáis, o haced lo posible por visitar alguna de ellas.