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La Canon EOS 3 de Luis, con un EF 50/1,4 USM e Ilford FP4 Plus

Hace unas semanas me reencontré con Luis. No es su verdadero nombre, pero por motivos que no vienen al caso no lo voy a dar, y modificaré ligeramente sus circunstancias personales, de forma pactada con él, cuando me dio permiso para hablar un poco de su historia personal en esta entrada sobre fotografía. A Luis lo conocí cuando hice mi primer curso de fotografía. Yo había empezado a trabajar recientemente en mi "empresa" actual, tenía 29 años. Luis es más joven. Todavía estudiaba. Tendría entonces 22 o 23 años. En el curso de fotografía había 10 personas más. Todos dentro de un intervalo de edades parecido, entre los 20 y los treinta y pocos.

Y de acuerdo al paradigma del momento, casi todo el mundo llevaba alguna de las cámaras réflex recomendadas entonces para "aprender" fotografía. Cámaras como mi Pentax P30N, de enfoque manual, aunque ya se vendían muchas cámaras de enfoque automático de Canon, Nikon y Minolta, pero eran apreciablemente más caras. De todas formas, predominaban las Yashicas FX-3 y las Minoltas X-300. Eran lo que te vendían entonces. Y eran cámaras capaces; sencillas, pero eficaces. Y efectivamente, adecuadas para aprender. Tenían su modo de exposición manual y, la mayor parte de ellas algún automatismo con prioridad al diafragma. Mi P30N tenía también prioridad a la velocidad y modo programa. Pero Pentax cometió el pecado de no incluir una compensación de la exposición o la posibilidad de modificar manualmente la sensibilidad ISO, que era leída por los contactos DX. Así que, como cámara escuela, había que usarla en modo manual.

Luis era el raro. Estaba estudiando todavía, pero tenía posibles. Y se había comprado un capricho. Él mismo lo reconoce. Es un caprichoso. Sus compras, más allá de la necesidad o el interés funcional que tengan los objetos, siempre tienen un punto de capricho. Como era de "buena familia", en el sentido figurado de la expresión, en el real, ciertamente es una buena familia, le habían regalado, o se había comprado con un dinero que le habían dado, una Canon EOS 700. Esta cámara de enfoque automático, era más bien pequeña y manejable y tenía una serie de elementos que le daban originalidad. Por un lado, el objetivo con el que venía, un EF 35-80/4-5,6 PZ estaba motorizado. Lo de PZ venía de Power Zoom. Lo cual siempre me pareció una lata. Menos preciso y rápido que uno manual. Por otro lado, al colocar la película, esta quedaba extraída por completo de su carrete, con el motor de avance de la misma, y al hacer las fotos estas quedaban automáticamente rebobinadas en el carrete conforme se exponían. A mí esto siempre me pareció un buen inventó, pero no se generalizó.

Pero el tema más curioso eran sus modos de exposición. La rueda de selección de modos de exposición tenía dos caras. Si la montabas por un lado, sólo tenías modos de exposición programados a base de modos escénicos; retrato, paisaje, macro, nocturno... así hasta ocho de ellos. Si la montabas por el otro lado, convertía el aparato en una cámara con prioridad a la velocidad de obturación, incluido un modo B para largas exposiciones, aunque no tengo ni idea de qué diafragma colocaba la cámara en ese caso. No tenía ningún control para corregir la exposición, ni tampoco se podía modificar la sensibilidad ISO que se leía mediante contactos DX. Por lo que, no había más remedio que aceptar la exposición programada para la cámara. Lo cual la hacía inconveniente como aparato escuela. Pero llamaba la atención. Y lo pasamos bien en el curso. No se le daba mal la cosa, y encuadraba y componía con gusto. Pero sus negativos, en escenas en clave alta o en clave baja, no quedaban expuestos correctamente. Aunque la latitud de exposición de la película negativa hacía que el problema no fuera grave. Pero en la práctica era como una cámara compacta con objetivos intercambiables.

Hicimos un cierto grado de amistad. Después del curso quedábamos de vez en cuando a tomar algún chisme o a hacer algunas fotos. Yo me compré no mucho después mi Canon EOS 100, por lo que le podía prestar algún objetivo EF con más posibilidades que su objetivo zoom motorizado. Nunca se compró más objetivos. Entendió que la cámara tenía unas limitaciones que frenaron sus deseos de expansión. Y por otra parte, un año y medio más tarde terminó la carrera y encontró trabajo fuera de Zaragoza. Y hay perdimos contacto. Todavía no estaba generalizado internet, que sólo lo veíamos aparecer tímidamente en algunas empresas y, más frecuentemente, en las universidades.

Hace un par de años... más bien tres, me localizó por internet y me contactó por las redes sociales. Retomamos un cierto contacto a distancia, pues seguía viviendo fuera. Y cuando terminó el periodo de confinamiento de la pandemia, en verano pasado, empezó a venir a Zaragoza con frecuencia por motivos familiares. Y hace dos meses se ha vuelto a establecer en su ciudad natal. Y hablando de fotografía en el reencuentro en vivo y en directo comprobé... que sigue siendo un caprichoso. Cuando empezó a trabajar, en seguida se sitúo muy bien en su empresa, con un buen sueldo, y cuando sustituyó la EOS 700, lo hizo nada más y nada menos que con la Canon EOS 3 con la que he hecho las fotos de hoy. Nunca entendió bien que lo importante eran los objetivos... y se conformó con el ¿infame? EF 28-135/3,5-5,6 IS USM, uno de los primeros objetivos estabilizados de la gama de ópticas de Canon, pero que siempre me ha parecido flojo en sus prestaciones ópticas. Tengo uno. Hablaré más de las características de la EOS 3 en otro artículo, cuando venga revelado un rollo de película en color que he hecho.

Me la ha dejado. Y es interesante de usar. Es un pedazo de cámara. Aunque el eterno policarbonato de los años 90 la hace parecer más "barata" de lo que era y de lo que merece. Pero sus prestaciones son impresionantes. Demasiado grande para mi gusto. Pero lo mejor de la gama Canon EOS para película tradicional, aunque las distintas iteraciones de la EOS 5 gozaran de más popularidad. Dejando aparte las distintas iteraciones de la EOS-1, claro. Muy rápida. El primer rollo que le hice, podéis ver algunas fotos, es un Ilford FP4 Plus, expuesto a su sensibilidad nominal, ISO 125, revelado en Kodak HC-110 C (1+19), durante 5' 15" a 21 ºC. Ha quedado fenomenalmente expuesto. No he usado su objetivo zoom. Las fotos las hice con mi EF 50/1,4 USM. No la vende. Aunque no la usa. Luis dice que aunque nunca la usó mucho, nunca aprovechó su potencial, es su capricho y la tendrá para siempre. Pero me la deja. Y como ahora vivimos cerca, pasaré alguna que otra vez a que me la deje. Pero el sigue siendo un caprichoso. Por supuesto, se pasó al digital en cuanto fue posible, durante muchos años con Canon EOS digital. Pero ahora, como buen caprichoso, y aunque siga sin sacarle partido a sus cámaras, va por el mundo con una Leica SL y un objetivo SL Vario-Elmarit 28-90/2,8-4. Que usa de pascuas a ramos porque es un talabarte. Una pena, porque sigue teniendo buen gusto para encuadrar y componer. Ya he tirado alguna foto con la Leica SL... pero más allá de la pijadita del círculo rojo, me produce poca emoción. Es como mi Lumix G9, pero más grande y estilizada y con el sensor grandote.

Hablaré más de la Canon EOS 3 en un futuro. Especialmente, del enfoque guiado por el ojo.

Leica Minilux y Kodak Ultramax 400 - una buena combinación

Durante el mes de febrero expuse dos rollos de película negativa en color. Con sendas cámaras Leica. Pero muy distintas. El primer rollo, con la compacta Leica Minilux, de la popular Kodak Ultramax 400; el segundo, con la veteranísima Leica M2 calzada bien con el Zeiss Planar 50/2 ZM bien con el Leitz Elmar-C 90/4, de la prestigiosa Kodak Portra 160. Estaba principalmente en este segundo. A priori, usado con un equipamiento más prestigioso que la compacta de Leica fabricada por Minolta. Y por ello lo comenté primero. Especialmente, porque los resultados fueron decepcionantes. Una subexposición clara en buena parte de los fotogramas hizo que, por prestigioso que fuera el equipo,... pues eso, los resultados fueran decepcionantes.

Pero en las primeras semanas del mes, no me compliqué mucho la vida en este aspecto. Cargué un rollo de Ultramax 400, una película a la que estoy cogiendo un cierto cariño, en la compacta Minilux, y me dediqué a usarla de bloc de notas fotográfico cada vez que veía un motivo que quería conservar en forma de fotografía, en lugar de fiar las circunstancias a la memoria. El usar una cámara ligera, que puedas llevar siempre encima, como bloc de notas fotográfico es algo que recomiendo. Quizá muchas de las fotografías que hagas sean intrascendentes para la mayor parte de los que las contemplen. Pero sirve como entrenamiento personal sobre la luz y las formas y su potencial fotográfico, que viene bien cuando te mueves en un entorno más interesante, como pueda ser un viaje o un acontecimiento.

Ya había usado esta combinación de cámara y película a principios del mes de enero, con buenos resultados. Siendo la Kodak Ultramax 400 una película de ISO 400, podríamos considerarla como adecuada para situaciones en exteriores donde la luz no es excesivamente brillante. Pero comparando los resultados obtenidos en enero, días de luz más tenue, menos brillante, con los de febrero, en los que en Zaragoza son frecuentes ya los días francamente soleados, lo cierto es que la Ultramax 400 muestra su mejor cara con mejor luz. Colores más limpios, más luminosos, saturados pero no sobresaturados. Realmente satisfecho con el resultado.

Y también con este resultado, una enseñanza general que vale para cualquier tipo de equipamiento o técnica fotográfica. Da igual lo potente, prestigioso, caro, complejo... el adjetivo que prefiráis, que sea vuestro equipo, si cometéis errores en vuestra técnica fotográfica, un error en la medición o en el ajuste de la sensibilidad en esta ocasión, los resultados van a ser mediocres o peores que con un equipo más modesto pero con una técnica fotográfica impecable. Estas son las prioridades que hay que tener en cuenta.

Segunda ronda con la Leica M6; con el Leitz Elmar-C 90/4

Tras el "estreno" de la Leica M6 que ha llegado a mis manos con el Summicron 35/2 ASPH, el fin de semana pasado decidí darle un segundo repaso, pero con un objetivo distinto. Mi primera cámara Leica fue la Leica CL. Una pequeña cámara de objetivos intercambiables, compatibles con la montura Leica M, que estaba pensada como cámara más económica y para aficionados que no se pudieran permitir el coste de las Leica M. Fue desarrollada en combinación con Minolta, que sacó sus propias versiones tanto de la cámara con de los objetivos que específicamente fueron diseñados para ella. Las versiones de Minolta tienen un prestigio tan alto o superior a las versiones de Leica, e incluso sacaron al mercado un segundo cuerpo de cámara inspirado en el primero. Este pequeño sistema tuvo más vida con Minolta que con Leica.

La primera foto del rollo y, como digo más adelante, una de las que fue sobreexpuesta 3 pasos; IE 50 en lugar de IE 400.

Con la Leica CL se pueden usar todos los objetivos con montura M, salvo algún gran angular cuyos elementos traseros se introducen en exceso en el cuerpo de la cámara y pueden interferir mecánicamente con el brazo móvil que porta la célula de medición de la luz de la cámara. Por que la Leica CL, junto con la Leica M5, contemporánea suya, fueron las primeras Leica telemétrica que incorporaron un fotómetro en el cuerpo de la cámara. El caso es que con aquella cámara salieron al mercado dos objetivos específicos, el Summicron-C 40/2 y el Elmar-C 90/4. Muy compactos, especialmente el 40 mm y de una calidad óptica más que honorable. Tengo los dos. Y es una pareja que me ha condicionado mucho después de probarla, puesto que muchas veces he ido por el mundo con una cámara y una pareja de objetivos de focales similares.

Algo que he leído en múltiples ocasiones es que aunque la bayoneta de estos dos objetivos Leitz-C, por agruparlos bajo una denominación y la de los demás objetivos con montura M son todas mecánicamente compatibles con las monturas de todas estas cámaras, la geometría de los mismos tiene alguna diferencia, y podría producir alguna imprecisión en el enfoque cuando se usan los Leitz-C en las cámaras de la serie Leica M. Pero eso es algo que puede ser verdad, o pudo ser una estrategia de la marca, un aviso que introdujo para que los usuarios de las Leica M no se tirasen a comprar unos objetivos de buena calidad óptica y más baratos, en lugar de comprar otros objetivos de más precio. Así que cuando ha llegado a mis manos una Leica M, siempre los he probado. Especialmente el Elmar-C 90 mm, porque su mayor longitud focal hace que el enfoque sea algo más difícil.

No he querido probar también el Summicron-C 40 mm por dos motivos. El primero, porque su corta focal hace que los errores de precisión en el enfoque se noten menos, al ofrecer habitualmente más profundidad de campo. Cierto es que su apertura máxima es mayor, f/2 frente a f/4. Ciertamente, si se usa una calculadora de profundidad de campo, y se enfoca un objeto digamos a 3 m, la profundidad de campo del 90 mm a f/4 es menor que la del 40 mm a f/2. Aunque la diferencia no sea mucha. El segundo motivo es que todas las Leica M tiene marco para encuadrar una focal de 90 mm, pero sólo la Leica CL tiene marco para encuadrar una focal de 40 mm. Cuando montas el Summicron-C 40 mm en una Leica M... aparece el marco correspondiente a los 50 mm... y tienes que adivinar cuanto más va a aparecer en la foto final. Se puede hacer... pero es un rollo. Una pena, porque como focal de uso general, los 40 mm me gustan más que los 35 y los 50 mm.

Hasta ahora, nunca he tenido problemas para enfocar con precisión el Elmar-C 90 mm, que he probado con una Leica M2, para película tradicional, y con una Leica M-E, digital. Por lo que tiendo a pensar que los avisos de imprecisiones en el enfoque no son más que una estrategia para meter miedo a los compradores de objetivos de la marca en aquella época, en los años 70, y hacer que los usuarios de Leica M no compraran este objetivo más barato. Pero he decidido comprobarlos también con la Leica M6, porque nunca se sabe y, uno que es de ciencias, siempre que puedo confirmo experimental u observacionalmente mis hipótesis. Le puse a la cámara un rollo de Ilford HP5 Plus 400 de 24 exposiciones, y le monté el Elmar-C 90 mm. Y salí a la calle el domingo por la mañana para hacer unas cuantas fotos.

Aunque no había sol radiante, la luz natural era relativamente alta, con un sol suavizado por una nubosidad ligera o simplemente esta nubosidad ligera. Y con ISO 400, la mayor parte del tiempo tuve que usar diafragmas de f/8 o f/11. En el momento en que el objeto de interés estaba lo suficientemente alejado, la profundidad de campo es lo suficientemente elevada para eliminar el efecto de cualquier imprecisión. Aun así, tuve oportunidad de usar en varias ocasiones las aperturas de f/4 y f/5,6 a distancias cortas. Y no he encontrado ningún enfoque incorrecto en ninguno de los fotogramas.

La película la revelé, como de costumbre, en Kodak HC-110, dilución B (1+31), durante 5 minutos a 20 ºC, con diez inversiones tranquilas al principio del revelado, y cinco inversiones tranquilas al principio de cada uno de los restantes minutos. Es un método de revelado que tengo completamente controlado y funciona bien con esta película. La medición de la luz la hice con el fotómetro de la cámara, a un índice de exposición de 320, y la densidad de todos los fotogramas es correcta, salvo los dos primeros en los que había olvidado cambiar el ajuste del fotómetro y se expusieron a IE 50. Aun así, se puede extraer sin muchos problemas la información de los mismos. Las bondades de la HP5 Plus a la hora de aguantar los eventuales errores de exposición.

En fin, como resumen, que como ya suponía, el Elmar-C 90 mm se puede usar perfectamente con la Leica M6. No sé si algún día usaré el Summicron-C 40 mm. Pero salvo la imprecisión del encuadre por falta de la referencia adecuada en el visor, tampoco preveo mayores problemas.

Usando una Leica M6 - Ilford Pan F Plus

Las cámaras Leitz, LEItz CAmera, Leica, supusieron una revolución en la fotografía cuando salieron al mercado en la tercera década del siglo XX; una cámara portable, con una óptica de calidad y un tamaño de negativo, entonces denominado miniatura, que sin poder ofrecer la calidad del formato medio y el gran formato, era suficiente para determinados usos. Cámara viajera, cámara reportera... algo con resistencia y calidad, pero sin peso ni volumen para impedir los movimientos. Y discreta. El tamaño del negativo... bueno, con el tiempo, los 24 x 36 mm que adoptó Leitz para sus cámaras sobre película biperforada de 35 mm, la que se usaba en el cine, aunque doblando la superficie aprovechable para cada fotograma, se convirtió en un estándar de facto. Y en la fotografía digital es un formato llamado pomposamente "formato completo" o "encuadre completo".

Y con el tiempo,... se convirtieron en un mito y objeto del deseo. Pasando a ser, más que herramientas de trabajo, objetos de lujo, objetos para presumir. Con sus variadas ediciones especiales, objetos de coleccionista. Pero la historia de la marca es muy variada. Y ha pasado por no pocas crisis por su apego a la tradición, mientras surgían otras alternativas de calidad y más versátiles. El declive de las Leica como cámara reportera comenzó con la Nikon F, una cámara de visión réflex, mucho más versátil, que también daba una gran calidad, con precios más ajustados. Hoy en día se encuentra en una posición rara... intermedia. Con determinadas líneas de productos intenta ser alguien entre los profesionales, pero con otras se mueve en el de los objetos de lujo. Y muchas veces atrae más a los caprichosos que se lo pueden permitir que a otra gente. Son objetos de precisión, con unos controles de calidad impresionante, y sobretodo, pensados para un sistema de ópticas todavía más impresionante que las cámaras.

La cuestión es que, utilizar una cámara Leica, es un placer. Si te gusta la fotografía y sabes lo que estás haciendo. Y las que son más icónicas, las Leica M... pues además tienes que asumir que tienen algunas limitaciones y adaptarte a ellas, a cambio de una experiencia fotográfica que puede ser muy creativa. Insisto, en la mayor parte de los casos, si sabes lo que estás haciendo. Las cámara Leica tienen un rico mercado de segunda mano, y se devalúan muy poco. Las ópticas, aún menos. Incluso pueden ganar valor. Pero ha habido momentos en los que no era imposible a alguien con una economía normalita adquirir una siempre que supiese lo que compraba y sus limitaciones y posibilidades. Las Leicas IIIf, la Leica CL, su clon la Minolta CLE... Con los años, en un amplio margen de tiempo fui haciéndome con algunas. Y disfrutándolas. La Leica CL en el año 2000. La Leica IIIf en 2002. La Leica M2 en 2012. Y todas ellas con precios mucho más asequibles de lo que la gente se imagina. No voy a entrar en el mundo de las Leicas digitales. Sólo hablaré de las destinadas a su uso con película tradicional.

La Leica M2 es una cámara con la que me he divertido mucho. Incluso me ha acompañado en algún viaje. Tiene todo lo esencial de una cámara del sistema, pero algunos elementos en su concepción la han convertido en una de las más asequibles. No obstante, en estos momentos una M2 en las mismas condiciones que la que yo compré en 2012, como mínimo ha duplicado su precio. Probablemente más. Sin objetivo. Una cámara mecánica, sin fotómetro, que se fabricó entre 1957 y 1968, con una construcción más sencilla y "barata" que la prestigiosa M3, pero con una ventaja importante para algunos. Su visor estaba pensado para un objetivo de 35 mm de focal en lugar de los 50 mm de focal tradicionales de la M3. Que necesitaba visores externos o "gafas" para los objetivos de 35 mm. Siempre he pensado que era la cámara idónea para iniciarse en el sistema. Aunque ya digo que en los últimos años se han ido disparando poco a poco.

Pero si se han disparado para la M2... no digamos para el resto. Especialmente para la M6 y posteriores. La M6 no fue la primera cámara del sistema con fotómetro incorporado, las primeras fueron la M5 y la CL, suponiendo que la CL entre en el sistema por el hecho de llevar la misma montura que la serie M para los objetivos. Pero estas dos tuvieron poco éxito y poco recorrido. Así que la M6 y sus variantes fue la primera cámara con cierto éxito y recorrido, que llevaba un fotómetro incorporado. Un fotómetro de medición parcial, es decir, que no ofrecía una medición más o menos integrada o ponderada de toda la imagen, sino sólo de un círculo central de la misma que abarca aproximadamente entre un 20 y un 25 % de la misma. Así que tienes que saber dónde apuntar y cómo interpretar la medición si quieres obtener una exposición correcta.

Con el tiempo, mi M2 sufrió problemas. Sufrió un accidente que hizo precisase una reparación. Pero non fue completa... eso hubiera supuesto su remisión a un taller especializado, capaz de conseguir reemplazos del telémetro, que si existen todavía, no son especialmente baratos, ni su mano de obra. Prácticamente, me ponía en el precio de lo que me costó la cámara. Entendámonos, soy capaz de enfocar con precisión con el telémetro tal y como está ahora. Pero he perdido una de las líneas de referencia del marco de la focal de 50 mm, y se percibe que uno de los espejos del sistema óptico está fracturado. Cuando hace cuatro años conocí a la cámara que os presento hoy y que en estos momentos tengo en casa disponible para usar... empecé a pensar en su adquisición. Pero nunca tuve claro si me merecía la pena. Y en ese tiempo... los precios se han puesto... si no imposibles, puesto que los puedo pagar, sí inmorales.

Este ejemplar que ya digo tuve por primera vez entre mis manos hace cuatro años, pero sin usarlo, lo tengo ahora en casa, en depósito. Por decirlo de alguna forma. Por tiempo... relativamente indefinido. No voy a entrar en detalles. Con derecho a compra, si realmente me convence. Es una Leica M6, cuyo año no he comprobado todavía, el modelo básico en negro, en un estado estupendo, salvo la tapa del compartimento de las pilas que está rayada. Fue muy poco usada por su comprador original, un caprichoso, y no fue usada en absoluto desde 1999 hasta 2015. Entonces sufrió una limpieza y revisión porque el heredero de la cama pensó en usarla. Pero le pareció excesivamente "complicada" y "primitiva"... por lo que su último rollo es de finales de 2016, cuando yo la conocí. La he probado con un rollo de Ilford Pan F Plus, ISO 50, que tenía en el frigorífico conservada, aunque pasada de fecha de caducidad.

La película la expuse en un paseo por el centro de Zaragoza, sin mucha preocupación sobre los motivos, simplemente para comprobar que mecánicamente todo era correcto. El objetivo usado es el Leica M Summicron 35/2 ASPH. Y para comprobar si el fotómetro iba bien, tras ponerle una pila de litio adecuada. Lo revelé en Kodak HC-110 dilución B durante 4 minutos a 20 º C. Los negativos los digitalicé con la Panasonic Lumix G9 y el Macro-Elmarit 45/2,8 OIS ASPH a la resolución normal de la cámara, de 20 megapíxeles. Algo menos por el recorte a 3:2 cuando el sensor es un 4:3. Todos los negativos del rollo, los 36, están correctamente expuesto. Parece que yo no he olvidado como se usa un fotómetro de medición parcial y el fotómetro funciona perfectamente. O mis errores al medir la escena han corregido los errores casualmente en todos los casos los errores del fotómetro. Pensaremos que es el primer caso.

Las fotos no tienen nada de especial en sus contenidos. Pero la combinación de una película de grano fino y alta nitidez con un objetivo que algunos consideraban el mejor 35 mm para el formato de 24 x 36 mm hasta la presentación reciente del APO-Summicron 35/2 ASPH,... es muy fácil tratar la información de estos negativos. Cierto que en el momento en que me metí en la sombra, obligado a usar velocidades de 1/30 segundos hay alguno con falta de nitidez... y es que ISO 50 es muy poquito. Pero bueno... una delicia. ¿Suficientemente bueno para "sustituir" a la Leica M2? Mmm.... el jurado está todavía deliberando. La ganancia de llevar el fotómetro incorporado y el telémetro perfecto no es tan grande como parece. Al fin y al cabo, con este tipo de cámaras estoy acostumbrado a enfocar por zonas usando la escala de profundidades de campo y la estimación de la exposición correcta a partir de mediciones con el fotómetro de mano solo cuando las condiciones de luz cambian notablemente. Ya veremos... que dijo un ciego a otro ciego.

Zeiss Ikon Ikonta 521/16 con película color Kodak Portra 400

La Zeiss Ikon Ikonta 521/16 es una cámara fabricada en la Alemania en reconstrucción de la posguerra mundial en 1948. No fue un diseño nuevo. Se basó en los modelos de cámara de fuelle, de objetivo retractil, más económicas que se fabricaban antes de la guerra mundial, y formaba parte de los esfuerzos para relanzar la economía alemana a base de fabricar bienes de consumo. Como se hizo en Japón, aunque los nipones se esmeraron mucho más y llegaron a dominar décadas más tarde el mercado de la electrónica de consumo. Fue, como digo, una cámara económica y, por lo tanto, con unas capacidades limitadas.

Mi ejemplar lo adquirí en Portobello Road Market, Londres, en octubre de 2012. Unos meses había comprado la Yashica Mat 124G y empezaba a estar entusiasmado con el formato medio. La probé in situ, mientras terminaba aquellas breves vacaciones en la capital británica. Estaba en un estado de "muy usado", pero con un funcionamiento correcto de sus elementos más importantes. Lo único que necesitó una limpieza, que exigió varios repasos, hasta que los fotogramas empezaron a salir sin marcas de la suciedad recogida de distintas partes de la cámara. El fuelle no tiene fugas de luz, el objetivo enfoca correctamente, por estimación, no tiene ninguna ayuda al enfoque, y las velocidades de obturación parecen correctas. Su objetivo, un Novar-Anastigmat 7,5 cm f/4,5 es muy sencillo, un simple triplete acromático de Cooke, con las superficies sin revestimientos antirreflejos. Por lo tanto, según como vengan las fuentes de luz, es propenso a pérdidas de contraste, que en general no es precisamente elevado.

Es una cámara con un diseño pensado para las fotografías con película en blanco y negro al aire libre, con las sensibilidades de la época... que no pasaban de DIN 18 o 21. O sus equivalentes hoy en día, ISO 50 o 100. Puede ser disparado en posición B con un cable disparador. Y tiene indicadores para su uso en hiperfocal, que van bien y son útiles. En posición para retratos y para paisajes. Ofrece negativos de 56 x 56 mm de lado, que en su momento se positivaban por contacto, dando unas fotos de recuerdo pequeñitas. Nítidas, gracias a la nula ampliación de la imagen. Si se realizaban sobre papel con un grado elevado, aumentaba el contraste y quedaban resultonas. Para llevar en la cartera de recuerdo. En el momento en que empiezas a ampliar, se le notan las debilidades. Lo cual no quiere decir que no se utilizable. Hoy en día, con películas todo terreno de ISO 400, todavía son más versátiles en cuanto a la variedad de situaciones en las que son utilizables.

Pero nunca hasta ahora las había utilizado con película en color. En general, no parece recomendable. Y además, la película negativa en color en formato medio suele ser cara. No hay rollos económicos como sucede en el formato de película biperforada de 35 mm. No obstante, tenía ganas de probarla en alguna ocasión en color, y es algo que hice hace unos domingos. El último del mes de noviembre. Lo cierto es que la evolución del tiempo atmosférico no jugó a mi favor. El pronóstico era soleado, pero apareció un día modorro. Por lo que le puse una película ISO 400, una Kodak Portra 400. De tonos sutiles y tranquilos. Que si se expone a una índice de exposición inferior a su sensibilidad nominal, mejora la nitidez y el tamaño del grano, pero pierde saturación y contraste. Luego resultó que sí que salió el sol... y lamenté no haberle puesto una Kodak Ektar 100, más contrastada y saturada en sus colores.

Como era de esperar, los resultados son fotografías con escaso contraste, a pesar de estar tomadas en horas centrales del día, evitando los contraluces, con colores muy calmados, poco vivaces. Pero que no carecen de encanto. La nitidez es razonable en el centro de la fotografía, y se va degradando, como era de esperar hacia los bordes, y no digamos hacia las esquinas. Quizá no era la situación más adecuada para usar esta cámara con esta película... pero algún día tenía que probar. Analizaré la cosa para un futuro. Porque llevo en mente usarla en situaciones de menos luz, forzando un paso la sensibilidad de la película, que podría ser la propia Porta 400. A lo mejor en esos casos obtenemos resultados interesantes. Aumentará el contraste, veremos que pasa con los colores... y con un rendimiento cálido... pueden estar bien. Ya veremos.