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El meandro de Ranillas con la Nikomat FTn e Ilford FP4 Plus

El meandro de Ranillas es una zona dentro del municipio de la ciudad de Zaragoza, donde termina la ciudad y empieza eso que llamamos "el campo" que siempre ha estado ahí, pero durante mucho tiempo olvidado de la mayor parte de los habitantes de la ciudad. Es un tramo del río Ebro, aguas arriba del casco urbano de la ciudad, en el que hace dos giros de casi 180 º cada uno de ellos antes de enfilar el paso por la ciudad. Cuando yo era niño era una zona agrícola, con huertas, que poco a poco fue siendo absorbida por los suburbios de Zaragoza. Pero sin mucho orden ni concierto. En un momento dado, seguías encontrando huertas, zonas naturales, especialmente en los sotos, o bosques de galería, que bordean al río Ebro, y aquí o allá alguna incursión del tejido urbano o industrial de la ciudad. Hasta que llegó el proyecto de la Exposición Internacional 2008, que supuso una ordenación de la zona.

En el área que encierra el meandro en la margen izquierda del Ebro se instalaron las infraestructuras de la exposición. Se arregló y se protegieron los sotos de esa orilla y se planificó y ejecutó un amplio parque, el Parque del Agua, como amplia zona verde. Un entorno amplio y muy agradable para realizar actividades al aire libre que le vino bien a la ciudad. En la margen derecha, también se arreglaron las orillas, y se estableció una paseo que sigue la orilla del Ebro hacia el barrio de Monzalbarba. Como consecuencia de esto, en estos momentos el área de deportes del Ayuntamiento de Zaragoza publica un sendero periurbano, la ruta 12 - El meandro de Ranillas, que empieza en una parada de autobús urbano, termina en otra, y recorre el meandro por ambas orillas con un recorrido total de 11,4 kilómetros, con poco desnivel, practicable tanto por caminantes como por corredores y ciclistas. Y esto, más o menos hicimos hace unos sábados. Y yo me llevé una cámara de fotos, claro.

Opté por llevarme la cámara Nikomat FTn. Las Nikomat, o Nikkormat para su venta en occidente, la mía es de origen puramente nipón, eran la gama "baja", para aficionados, de Nikon entre los años 60 y los años 70. Pero lo cierto es que están construidas a prueba de catástrofes apocalípticas. Sólidas, totalmente mecánicas, la batería sólo alimenta el fotómetro algo más pesadas de lo que me gustaría, tienen sin embargo una suavidad en sus engranajes y piezas móviles, que hacen de ellas una delicia su uso. He conocido productos "profesionales" más toscos y menos finos que estas cámaras para "aficionados".

El principal inconveniente que le veo a mi equipo Nikon es el objetivo. Sólo tengo un Nikkor-S Auto 50/1,4, pre-AI,... que nunca me ha convencido mucho. Es muy pesado, y siento que desequilibra un poco el conjunto a la hora de realizar las fotos,... y siempre me ha sorprendido que, dado el prestigio de las ópticas Nikkor, tiene una tendencia a perder contraste en cuanto hay luces intensas por el frente tremenda. Aun cerrando el diafragma, se manifiesta esta tendencia. En las fotos que aquí muestro, he trabajado en el proceso digital para minimizar este problema. En esta tarde de caminata, llevaba en su frontal un filtro amarillo de B+W, que es una buena marca de filtros, con el fin de mejorar el contraste en los cielos ante las pocas nubes que hicieron su aparición o con respecto a otros objetos en el cuadro.

Como se auguraba una tarde soleada, utilicé un carrete de Ilford FP4 Plus 125, expuesto a su sensibilidad nominal. La medición de la luz la realicé con el Sekonic L-408 Multimaster, protegiendo las sombras, ya que hubo situaciones de contraste elevado. Revelé en Kodak HC-110, en dilución C (1+19), durante 5 minutos y 15 segundos a 21 ºC, según la propuesta de Emulsive. Los negativos quedaron con buena densidad, fáciles de digitalizar y con un contraste razonable. Digitalicé con la Panasonic Lumix G9 + Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH, en modo alta resolución, por lo que tras desechar la parte no aprovechable, me quedaron imágenes de entre 58 y 60 megapíxeles a partir del RAW de la cámara. Aptos para ampliaciones considerables.

En el retorno por la margen izquierda del río, nos desviamos de la ruta prevista en el sendero periurbano, por lo que al final, en lugar de los 11,4 kilómetros propuestos nos quedamos en unos 9 kilómetros, ya que decidimos seguir una ruta dentro del Parque del Agua que nos permitiese hacer un poquito de fotografía de estructuras y arquitectura.

En general, estos senderos o rutas periurbanos del ayuntamiento de Zaragoza están muy bien. Fomentan tanto el ejercicio físico como la utilización del transporte urbano. La tarde estuvo excesivamente luminosa, con pocas nubes en el cielo, y un viento molesto durante todo el trayecto. Y sólo al final de la tarde la luz adquirió una calidad interesante desde el punto de vista fotográfico. Pero estuvo bien. Recomendable para las gentes de Zaragoza.

La cámara de cajón y el control del contraste,... una reflexión - Agfa Synchro Box + Ilford FP4 Plus 125

Hace ya un tiempo, Ted Forbes, en su canal The Art of Photography, nos hablaba del reto de fotografiar con cámaras baratas. O extremadamente simples. Cámaras con mínimos controles, en las que lo fundamental era saber cuando era práctico o posible usarlas y esforzarse en sacar lo máximo de ellas. Esencialmente, proponía salir a pasear con una cámara de cajón, esas cámaras que tenían forma de paralelepípedo, de las que las primeras Kodak Brownie fueron el modelo y paradigma. Una lente, un visor, un mecanismo de avance de la película, de formato medio generalmente, una única apertura, a veces dos (sol y nublado) y una única velocidad de obturación, muy lenta, teniendo en cuenta la baja sensibilidad de las películas de antaño. Y un pulsador para activar el obturador, claro. Veamos el vídeo...

Y yo me hice en su momento con una de estas cámaras, la bonita, art-decó, Agfa Synchro Box. Película tipo 120, formato 6 x 9 cm, velocidad de obturación 1/30 segundo + Bulb, y tres posiciones de apertura; f/16 para tiempo soleado, f/11 para tiempo nublado, y f/11 + filtro amarillo para tiempo soleado mejorando el contraste de la escena. Claro, quien se sepa la regla "soleado f/16", 1/30 segundo implica que una película de ISO 125 como Ilford FP4 Plus va a sufrir una sobreexposición de hasta dos pasos con tiempo soleado. Es así. La respuesta tradicional a este problema es... con película negativa en blanco y negro, reduzca el tiempo de revelado, para recolocar los valores medios y las altas luces. Pero eso conlleva una reducción del contraste de la escena que, con un objetivo tan básico como los meniscos que llevan estas cámaras, puede ser excesiva. Obviamente, en un procesado mixto químico y digital, se puede apañar en la fase de procesado digital. Pero esto suele conllevar un problema "molesto". El casi inaparente grano de la FP4 Plus cuando manejas la superficie de un negativo de 54 x 88 mm, seis veces superior a la de un 24 x 36 mm, se vuelve de repente tan aparente como si hubieras utilizado una HP5 Plus en su lugar.

De hecho, lo que te pediría el cuerpo es lo contrario. Aumentar los tiempos de revelado para dar un poco de empuje al contraste de la escena, pero es algo que no haces porque entonces los negativos quedan extremadamente densos. Por cierto, no lo he dicho, pero el revelado del carrete que hoy presento en esta página está realizado con Kodak HC-110 en dilución C (1+19), durante 5 minutos y 15 segundos a 20 ºC, según la propuesta de Emulsive. El tiempo de revelado casi dentro de mi zona de disconfort, pero bueno... controlable. Prefiero tiempos de revelado a partir de los 6 minutos, para amortiguar mejor las pequeñas variaciones en el proceso de revelado por muy cuidadoso y riguroso que seas.

Evidentemente, existen varias posibilidades de controlar la cosa. La primera es utilizar emulsiones poco sensibles. Por ejemplo, las Rollei de ISO 25 o la Ilford Pan F de ISO 50. Pero me hace duelo. Porque son emulsiones pensadas para extraer el mayor detalle posible de la escena,... que se ha perdido de antemano al pasar la luz por el limitado menisco que constituye el objetivo de estas cámaras. Si en el centro de la imagen puede haber cierta nitidez, las esquinas aparecen siempre con una mayor o menor nivel de pérdida de detalle. Es tontería, desde ese punto de vista, usar emulsiones como estas.

Otra posibilidad es colocar un filtro delante del objetivo que reduzca esos dos pasos. Un filtro rojo te roba tres pasos de sensibilidad, un filtro naranja te quita dos pasos, y un filtro neutro, pues según de lo que sea. Pero no hay una rosca pensada para ello. Hay pensar un mecanismo más o menos engorroso para ello. En algún caso lo he hecho colocando la cámara sobre trípode y sujetando con la mano un amplio filtro rojo de 58 mm. Y no me quedaron mal los resultados.

Y por supuesto, hay otra posibilidad, que ya contemplaba al principio de esta entrada. Usa la cámara exclusivamente en situaciones adaptadas a sus posibilidades. En días nublados, o en la sombra, con menos luz de la que hay en un día soleado. O confórmate con lo que hay, concéntrate en el encuadre, asume las consecuencias del revelado que te da un negativo denso pero usable, o tira de procesado digital para resolver el contraste, o de los recursos que el cuarto oscuro te brinde para ello, asumiendo los efectos secundarios, especialmente si los puedes usar a tu favor estéticamente.

En cualquier caso, recordemos que Cartier-Bresson afirmó aquello de que "la nitidez es un concepto burgués", que el contenido y la expresividad de la imagen no se pierde por defectos en la misma. Y que lo importante es como te curres la estética y el concepto de la misma.

Las fotos de hoy están tomadas en el barrio de San José de Zaragoza y en la ribera del Canal Imperial de Aragón a su paso por el límite sur de este barrio zaragozano.

Tribulaciones con el Elmar 50/3,5 en mi Leica IIIf

La Leica IIIf es mi cámara más bonita. Y es divertida de usar, aunque tiene una diversidad de pejigueras. La principal es el complejo sistema de carga de la película, con la necesidad de recortar y alargar la lengüeta de la película para evitar problemas. Pero una vez salvada esta pejiguera, como digo, disfrutas mucho de su uso. Además llamas la atención y siempre acabas hablando con alguien si te mueves en un medio con gente. Y es sorprendentemente compacta. Con el Leitz Elmar 50/3,5, un objetivo muy compacto y retráctil, cabe cómodamente en el bolsillo de un chaquetón, de un cortavientos o de una cazadora.

El Elmar 50/3,5 es un objetivo muy sencillo de concepción. A todos los efectos es equivalente a la famosa fórmula Tessar de Carl Zeiss, salvo que lleva la apertura del diafragma en distinta posición. Para algunos, fue simplemente la forma que tuvo Leitz de justificar que era un diseño propio y no una copia del Tessar. Para otros, los más acérrimos partidarios de la marca, es un diseño original. El caso es que comparte muchas de las características de los Tessar. No puede tener aperturas muy grandes, por eso se queda en los modestos f/3,5, o f/2,8 en versiones más recientes. Es muy nítido en el centro, pero presenta cierta "suavidad" en la definición de los bordes y las esquinas. A grandes aperturas. De f/5,6 a f/11 es nítido en su conjunto. Por su reducido número de superficies vidrio-aire, sólo son 4 elementos en 3 grupos, es más resistente a la pérdida de contraste que otros objetivos con más elementos. Y es muy ligero y compacto, más cuando es retráctil al transportarlo.

Pero no carece de inconvenientes. Y es que si al extenderlo para fotografiar no te aseguras de hacer de forma completa y firme, corres el riesgo de que las fotos queden desenfocadas. Y algo así me pasó con unas cuantas fotos, hace unas semanas.

Fotografía claramente falta de nitidez por una extensión incompleta del objetivo retractil Leitz Elmar 50/3,5.

Luego está la sensación que transmite usar un objetivo que empezó a usarse con éxito en los años 20 del siglo XX, y que sigue siendo capaz de producir buenas imágenes en una copia fabricada en 1951, actualmente, en la segunda década del siglo XXI.

Hace unas semanas, antes de las vacaciones de Pascua, decidí dar un paseo con la Leica IIIf "armada" con el pequeño Elmar. Como película usé un carrete de 36 exposiciones de Ilford HP5 Plus 400 expuesto a su sensibilidad nominal. Como la cámara carece de exposímetro, me llevé el Sekonic L-408 Multimaster, que me garantiza siempre exposiciones impecables. El progresivo refinamiento que he ido haciendo en mi técnica de digitalización con la Panasonic Lumix G9 + Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH hace que cada vez me queden mejor las versiones digitales de los negativos en blanco y negro. Y estoy más animado a usarlos incluso a sensibilidades medias-altas.

Iba con prisa el día que revelé el carrete, aunque intenté no ser descuidado. En el Massive Dev Chart, me proponía un revelado de 7,5 minutos a 20 ºC en una dilución E (1+47) de Kodak HC-110. Como a la primera me salió una temperatura del agua de 22 ºC, apliqué la calculadora para corregir los tiempos que me propone esa página, y acabé usando un tiempo de revelado de 6 minutos y 15 segundos. El resultado fue bueno, con negativos de una densidad adecuada, con detalle en sombras y luces y fáciles de digitalizar. Se nota especialmente en los troncos de los árboles a la sombra o en contraluz. Correctamente medido con el Sekonic, conservan su textura, y en ningún momento se empastaron las luces.

Si uno tomas las precauciones necesarias para usar correctamente la Leica IIIf con su Elmar 50/3,5, los resultados son francamente buenos. Sobretodo recordar extraer completa y correctamente el objetivo a su posición adecuada para la toma de las fotografías, para permitir el correcto enfoque. Si no se extrae del todo... enfoca más allá de "infinito" y nada sale nítido. Pero si usa correctamente, enfocando por zonas, utilizando la escala de profundidades de campo del objetivo, o con la ayuda del telémetro de coincidencia de la cámara, las imágenes son nítidas y agradables. Tengo que usarlo con más frecuencia.

Poniendo en marcha de nuevo la Minox GT-E

Durante unos diez años, desde 1990 o 1991 cuando la compré, hasta el año 2001 cuando la perdí, hubo una cámara a la que tuve mucho cariño, que usé bastante y que me acompañó en muchos viajes. Se trataba de la Minox 35 ML, una pequeña cámara compacta, de enfoque manual por estimación, exposición por prioridad a la apertura, del tamaño de una cajetilla de cigarrillos, muy bolsillera, y que tenía como una de sus principales cualidades un objetivo Color-Minotar 35 mm f/2,8, un objetivo de fórmula sencilla, tipo Tessar, cuatro lentes en tres grupos, que daba una calidad mucho mayor de lo que uno podía pensar. Cuando iba de viaje en aquella década, llevaba una cámara réflex, Canon EOS 100, con película diapositiva en color. Y la pequeña Minox con película negativa en blanco y negro. Lo pasé muy bien con ella.

Pero como he dicho al principio, la perdí. En unas vacaciones en Bélgica, en un caluroso, muy caluroso para aquellas latitudes, día de verano, en un tren que nos llevaba desde Lieja a Lovaina, la llevaba en el bolsillo de los pantalones bermudas, y se salió. Se quedó en el tren. Nunca me llamaron de la oficina de objetos perdidos de Bruselas Central donde la reclamé para devolvérmela. Supongo que quien la encontró, se la quedó. Cuando volví de vacaciones, unas semanas más tarde, en un viaje en el día a Barcelona, vi en una tienda de la calle Pelayo una Minox GT-E, entre... y me la compré.

He de decir que, siendo muy similares, no son iguales. El objetivo de la GT-E es un MC Minoxar 35 mm f/2,8. Teóricamente mejor por dos motivos. La distancia de enfoque mínima del Color-Minotar era de 90 cm frente a los 70 cm del MC Minoxar. Esta diferencia es relativa, porque con una cámara que tienes que enfocar por estimación, y a una distancia tan cercana, en la que el error de paralaje del visor es grande, pocas veces se usa en fotografía de aproximación. El segundo motivo es que las lentes del MC Minoxar tiene revestimiento multiple [MC = multi coated], frente al revestimiento sencillo del Color-Minotar. Esto le dotaría de mayor contraste por una mayor resistencia a los reflejos externos e internos. Pero no nos olvidemos que es una fórmula óptica tipo Tessar, en la que las superficies vidrio-aire son muy pocas, por lo que ese dato es menos importante que en otros objetivos con más lentes en su fórmula óptica.

La Minox 35 ML tenía una gran ventaja sobre la Minox GT-E. Como he dicho, la exposición se hace mediante un automatismo de prioridad a la apertura. Tú eliges el valor del diafragma, y la cámara te propone una velocidad de obturación que aparece indicada en el visor. Ambas cámaras tiene un interruptor x2, que disminuye un paso la velocidad de obturación, duplicando la cantidad de luz que llega a la película. He oído en algunos sitios que estaba ahí para compensar la pérdida de luz de un hipotético filtro amarillo o de densidad neutra. Tonterías. El objetivo está diseñado para que si le pones un filtro también cubre la célula del fotómetro, por lo que no es necesaria esa compensación. Además, como he tenido los manuales, sé perfectamente que el fabricante llamaba a este interruptor "el control de contraluces" o algo así. Es decir, estaba pensado para evitar que en caso de contraluz, el sujeto principal quedase negro y silueteado. Pero en cualquier caso, se puede usar en cualquier situación que precise una compensación de la exposición de un paso extra, como en lugares con nieve, en la playa o con superficies claras. No existe ninguno al contrario, para quitar luz. Pero si se usa película negativa, no suele tener importancia una sobreexposición de un paso.

Otra cosa es que quieras medir con precisión. Por ejemplo, si usas película diapositiva, cosa que yo hice alguna que otra vez. Con la Minox GT-E la única forma de compensar es modificando el valor ISO del exposímetro. Si usas una película de ISO 100 y quieres subexponer un paso, lo pones a ISO 200. Si lo quieres sobeexponer un paso, lo pones a ISO 50. Ya está. Pero tienes el problema de que si te olvidas de volver a la posición normal,... yerras la exposición en varios fotogramas, hasta que te das cuenta.

La Minox 35 ML tenía algo mucho mejor. Como en otras cámaras con automatismos que se hicieron después y hasta ahora, si pulsas hasta la mitad de su recorrido el disparador de la cámara y luego reencuadras manteniendo esta pulsación parcial, puedes retener la exposición adecuada midiendo un área con unos valores de luminosidad apropiados. La Minox GT-E carece de esta funcionalidad,... y cuando la compré, lo odié. Y puesto que por aquel entonces ya tenía desde hacía unos años la Olympus mju-II, que compré para llevármela a esquiar por su resistencia a las salpicaduras, la empecé a usar con preferencia a la Minox en muchas circunstancias. Y en 2003 llegó mi primera compacta digital... La GT-E pasó a reposar en un cajón.

En los últimos años he querido volver a ponerla en marcha. Pero cometí un error que lo evitó. Pensé que por las dimensiones de la compartimento para las pilas, en lugar de usar las dos pilas de litio de 3V cada una que se supone que deben usar, difíciles de encontrar en estos momentos en los comercios, le puse combinaciones de cuatro pilas LR44, muy fáciles de encontrar, de 1,5V cada una. Las dos combinaciones dan los 6V requeridos. Y según mi apreciación, el tamaño final era el mismo. Pero la cosa no funcionaba bien. Y con frecuencia dejaba de funcionar con las pilas todavía frescas. Nunca he sabido exactamente si el problema es que las pilas alcalinas entregan la potencia de forma distinta a las de litio y eso genera problemas, o si es que las cuatro pilas LR44 son ligeramente más cortas que las dos Varta CR 1/3N, y perdían el contacto de vez en cuando, dejando de alimentar la cámara. Finalmente, harto de hacer el vago con la cuestión, hace un par de meses comprobé que en Amazon tenían las pilas adecuadas, las encargué... y la cámara funciona sin problemas. Ya sabéis, cuando todo falle, y si no queda más remedio, leed y seguid las instrucciones.

El bautismo de fuego de la recuperación de la Minox GT-E fue la FP4Party de febrero de 2019. Le puse la Ilford FP4 Plus y salí a hacer fotos. Las que veis en este artículo en blanco y negro corresponden a ese carrete. Lo cierto es que disfruté mucho. Recordé que, a pesar de ese inconveniente con la medición de la luz que he indicado, es una cámara muy divertida. Espontánea, pero usándola con talento. Discreta, muy discreta. Y rápida de usar, una vez que asimilas su carácter, que exige ser muy previsor y preparar la cámara de antemano. Usando película negativa, el interruptor x2 suele ser suficiente para evitar subexposiciones. El carrete lo revelé al mismo tiempo que los rollos que hice con la Hasselblad... y me llevé la desagradable sorpresa de que estaban muy densos, a pesar de haber sido expuestos a un índice de exposición de 200, con la prolongación debida en el tiempo de revelado. El revelado fue con Kodak HC-110 en dilución C (1+19), durante 7 minutos a 21 ºC. Lo inmediato fue pensar que algo iba mal en la cámara.

Para comprobarlo, la cargué con un carrete de Kodak Gold 200, al que corresponden las imágenes en color que veis en esta entrada. Y la mandé a revelar a Carmencita Film Lab, avisándoles del posible problema, para que me hicieran un comentario de valoración de la densidad de los negativos. No me han llegado de vuelta todavía, pero sí el comentario de valoración que me dice... que están muy correctamente expuestos. Así que la metedura de pata fue de otro tipo. Volveré a hacer algún otro carrete de prueba antes de darla por totalmente apta para el servicio. Cosa que espero que suceda, porque tengo intención de llevármela a París en Semana Santa. Probablemente con unos carretes de Ilford XP2 Super 400, que son mis ideales para viajar. Ya os contaré.

Zenit 3M - Nunca hay que dar nada por sabido...

Hace un tiempo me hice, siempre por precios tirados, mucho más baratos de lo que se puede encontrar hoy, dos o tres años más tarde, con algunas cámaras réflex y algunos objetivos de la antigua República Democrática Alemana (RDA) y Unión Soviética (URSS), con montura siempre de 42 mm. Las cámaras me daban un poco igual, pero algunos objetivos tenían su interés. Y no hay que olvidarse, que durante décadas, y probablemente ahora también, casi no hay objetivos con un diseño racional tipo Tessar o tipo Planar, Biotar les llamaban a estos en la RDA, con el que no se pueda obtener una imagen decente a aperturas entre f/5,6 y f/11. Las grandes aperturas son otro cantar.

Como digo, tenía más interés en los objetivos que en las cámaras. En una feria de coleccionismo en Zaragoza, me hice por 20 euros con una Zenit E, conmemorativa de los Juegos Olímpicos de 1980, con un Industar-50-2 50/3,5 muy simpático y minúsculo. Este objetivo tiene una fórmula óptica similar a los Tessar, 4 lentes en 3 grupos, y como todos los de este tipo son poco luminosos, blanditos en las esquinas y en los laterales, y nítidos en el centro. Conforme diafragmas, son utilizables en todo el campo. Pero la Zenit E tenía un nivel de construcción pésima y no duró más que un carrete. El objetivo lo he usado después con alguna Practika, o con algunas Pentax o Canon con adaptadores.

También conseguí por un precio muy razonable, antes que determinadas operaciones comerciales los elevara irracionalmente de precio, un Meyer-Optik Görlitz Trioplan 50/2,9, un triplete acromático muy sencillito y pequeño, que también conviene usar diafragmado, porque con aperturas grandes la periferia del campo pierde mucho.

Revolviendo hace unos días por eBay, encontré una oferta interesante para una Zenit 3M. Una cámara cuya funcionalidad es básicamente como la Zenit E, muy elemental, sin ningún tipo de fotómetro integrado, pero realizada íntegramente en metal, con un estado de conservación buenísima, con inscripción conmemorativa del 50º aniversario de la Revolución de Octubre de 2017, que como NO todo el mundo sabe fue en noviembre de ese año, sin objetivo, por 19,90 euros más 5,75 euros de gastos de envío. La cámara está realmente impecable, el nivel de calidad de los aparatos soviéticos mejora cuanto más antiguos son, y pensé que combinada con el Trioplan sería un chisme simpático para pasear de vez en cuando y dar que hablar a la gente.

Claro,... la compré así de alegremente porque di por hecho que la montura de la cámara era la de rosca de 42 mm, la M42 tradicional de toda la vida, y que iba a convenir para todos mis cristales de más allá del Telón de acero, así como para algún Asahi Pentax que tengo por la estantería. Pues no... metí la pata. Las primeras Zenit soviéticas no tenían montura M42 sino M39, con paso de rosca de 39 mm similar a las Leica de rosca. Y con una distancia de brida, distancia entre el plano de la montura y el de la película, de 45,2 mm. Las cámaras con montura M42 tenían una distancia de brida de 45,5 mm. Por lo tanto, los objetivos M39 se podían poner en la M42 con una arandela adaptadora, manteniendo el enfoque a infinito, pero al contrario, imposible enfocar a ninguna distancia.

Podréis observar que en la cámara hay montado un Canon 50/1,8 de montura L39, la de las Leica de rosca. Esta montura es físicamente igual, pero la distancia de brida de las Leica y Canon telemétricas es de 28,8 mm. Por lo tanto, al montarlo sobre la Zenit 3M no permite el enfoque a infinito, aunque así a cortas distancias. Es como si al Canon 50/1,8 le hubieses puesto un tubo de extensión de 16,4 mm. Eso quiere decir que enfocado a infinito, el objetivo enfoca como máximo a 27 cm de distancia, con una magnificación de 1:3. Al enfoque mínimo de 90 cm, el objetivo enfoca a 25 cm, con una magnificación de 1:2,5. Es decir, que solo es utilizable para fotografía de aproximación, casi en el terreno del macro.

Como podréis advertir, la cámara no es muy grande, aunque se siente sólida y un consistente en las manos. Tiene el curioso anagrama de celebración del aniversario de la revolución, muy estilizado, en el que podemos ver, además de las cifras 1917-1967, la torre del Kremlin con su estrella roja, un acorazado Potemkin con sus tres chimeneas, y un cohete lanzado al espacio. El modelo Zenit 3M (Зенит 3м) se comenzó a fabricar en 1962... aunque con unas soluciones tecnológicamente periclitadas. De acuerdo a las dos primeras cifras del número de serie de este ejemplar, se fabricó, como era de suponer en 1967. Otra curiosidad para los amantes de la cosa comunista... cuando abatieron a Ernesto "Che" Guevara, entre sus pertenencias se encontró una Zenit 3M.

Por lo demás, los ajustes de rigor. El diafragma en el objetivo. No se cierra automáticamente al disparar. Así que conforme los cerremos a la apertura de trabajo, el visor se oscurece. Ya se sabe, primero enfocar, luego cerrar el diafragma. La velocidad de obturación en una rueda de selección en la parte superior. Velocidades de 1/30 a 1/500 más posición B. Velocidad de sincronización del flash a 1/30. No lleva zócalo para el mismo. La rueda de velocidades gira libremente entre ellas levantándola ligeramente. Pero se recomienda no hacer el recorrido directo entre 1/500 y la posición B. Siempre he pensado que la Zenit E se me arruinó por hacer eso. Tiene un escala de sensibilidades de la película en unidades GHOST, similares a las ASA, luego ISO, aunque con valores peculiares. Por ejemplo, 65 y 130 GHOST en lugar de 64 y 125 ASA. Pero da igual porque sólo está para recordar la película que llevas; no hay fotómetro.

Un engorro... al disparar la foto, el espejo se queda levantado, y no vuelve a su posición hasta que avanzas la película y rearmas el obturador. Con lo cual, no se ve nada. Como en las Hasselblad.

A pesar de las circunstancias, decidí probarla. Usé un Ilford XP2 Super 400 de 24 exposiciones que tenía en la nevera. Me dan rabia estos carretes, porque cuando los llevas a revelar y escanear según el proceso C41 te cobran lo mismo que si fuesen de 36 exposiciones. Así que, como llegó a mí por un errar, lo tenía ahí guardado. Decidí usarlo, pero revelarlo convencionalmente con HC-110 en dilución B (1+31) durante 5,5 minutos a 20 ºC.

Al rebobinarlo se rompió cerca del principio de la película. Probablemente, fue mi culpa por soltar el botón de desembragado del mecanismo de avance, que no permanece fijo y hay que mantener permanentemente pulsado mientras se rebobina.

Por supuesto, tuve que buscar motivo en el ámbito de la fotografía de aproximación, a poco más de 25 cm de distancia del plano de la película.

La experiencia es anecdótica. Pero me apetecía probarla. Con un objetivo adecuado cumplirá su misión. Salir a pasear, preferente en grupo, y dando que hablar al resto del personal, especialmente si son fototrastornados como yo.

Como no me apetece volver a tener los mismo objetivos entre los 50 y los 58 mm que ya tengo en montura M42, he buscado por un precio razonable en eBay un objetivo MIR-1 37/2,8. Sí... 37 mm de longitud focal. Ni 35 ni 40 mm. Cosas de los soviéticos. Que a veces vendían los 50 y los 55 mm como 53 mm, con lo que nunca sabías exactamente que objetivo es cual. En cualquier caso, una buena focal para pasear. Ya os contaré cuando la tenga.