Viajar con un único objetivo, una única focal -Olympus OM-D E-M5 mark III con Panasonic Lumix G 14 mm f2,5 ASPH

Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que tras hacer el trueque entre la Panasonic Lumix G9 fallona y la Olympus OM-D E-M5 mark III he vuelto ha viajar fotográficamente relajado y feliz. La Lumix G9 me consta que ha encontrado una nueva existencia feliz en la frontera germanosuiza de lago Constanza, lejos de los torpes del servicio técnico de Panasonic en Zaragoza, mientras que la E-M5 mark III y yo nos llevamos estupendamente.

Aunque en viajes de naturaleza fundamentalmente urbana suelo llevar ópticas de focal fija, en esta ocasión, comprobando que la cámara se lleva muy bien con el M.Zuiko Digital ED 12-40 mm f2,8, utilicé fundamentalmente este durante el viaje a Apulia. Con eventuales llamadas al Lumix G Vario 35-100 f2,8 II Power OIS, que he utilizado menos de lo que esperaba, y la Venus Laowa 7,5 mm f2 MFT, que he utilizado bastante más de lo que esperaba. Este super gran angular y yo cada vez nos llevamos mejor. Me había planteado cambiarlo por el 10 mm también Venus Laowa… pero de momento me conformo y me vale.

Eso sí… para desplazamientos entre localizaciones, incluí en el equipo un par de ópticas fijas. O para cuando la discreción fuese imperativa. Casi obligado el Lumix G 25 mm f1,7. Aunque prefiero la focal de 20 mm, creo que el 25 mm ofrece mejores resultados que el 20 mm. Y el pequeño y modesto Lumix G 14 mm f2,5 ASPH, que últimamente uso muy poco. El Leica Summilux DG 15 mm f1,6 ASPH es claramente superior. Pero a la hora de empacar el equipo, el 14 mm están pequeño, que permite guardar el equipo para los desplazamientos de forma muy eficiente, al mismo tiempo que con la cámara útil en cualquier momento. Y como me planteaba usarlo muy poco… pues ya me valía. Y así fue. Prácticamente no lo usé hasta…

El día de regreso a Madrid teníamos una escala de seis hora en Fiumicino. Y no nos apeteció quedarnos en el aeropuerto. Nos fuimos al sitio arqueológico de Ostia Antica. Yo ya había estado. Mis compañeras de viaje no. Es muy agradable. Esta todo muy pulcro y organizado, con abundante césped entre los restos arqueológicos, y bellos pinos piñoneros tan esbeltos y estéticos salpicando el paisaje. El día, con un poquito de viento que fue arreciendo con el paso del tiempo, estaba espléndido. Y por no desbaratar la mochila cuidadosamente organizada para el desplazamiento, usé exclusivamente la E-M5 mark III con el pequeño Lumix G 14 mm. Ningún otro. También usé, la llevaba en el cinturón, la Minox 35 GT-E con película negativa en blanco y negro. Espero que me lleguen hoy los resultados.

El caso es que la focal de 14 mm, equivalente a un 28 mm en el formato de sensor o fotograma de 24 x 36 mm, se adaptaba perfectamente al paisaje de las ruinas romanas. Es cierto que el 15 mm hubiera dado mejor resultado óptico, especialmente a grandes aperturas de diafragma. O montado sobre una cámara Panasonic. Incluso en formato raw el procesado en cámara cocina algo los ficheros de foto, no están crudos del todo, y combaten mejor las aberraciones ópticas del objetivo que cuando se monta en una cámara Olympus. Pero en general el resultado es muy agradable. Y volvemos a un concepto que muchas veces he defendido. Para viajar no necesitas un equipo muy complejo con el que puedas hacer cualquier foto. La mejor filosofía es intentar hacer las fotos más adecuadas, y lo mejor que seas capaz, con el equipo que lleves, por modesto que sea. Llevar sólo un objetivo con un sola distancia focal no es un excusa para no tener un buen reportaje fotográfico de tu viaje. Lo único que pasa es que será distinto al que sería si llevase otra distancia focal, o varias de ellas. Pero no necesariamente peor.