Mirando en el infrarrojo (1) – Digital con Fujifilm GFX 50R

La fotografía en el espectro del infrarrojo puede ponerse de moda. Yo la he practicado con cierta frecuencia. No hay más que mirar lo que aparece con esta etiqueta en las entradas previas a marzo de este año. Y además, es un tipo de fotografía especialmente adecuado para el verano, cuando las horas de luz son muchas y largas, cuando viene bien una técnica fotográfica que da lo mejor de sí mismo cuando el sol está alto en el cielo, al contrario de lo que buscamos habitualmente, especialmente en paisaje. Pero hay más personas ahora interesadas en esto de la fotografía en el infrarrojo. Y la “culpa” de ello la tiene el telescopio espacial James Webb. A veces se habla de las “cámaras” del James Webb… pero en realidad tenemos que hablar de los instrumentos del James Webb. Instrumentos que captan la luz en el espectro del infrarrojo cercano y medio. Y algunos de ellos nos permiten, entre otros usos, capturas imágenes, fotografías, de los objetos observados en el universo.

Los instrumentos del James Webb son electrónicos, y capturan fotones en sus sensores que ocasionan diferencias de potencial que son registradas como datos digitales. Como nuestras cámaras fotográficas digitales. Luego, a través de las aplicaciones de software adecuadas, esos datos son tratados y convertidos en información que, entre otras modalidades, puede convertirse en imágenes. En fotos. Pero la peculiaridad es que la luz que recogen estos instrumentos es aquellas comprendida entre las longitudes de onda de los 600 nm (nanómetros) y los 27 μm (micrómetros). Un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro, mientras que un micrómetro, o micra, es la millonésima parte de un metro. Un micrómetro es igual a 1000 nanómetros. Por eso, a veces podréis leer que los instrumentos del James Webb son sensibles entre las longitudes de onda de los 0,6 a los 27 μm.

Las imágenes individuales que se muestran aquí, en todo su esplendor, alcanzan los 51 megapíxeles, admitiendo ampliaciones físicas considerables. Pero algunas, como la que hay sobre estas líneas, compuesta por tres individuales de ese tamaño, alcanza los 112 megapíxeles, para una ampliación física de gran tamaño. Si no fuera por el movimiento debido al viento, con una gran nitidez y detalle.

En el espectro de luz visible, según los artículos de la Wikipedia en español, la luz naranja abarca entre 595 y 635 nm, y la luz roja entre 619 y 780 nm. Pero los límites entre los colores son imprecisos, como veis en los datos que he proporcionado en la frase anterior. En la Wikipedia en inglés, la luz naranja tiene un intervalo entre 585 y 620 nm. La luz roja, entre 620 y 740 nm. El infrarrojo incluiría, según ambas versiones de esta enciclopedia, las longitudes de onda entre 700 nm y 1 mm (milímetro). Por encima de los 700 nm estamos en los rojos profundos, que algunas personas ven, y para ellos sería luz visible, y otras no los ven, y para ellos sería ya el infrarrojo. Según estos datos, algunos de los instrumentos del James Webb, los que son sensibles al infrarrojo cercano, entre 0,6 y 5 μm, también son capaces de ver el color naranja y el rojo. Y otros instrumentos son sensibles al infrarrojo medio, entre los 5 y los 27 μm.

Los sensores de imagen de las cámara digitales también son sensibles a una parte del espectro infrarrojo. Y por el otro lado del espectro visible, su sensibilidad también abarca algunas longitudes de onda del ultravioleta. Pero con el fin de que estas longitudes de onda fuera de nuestro espectro visible afecten al rendimiento de los colores de las fotografías digitales, sobre estos sensores se colocan filtros que cortan el paso a las longitudes de ondas que no corresponden al espectro visible. Hay servicios técnicos que modifican estos filtros, convirtiendo estos sensores en capaces de registrar las longitudes de onda del infrarrojo. Al menos el más cercano, con un intervalo de longitudes de onda mucho más reducido que el James Webb. Hay fotógrafos que cuando compran una nueva cámara mandan modificar la anterior para que sea apta para fotografía en el infrarrojo. No hay más que colocar un filtro en el objetivo que corte el paso a la luz visible, siendo transparente al infrarrojo, para obtener una imagen fotográfica en el espectro del infrarrojo. De los filtros más populares para este fin son los IR 720, como mi Hoya IR72, que son opacos para las longitudes de onda de 720 nm o menores. Por lo que hemos visto, 720 nm está dentro de lo que es la zona límite entre el rojo profundo y el infrarrojo más cercano. Algunas personas son capaces de ver esta longitud de onda como un rojo muy muy profundo, otras personas no lo ven.

Este IR 720 lo puedes poner delante del objetivo en una cámara no modificada, y es capaz de dejar pasar una cierta cantidad de luz que se puede aprovechar para hacer una fotografía. En una cámara modificada, hay abundancia de luz infrarroja que puede ser registrada en el sensor, por lo que los tiempos de exposición pueden ser razonablemente cortos, y por la gama de tonos no visibles recogidos, se pueden aplicar técnicas de procesado con falsos colores para interesantes fotografías en color. Pero si la cámara no está modificada, la luz que les llega está muy filtrada y limitada, y sólo puede registrar una estrecha banda de longitudes de onda entre el rojo más profundo y el infrarrojo más cercano. La mayor parte del infrarrojo queda bloqueado por el filtro del sensor. Así que los tiempos de exposición serán largos, muy largos. Y sólo podrá procesarse en monocromo, pues no hay forma de separar distintas longitudes de onda para aplicar falsos colores. Este sábado pasado le puse el Hoya IR72 al Fujinon GF 50 mm f3,5 montado sobre la Fujifilm GFX 50R. Y esta sobre mi buen trípode Manfrotto.

El GF 50 mm es un objetivo “pequeño” dentro de la gama GF, pero grande comparado con otras gamas. Su sofisticado motor de enfoque automático, la necesidad de cubrir el sensor de 44 x 33 mm, y la cuidada protección contra las inclemencias del tiempo, obligan a un tamaño más que respetable. Pero ópticamente, no necesita lentes de grandes diámetros y, aunque su diámetro de rosca de filtros está en los 62 mm, uno puede ahorrar. Tengo unos cuantos buenos filtros en diámetros de rosca de 49 mm. De los cuales, los más interesantes para esta cámara son una lente de aproximación Cosina de 3 1/3 dioptrías, un filtro gris de densidad neutra de 6 pasos de reducción de luz, algún polarizador y el Hoya IR72. Con un un adaptador de rosca de 62 mm a 49 mm, mucho más barato que comprar filtros de 62 mm, se pueden usar estos filtros que ya tengo, sin que bloqueen el paso de la luz y sin mayores problemas. Y eso hice el sábado pasado con el Hoya IR72.

Junto con este equipo, también llevé la Fujifilm GS645S Wide 60 con un par de rollos de Ilford SFX 200, de las que hablaré otro día. Puede usar el mismo filtro Hoya IR72. De esto hablaré otro día. Las fotografías con la GFX 50R exigieron el uso del trípode necesariamente. Con aperturas de f8 o f11 para conseguir buena profundidad de campo, la velocidad de obturación con índices de exposición 400 u 800 estaban en torno a los 20 segundos. Como hacía algo de viento, se percibe el movimiento de las ramas en los árboles. Al abrir los archivos RAF, el raw de Fujifilm, la imagen tiene una fuerte dominante rojiza. Convertida a blanco y negro, y con unos moderados ajustes de luminosidad y contraste, tienes con rapidez las interesantes fotografías que muestro. En algún caso, panorámicas de tres fotografías verticales, que hace que a partir de los archivos de 51 megapíxeles nativos de la cámara, obtengas paisajes de 112 megapíxeles. Lo ideal sería tener una cámara modificada. Pero no voy a modificar la GFX 50R, que no la compré para eso. O bien, usar la película fotográfica, como os hablaré dentro de unos días.