Ya comenté en su momento algunas cuestiones fotográficas relacionadas con el viaje en el día que hice a Toledo a principios de marzo. Sí… llevamos ya más de una cuarta parte del mes de abril y todavía estoy con experiencias fotográficas de principios de marzo. Pero es que este 2022 está siendo animado fotográficamente. Y dentro de una semana me embarco en el primer viaje al extranjero del año, de donde espero venir también con una buena ración de fotografías. Y cuando digo “buena ración” espero que sea en calidad, más que en cantidad. El caso es que también me llevé a Toledo una cámara compacta con película negativa en blanco y negro. Como hago en estos tiempos en casi todos los viajes, grandes o pequeños.
Tras probar suerte con la Olympus mju-II en dos excursiones previas durante este 2022, vuelvo a la Minox 35 GT-E. Consideré la posibilidad de llevar la Olympus Trip 35. Pero la única ventaja real sobre la Minox es que preferiría la focal de 40 mm de la Trip 35 a la de 35 mm de la GT-E. Pero en tamaño, calidad óptica y posibilidades de intervención del fotógrafo, la Minox es preferible. Y como película, usé el segundo rollo de Kodak Tri-X 400 de los dos que compré recientemente. Habiendo usado el primero en Olite y Madrid. Entonces usé la Olympus mju-II, y comprobé que cuando llega al final del rollo no lo rebobina, ni automáticamente ni provocando el rebobinado. Tengo que sacar el rollo y rebobinarlo a oscuras en casa. Así que no puedo usar más de un rollo en cada jornada. Mal rollo.
Volví a la Tri-X 400 después de revisar a principios de año las fotos que hice con esta película en Islandia. La dejé durante un tiempo por una cuestión práctica; su baja estabilidad dimensional en comparación con las películas de Ilford hace que se curve y se rice mucho, dificultando su digitalización y manejo en general, y aumentando la probabilidad de que adquiera polvo en su superficie. Pero desde entonces he ido mejorando mi proceso de digitalización de los negativos, y ahora me quedan mucho mejor, y controlo mejor estos problemas. Luego viene el segundo problema… su precio es mucho más caro que el de las películas de Ilford. O que el de la Kodak T-Max 400, por ponernos en la misma marca, pero en otra tecnología. Un precio carísimo teniendo en cuenta que su tecnología hace décadas que está amortizada. Es una película de fabricación muy común en su tecnología de grano cúbico tradicional.
Sí que introduje un cambio en su revelado. Como me pasaron un frasco de SPUR Acurol-N, lo utilicé con este rollo, revelando en dilución 1+50, durante 15 minutos a 20 ºC, con una agitación de inversiones del tambor de revelado continuadas durante 30 segundos al principio del procesado, y dos inversiones cada dos minutos después hasta el final del tiempo de revelado. Los negativos los digitalice en modo de alta resolución, hasta 80 megapíxeles por negativo, entre 65 y 70 megapíxeles aprovechables, con la Olympus OM-D E-M5 III y el Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f2,8 ASPH OIS.
A pesar de que la hoja de recomendacionies técnicas del Acurol-N me avisaba de un contraste algo elevado con este procesado, y que el día estuvo soleado, con contrastes de luces y sombras relativamente importantes, lo cierto es que los negativos mostraban una gradación tonal bastante adecuada. Una vez ajustados los niveles de blancos y negros de los archivos digitalizados, quedaba una imagen contrastada, pero sin bloqueos o empastamientos ni en las altas luces ni en las sombras profundas. Como era esperable, el grano está bastante marcado, pero es agradable y le da una buena estructura a la imagen. No vamos a descubrir ahora las características de este clásico entre las emulsiones sensibles.
Las bondades de la Tri-X 400, tan cantadas por muchos durante tantos años… ¿por qué no hacen que la use con más frecuencia? Pues por su precio. Y porque hay otras emulsiones que, aunque no gocen de tan buena fama, y teniendo características distintas, también dan muy buenos resultados. En estos momentos, no es previsible que renuncie a la Ilford XP2 Super para los viajes, por su extraordinaria versatilidad y polivalencia. Y en los próximos tiempos, voy a dedicarle cierta atención a la Ilford Delta 400. En los años 90 la usaba mucho y con buen resultado. Pero como ahora no la tengo a mano en el comercio local… pues no. Pero he pedido unos lotes por internet. Por lo demás, una agradable jornada fotográfica.