Como contaba hace algo más de un mes en mi Cuaderno de ruta, el 15 de mayo hicimos un viaje en el día a Canfranc-Estación con la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ. En tren. En el «canfranero». Que es una experiencia en sí misma. Un viaje que en coche dura menos de dos horas, exactamente cuanto depende de lo que uno corra por los abundantes tramos de autovía con dos carriles por sentido que hay, en tren dura, en la situación más optimista, desde la estación de Miraflores, la última de las cuatro que recorre el tren por Zaragoza antes de salir de la ciudad, tres horas y cuarenta y cinco minutos. Y también me llevé una cámara con película fotográfica tradicional.
Como os contaba recientemente, en los últimos meses he estado utilizando la nueva presentación de la película para negativos en color Kodak Gold 200 en formato 120, para cámaras de formato medio. Y consideré que podía ser una buena opción. También me llevé algo de película ISO 800, por si se terciaba hacer algún rollo en interiores con menos luz, pero al final no la usé. En aquel momento todavía no había revelado los primeros rollos de esta presentación, así que no sabía qué podía esperar. Bueno… en parte sí, porque conocía la película de los rollo de 35 mm.
Decidí viajar ligero. Y aunque llegué a considerar la posibilidad de llevarme la Hasselblad 500CM, opté por la Fujifilm GS645S Wide. Es ligera para ser formato medio, con un peso de algo más de 750 gramos. Y la óptica de esta cámara, el Fujinon 60 mm f4, me gusta mucho. Tanto por su buena calidad óptica, como por el ángulo de visión que ofrece. Buscando esas equivalencias que todo el mundo hace con el negativo de 24 x 36 mm, de acuerdo a la diagonal del negativo 56 x 42 mm, sería equivalente a una focal de 37 mm. Pero al ser un formato 4:3 en lugar del 3:2, más cuadradote, siempre lo siento más próximo en su estética a un estándar corto, como un 40 mm, que a un angular moderado, como un 35 mm. Pero esto es algo un poco subjetivo, aunque algo tendrá que ver que en su lado largo el ángulo de visión de este 60 mm sea de 50 º. Comparémoslo con los 54,5 º de un 35 mm en el 24 x 36 mm y los 48,5 º de un 40 mm en ese formato. En esa dimensión, está más cerca del 40 mm.
El día estuvo soleado durante buena parte de la mañana, haciendo muy sencilla la exposición. En la medida en que nos moviéramos al aire libre, con las ligeras nubes que hacía que nuestras sombras no fueran nítidas, pero estuvieran ahí, una exposición de f11 y 1/250 segundo resolvió la mayor parte de las fotos. Con ese diafragma, ni siquiera tuve que perder tiempo usando el telémetro de la cámara para enfocar, salvo en alguna toma en proximidad. Usando la escala de profundidades de campo del objetivo de la cámara para ajustar la hiperfocal, resolví la mayor parte de los paisajes o tomas generales que hice. Cuando por la tarde aumentaron las nubes, bajar la velocidad de obturación un paso, a 1/125 segundo, resolvió también la mayor parte de las situaciones. Una demostración de que usar una cámara de formato medio signifique necesariamente que haya que enlentecer el proceso de toma.
La luz no fue de la mejor calidad a lo largo del día, pero en general, la tarea de documentar el viaje y los lugares que visitamos quedó sobradamente cumplida sin complicarme mucho la vida. Lo mismo que comentaba en la entrada de hace unos días sobre la Gold 200 en formato 120, el amplio negativo de 56 x 42 mm hace que la imagen tenga calidad, profundidad, y nitidez, siendo el grano muy poco apreciable. Así como en un formato más pequeño preferiría una película ISO 100 para unas circunstancias así, utilizando una apertura f8 y los mismos tiempos de exposición, con el formato medio y los parámetros que he señalado me he encontrado perfectamente cómodo y satisfecho. No terminé el segundo de los dos rollos que usé; lo hice al día siguiente, en un paseo fotográfico del que os hablaré próximamente y en el que pude comparar esta película con la Kodak Pro Image 100 en formato 135.