Después del último cartucho de Fujifilm Instax Square que hice en la floración de los tulipanes del Parque Grande de Zaragoza, decidí que tenía que seguir insistiendo en el formato para ir consiguiendo los mejores resultados. Y como en los últimos meses he ido aprovechando ofertas en los reacondicionados de Amazon para conseguir película Instax y Polaroid más barata, estoy bien provisto de existencias. Como la película que muestro hoy, que es una de estas con un borde especial. En lugar del blanco tradicional, es negro con un estampado como si fuera un cielo nocturno estrellado. No me disgusta. Y al personal que lo ve tampoco. He de decir que buena parte de las fotos ya han ido apareciendo en mi cuenta de Instagram dedicada a la fotografía instantánea.
Efectivamente, tiene cierta capacidad de hacer resaltar más los colores de esta película. Pero mi preocupación sigue siendo la nitidez. Si bien es cierto que las cámaras Instax son manifiestamente mejorables,… creo que por su precio su óptica podría ser un poco mejor, pero en Fujifilm, que saben fabricar buenas ópticas, parece que han decidido ser cutrecillos con estas cámaras,… hay cierta capacidad para obtener unas imágenes relativamente dignas. En la entrada anterior, que he enlazado al principio de esta, comentaba algunas cosas.
También he decidido evitar usar esta película a pleno sol. No tiene capacidad para evitar “quemar” una película de ISO 800, dada su apertura y velocidad de obturación mínimas. Hasta que dé con el truco de colocar un filtro neutro delante de la óptica… evitaremos el sol brillante. Así que un día con algo de nublado me fui de nuevo al Parque Grande. En esta ocasión, para ver si habían abierto ya al público la renovada rosaleda. Todavía no. Pero en las verjas del Jardín Botánico sí que habían florecido ya los rosales.
No obstante, no hice más que la mitad del cartucho. Tampoco estaba el día para tirar cohetes… y encima se levantaron las nubes, salió el sol y se acabó lo de hacer fotos,… por exceso de luz. No pasa nada. Unos días después me apunte a un paseo fotográfico por el meandro de Ranillas y el Parque del Agua. Y cuando terminamos, nos tomamos unas cervezas en una terraza en la sombra, y aproveché para hacer unos retratos. Había alguna gente con la que no coincidía desde hacía dos años largos, por culpa de la pandemia. Así que me apeteció hacer retratos. No todas las fotos salieron nítidas. Pero no es ya porque no me sepa cómo hacerlas, sino porque de vez en cuando me despisto y olvido ajustar correctamente la cámara. Poco a poco. El siguiente cartucho de instantáneas será Polaroid.