Lo llevaba pensando desde hace unos meses. Mi equipo fotográfico de viaje, la cámara principalmente, suele necesitar renovación con ciclos de unos 6 años. El ajetreo al que someto a las cámaras hace que, cuando llega ese punto, empiezan a mostrar achaques. Además, este ciclo que acaba, que empezó en la primavera de 2018, ha tenido demasiados eventos inesperados que ha hecho que no lo disfrutara todo lo que hubiese sido posible, aunque haya recibido también grandes satisfacciones. Siempre dentro del sistema Micro cuatro tercios. Por ello, desde octubre, empecé a pensar en cómo reorganizar mis finanzas y hacer el cambio de ciclo. Seguiré hablando de ello la semana que viene.
Lo que sucedió es que en los últimos años, por los eventos inesperados insinuados, entre las cámaras micro cuatro tercios, he alternado en los viajes entre estas cámaras y la Canon EOS RP. Una cámara de formato completo, sencilla y económica, pero eficaz en general y ligera de transportar, que me ha permitido aprovechar mis ópticas Canon EF con un adaptador que funciona perfectamente. Y la he complementado con algunas ópticas de montura RF, la que le es propia, pequeñas, ligeras, modestas, pero con unos notables rendimientos a la hora de formar la imagen. Dinamarca, Bilbao, Estocolmo, San Sebastián o Turín son algunos de los destinos en los que ha funcionado muy muy bien.
Aunque mi intención es viajar preferentemente con el equipo micro cuatro tercios, más cómodo, ligero y con mejor opciones de ópticas ligeras para desplazarme, no descarto usar la Canon EOS RP según necesidades. Pero he echado en falta un teleobjetivo razonablemente desplazable, especialmente para cierto tipo de paisajes. El EF 70-210 mm f3.5-4.5 USM que me llevé a San Sebastián cumplió, pero ópticamente se nota su antigüedad. Es un diseño de 1990. La nitidez no está mal, pero hay que funcionar a f8, por debajo el contraste deja que desear, y no es del todo cómodo de usar. Si a eso añadimos que en los últimos dos años, poco a poco, he iniciado cierta afición por la fotografía de naturaleza incluidas las aves… pues no me satisfacía del todo.
Recientemente, tomé conciencia de la existencia de un Canon RF 100-400 mm f5.6-8 IS USM, un objetivo que hasta hace pocos años no hubiese llamado mi atención. Su principal problema, a bote pronto, es su apertura máxima variable y muy poco luminosa. Pero claro,… el 70-210 mm, para bien, también lo tenía que usar a f8, como ya he comentado. Y aunque 400 mm es un poco corto para los animalitos, abre alguna posibilidad, siempre que selecciones bien el motivo. Pero tiene algunas virtudes que me hicieron plantear su compra, como así ha sucedido. Ahora iré con las más fotográficas de ellas, pero empecemos por una inicial e importante; el precio. Por unos 600 euros… se puede considerar barato hoy en día.
En cuanto a sus características físicas, es muy transportable. Fabricado fundamentalmente en plástico de buena calidad, con la montura de metal, no está protegido contra la intemperie, es muy ligero. Y dado el intervalo de focales que cubre, no es muy grande; 635 gramos está muy bien para un objetivo de este tipo. Consideremos que lo más cercano que tiene Canon en la serie L, la de prestigio, es el RF 100-500 mm f4.5-7.1L IS USM, es sólo ligeramente más luminoso, pesa más del doble y cuesta cuatro veces más. Obviamente es mejor objetivo… pero ¿cuatro veces mejor?
Enfoca bien y rápido, con su motor USM que permite el retoque sobre la marcha. El anillo de selección de focal es grande y cómodo de usar. Tiene un anillo extra de función, como muchos objetivos RF, que yo uso para la compensación de la exposición, ya que la EOS RP, al ser un modelo sencillo, sólo tiene dos ruedas de función, en lugar de las tres de las cámaras más prestigiosas. Canon es un fabricante muy rácano en algunas cosas. Detalles tontos y feos que le hacen quedar mal, y no suministra un parasol, tan conveniente, yo diría necesario. Lo vende como opción por un precio ridículamente alto, pero se pueden conseguir clones por precios muy asequibles. Evita pérdidas de contraste.
Como objetivo en fotografía naturaleza, es muy conveniente en fotografía de paisaje. Objetivos en este intervalo de focales son muy apreciados para captar el detalle del paisaje, pero también, y yo los he usado así con frecuencia, para componer “panorámicas” de alta resolución. Cuando digo “panorámicas” no me refiero al formato panorámico alargado, sino a componer la imagen completa con varias fotografías tomadas en mosaico. La foto que muestro a continuación está realizada a partir de seis fotografías realizadas a la focal de 100 mm, para una foto final de 100 megapíxeles en lugar de los 26 megapíxeles que hubiera obtenido con una focal angular.
La focal de 400 mm es insuficiente para retratos de los animales, especialmente corta para los animales más pequeños como los pájaros. Pero puede ser suficiente y conveniente para fotografiar a los animales en su entorno vital. Y en los días de Navidad he tenido múltiples ocasiones para hacerlo así, como podréis ver en las fotografías que muestro a lo largo de esta entrada. Casi todas ellas realizadas en la margen izquierda del Ebro a su paso por Zaragoza, pero también algunas en el Parque Grande de la ciudad. Especialmente aquellas que ilustran su capacidad para la fotografía de aproximación.
Hubo un tiempo en que era habitual que este tipo de objetivos tuvieran distancias mínimas de enfoque en torno a los dos metros o más. Cuando yo empecé en la fotografía, la distancia mínima de enfoque en centímetros era similar a la distancia focal del objetivo en milímetros, salvo en los macroobjetivos. Un 50 mm solía tener una distancia mínima de enfoque entre 45 y 55 cm. Un EF 400 mm f5.6 de 1993 tenía una distancia mínima de enfoque de 3.5 metros. El caso es que la distancia mínima de enfoque del RF 100-400 mm es de 85 cm a 200 mm, y su máxima ampliación es x 0.41 a 400 mm, aunque con una distancia mínima de enfoque superior. Pero es que x 0.41 está muy bien. Se acerca mucho a la 1:2 [x 0.5] en la entramos en el terreno que muchos llaman macro. Otros consideran que el macro está en el 1:1 y superiores. Muy notable, de todas formas. Con un diámetro de filtro de 67 mm, una lente de aproximación de potencia modesta, 2 dioptrías, de calidad suficiente, nos daría una ampliación máxima de x 1.54. Sólo dos dioptrías, que suelen ser las menos potentes.
Alguna vez he considerado la posibilidad de pillar de segunda mano un teleobjetivo de la serie L de los años 90… que pueden estar con un precio razonable y tener buena óptica. Pero… no están diseñados para los sensores digitales. Y tienen un problema añadido,… no suelen tener estabilizador de imagen incorporado. Si la cámara tampoco lo tiene… son mucho más difíciles de usar. No porque los necesites a la hora de fotografiar. Si estás con pájaros que se mueven mucho, de nada sirve, tienes que poner una velocidad de obturación alta de todos modos. Es conveniente para encuadrar con comodidad, con una imagen que no tiemble ni se modifique constantemente. Con este objetivo… sin problemas. Muy cómodo. No obstante, podrías agenciarte un EF 300 mm f4L IS USM de 1997 y ponerle un multiplicador de focal x2 como el que ya tengo, y tendrás un 600 mm f8… Pero más voluminoso, menos flexible… y no sé cómo responderá a los sensores digitales modernos. Pero lo pongo como posibilidad. El RF 100-400 mm admite los multiplicadores de focal de Canon RF, que son igual de caros que el objetivo, y dejan la apertura mínima en f11 para el x 1.4 y en f16 para el x 2. No me lo planteo.
Finalmente, la calidad óptica no está nada mal. Como tiene unas aperturas máximas tan modestas, hay que asumir que se usará preferentemente a esas aperturas. Y ya sabemos que las aperturas máximas sólo son las mejores aperturas en los objetivos más caros y más selectos de las líneas de teleobjetivos de focal fija. Pero no va mal. Tiene una nitidez suficiente, y tiene un buen contraste. Por supuesto, para paisaje, sobre trípode, cerrando un paso la apertura, puede dar una excelente calidad de imagen. La imagen a continuación, por ejemplo, es un ejemplo de paisaje con apilamiento de enfoque, ya que a pesar de cerrar algo la apertura, la distancia en el primer plano y el fondo es tan grande que hubo que hacer dos fotos y apilarlas para obtener la profundidad de campo deseada.
Mis conclusiones de momento… pues que me lo he pasado muy bien durante las vacaciones de Navidad con este chisme. Pero que muy bien. No da ninguna pereza sacarlo a pasear, no te castiga las cervicales, y te diviertes. No soy todavía buen fotógrafo de bichos, pero por algo se empieza. Hay que considerar que para micro cuatro tercios tengo un Olympus M.Zuiko 75-300 f4.8-6.7 II que va razonablemente bien, que tiene más alcance y que es algo más luminoso. Probablemente es el que use con preferencia en naturaleza. Pero si por algún motivo toca salir con la Canon EOS RP, el 100-400 mm no se va a quedar en casa. Y si hay posibilidad de hacer fotografía de aproximación… será de preferencia.