Viaje en el dia a Torrellas y Tarazona con película negativa en color – Canon EOS 650 con Kodak Portra 160 y Kodak Gold 200

Ya hice una primera entrada en este blog sobre el viaje a Torrellas y Tarazona hace unas semanas con la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ. En esa ocasión hablaba de la fotografía con película en blanco y negro. Pero había motivos para utilizar película en color para ese viaje. O fotografía digital en color, que también me lleve la pequeña Sony ZV-1 para hacer algunas fotografías de uso inmediato en redes sociales. Y también para cuando se acabasen los rollos de película, lo cual sucedió antes de lo previsto como luego comentaré. El principal motivo para el color son las obras de arte urbano que motivaron nuestro desplazamiento hasta Torrellas.

En primer lugar, comentemos la cámara y la óptica. Me llevé la Canon EOS 650 con un par de objetivos, aunque prácticamente sólo usé uno; el Canon EF 24-105 mm f4L USM. Dentro de unas semanas espero hacer una entrada en la que comentaré los porqués de que use con más frecuencia la EOS 650 que las más avanzadas y poderosas EOS 100 y EOS 3. Pero esencialmente son motivos relacionados con lo bien que cae en la mano. En cuanto a la óptica, este objetivo de focal variable de Canon es muy versátil en viaje y en paisaje urbano, admitiendo la posibilidad de hacer también retrato, y muy nítido. Si ya va muy bien en digital, a pesar de los casi 20 años que tiene, sobre película fotográfica resulta excelente prácticamente a cualquier focal y apertura.

Luego está la elección del material sensible. Las previsiones eran que íbamos a pasar la mayor parte del tiempo al aire libre. Salvo la visita al interior de la catedral de Tarazona… el resto iba a ser fotografía urbana en exteriores, en un día que se pronosticaba lumioso. Potencialmente, con luz difícil por su elevado contraste. En casa tenía un rollo de Kodak Portra 160, que me pareció adecuado. No me atrevé con otro que tenía de Kodak Ektar 100, porque no quería subir la saturación de las obras de arte urbanas en exceso. Y pretendía los colores más naturales posibles. Así que decidí que la visita al arte urbano de Torrellas iba a ser con la Portra 160, expuesta a su sensibilidad nominal.

En general, estoy satisfecho con los resultados. Entendámonos. Con las condiciones de luz que había no se pueden hacer maravillas. Luz dura, contrastada, con pocos matices, así que había que confiar en las virtudes de la gama Portra para conseguir esos matices en los colores de las obras de arte callejero que íbamos a encontrarnos. Fotografías que no cuentan como especialmente inspiradas, pero sí como adecuadamente documentales de lo que encontramos y visitamos. Así qué, misión cumplida. Hasta aquí, las ocho fotografías de muestra de Torrellas. A partir de aquí las de Tarazona.

Porque por la tarde, después de comer, íbamos a visitar Tarazona. Con visita guiada al interior de la catedral, como ya he adelantado. Una vez decidido que esa visita la documentaría en digital, la cuestión estaba en que no disponía de más película Portra 160. Por otro lado, había cierto riesgo de nubes de evolución diurna que modificasen las condiciones de luz. En estas circunstancias opté por llevar me un rollo de Kodak Gold 200, muy ligeramente más sensible que el anterior, algo más contrastado y con tonos marcadamente más cálidos.

Y las previsiones se confirmaron. Hubo más presencia de nubes, e iluminaciones menos contrastadas en general, por lo que las características todoterreno de la Gold 200 les vinieron bien. Podría haber cogido un Kodak Ultramax 400 que también tenía… pero como el nivel de luz fue suficiente, además del estabilizador de imagen del objetivo IS, mejor el ISO 200 de la Gold, que siempre da menos grano y más nitidez. También sus características colorimétricas favorecían unos tonos cálidos en presencia de cielos con nubes.

Pero surgió un imprevisto que impidió que pudiera estirar la fotografía con la Canon EOS 650 toda la tarde. Compré la película, de la que dejé algún rollo más en casa, en un establecimiento de Zaragoza con el convencimiento de que era un rollo de 36 exposiciones. Pero no fue así. El rollo era de sólo 24 exposiciones, por lo que mientras visitábamos el claustro de la catedral de Tarazona llegó a su final insospechadamente y se rebobinó sólo, para mi sorpresa, que pensaba que algo iba mal con la cámara. Nop. Simplemente compré un rollo que no quería. Porque no me gusta comprar los rollos de 24 exposiciones. Cuando los mandas a revelar y digitalizar te cobran lo mismo que con los de 36 exposiciones, pero con un tercio menos de fotografías. Y la diferencia en el precio de compra tampoco es tanta. No me importa comprar blanco y negro de 24 exposiciones porque me lo revelo yo… pero no de negativos en color. Pero bueno, en general, una experiencia positiva. La próxima vez me llevaré algún rollo extra… que es lo que hago habitualmente, aunque no sé por qué no en esta ocasión.