Sinceramente, no es mi intención actual el viajar con frecuencia con una cámara de formato medio para película tradicional. Lo he hecho en alguna ocasión. Por ejemplo, en París en 2014, donde llevé la compacta Voigtländer Perkeo II, una cámara de objetivo retráctil, muy portable, que hacía negativos de 54 x 54 mm. Pero en su momento se estropeo su obturador… y no me merece la pena arreglarlo. No cuento las fotos realizadas en Londres con la Zeiss Ikon Ikonta 521/16 en 2012, porque no me llevé la cámara, sino que la compré allí y la probé sobre la marcha. Lo mismo que sucedió en Nueva York con la Fujifilm GS645S Wide 60. Pero en el ámbito de un viaje, no deja de ser un engorro. Porque son cámaras grandes, ocupan espacio, pesan… haces pocas fotos porque sólo puedes hacer entre 8 y 16 fotos por rollo según el formato… por lo que sale caro… En fin. Cuestión de conveniencia.
Encabezado y las dos siguientes fotos, Kodak Portra 400 en Breisach y Friburgo, Alemania.
Pero el planteamiento del viaje a Basilea se prestaba a llevarme algo de este tipo. Y opté por la Plaubel Makina 67, que para eso la tengo recientemente arreglada y en funcionamiento. En Basilea iba a pasar unos días con un amigo que conocí hace unos años a través de un foro de fotografía con película hace unos años, y con quien ya coincidí en persona en Constanza, Alemania, muy muy muy cerca de donde vive, en la ciudad suiza de Kreuzlingen. Ya en uno de esos viajes centré mi reportaje fotográfico en la película, con Leica M2. En Basilea íbamos a coincidir además con unos conocidos suyos, una pareja alemana, también aficionados a la fotografía con película tradicional. Si la pareja alemana viajaban con Leica MP y Leica M7, el amigo suizo con Hasselblad 503CW… pues la Plaubel Makina 67 “me hacía quedar bastante bien”.
En las dos siguientes, Kodak Portra 400 en Basilea, Suiza, incluyendo interiores en Kunstmuseum Basel.
Me llevé cinco rollos de película. A 10 fotogramas por rollo… un máximo de de 10 fotos. Alguna se perdió por algún despiste. Por ejemplo, olvidarme quitar la tapa del objetivo. Cosas que pasan con las cámaras telemétricas. Bueno. Al final, 48 fotos en total. La idea era tener un rollo por día de los cuatro aprovechables, y uno extra por si me pasaba de promedio. Como sucedió. O dejé que sucediese, para mayor diversión. Veamos a ver cuáles son los tipos de película que llevaba. Lo ideal es que todos los rollos fuesen de la misma película, para mayor coherencia del conjunto. Pero como no lo planifique con mucho tiempo, me llevé de lo que tenía almacenado en la nevera.
Últimas fotografías con Kodak Portra 400, en Rheinfelden, en ambas orillas, Suiza y Alemania.
En primer lugar usé película Kodak Portra 400, de la que tenía tres rollos en la nevera. Fueron los primeros que usé. La expuse a su sensibilidad nominal, ISO 400, aunque hay muchos que recomiendan usarla a IE 200. Pero aunque se gana en nitidez y en finura de grano, se pierde en saturación. Esa es una técnica más apropiada para retrato, donde no importa que se pierda esa saturación. Con esa sensibilidad, y una apertura máxima f2,8 y mínima de f22, no tuve problemas para usarla en una variedad de circunstancias. No me gusta usarla a máxima apertura salvo por cuestiones creativas; su profundidad de campo es similar a un 40 mm f1,4 en 24 x 36 mm o algo menos. Y cuando uno va de viaje, en reportaje… no es conveniente. Llevé un trípode por si acaso… pero no lo llegué a usar. Los resultados con Portra 400 son buenos, aunque vinieron limitados por las condiciones de luz.
Ya con Cinestill 400D, en Colmar, Francia.
En segundo lugar usé un rollo de Cinestill 400D que me quedaba de un par que compré para investigar. Por su sensibilidad, las condiciones de uso son similares a usar la Portra 400. Siendo película pensada para cinematografía en origen, tiene bastante latitud de exposición, y el contraste es más suave que el de la Portra 400. Tengo la sensación de que el grano es muy similar o más pequeño que la Portra 400. Pero es difícil decir a partir de los ficheros escaneados de negativos tan grandes como 56 x 67 mm. Y eso sí, en situaciones de luces puntuales o gran contraste entre luces y sombras, pueden aparecer y aparecen los halos rojizos que a muchos gustan tanto… y a mí sólo a veces. Me gustan las fotos que da… pero creo que prefiero la Portra 400. Los precios están muy elevado en ambas. Excesivos, diría yo.
Últimas fotos con Cinestill 400D en Basilea y el Jura, Suiza.
Finalmente, me llevé de reserva un Kodak Gold 200. Para mayor homogeneidad podría haberme llevado sólo esta película. Tenía los cinco rollos si no recuerdo mal. Pero ISO 200 me parecía excesivamente justa su sensibilidad, especialmente dado que se habían pronosticado algunos periodos de nubes, e incluso algo de lluvia. La reservé para el último día, en nuestra excursión por el Jura, en la que el pronóstico era de sol luminoso. Funcionó muy bien. A pesar de la menor sensibilidad, no tiene ventajas en cuanto a la finura del grano con respecto a las otras dos. Pero el contraste y la saturación de los tonos está muy bien para viajar. Una película con estas características pero en ISO 400, sería la ideal.
Fotografías brillantes, luminosas, con Kodak Gold 200 en Delémont y Porrentruy, Jura, Suiza.
De momento esto es lo que hay. Dentro de unos días traeré aquí los resultados de los cuatro rollos de película en blanco y negro de 35 mm que hice, como es tradicional en mí desde hace un tiempo, con la pequeña Minox 35 GT-E. De la que habrá que hablar más despacio de lo que pensaba, porque algunos resultados no fueron como esperaba y no puedo recordar porqué, aunque lo supongo. Un saludo.
Y más fotografías con Kodak Gold 200, en Porrentruy, y finalmente en St-Ursanne, Jura, Suiza.