Hace unas semanas tuve a mi sobrino de 8 años conmigo toda la mañana de un sábado. Nos pusimos ropa deportiva, cogimos unas raquetas y nos fuimos a jugar al tenis. Después, nos acercamos a un centro comercial para comprar algunas cosas antes de volver a casa, cansados.
En el centro comercial me encontré con que vendía unas orquídeas, en un estado no muy lustroso, por 3,95 euros. Compramos una planta. En estas semanas su estado a mejorado mucho. Este es su aspecto actual.
Mi intención, aparte de conseguir que la planta viva un tiempo razonablemente largo, no es algo que yo consiga con facilidad, es usarla como motivo fotográfico para ensayar en casa tanto el bodegón como la fotografía de aproximación o macro.
Disponiendo de un buen ventanal con orientación norte, es decir iluminación suave, la cosa no es complicada. A priori. Desde luego, con una cámara digital, que nos permite enmendar nuestros errores sobre la marcha, hacer muchas fotografías sin consumo de fungibles, y hacer retoques en postproducción con facilidad. No es difícil conseguir alguna foto maja. Aunque no sea más que por "aplastamiento". Si haces "800 fotos" (nótese el modo hiperbólico), alguna te saldrá bien.
Por ejemplo, las fotografías en color que aquí aparecen, realizadas con la Canon EOS 5D Mark II, combinándola con el EF 85/1,8 USM, el EF 200/2,8 L USM, algunos tubos de aproximación y un duplicador de focal. Y variando los ajustes de color, contraste o temperatura de color en postproducción.
Pero si es fácil, no tiene gracia ni aliciente. Así que poco después de comprarla decidí hacerle fotografías a la planta con una cámara para película tradicional, la Hasselblad 503CX, con mi triplete de objetivos Carl Zeiss, Planar 50/2,8 T*, Distagon 50/4 y Sonnar 150/4 T*. También añadiendo eventualmente para conseguir salvar las desfavorables distancias mínimas de enfoque de los objetivos de formato medio combinaciones de un par de tubos de extensión.
La película utilizada fue la polivalente Ilford FP4 Plus, revelada con Kodak HC-110 (dilución B, 1:32), durante 7 minutos a 21 ºC.
En la primera sesión de fotos, intenté acercarme todo lo posible a las orquídeas. No voy a llamar a este tipo de fotos "macrofotografía", porque las escalas de reproducción son modestas aunque no desdeñables, pero si fotografía de gran aproximación.
Intenté distintos esquemas de luz y fondos, improvisando con las luces domésticas de mi casa, y con las paredes, cortinas y otros accesorios que tengo por casa.
El principal problema es conseguir una exposición precisa.
Los problemas vienen de dos fuentes. Primero de cómo asegurarte de que la luz que mides es la que llega a la planta en el momento de hacer la fotografía, y tienes la cámara con el trípode encima de ella. El esquema de iluminación es básico. La luz que entra por la ventana, con alguna luz artificial de apoyo, y eventualmente alguna lámina blanca como reflector.
El segundo viene del efecto Schwarzschild, que es bastante acusado, o eso pensaba yo, con la Ilford FP4 Plus. Debiera haber usado la Fujifilm Neopan 100 Acros, que los sufre en menor medida. El efecto Schwarzschild es fallo en la ley de la reprocidad en cuanto a la intensidad de luz y el tiempo de exposición, cuando estos tiempo de exposición son largos. Poniendo un ejemplo. Todos consideramos que una exposición de f/8 y 1/125 s y otra de f/11 y 1/60 s son equivalentes, y lo que se modifica visualmente es la profundidad de campo. O la posibilidad de que si el sujeto se mueve, salga borroso con las velocidades más lentos. Pero por lo demás, los tonos y contrastes, los mismos.
Ahora bien, no podemos decir lo mismo para la pareja de f/8 y 2 s y f/11 y 4 s. En el momento en el que la exposición pasa del segundo, falla la ley de la reciprocidad. Y el equivalente a ese f/8 y 2 s estará más bien en el f/11 y 8 - 10 s. Hay que mirar tablas para cada película. Y con los objetivos de medio formato, si quieres una razonable profundidad de campo necesitas cerrar el diafragma bastante y por lo tanto aumentar mucho el tiempo de exposición. Lo que en interiores y con una sensibilidad de ISO 125/21º lleva a tiempos de exposición largos.
Esta foto corresponde ya a la segunda sesión, en la que decidí no aproximarme tanto, fotografiar el conjunto de la planta, colocar un fondo neutro para todas las fotos y usar como única fuente de iluminación la ventana. Eventualmente ayudada con un reflector blanco.
Como era ya la tarde muy avanzada, la cantidad de luz que entraba por la ventana era relativamente escasa, y nuevamente me vi obligado a dar exposiciones largas. Estoy hablando entre 15 y 60 segundos.
Lo cierto es que en su conjunto los negativos, una vez revelados me quedaron muy "quemados", muy negros, sobrexpuestos. Evidentemente algún cálculo hice mal, por el cual compensé en exceso el efecto Schwarzschild. Y hay que tener en cuenta que el revelado no influyo en este exceso de densidad del negativo. El recomendado habitualmente para esta combinación de película y revelador a la dilución B (1:32) es de 9 minutos a 20 ºC. Mi temperatura era un poco mayor, pero disminuí el tiempo en dos minutos. Pensaba que quedándome un poquito corto de revelado bajaría ligeramente el contraste.
En fin, afortunadamente las películas Ilford de grano tradicional perdonan bastante, y las fotos salieron. Por lo menos para ser escaneadas. Hacer copias en una ampliadora tradicional igual es una pesadilla por los largos tiempos necesarios... pero eso es otro problema.
Ya me contaréis que os parecen las fotos... por cierto.
Dentro de unos días afrontaremos de otro modo el problema de "aproximarnos" con la cámara de fotos a las flores. Al fin y al cabo estamos en primavera, ¿no es así?
Hace casi dos semanas que no actualizaba estas páginas dedicadas a la fotografía y otras artes visuales. Cosas de irse de viaje casi una semana. Y eso que a lo mejor los libros que comentaba ayer en el Cuaderno de Ruta podrían haber entrado dentro de la categoría "otras artes visuales". Pero no, me perece que se hubieran salido del tono habitual de estas páginas.
Por otra parte, se me están acumulando temas para traer aquí, pero como en su mayor parte son de fotografía argéntica,... pues se tarda un poco en tener el resultado final. En cualquier caso, y en ese tono, la entrada de hoy la ilustraré con fotografías que he tomado durante el viaje a Dinamarca con la pequeña Olympus Pen EE-3. Negativos en blanco y negro, que se aprestan bien al ambiente melancólico de la lluvia en primavera. Una primavera muy fría la de aquellas latitudes. Las que os presento hoy aquí están tomadas todas en Aalborg.
Pero vamos a las recomendaciones de esta semana.
Se dice de hoy en día que estamos en un época en la que las guerras se retransmiten en directo. La presencia de cámaras de fotografía, vídeo y televisión incrustadas en las unidades militares, sumados a la velocidad de las redes de comunicaciones, hacen que las imágenes de las atrocidades bélicas lleguen prácticamente en directo hasta nuestros televisores, ordenadores o teléfonos móviles. Pero el interés del ser humano por documentar la guerra viene de antaño. Tanto con fines propagandísticos como didácticos. Con fines de denuncia,... es algo más reciente la cosa. En L'Oeil de la Photographie nos hablaron hace unos días de las fotografías en la Guerra Francoprusiana de 1870. Obviamente, dadas las tecnologías de la época, son mucho más estáticas. Pero no por ello menos interesantes. Especialmente en lo que se refiere a los estragos del hecho bélico.
Cambiemos de tercio. Adelantémonos hasta los años treinta del siglo XX, y conozcamos a Dora Maar, más conocida por sus amoríos con Picasso que por su trabajo como fotógrafa o practicante de otras bellas artes. Y sin embargo, encuadrada en el surrealismo, sus fotografías no dejan de ser interesantes. También nos lo contaron en L'Oeil de la Photographie.
Adelantemos poco a poco el calendario. Ahora nos situaremos en la década siguiente, pero atravesaremos el Atlántico para irnos a Estados Unidos. En Feature Shoot nos hablan del trabajo del fotógrafo Todd Webb. Uno fotógrafo que trabajó para revistas importantes y que se relacionó con los más famosos fotógrafos norteamericanos de la época, pero que prefirió permanecer en un discreto segundo plano, por lo que es muy poco conocido. Sin embargo, dejó un importante archivo fotográfico, fundamentalmente dedicado a la fotografía documental, con imágenes de gran calidad, tanto técnica como de contenidos.
De la misma época, y también con un carácter documental, especialmente de la vida y el ambiente cultural del París de posguerra, especialmente de su margen izquierda, Montparnasse, son las fotografías de Emile Savitry. Pudimos ver unas cuantas de ellas hace unos días en The Night Picture Collector.
Vamos a otro fotógrafo del mundo de la cultura, las artes y la moda. Mucho más reciente. Contemporáneo. Se trata de Albert Watson, fotógrafo muy variado pero del que nos va a interesar en estos momentos sobretodo sus retratos. De famosos o de gente anónima, pero siempre interesantes y distintos a los de otros de sus contemporáneos. También nos lo contaron en L'Oeil de la Photographie.
Recientemente apareció en Lens Culture un reportaje que me pareció muy interesante. Nos habla de las fotografías que Michael Vince Kim ha realizado de los descendientes de un barco de coreanos que emigraban a Estados Unidos y que fueron engañados y llevados al Yucatán para trabajar prácticamente como esclavos durante un tiempo. Posteriormente se quedaron en la zona o se trasladaron a Cuba donde podemos encontrar a sus descendientes, muchos de ellos fruto del mestizaje con la poblaciones locales.
Son muchos los fotógrafos que han intentado y siguen intentando reflejar en sus trabajos el alma de los estados sureños de los EE.UU. Con frecuencia los temas se repiten y se cae en el tópico, pero siempre hay excepciones. A mí, las fotografías de Mark Steinmetz, a veces retratos, a veces paisajes, las más de las veces urbanos, me han transmitido una melancolía especial. Con un blanco y negro de amplia gama tonal, pero expresivo, las fotografías que pudimos ver en L'Oeil de la Photographie hace casi dos semanas me llamaron la atención.
En CPH Magazine (Conscientious Photo Magazine) entrevistaron y mostraron el trabajo hace unos días de Margo Ovcharenko, una fotógrafa rusa que en sus trabajos, principalmente retratos, trata de mostrar y comprometerse con personas jóvenes, a veces adolecentes, también del mundo de la diversidad sexual, que muchas veces se sienten o están en una situación de fragilidad, especialmente cuando conductas cada vez más reaccionarias y machistas se imponen hoy en día en los países de la antigua Unión Soviética.
Últimamente he empezado a seguir un blog en Tumblr, Absolution-V, que nos muestra siempre imágenes muy innovadoras contemporáneas o de las últimas décadas, tanto de la fotografía como del cine. Son diversas las frecuentes entradas que me llaman la atención. Entre las últimas, una dedicada a la artista sueca Nadja Bournonville. Artista y fotógrafa compleja, como podemos ver en la diversidad de sus fotografías.
Estamos en un época donde los principales argumentos de venta del material fotográfico es la extraordinaria nitidez y los muchos megapíxeles. Estos proporcionan lo que los anglosajones llaman con frecuencia fotografías "clínicamente" nítidas. No sé porqué lo de "clínicamente". El caso es que la película tradicional, menos realista, más orgánica, menos perfecta, aunque muy capaz de recoger abundante información, ofrece imágenes más atractivas en muchas ocasiones. Esa es la tesis que en Creative Boom mantienen de fondo cuando presentan el trabajo de Nicolas Comment. Y cierta razón no les falta en mi opinión.
Por último, y cuando estamos celebrando el "día de la Tierra", me llamó la atención un artículo de L'Oeil de la Photographie dedicado al planeta Marte. Xavier Barral ha reeditado un libro con una serie de fotografías de alta resolución del planeta rojo, cada una representa una región de 6 km de anchura, de la NASA, organización que pone por una ley propia de los EE.UU. todas sus imágenes en el dominio público por estar financiada con fondos públicos. Convirtiendo las imágenes, si no lo estaban, al blanco y negro, transforma el objetivo científico de las mismas en un ejercicio de visión fotográfica y estética muy interesante.
Este sábado pasado, 8 de abril de 2017, celebramos un taller de macrofotografía organizado por la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) (Facebook). El taller lo impartió Pedro Javier Pascual, fotógrafo turolense, cuya orientación personal es a la expresión personal a través de la naturaleza más que el uso de la fotografía como método de documentación de la misma, sus habitantes y sus fenómenos.
No es la primera vez que hago un curso o taller de macrofotografía. He hecho varios con distintos enfoques. Pero es una de esas disciplinas en las que siempre aprendo algo nuevo cuando acudo a un nuevo taller. Fundamentalmente porque no es mi actividad fotográfica prioritaria. Por lo tanto, siempre andaré con un déficit permanente de técnica o de ideas, que de alguna forma se palía con la asistencia a estos talleres.
Al igual que Pedro Javier Pascual, aunque más modestamente, cuando me acerco a la macrofotografía o la fotografía de aproximación en la naturaleza, predomina mi interés estético o expresivo, más que el documentar o catalogar especímenes o fenómenos, sobre los que la mayoría de las veces carezco de conocimiento suficiente. En los últimos años, no dejo de practicar de vez en cuando esta modalidad, e incluso elaboré recientemente un librito de carácter personal, al que no he dado tan apenas difusión, con lo trabajado el año pasado.
El taller tuvo dos partes, separadas por el rato de la comida. Durante la mañana, Pedro Javier nos mostró su trabajo, en una de las aulas del Centro Cívico Almozara, nos introdujo en sus técnicas más utilizadas y nos habló del material. Pero muy orientado hacia un determinado tipo de resultados y de estética. He de decir que quedé admirado de su dominio intuitivo del material y la técnica. Sobre el estilo de sus fotografías, hay algunas que me gustan mucho, mientras que otras se alejan un poco de lo que a mí me atrae. Nunca he sido mucho de efectos especiales. El "bokē" en forma de pelotones, las dobles exposiciones,... los reflejos... Soy partidario siempre de fondos más despejados, limpios, composiciones minimalistas, un número limitado de elementos en el encuadre, de las cuales él nos mostró unas cuantas con las que sí que disfruté mucho. Muy expresivas y muy bellas.
En cualquier caso, una mañana entretenida, adquiriendo ideas nuevas o recordando otras olvidadas. Después a comer. No sé porqué,... pero siempre a comer.
Tras la comida nos desplazamos al Centro de Jardinería "Gardeniers" de ATADES, destinado a promover la integración de personas con discapacidades, así como las actividades de jardinería, al servicio de la sociedad. Nuestro agradecimiento por habernos permitido utilizar sus viveros e instalaciones para hacer las prácticas.
Por supuesto, allí desplegamos nuestros equipos, y bajo la guía de Pedro Pascual que nos iba proponiendo distintos ejercicios, con flash, sin flash, con dobles exposiciones, con brillos, sin brillos,... fuimos haciendo nuestras fotografías.
Así estuvimos un rato, hasta que poco a poco la tendencia fue a que cada cual se fue centrando en el tipo de fotografías que más le gustaban, siempre dentro del marco establecido en el taller.
Como material fotográfico, utilicé la cámara digital Pentax KS-1 con el objetivo Pentax SMC-A Macro 100/4, eventualmente con una lente de aproximación Cosina de 3 1/3 dioptrías que permite pasar de la relación de ampliación de 1:2, nativa en el objetivo, a la 1:1. Durante un rato cambié al cuerpo de la Pentax MX, con película tradicional en blanco y negro, que todavía no he revelado ni digitalizado, antes de volver a la KS-1, en esta ocasión con el Pentax SMC-A 50/2 con un anillo de inversión para conseguir grandes ampliaciones.
Eventualmente, apoyé la exposición con un flash Nissin i40, con zapata para Olympus/Panasonic, pero que en modo manual se puede usar también con la Pentax.
Conforme fue pasando el tiempo, y con el calor acumulado en los viveros, el cansancio se fue haciendo notar. Lo cual lleva inevitablemente a cierta "dispersión" entre los participantes. Que empiezan a hacer un poco el indio con los accesorios que se llevan. Por ejemplo, poner a "adivinar el futuro" a través de una bola de cristal.
Cuando estos síntomas aparecen, y antes de causar cualquier "destrozo", es el momento adecuado para recoger el material e ir a celebrar la jornada disfrutada. Y aprovechando el buen día de primavera, tomarse unas cervezas o unos refrescos, mientras se mantiene la charla y el diálogo, que se mantuvo durante un rato dentro del mundo de la fotografía, y que no deja de ser parte de la riqueza del taller.
En cualquier caso, una buena jornada, con mi agradecimiento a todos los que en ella participaron a uno u otro nivel. Y hasta la próxima.
Empezaremos las recomendaciones de esta semana con una derivada de la visita guiada a la exposición de Pilo Gallizo en la sala de exposiciones del Torreón Fortea que organizó la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) (Facebook). La exposición titulada "Retratos sobre fondo negro". Curiosamente, las fotografías de esta exposición no las podréis encontrar en su página web, donde se centra más en su faceta de fotógrafa documental, muy interesante también. Como indica el título, las fotografías de esta exposición son retratos, sencillamente iluminados, con una tela negra como único fondo. Proyecto de fotografía terapéutica en el que se embarcó durante la recuperación de una dura enfermedad. Guiados por la propia Pilo, con un alto grado de cordialidad entre los visitantes y la fotógrafa, creo que fuimos muchos los que nos sobrecogimos en mayor o menor grado con la historia que acompaña a las fotografías.
Las fotografías que acompañan esta entrada corresponden a esa visita, así como algún caminar por la ciudad que he hecho en los últimos tiempos. Quiero aprovechar también para comentar que con AFZ estoy colaborando para sacar adelante una serie de actividades centradas en la fotografía con película tradicional. El jueves pasado tuve la oportunidad, junto con Ana Cosculluela, de comentar ante un simpático público nuestras experiencias con distintos materiales fotográficos en blanco y negro así como diversos tipos de procesados de película tradicional. Lo vamos a pasar bien. Y aprenderemos cosas.
Vámonos a los clásicos, como suele suceder en los primeros párrafos de mis recomendaciones semanales. En Camerafilia, dedicaron varias fotografías de su blog a Edward Steichen. De origen pictorialista, miembro del grupo Photo-Secession, evolucionó hacia estilos más modernos y fue el primer conservador de fotografía del MoMA. Así pues, no sólo fue fotógrafo, sino también estudioso y divulgador del arte.
Me aparece con frecuencia últimamente la obra del suizo René Groebli. Pero me ha parecido especialmente interesante cómo documentó en 1952 su luna de miel con su esposa, unas fotografías íntimas y muy elegantes. Una verdadera declaración de amor que vimos en L'Oeil de la Photographie.
En las páginas de la revista PHOTO, nos han hablado de Pierre Boulat, uno de esos muchos fotógrafos que han vinculado su carrera al cine, habiendo documentado y retratado a muchos de sus protagonistas, especialmente de la cinematografía europea.
La vida en las prisiones ha dado lugar a mucha imaginería y a mucha imaginación, siendo muchas veces difícil separar la realidad de los tópicos. No han sido pocos los fotógrafos que se han introducido en el mundo de las cárceles para documentar su vida. Entre ellas, Jane Evelyn Atwood prestó atención a las prisiones para mujeres, menos conocidas y más sometidas a estereotipo quizá que las masculinas. Lo vimos en The Night Picture Collector.
Rara es la semana en la que no aparezca en uno u otro sitio de internet el trabajo de un fotógrafo que explore la vida y el paisaje humano de una u otra parte de Estados Unidos, país inmenso, que tanto influye en el resto del mundo. En L'Oeil de la Photographie nos han mostrado el trabajo de Nancy Baron y Pamela Littky, que han trabajado en las regiones más desérticas de ese enorme país de países.
Otro de los sucesos que ha inspirado muchos trabajos es el accidente nuclear de Fukushima. En esta ocasión, y también de la mano de L'Oeil de la Photographie, conoceremos el trabajo de la japonesa Miho Kajioka. Trabajo a partir de procesos alternativos o tradicionales.
No son pocos los fotógrafos que han utilizado la fotografía y la publicidad para epatar e incluso escandalizar al público con imágenes provocadoras o transgresoras. Heji Shin es una fotógrafa germanocoreana que ha presentado recientemente una potente campaña con parejas, tanto homo como heterosexuales, comprometidas en actos sexuales, con los genitales fuertemente pixelados, a veces. Modelos no profesionales con libertad ante la cámara. No apto para todos los públicos. Especialmente los más intransigentes. Nos lo han contado en i-D.
Con el principio del mes ha llegado el nuevo número de Fraction Magazine, el 97. De los portafolios presentados me han interesado... todos ellos. Vedlos vosotros mismos son:
Y terminaré recomendando un artículo en Albedo Media (DSLR Magazine) en la que reflexiona sobre la capacidad del fotógrafo como crítico de fotografía. Básicamente estableciendo lo que algunos ya intuíamos. El creador parte de un configuración interior del mundo y de cómo lo quiere representar que le condiciona y se convierte en un difícil juez de su obra y de la de los demás. Creo que pasa con todo tipo de disciplinas artísticas. Pero es interesante leer y conocer los razonamientos de Fernando Puche, que es el autor del artículo, y fotógrafo asimismo.
Este domingo pasado se ha celebrado el XI Maratón de Zaragoza, carrera de fondo que se complementaba por una más popular de 10 kilómetros de recorrido. Con este motivo, la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) organizó una actividad para permitir ensayar, trabajar o conocer la fotografía de eventos deportivos. Siendo una carrera de este tipo probablemente uno de los más sencillos. Colorido, rostros esforzados, detalles simpáticos en los corredores y entre el públicos, estos eventos pueden ser fuente de un entretenido reportaje.
Desde el punto de vista técnico, son diversos los materiales que se pueden utilizar para cubrir una prueba de estas características, desde los grandes angulares, con efectos gráficos y composiciones dinámicas, hasta el teleobjetivo que comprime los planos y se centra en el corredor.
Como yo no soy especialmente aficionado a utilizar los teleobjetivos, decidí que esta podía ser una buena ocación justamente para usarlos. Así que cargué en la mochila la Canon EOS 5D Mark II, con el EF 200/2,8 L USM y el Tele-Converter EF x2. Había otros objetivos en la mochila por si acaso, el fiel EF 24-105/4 L USM y el compacto EF 40/2,8 STM para los desplazamientos o los momentos de paseo de circunstancias.
La cita era a las diez de la mañana, pero como madrugué de forma espontánea, comencé casi una hora antes a cubrir el evento, con los corredores de la carrera de 10 km que venían por el paseo Echegaray y Caballero para cruzar el Ebro por el puente de Piedra.
Como vemos, no sólo gente atlética se prepara para estos eventos. Y hay mucha gente que reivindica su condición o realiza esfuerzos por superarse a sí mismo. La señora de la foto anterior fue la última, pero muy meritoria, clasificada en la carrera de los 10 km.
Conforme fueron llegando los compañeros de quedada, fuimos apuntando las cámaras de nuevo hacia el paseo Echegaray y Caballero, pero en sentido opuesto, con los corredores que girando hacia la calle Don Jaime I se disponían a cubrir las últimas etapas de la carrera corta.
Prioridad al diafragma, abierto a tope; f/2,8 con el 200 mm en solitario, f/5,6 cuando se convierte en un 400 mm con el duplicador. Enfoque continuo, AF-Servo le llama Canon, para seguir a los sujetos en movimiento. No es la cámara más pensada para la acción, y tuve fallos de enfoque, pero en general se portó. ISOs moderadamente altos para permitir velocidades de obturación de 1/1000 s o superiores.
Una vez todos reunidos, nos apostamos en el puente del Pilar, más comúnmente conocido por los zaragozanos como el puente de Hierro, para ver pasar y fotografiar a los participantes de la maratón. Cuando llegamos vimos pasar al primer y segundo clasificados, pero no nos dio tiempo a situarnos en posición para fotografiarlos. Eso sucedió a partir del tercero.
Mayoría aplastante de cámaras réflex digitales, con la honrosa y animosa excepción de Marco Evangelisti que sigue fiel en toda ocasión a las cámaras para película tradicional, en este caso con una curiosa y pequeña réflex Pentax de enfoque automático, uno de los últimos modelos de este tipo de la casa nipona.
En este punto, los corredores que vimos pasar, especialmente al principio, son aquellos más competidores, más concentrados, más intensos.
Por lo tanto, también exigía mayor concentración para los fotógrafos para captar esa intensidad y esa concentración. También hubo momentos para jugar con el grafismo. O ensayar los barridos, que nos dan sensación de velocidad.
Si nos habíamos perdido el paso del primer clasificado de la maratón masculina, sí que estuvimos atentos al paso de la líder de la femenina, Alicia Pérez, que a la postre ganaría la prueba. Acompañada de un varón que podría ser un compañero de equipo, su liebre, o el armario que le cortaba el viento,... o todo a la vez, apareció por el puente corriendo a ritmo y muy concentrada.
Conforme fueron pasando los corredores, entramos en la sección de ellos que vienen a correr más como una empresa personal, que como una competición para los demás. De forma individual o colectiva. A veces incluso con un componente lúdico, que no viene mal. Así pudimos ver pasar a muchos corredores.
Algunos grupos, liderados por una liebre con un gran globo amarillo que marcaba el objetivo en tiempo, realizaban un esfuerzo colectivo y solidario.
A esas alturas de la carrera, había quienes necesitaban la asistencia de los voluntarios. Algunos solicitaban bebida o algo de alimento energético para no desfallecer. Otros, aliviar sus músculos con esprais "mágicos" con olor a alcanfor y presuntas cualidades analgésicas, que cuando menos aportan un calor aliviador a sus tensos músculos.
Sin embargo, aquí y allá, ves cómo algún corredor o corredora mantiene un paso firme y elegante, a sur propio ritmo. Casi sin despeinarse.
Poco a poco fuimos regresando hacia la plaza del Pilar, donde terminaba la prueba. Por el camino tuvimos ocasión de ver cómo los corredores iban acusando el esfuerzo, pero también cómo los espectadores se agrupaban con un ambiente festivo a animar a los corredores.
Nuestra penúltima etapa fue como digo la plaza del Pilar. La recta de meta. Desde luego no llegamos a ver la llegada de los líderes, pero pudimos observar la alegría de aquellos que pelean contra sí mismos. Que muestran tanta alegría o más que los competitivos, porque han alcanzado un sueño, han superado un desafío personal, han realizado una aventura con sus familiares o con sus amigos, o puede decir que tratan de ser un modelo positivo para quienes viene detrás en edad y juventud.
Creí reconocer incluso a algún conocido en las fotografías...
En un momento dado, a mí sólo me quedaba capacidad en la tarjeta de memoria para 10 exposiciones. Nunca había rellenado esa tarjeta con tantas fotografías. De hecho, ni siquiera me había planteado el traer otra tarjeta. Pero fue entonces cuando alguien dijo... "es la hora del café o las cervezas, que nos lo hemos merecido". Y así acabamos la jornada. Contentos, algo cansados, y con mucho trabajo por delante para seleccionar y editar aquellas fotografías más significativas.