Hoy tengo poco tiempo para escribir, pero quería aprovechar para comentar que estoy interesado en los últimos tiempos en las dobles exposiciones. Especialmente desde la charla organizada por la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) en la que Fernando Roldán nos habló mucho de ellas, y de lo que hacen en su grupo, The Tank. Nos enseño mucho de su trabajo y nos sirvió de inspiración.
Hasta ahora, había hecho pocas dobles exposiciones, muchas veces más fruto del azar, cuando uso cámaras antiguas que no tienen mecanismos de prevención para evitarlas. Y si se te olvida pasar el fotograma... Aunque alguna sí que es intencional. Casi siempre en blanco y negro.
Recientemente, por lo tanto, de forma muy tranquila y pensada, he empezado a hacer algunas dobles exposiciones pensándolas previamente. Para ello he "rescatado" la Canon EOS 100 que tiene un sistema relativamente sencillo para hacer exposiciones múltiples, hasta 9 sobre un mismo fotograma. Yo no he hecho más de dos. En principio, he hecho dobles exposiciones falsamente simétricas. En la que una misma escena aparece duplicada en el mismo fotograma, pero invertida. Ahora las veréis. Menos una que tiene una concepción totalmente distinta. Pero aquí ya no hay intervención del azar. La película utilizada es la sencilla, barata, pero eficaz, Fujicolor C200.
Desde que empezó el año he ido probando una serie de películas en blanco y negro, y también alguna en color, con el fin de tomar una serie de decisiones definitivas sobre cuáles son las que me convienen habitualmente. Para la sensibilidad de 100 ISO, hace tiempo que llegué a una conclusión. La Fujifilm Neopan 100 Acros es la que más me gusta. Pero también es cierto que es bastante cara. Y absolutamente imprescindible pedirla por internet. Bien es cierto que de las pruebas realizadas en los últimos tiempos, para aquellas aplicaciones en las que me venga bien una película de sensibilidad media-baja pero que no tiene porqué ser tan nítida y precisa, me vale perfectamente la Fomapan 100 Classic. Si voy a usar cámaras muy antiguas, con objetivos poco nítidos, o voy a hacer fotografía estenopeica con carrete, no necesito la nitidez que ofrece la Acros. Tener en casa un stock de Fomapan 100 me puede convenir perfectamente. Por ese lado, prácticamente lo tengo decidido.
Ahora la cuestión es ver qué conviene hacer con el blanco y negro. Tradicionalmente he usado la Kodak Tri-X 400. El aspecto de las imágenes que ofrece me gusta mucho. Pero hay algunas cuestiones de la manipulación de la película que la hacen incómoda. Su estabilidad dimensional es mucho menor que otras marcas, y a la hora de ponerla en un escáner, por ejemplo, da mucho que hacer. Recientemente, he podido ir probando la Ilford HP5 Plus y la nueva Bergger Panchro 400. Ambas ofrecen unas fotografías cuyo aspecto me gusta, y estoy encantado con la capacidad para forzar la película de Ilford. Con lo cual esa película, en estos momentos, sería la de mi elección en esta sensibilidad. No es tan cara como la Acros; no obstante, he decidido darle una oportunidad a la Fomapan 400 Ultra por los mismos motivos que se la di a su hermana de 100 ISO.
He expuesto un total de cuatro rollos de formato 120 con dos cámaras, Fujifilm GS645S Wide 60 y Plaubel Makina 67. En condiciones de buena luz, la primera se comporta perfectamente. Pero en condiciones de luz difícil, el fotómetro parcial de la segunda es de mucho valor a la hora de obtener exposiciones perfectas.
Por lo tanto, el primer rollo, con luz de día del atardecer pero abundante, con una buena gama de tonos, la expuse con la Fujifilm a la sensibilidad nominal de la película, 400 ISO en un paseo por el Canal Imperial de Aragón a su paso por Zaragoza hasta los depósitos de Casablanca. Es posible que pusiese el fotómetro a un índice de exposición de 320, pero no lo recuerdo, no lo anoté. Pero es algo que hago con frecuencia con cámaras con fotómetros de medición integral o ponderada al centro, para evitar algún susto de subexposición.
La película la revelé con HC-110 durante 7 minutos a 20 ºC en una dilución B (1:32). Es la recomendación general para esta película a su sensibilidad nominal.
El resultado como podéis comprobar fue muy bueno. Cuando la luz es prácticamente ideal, es difícil que nada rinda mal. Fotos bien contrastadas, pero con buena gama intermedia de grises.
Al día siguiente salió nublado. Y tenía un compromiso con colegas de la fotografía de parte tarde. Así que cogí la Playbel Makina 67 y los otros tres rollos de Fomapan 400 Classic.
El primero lo expuse durante un paseo por la ribera del Ebro al atardecer. Ya digo que el cielo estaba nublado, la luz estaba justa, pero suficiente cuando empecé el paseo para exponer a 400 ISO. Aquí usé el fotómetro parcial de la Makina 67 con el fin de exponer siempre para las sombras, evitando las subexposiciones.
El revelado de este primer carrete fue al mismo tiempo que el anterior y en las mismas condiciones.
Como habéis podido ver, el resultado global fue también bueno, pero el contraste fue mucho más moderado. Porque así eran las condiciones de luz, con lo que las fotografías quedaron un poco más apagadas. Son negativos que se beneficiarían en el cuarto oscuro de un positivado en un papel de mayor gradación, o de algún ajuste en el procesado digital mejorando el contraste. Pero muy utilizables, con mucha información. Trabajando con negativos de 6 x 4,5 o 6 x 7 os aseguro que el grano no es un problema. Casi aparece decepcionantemente ausente. Con negativos sobre película de 35 mm la cosa será diferente.
Otra posibilidad sería dar un tiempo de revelado más largo, para conseguir un contraste mayor en ese punto.
Por ello, siguiente paso fue terminar el paseo por la ribera del Ebro con otro rollo de Fomapan 400 en la Makina 67, pero con un índice de exposición de 1600. Que luego sería compensado con un revelado en HC-110 dilución B (1:32) durante 12 minutos a 21 ºC. Las indicaciones oficiales hablaban de 13 minutos a 20 ºC, pero como la temperatura que obtuve a la primera fue un poquito más alta, ajusté el tiempo siguiendo las recomendaciones del revelador.
La luz había disminuido apreciablemente en intensidad a esas horas, y la verdad es que vino bien el ajuste en el índice de exposición. No obstante, mantuve una buena disciplina a la hora de exponer para las sombras, consiguiendo que estas no quedaran empastadas en los negativos finales. Y con un aumento general del contraste de los mismos que hace que tengan más pegada que los expuestos unos minutos antes a 400 ISO. Lo dicho. En situaciones de luz muy plana, el tiempo extra de revelado no le sienta mal a esta película desde mi parecer.
Nuevamente, el generoso tamaño de los negativos que ofrece la Plaubel Makina 67 hace que el grano no moleste casi nada.
El último rollo lo reservé para fotografiar en interiores o ya con el anochecer avanzado, casi la noche cerrada. También el índice de exposición en 1600 y revelado en idénticas circunstancias al anterior. En la misma cubeta, vamos.
De entrada un retrato.
Don Miguelón Sanz posaba feliz en la inauguración de la exposición del grupo El Click! en el Mantis Bar de la Calle Mayor de Zaragoza. Y cámara y película se comportaban perfectamente a la hora de retratar esa felicidad. He de decir que en alguna otra toma en esos interiores, pero en zonas peor iluminadas, donde mantuve la apertura y la velocidad de obturación para evitar trepidaciones, los negativos quedaron demasiado subexpuestos. La película se puede forzar, pero hay que darle suficiente luz. Recordad, exponed para las sombras. Colocar la medición en un punto de luz... pone en compromiso los resultados con esta película.
Ya en la calle, la tónica se mantuvo. Ha de llegarle un mínimo de luz a esta película para exponerla a un índice de exposición de 1600, si no sufre bastante. Y ahí sí que empieza a notarse mucho el grano en las sombras. De hecho, creo que no me atrevería a forzarla a 3200, cosa que sí hice hace poco con la HP5 Plus con buen resultado.
No está tan claro que me merezca la pena mantener un stock de la Fomapan 400 Ultra. Es más barata que la Ilford HP5 Plus, pero la diferencia es mucho menor que en el caso de las películas de 100 ISO. Y la HP5 Plus es muy fácil de encontrar por Zaragoza,... todavía. Por lo que ni siquiera hay que tener grandes cantidades en reserva. Pero bueno es saber que se puede contar con ella.
La idea de hacer esta prueba me vino de un vídeo que vi en su momento en Youtube cuando me hice con la Agfa Synchro Box, y me documenté un poquito de las posibilidades de uso que tenía una cámara tan simple. El vídeo lo dejo aquí puesto, ya que aun en inglés está bastante claro de lo que se trata de hacer. Vamos a usar una cámara de cajón, da igual el modelo, con película tradicional de 35 mm biperforada, en lugar de los rollos de medio formato del tipo 120 o 620 que son habituales en origen para estas cámaras
Recordamos que mi Agfa Synchro Box es un aparato muy simple. Dotado de un menisco de focal fija como objetivo, que tiene la posibilidad de usar un par de diafragmas, uno más cerrado y otro más abierto, este último con o sin filtro amarillo. Tiene una única velocidad de obturación, que ronda entre el 1/30 y 1/25 s, y admite película de formato medio de tipo 120, con la que obtenemos 8 negativos de 6 x 9 cm. En el caso de esta cámara, es relativamente sencillo encontrar película válida para usarla. Pero existe un cierto número de cámaras, especialmente Kodak, que usan la película de tipo 620. Película de idénticas características pero sobre un eje más fino que hace que no sean compatibles en las cámaras de 120, ni la película de 120 en las de 620. O haces una traslación de la película de unos ejes a otros en un cuarto oscuro, o la compras a precio de solomillo del bueno en una tienda nortemericana donde se encargan ellos de hacer esta operación (https://filmphotographystore.com/collections/all/620-film).
Bueno. Como habéis visto, lo que vamos a hacer es utilizar un rollo de película de tipo 135, los de toda la vida. Vemos lo que necesitamos.
Como veis, la cámara, un carrete de película, en este caso la checa Fomapan 100, que es barata, y para el experimento bastará, y un rollo de cinta aislante.
Lo primero que haremos es tapar con la cinta aislante la ventanilla trasera que habitualmente nos sirve como contador de exposiciones, mostrando la numeración del papel protector de la película de tipo 120. La película de 35 mm no lleva papel, por lo que no hay contador, y además la entrada de luz velaría la película.
En segundo lugar, colocaremos un eje de película en la posición de recepción de la misma cuando avancemos los fotogramas. Al mismo, con un poco de cinta aislante o de cinta adhesiva, engancharemos el extremo del carrete de 35 mm.
Hasta aquí es fácil. Lo siguiente es colocar el chasis con el resto de la película en la posición donde va el rollo habitual de 120. Pero lo tendremos que sujetar con el uso de cinta aislante o adhesiva, lo mejor que podamos, asegurándonos que va a quedar razonablemente fijo. Algunas cámaras, no es el caso de la mía, lleva alguna barra de metal transversal por la que hacer pasar la película que ayuda a sujetar el carrete. Esta parte dependerá del modelo de cada cual.
Por supuesto, habremos de comprobar que la película circula lo más centrada posible por el dorso de la cámara. La calidad de la lente baja mucho en el campo y en las esquinas, por lo que la solución de hacerla circular por un lateral, para tener más claro lo que aparece encuadrado no es buena, la imagen se degrada mucho. Además, los limitados visores de prisma de la cámara distorsionan mucho en los bordes. Así que habrá que imaginarse lo que quedará impresionado en la película en función de lo que aparezca en el centro del visor. Por supuesto, la imagen impresionará todo el ancho de la película incluidas las zonas de las perforaciones.
Por lo tanto, tendremos fotogramas de aproximadamente 87 x 35 mm de tamaño, aunque las zonas de las perforaciones se pareciarán más. Hay que contar con una zona efectiva de 87 x 25 mm aproximadamente.
Antes de cerrar la cámara, haremos una prueba para ver cuantos giros hay que dar a la manivela de avance para asegurarnos de que no se monten unos fotogramas sobre otros. Decir que conforme avancemos el rollo, más separación habrá entre los mismos, así que lo que nos de al principio será de sobras para toda la película. He de decir que yo cometí un error, conté tres vueltas, cuando debía haber contado tres medias vueltas, y por lo tanto hice poco más de la mitad de las fotos posibles. Ya lo sé para la próxima.
Veamos los resultados.
Pues no están mal, para ser una primera experiencia. Algún fotograma me quedó mal centrado, pero hubo varios que quedaron aprovechados. Utilicé en todos ellos la apertura más amplia, pero con el filtro amarillo. Lo que pierdo de profundidad de campo, que no es para tanto en las tomas amplias que realicé, lo gano por el aumento del contraste general.
Con una sensibilidad nominal de la película de 100 ISO y a pleno sol, los negativos quedaron expuestos con el equivalente a un índice de exposición de 50. Pero como el objetivo ofrece muy poco contraste, no disminuí el tiempo de revelado y respeté los 6 minutos a 20 ºC recomendados para el Kodak HC-110. Los negativos me quedaron moderadamente más densos de lo debido, pero muy utilizables, con una buena gama tonal. Esta película checa, que ya probé en su momento en formato medio, está bastante bien para su precio.
Por supuesto, como era de esperar, hay una razonable nitidez en el centro del fotograma, que se pierde a marchas forzadas conforme nos desplazamos a los extremos del mismo. A pesar del formato panorámico que nos queda, hay que tener en cuenta que el ángulo de visión es más el de un objetivo estándar que el de un angular, por lo que el encuadre será más crítico. Todo está más apretado de lo que os gustaría. Pero bueno... todo es cuestión de ir cogiendo práctica.
Mi Agfa Synchro Box no necesita de estos bricolajes para funcionar. Utiliza película de tipo 120, fácil de encontrar. Pero para aquellos que podáis disponer de alguna Brownie 620 o similar, cuyos carretes no encontraréis, esta es una opción para seguir dándoles vida. Ánimo.
Semana con bastante actividad fotográfica por mi parte, pero cuyos resultados, al ser principalmente fotografías con película tradicional, se irán viendo poco a poco más adelante. Ayer pasamos una mañana muy entretenida revelando carretes en blanco y negro dentro del III Encuentro Fotográfico organizado desde la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ). Y tengo varias perspectivas a corto plazo en estos temas.
Las fotografías que acompañan las recomendaciones de hoy, al igual que hace una semana, son de las que mandé a revelar a Revelatum Revelado Analógico (como ya dije, Alex Delgado). Un par de carretes de Ilford XP2 Super que hice con las Olympus μ(mju:). Como ya dije, lo único que hubiese pedido para que hubiesen quedado perfectas es que la cámara pudiese ajustar manualmente el índice de exposición y haberlo hecho a 200 o 250 en lugar de a los 400 ISO nominales de la película. El trabajo de Alex, como ya dije, excelente. Y espero mostrar pronto algún otro ejemplo de ese excelente trabajo con negativos en color, no precisamente fáciles de digitalizar.
En primer lugar, la fotógrafa surrealista Claude Cahun. Ya la he mencionado en alguna ocasión en estas páginas. Muy moderna para su época, fue antecesora de todos estos fotógrafos que hoy en día cuestionan sus propia identidad cuando se sitúan ante la cámara. No sólo se dedicó al a fotografía. Escribió, actuó, pinto... Y como digo se encuadra perfectamente dentro del movimiento surrealista, y fue también una precursora de los movimientos feministas y de la libertad sexual. Practicó mucho el fotomontaje y el collage. Y todo esto nos lo contó en profundidad Oscar Colorado.
Si ahora pensamos en el aspecto de Seul, la capital de la República de Corea, habitualmente conocida como Corea del Sur, pensamos en una urbe moderna, con rascacielos, una de esas ciudades cosmopolitas que están surgiendo en Asia, muy jóvenes y muy dinámicas. Pero su realidad hace 60 años, justo al terminar la Guerra de Corea, era muy distinta. Y el fotógrafo coreano Han Youngsoo (página de la fundación que gestiona su legado, desgraciadamente en coreano) la documentó durante varios años, en un testimonio gráfico que nos habla de un país que era muy distinto al que ahora percibimos, que ha sufrido profundos cambios y transformaciones. Nos lo han contado en Hyperallergic.
La tragedia del terremoto de la costa del Pacífico en la región de Tōhoku de 2011, el cuarto más potente de los registrados hasta la fecha y el más potente en Japón, más conocido por su afectación de la central nuclear de Fukushima, sigue atrayendo a muchos artistas y fotógrafos en particular por las secuelas físicas y humanas que ha generado este fenómeno natural. Javier Tles es un fotógrafo nacido en Zaragoza, pero establecido en Barcelona desde hace tres décadas, que ha realizado un interesante ejercicio con algunos de los afectados de la tragedia, como nos han contado en Clavoardiendo Magazine. Un trabajo muy íntimo, tan importante por el proceso como por los resultados, en la medida que implicaba un difícil diálogo con la persona antes o durante el proceso de realizar su retrato.
Un fotógrafo preocupado por el medio ambiente es Alain Delorme. Delorme realiza fotografías de paisajes con lo que parecen inmensas bandadas de estorninos... hasta que nos fijamos con más detalle. Delorme es una artista de la herramienta de clonar que, sobre los paisajes, utiliza para generar ficticias bandadas de bolsas de plástico que remedan las formas, los movimientos y la dinámica de los estorninos. Es una denuncia al fuerte impacto de la contaminación con objetos plásticos, que permanecen inalterados durante largo tiempo en el ambiente. Lo hemos visto en Slow Show, y os jugo que al principio me parecieron auténticas bandadas de estorninos. Un trabajo de chinos.
Las cámaras Holga u otras similares, consideradas de juguete por muchos, aparatos de plástico muy sencillos, parecen más destinados a su uso por hipsters modernillos, que dejan muchas veces fotografías más o menos llamativas, pero tal vez intrascendentes. Pero hay excepciones. En alguna ocasión ya hemos hablado del uso que hace el fotógrafo documental y reportero gráfico David Burnett de estas cámaras. Esta semana he conocido en I Still Shoot Film el trabajo de otro fotógrafo que las usa, y con gran habilidad, para fotografiar los grandes paisajes del oeste americano. Se trata de Troyce Hoffman, y su secreto es una cámara Holga con película Tri-X forzada a un índice de exposición de 1600 y con un filtro rojo. Y una buena composición y saber hacer, claro. De todos modos... mi Holga viñetea muchísimo más... no me imagino que de mi cacharro salgan fotos tan nítidas.
Otro fotógrafo que ha venido usando tecnologías alternativas es el francés Gil Rigoulet. Rigoulet utiliza las polaroids en distintos formatos, muchos de ellos que ya no se fabrican, ni por la propia Polaroid, ni por Fujifilm que lo estuvo haciendo hasta hace un par de años. Lo mismo le sirve para un retrato, un autorretrato, un bodegón, que un desnudo. Además manipula el material original, extrayendo el negativo del positivo en aquellas películas que lo permiten, o manipulando la emulsión, transfiriéndola a otras superficies. Creatividad al máximo. Lo hemos visto en L'Oeil de la Photographie.
En los últimos meses he dedicado algún tiempo a la fotografía de aproximación de plantas y flores, incluso macro, con película tradicional, tanto en color como en blanco y negro. Esta última es especialmente compleja, ya que al despreciar el color, uno de los elementos más característicos del mundo vegetal, sobretodo en motivos florales, hay que replantearse por completo la estética del asunto. Por ello, me ha parecido interesante el trabajo de la fotógrafa basada en Sidney Jessamine Chen. No he encontrado una página propia, y parece que es un nombre común entre las comunidades de origen chino en el mundo. Pero bueno, las fotografías que han publicado en Creative Bloom hablan por sí mismas. Qué envidia.
En Lens Culture han publicado un artículo sobre cómo distintos fotógrafos contemporáneos trabajan o imaginan el retrato fotográfico. Como dicen en el artículo, el retrato es una disciplina fundamental en fotografía. De hecho, la mayor parte de las personas se siente más interesada por una fotografía de una persona que por otra aunque sea de un magnífico paisaje o naturaleza muerta que no incluya un elemento humano. Las fotografías que más éxito tienen en redes sociales son aquellas en las que aparecen personas, especialmente si son personas a las que conocemos. Nos generan un vínculo emocional. En cualquier caso, es interesante el artículo y las fotografías que lo acampañan.
Por último, contar que ha salido el número 98 de Fraction Magazine, como todos los principios de mes. Como es un número que coincide con el noveno aniversario de la publicación de esta revista en línea, está dedicada a una recopilación de fotografías de distintos autores, es algo que suelen hacer cada año, así como a la reseña de algunos libros de fotografía, de los cuales me ha parecido muy interesante el dedicado a Dora Maar.
Poco queda que contar ya de la excursión a Muel en el marco del III Encuentro Analógico organizado desde la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) (Facebook). Mañana empezaremos las tandas de trabajo en el laboratorio para aquellos que no pueden revelar sus fotografías en su casa, o para quienes deseen hacer copias en la ampliadora tradicional del cuarto oscuro.
En esta ocasión, el uso de la película no tuvo nada de especial. Con un día soleado, no precisamente la luz que más nos gusta a los fotógrafos, muy dura y plana, fuimos haciendo fotografías mientras recorríamos el Parque Municipal de Muel. Empezando eso sí por los alrededores de la ermita y la presa romana.
Es cierto que ha habido fotógrafos notables, recuerdo en estos momentos a Ansel Adams, famoso paisajista, teórico y práctico de la fotografía norteamericano, que no han dudado en usar las horas centrales del día a su favor con película en blanco y negro. Lo fundamental es controlar los fuertescontrastes y aprovecharlos para componer la imagen.
Lo cierto es que la Fomapan 100 Classic, se come bien el exceso de contraste y revelada en Kodak HC-110, dilución B (1:32), durante 6 minutos a 20 ºC, ofrece detalle tanto en las luces como en las sombras aun en estos días de luz dura si está bien expuesta. Y hay que recordar que exponemos para las sombras y revelamos para las luces.
Por cierto, era día de fiesta, parrillas y ranchos, celebrando San Jorge, patrón de Aragón.
En lo que se refiere a la exposición, la Plaubel Makina 67 es una cámara que nos permite mucho dominio de la situación, ya que dispone de una medición parcial en el centro del encuadre. Por lo tanto, no es difícil medir para las sombras, asegurando que no se te queda el fotograma escaso de luz. Eso sí, para sacarle partido a estas cámaras con medición parcial, hay que saber leer la luminosidad de la escena, para saber dónde medir. No son cámaras para novatos. Aunque un novato que se vea obligado a aprender con una cámara de este tipo puede alcanzar una alto nivel de comprensión de la luz y de cómo medirla.
Por supuesto, habiendo una cascada, hubo que probar alguna exposición prolongada, lo que fue más sencillo aprovechando que llevaba un filtro rojo que se come tres pasos de luz.
Este filtro rojo debería habernos proporcionado cielos más densos y mayor contraste en la escena, al bloquear las longitudes de onda medias y cortas del espectro luminoso. Sin embargo, su efecto en los paisajes fue muy moderado.
Sí se produjo cierto oscurecimiento del cielo con respecto a las fotografías sin filtro, pero no de forma espectacular. Tendré que revisar la curva espectrográfica de la película para entenderlo mejor. O quizá mi filtro rojo de 58 mm, que tiene muuuuuuuchos años, igual no es de la mejor calidad y deja pasar una variedad de longitudes de onda mayor de lo que aparenta. No sé.
Llegado el momento, es decir al llegar al final del parque y comprobar qué hora se nos hacía, aprovechamos para hacer las últimas fotografías, los rollos de 120 se acaban enseguida con los 10 negativos de 56 x 68 cm que ofrece la Makina 67.
Terminamos haciendo una tertulia final mientras nos refrescamos con unas cervezas, hizo casi calor, y nos emplazamos hasta la próxima ocasión.