La fotografía como afición y otras artes visuales

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Recomendaciones semanales - del 16 al 30 de julio de 2017

La semana pasada esta sección dominical dedicada a mis recomendaciones fotográficas se dedicó a las exposiciones de PHotoEspaña. Por lo tanto, para este último domingo de julio, tengo acumulados enlaces de prácticamente toda la segunda quincena de julio. Espero poder irlos exponiendo sin que se haga muy pesado.

En cuanto a las fotografías acompañantes,... pues he tenido visita foránea este fin de semana. De esas que cuando llegan el viernes se te calienta el corazón, y que cuando se van el domingo, te queda una vacío muy dentro. Pero que se le va a hacer, mejor disfrutar durante un par de días que nunca. El caso es que ayer salimos por la tarde a encontrarnos con alguien que veranea en la provincia de Huesca. Y nos acercamos al castillo de Loarre. No entramos. Eran más de las siete y media cuando llegamos. Fue un paseo. Mi cámara digital fracasó estrepitosamente... porque olvidé ponerle tarjeta. Menos mal que eché a la bolsa la Pentax MX con un carrete de negativos en color y la Polaroid Image System con un cartucho de Impossible Project en blanco y negro. Os dejo algunas fotografías de este último, y os recuerdo que mi cuenta de Instagram está dedicada en exclusiva a la fotografía instantánea.

Empecemos primero por lo más antiguo cronológicamente, que no tiene porque serlo socialmente. Alice Austen fue una fotógrafa que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX, y que a los 18 años ya dominaba el oficio aunque nunca fue una profesional porque no era concebible en esa época que una mujer se dedicase profesionalmente a la fotografía. Sin embargo, sus fotografías eran mucho más frescas, espontáneas y modernas que los de sus contemporáneos. Existe la sospecha de su naturaleza homosexual, derivado del contenido de muchas de sus fotografías con mujeres que muestran afecto entre sí, realizan actividades que rompen las normas de la época o se disfrazan de hombres. Pero dadas las restricciones de esa época, es difícil de decir, o si las etiquetas simples actuales valen para definirlas. En cualquier caso, lo hemos visto y leído en Artsy y nos ha interesado.

Durante este verano, en Magnum Photos están saliendo reportajes de fotógrafos que emprenden viajes importantes y los reflejan en sus fotografías. En estas dos últimas semanas hemos podido conocer el viaje por carretera a Nueva Orleans del francoiraní Abbas cuando tenía 24 años y que resultó en su primer ensayo fotográfico, y el viaje de Dennis Stock a California en 1968, año especialmente revuelto en la historia del siglo XX. Ambos están muy bien, me gusta mucho este género de la road photography, y alguna vez he pensado en practicarlo yo un poco. Coger unas vacaciones el coche y recorrer un territorio, parando de vez en cuando a fotografiar algo que me parezca significativo o representativo. El problema es que no me gusta mucho conducir. ¿Quizá practicar la railroad photography? Eso estaría bien, aunque hoy en día los trenes van demasiado rápidos...

El mejicano Oscar Colorado nos ha realizado varias propuestas interesantes en las dos últimas semanas. Series fotográficas comentadas en profundidad y biografías de fotógrafos siempre interesantes. Recomiendo mucho seguir el blog de este profesor universitario de fotografía.

Si el pasado domingo hablaba de la obra de Antoine D'Agata en la que se sitúa a sí mismo y su atribulada vida en el centro de su obra fotográfica, no podemos olvidar que probablemente la fotógrafa más destacada en este aspecto es Nan Goldin con su seminal serie La Balada de la Dependencia Sexual, que supuso un antes y un después de cómo afrontar el reportaje fotográfico en los años 80.

Otra fotógrafa destacada en su campo es la francesa Sarah Moon (Marielle Warin), y su etérea fotografía que abraza un pictorialismo conntemporáneo para una forma distinta de afrontar la fotografía de moda. No siendo este un género que me atraiga especialmente, hay varios motivos para ello en los que no entraré ahora, y no siendo el pictorialismo mi estilo fotográfico favorito tampoco, la obra de Moon siempre me ha parecido muy interesante. Ya sabéis, la nitidez es un concepto burgués... dijo Cartier-Bresson.

Por último, ha presentado la galería dedicada a Takuma Nakahira, un fotógrafo japonés de los que asumieron las propuestas visuales de la revista Provoke. Are, bure, boke,... grano, barrido y desenfoque. Y un fuerte contraste, para una fotografía muy enganchada a la realidad social y política del país en los años 60. Un fotógrafo muy crítico y muy comprometido políticamente.

Me gusta desde hace ya un tiempo el trabajo de la fotógrafa británica Olivia Arthur. Y si ya en ocasiones había encontrado motivos para ello, su presencia el año pasado en la exposición homenaje a Inge Morath en la que recorría el Danubio acompañada de otras fotógrafas ganadoras del premio que lleva el nombre de la fotógrafa austriaca organizado por Magnum Photos. En las páginas de esta agencia ha aparecido estos días un artículo dedica a Little Mogadishu, sobre la vida de las mujeres emprendedoras en la comunidad somalí en Estados Unidos. Tienen mucha alma las fotos de Olivia Arthur, si perder su visión precisa de la realidad.

Joan Fontcuberta hay quienes lo aman y hay quienes lo odian. Estamos en un país muy cainita. Unido al hecho de que fuera de nuestras fronteras mantiene cierto prestigio, me hace sospechar un poco de los que lo odian. Pero es cierto que de vez en cuando toma caminos arriesgados. A través de Facebook llegué a un artículo de El nacional.cat, que hablaba del reportaje sobre las vedettes del Molino realizado por un olvidado fotógrafo de los años sesenta y setenta, Ximo Berenguer. Ahora sabemos que se trata de fotos tempranas en la carrera de Fontcuberta, y que el tal Ximo Berenguer es un invento suyo. Una provocación para poner en solfa a los medios de comunicación actuales en la era de la posverdad. Es decir en la hora en la que muchos sueltan sus mentiras y nadie las pone en duda. A mí sí me convence el planteamiento, aunque no faltan como he dicho las voces críticas o dubitativas contra el fotógrafo catalán con crudeza. Pero realmente es necesario luchar duramente contra las falsedades de la época y contra la connivencia que los medios de comunicación tradicionales muestran. Y que conste que arriesgo a las iras de alguien por enlazar un artículo publicado en un medio catalán proindependentista, lo cual quiere decir que también sucumbe con frecuencia diaria en el engaño de la posverdad.

Pero pasemos a cuestiones más ligeras. Chris Lowell (Instagram) es un actor frecuente en las series de televisión norteamericanas al que últimamente hemos podido ver en GLOW, cuya primera temporada comenté recientemente en mi Cuaderno de Ruta. Pues bien, hay que añadirlo a la nómina de gentes del mundo de la interpretación a las que gusta hacer sus pinitos con la cámara de fotos. Nos lo han contado en Lomography Magazine. Armado con una Hasselblad 503CX o una Leica M7, y película Kodak Tri-X 400, hace unas fotografías que no están nada mal. Incluso nos ha ofrecido unas fotografías tras las bambalinas de GLOW. Y están bastante bien, incluso en color. O en blanco y negro.

También en el Lomography Magazine nos sorprendieron con unas curiosas fotografías de Miles Aldridge en las cuales los personajes de Game of Thrones cambiaban de época y de ambientación, trasladándonos más a las décadas de la posguerra mundial con la fuerte saturación de la Ektar 100 usada con una Rolleiflex 6001. Originalmente aparecieron en Time.com, y aunque tienden ligeramente al kitsch, como buena parte del trabajo de Aldridge, no me disgustan nada.

Hace unas semanas os hablaba de cómo recuperamos el contenido de un carrete de 50 años de antigüedad encontrado en un Kodak Duaflex II. Pues bien, en PetaPixel nos cuentan una historia parecida de cómo alguien se encuentra un rollo de Kodachrome en el interior de una Zeiss Ikon 520/2, yo tengo una cámara muy similar. El fotógrafo que las recuperó, Martijn van Oers nos cuenta superficialmente que recuperar los fotogramas fue un proceso que requirió "conocimiento, sincronización, paciencia y exactitud"... pero no nos dice cómo lo hizo. Desde nuestra experiencia, exige ciertas habilidades, pero al alcance de cualquiera que no sea un absoluto chapucero. Sí que hace falta cierto conocimiento, pero las otras tres virtudes son relativas. Desde luego exactitud o precisión, no. Vamos, que se da su propio autobombo.

Algunos libros nuevos en la biblioteca - la colección 64P. de La Fábrica y otros

En los últimos meses, algunos nuevos libros o revistas de fotografía han entrado en mi biblioteca, y hace tiempo que no hablaba de estos. No voy a hablar de todos, por que no quiero hacer una entrada muy larga, entre otras cosas porque no tengo mucho tiempo.

Las fotografías acompañantes proceden del carrete en color con el que probé la Nikomat FTn con el Nikkor-S Auto 50/1,4.

Carrete 1

Nueva revista española dedicada a la fotografía argéntica, aunque ellos comente el "pecado" de llamarla "analógica". Algún día tendría que dedicarme a explicar por qué el adjetivo "analógica" no me parece apropiado. O no, porque igual sería un tostón. Pero lo dicho, no me parece apropiado. Pero a lo que vamos.

Financiada colectivamente a través de Verkami, la revista Carrete se define a sí misma como "una publicación independiente especializada en fotografía analógica, cuyo principal objetivo es difundir la obra de artistas que trabajan en este formato, además de compartir mucho otro contenido como entrevistas, reseñas de material o reportajes". Como veis, objetivos muy generalistas, ya que la única especificidad que se han marcado es la fotografía con película o procesos fotoquímicos tradicionales.

La revista se envió a los suscriptores en junio... pero con algún problema. Yo tuve que reclamarla, y me llegó en julio. Viene etiquetada con un "Junio/Noviembre 2017" dando la idea de que su intención es una periodicidad semestral. Un par de números al año. La revista tiene una buena calidad de impresión, sin ser extraordinaria. El precio es de 20 euros, con el envío postal incluido en el mismo.

Los contenidos,... eso es lo más importante, diversos. Unos más profundos y merecedores de publicación, y otros más anecdóticos, más de relleno. Pero es un primer número y se supone que cuando una aventura así se pone en marcha lo hace con mucho margen de mejora. Habrá que estar al tanto de cómo evoluciona el proyecto.

Colección 64P. - La Fábrica

Una de las estaciones del peregrinaje que os conté el domingo pasado en nuestra visita al festival PHotoEspaña 2017 fue la Biblioteca Nacional de España, donde se mostraban una selección de publicaciones, los mejores libros de fotografía editados en el último año. Allí es donde me fijé en dos libritos editados por La Fábrica. Una nueva colección con más empaque que sus Photobolsillos, pero que presente algún trabajo destacado de algún fotógrafo contemporáneo. La colección se denomina 64P. - Fotoensayos, indudablemente por el hecho de que su contenido esté limitado a 64 páginas en un tamaño similar a un cuaderno. Ligeros, llevaderos, pero con una cuidada presentación y una excelente calidad de impresión. La única pega que se me ha ocurrido es que uno de los libros tiene como color dominante un rojo granate relativamente oscuro, que hace difícil la lectura de los textos en tinta negra. El otro tiene como tono dominante un naranja claro mucho más sencillo de leer. Ambos son ediciones bilingües en inglés y en español. La vocación internacional de La Fábrica cada vez es más clara.

Los dos primeros libros están dedicados a Antoine d'Agata, "Lilith", y a Miguel Rio Branco, "La mecánica de las mujeres".

El primero tiene mucho que ver con una de las exposiciones estelares del festival de este año, y retrata su relación con una joven camboyana, adicta a las drogas y prostituida desde los 12 años. El título hace claramente alusión al míto legendario de una primera esposa de Adán, anterior a Eva, que no aparece en los libros sagrados de las religiones monoteistas de origen semítico, y que se habría unido a los ángeles caídos. Algunos la considerarían un súcubo que domina a los varones mediante el sexo. Sería la mujer creada a imagen y semejanza de Dios, al igual que Adán, mientras que Eva fue creada a partir de una costilla de Adán. Leyendas. La obra de d'Agata es claramente interesante, aunque también me genera cuestiones éticas sobre cómo se relaciona con estas mujeres. A las que retrata y con las que se retrata en relaciones muy íntimas.

Rio Branco es un fotógrafo brasileño, aunque nacido en las Canarias, que reflexiona en este trabajo sobre la naturaleza de las mujeres, y de las relaciones entre hombres y mujeres, a través de fotografías con fuerte carga simbólica, a veces más aparente que otras. Dejando a parte el significado de las fotografías, estas tienen composiciones muy directas, con colores densos, profundos, unas veces más saturados y otras menos, moviéndose entre géneros sin problemas, del retrato a lo documental, y de aquí al bodegón, con gran naturalidad.

Esperaremos la aparición de nuevos títulos de esta colección, cuya idea y presentación me gustan. Bastante. Y por 19 euros, me parece que no están mal.

The Best of LensCulture Vol. 1

LensCulture es una revista en línea en idioma inglés dedicada a la fotografía contemporánea, que llevo siguiendo ya desde hace un tiempo. Su objetivo principal es el descubrimiento de nuevos talentos en el mundo de la fotografía. Es uno de esos sitios que sigues para ver fotografías, para ver qué es lo que hace la gente por el mundo. Y de vez en cuando encuentras cosas muy interesantes.

En este final editaron un primer libro con las mejores fotografías de los mejores trabajos que han ido recibiendo en los últimos casi 10 años, y que han sido premiados en sus certámenes anuales. Lo cierto es que han reunido obra de más de 150 fotógrafos en un solo volumen con una excelente selección. Una buena forma de poder inspirarse o ver buenas fotografías de orígenes diversos sin tener que estar pegado a la pantalla de un ordenador o una tableta.

Apuntes de fotografía

Esto es lo que es este libro, que he adquirido más por simpatía que porque realmente sea un libro que me aporte mucho. Un libro de apuntes, con "recursos y técnicas básicas de fotografía analógica". Vaya... este también ha caído en la trampa de lo "analógico".

Se trata de la reedición de los apuntes de Jordi Gumí, fotógrafo catalán ya fallecido, originalmente editados en catalán en 2004, y publicado ahora en castellano por la editorial GG (Gustavo Gili). El texto es muy esquemático, limitándose a establecer los conceptos básicos de las fotografía con cámaras para película tradicional, desde el funcionamiento de los principales elementos de la cámara, las características del material sensible, los principios básicos del revelado en blanco y negro, y algunas consideraciones sobre el formato y el lenguaje fotográfico, con claves básicas de composición de la fotografía.

Como digo, nada que no haya leído ya de una forma u otra, pero su presentación con dibujos como los que tomaría un estudiante en el aula copiando lo que su profesor dibuja en la pizarra me ha hecho gracia, y como he dicho antes, lo he comprado por simpatía. Aunque podría ser de indudable valor para quien se inicia en este tipo de fotografía. Eso sí, quien quiera profundizar, tendrá que buscar en otra parte.

Recomendaciones semanales - especial visita PHotoEspaña 2017 (22 de julio de 2017)

Esta semana voy a dejar en reserva para el domingo que viene los enlaces que tengo guardados con recomendaciones fotográficas de todo tipo, y pasaré a contaros la visita que hicimos ayer 22 de julio de 2017 a algunas de las más destacadas exposiciones del festival PHotoEspaña 2017, que marca el 20º de este festival fotográfico en el calendario de actividades culturales principales en nuestro país.

Organizado el viaje desde la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ), el grupito que nos reunimos para hacer el viaje no fue numeroso, seis personas, pero sí interesante e interesados por la fotografía. Como no ando con mucho tiempo, iré rápido. Además, algunas de las cosas que vimos ya las he ido comentando en semanas anteriores. A al menos las he mencionado.

Tras un pequeño madrugón para coger el AVE de las siete de la mañana a Madrid, cercanías a la puerta del Sol, y poco después de las nueve de la mañana tomando el café/chocolate/té en la calle de San Bernardo mientras hacíamos tiempo a que abrieran las exposiciones a las diez.

Pinchazo en la Real Academia de San Fernando, en la calle de Alcalá, que ya había clausurado su exposición, pero de inmediato nos plantamos en el Espacio Fundación Telefónica, calle Fuencarral casi esquina con la Gran Vía, para ver la exposición que conmemora los 100 años de Leica. El aniversario ya pasó hace un tiempo, pero la exposición sigue recorriendo el mundo y ha llegado a nuestro país. Aunque esperaba ver un montaje a mayor grandeza de la legendaria marca, la verdad es que los responsables de la misma se han contenido a la hora del bombo y platillo, y nos ofrecen un recorrido por la historia de la fotografía en el siglo XX, con sus principales momentos y géneros, que tiene mucho de didáctico. Aparte de que está llena de obras maestras, algunas conocidas y otras no tanto. Fotógrafos con mucho nombre y otros con menos, pero que pocos desmerecen la excelencia colgada de las paredes de la sala de exposiciones. Nos gustó bastante.

Un poco más hacia abajo en dirección a Cibeles, paramos en la sala de exposiciones de Loewe, también en Gran Vía, donde empezamos a notar la mano de Alberto García-Alix, invitado por la organización a marcar las directrices principales del programa oficial de este año. Y así, en la pequeña pero apañada sala de exposiciones de la conocida marca de moda recorremos la obra del norteamericano Minor White, un fotógrafo muy elegante, cultivador de una estética muy cuidada, que es capaz de encontrar en los lugares u objetos más anodinos, a los que dota de significados diversos. Siempre digo que es un fotógrafo del que tengo que conocer más, porque cuando veo obra suya me gusta realmente, pero no he visto la suficiente.

Llegados ya al Círculo de Bellas Artes, en la calle Alcalá, una de las sedes principales del festival, encontramos abierta dos de las tres exposiciones programadas. La tercera está cerrada por un "problema técnico".

"Loaded Shine" de Paulo Nozolino es la primera que visitamos. El portugués presenta una serie de 20 fotografías en gran tamaño a partir de negativos de 35 mm, en la que un juego de luces sutiles, de origen artificial las más de las veces, del flash de su cámara, juega con sombras profundas para representar ideas o conceptos que surgen entre la fuerte estructura de los granos de plata que surgen de la fuerte ampliación de estos negativos. Para verla muy despacio, quizá.

Uno de los platos fuertes del festival es la segunda de las exposiciones que visitamos en el CBA, ese "Corpus" del francés Antoine d'Agata, que recorre tres décadas de su experiencia como persona y fotógrafo, a través del sexo y el consumo de sustancias psicoactivas. Una exposición explícita, dura, a veces repetitiva, que quizá se pueda atragantar a quien la intente digerir de una vez, aunque también valiente y osada. No apta en cualquier caso para personas de mente cerrada. Ya advierten en la entrada que la naturaleza explícita de las fotografías y los vídeos de la exposición pueden "herir la sensibilidad del espectador".

Momentánea visita a la terraza del CBA, donde no reinaba la paz que había experimentado en otras visitas. Unos chiringuitos veraniegos y una música con excesivos decibelios no ayuda a disfrutar del lugar, por lo menos para mí. Así que nos dirigimos a la Casa de América, en la esquina de Cibeles con Recoletos, donde nos llevamos la decepción de que han adelantado el cierre de las exposiciones allí programadas. No obstante, encontramos que su terraza-restaurante es un buen lugar para comer. En el interior se está fresquito y tranquilo. Y además llega el momento del día. Además de nosotros seis y el camarero sólo llegan otras dos personas, otras dos comensales, una de ellas una de las mejores actrices que han circulada por las pantallas grandes y pequeñas y por los escenarios de nuestro país. Se trata de Charo López, con quien sucede uno de los momentos simpáticos del día. Son muchos los papeles inolvidables que nos ofreció en su carrera, pero por algún motivo a mí siempre me viene a la memoria esa tía María de Secretos del corazón, llena de humanidad y de amor.

Se hace duro hacer la digestión con el calor del verano madrileño, menos riguroso de lo que esperábamos afortunadamente, pero nos dirigimos a continuación al Centro Cultural de la Villa, en la plaza de Colón. Tres exposiciones nos esperan.

La más amplia y conocida es el amplio trabajo de Cristina García Rodero sobre Lalibela, lugar donde se congregan comunidades cristianas etíopes desde la edad media, y que ha registrado con su cámara en distintos momentos desde el año 2000 hasta la fecha. García Rodero ha dedicado buena parte de su carrera a documentar las tradiciones vinculadas a las creencias, sean supersticiones, tradiciones populares o religiones diversas, y las relaciones de la gente con la muerte, por lo que este trabajo se enmarca perfectamente en el cuerpo principal del trabajo de la fotógrafa española de la agencia Magnum Photos. Grandes fotos de factura muy cuidada, de composiciones primorosas, con una blanco y negro lujoso, con cuidadas escalas de grises y fina atención a las texturas fuesen de las piedras, de las telas o de la piel de los fieles y monjes.

En una de las salas, el trabajo "Carbono" de Gil Antonio Munuera, abstracciones con técnicas fotográficas sobre material de carbono, que pretenden que reflexionemos sobre nuestras interacciones con la materia y la naturaleza, con la luz y con la oscuridad.

La otra amplia exposición es "Pensar en futuro, nuevos relatos fotográficos", selección de fotografías de diversos autores procedentes de visionados de porfolios relacionados con la capital de Senegal. Obras muy diversas, en general comprometidas socialmente, que a ratos nos atraen y nos gustan más, y otras menos, pero dentro de una buena calidad general.

Tras un paso por la Biblioteca Nacional de España, donde se ponen a disposición del público para su consulta una colección de los últimos trabajos editados en materia de libros de fotografía, nos trasladamos a Cibeles, a Centro Centro, donde encontramos dos exposiciones.

Una es uno de los platos fuertes del festival, el "Café Lehmitz" del sueco Anders Petersen. Una obra ya clásica de documentación de la "parroquia" que frecuentaba el café de este nombre a final de los años sesenta en el barrio de Sankt-Pauli de Hamburgo. Siempre asociado con el entorno de la prostitución y los estratos más marginales de la ciudad hanseática, genera una fauna humana a la que Petersen dota de rostros y de emociones. Realmente, un trabajo notable.

También encontramos el trabajo de la mejicana Teresa Margolles, "Pistas de baile". Es una crítica a la operación de arrasado por la piqueta del centro de Ciudad Juárez, operación por la cual se quiere adecentar la cara de la ciudad, pero sin resolver los problemas de sus gentes. Distintos miembros de la comunidad trans de la ciudad, posan sobre las baldosas que quedan en los solares donde se encontraban las cantinas y las salas de baile de la ciudad.

Finalmente, nos dirigimos a la última escala del día antes de dirigirnos a la estación a coger nuestro tren de regreso a Zaragoza. Es el Jardín Botánico, donde tradicionalmente se muestran un par de exposiciones del festival y se suele instalar la librería o la tienda de recuerdos del mismo.

Por un lado, visitamos la exposición dedicada a Elliott Erwitt y las fotografías de sus dos viajes a Cuba. Las del primero, con mucha más enjundia, en 1964, metiéndose y fotografiando en el entorno próximo de los líderes de la revolución, retratando en diversas ocasiones a Fidel Castro y Ernesto Guevara, en un momento en el que las relaciones entre el país caribeño y EE.UU. ya estaban seriamente deterioradas. Las del segundo, invitado en 2015 por una conocida marca de licores cubana, más anecdótica.

Por otro lado, Peter Fraser analiza la relación del mundo con las matemática, adhiriéndose a la tesis de la naturaleza intrínsecamente matemática del universo. A la que yo no me adhiero. Las matemáticas modelizan el universo desde mi punto de mi vista, pero no necesariamente lo rigen. En cualquier caso, vistosas fotografías en color de gran formato, en el que cabe pararse detenerse a reflexionar sobre los aspectos matemáticos, las más de las veces geométricos, que inspiran al autor.

Queda un tiempo para visitar la tienda y comprar un par de libros de los que hablaré otro día y salir paseando del jardín botánico con tiempo para llegar sin agobios a coger el tren en Puerta de Atocha.

Lo mejor de todo es que es la primera vez en que visito las exposiciones de PHotoEspaña con un grupo de aficionados a la fotografía como yo. Normalmente lo he hecho por mi cuenta o acompañado de alguna de mis amistades en la capital. Que también está muy bien. Pero esta ocasión creo que ha sido más enriquecedora por la capacidad de dialogar y comentar sobre la marcha, por la posibilidad de que la visión de los otros nos hiciera descubrir aspectos de las obras que a lo mejor se nos hubieran escapado. Espero que podamos repetir en años venideros.

Paisaje suburbano en infrarrojo

Hoy no me voy a enrollar mucho. En los pasados meses, en distintas ocasiones he ido ensayando las posibilidades de la fotografía en el espectro del infrarrojo. Hice algunas pruebas a principio de año con cámaras digitales, sobre las que luego profundicé, e hice mis pruebas también con una película tradicional con sensibilidad extendida al infrarrojo. Pero ya vale de hablar. Estamos en verano, un largo y cálido verano. Y es la época del año adecuada para este tipo de fotografía. Así que el pasado fin de semana, cogí dos cámaras, una digital y otra para película tradicional de formato medio. Y me fui a las inmediaciones del soto de Cantalobos y de la huerta de las Fuentes, en el entorno suburbano de Zaragoza y me fui a hacer unos paisajes. En su mayor parte con tecnología argéntica, aunque también hice alguno con la cámara digital. Cuando los resultados de esta superen a los de la primera, lo cual sucede en alguna ocasión, los mostraré.

Para los interesados:

Fotografía digital: Leica ME + Summicron 50/2 ASPH + Hoya IR72.

Fotografía argéntica: Fujifilm GS645S Wide 60 + Hoya IR72 + Rollei Superpan 200 en Rodinal 1:50, 17' a 20 ºC.

Nikomat FTn con Nikkor-S Auto 1:1,4 50 mm - En color y en blanco y negro

Si ayer comentaba la llegada a la colección de la Nikomat FTn, hoy quiero mostraros algunas fotografía de los primeros carretes que he expuesto con ella. Ayer no comenté un hecho. La cámara usaba las malditas pilas PX625 de mercurio que ya no se fabrican. Sus equivalentes en pilas alcalinas no tienen el mismo voltaje, ni entregan su carga de la misma forma, por lo que es sabido que hace que el fotómetro de las cámaras, único motivo para usarlas, no sea fiable. Además de una diversidad de soluciones caseras, la mejor solución para sustituirlas son las pilas de zinc-aire que WeinCell fabrica compatibles con las PX625. Pedí unas cuantas, pero han tardado en llegar y los dos primeros carretes un Kodak Portra 400 y un Eastman Double-X 200 han sido expuestos estimando la exposición en condiciones de fotografía al aire libre, y con la ayuda de un aplicación que permite usar el teléfono móvil como fotómetro.

Normalmente, se me da bien estimar la exposición a ojo, partiendo de que un día nublado la exposición correcta es f/8 y el inverso del índice de exposición en ISO como velocidad de obturación. Si hay sol, vamos aumentando el número f o la velocidad de obturación. Si estamos en sombra o se pone a llover, vamos a la inversa.

Sin embargo, por algún motivo mis negativos en color, especialmente los realizados al aire libre han pecado de una ligera subexposición muchos de ellos. Nada grave, pero prefiero equivocarme en sentido opuesto. Las fotografías en interiores, con medición con el teléfono móvil, han quedado sin problemas.

En general, aunque más pesada de lo que estoy acostumbrado a usar, la cámara se maneja con comodidad, aunque no me he acostumbrado todavía a la posición en la montura del objetivo del selector de la velocidad de obturación. Que además va un poquito duro.

En el lado positivo, y a pesar de la amplia luminosidad de Nikkor-S Auto 1:1,4 50 mm, el enfoque parece preciso. Desde luego la rueda de enfoque tiene un tacto y una suavidad envidiables para los objetivos de hoy en día, mucho menos agradables de usar.

El contraste la nitidez que ofrece el objetivo es muy buena en cuanto cierras unos cuantos pasos el diafragma. Pero a plena apertura, el contrasta es bajo y la nitidez es la justa para ser usable en el centro del diafragma. Supongo que la tecnología de los años, este es un objetivo cuyo diseño viene de principios de los años 60, hace que las limitaciones se noten. Pero su robustez y agradable uso te hacen comprender que fuera apreciado por los profesionales de la época. Que lo usarían más bien con la Nikon F, pero que no desmerece montado en la Nikomat.

También le he puesto una lente de aproximación de 3 1/3 dioptrías. La distancia mínima de enfoque del objetivo no es tan favorable como la de objetivos similares en la actualidad. Si estamos habituados a una distancia mínima de enfoque de 45 cm en los objetivos de 50 mm de focal, nos tenemos que conformar con unos 55 o 56 cm de distancia mínima de enfoque, calculo yo. Algo menos de 60 cm. Con la lente de aproximación nos permite escalas de rerproducción de aproximadamente 1:3. No está mal. Ninguna catástrofe sucede, si diafragmamos unos pasos a la hora de hacer la foto.

Para el blanco y negro, tiré del último carrete que me quedaba de un pequeño lote que adquirí de la película cinematográfica de Kodak, la Eastman Double-X, con una sensibilidad nominal de ISO 200. Hay mucha gente que habla maravillas de esta película, pero yo no he alcanzado la felicidad con ella. Ni con los primeros carretes que usé revelados con Kodak HC-110, tanto a su sensibilidad nominal como forzada un paso, ni con este que he usado con la Nikomat, a su sensibilidad nominal, pero revelada en Rodinal. Puesto que expuse generosamente y en situaciones de potencial contraste fuerte, decidí usar un revelado compensador, un revelado desatendido con una concentración de 1:100 durante una hora a 20 ºC.

He de decir que sigo sin enamorarme de esta película. No me acaba de convencer. Su sensibilidad de ISO 200 está un poco en tierra de nadie. No obtengo grano tan fino como con las de ISO 100-125. De hecho, tampoco obtengo grano más fino que con algunas películas de más sensibilidad. Por lo que no le acabo de ver la ventaja.

En cualquier caso, decir que en esta ocasión sí que pequé de cierta sobreexposición, ya he dicho que dejé entrar la luz con generosidad. Siempre he oído decir que a esta película le gustan las condiciones de luz abundante. Desde luego, la latitud de exposición de la película con este revelado me parece muy buena, pero el aspecto general de las fotos finales no acaba de convencerme.

Pero a lo que vamos es a la cámara y el objetivo. Lo cierto es que conforme te vas acostumbrando a su volumen y peso, se hacen muy agradables de usar. Y quizá el Nikkor-S 50/1,4 no brilla a plena apertura como los objetivos actuales, pero tiene posibilidades claras para retratos. Eso sí... cuidado que f/1,4 ofrece muy poca profundidad de campo. No vale echarle la culpa al objetivo de lo que son errores de enfoque. Que eso se ve mucho.