Durante el verano he ido realizando una serie de paisajes en blanco y negro en el espectro del infrarrojo recorriendo las riberas del río Ebro a su paso por Zaragoza. A un ritmo más lento de lo que yo pensaba. Mi idea era que el modesto proyecto de reflejar el conjunto de las mismas bajo esta forma de expresión fotográfica pudiese culminar antes de la llegada del otoño. Es importante la presencia de vegetación en abundancia y temperaturas cálidas para conseguir el mayor efecto con este tipo de material. Pero unas semanas hasta que repuse película, más el tiempo no siempre apropiado otras veces, han hecho que la cosa haya ido más despacio de lo que pensaba.
Hace un par de domingos... o tres, que el tiempo pasa muy deprisa, afronté una de las etapas de este proyecto, pero con una variante. Hasta ese momento había utilizado la Fujifilm GS645S Wide 60, formato medio de 6 x 4,5, y película Rollei en sus variantes Superpan 200 Pro y Retro 80S, con el consabido filtro Hoya IR72. Con buenos resultados. En esta ocasión, opté por un carrete de película de 35 mm de Superpan 200 Pro. Más del doble de oportunidades, menos tamaño disponible.
El entorno escogido para esta subserie fue el del azud del río Ebro, a ambas orillas, en una mañana de domingo muy luminosa, lo cual estaba muy bien para mis propósitos, pero con el hándicap de un viento quizá demasiado intenso. La abundancia de luz me permitió velocidades de obturación de entre 1/15 y 1/30 segundos. Pero el riesgo de imagen borrosa por el movimiento de las ramas de los árboles por el viento estaba ahí. Protegí la cámara con mi cuerpo, e intenté aprovechar los momentos en que el viento amainaba. Pero indudablemente, en algunas fotografías se nota ese movimiento de las ramas y las hojas.
Hubiese podido optar por cerrar el diafragma más allá del f/11 que fue mi apertura de trabajo, y buscar el efecto de movimiento de las nubes con velocidades aún más lentas. Pero aunque había alguna, que iba a destacar sobre el oscuro cielo que obtenemos en la fotografía en el espectro infrarrojo, era insuficientes para dedicarse a ello.
Tenía varias posibilidades para escoger una cámara de 35 mm con las que realizar la subserie de fotografías. La más obvia quizá fuera la Pentax MX, ya que los diámetros de filtro de 49 mm, como el de mi IR72, fueron un estándar en los objetivos Pentax de enfoque manual. Pero al final decidí usar la Canon EOS 650 con dos objetivos. En realidad, me llevé dos, pero prácticamente solo usé uno con el filtro infrarrojo; el Olympus Zuiko Auto-W 21 mm f/3,5 con la montura adaptada de forma permanente con una montura Canon EF. Muy adecuado por su focal para el paisaje, el único miedo que me producía es que el filtro, cuya montura no es excesivamente fina, provocase un viñeteado mecánico, obscureciendo las esquinas de los fotogramas. Aunque en alguno de ellos se aprecia algo de esto, no es un efecto preocupante, no siempre se nota, y cuando lo hace, no queda mal.
Digitalicé los negativos fotografiándolos contra una mesa de luz con la Pentax K-S1 calzada con el objetivo SMC-A 100 mm f/4 Macro. Con la ayuda de una lente de aproximación, podría haber conseguido un elevado nivel de ampliación, aprovechando buena parte de los 20 megapíxeles que ofrece esta cámara, pero decidí no incluir ese complemento, y conformarme con unos cuantos menos, entre 11 y 12 megapíxeles, pero de mejor calidad.
Como poco a poco he ido depurando esta forma de digitalizar los negativos, para este formato pequeño me da una apreciable mejor calidad que con el escáner de sobremesa, que reservo para los negativos de medio formato.
Dicho lo cual, he decir que estoy bastante satisfecho con el resultado, aunque es mucho más cómodo y se obtiene una información más nítida con el formato medio, al que he vuelto en un par de carretes que he expuesto con posterioridad, aunque todavía no he revelado. Olvida decir que el revelado fue en Rodinal 1+25, durante 8' a 20 ºC.
No expuse todo el carrete bajo el filtro infrarrojo. Como no había utilizado nunca esta película en formato pequeño, cuando emprendí el camino de vuelta hacia el autobús urbano que me devolvería a casa, quité el filtro, y calcé el EF 50/1,8. Podría haber usado este objetivo con el IR72, tiene una montura de filtro de 52 mm, aunque con un adaptador permite usar sin problemas los de 49 mm, pero no me surgió la ocasión.
Os muestro algunos ejemplos de las fotografías con las que terminé el carrete. Sin filtro alguno, olvidé el filtro amarillo en casa, que me hubiera venido bien para aumentar el contraste, obtuve unas fotografías con una gradación de grises muy agradable, y un contraste relativamente bajo para las condiciones de luz reinantes. Evidentemente, la sensibilidad extendida hasta el infrarrojo cercano de la película se nota, y no tiene el mismo rendimiento que otras películas más comunes. Que guste más o menos, es una cuestión muy personal, no obstante. Pero es una película cómoda de usar, y con un grano contenido para tener una sensibilidad nominal de ISO 200/24º. Sirvan también para comparar la diferencia de estética entre usar o no usar el filtro que bloquea la luz visible en todo su espectro salvo el rojo más profundo, y a menudo invisible a nuestros ojos, y el infrarrojo cercano.
Entendámonos. El "mal" es relativo; como decía aquel, "si se puede arreglar con dinero". Pero maldita sea la gracia que me hacía tener que rascarme el bolsillo porque un teléfono móvil decidió ir por libre mientras recorríamos un pinar de regreso al coche, volviendo de una muy agradable tarde fotografía de paisajes en la sierra de Armantes. Este es un curioso paraje no lejos de Calatayud, que muchos comparan con Monument Valley. Creo que hay algunas diferencias de magnitud, no obstante... creo.
En fin. Que el puñetero móvil se me perdió mientras triscábamos entre los pinos cuando ya oscurecía, avanzando a la luz de las linternas. Aquí la última fotografía que hice con él, una copia que subí por ayer domingo por la tarde a las redes sociales. El fichero original no tuvo ocasión de sincronizarse con la "nube", y no lo he podido recuperar.
Nos dirigimos hacia el lugar, situado en el Sistema Ibérico zaragozano, entre la vega de los ríos Manubles, Ribota y Jalón, ayer domingo por la tarde, con tiempo para llegar, orientarnos y situarnos. Ciertamente, las formaciones denominadas "castillos" o "castillejos" son muy notables, estética y fotográficamente apetecibles.
Aquí os presentaré algunas vistas realizadas con la pequeña Panasonic Lumix GM5, que le tiene mucho más cariño a mis bolsillos que el desagradecido teléfono de marras. Eso sí, para que me quepa en un bolsillo, la GM5 va calzada del pequeño G 1:2,5/14 ASPH, un pequeño gran angular de tipo pancake, que da muy buenos resultados a condición de que lo diafragmes un poquito. A plena apertura, las esquinas son más flojitas y viñetea bastante el condenado. Pero bueno... está bien.
Estos llamados "castillos" o "castillejos" están formados por sedimentos de arcillas y margas que han quedado elevados de su entorno, más resistentes a la erosión que los yesos que los rodean.
El viento y el agua, escasa esta en la zona, pero a lo largo del tiempo su efecto se va acumulando, se han ocupado de esculpir las formaciones con formas más o menos caprichosas, esbeltas y elegantes.
La pequeña GM5 me la llevé un poco por casualidad. Su objetivo para la jornada era simplemente el de adquirir unas cuantas tomas digitales que me sirvieran para compartir en el blog y en las redes sociales. Cosa que también podría haber hecho simplemente con el móvil. Y entonces, sin tener que pelearse por es espacio en mis bolsillos, igual hubiera vuelto conmigo a casa. Pero soy persona que considera que por mucho que se puedan hacer muchas cosas interesantes con los móviles en la cosa fotográfica, todavía no igualan a un aparato expresamente diseñado, con un poco de talento, para tal fin.
Evidente, el teléfono móvil se enfadó. Y ya veis las consecuencias.
Como he venido haciendo durante el verano en distintas excursiones de interés paisajístico o fotográfico, he sido fiel a la idea que ya comenté en su momento de seguir el ejemplo de Bernard Plossu, y caminar por el mundo simplemente con una cámara mecánica para película tradicional, calzada con un simple 50 mm. En esta ocasión, me llevé la Leica M2 con el Carl Zeiss 50mm f/2 ZM Planar. Con seguridad uno de mis objetivos más nítidos. Me llevé algunos carretes de película negativa en color, de los que usé un Fujicolor C200, mientras la luz fue muy abundante, y un Fujifilm Superia XTRA 400, para cuando el sol fuese bajando y perdiendo potencia luminosa.
No creáis. La XTRA 400 no es menos nítida ni se aprecia más su grano que con la modesta C200. Pero este último carrete llevaba ya tiempo en casa, y era un buen momento para deshacerse de él, y pasar en un futuro a usar exclusivamente su hermana más prestigiosa y algo más sensible.
Tardaré todavía unas semanas en poder enseñar el resultado. Me voy dentro de pocos días de viaje, y no mandaré a revelar los carretes hasta que vuelva. Junto con algún otro que haga esta semana.
También me llevé, como he venido haciendo durante el verano, la Polaroid Image System SE con un cartucho de Impossible Project Spectra Black and White. Ya sólo me queda uno en la nevera con esta marca. Los que encargué dentro de unas semanas ya vendrán con la marca Polaroid Originals. En cualquier caso, cuando les llegue su turno, estas instantáneas irán apareciendo en mi cuenta de Instagram.
Solo me queda terminar agradeciendo doblemente al amigo José Miguel Aznar, también conocido como Masjota, por haberme invitado a esta excursión permitiéndome conocer el paraje, y por haberse ofrecido a volver hoy con su 4x4 al lugar a intentar encontrar el teléfono. En principio acepté el ofrecimiento, pero luego me di cuenta que el asunto tenía un serie de problemas que ayer por la noche no percibí... así que teléfono nuevo tengo desde hace unas horas. Igual me dedico a hacer unas cuantas fotos un rato de estos para comentar sus capacidades fotográficas.
Como desde hace una semana estoy en mi periodo de vacaciones laborales reglamentarias, dispongo de más tiempo para dedicar a la afición fotográfica. Lo que incluye, por supuesto, hace fotos de diversas formas, y bajo distintos estímulos. Probar carrete de origen extraño en los que el resultado final no deja de estar sometido al elemento sorpresa. Seguir con mis series de fotografías en blanco y negro en el espectro del infrarrojo. Comprobar las capacidades de un filtro de color naranja, de origen soviético, mal identificado en sus características, como potencialmente adecuado para corregir la dominante de color de un carrete de negativos en color equilibrados para la luz de tungsteno cuando se exponen a la luz de día. Cosas diversas, de las que os iré hablando las próximas semanas. Salvo aquellas que dedique dentro de mis vacaciones a conocer un poco de mundo.
En cualquier caso, también he tenido una buena cosecha de recomendaciones fotográficas. Y las voy a ilustrar con fotografías de entorno urbano realizadas estás últimas semanas. Casi todas ellas procedentes de cámaras Canon EOS, digitales o para película tradicional, con el pequeño pero eficaz EF 40/2,8 STM o con el veterano y también eficaz EF 70-210/3,5-4,5. Bueno, vamos a ello.
Muchos medios, yo os dejo el enlace al artículo de PetaPixel, se han hecho eco esta semana de la muerte del fotógrafo Pete Turner, ya a una avanzada edad. Algunos medios lo consideran como uno de los 20 fotógrafos más influyentes de todos los tiempos,... especialmente aquellos que tienen una visión en la que el "mundo" limita al norte con Canadá, al sur con Méjico y a este y oeste con sendos océanos. En cualquier caso, fue uno de los grandes impulsores y maestros de la fotografía en color, disciplina que me atrae especialmente como he dicho en más de una ocasión, razón por la que me parece interesante recordarlo y conocer su obra, colores manipulados e intensamente saturados. Os pongo también un vídeo, en inglés, donde se nos habla sobre obra.
Hace unos días os hablaba del certamen Portrait of Britain y sus ganadores. En la página del British Journal of Photography nos hablan también del trabajo de una fotógrafa que me gusta bastante, Laura Pannack, que ya ha aparecido en alguna ocasión en estas páginas, y que también tiene un puesto destacado en este tipo de certamen. Aunque nos informan que el retrato está realizado con una Nikon, cola de los patrocinios, lo cierto es que me consta que Pannack, para sus trabajos más personales, suele salir a pasear con una Hasselblad y un 80 mm buscando extraños que le llamen la atención para retratarlos en su medio. Os busco un vídeo sobre el tema (en inglés, también, lo siento).
Pierre Gonnord es un fotógrafo francés, pero que tenemos instalado por España desde hace un tiempo. Dedicado fundamentalmente al retrato, con una estilo fácilmente identificable, inspirado en la pintura barroca del Siglo de Oro español, nos cuentan en ClavoArdiendo que en los últimos tiempos ha empeado a diversificar su obra y empieza a incluir paisajes entre sus obras. Paisajes sobrios, intimistas, detrás de los cuales también hay personas que han decidido alejarse del mundanal ruido urbano. Está en exposición en Madrid. No sé si podrá ser, pero me gustaría acercarme por la capital un día de estos, y junto con alguna otra exposición, me gustaría visitar esta obra. No sé si podrá ser.
Cristina de Middel es también, como he comentado muchas veces en estas páginas, una de las fotógrafas de moda en España, y reconocidas internacionalmente. Pero también tiene un pasado de batallar para hacerse un duro hueco en el mundo de la fotografía. Hace cinco años era poco conocida todavía, pero ya se realizaban audiovisuales sobre su obra que merecen la pena verse. Por ejemplo, de la época en la que China y los chinos le fascinaban por motivos diversos. Os dejo un vídeo. No recuerdo donde encontré esta recomendación.
Uno de los platos fuertes de PhotoEspaña 2017 fue el Café Lehmnitz de Anders Petersen, obra de hace ya unas décadas que se centraba en los seres humanos de todo tipo que se daban cita en uno de los cafés de Sankt Pauli en la ciudad de Hamburgo. En Yorokobu nos han traido esta semana la obra del fotógrafo Klaus Pichler, en los Branntweiner (de la palabra brandy), bares de mala muerte de la ciudad de Viena, donde sólo se permiten bebidas de alta graduación, y que frecuentan personas en exclusión social o en riesgo de exclusión social. Claramente emparentada con la obra de Petersen, pero otra visión más actual, más enraizada en el problema del alcoholismo, y de personas que no dejan de ser restos de naufragios humanos.
Últimamente traigo pocas recomendación de L'Oeil de la Photographie. Y con razón. La politica de esta página ha cambiado, y las noticias están a disposición de todo el mundo unos días, para luego pasar a un archivo al que sólo se puede acceder pagando una cuota. Modelo de negocio orientado a dar servicio a los profesionales del mundo de la fotografía, tiene menos sentido para quienes somos simples aficionados. Para quienes este modelo no tiene sentido. Podemos recibir abiertamente recomendaciones que luego pueden conllevar un consumo de obra fotográfica a través del pago de entradas a una exposición, la compra de un libro y, los mas afortunados y entendidos, la compra de obra. Está claro cuál es el punto donde hacemos el desembolso. Por lo tanto se traigo alguna recomendación procedente de ese sitio, no la enlazaré... porque muchos de vosotros, en unos días, no podréis acceder al enlace. Como sucederá con el comentario sobre la obra de Memymom, seudónimo que esconde la obra de una fotógrafa, Marilène Coolens, en colaboración con su hija, Lysa De Boeck, que pasó de ser su modelo infantil o adolescente en sus fotografías escenificadas, a ser ella misma también fotógrafa y creativa en las mismas. Interesará especialmente a quienes gusten de fotografías escenificadas que nos hablan de una historia o un fragmento de una historia que quien contempla la diapositiva tendrá que completar. Por cierto, el seudónimo viene de la frase inglesa "me and my mom", "yo y mi mamá".
En Lensculture nos han presentado el trabajo de Sophie Klafter. Esta fotógrafa sufre una enfermedad rara de carácter congénito, que si bien no pone en riesgo su vida, si que la condiciona. Empezó realizando una notable serie de autorretratos con sólo 18 años, y poco a poco ha ido profundizando en el tema de la relación con el cuerpo fotografiando a otras personas con discapacidades físicas. Una obra honesta y respetuosa, que no se recrea en el sufrimiento, sino en la humanidad de los que sufren estas discapacidades.
Cambiando de tercio, en Creative Boom nos traen un artículo con fotografías de Rob Evans en colaboración con el director artístico Chris Roberts que ha través de sus viajes van encontrando y documentando la actividad de aquellas personas que están involucradas en la producción de alimento para sus semejantes, pero de forma comprometida, generando calidad y cercanía con el medio y los productos que ofrece.
Curiosa me ha parecido la propuesta de Damon Sauer y Julie Anand tal y como nos la han presentado en Lenscratch. Estos dos artistas colaborativos que residen en Arizona han trabajado fotografiando en los desiertos y llanuras de su país, buscando las marcas en el suelo que en su momento servían para calibrar las capacidades de los satélites artificiales, muchos de ellos con misiones de satélites espías. Sobre la bóveda celeste en estas fotografías, sobreimprimen las trayectorias de los satélites que sobrevuelan estos lugares, creando una única imagen de notable simbolismo. A mí me ha gustado el concepto que encontramos detrás del proyecto.
Y terminaré con un homenaje a la Sonda Cassini, que recientemente, el 15 de septiembre, terminó su misión, no sé si decir estrellándose o sepultándose en las capas superiores de la atmósfera del planeta Saturno, el más vistoso de nuestro sistema solar, por la espectacularidad del sistema de anillos que lo rodean. Ha sido más de una década de exploración del sistema saturnino durante la cual nos ha enviado algunas de las más bellas fotografías que un artefacto humano ha tomado en el espacio exterior. Lo cual casi cabe decir al unos de los más bellos y espectaculares paisajes de la historia de la fotografía. Yo he alucinado con la belleza de muchas de estas fotografías, inimaginables para la mayor parte de la población hasta que empezaron a llegar y a hacerse públicas gracias a la política de la NASA de poner sus imágenes en el dominio público, como hacen las agencias gubernamentales norteamericanas, financiadas con fondos públicos.
Se están preparando diversos vídeos, algunos de altísima resolución para resumir y celebrar la ya terminada misión. Terminada en cuanto que la sonda ya no existe ni remite información. Pero hay enormes cantidades de esta que alimentarán proyectos científicos durante un tiempo todavía. En cualquier caso, yo os pongo una de ellas. Que muestra bien a las claras que la "estrella de la muerte" del Imperio Galáctico está aparcada y en órbita alrededor del dios romano del tiempo. Así, confidencialmente, se trata del satélite natural Japeto...
Desde hace un par de meses, como podrá comprobar quien siga estas entradas con asiduidad, la película Fujifilm Superia X-TRA 400 se ha convertido en mi película negativa en color de uso corriente. Lo cierto es que me da buenos resultados en todo tipo de usos.
El domingo pasado hubo un paseo fotográfico organizado desde la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ para visitar en el barrio de Valdefierro de la capital aragonesa las intervenciones del Festival Internacional de Arte Urbano Asalto 2017. Así que como tenía la Canon EOS 650 cargada con un carrete de Superia 400, me fui con ella, el EF 40/2,8 STM y el EF 70-210/3,5-4,5 USM, y un carrete de repuesto. Usé sobretodo el telezoom. Que con tal de diafragmarlo un poco, con su punto dulce en f/8, va de pistón. Con el día de luz abundante que tuvimos ningún problema.
Pero hoy no me extenderé con palabrería. Os dejo algunas fotos y ya está.
No encuentro muy a menudo situaciones en las que utilizar película en color de alta sensibilidad. Entendiendo por tal aquellas superiores a los 400 ISO. He probado en alguna ocasión la Kodak Portra 800 en formato medio y he hecho mis pinitos con la Cinestil 800T en formato pequeño y en formato medio. También he forzado en alguna ocasión la Kodak Portra 400 un par de pasos con resultados que han sido entre normalitos y buenos. Hay que tener mucho cuidado con la medición de la luz cuando se experimentan estas alternativas. En fin, los resultados de estas experiencias son diversos. La Cinestil 800T está muy bien, pero es cara. Y su sensibilidad específica para luz de tungsteno y su origen cinematográfico la hacen más apta, desde mi punto de vista, para uso en interiores con luz continua muy controlada. Mi experiencia con su uso en museos lo muestra.
Hace unos meses, aprovechando un pedido que realicé de material sensible a Macodirect, me agencié unos rollos de Fujifilm Natura 1600 y Fujifilm Superia Venus 800. Son las versiones de alta sensibilidad de la familia de las Superia, que no son fáciles de encontrar fuera de Japón. De hecho, con las denominaciones que he mencionado, son carretes previstos para el mercado nipón traídos a Europa por el comercio especializado alemán. La Venus 800 sería la misma película que la Superia XTra 800. Esta última sin los bonitos caracteres en kanji en el envoltorio. No son baratos, aviso. Así que muy buenos resultados tenían que ofrecer para sustituir mi opción por defecto en estos momentos, que sería la Kodak Portra 400 con revelado forzado.
En cualquier caso, así como ya probé la Natura 1600 durante la excursión que realizamos en junio a Ejea de los Caballeros, no había encontrado todavía ocasión para probar la Venus 800. Hace unas semanas cargué un carrete en la Canon EOS 650 y empecé a buscar ocasiones para usarla. Con diversas condiciones de luz, he de decirlo.
Generalmente, se asocia el uso de las altas sensibilidades a las situaciones de luz escasa. Sin embargo, también están las situaciones de luz imprevisible, en las que lo mismo puedes necesitarlas en una misma sesión con luz normal o incluso buena, o con luz escasa. La fotografía callejera sería un caso. Aunque no son fotografía callejera, las imágenes que preceden a este párrafo en esta entrada, son ejemplos de fotografías realizadas con una diversidad de condiciones de luz en un par de paseos por zonas verdes de Zaragoza. Si en el momento de la exposición se da suficiente luz, el comportamiento de la Venus 800 es bastante bueno. Y el grano se nota pero no es intrusivo.
En ese mismo paseo, en un momento en el que el sol se ocultó tras unas oportunas o inoportunas nubes, según como se considere, y montado un teleobjetivo en la EOS 650, necesitado de velocidad de obturación alta, afronté la tarea de inmortalizar las últimas rosas de la temporada en la rosaleda del Parque Grande de la ciudad.
Todavía estoy decidiendo hasta qué punto me gusta, o más bien no, el rendimiento de los colores rojos en las fotografías. En cualquier caso, aunque la exposición es correcta, en el momento en el que aparecen zonas francamente oscuras y uniformes en la fotografía, el grano de la película se hace mucho más presente. No necesariamente desagradable, pero sí mucho más notorio que en las situaciones iniciales de luz abundante. Es un hecho. Incluso en materiales con sensibilidades alta, el material negativo en color siempre se lleva mejor con la luz en cantidad que con las sombras.
Pero, ¿qué pasa si nos adentramos en el terreno del macro? Al EF 200/2,8 USM con el que hice las fotografías anteriores, eventualmente le coloqué un duplicador de focal, convirtiéndolo en un 400/5,6, así como le intercalé entre el objetivo y el duplicador un tubo de extensión para entrar en el terreno de la macrofotografía. Puesto que no llevé trípode, obligatorias las velocidades de obturación elevadas.
La presencia de un grano apreciable hace que este material no sea el de elección para este tipo de fotografías. Pero a pesar de todo, no resulta desdeñable la cantidad de detalle que conservamos en las fotografías. La película sale más airosa de la difícil prueba de lo que yo había pensado. Por lo tanto, no sería un material de elección para la macrofotografía, pero si en el marco de una sesión de fotografía general surge la ocasión, tampoco desecharía la posibilidad de hacer la foto.
Pasemos a la siguiente situación. Vamos por el Parque Grande de Zaragoza un domingo por la mañana. Es verano todavía, aunque el tiempo ha empezado a mostrar termómetros muuuuuucho más moderados en sus temperaturas y las nubes empiezan a hacer presencia sobre la ciudad con más frecuencia. No obstante, es una mañana agradable y hay mucha gente practicando el deporte y otras actividades de esparcimiento. Vamos a usar el teleobjetivo con el duplicador para intentar obtener alguna fotografía de acción o algún retrato no posado.
Dos cuestiones a destacar. La primera en el ámbito de las limitaciones. La Canon EOS 650 es la cámara de enfoque automático de la gama EOS más antigua. Por lo tanto, su sistema de enfoque es más precario que las que le siguieron. Mas lento. Y con un único sensor de enfoque en el centro del fotograma. Así que hubo que tener cuidadito para enfocar correctamente con el modo de enfoque continuo. Salió airosa del trance, pero bueno... trabajando más con la idea de adelantarse a los acontecimientos que con la de confiar en los automatismos.
La segunda es positiva. Tiene que ver con el rendimiento con los tonos de piel de cara a su uso en retratos. Salvo una de las imágenes, que está un poco justa de luz, en general esta película ha producido unos tonos de piel bastante agradables y menos fríos de lo que esperaba para un producto Fujifilm. Así que no es desdeñable como material para retrato.
¿Cuáles son mis impresiones generales con esta película? Bien, es una película de alta sensibilidad, pero que claramente da mejores resultados cuando hay una buena luz en la escena. Escenas con poca luz y poco contraste quedan muy apagadas. Probablemente, en ese caso habría que haber dado algún paso más de exposición. Esto hace que en estos momentos la vea más como una película adecuada para la acción, permitiendo velocidades de obturación más alta, que como una película para usar cuando la luz se agota.
Y eso sí, no acabo de ver la necesidad de ponerse a buscarla por el mundo, con precios altos, cuando una Portra 400 puede dar unos buenos resultados. Expuesta a IE 800 o 1600 con uno o dos pasos de forzado. No es barata, pero es más barata, mucho más fácil de encontrar, y da buenos resultados. Pero no tenéis por qué fiaros de mí. Probadlas y comprobad como se adaptan a vuestros estilos personales de fotografiar.