Hace poco más de un mes hacía un repaso a la primera de tres películas KONO! que me habían llegado a casa como un regalo unas semanas antes. Ya conté en ese momento, seguid el enlace con el que comienzo esta entrada, que se trataba de un regalo sorpresa. Y que no tenía ni idea de lo que iba a salir de allí. La primera película que usé, en blanco y negro, me trajo no pocos quebraderos de cabeza para obtener imágenes con cierto interés por su elevado contraste.
Las características generales de la película tal y como vienen descritas en la página web me indican grandes similitudes con la Lomography Redscale, una película que ya he tenido oportunidad de usar en formato medio, pero que no he presentado por problemas en el revelado. Tengo pendiente volver a ello.
En esencia, estas películas son películas negativas en color al uso, pero que se envasan con la emulsión al revés. De esta forma, los rayos de luz se encuentran con las distintas capas sensibles acopladas a los colorantes en orden inverso. Como la capacidad de penetración de las distintas longitudes de onda del espectro de la luz es diferente, la apariencia de la fotografía presenta unos colores desviados con respecto a la escena original. Si se usa la película a la velocidad nominal de la emulsión, con unas fuertes dominantes rojas.
Claro. Los más observadores de vosotros estaréis diciendo, "oye, que las fotografías que nos enseñan no tienen dominantes rojas; tienen unos colores raros pero no están rojizas". Cierto. Como he dicho, tal cosa sucede exponiendo la película a su sensibilidad nominal. Para la película de KONO! nos dan una sensibilidad nominal de ISO 400. Nos dicen en su página web que procede de recortes de película cinematográfica, encarretada individualmente. Supongo que al igual que la película en blanco y negro, procederá de sobras de rollos de película cinematográfica Eastman Kodak. Alguna Vision3 de la que proceden también las Cinestill y alguna otra. Supongo.
Observemos el carrete de película...
Nos dicen que se revela en el proceso C-41, el estándar para los negativos en color. Que tiene 24 exposiciones... La deben encarretar a ojo y son generosos. A mí me han salido 28 fotogramas. Algo así me pasó también con la película en blanco y negro. Y dice... ISO 100-400. Nop. El valor ISO es único. Y por lo que dicen en la página web es 400. Lo que nos quieren decir es que consideran aceptable usar la película a índices de exposición (IE) entre 100 y 400. Siendo este último su sensibilidad nominal. O sea, que podemos sobrexponerla hasta dos pasos. En ese caso, al aumentar la cantidad de luz que llega, las longitudes de onda del azul y el verde, que a la sensibilidad nominal apenas llegaban a los colorantes que las registran, tienen más posibilidades de hacerlo. La dominante roja se reduce o desaparece, aunque los colores siguen alterados sobre lo que sería una película normal y corriente.
Lo cierto es que yo había visto ejemplos de esta película y de la Redscale de Lomography expuestos a su sensibilidad nominal, y tanta dominante rojiza no siempre, o casi nunca me convence. Y si lo hace, me cansa. Por ello quería usarla a un índice de exposición superior. Como los carretes son de reciclaje, tiene oculto el código DX que indica a la cámara con los contactos adecuados la sensibilidad de la película. Utilicé para hacer las fotos la Leica Minilux que me traje de Seúl. Uno de los defectos de la cámara es que la sensibilidad de la película sólo se puede ajustar usando el código DX. Si el carrete no lo posee, la cámara expone para un índice de exposición 100, sea cual sea la sensibilidad ISO de la película. Yo sabía esto, así que sabía que la cámara me iba a sobrexponer dos pasos la película. Sin tener que preocuparme de más.
Ni que decir tiene que la cámara se portó muy bien, y que estoy muy contento de su desempeño, en una cálida tarde de otoño, con un cielo cubierto de nubes, pero que dejaba pasar abundante luz, la cual era difusa y agradable. Aunque en los últimos fotogramas que hice, ya un poco bastante escasa. Pero la cámara aguantó, realizando exposiciones a 1/30 segundo para una focal de 40 mm sin que trepidase.
Y queda una última pregunta que también se harán los más observadores: "¿Qué es esa trama de puntos gordotes que aparece en las fotografías, en unas de forma más notorias que en otras?". Cuando me llegó la película revelada me extrañó, aunque el efecto me gustó. Ya me iba a disponer a comprobar si también es una gracia de KONO! parecida a los numeritos que aparecía azarosamente en la película en blanco y negro. Pero un correo electrónico del técnico que la reveló me lo aclaró. Al introducir la película en la reveladora tal cual, entró con la emulsión invertida como viene en el carrete. Y al ser la cara de la emulsión más delicada, quedó marcada por los rodillos de avance de la película en la reveladora. Un error,... que en esta ocasión me resulta afortunado.
No me enrollaré mucho más. Los resultados de usar esta película me gustan. ¿Repetiré? Mmmmmmm... Es cara... 12 euros por 24 a 30 fotogramas a los que además hay que sumar los costes de envío. Y desde mi punto de vista hay que saber seleccionar el momento en que hay usarla. Con qué luz y con qué motivos. Finalizaré de probar la Redscale de Lomography. Si no recuerdo mal, el paquete de tres rollos en formato 120 me costó unos 15 o 16 euros. La diferencia es notable. Y encima para formato medio. Y yendo caminando a la tienda, lo que es muy sano, y ahorras los gastos de transporte. Si las futuras pruebas siguen bien, sí que usaré estas películas, pero la versión Lomography.
No me voy a poner a redactar la crónica social de la inauguración de la exposición "SLOWPHOTO - Ejea en San Juan". No es algo para lo que valga ni me apetezca. Ya comenté un poco hace una semana los preparativos para la misma. Voy a recordar un poco la gestación. En el entorno de las actividades del grupo de interés ENCUENTRO ANALÓGICO de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, que reúne a los aficionados a la fotografía con película tradicional y otras técnicas fotoquímicas, surgió la posibilidad de hacer una excursión el día de San Juan, día de fiesta, a Ejea de los Caballeros. De la que ya os hablé en su momento. De fondo, la conveniencia de impulsar la afición a la fotografía en la capital de la comarca de las Cinco Villas. A partir de ahí, surgió la posibilidad de realizar una exposición con una selección de las fotografías realizadas ese día. Y la idea siguió adelante, y a la selección de fotografías se sumo una muestra de cámaras fotográficas de distintas épocas y otros materiales gráficos y fotográficos. Muy apañado y simpático.
Yo participo con cuatro obras. Como fui el único en usar película negativa en color, tres de ellas proceden de estos negativos. Y la cuarta es un tríptico de interiores de La Espiral, centro cultural y museo que busca fomentar la cultura y la historia de la ciudad y la comarca, y que acoge la exposición. Se escogió de alguna manera como agradecimiento a su hospitalidad.
Las fotografías son las siguientes. Las dos primeras, realizadas con una cámara Olympus mju-II y película Fujicolor Superia XTra 400, fueron tomadas en el ámbito del mercado y recreación medievales que se celebró ese día en Ejea.
La tercera fue realizada en el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea, centro cultural con vocación de museo de arte moderno. La cámara utilizada fue una Leica CL con un objetivo Leitz Summicron-C 40/2 y película Fujicolor Natura 1600.
El tríptico de La Espiral fue realizado con una Leica M2 y objetivo Leica Summicron 35/2 ASPH, y película Kodak Tri-X 400 revelada en ADOX APH09, variante del tradicional Rodinal, 1+50 durante 12,5 minutos a 20 ºC.
El viernes de la inauguración tuve un día muy atareado y un poco complejo hasta el momento en que pude coger el coche para dirigirme a Ejea de los Caballeros donde, después de todo, llegué con tiempo de sobra para dar un paseo por la parte alta de la ciudad y hacer unas fotos con la Olympus OM-D E-M5 + G 20/1,7 ASPH aprovechando la luz del atardecer.
A partir de las siete de la tarde, y con una notable afluencia de público, se procedió a la inauguración propiamente dicha, con las típicas intervenciones más o menos protocolarias, y visita al conjunto de la exposición. Despertaron interés tanto las fotografías como los aparatos fotográficos de época que se incluían en las vitrinas preparadas al efecto.
Cerramos la ventosa tarde tomando un chisme y una tapa, regresando a Zaragoza ya cerrada la noche. Durante la duración de la exposición se celebrarán un par de talleres, uno de iniciación a la fotografía y otro de cianotipias, para ir inyectando el venenillo de la fotografía entre los interesados de la comarca. A ver si van bien.
Han pasado dos semanas desde mis últimas recomendaciones semanales. Mi animado fin de semana pasado, lleno de actividades relacionadas con la fotografía, me impidió tener tiempo suficiente para redactar las correspondientes a la semana pasada. El caso es que ha habido muchas noticias y propuestas interesantes estas dos semanas, por lo que he tenido que hacer una fuerte purga, para llegar a un número, que sin ser pequeño, es más asumible. Aunque para que no se haga demasiado larga la entrada, intentaré redactar de forma ágil.
En el apartado de las fotografías que tradicionalmente acompañan mis recomendaciones semanales, mostraré una serie procedente de un paseo al atardecer en el entorno del puente de la Almozara y la avenida de Ranillas de Zaragoza. En parte paisaje urbano, en parte fotografía de arquitectura, realizadas las fotografías con la Hasselblad 503CX y el fiel Carl Zeiss Planar 80/2,8 T*, sigo encantado con el comportamiento que muestra la Bergger Pancro 400, película en blanco y negro de nacionalidad francesa que se puso a la venta como nuevo desarrollo a principios de año. Para quien quiera el dato técnico, expuesta a su sensibilidad nominal de ISO 400, y revelada en Rodinal 1+25 durante 8 minutos a 20 ºC. Como de costumbre, llamo "rodinal" a todo aquel revelador con la misma fórmula que el antiguo Rodinal de Agfa, o lo suficientemente próxima para usarlo en exactamente las mismas condiciones. Que es el caso, porque en realidad he usado el ADOX APH09, que tiene la fórmula de Rodinal hasta mitad del siglo XX.
Indudablemente, por cercanía, la noticia más notable en estos últimos días fue el fallo del Premio Nacional de Fotografía 2017 (a fecha de 29 de octubre de 2017, el enlace funciona mal), que en este año ha recaído en una mujer por segundo año consecutivo. La premiada es Cristina de Middel; la de Middel, como titula su página web. Muy joven en términos relativos con respecto a otros premiados en convocatorias previas, relativamente joven en términos más absolutos, su presencia en el medio fotográfico ha aumentado a gran velocidad en los últimos años, aunque lleva bastantes trabajando. A mí me interesa bastante, aunque hay trabajos suyos que me gustan más que otros. Quizá la identificaron como un referente importante antes fuera de nuestras fronteras, es una fotógrafa a la que hay que conocer. La noticia ha aparecido en muchos medios nacionales, de los cuales he seleccionado Clavoardiendo Magazine y Photolari.
Weegee (Arthur Fellig) es en estos momentos uno de los fotógrafos de antaño más populares que hay. Este descarado reportero le cae simpático a muchos medios y a mucha gente. En Timeline nos muestran un interesante trabajo de este osado fotógrafo. Usando película infrarroja y armado de un flash de lámparas filtrado, a principios de los años 40 del siglo XX se dedicó a fotografiar a los espectadores de los cines de Manhattan en la oscuridad sin que estos se enterasen. No. No todas las fotos son de parejas montándoselo. Aunque algunas, sí.
Weegee no tomó la fotografía de la que voy a hablar ahora, aunque lo hubiera hecho a su estilo. Lo hizo un estudiante de fotografía, Robert Wiles. En 1947. Se titula El suicidio de Evelyn McHale, y es una de las fotografías más estremecedoras que conozco. Un 1 de mayo, Evelyn se arrojó al vacío desde la planta 83 del Empire State Building. Todo el mundo la consideraba una mujer joven feliz, a punto de contraer matrimonio. La cuestión es que dentro de lo estremecedora y triste que es la situación, la fotografía es bella. Y como nos dicen en el artículo de Albedo Media donde la he conocido, nos parece casi una "bella durmiente" esperando a ser despertada. Que poderosa puede llegar a ser la fotografía.
Una de las herramientas más poderosas para expresarse en fotografía es mostrar y controlar los contrastes. Contrastes que pueden ser físicos, de la luz y sus propiedades, o socio políticos o culturales, y ahí está la habilidad del fotógrafo para concebir y presentar sus creaciones. En Magnum Photos nos han presentado una serie con contrastes. Harry Gruyaert es un fotógrafo francés que ha realizado notables reportajes sobre temas diversos. Nos presentan en este artículo los contrastes en dos de sus series, la de Las Vegas en 1982 y la de Moscú a finales de los años 80, a punto de derrumbarse la Unión Soviética. Dos mundos prácticamente opuestos. Aunque quizá ambos sean igualmente alienantes.
Cambiaremos ahora de entorno. Y viajaremos al extremo oriente asiático, a Japón. Primero, y gracias a Lomography, que poco a poco va mejorando sus contenidos en su página web, conoceremos los minimalistas e introspectivos paisajes de Masao Yamamoto. Procedente del mundo de las bellas artes, sus fotografías tienen un carácter pictorialista, pero sin renunciar a su esencia fotográfica basada en procesos fotoquímicos tradicionales.
Y ya que estamos en el extremo oriente asiático, nos movemos un poquito y nos situamos en las numerosas islas del sur de la península de Corea, donde el fotógrafo Michael Kenna trabajó durante varios años. Kenna es uno de mis fotógrafos paisajistas favoritos, y sus fotografías realizadas con una Hasselblad para película de formato medio, cuadradas, sobrias, elegantes, me parecen muy inspiradoras. Aunque luego sea incapaz de poner en disposición de emularlas. Os dejaré un vídeo de media hora de duración sobre este trabajo, en inglés, lo siento, que muestra la forma de trabajar del fotógrafo... y que es un tipo simpático.
Los fotógrafos de la Farm Security Administration como Walker Evans o Dorothea Lange fueron precursores que mostraron cómo la fotografía documental podía llevar al mismo tiempo un mensaje y unas virtudes estéticas notables. Inspirado por ellos, el lituano Tadas Kazakevičius nos muestra los problemas y el declive de las áreas rurales de su país, llevando a fenómenos migratorios a las ciudades y fuera del país, y a la desaparición de modos de vida, que él intenta documentar. Lo podemos ver en FK magazine.
Otro vídeo. Esta vez propuesto por el canal de Youtube Eīhwaz, y que nos muestra el trabajo de la fotógrafa Anni Leppälä. Un trabajo muy introspectivo también que nos lleva a los bosques y las orillas de los lagos de su país, como al interior de las casas y las cabañas, donde tenemos sensación de transitoriedad y de situaciones o hechos efímeros.
Seguimos muy introspectivos. En esta ocasión con el trabajo del fotógrafo de origen japonés pero radicado en Estados Unidos Osamu James Nakagawa. Nos muestran en LensCulture la unión de dos de sus series que se comunican, hablándonos del ciclo vital. Aquella que el fotógrafo realizó en relación con la muerte de su padre, y la que realizó en relación con la gestación y el nacimiento de su hija. Un trabajo muy coherente.
Y también procedente de LensCulture, me ha llamado la atención la serie de Aleksey Kondratyev, sobre los pescadores en el hielo kazajos sobre el río Ishim. La sencillez conceptual, el minimalismo estético, la transmisión de un clima físico y humano, llaman necesariamente la atención. O por lo menos a mí.
Y nos llega un anuncio de parte de Oscar Colorado, que ha sido una importante fuente de información para esta sección semanal de recomendaciones fotográficas. Colorado va a estar más próximo físicamente, se traslada de Méjico a Madrid para trabajar en su tesis doctoral, pero más lejano intelectualmente, ya que por problemas de disponibilidad de tiempo va a poner su magnífico blog en stand by. En fin. Un pena para mí, pero que le vaya bien a él.
El año pasado por estas fechas hacía un resumen de la jornada de práctica fotográfica en Monreal del Campo con motivo de la recogida de la flor del azafrán. En aquel momento, opté por usar mi modesta pero eficaz cámara digital Pentax K-S1 y el veterano Pentax SMC-A 100/4 Macro, con buenos resultados. Este objetivo ofrece una reproducción máxima a escala 1:2, que llega a 1:1 con la ayuda de una lente de aproximación de 10/3 dioptrías.
Como la experiencia fue muy buena, este año hemos vuelto a repetir. Incluso en más número. Nuestra expedición constó de 10 personas, muy motivadas a hacer fotos y a pasarlo bien. Yo hice algunos cambios en el equipo y en el planteamiento de la jornada fotográfica. Me llevé la Olympus OM-D E-M5 con el Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH como equipo principal para macrofotografía. Y la veterana Pentax MX, para película tradicional de 35 mm con doble perforación, con el SMC-M 50/1,7 para reportaje, y el SMC-A 100/4 Macro por si me apetecía probar el macro con soporte fotoquímico. No dispongo todavía de los carretes revelados expuestos con esta última. Así que aquí os traigo los resultados obtenidos con el macro digital.
El año pasado la máxima escala de reproducción que pude conseguir era 1:1, como ya he dicho. Puesto que el Macro-Elmarit de forma nativa llega a esta escala de reproducción, al añadir la lente de aproximación mencionada es posible llegar a una escala de reproducción 1,33:1, superior como vemos. Si además tenemos en cuenta que el formato hace que haya un recorte sobre APS-C de la cámara Pentax, en los 16 megapíxeles de la Olympus todavía encontramos un mayor nivel de detalle sobre los objetos fotografiados, aunque la imagen sean de menor tamaño. La Pentax tiene 20 megapíxeles, pero si recortásemos para tener un encuadre equivalente, perderíamos bastante información.
Además, la pantalla de la Olympus es orientable, lo cual supone una ventaja sobre la fija de la Pentax. De hecho, con esta última, el encuadre lo realicé fundamentalmente por el visor réflex. Sin embargo, con la pantalla de la Olympus tiene suficiente calidad como para permitirme enfocar con precisión, como se puede comprobar en las imágenes. Hice muchos menos disparos que el año pasado para un número de imágenes técnicamente aceptables similar.
Pero toda balanza tiene dos platos; en este caso, el de las ventajas y el de los inconvenientes. Entre los inconvenientes, el principal es que el enfoque manual del Macro-Elmarit, o cuando en enfoque automático corregimos el enfoque manualmente, no es mediante un accionamiento mecánico con topes en la distancia mínima de enfoque o en la máxima. El aro de enfoque sirve para accionar el motor de enfoque y no tiene fin. Con lo que es difícil saber cuándo has llegado a los extremos al enfocar manualmente. En macrofotografía, no me gusta confiar en el enfoque automático. Así que enfoco manualmente la escala de reproducción que prefiero, y luego ajusto el enfoque con pequeños movimientos del equipo hacia adelante o hacia atrás. No he utilizado trípode. Las flores del azafrán nacen a ras de suelo, así que la posición al fotografiar es cuerpo a tierra, dando estabilidad a la cámara con el cuerpo y los dos codos, que hacen de trípode. Los resultados son buenos, especialmente con los sistemas de estabilización de imagen de ambas cámaras, aunque el de 5 ejes de la Olympus es superior. Y se nota. Con un 45 mm que es equivalente a un 90 mm en formato completo, con escalas de reproducción de 1:1 o 1,33:1 he conseguido fotos nítidas disparando a 1/25 segundo. Con el 100 mm de la Pentax esto no es posible. De todas formas, especialmente cuando empezamos a fotografiar con las primeras luces del día, hubo que subir en algún momento la sensibilidad hasta ISO 1600, por lo que ha habido que esmerarse en el procesado, reduciendo el ruido pero sin afectar a los detalles finos.
El problema que ha aparecido con el equipo de este año procede de la utilización de la pantalla posterior como elemento para encuadrar y enfocar. En principio, el enfoque no ha sido problema. Especialmente porque el color rojo intenso de los estigmas del pistilo de la flor hacen fácil su visión en la pantalla y conseguir la nitidez necesaria, incluso sin aumentar en la pantalla la imagen. Pero puede haber detalles interesantes en el cuadro que no se ven. Yo tengo ya un cierto grado de presbicia por lo que pierdo detalles en la visión cercana. Por ejemplo, en la mayor parte de las fotografías no era consciente de las microgotas que cubrían los elementos de la flor. Era consciente de que había algunas gotas de rocío, pero no tenía claro que prácticamente todas las imágenes iban a estar cubiertas por estas gotas. El año pasado no estaban, a pesar de que había llovido por la noche.
Me he sentido especialmente frustrado con la siguiente imagen que presento, en la que había un pequeño insecto, de unos pocos milímetros, en el extremo de los estigmas, que hubiera querido sacar nítido... si lo hubiera visto. No lo vi. Ha sido un hallazgo al revisar las fotografías. Lo que aparece nítido es uno de los estigmas, el que elegí en la pantalla, pero la profundidad de campo con estas escalas de reproducción no es lo suficiente amplia como para incluir al insecto. Una pena.
Cada uno de los equipos utilizados, el año pasado o este, tiene sus ventajas y sus incovenientes. Creo que en la evaluación de los mismos hay un factor importante que ya he mencionado. El número de fotografías técnicamente aceptables es mayor con la cámara Olympus y el Macro-Elmarit que con la Pentax. Otra cosa es la calidad estética, que ahí entran otros factores.
Ahora queda recibir los carretes de Kodak Portra 400 que usé con la Pentax MX. Así que habrá una segunda parte de esta crónica sobre nuestra jornada en Monreal del campo. De momento me despido con una imagen más de las bonitas rosas del azafrán, así como de mi ejemplar de estampa con los pigmentos de la flor que realicé en el taller que se organizó con posterioridad, de lo que os hablaré más ampliamente en su momento.
Este fin de semana he estado muy muy atareado, sábado y domingo. Y el resultado es que no he podido atender a mis entradas en los blogs y, como consecuencia, ayer no pude redactar y publicar mis recomendaciones semanales. En fin,... paliemos un poco esta cuestión con unas recomendaciones sobre exposiciones próximas.
Yo aporto algunas fotografías a la exposición. Principalmente, aunque no exclusivamente, realizadas con película negativa en color. Pero además, la exposición incluye una muestra de aparatos fotográficos para película tradicional de diversas épocas y diversos formatos, algunos realmente espectaculares. Yo aporto también algunos de los aparatos de mi pequeña colección, que comparte orgullos la vitrina con otros amigos que han donado otros autores de la exposición. Muy interesante. Como adelanto, os dejo dos de las fotografías que aporto a la exposición.
Por "culpa" de mis vacaciones en Corea del Sur no pude enviar a tiempo ninguna fotografía para la exposición MIRADAS CERCANAS, que el próximo día 26 de octubre se inaugura en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, con el nombre propósito de luchar contra las consecuencias de la discapacidad visual. Pero por supuesto haré por ir a visitarla. Porque es fotografía, porque es por una buena causa, porque habrá fotografías de gente que conozco y aprecio. Así que ya sabéis.
La primera me interesó mucho, ya que es una retrospectiva de la actividad artística de Bigas Luna, más conocido por su actividad como director y guionista cinematográfico, pero que fue un hombre polivalente que practicó una diversidad de disciplinas artísticas, como podréis comprobar en esta exposición. Entre estas disciplinas también se encuentran obras fotográficas o técnicas mixtas basadas en la fotografía. Merece la pena una visita.
Y por fin, otra exposición en el IAACC que interesará por igual a los aficionados a la fotografía, al cinematógrafo y al mundo de la moda. Una exposición de fotografías del diseñador de moda Cristóbal Balenciaga que participó como diseñador de vestuario en un número considerable de película españolas, francesas, norteamericanas,... En la muestra hay una apreciable colección de fotografías, la mayor parte de ellas promocionales de las películas en las que participó el diseñador, y que además muestra la elegancia con que se trataba la cuestión del vestuario en las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX. Desgraciadamente sucede que en la mayor parte de las ocasiones los fotógrafos de plató o promocionales de las productoras cinematográficas permanecen sin acreditar, por lo que no sabemos quienes se encargaron de realizar tan estupendas fotografías. Y luego está el encanto de las estrellas de antaño, Ingrid Bergman, Ava Gardner, Elsa Martinelli... y algunas otras más locales y quizá con algo menos de glamour.