La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

La sierra de Armantes con película negativa en color

Hace ya mes y medio que fuimos a fotografiar los castillejos de la sierra de Armantes, no lejos de Calatayud. Ya os mostré en su momento algunas de las fotografías que realicé con la pequeña Panasonic Lumix GM5, y si os interesa en estos momentos están apareciendo en mi cuenta de Instagram algunas "polaroids" en blanco y negro que realicé en aquel momento.

Pero hubo más en aquella excursión, que en parte se vio gafada por la mala suerte. Ya comenté en su momento que mi teléfono móvil me abandonó en algún lugar del bosque de pinos que hay que atravesar caminando para llegar a los castillejos desde el lugar donde dejamos el coche. Y también tuve un percance con los carretes de película negativa en color que llevé.

Para esta excursión, y siguiendo la tónica que había adoptado durante el verano, me llevé un cámara con un 50 mm. En esta ocasión, la Leica M2 con el Carl Zeiss Planar 50/2 ZM. La M2 es una cámara ligera y muy agradable de manejar. El 50 mm de Zeiss es uno de los mejores objetivos que tengo. Creo que sólo hay otro que lo supera en nitidez, y comparte la misma montura con él. Cuando llegamos al estacionamiento, cargué la cámara con un carrete de Fujicolor C200.

La Fujicolor C200 es una película modesta; la más económica del catálogo de Fujifilm. Como en otras marcas, han optado por la sensibilidad de ISO 200, una sensibilidad un poco en tierra de nadie, para su producto más asequible. Con Kodak pasa lo mismo, el carrete que me regalaron en Seúl para probar la Leica Minilux también era un 200. Son películas que dan resultados aceptables, pero que no brillan por nada en especial. No tiene un grano más fino ni más nitidez que las de ISO 400 más prestigiosas, que son mucho más útiles cuando la luz empieza a fallar y cuando quieres conseguir profundidades de campo extendidas en paisaje. Y tampoco tiene la sutileza y reproducción de las películas de menos sensibilidad. Pero son baratas y no dejan de ofrecer buenos resultados, bien utilizadas. Es decir, no subexponer nunca, ni pasarse con la sobreexposición, para evitar desaturar en exceso los colores. Estas películas procuro exponerlas bien o sobreexponerlas un paso, pero no más.

Dicho lo cual, en combinación con el Planar 50 mm, midiendo con cuidado con un fotómetro externo, la M2 no lleva fotómetro incorporado, he obtenido negativos bien expuestos, con una aceptable gama de valores, sin luces empastadas ni sombras empastadas, y colores razonablemente fieles.

Dicho lo cual, hay que reconocer una cuestión. A la hora en que llegamos, el sol todavía estaba alto, la luz todavía no tenía una calidad muy adecuada, las escenas eran muy contrastadas, y por lo tanto, las fotografías no son las mejores que se puede conseguir en ese entorno. Mi idea era hacer un primer carrete con esa Fujicolor C200, pero llevar preparado otro con mejores características para el final de la tarde.

La película que llevaba preparada era la Fujicolor Superia XTra 400, que ya he venido utilizando con asiduidad durante el verano. Tiene un paso más de sensibilidad. Tiene un grano y una nitidez al menos del mismo nivel que la C200 si no mejores. Ofrece unos colores más saturados, adecuados para fotografía de paisaje. Y por lo tanto, si se sobreexpone un poco, aunque pierda un poco de saturación, se mantiene a buen nivel.

Si a todo lo anterior le sumas que la luz fue mejorando y haciéndose más agradable, y que llevaba encima el trípode y el cable disparados para permitirme seguir haciendo fotos cuando la luz se hiciese más débil, la cosa pintaba bien... pero no.

El problema de las Leica de hace cinco décadas o más es que tienes que tener mucho cuidado al cargar la película. No es su punto fuerte. De hecho son un verdadero grano doloroso en salva sea la parte. Y aunque estaba convencido de que había cargado correctamente el carrete de Superia 400, lo cierto es que no. Y me puse a hacer fotos que no impresionaron superficie sensible alguna. Cero. Nada.

La tarde estaba parcialmente gafada. Lo del teléfono y esto. Otra vez será. Nos tendremos que contentar con lo hecho hasta ese momento. Y eso sí, la cámara muy agradable de usar, salvo por sus problemas para cargar la película, en combinación con una óptica tan nítida como la del Zeiss Planar 50/2, ofrece mejores resultados que cualquiera de las opciones usadas previamente durante este verano para excursiones similares. Pentax MX con SMC-A 50/2, Canon EOS con EF 50/1,4, Nikomat con Auto-S 50/1,4,... todas ellas son buenas soluciones, pero menos nítidas que las que ofrece el Planar. Convencido estoy.

Pinhole Pro - la fotografía estenopeica al alcance de cualquier cámara de objetivos intercambiables... ¿o no?

Desde hace un par de años hago de vez en cuando mis pinitos en fotografía estenopeica. Pinhole que dicen los modernos. Ya sabéis, aquella en la que se prescinde de objetivos con lentes y el sistema óptico se reduce al reducido orificio, estenopo, a través del cual desde hace siglos se conoció el principio de la cámara oscura. Si el estenopo es suficiente reducido, fino, podemos proyectar una imagen nítida en la pared opuesta de una cámara oscura. Si esta tiene un material fotosensible, podremos hacer una fotografía.

La fórmula más habitual para practicar este tipo de película es fabricarse sus propias cámaras con cajas o latas desecho. Y a partir de ahí, echarle imaginación e innovación. Imaginar la imagen final y construir la cámara de acuerdo a lo pretendido. Pero como no soy especialmente habilidoso con las manos, he buscado siempre alternativas comerciales que me resultaran atractivas. Alguna de ellas me gustan mucho. E incluso he hecho mis pinitos con procedimientos especiales.

Hace unos meses me enteré del proyecto Thingyfy Pinhole Pro, y me apunté...

Como podéis ver en las imágenes, se trata de un objetivo sin lentes, con un sistema de selección de estenopos con distintos diámetros, que van desde los 0,85 mm a los 0,1 mm, garantizando distintos grados de nitidez en la imagen. Se podía elegir la montura del objetivo; el mío es de montura Pentax K, que me permite usarlo en cámaras tanto digitales como para película tradicional. Con esa montura original, o a través de adaptadores. En la fotografía lo podéis ver montado sobre la Pentax K-S1, modesta cámara digital que compré en un outlet por muy poco dinero y que uso principalmente para macrofotografía con el SMC-A 100/4 Macro de los años 80 del siglo XX.

Alguna fotografía realizadas con esa cámara y el Pinhole Pro, que discutiré un poco más adelante.

El precio del objetivo a través de la campaña de financiación colectiva era barato. Poco más de 40 euros. Pero como viene de China, hay que sumar un 21% de IVA que te cobran en las aduanas más los 15 euros que te sopla FEDEX por los gastos administrativos. Es decir, aproximadamente, un 60% más del precio. Más los gastos de transporte... Haceos a la idea.

Este chisme los fabrica Thingyfy, que es una empresa cuyo interés es convertir en objetos materiales y vendibles ideas o diseños que si no tendrían pocas oportunidades en salir al mercado. La sensación es que poco más o menos se estrenan con este proyecto.

Empezaré a ilustrar el artículo con fotografías realizadas con la Pentax MX y película Fomapan 100.

El objetivo está fabricado en metal, pero tiene unos acabados un tanto toscos. Da la impresión de solidez, pero de terminación mejorable. La rueda de selección de estenopos no tiene las necesidades de precisión de una rueda de diafragmas en un objetivo al uso, pero tiene un bailoteo y una falta de solidez en los ajustes que no te da mucha confianza. Y sinceramente, en el caso de mi ejemplar la apertura de 0,1 mm no va bien. Viene, como es normal, con tapas delantera y trasera, y un filtro tipos Skylight de rosca de 58 mm, necesario para proteger los sensores digitales de la entrada de polvo.

He de decir que en estos, con diafragmas tan pequeñitos, cualquier mota de polvo depositada sobre ellos que pasaría desapercibida en condiciones normales se ve perfectamente nítida, por lo que es necesario hacer una larga y tediosa labor de retoque para obtener una fotografía presentable. Este problema no sucede con la película tradicional. Ya adelanto que recomiendo utilizar estos objetivos con este medio sensible.

Cuando tienes una variedad de estenopos para elegir, tienes que decidir cual consideras el óptimo para tomar las fotografías. Si utilizas uno con un diámetro demasiado amplio, la imagen aparece insuficientemente enfocada, muy poco nítida. Pero si utilizas un diámetro demasiado pequeños, un estenopo demasiado fino, corres el riesgo de que el efecto de la difracción arruine también la nitidez de la imagen. Como el número f, la apertura relativa, se calcula con la focal del objetivo en milímetros dividida por el diámetro del estenopo también en milímetros, había leído que un compromiso adecuado sería no bajar de f/128 y no llegar a f/512. Por ello opté por usar el estenopo de 0,15 mm. La focal del objetivo, es decir, la distancia entre el estenopo y el plano de la superficie sensible es de 50 mm. El estenopo más fino, de 0,10 mm nos daría un número f/500, demasiado próximo a ese f/512, y por lo tanto con poca nitidez por la difracción. Además ya he dicho que mi aparato no funciona bien. El 0,15 mm me ofrece un f/335 aproximadamente.

Con la cámara digital no insistí mucho. Un 50 mm es una focal un poco larga para una estenopeica, donde yo prefiero focales más abiertas, más angulares. En la K-S1 es un tele corto. Y además, el nivel de nitidez que me ofrecía era muy bajo. Hay que tener en cuenta que el comportamiento de los sensores digitales físicamente no es igual que el de la película tradicional. El hecho de que estén formado por celdillas de un determinado tamaño, con una determinada profundidad y unas determinadas características hace que un estenopo determinado no funcione igual sobre un sensor digital que sobre una película tradicional.

Lo cierto es que mis pruebas no me convencieron y decidí que me interesaban más los resultados sobre película.

Con la Fomapan 100 he de reconocer que me líe un poco. En ese fin de semana estaba bastante cansado por ajetreos diversos el viernes y el sábado, y mi cabeza estaba un poco espesa. Fui consciente que tendría que tener en cuenta el fallo en la reciprocidad a la hora de exponer. Y la Fomapan 100  tiene un fallo de reciprocidad muy notable. Los entre 5 y 15 segundos que me pedía el diafragma se tenían que convertir en exposiciones de entre 30 y 60 segundos, creía recordar por lo que había mirado al salir de casa...

Lo cierto es que mientras estaba haciendo las fotos de prueba que os presento me entraron dudas sobre mi memoria y me di cuenta de que la hoja técnica no se expresaba bien y que igual me estaba quedando corto. Por ello, en las últimas fotos que hice aumenté la exposición hasta los 120 segundos. Para compensar el lío que me estaba montando yo solo, decidí revelar en Rodinal 1+100 en revelado desatendido durante una hora a 20 ºC. Lo cierto es que las exposiciones correctas fueron las primeras...

Reconozcámoslo. Ya lo habréis notado en las muestras que os he ido poniendo. Esperaba más nitidez en las imágenes. Una cosa es buscar el aspectos ensoñador y algo pictorialista de la fotografía estenopeica, y otra que las imágenes no lleguen a un nivel de nitidez suficiente. Las fotografías que hago con la Ondu Pinhole Multiformat 6x12 están hechas con un estenopo que da un f/135 y se aprecian bastante más nítidas. Sin contar con el lujo de tener un negativo con una superficie siete veces superior. Con un estenopo que da un f/335 esperaba mayor nitidez. Me he puesto a estudiar un poquito la cuestión.

Lo cierto es que he estado buscando bibliografía que me hablara de la forma de calcular el tamaño del estenopo adecuado para maximizar la nitidez, buscando un compromiso entre la que depende del tamaño del estenopo con la pérdida que se produce por efecto de la difracción. Tras una serie de lecturas y cálculos, he llegado a la conclusión de que quizá hubiera debido usar el estenopo de 0,25 mm. Por lo que tendré que hacer pruebas con el mismo para comparar y comprobar cuál es el resultado.

He de decir que sigo un grupo en Facebook de usuarios de estos chismes y la mayor parte de los resultados que se ofrecen son parecidos a los míos. Cuando dan datos suficientes sobre la toma, efectivamente las imágenes más nítidas parecen estar con el estenopoco de 0,25 mm. Se ven algunas muy nítidas,... que tengo la sensación que corresponde a gente que miente o engaña. Hay mucha gente a la que no le gusta reconocer que se han metido en una aventura que funciona regular. Pero eso es una posibilidad que está ahí cuando te metes en un proyecto así. Haré nuevas pruebas, y ya os contaré.

Recomendaciones semanales - del 29 de octubre al 5 de noviembre de 2017

Los principios de noviembre, de unos años a esta parte, empiezan a ponerme melancólico. No es que el otoño me afecte. De hecho es mi estación preferida. Especialmente por su luz, al menos en la latitud en la que yo vivo. Pero antaño era la época en la que empezaban las celebraciones,... cumpleaños, principalmente, que se prolongaban por tres meses. Pero ha habido ya muchas bajas, nos empieza a faltar mucha gente. Toda una generación. Y ya no es lo mismo. En fin, que esta mañana me está costando ponerme a escribir y ya veremos cuando termino de hacerlo si no quiero quedarme apoltronado en casa todo el domingo.

Tengo unas cuantas recomendaciones. No pocas proceden de las tres exposiciones que he visitado esta semana en mi ciudad, Zaragoza. Pero hay alguna cosa más. Las fotografías acompañantes procede del último carrete de Rollei Superpan 200 Pro que hice ya hace un tiempo, expuesto con filtro Hoya IR72 con la Fujifilm GS645S Wide 60, con el fin de utilizar son la radiación procedente del rojo profundo y el infrarrojo cercano para realizar las fotografías. Tenía un par de carretes más para esta temporada. Uno de formato medio y otro de 35 mm. Pero se me está echando el frío... Mientras haya verde y luz de sol abundante no pasa nada, pero no coincide el tiempo adecuado con mi disponibilidad de tiempo. Hoy que podría hacer algún carrete y hace sol,... sopla mucho viento en Zaragoza... bueno. Ya veremos.

Exposiciones de fotografía en Zaragoza que hemos visto esta semana:

Pasando un tanto desapercibida, en el Museo Pablo Gargallo hay una estupenda exposición de Nadav Kander con fotografías pertenecientes a su serie Bodies. 6 women, 1 man, sobre todo. Estudios sobre el cuerpo humano. Cuerpos realistas, nada de modelos anorexias o despampanantes.

En un tono muy diferente, en la sala de exposiciones Cuarto Espacio de la Diputación Provincial de Zaragoza, encontramos paisajes y reportajes etnográficos de Otto Wunderlich  un alemán que se afincó en Madrid en 1913, y que realizó varios viajes por Aragón. Fotografías de gran calidad que realizó con placas de gran formato, tanto con cámaras portables como de banco, y que se presentan en excelentes ampliaciones modernas con gran detalle. También hay un espacio para copias de época, que siempre se agradecen por el valor histórico y artístico que conllevan. Me compré el catálogo, que está bastante bien.

Y finalmente, algo más cercano, pero de gran calidad también. En el Centro Cívico Esquinas del Psiquiátrico de Zaragoza  ahí al lado donde voy a trabajar todos los días, Cris Aznar nos presentó este viernes, día de la inauguración, una exposición titulada AlterNativa. Muy comprometida socialmente, nos presenta fotografías del sudeste asiático, de los campos de refugiados tibetanos en India, y de las regiones más deprimidas de Senegal, así como de las playas mediterráneas española, donde pone de manifiesto distintas situaciones de injusticia en distintos lugares del mundo. También juega con las ausencias, especialmente en lo que se refiere a su preocupación por la trata de personas, mujeres especialmente. El hecho de que se mezcle lo comprometido de la exposición con la cercanía con la autora a la que veo y aprecio con frecuencia, hacen que sea la exposición que más me ha llegado.

En Magnum Photos apareció esta semana el interesante trabajo del británico David Hurn  fotógrafo basado en Cardiff, la capital de País de Gales. Y es a esta nación, una de las componentes del Reino Unido a la que dedica esta serie de fotografías que abarcan cinco décadas de trabajo, demostrando cómo lo que tenemos más cercano puede ser también uno de nuestros principales motivos de trabajo fotográfico, si sabemos ver y entender lo que vemos.

En su diario, Elizabeth Avedon nos presenta el trabajo de la fotógrafa Lizzie Sadin  que se ha dedicado a documentar la realidad de la esclavitud moderna entre las mujeres, especialmente con la trata en Nepal, donde son a veces los propios familiares o "amigos" de las jóvenes, adolescentes o prácticamente niñas, las que las venden para distintos tipos de explotación: sexual, trabajo forzado, esclavitud doméstica,...

Y vamos ahora con otros fotógrafos contemporáneos que practican una visión intimista del mundo que les rodea.

En la edición digital de Dazed nos han presentado esta semana el trabajo del fotógrafo británico Sam Hiscox  que fija su mirada en el entorno que le rodea. Las personas, los objetos, los árboles, el agua, los lugares,... todos ellos matizados por las variaciones de la luz que reciben en distintos momentos del día, para componer una obra intimista, más destinada a transmitir emociones que información.

Son muchos los fotógrafos que se inspiran en el claroscuro, en la iluminación que reflejaban los pintores del renacimiento y del barroco a la hora de presentar sus trabajos. La escuela flamenca de pintura es una de las fuentes de inspiración más mencionadas cuando se habla del retrato. Pero lo que sorprende es que retratos robados en el metro de Londres puedan tener esa inspiración y esa apariencia. Pero así no los muestran en Lensculture, donde nos han hablado del trabajo de Matt Crabtree  Fotografías realizadas discretamente con el teléfono móvil, y procesadas para obtener esa luz de la que hablábamos. No todas están igual de conseguidas, pero bastantes.

Esta semana me suscribí a la cuenta de Instagram del British Journal of Photography. Todas las publicaciones vinculadas a esta veterana revista, la más antigua sobre fotografía en el mundo ya que se viene publicando desde 1854 nada menos. Estoy suscrito a la edición electrónica de la revista, que hojeo tranquilamente en mi tableta electrónica, y me sorprende hasta que punto una revista tan antigua mantiene sin embargo un contacto firme con la fotografía más contemporánea, lejos de agarrarse a los tradicionalismos de otros medios de antaño, especialmente si viene de un país tan lleno de tradicionalismos como el Reino Unido. En estos días, ha estado publicando fotografías del fotógrafo Colin Pantall (Instagram), especialmente de su trabajo All Quiet on the Home Front, que trata sobre la hija del fotógrafo y su lugar en el paisaje. Muy interesante, y siguiendo los temas intimistas que mencionaba anteriormente.

Finalmente, en la revista Der Greif han perfilado y mostrado el trabajo de una joven fotógrafa nortemericana, todavía en su veintena. Se trata de Rachel Jump, que también vuelve su cámara hacia sí misma y su corta historia personal. En esta ocasión utiliza el blanco y negro para establecer una distancia y sublimar los conflictos familiares con los que ha tenido que lidiar en su vida.

Relatos con fotografías - El flautista de Hamelin y Los músicos de Bremen

Hace casi tres años tuve la oportunidad de leer dos libritos de la que entonces era recién llegada colección Te cuento... de la editorial Alkibla. Me pareció una idea interesante. Combinar relatos cortos, cuentos, que son inspirados por los cuentos tradicionales cuyos títulos comparten, y que son ilustrados por la obra de un fotógrafo. La idea me gustó. Y mi intención era seguir completando la colección. Pero con el tiempo se me olvidó. Es curioso, pero coincidió más o menos con el momento en que me regalaron mi lector de libros electrónicos, que tuvo dos consecuencias, una positiva y otra negativa. La positiva es que estoy leyendo más que antes. La negativa es que he espaciado mucho mis visitas a mi librería favorita. Y eso me hizo olvidarme de la colección de relatos con fotos.

Recientemente visité la librería. Cálamo, en concreto. Y vi que la colección se había ampliado, sumando ya un total de trece títulos. Me llevé dos de ellos. Ambos están ilustrados por las fotografías de Clemente Bernad  que resulta que es el único fotógrafo con el que han contado hasta la fecha para estos libros. Creo que hubiese sido más rico proponer distintos fotógrafos con distintos trabajos y estilos para cada cuento.

Las fotografías que acompañan son lo que van a estos cuentos... paisajes de barrio o suburbanos.

Los libros que he comprado son los volúmenes 8 y 9 de la colección.

El volumen 8 es El flautista de Hamelin. Está escrito por Isaac Rosa. Aunque en este caso, el encantador que arrastra a las gentes no es un misterioso músico capaz de llevarse del pueblo bien a las fétidas ratas, bien a los niños, en función de los cumplimientos o los incumplimientos de las autoridades de la ciudad. El encantador es el político populista, casi siempre xenófobo y liberal, que promete a los habitantes del barrio el oro y el moro... bueno el moro, no. Al "moro" propone eliminarlo. Y estos le votan, y luego las cosas no son como parecían. Cualquier semejanza con la realidad, pura coincidencia... o no.

La fotografías acompañantes alternan los barrios más marginales de pobreza en inmigración en Andalucía con imágenes de la romería del Rocía, con sus curas, sus señoritos a caballo y su compra venta de religiones y de lo que se quiera vender o comprar.

El volumen 9 es Los músicos de Bremen. Está escrito por Manuel Rivas, Inspirado por el popular cuento que transcurre en la hanseática ciudad alemana. Por cierto, que cuando yo era niño, el nombre de la ciudad se solía castellanizar; Brema. En esta ocasión, el músico sufrirá una peculiar peripecia con toques de fantasía y ciencia ficción para llegar a la misma conclusión y moraleja de estar en una sociedad que no agradece y se deshace de quienes le han servido cuando ya no son de utilidad.

La fotografías acompañantes nos muestran la experiencia, que ya dura décadas, de recuperación de un pueblo abandonado de la montaña navarra, bajo criterios de vida comunitaria, autosuficiencia, autogestión y democracia asamblearia.

Como me sucedió hace casi tres años, la idea me parece buena. Y me hago el propósito de ir completando la colección. Aunque reitero mi idea de que las fotografías podían haber procedido de distintos autores.

La flor del azafrán, segundo año - reportaje con Kodak Portra 400

Os mostraba la semana pasada las macrofotografías realizadas en Monreal del Campo hace unos días en el ámbito de la recogida de la flor del azafrán. Es el segundo año en que asistimos a las jornadas que celebran la cultura de este cultivo en esta localidad turolense. Y en este segundo año separé funciones por cámaras. Si como vimos dediqué un equipo digital a la macrofotografía, para las fotografías de entorno y reportaje me llevé mi fiel Pentax MX con dos objetivos. Para uso general, el SMC-M 50/1,7 es un objetivo que tiene ya unos cuantos años, pero que es muy agradable de usar y ofrece muy buenos resultados. Quizá para reportaje tenga una focal un poco larga, pero a cambio su máxima apertura permite separar muy bien los sujetos principales del fondo de la fotografía.

Veamos como se desenvuelve en el paisaje que nos acogió a primera hora de la mañana.

El otro objetivo que me llevé con montura Pentax K es otro de mis favoritos. Se trata del SMC-A 100/4 Macro. Es el que el año pasado me sirvió principalmente para realizar las macrofotografías, aunque este año fuera desplazado a tal fin por el Pana-Leica 45 mm. Pero aún hice alguna fotografía de aproximación con este objetivo y la MX.

No obstante, aparte de llevar un respaldo por si fallaba el equipo micro cuatro-tercios, mi intención era usarlo eventualmente para retratos. Fundamentalmente retratos de situación, con las personas que participaban en la jornada estaban absortas en sus tareas, de forma que la longitud focal me permitiera una posición no intrusiva. Cierto es que el 50 mm, para este fin, permite obtener una mejor idea del ambiente que rodea a la persona.

Veamos a mis compañeros fotógrafos en acción.

Las fotografías que hemos visto hasta aquí representan la primera parte de la jornada. Cuando más nos dedicamos a la macrofotografía. La película que utilicé durante todo el día es la excelente Kodak Portra 400. Si bien es cierto que en las tomas de paisaje carece de la fortaleza y saturación de otras películas negativas en color, para el reportaje con personas es ideal por la fidelidad en la reproducción de los tonos de piel y por la suavidad de los tonos en general.

El siguiente paso del día, después de almorzar algo en el pueblo, fue acompañar a los participantes no fotógrafos de la jornada a la recolecta de la flor del azafrán en un campo cedido por un vecino del pueblo al ayuntamiento de Monreal del Campo para este fin. El final de esta actividad también fue el momento que aprovechamos para realizar algunas fotografías de grupo.

Tras la recogida de las flores, nos dirigimos al patio junto al Museo del Azafrán para realizar las labores de esbrinado, en la que se separan los estigmas del pistilo de la flor, de donde se obtiene el cotizado condimento culinario y pigmento natural.

Este año, en paralelo a esta actividad, se programaron una serie de actividades de carácter artesano o artístico. En especial, la estampa a partir de grabados en metal y, más relacionada con la actividad del día, la obtención de estampas a partir de los pigmentos de la propia flor. En esta última actividad participamos varias personas del grupo de fotógrafos que habíamos acudido.

En esta última fotografía aparezco yo. Lo que quiere decir que, aunque con mi cámara, fue realizada por otra persona. En concreto por la simpática Pili Rubio, siempre dispuesta a colaborar en que todos lo pasemos bien, al mismo tiempo que se toma realmente en serio lo de la fotografía.

Después de estas actividades artesanales, nos introdujimos en el Museo del Azafrán para visitar la exposición de fotografías del concurso realizado el año pasado. Antes de irnos a Calamocha a comer.

Una de las expectativas que llevábamos es que los árboles de hoja caduca del valle del Jiloca estuvieran ya con los colores dorados u ocres del otoño. Y con una luz suave, como la que dominó el día, poder obtener alguna imagen de paisaje otoñal que estuviera bien. Se intentó,... pero el otoño llega un poco retrasado. Y las hojas estaban todavía muy verdes. Pero se intentó.

El último objetivo del día, muy productivo como podéis ver, fue parar antes del ocaso y de vuelta a Zaragoza en los viñedos de Cariñena. También con la esperanza de que hubieran tomado los colores otoñales característicos de la época. Nuevamente nos encontramos con muchos viñedos mucho más verdes de lo que esperábamos para la época. Aún nos encontramos algún racimo en las vides.

En fin, con esto cerramos fotográficamente el viaje. Muy productivo, muy divertido, con muchas ganas de volver en años futuros.